Hola a tod@s.
En esta ocasión les vengo a traer un relato de MI AUTORIA, si alguien lo ve publicado en otro lado (con un nick que no sea el mio) les voy a pedir que me notifiquen.
Espero que lo disfruten esta parte es larga, pero vale la pena...
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Bisabuela de mi hijo
Hola, mi nombre es Teresa, tengo 47 años y un pasado un poco complicado. Ahora, a mi edad soy una mujer esbelta, de pelo negro azabache medio ondulado y largo por debajo de los omóplatos, tez caucásica (con un poco de pigmentación, como con un bronceado leve constante), ojos verdes, una muy buena silueta para mi edad, aproximadamente tendré 110-65-93 de medidas. No me faltan pretendientes, pero yo a esta edad ya he conocido el verdadero amor y no lo cambio por nada ni nadie…
Todo comenzó cuando era niña, mi padre era peón en un campo, hoy sigue trabajando en el campo, pero ya es encargado de varias estancias (siempre para el mismo dueño). Como les iba contando, provenimos de un pueblo humilde en una localidad de la Provincia de Buenos Aires, a mis 13 años, mi padre de 33 (Domingo) y mi madre de 31 (Carmen). Mi padre trabajaba de sol a sol en el campo de Don Zoilo, un señor muy adinerado pero también así muy humano, compasivo y dadivoso para los suyos, aunque tenía la edad de mi madre, Don Zoilo heredó varios campos y era muy común que organizara fiestas en alguno de ellos para sus trabajadores y/o para el pueblo. Recuerdo una Navidad donde nos compró regalos a todos los familiares de sus empleados y, además a los niños pequeños del pueblo. En una de las fiestas que organizó Don Zoilo es donde comienza mi historia…
Era una celebración del pueblo, yo tenía 13 años, en esa fiesta estaban todos, no faltaba ni un alma. La reunión comenzó alrededor de las 18hs y a eso de las 22hs mi padre nos dice a mi madre y a mí que nos volvamos a la casa, que él nos alcanzaría a eso de media noche, pero que como había muchos hombres pasados de copas (mi padre era uno) no quería que haya percances. Mi madre y yo obedecimos, salimos de la estancia, Don Zoilo nos saluda afectuosamente ya que éramos de mucha confianza para él, y partimos la vuelta a nuestra casa.
De la estancia hasta nuestra vivienda habría unos 500 metros, pero al faltar unos 200 metros de nuestra casa nos cruzamos con 2 jóvenes (entre 18 y 20 años). Al pasar por al lado de ellos nos silban y admiraron nuestra belleza. Mi madre era delgada y con buena figura, y como no era menos, morocha y de ojos verdes como yo (de alguien lo tuve que heredar). Intentamos seguir caminando pero uno de los muchachos se paró delante nuestro y sacó una faca (cuchillo) y el otro lo mismo pero desde atrás. Nos dijeron que si estábamos calladas y tranquilas nada nos iba a pasar (se notaba que estaban nerviosos y un poco tomados, aunque no mucho), nos mandaron entrar en los pastizales mientras uno agarraba a mi madre y el otro a mí, y así hicimos. Nos pidieron que nos levantemos los vestidos mientras ellos se bajaban los pantalones, nosotras obedecimos sin protestar, en eso nos tiran al piso y abusan de nosotras, mi madre dura como una estatua y yo sin entender nada, en ese momento estaba perdiendo mi virginidad (la cual pensaba guardar a mi futuro esposo en esa época). Se podía apreciar que eran inexpertos ya que no sabían moverse bien, pero dentro de todo fueron “cariñosos” si es que se le puede dar esa característica a unos violadores. Ambos dos terminaron eyaculando dentro de nosotras y como parecía que no estaban satisfechos intercambiaron de víctima, culminando como antes, eyaculando dentro de nuestras vaginas.
Al terminar toda esa situación traumática los muchachos se subieron los pantalones y se fueron corriendo. Mi madre no se movía a causa del shock, así que tuve que levantarla y llevarla hasta nuestra casa. Una vez allí me dispuse a sacarle la ropa a mi madre y sacármela a mí también y meternos en la ducha para limpiarnos. Dentro de la bañera mi madre reacciona y entre llantos me abraza y pide perdón por no haberme cuidado y protegido. Le dije “No te preocupes mamá, ya pasó. Ahora estamos a salvo en casa”. Nos abrazamos fuerte, terminamos de bañarnos y luego salimos a secarnos, vestirnos y dirigirnos a la cama que, por cuestiones del suceso, compartimos.
A la mañana siguiente me despierto y noto que mi madre ya se había levantado, voy a nuestro comedor y encuentro a mi madre llorando abrazada a mi padre. Ambos me ven y entre lágrimas me hacen señas que me acerque para que nos abracemos los 3. Mi padre, que era un hombre muy duro, nos dijo con una voz entrecortada que todo era su culpa, que si él no hubiera dicho que nos volvamos solas eso no hubiera pasado. Cuando se enteró Don Zoilo puso el grito en las nubes, creo que hasta San Pedro lo escuchó, inmediatamente mandó a buscar a esos delincuentes pero nunca hubo rastro de ellos. Al parecer eran de otro pueblo o estaban de pasada y aprovecharon la oportunidad al ver la fiesta.
