Maldita distancia.
Se han acortado las distancias, se eliminó el concepto de lejos, de inalcanzable, de perdido y olvido. Todos conectados, informados, comunicados. Todo tarda un segundo o menos y todos nos sentimos más cerca. ¿Todos nos sentimos más cerca? Quizás,pero en el momento importante, en el momento en donde nuestros cuerpos más piden la cercanía solo nos sentimos lejos, inalcanzables. Y son nuestros sexos los que nos lo hacen saber.
A ellos la distancia les dolía, les generaba desesperación. En sus cabezas probaron el cuerpo del otro muchas veces, se habían tocado y masajeado, habían compartido mimos y fuertes apretadas de nalgas, pezones y de órganos sexuales. En sus cabezas la distancia era cero, en sus mentes, en sus fantasías, estaban tan cerca que eran uno solo, dos personas hechas una en la penetración dura y fuerte. Ellos ya habían consumado, ella había sido penetrada amorosamente, él había sido amado dentro de la boca de ella, ambos habían estimulado los genitales del otro con lengua y labios.
Los mensajes a los celulares se contaban por decenas en pocos minutos, en sus largas charlas nocturnas ya había agotado todas las fantasías y morbos de los que hablar, se habían confesado y estimulado, se habían sincerado sobre los pequeños y grandes temas de la vida,conocían lo que los motivaba, lo que los hacia seres sexuales, necesitados de placer constante. Ella se abrió con la confesión de necesitar siempre un hombre que le digiera que hacer y cómo. El mostro todas sus cartas y no se avergonzó al definirse como un hombre con necesidades de niño, de querer el afecto y placer de una buena mujer todo el tiempo. Ambos conocieron el cuerpo del otro,las fantasías crecieron, al igual que el deseo. En palabras se besaban, en palabras el pene de él rozaba la ropa interior de ella, en letras se escribieron como se tocarían, miles de letras para describir como llegarían al primer orgasmo, el primero, no el mejor pero si el que marcaría el camino.
Y lo tuvieron, un largo orgasmo cada uno,mientras unas manos apretaban un duro pene y unos finos dedos movían rápidamente los labios que custodiaban el máximo objeto del placer. La masturbación era el atajo falso para acortar esa distancia. Era su engaño,había descarga pero no la que buscaban, no la que querían.
En los mensajes hay palabra, pero no voz, no existe el susurro o el grito, nunca un mensaje podrá llevar a través de los kilómetros que los separan los aromas del sexo, los olores de los cuerpos.Nunca sentirán el salado ardor del sudor del otro en sus labios, una expresión de pocas letras repetidas nunca serán lo mismo que sentir el cuerpo del otro retorciéndose por el colapso que genera dejar de retrasar al momento de descarga, el orgasmo, la “acabada”.
La piel, eso era lo que más les dolía no conocer por la distancia. El sentir la piel, su calor y humedad, su frio e imperfecciones, el sabor y la temperatura, como la piel cambiaba su dureza durante la penetración, como la piel de los cachetes se hacía elástica durante el sexo oral.
Sensibilidad, olores, gemidos, respiraciones, tacto, la necesidad de sentir al otro dentro de uno, juntos, muy juntos, extremadamente juntos, unidos por las caderas y el sexo. Eso era lo que se perdía por la maldita distancia.
¿Cuándo es mucha la distancia? ¿Cuándo se vuelve excesiva? Siempre lo es, si el deseo por estar con el otro va creciendo,los deseos sexuales comienzan a dominar las charlas y no se concretan, la distancia se agranda y los metros se hacen kilómetros y los tramos se duplican.
La distancia puede llegara matar el orgasmo pero aumenta y estimula el deseo. La distancia es maldita para los amantes y combustible para los que fantasean.
El mayor enemigo de la maldita distancia son las almas sexuales, calientes y deseosas que encuentran en las palabras y la masturbación mutua y en simultáneo la forma de estar juntos. Las manos de uno se convierten en las del otro, como por arte de magia se abren los portales, y es ella la que lo toca a él, y el quien estimula a ella.
Maldita distancia,nosotros los deseosos te combatimos, con paja, con palabras y fantasías.
Se han acortado las distancias, se eliminó el concepto de lejos, de inalcanzable, de perdido y olvido. Todos conectados, informados, comunicados. Todo tarda un segundo o menos y todos nos sentimos más cerca. ¿Todos nos sentimos más cerca? Quizás,pero en el momento importante, en el momento en donde nuestros cuerpos más piden la cercanía solo nos sentimos lejos, inalcanzables. Y son nuestros sexos los que nos lo hacen saber.
