Saludos a todos los poringueros y poringueras. Les voy a relatar lo que sucedió hace algún tiempo. Comencé una relación con una chica a la que llamaremos Sandra. Dicha relación duró un par de meses y cada quien tomó su camino. Sandra es una chica muy bella, de 1.60m de altura , 29 años, piel canela, tetas de buen tamaño, delgada, piernas torneadas, vagina depilada y durita, pero escasa de nalgas. Después de terminar con Sandra, abrí una cuenta en Tinder y conocí a varias chicas, pero no les di importancia, hasta que conocí a Adriana. Adriana es una mujer de 1.74m de estatura, 30 años, piel blanca, cabello negro largo y lacio que cae primoroso como el telón de un teatro; bella, con rasgos más españoles que mestizos; con unas tetas que sobresalen como la cumbre de unas montañas, que te invitan a degustar de sus néctares; unas caderas deliciosas, que se contonean como recordando su esencia latina; y unas nalgas...unas nalgas del tamaño de Brasil. Comencé a salir con Adriana y la noté muy interesada en mi, atenta, cariñosa, risueña. Así seguimos saliendo, hasta que un día quise besarla y ella se negó, me dijo que era muy precipitado, que debíamos conocernos más, y tuve que aceptar. El intento de relación se fue enfriando, más por mi que por ella, ya que yo notaba que ella tenía cierto grado de celos, pero en Facebook daba unas indirectas muy directas, me escribía por Whatsapp, mientras yo divagaba en mis pensamientos. Hasta que un día, Sandra me habló y me citó, me dijo que lo intentáramos nuevamente, a lo que yo accedí. Sandra y yo fuimos novios por un año, tiempo en el que ocasionalmente cruzaba algunas líneas con Adriana. Después de terminar con Sandra, Adriana me pidió que fuera su acompañante en la boda de una prima suya, lo cual acepté. Pasé por ella y salió radiante, hermosa, con un vestido rojo que marcaba su figura de MILF, y por razones obvias me puse muy caliente, pero me controlé. Llegamos al evento y nos sentamos junto a sus padres, que solo me conocían como un amigo de ella, pero sus tíos, primos y amigos, me saludaban con cierta reserva, pero no le di importancia. Una semana déspués, invité a Adriana a un departamento que mis padres tienen, para sacar unas cosas, y ahí la besé. Nos besamos por un tiempo largo, la pija se me puso redura. Yo me había decidido a pedirle que fuera mi novia, y lo iba a hacer en un campo que está cerca de su casa. Llegamos por la noche a ese campo, y ella portaba unos jeans apretados, de los que sus carnes deliciosas querían brincar y daban la impresión de que pedían mis caricias. Se abrió el jean y lo comenzó a descender, cuando vi que traía una braga roja, de encaje; sería tan dichosa y a la vez torturadora mi sorpresa, cuando me percaté de que lo que había bajo aquella sexy braga era una verga, de tamaño normal, depilada. Adriana tomó mi mano, la pasó por encima de la verga entangada, se le puso bien dura igual que a mi; cuando quitó la braga, se sintió un aroma divino a perfume de mujer, ya que se había perfumado la verga, y yo ya no podía más. Me dijo "¿te gusta?", y yo en shock, y me siguió diciendo "Todo esto iba a ser tuyo, bebé. Yo estaba enamorada de ti, pero elegiste a tu ex". Yo no sabía qué responder, mi temperatura estaba a 1000, y ella prosiguió "Me di cuenta de que te gustan las trans desde que te conocí, te descubrí cuando no le quitabas la mirada a las dos travestis que nos encontramos en el centro comercial. Desde niño quise ser mujer y mis padres me apoyaron. Tu castigo será ser solo mi amigo, bebé". Nada pude responder, y después de dejarla en su casa, fui a la mía y me eché a llorar, de coraje conmigo mismo, me iba a perder a aquella princesa que resultó ser hombre.
3 comentarios - Lo que me pasó con Adriana.