Me encontraba estudiando la especialidad de Psiquiatría, había comenzado el segundo año, y a la vez hacía practicas en un Hospital Público en Buenos Aires.
Había terminado la carrera de Medicina, y por hechos que me habían pasado en la vida, decidí estudiar Psiquiatría. Siempre fui muy curiosa con la mente humana, que provoca a una persona actuar de una manera, u otra.
Esta experiencia sucedió en el mes de marzo del pasado 2018.
Había estado de guardia por 36 horas, me había levantado de una pequeña siesta de uno de los consultorios que estaba en mantenimiento, y vi a 3 enfermeras en la cocina, hablando y riéndose de algo.
Me acerqué a servirme café y Romina, una de las enfermeras, me dice, ya pudiste verlo al de la 301.
Le respondí que no, que tengo asignado el segundo piso solamente.
No sabes lo que te perdes me dijo una de las enfermeras. Trajeron a un Policía, que tuvo un accidente en un tiroteo, y tiene un miembro gigante, ya lo vimos todas.
Me reí para seguirles la corriente, tire algún comentario, bebí rápidamente mi café y me despedí.
Fui al vestuario, me saqué la ropa de trabajo, me vestí de civil, y me fui a mi departamento a dormir y estudiar, mas estudio que descanso.
Lo días no me parecían reales, me sentía en un estado sueño constante. Hacía mas de 3 años que mi vida era así, estudio, trabajo, dormir. No tenía vida social, familiar o sexual. Vivía para la Medicina.
Mido 1.60 metros, 47 kilos, ojos miel, que resaltaban mas por mi cara tan delgada y piel blanca. Pelo no tan largo negro, mis pechos normales, muy buena cola, siempre me la elogiaban y se me marcaba muy bien con el pantalón que usaba en el hospital de color blanco que transparentaba bastante al ser una tela finita, quien miraba sabía si usaba tanga y de que color. Al principio usaba tangas de color natural o blancas, para que no resalte debajo del pantalón, pero con el tiempo ya no me importa si me miraban, usaba lo que encontraba y listo. Es una ventaja de estar agotada, no me importaba nada de lo que pasaba a mi alrededor.
El día fue uno mas, salvo que cada vez que me encontraba con una enfermera, o médica, salía el comentario del paciente de la 301.
Me llamó la atención, que personas que trabajan todo el tiempo con hombres desnudos y han visto de todos los tamaños y formas les provoque esa reacción tan infantil.
Estaba aburrida, y no podía dormir. Decidí hacer algo distinto e ir al piso 3ro. donde se encontraba el famoso paciente.
La habitación se encontraba al final del pasillo hacia la izquierda saliendo del ascensor.
Fui caminando con mucha vergüenza, esperando no encontrarme a ninguno de mis compañeros, porque sería obvio que estaba haciendo allí. Por suerte no me crucé a nadie y atravesé mas de 40 habitaciones en el camino y solo conté a 7 pacientes.
La puerta estaba entre abierta, se veía una luz, que cambiaba de color, era la televisión prendida. Entre con mucho cuidado y me acerqué a la cama, me quedé a unos 3 metros. Observé a ese hombre descansando. Estaba boca arriba. Era una persona alta, de casi 1.98 morocho, una espalda amplia, se lo veía extremadamente masculino. Me sonrojé de solo verlo. Miré hacia su cintura y vi un bulto importante, que se marcaba perfectamente, debajo de la sabana, era hipnótico, me quedé mirándolo, perdiendo la noción del tiempo.
Me sentía acalorada, mis orejas las sentía arder, empecé a sentirme muy excitada, hacía tiempo que no experimentaba nada así.
Metí mi mano por debajo del pantalón y tanga y comencé a tocarme, ya la tenía mojada, empecé a acariciarme con mano derecha, me mordía los labios, estaba desconectada de todo hasta que escuché un “Hola”, entré en pánico y giré rápidamente hacia atrás esperando ver a alguien en la puerta, pero no había nadie. Volvió a decir “Hola” y no quería mirar hacia la cama, pensé en huir, tal vez no me vio la cara y podía escapar, pero estaba en un estado en que no sabía si me iban a acompañar mis piernas.