Al cabo de unas semanas mi madre nos da la noticia que estaba embarazada, claro que al sacar los cálculos mi madre supuso que fue por la violación, mis padres decidieron tener a mi hermano y decidieron callar la posibilidad de que fuera cierta la sospecha ya que si se llegase a saber seria una deshonra para la familia. Un domingo cuando nos sentamos a almorzar un delicioso asado en el campo con Don Zoilo, ni bien me ponen la carne en frente me dieron nauseas y tuve que salir corriendo al baño a vomitar. Mi madre que no era ninguna tonta corrió tras de mí, y al salir del baño me pregunta “Hija, ¿hace cuanto no tienes tu período?” a lo cual le contesto que no lo sé, y con una cara de tristeza me dice “Hijita, no sé como decírtelo, pero creo que estás embarazada, ¿lo has hecho con algún muchacho?”. Ante tal pregunta le respondo a los gritos que no, que como podía pensar así de mí. Ante tales alaridos veo que se acerca Don Zoilo…
DZ: Disculpen mi intromisión, pero no pude dejar de escuchar los gritos ¿Sucede algo?
T: ¡Claro que pasa Don Zoilo! Mi madre piensa que yo soy una cualquiera y que tengo relaciones con cualquiera.
C: No hija, no quise decir eso, no me malinterpretes, solo pregunte si habías tenido relaciones con algún muchacho, y de no ser así creo que en esa maldita noche tu también pudiste haber quedado en cinta ya que tus vómitos no son normales.
DZ: Miren, no dejo de sentirme culpable y responsable por lo sucedido – en eso mi madre trata de interrumpirlo pero él le hace una seña para que se calle - Espera Carmen, no me interrumpas. Les decía, sigo sintiéndome culpable y responsable por lo sucedido, así que me gustaría hacerme cargo de los gastos médicos. Tengo una amiga que es doctora, si la llamo y le cuento la situación sé que podrá mantener el silencio, lo único malo es que atiende en la capital, pero no se preocupen porque yo las llevo. Y no Carmen, no acepto un no como respuesta.
Así hicimos el martes de esa semana Don Zoilo nos llevó a la Capital a ver a su amiga quien nos hizo una serie de estudios a mi madre y a mí. Al darnos los resultados nos corroboró lo que suponíamos pero que a su vez temíamos, ambas estábamos embarazadas de 6 semanas dando el tiempo justo para ser fruto de la violación…
Al volver al pueblo Don Zoilo pide hablar con mis padres y que si yo quisiera estuviese presente. Resumiendo, lo que acordaron fue que hasta que sea evidente mi panza yo haga una vida normal, luego que sea vista lo menos posible por los vecinos y para así hacerles pensar a todos que mi madre tuvo gemelos, Don Zoilo iba a pagar por profesores particulares para mi así no perdía el año de estudio y claro también los gastos médicos.
Fue pasando el tiempo y mi madre dio a luz a un muchacho, Felipe, y yo a mis 14 años di a luz a una niña, Lucía y Don Zoilo fue el padrino de ambos. Al principio hicimos como habíamos acordado, decir que Lucía era mi hermana, resultó por un tiempo, pero llegados mis 18 y habiendo terminado el secundario quería salir del pueblo y llevarme a mi hija conmigo, se lo plateé a Don Zoilo el cual aceptó y me aconsejó que primero me estabilice donde quiera estar y luego, ya estable me lleve a mi hija, un hombre muy sabio era él, así que seguí su consejo. Me vine a la Capital, al principio era complicado encontrar trabajo y vivienda, pero por medio de unos conocidos de Don Zoilo pude acomodarme para dar los primeros pasos. Al año de haber llegado a esta ciudad ya me había establecido, me puse de novia con Claudio, un muchacho maravilloso, el cual entendió mi historia y, lejos de juzgarme, me acompañó en todo. Un día volví al pueblo (al cual iba cada 2 semanas) con la intención de volverme con mi pequeña, mis padres al principio no quisieron pero terminaron aceptándolo; así que las dos nos vinimos para Capital. Fue un poco raro el acomodarnos con los horarios pero lo logramos al poco tiempo.
Ya con 21 años, Claudio me propuso matrimonio, el cual acepté. Lucía lo quería como si fuese el padre y por un tiempo fue un matrimonio hermoso, yo me recibí de contadora y Claudio de ingeniero, buscamos por mucho tiempo tener más hijos, pero nunca le llegaba la carta a la cigüeña, hasta que un día Claudio me dice que vaya a ver si no tenía algún problema, cosa que dudaba, ya que yo ya había tenido una hija, pero le di el gusto y fui. Los exámenes me dieron normales en lo que a fertilidad se referían, y ahí comenzó mi calvario. Claudio se volcó a la bebida, al juego y a las mujeres, pero traté de entenderlo, entendí que ese resultado había destruido su hombría. Pero el punto final llego cuando borracho me levantó la mano y me dejó el ojo negro, a mis 30 años no iba a permitir eso y me divorcié. Ahí mismo dejé de creer en el amor. Lucía a sus 14 se puso de novia con un chico 2 años mayor que ella y a los 15 (meses después del divorcio) me vino con la noticia… ¡Iba a ser abuela!
