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que crucero caliente

Al subir al barco noté que era tan inmenso, como una ciudad que flotaba en el mar, tenía restaurantes, gimnasio, sala de eventos, piscinas, spa, restaurantes, entre muchas otras cosas más, había personas de diferentes nacionalidades, las habitaciones eran cómodas, si bien no estábamos en una suite de lujo, la habitación disponía de todas las comodidades que se necesitaban. Mi marido se volvió loco comiendo platillos que nunca había probado, por mi parte yo fui más cauta y comí en forma ligera, después de desayunar teníamos planeado ir a la piscina más grande del crucero, sin embargo mi marido algo le cayó mal y me dijo que se sentía indispuesto para ir, le dije que me quedaría acompañándolo pero él me dijo que podía salir a nadar, que él no iba a ser la causa de que yo no disfrutara del viaje.
Salía a la piscina, no sin antes titubear si cambiarme el traje de baño ya que traía un bikini pequeño en color negro que dejaba ver mi culo en forma prominente, así como la parte del sujetador si acaso tapaba los pezones de mis abultados senos, estaba para matar a cualquiera, vestida para mi marido pero que por mala fortuna de él no podía deleitarse viéndome. La piscina estaba un tanto distante de la habitación, sabía que mi marido iba a descansar hasta sentirse mejor del estómago, por ende me dije: “este crucero me costó sacrificio también, así que lo disfrutaré”, noté que al caminar hacia la piscina recibía miradas lascivas de los hombres que estaban en los alrededores, algunos de ellos my guapos, sobre todo un rubio holandés de hermosos ojos verdes, alto y varonil, como de unos 28 años aproximadamente, las miradas lejos de causarme vergüenza me daban felicidad, ya que una mujer casi llegando a los cuarenta no suele ser admirada a menos de que se vea bien y yo sabía que mi cuerpo es lo mejor que tengo.
Caminé lentamente contoneando mis nalgas y me quité el aparejo de mi cintura, mostrando mi culo en su gran inmensidad, cosa que volvió loco a más de uno, sin embargo, ninguno se me acercaba, yo me sentía como una presa de buitres pero disfrutaba esa sensación, me recosté sobre una silla cerca de la piscina y me empecé a poner bloqueador solar, el holandés no paraba de mirarme cada vez que me ponía el bloqueador, quizás por su mente deseaba comerse semejante mujerón, así que se acercó a mí y me saludó: , le respondí que no hablaba muy bien el inglés sino español y sorprendentemente empezó a decirme lo mismo pero en un español decente, asombrada le pregunté dónde lo había aprendido y me dijo que en México, pues practicaba el surf en las playas de Acapulco.
Tomó el bloqueador solar y se ofreció a ayudarme, lo cual con agrado acepté, tenía buenas manos, como de masajista profesional, me las pasaba fuerte, sintiendo sus manos varoniles exitándome, él lo notó y se atrevió a meterlas entre mis muslos, sin llegar a tocar mi zona vaginal para evitar cualquier insulto de mi parte, sentía como si me masturbara con sus dedos, noté que su miembro por dentro de su pantaloneta estaba que quería reventar, lo cual me agradó, no aguanté tanta sobadera y lancé un gemido leve, lo cual a él le encantó: “está disfrutando de mis manos hermosa dama?”, yo le respondí que si, en ese momento me llama mi marido por teléfono preguntándome si la estaba pasando bien, yo le dije: “si papi, la estoy pasando súper bien, ojalá me vieras”, enseguida me preguntó: “¿Ah sí amor?, ¿Qué haces?”, le dije: “Estoy poniéndome el bloqueador solar”, , cerré el teléfono dándole un beso de despedida a mi marido.