A ellos la distancia les dolía, les generaba desesperación. En sus cabezas probaron el cuerpo del otro muchas veces, se habían tocado y masajeado, habían compartido mimos y fuertes apretadas de nalgas, pezones y de órganos sexuales. En sus cabezas la distancia era cero, en sus mentes, en sus fantasías, estaban tan cerca que eran uno solo, dos personas hechas una en la penetración dura y fuerte. Ellos ya habían consumado, ella había sido penetrada amorosamente, él había sido amado dentro de la boca de ella, ambos habían estimulado los genitales del otro con lengua y labios.
Los mensajes a los celulares se contaban por decenas en pocos minutos, en sus largas charlas nocturnas ya había agotado todas las fantasías y morbos de los que hablar, se habían confesado y estimulado, se habían sincerado sobre los pequeños y grandes temas de la vida,conocían lo que los motivaba, lo que los hacia seres sexuales, necesitados de placer constante. Ella se abrió con la confesión de necesitar siempre un hombre que le digiera que hacer y cómo. El mostro todas sus cartas y no se avergonzó al definirse como un hombre con necesidades de niño, de querer el afecto y placer de una buena mujer todo el tiempo. Ambos conocieron el cuerpo del otro,las fantasías crecieron, al igual que el deseo. En palabras se besaban, en palabras el pene de él rozaba la ropa interior de ella, en letras se escribieron como se tocarían, miles de letras para describir como llegarían al primer orgasmo, el primero, no el mejor pero si el que marcaría el camino.
Y lo tuvieron, un largo orgasmo cada uno,mientras unas manos apretaban un duro pene y unos finos dedos movían rápidamente los labios que custodiaban el máximo objeto del placer. La masturbación era el atajo falso para acortar esa distancia. Era su engaño,había descarga pero no la que buscaban, no la que querían.
En los mensajes hay palabra, pero no voz, no existe el susurro o el grito, nunca un mensaje podrá llevar a través de los kilómetros que los separan los aromas del sexo, los olores de los cuerpos.Nunca sentirán el salado ardor del sudor del otro en sus labios, una expresión de pocas letras repetidas nunca serán lo mismo que sentir el cuerpo del otro retorciéndose por el colapso que genera dejar de retrasar al momento de descarga, el orgasmo, la “acabada”.
La piel, eso era lo que más les dolía no conocer por la distancia. El sentir la piel, su calor y humedad, su frio e imperfecciones, el sabor y la temperatura, como la piel cambiaba su dureza durante la penetración, como la piel de los cachetes se hacía elástica durante el sexo oral.
Sensibilidad, olores, gemidos, respiraciones, tacto, la necesidad de sentir al otro dentro de uno, juntos, muy juntos, extremadamente juntos, unidos por las caderas y el sexo. Eso era lo que se perdía por la maldita distancia.
¿Cuándo es mucha la distancia? ¿Cuándo se vuelve excesiva? Siempre lo es, si el deseo por estar con el otro va creciendo,los deseos sexuales comienzan a dominar las charlas y no se concretan, la distancia se agranda y los metros se hacen kilómetros y los tramos se duplican.
La distancia puede llegara matar el orgasmo pero aumenta y estimula el deseo. La distancia es maldita para los amantes y combustible para los que fantasean.
El mayor enemigo de la maldita distancia son las almas sexuales, calientes y deseosas que encuentran en las palabras y la masturbación mutua y en simultáneo la forma de estar juntos. Las manos de uno se convierten en las del otro, como por arte de magia se abren los portales, y es ella la que lo toca a él, y el quien estimula a ella.
Maldita distancia,nosotros los deseosos te combatimos, con paja, con palabras y fantasías.
13 comentarios - Relato: Maldita Distancia
Las fantasías nunca se agotan. Solo es cuestión de cruzarse con quien las alimente o cree nuevas..
muchas gracias dulce señorita por pasar y comentar, me alegro mucho que le gustara tanto
saludos
gracias por pasar y comentar.
MAGNÍFICO AMIGO👌👌👌👌👍👍, MUCHÍSIMAS GRACIAS, SALUDOS👍👍😃😃
gracias por pasar y comentar
saludos
se agradece mucho siempre
se agradece mucho siempre
muchas gracias por el apoyo al post tambien
Bendita cuarentena, acábate ya!
Muy buenas palabras las que escribes aquí 😉
Gracias por pasar y comentar
Espero que te sigan gustando y espero mas criticas