Por suerte Pablo (así se llama el novio de Lucía) se hizo cargo de todo y en un acto muy tierno me pidió su mano para cuando Lu cumpliera 18. Claro que la respuesta final iba a ser de ella, pero yo les di mi aprobación. A los meses, Pablo encontró un muy buen trabajo y, algo que me sorprendió mucho de un joven de su edad, la gran mayoría de su sueldo lo gastaba en mi hija y el futuro bebé, pudo haberse comprado un auto, una moto pero no, el se administraba el dinero para Lucía, el bebé, una casa y por último el casamiento. Fueron pasando los meses y Lu, con 15 años y 9 meses de gestación empezó el trabajo de parto en el living de mi casa. Urgente llamé a Pablo que estaba trabajando y nos fuimos al hospital, el nos alcanzó allí. Luego de unas cuantas horas conocí a mi nietito, Ignacio o Nacho, la vida se tornó de una luz tan clara para mí al ver sus manitos, sus ojitos, me volví una abuela babosa…
Pasó el tiempo y todo siguió su curso. Lucía se casó y se fue con Pablo y Nacho, quedándome sola a los 32 años. Así que aproveché y comencé a salir y conocer un poco la vida, conocía hombres, pero ninguno me llenaba, no eran lo que yo buscaba o necesitaba. Fueron pasando los años, seguía en contacto con Lu, con Nacho y con mis padres (a cuales iba a visitar cuando podía), intenté volver a formar pareja pero siempre terminaba decepcionada así que preferí quedarme sola. Pasado un tiempo recibí una llamada de Lucía.
L: Hola ma, ¿podes hablar?
T: Si hija, ¿Qué pasa? ¿Están bien?
L: Si ma, tranquila, tengo que contarte dos cosas…
T: Bueno… ¿y qué esperas?
L: La primera es que Pablo recibió un ascenso gerencial, pero para ello tiene que estar entre 1 y 2 años en el exterior. Nacho no se quiere ir y separarse de sus amigos, el cole y demás cosas a las que se acostumbró. ¿Te jodería que se quede con vos?
T: ¡Ay! Felicitalo a Pablo de mi parte, no hija, mi nieto nunca va a ser una molestia, yo voy a estar feliz de recibirlo, hay que ver si quiere venir a quedarse acá conmigo.
L: Si mamá, sabes que él te ama con locura, es más fue de él la idea de decirte.
T: Bueno, y ¿cuál es la segunda noticia?
L: ¿Estás sentada? ¡¡¡VAS A SER ABUELA POR SEGUNDA VEZ!!!
T: ¿En Serio? ¡¡¡Que felicidad!!! Tenemos que celebrarlo esto, vengan el sábado a cenar.
L: Es que… salimos el sábado a la tarde pensamos en ir el viernes y así nacho ya se queda con vos.
T: Dale, dale, los espero el viernes.
Llego ese día tan esperado, como estoy en un alto cargo en la empresa donde trabajo pude, sin problema, pedirme el día para así preparar todo para la noche y para la estadía de nacho conmigo.
La hora llegó y el timbre sonó, feliz fui a abrir la puerta y ahí estaban los 3 contentos y radiantes. Nachito era en ese entonces un chico de 18 años, en desarrollo pero se notaba que hacía deporte, era alto, a esa edad ya media 1.70 (sacó la altura de su padre) pelo negro y ojos verdes, tengo que admitir que al verlo se me cruzó por la cabeza un *ay, si no fueras tan chico…*. Mientras Lu y yo hablábamos y preparábamos la mesa Pablo e Ignacio iban trayendo e instalando las cosas para la habitación de mi nieto. La velada fue hermosa, me contaron de los proyectos de la empresa donde trabaja Pablo y me empecé a poner al corriente con nacho. Ya pasada la media noche mi hija y su marido se retiraron, nos dimos un fuerte abrazo y se despidieron.
Yo agarré y pasé a mostrarle donde guardaba las cosas importantes de la casa ante cualquier emergencia, nacho aprendió al instante. Hablamos por un rato más y luego llegó la hora de dormir en la cual nos fuimos cada quien a su respectiva cama.
Los días y semanas fueron pasando con normalidad, éramos casi como madre e hijo, nos comenzamos a contar sobre nuestras vidas cotidianas, problemas, situaciones graciosas; yo hacía por esa época gimnasia de 3 a 5 veces por semana y nacho siempre sacaba alguna actividad debajo de la manga, así que podríamos decir que ambos estábamos en un buen estado físico. Poco a poco, con el pasar de las semanas, empecé a darme cuenta de unas miradas pícaras por parte de mi nieto, mirándome el escote, las piernas y a veces llegaba a engancharlo relojeándome el culo. Lo tomé como algo natural de la edad, no voy a mentir y decir que no me gustó que un joven de 18 años me mirara a mí de 45, por un lado me sentía halagada, por otro incómoda porque era mi nieto, pero también estaba intrigada ya que no sabía si me miraba porque le gustara, lo excitara o simplemente por un reflejo hasta que un día mis dudas se esfumaron por completo…
Un sábado, temprano, fui al lavadero a poner a lavar la ropa de la semana, tanto de Ignacio como la mía. Mientras iba separando y poniendo la ropa en el lavarropas encuentro una tanga mía húmeda, la que me había quitado la noche anterior antes de acostarme. Cuando la reviso percibo un aroma que hace tiempo no olía, era semen, al mirar en la zona interna donde hace contacto mi vagina veo que todavía estaba ahí una acabada grande y espesa. No cabía duda que era de mi nieto, un impulso inconsciente me llevó a sacar la lengua para probar ese néctar que hizo que todo el mundo se volteara, de inmediato me empapé y tuve que dirigirme a mi habitación a masturbarme para descargar las ganas.
