Pararse e ir al baño en silencio
Me paré y me di vuelta rápidamente con la intención de ir al baño a que Paula me hiciera lo que sin dudas iba a ser un pete excelente. Di un paso corriendo la silla pero alguien me agarró del brazo y cuando me di vuelta era Luciana. “¿A dónde vas?” me preguntó y enseguida le dije que iba al baño pensando en una respuesta completamente común. Ella decidió acompañarme y caminamos juntos por el pasillo que conducía hasta allí. Aprovechó para decirme lo feliz que estaba de verme ahí y lo mucho que me quería, no sin antes darme un beso en el cachete. Cuando llegamos hasta la puerta del baño ella me empujó al de hombres y después se dio media vuelta y se metió en el otro.
Me lavé la cara, me sequé las manos y me quedé esperando en la puerta mirando hacia el baño de damas esperando a que Luciana saliera, pero pasaron varios minutos. Cuando lo hizo se percató de que yo estaba observando y me agarró de la mano para volver a la mesa. Miré para atrás y pude ver como la cabellera roja de Paula se asomaba y me veía a mi yéndome con mi compañera de trabajo.
Llegamos a la mesa y me senté nuevamente en mi lugar y Luciana se sentó en frente mío, donde antes estaba su amiga. Nuestras dos compañeras del trabajo la saludaron y se fueron casi al instante dejándonos a nosotros en la punta de la mesa cuando segundos más tarde vino una pareja y se separó la mesa que sobraba. Paula volvió del baño unos segundos después y pasó por delante de mí para lanzarme una mirada de odio y después ir a sentarse en la otra punta, con sus otras amigas. Yo la miré tratando de pedirle disculpas con los ojos, pero ella ya no me prestaba atención.
- ¿Sabías que él es el más lindo de la oficina?- Le dijo de pronto Luciana a Belén que había cambiado de frente y ahora nos observaba a nosotros. La chica que estaba en frente suyo miraba hacia el otro lado y casi que le daba la espalda. Era una conversación de a tres.
- Sabía.- Le respondió Belén.- Me lo dijiste un montón de veces.- Recalcó haciendo énfasis.
- ¿Asique le hablaste a tu amiga de lo lindo que soy?- Le pregunté yo interesándome de pronto en la conversación.
- No le mentí. Y eso que hay otros chicos lindos como Nicolás.- Dijo Luciana recordando uno de nuestros compañeros más jóvenes que había entrado casi al mismo tiempo que ella y por quien todas las chicas se babeaban debido a su cuerpo trabajado y sus ojos verdes.- Pero Nicolás tiene pinta de coger mal.
Eso me generó algo en el cerebro que hizo que mi cabeza trabajara a mil. Enseguida le devolví una sonrisa pero en el fondo sabía que era una insinuación bastante directa. Luciana acababa de decir que Nicolás le parecía más lindo que yo pero que el problema con él no era su belleza sino que estaba segura que él cogía mal, hasta ahí nada raro. El problema es que lo estaba comparando conmigo, por lo que debía de pensar que yo cogía bien. Sin embargo Belén fue más rápida:
- Habrá que coger con él para ver si es así.- Le dijo a Luciana refiriéndose a Nicolás. Las dos empezaron a reír.
- No.- Le dijo mi compañera de trabajo.- Prefiero no perder tiempo y coger con alguien más.- Acto seguido me miró a los ojos. Era una insinuación muy directa. Luciana quería cogerme.
Mi pierna vibró y enseguida saqué el celular. Luciana y Belén empezaron a hablar de algo entre ellas mientras que yo miré el teléfono. Florencia me había hecho una llamada perdida y era para que viera sus mensajes. Unas cuantas fotos más de ella desnuda y tocándose me habían llegado y al final un texto preguntándome si quería coger con ella. ¡Lo buena que estaba! Luciana volvió a emitir un comentario que le dio risa a su amiga y esta movió su cuerpo una vez más y volvió a apoyar su mano en mi pierna.
- Le estaba diciendo a Belén que me aburrí del bar y tengo ganas de ir a casa. ¿Querés venir?- Me preguntó.
Entonces mi mente pensó algo que hasta ese momento no se me había ocurrido. Existía la posibilidad de irme con Luciana y con Belén y de hacer un hermoso trío con ellas que no paraban de subirme la temperatura. Pero a esa imagen excelente de los tres pasándola muy bien se le sumó fugazmente la figura de Florencia y me imaginé teniendo un cuarteto con todas algo que me generó un cosquilleo en el pantalón. Podía irme con ellas y no decir nada o podía proponerle a las chicas de sumar a mi amante y de pasarla bien los cuatro. Sabía que Florencia no iba a tener problema pero… ¿Me arriesgaba con las otras dos? Podía dejar el celular sobre la mesa o mirarlo una vez más.