Giré hacia el paciente. Me estaba mirando con cara divertida, como si estuviese disfrutando la situación. Lo saludé tímidamente, apenas me salió la voz.
No quería interrumpirte pero me pareció egoísta que disfrutes sola, y levantó una de sus manos que estaba semi vendada la mitad del otro brazo lo había perdido en el tiroteo.
No podría explicar la vergüenza que sentí en ese momento. Me faltaba el oxígeno, me costaba respirar, mi cara estaba por explotar, sentía sudor por todo mi cuerpo.
Me preguntó si estaba bien. Le contesté que si. Pensé en inventar una excusa para decirle que hacía ahí pero no tenía sentido, tenía aún mi mano debajo de la tanga. La saqué rápidamente y le pedí disculpas, que solo pasaba por ahí y tenía curiosidad por lo que decían mis compañeras.
Se río y me dijo que me relaje, me ofreció sentarme junto a el. Acepté y me desplomé sobre la silla. Me tapé con mis 2 manos la cara y no quería que me vea, me sentía muy avergonzada.
Me llamo Nicolas, soy policía, y me encontraba en una persecución con mi patrullero que termino en un enfrentamiento directo con una banda y recibí varios impactos de bala. Me dijo en un tono agradable, haciéndome sentir mejor, dándome entender que no le dio importancia mi comportamiento.
Soy Micaela, soy médica, me estoy especializando en Psiquiatría, y trabajo en el segundo piso.
Un gusto Micaela, pasaron muchas mujeres a verme pero ninguna tan hermosa. Me dijo.
Me sonrojé nuevamente. Solo asentí, como tonta.
Por lo que se no, solo vine por curiosidad y por falta de vida sexual hice la estupidez que observaste.
Comenzó a reírse con ganas, le pareció realmente gracioso mi comentario. Y ayudo a que me relaje.
No se si fue el cansancio, el estrés de la situación, pero entre en un estado de relajación absoluta y empecé a abrirme con el.
Llevo una vida muy aburrida, es solo trabajo y estudio, para que te des una idea no tengo relaciones hace mas de 3 años y solo tuve un novio en mi vida, demasiado aburrimiento me llevó a hacer esa estupidez por la cual perdí toda dignidad.
Me encanto que vinieras, hacía mucho tiempo que no veía a alguien tan hermosa. Contame te masturbas por lo menos? Preguntó.
Me tomo por sorpresa la pregunta pero lo tome tranquila.
Si, cada tanto, pero me cuesta mucho acabar, empiezo a tocarme y muy pocas veces puedo terminar el acto, termino abandonando por el cansancio, ando con poca imaginación. Aunque a veces me levanto con mi ropa interior toda mojada, al menos en mis sueños me descargo, le dije.
Mica me encantaría darte placer, y obviamente disfrutarte, si no te molesta y perdona si te falte el respeto, me dijo.
Ni lo pensé, solo conteste: ” Me encantaría”.
Me saqué las zapatillas, me bajé el pantalón, desabroché la camisa. Esa noche llevaba ropa interior roja. Primero desabroché el corpiño y lo tire al piso y por último me bajé la tanga y quede completamente desnuda, solo tenía unas medias cortas de color blancas y me dijo queres que te saque una foto con tu celular y después me la mandas? con mucha vergüenza le dije que si tapándome la cara.
Me miro por un buen rato de arriba a abajo, me dijo lo perfecta que era y me pidió que me suba a cama. Ponete en 4 sobre mi cara.
Lo hice, con mi manos me agarré del respaldo de la cama, puse mis pies al costado de su cabeza, y mi vagina sobre su cara.
Solo cerré los ojos y me dejé llevar.
Comenzó a pasar su nariz por mi tajo, sentía como su nariz subía y bajaba entre mis labios vaginales. Luego con su lengua, hizo los mismo movimientos, subiendo y bajando, era una lengua bien larga y carnosa, se sentía increíble entre mis labios. Sentía como me mojaba y se tragaba todos mis jugos vaginales, había pasado tanto tiempo que había estado con un hombre, estaba a punto de acabar pero me contuve, quería seguir disfrutando.