Pasado un rato y ya más calmada salí nuevamente para continuar con mis labores hogareños. Al escuchar que se abría la puerta de la habitación de nacho mi corazón se aceleró, no sabía cómo reaccionar, acababa de masturbarme pensando en él, en mi nieto, probé su semen en mi tanga, ¿cómo podía actuar con normalidad? Al acercarse nachito me da un beso en la mejilla y noto una erección importante proviniendo de alguien que no estaba completamente desarrollado… “Bu buen día, ¿cómo amaneciste nachi?” es lo único que me salió, temblaba nerviosa y no sabía el por qué, lo peor es que se dio cuenta “bien abu, ¿por, pasó algo?” a lo cual, tratando de calmarme, le dije que no y preparé el desayuno para los dos. Mientras calentaba el café quise ver si podía calentar algo más así que empecé a hacer posiciones un poco excitantes (recostarme sobre la mesada o agacharme para que me mirara el culo) aprovechando que yo seguía con una remera larga como camisón sin nada abajo. Por el rabillo del ojo o por algún reflejo podía ver que cumplía mi cometido, así que decidí dejarlo en paz, por ahora. El día continuó tranquilo, en algún que otro momento hacía algún movimiento o comentario sugerente para llamar su atención, pero nada demasiado obvio. Fuimos a comprar, y le propuse ir al cine ya que me había dicho que se había estrenado una película que quería ver, una de un superhéroe que se hacía del tamaño de una hormiga, “¿En serio abu? Dale, vamos… Para… ¿No tendrás ganas de comprarte ropa y necesitas que alguien lleve las bolsas, no?”, el pendejo era chico pero muy rápido a lo cual, con una sonrisa le dije “bueno… favor con favor se paga” nos reímos y luego nos alistamos para salir.
Las cosas siguieron aumentando el tono de excitación, cada vez era más frecuente el encontrar mi ropa interior con sus “regalos” pero yo no me quedaba atrás, no solo trataba de saborear esos fluidos sino que también aprovechaba para oler sus calzones. Una noche en la que no podía conciliar el sueño comencé a oír ruidos, así que me levante de la cama y salí a investigar, los ruidos salían de la habitación de mi nieto, me acerqué y miré por la rendija de la llave a ver que se veía y ahí lo vi. Estaba la luz prendida así que pude verlo bien, era nacho, masturbándose sentado al borde de su cama y diciendo “Te amo abu, mira como me pones, ahora te voy a acabar y llenar toda, mira miraaaaa” y en eso veo como llena la tanga, que me había sacado hace unas horas, de su semen recién fabricado con tanto amor para mí. Ahí mismo me dije para mí *ahora me tiene que ver él* así que pasando unas noches, sabiendo que estaba despierto, dejé la puerta de mi habitación semi-abierta y comencé a masturbarme oliendo uno de sus bóxers. De a poco empecé a gemir y levantar muy poco la voz de mis gemidos, solo para invitarlo a asomarse y mirar, tenía un velador prendido. Al cabo de unos minutos noto la presencia de alguien tras la puerta, efectivamente, ahí estaba mi niño, así que me esforcé para darle un espectáculo de maravilla “Ah nachi, si, bebé, como me encanta esa pija que tenés”… pasado un rato acabé con un orgasmo maravilloso, fue tan intenso que quedé boba por un instante. Al mirar a la puerta mi espectador ya se había retirado, no sin antes haber dejado “sus renacuajos” en el piso…
A la mañana siguiente traté de comenzar el día como si nada, hice el desayuno, lo desperté a nacho para que se aliste y así ir al colegio y demás. Podría decirse que de cierta manera nos “liberamos” sacando un poco de nuestras ganas.
Un viernes de septiembre mi hija nos hizo una video llamada por la PC, si bien hablábamos seguido por whatsapp y me preguntaba por el hijo, esta video llamada era especial dado que nos iba a mostrar ya la panza de 5 meses de embarazo, en ese entonces estaban en Houston terminando las capacitaciones para el ascenso correspondiente de Pablo. La charla fue muy amena y cálida, Ignacio le comentó como le estaba yendo en la escuela, del deporte, y demás cosas; luego me tocó hablar a mí con ella pero quisimos hacerlo a solas, ya que ella quería preguntarme cosas más intimas, sin importancia relevante pero no quería que su hijo escuchase, terminamos de hablar a eso de la 1:30 am y nos fuimos a dormir.