Dejar el celular sobre la mesa
Mirar el celular una vez más
Me paré y me di vuelta rápidamente con la intención de ir al baño a que Paula me hiciera lo que sin dudas iba a ser un pete excelente. Di un paso corriendo la silla pero alguien me agarró del brazo y cuando me di vuelta era Luciana. “¿A dónde vas?” me preguntó y enseguida le dije que iba al baño pensando en una respuesta completamente común. Ella decidió acompañarme y caminamos juntos por el pasillo que conducía hasta allí. Aprovechó para decirme lo feliz que estaba de verme ahí y lo mucho que me quería, no sin antes darme un beso en el cachete. Cuando llegamos hasta la puerta del baño ella me empujó al de hombres y después se dio media vuelta y se metió en el otro.
Me lavé la cara, me sequé las manos y me quedé esperando en la puerta mirando hacia el baño de damas esperando a que Luciana saliera, pero pasaron varios minutos. Cuando lo hizo se percató de que yo estaba observando y me agarró de la mano para volver a la mesa. Miré para atrás y pude ver como la cabellera roja de Paula se asomaba y me veía a mi yéndome con mi compañera de trabajo.
Llegamos a la mesa y me senté nuevamente en mi lugar y Luciana se sentó en frente mío, donde antes estaba su amiga. Nuestras dos compañeras del trabajo la saludaron y se fueron casi al instante dejándonos a nosotros en la punta de la mesa cuando segundos más tarde vino una pareja y se separó la mesa que sobraba. Paula volvió del baño unos segundos después y pasó por delante de mí para lanzarme una mirada de odio y después ir a sentarse en la otra punta, con sus otras amigas. Yo la miré tratando de pedirle disculpas con los ojos, pero ella ya no me prestaba atención.
- ¿Sabías que él es el más lindo de la oficina?- Le dijo de pronto Luciana a Belén que había cambiado de frente y ahora nos observaba a nosotros. La chica que estaba en frente suyo miraba hacia el otro lado y casi que le daba la espalda. Era una conversación de a tres.
- Sabía.- Le respondió Belén.- Me lo dijiste un montón de veces.- Recalcó haciendo énfasis.
- ¿Asique le hablaste a tu amiga de lo lindo que soy?- Le pregunté yo interesándome de pronto en la conversación.
- No le mentí. Y eso que hay otros chicos lindos como Nicolás.- Dijo Luciana recordando uno de nuestros compañeros más jóvenes que había entrado casi al mismo tiempo que ella y por quien todas las chicas se babeaban debido a su cuerpo trabajado y sus ojos verdes.- Pero Nicolás tiene pinta de coger mal.
Eso me generó algo en el cerebro que hizo que mi cabeza trabajara a mil. Enseguida le devolví una sonrisa pero en el fondo sabía que era una insinuación bastante directa. Luciana acababa de decir que Nicolás le parecía más lindo que yo pero que el problema con él no era su belleza sino que estaba segura que él cogía mal, hasta ahí nada raro. El problema es que lo estaba comparando conmigo, por lo que debía de pensar que yo cogía bien. Sin embargo Belén fue más rápida:
- Habrá que coger con él para ver si es así.- Le dijo a Luciana refiriéndose a Nicolás. Las dos empezaron a reír.
- No.- Le dijo mi compañera de trabajo.- Prefiero no perder tiempo y coger con alguien más.- Acto seguido me miró a los ojos. Era una insinuación muy directa. Luciana quería cogerme.
Mi pierna vibró y enseguida saqué el celular. Luciana y Belén empezaron a hablar de algo entre ellas mientras que yo miré el teléfono. Florencia me había hecho una llamada perdida y era para que viera sus mensajes. Unas cuantas fotos más de ella desnuda y tocándose me habían llegado y al final un texto preguntándome si quería coger con ella. ¡Lo buena que estaba! Luciana volvió a emitir un comentario que le dio risa a su amiga y esta movió su cuerpo una vez más y volvió a apoyar su mano en mi pierna.
- Le estaba diciendo a Belén que me aburrí del bar y tengo ganas de ir a casa. ¿Querés venir?- Me preguntó.
Entonces mi mente pensó algo que hasta ese momento no se me había ocurrido. Existía la posibilidad de irme con Luciana y con Belén y de hacer un hermoso trío con ellas que no paraban de subirme la temperatura. Pero a esa imagen excelente de los tres pasándola muy bien se le sumó fugazmente la figura de Florencia y me imaginé teniendo un cuarteto con todas algo que me generó un cosquilleo en el pantalón. Podía irme con ellas y no decir nada o podía proponerle a las chicas de sumar a mi amante y de pasarla bien los cuatro. Sabía que Florencia no iba a tener problema pero… ¿Me arriesgaba con las otras dos? Podía dejar el celular sobre la mesa o mirarlo una vez más.
Dejar el celular sobre la mesa
Mirar el celular una vez más
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