El holandés tomando valor me dijo: “Lástima que estés casada, me hubiera gustado invitarte a mi habitación para seguirte dando masaje”, yo me reí y le dije tras un breve silencio: “papi, yo hago lo que me da la gana, no te preocupes”, ya sabiendo eso, el joven sabía que su deseo estaba por cumplirse, me levanté y le dije: “llévame a tu habitación que deseo un masaje más privado”, recogí mis cosas y lo acompañe a su dormitorio, una habitación similar a la mía pero lejana de ella, enseguida me abrazó y haló hacia él, dándome un rico beso intenso, yo le correspondí metiéndole incluso la lengua en su boca, ya él se imaginaba el tipo de mujer que era yo, así que se quitó la ropa enseguida, mostrándome un pene de buen tamaño, duro y firme como me encantan, yo imité sus pasos mostrándole mis tetas, las cuales empezó a chupar como un bebe hambriento, mis gemidos no tardaron en aparecer con cada caricia, me fui a la cama quitándome vulgarmente la parte que me quedaba del bikini, le movía mis nalgas mientras lo miraba con deseo sacando mi lengua, acto seguido me puso en 4 y comenzó a mamarme la concha con gran habilidad, mis labios vaginales se inchaban y mojaban, de un mueble al lado de la cama sacó una tira de condones, al parecer él era muy promiscuo y yo era su nueva víctima, se puso el condón, y yo le abrí mis piernas a total disposición, entró en mi de un solo envión, disfrutando su verga al completo, mientras me embestía me besaba con deseo al igual que yo a él, estaba comiéndome un hermoso apendejo  más joven que yo, todo un semental europeo, cambiamos la pose y empecé a cabalgarlo como sólo yo sé hacerlo, el ruido de mi cabalgata así como de nuestros gemidos se escuchaba en toda la habitación.
A pesar de mi meneo, no se venía, cosa que me alegraba, me cargó y llevó al baño, encima del inodoro continué mi cabalgata mientras me chupaba mis tetas, cambiamos de puesto y me senté, poniendo su verga caliente entre mis tetas, yo ya sabía lo que quería así que le hice una paja rusa entre mis senos, se la escupí varias veces para que se deslizara fácilmente, su miembro se perdía entre mis senos y entraba a mi boca, le quité el condón y empecé a mamarla como debe ser, su verga sabía riquísima, le dije:
Yo: ¿Deseas darme por el culo?
Holandés: Siii, dame ese placer.
Yo: Ven, lámeme el culo, escupe en él y entiérrame tu verga sin condón, quiero tu leche adentro.
Holandés: Claro perra, dame ese culo grande y apetitoso.
Puse mis manos sobre una barra de colgar toallas para sujetarme y él procedió a lamerme mi culo, echándome saliva para lubricar, luego hundió su verga poco a poco dentro de mi orificio anal, cuando la tenía toda adentro empezó a culearme lentamente, yo de lo arrecha que estaba le dije que me la clavara más fuerte:
Yo: Culéame duro papi, no temas que mi culo ya está acostumbrado a ser abierto.
Holandés: Qué puta eres, pobre de tu marido cornudo ja ja
Yo: ja ja nadie lo manda dejarme sola,.
Sin contemplaciones su verga empezó a moverse de adentro hacia afuera con fuerza, me la clavaba como si fuera por mi vagina, ríos de sudor pasaban de su cuerpo a mi espalda, ese olor junto con el olor a sexo impregnaban la habitación.
Yo: Ahh ayy si dame, dame más,
.
 el holandés me pregunta si quería leche y rauda y veloz le dije: “con gusto papi, quiero probar la leche holandesa”.
Empecé a mamársela para disfrutar de su semen el cual no demoró en salir a chorros, no dejé caer ni una gota, ese cabrón me tenía reventada pero de gusto, luego que lo ordené me fui a limpiar al baño y me vestí, me preguntó si podíamos seguirnos viendo y le dije: “claro papi, ya sé dónde buscarte”, me pidió mi teléfono pero le dije que no porque mi marido podía sospechar, así que quedó confiando en mi palabra.
Regresé feliz a la habitación, mi marido como siempre, no sospechó nada, al entrar dormía plácidamente, mientras yo recordaba mi travesura que hice, no tenía remordimientos, ya eso lo perdí hace mucho

que crucero caliente

3 comentarios - que crucero caliente

tatianagraniz
exelente relato marce, sos tremendaaa jejejeje... y como es la leche holandesa??heeee?????.... jejeje seguro q en ese crucero hubo muchas aventuras mas noo??? van 10.. besisss😘😘
marceyalecasados
fue deliciosa , la pase genial
Horailna85
Putona y divertida... van puntossss
mca19000
Lindo relato. Así que querías que te llenara la colita de leche!? Picarona!