Alrededor de las 3 de la mañana, golpean mi puerta…
T: ¿Si?
I: ¿Abu, es… estás despierta?
T: Si nachi, ¿qué necesitas? Pasá.
I: Abu – Entra y lo noto lloroso - ¿Me puedo quedar a dormir con vos hoy?
T: Si mijo, vení. – Le dije mientras me hacía a un lado y abría las sábanas para que entre – Decime, ¿Qué te pasa?
I: Extraño a mis viejos y la llamada de hoy me bajoneó un poco.
T: Bueno, bueno, vení que esta vieja te va a cuidar.
Ignacio me hizo caso, entró a la cama y yo lo pegué a mí abrazándolo. “Contale a la abuela ¿qué más te anda pasando? Porque no creo que sólo sea eso”. Mientras le hacía mimos y caricias en el pelo me fue contando que en la escuela lo cargaban porque nunca había besado a ninguna chica y que alguno de sus amigos (un poco más grandes) lo cargaban o trataban de bebé por no haber estado con alguna chica. Le pregunté primero si le gustaban las chicas, yo ya sabía que sí, pero me hice la que no sabía, cuando me contestó afirmativamente le consulte si había alguna chica que le gustara o había alguna que le gustara más que otra. A esto también me dijo que sí, así que le pregunté si ya se lo había dicho, como era ella, y otras cosas. El me dijo que no podría decírselo, porque si se lo dijera teme que lo rechace y no podría soportar tal vergüenza y rechazo.
T: Nachi, decime la verdad. ¿Te gusta mucho esa chica?
I: Si abu, creo que estoy enamorado.
T: ¿Sí? ¿Y por qué crees eso? – Por dentro me hervía la sangre de los celos por un lado, pero por otro me derretía al ver esos sentimientos en mi nietito.
I: No dejo de pensar en ella, de querer besarla, abrazarla…
T: Te entiendo, ¿Hace mucho que te gusta? ¿Quisieras que tu primera vez sea con ella?
I: Sí abu, y sí, me gustaría que todo sea con ella, desde mi primera hasta mi última vez.
T: Es muy lindo todo lo que decís nacho, ¿Porqué no te animás y le decís que estás enamorado de ella?
I: Abuela, ya te lo dije, estoy seguro que me va a rechazar.
T: Ignacio, mirame a los ojos, ¿Qué estás dispuesto a hacer por ella, por su amor?
I: Todo Abuela, soy capaz de sacarme el corazón con las manos si así me lo pidiera.
T: Entonces, ve y díselo.
I: Abu, no me entendés. No creo ser de su target, seguramente va a saltar con que soy muy chico para ella o con algo más para no lastimarme. Pero si me dice que no, de la vergüenza voy a tener que irme con mis viejos, porque no podría volver a mirarla.
T: Nachi, el no ya lo tenés, buscá el sí. No creo que te rechace, mirate, tenés un excelente físico, sos inteligente y muy lindo, si te dice que no es una tarada que no te merece.
I: No creo que sea tan fácil.
T: ¿Por qué lo decís?
I: Porque sos vos, es de vos de quién estoy enamorado desde que soy chico –empezó a decir llorando-. Por eso quise quedarme acá en vez de ir a Estados Unidos o Europa con mis viejos. Le dije a mi mamá que iba a extrañar a mis compañeros, la verdad es que no podría extrañar a unos chicos que me hacen bulling desde hace años, al contrario, sería mi salvación. Pero si bien podía estar lejos de ellos no podía alejarme de vos, no verte, por eso le dije a mi mamá si podía quedarme con vos. Pero sé que no puedo competir con tus pretendientes, ellos tienen autos, trabajos importantes y esas cosas, sin hablar de que ellos ya deben tener una experiencia mucho mayor dado que sigo siendo virgen.
Finalizado el discurso cierra los ojos esperando una cachetada o una reprimenda, pero lejos de eso le puse una mano en la mejilla y le di un beso lleno de amor en la frente, le pedí que me mire y de una forma muy pero muy tierna y con todo mi amor le dije: “Nacho, lo que acabas de decir es lo más hermoso que alguien me haya dicho jamás. Mira como dejaste el corazón de tu abuela – le tomé una mano y la dirigí a mi pecho donde mi corazón latía desaforadamente - ¿Ves? Eso lo produjeron tus palabras. Tenés toda la razón en mucho de lo que decís. En una situación normal yo, como tu abuela, te debo rechazar. Sos muy joven, no tenés trabajo, ni experiencia de vida, ni tampoco experiencia sexual; en esas cosas estás en lo cierto. Pero, desde hace un tiempo me pasan muchas cosas con vos. No podría explicarlo bien, pero me gusta, me haces muy feliz, desde que estás acá conmigo me siento más llena de vida.” Dicho eso le dirigí una mirada tierna y una sonrisa repleta de felicidad.
I: Gracias por esas palabras abu, no creí que tu rechazo lo fueras a hacer tan tranquilo, lo creí un poco más violento.
T: Creo que hay algo que no escuchaste… dije “En una situación normal…” y después puse un PERO…
I: Eso quiere decir que…
T: Eso quiere decir que todas las excusas que pusiste no son importantes para mí.