Luego su lengua buscó mi orificio, empezó con movimientos circulares, para luego empezar a penetrarme con su lengua, empecé a gemir, me había olvidado que estaba en un hospital, o no me importaba solo deseaba disfrutar ese momento. Dejo de penetrarme con la lengua para empezar a lamer toda mi concha, que era rosadita, y sin pelos, la tenía completamente depilada. Me la devoraba con su boca. Ya mis gemidos eran gritos de placer. Su lengua jugaba con mi clítoris, luego me lamia mis labios y volvía a penetrarme mi orificio vaginal, y lo volvía a repetir, lo hizo varias veces, con desesperación como si fuese un animal muerto de sed.
No aguantaba mas, con mis muslos apreté su cabeza con mucha fuerza y estallé. Di un grito de desahogo y acabe sobre su boca. Mi cuerpo se desplomó, de no estar arrodillada sobre la cama y agarrada del respaldo de la cama, me hubiese desplomado. Se bebió todos mis jugos, hasta dejarme completamente seca.
Salí de la cama, y pude ver de reojo, su miembro completamente erecto, era algo anormal. Medía cerca de 24 o 25 cm, muy gordo, que no podría cerrar mi mano si lo agarraba, una cabeza mas grande que su tronco, y venas que recorrían todo su miembro.
También pude ver la gravedad de las heridas de escopeta que tenia en el abdomen y le dije, menos mal que los impactos no fueron 3 o 4 cm mas abajo, me pregunto con voz grave y excitado, por que reina? y le dije, bueno habría sido una gran perdida, es muy grande tu miembro me da un poco de miedo.
Me acomodé en la posición 69 y comencé a masturbarlo. Al principio solo usaba una mano, pero luego usé mis 2 manos y lo masturbé con mucha fuerza. Seguí masturbándolo con mi mano derecha y empecé a lamerle su cabeza, traté de me metérmela en la boca, pero no había forma que entre, solo le chupé la punta de su cabeza mientras mi mano seguía masturbándolo. El gemía, y me encantaba darle placer después de lo que había hecho por mi. Con la punta de mi lengua recorrí todo su miembro, le pasaba la lengua por todos lados.
Salí de la posición 69, y me puse entre sus piernas, agarré con mis manos su huevos enormes y empecé a acariciarlos y apretarlos fuertemente, se los amasaba, y el volaba de placer. Luego empecé a chuparle los huevos, a acariciarlos con mi lengua, recorrí con toda mi lengua su pene. Finalmente me arrodille, poniendo mis rodillas en cada lado de su cadera, agarré con mi mano derecha su miembro que estaba a punto de explotar, sus venas estaban dilatadas al máximo y comencé a acariciar mi vagina con la cabeza de su pene, trataba de meterlo entre mis labios, pero era demasiado estrecha para ese tamaño, la seguí frotando, hasta que acabé por segunda vez. Nicolas aguanto hasta que me vine y a los segundos eyaculó completamente, sobre mi vagina, estomago, y parte del chorro llegó hasta mi mentón, era un cantidad increíble de leche.
Me tome unos segundos, me levante y ya parada sobre el piso le lamí toda la leche que tenía sobre su cuerpo, le lamí su miembro, huevos, piernas, abdomen, fue increíble la cantidad de semen que largó. No podía creer lo puta que había sido, no me imaginaba tragando leche de esa forma.
Tome una toalla, la humedecí, y lo limpie lo mejor que pude. No me limpié. Me vestí, y le di un beso en sus labios, gracias, lo necesitaba le dije.
Yo te agradezco preciosa. Voy a dormir como un bebé y se rió. Te voy a volver a ver me pregunto.
Le sonreí y me fui.
Por dentro pensaba, en que me encantaría volver a verlo, pero a la vez sabía que esa experiencia tan perfecta, tan espontanea, sería imposible de repetir y no quería que se vuelva sexo monótono. Quería recordar esa noche como única.
Terminé mi guardia, unas cuantas horas después. Fui al vestidor, me sentía muy sucia, estaba pegoteada, por varias partes de mi cuerpo. Me cambié y fui a mi casa.
Abrí la ducha, entré a bañarme y comencé a masturbarme parada pensando en ese policia. Y esta vez pude acabar sin problemas.
8 comentarios - Enfermera teniendo sexo con un policia del hospital
Buen post, van diez puntos.