I: Pero ¿Y tus pretendientes o novios?
En vez de responderle me animé y le di un beso en sus labios, él se sorprendió, no sabía qué hacer. “¿No te gustó?” le pregunté, nacho asintió con la cabeza así que me decidí a darle un beso más apasionado; mi nieto no sabía cómo hacer así que le dije que me siga con lo que haga, de a poco fue tomando ritmo. De a poco empecé a mojarme, moví un poco la pierna y noté la carpa que se formaba en el bóxer de Ignacio así que decidí moverme y ponerme encima de él y seguí besándolo, “no te reprimas amor, tocame por donde quieras” los ojos de mi nieto se iluminaron y yo volví a besarlo, en eso siento las manos de mi hombrecito bajando por desde mi nuca por toda mi espalda, sobre mi remera, al llegar a mi cola la agarra bien fuerte y aprieta contra su pelvis, eso me hizo soltar un suspiro de placer, me soltó y comenzó a pasarme las manos por debajo de mi remera, sentía que se me había puesto la piel de gallina, no recordaba cuando me había pasado algo similar, cada vez sentía que me mojaba más y más sumado a que tenía esa carpa presionando contra mi pelvis en la cual frotaba mi clítoris.
No resistí más y me saqué mi remera, quedando completamente desnuda frente a mi nieto y le pregunté “¿Te gusta lo que ves? ¿Te gusta esta vieja destruida?”, los ojos de Ignacio estaban por salir de sus órbitas “Abuela, no digas eso, estas BUENISIMA, cada vez me gustas y calentás más ¿Te las puedo chupar?”. No le respondí nada, solo dirigí una de mis tetas a su boca y guié una de sus manos para que me estimule la otra “Si, si, así mi amor… ahhhh me estás haciendo acabar solo con eso… que lindo AHHHH” ese orgasmo fue fascinante, pero no podía parar, quería más de él así que me levanté y fui besándolo desde la boca hasta la pelvis, al llegar a ésta le saqué lentamente su bóxer y viendo esa pija maravillosa bien venosa y erguida. Al principio la masturbé un poco y vi su pre semen así que lentamente comencé a darle besos desde la base hasta el glande, al llegar a su cabeza tan deseada primero le pase la punta de mi lengua para saborear bien el líquido pre seminal y sin pensarlo comencé a introducirme su miembro en la boca. Nacho gemía del placer, eso provocó que tuviera que masturbarme de la excitación que me generaba, mi nieto me agarra de la cabeza para marcarme el ritmo de las chupadas y al cabo de unos minutos me dice que no aguanta más, que va a acabar, no le hago caso y sigo mamando, luego de dos o tres chupadas más recibí por fin la leche de mi nietito en la boca, por fin la tomaba directa de fábrica, me lleno toda la boca con ese líquido espeso, “Perdoname abuela, no aguanté más” me dijo, levante la cabeza, lo miré y con una sonrisa de la cual en la comisura me salía un poco de su leche, la tragué “amor, eso fue delicioso, hace mucho esperaba poder tomarla así” me pase la lengua por donde me quedaban restos de ese tesoro y también los tragué. Ignacio no podía creer lo que estaba pasando, parecía que estaba en un sueño.
T: ¿Estás listo para el punto de no retorno?
I: ¿Querés decir…?
T: Si, ¿Querés pasar a ser un hombre o seguimos solo con jueguitos?
I: Sí abu, quiero…
Lo besé, me recosté guiándolo para que se ponga encima de mí y guié su glande a la entrada de mi vagina, en eso para y me dice “Abu, ¿no debería ponerme un condón?”. A lo que le contesté que ese era un día seguro, que por esa ocasión especial no iban a haber problemas pero que cuando se repita si vamos a tener que cuidarnos ya que seguía siendo fértil. Poco a poco fue introduciendo su hermoso y duro pene en mi, cada centímetro que ingresaba para mí era como un shock eléctrico devolviéndome a la vida, solo con eso me estaba volviendo loca y sentía que iba a llegar a la locura por el placer; “ah, abu, ya entró toda” y como si fuera instintivo, comenzó a bombear dentro mío. Se notaba su falta de experiencia, así que le dije “Nachi, mi amor, ahora soy tuya, soy tu abuela y tu mujer, estoy a tu voluntad y disposición, podes hacerme lo que quieras”, pero parece que estaba muy concentrado en el bombeo así que lo agarré de la nuca y lo traje a mí para besarle el cuello y que me bese o me toque las tetas. No sabría decir cuánto pasó, ya había perdido noción del tiempo, mi nieto empezó a acelerar la marcha del mete y saca dándome la señal de que estaba por acabar, cosa que a mi me excitó más y más con cada embestida. Veía que no podía aguantar más así que traje su oído a mí boca y en una voz de puta le dije “Dale mí amor, acabame adentro con toda, llename con tu leche, lo deseo”. Me miró y con una cara de satisfacción empezó a llenarme todo mi vientre con su semillas, al sentir esas contracciones en su miembro yo también acabé y le dije “Gracias, fue lo más maravilloso que me pasó”; luego no recuerdo más nada…
A la mañana siguiente me desperté con nacho encima de mí y con una paz y felicidad que jamás había sentido, aun había en mí rastros de la mejor noche de mi vida. Decidí correr a mi nieto y levantarme. Me bañé, me puse mi remera sin ropa interior y fui a preparar el desayuno para mi hombre y para mi, una vez listo me dirigí a mi habitación y ahí lo vi, el seguía dormido, pero su “amigo” estaba bastante despierto, así que (dejando la bandeja con el desayuno a un lado) decidí saludarlo, todavía olía a mí, y su sabor me encantaba. Unas chupadas después de haber empezado, mi nieto se despierta sin saber cómo reaccionar, así que tomó la mejor decisión, se dejo llevar por el placer, cuando lo vi despierto me subí arriba de él y antes de introducirme esa pija adolescente le dije “Avisame cuando estés por acabar”, él asintió con la cabeza y, acto seguido, me dejé caer, así estuve unos minutos hasta que me dijo “abu, no aguanto más”, en ese instante me salí de encima suyo, tomé mí taza de café y dirigí su miembro a ella haciendo que tire su leche en mi café, cuando ya no quedaba contenido se la limpié con la boca y le alcancé la bandeja con el desayuno.
Ese sábado lo pasamos como dos adolescentes enamorados, claro que no mostrábamos “ese” tipo de afecto en público pero ambos sabíamos lo que sentía el otro, fuimos a comer, paseamos por el rosedal. Al llegar a casa a eso de las 20, ni bien cruzamos la puerta nos fundimos en besos, nos comenzamos a sacar la ropa y ahí mismo, en el living, comenzamos a hacer el amor, me puso contra la pared y me preguntó si habíamos comprado forros, le dije que no, pero que podíamos hacerlo siempre que me acabara afuera, sólo por esta situación. Así que seguimos con lo nuestro, me puso de frente contra la pared, yo separé las piernas él me la chupó un poco y luego la introdujo en mi, de a poco fue tomando ritmo y velocidad, yo estaba tan excitada que no pude resistir mucho, cuando acabé me costaba mantenerme en pié por los espasmos así que me recostó en el sillón y continuó su labor, le dije que no se olvide de acabar afuera, pero parece que no se dio cuenta y eyaculó dentro mío, cuando reaccionó se puso rojo y agachó la cabeza pidiéndome perdón, le dije “mi amor, no importa, fue un accidente, ahora voy a la farmacia y se soluciona, quedate tranquilo” lo bese y le agradecí por ese polvo. Me vestí y me fui a la farmacia, compré bastantes condones pero, como sabía que era una fecha segura obvié la pastilla, ya que le dije que se corra afuera para que aprenda a controlarse, no por riesgo. Volví a casa y mi nieto me estaba esperando con unos mates y el living limpio y ordenado; me morí de amor en ese instante así que fui y le comí la boca “esta noche te toca un premio especial por ser tan considerado” le dije.
Esa noche en nuestra habitación me puse un baby doll de seda y encaje negro, sin nada abajo. Al verme, Ignacio, no lo podía creer, noté como su verga se paró, me acerqué a él gateando en la cama, lentamente le desabroché el pantalón y lo fui bajando junto con su calzón, al ver ese miembro me prendí a él con la boca, nacho me agarro de la cabeza con una mano y empezó a marcar el ritmo, con la otra recorría mi espalda tratando de llegar a mis nalgas, cuando alcanzó a una me dio un chirlo (cachetazo), lejos de molestarme me incitó a chupársela con más ganas, y así hice hasta que recibí mi premio, como en ese momento la tenía tan metida en la boca mi nieto me depositó sus “chicos” directamente en la garganta. Retiré mi boca de su miembro y me dirigí a besarlo, “veni, tu abuela tiene tu premio por haber limpiado el living”, mi hombrecito fue a buscar los condones, pero lo detuve, le dije que para esto no era necesario, agarré un potecito de vaselina, le pasé muy poco por el pito a nacho, me di vuelta, le pedí que me ponga vaselina en el ano porque no quería que me lo desgarre ya que hacía mucho que no lo hacía por ahí, y deje mi cola a su disposición. Le pedí que sea gentil que tiene que ser más cuidadoso que por delante. Poco a poco apoyó su miembro y lentamente fue presionando. Su miembro fue abriéndose paso por mi ano y paulatinamente por mi recto, al principio sentí una presión incómoda, pero de a poco me acostumbré y comencé a disfrutar y gozar. Los gemidos invadían la habitación hasta que llegando al climax mi nieto me dice “Te amo abu” y descargo todo en mi recto. Para serles sincera no acabé en esa ocasión, pero tuve una satisfacción mayor, por primera vez sentí que alguien me dijo TE AMO con todo su ser. Nacho sacó su pene de mi ano y me abrazó, nos acostamos y nos dormimos.
Los días y semanas continuaron sin percances, de las puertas para afuera éramos abuela y nieto y dentro de la casa éramos marido y mujer. Al principió costó el separar y diferenciar las cosas, pero lo conseguimos al poco tiempo. Nosotros seguíamos teniendo relaciones casi a diario, a veces el llegaba muy cansado del colegio y de deportes o yo de mi trabajo, pero siempre una atención había, o yo lo esperaba con la ducha caliente o el me recostaba en la cama y me hacía masajes en los pies y piernas, esas eran otras formas de hacer el amor sin necesidad del coito. Pasaron los meses y, ni él ni yo, nos podíamos sentir tan complementados, pero a la vez nos faltaba algo así que un día en la cena le dije que teníamos que hablar.
T: Mi amor, sabes lo feliz que me haces, ¿No?
I: Si, y vos a mi abu. ¿Pasa algo?
T: Es que, y no quiero que lo tomes a mal, siento que nos falta algo. Y no hablo del sexo o de compañía ya que en estos 3 meses que empezamos nuestra relación fuiste adquiriendo una experiencia y madurez inigualable.
I: ¿Entonces?
T: Prometeme que no vas a enojarte con lo que voy a decirte.
I: Si abu, sabes que te amo y que doy todo por vos.
T: Creo que lo que nos falta es un bebé en la familia, en nuestra familia, la que estamos formando los dos.
I: ¿Qué? Perdón pero no te entiendo.
T: Bobo. Que quiero tener un hijo con vos nacho, quiero que me hagas madre, que demos vida a un nuevo ser. Sé que sos muy joven y puede que te asuste, pero es algo que realmente me gustaría ya que no me queda mucha fertilidad.
I: Es que, la verdad, me cayó como un balde de agua helada la idea. No es que no te ame, sólo me tomaste por sorpresa. Si mi amor, quiero que tengamos hijos juntos. Te amor ahora y siempre.
T: ¡Me acabas de hacer la mujer más feliz del universo!
Esa misma noche comenzamos a tener relaciones sin protección, lamentablemente a la semana vino mi período, pero eso no nos detuvo, nuestra libido y energías estaban puestas en eso. Luego que se me haya ido mi período fui a una ginecóloga, le pregunté por las posibilidades de quedar embarazada y haciéndome análisis me dijo que gozaba de una excelente salud, que no habría problema alguno, esa noticia me llenó de una mayor felicidad a la que tenía, así que le pedí si me podía hacer un calendario de ovulación, me lo hizo sin chistar y al instante, con el calendario en mano me fui feliz a casa.
Ya habíamos llegado a Noviembre y estaba ansiosa por mi fecha de ovulación, le comenté a mi nieto que por uno o dos días antes a mi fecha no hagamos nada, así sus soldaditos tienen más fuerza, mucho la idea no le gustó, pero aceptó. Llegó el día y me puse a prepara todo el clima de la habitación, velas aromáticas, sábanas, comida afrodisíaca, etc. Al caer la noche cenamos con Ignacio y nos fuimos a la habitación, al ver toda la decoración, mi nieto, me miro y me empezó a llenar de besos, lo detengo y me voy al baño, cuando salgo, lo hago completamente desnuda, lo miro y le digo “¿Aún deseas a este vejestorio? ¿Todavía querés que embarazarme y que tenga a tu hijo?” a lo cual l me responde:”Te deseo más que nunca, no podría querer embarazar a nadie más, pero no, no quiero que tengas a mi hijo”. Eso me sobresaltó, me paralizó, pero me abrazó y completó “Quiero que tengas a MIS HIJOS, no quiero conformarme con sólo uno” y me besó. Esa sesión de mimos y caricias fue diferente al resto, estaban llenas de amor y deseo, pero de una lujuria diferente, altamente excitante.
Comenzamos a besarnos y me fue dirigiendo a la cama, me recostó y sin detener sus besos, mientras se sacaba la ropa, mi nieto fue bajando por mis pechos, los cuales besó y succionó un poco, continuó por mi vientre hasta que llego a mi entre piernas, ahí se dedicó pura y exclusivamente a lamer mi clítoris y darme el mejor sexo oral que recuerdo, yo tomaba su cabeza para que no aleje su lengua de mi vagina, con sus manos me acariciaba las piernas, la cola, las tetas, mi panza, se había vuelto un profesional, ya no resistí más y acabé soltando gemidos y alaridos de placer. Lentamente nacho fue subiendo, besándome nuevamente; al llegar a mi cara me dice: “¿Lista para cruzar el punto de no retorno? ¿Para convertirte completamente en mi mujer y darme hijos?”. Lo beso y contesto: “Hoy más que nunca mi amor”, nos fundimos en un beso mientras que lentamente nuestros sexos también se unían. Como les comenté antes, esa sesión de sexo era más amor y deseo que lujuria, no hacíamos posiciones raras, solo nos entregábamos en cuerpo, alma y esencia. Al rato siento que mi hombre estaba por acabar y le digo “Llena el vientre de tu abuela, embarázame, haceme bisabuela y madre nuevamente, infestá mi óvulo con tus bebés”, rodeo su cadera con mis piernas para que no pueda salirse y es en ese último empujón donde mi nieto mete toda su pija hasta el fondo, llegando su glande a tocar mi útero, donde dejó a todos sus espermatozoides. Toda esa noche seguimos así, y como la ginecóloga me dijo que la ovulación son casi como 5 días, así lo hicimos por esa cantidad de tiempo. Seguimos como siempre, amándonos puertas adentro.
Pasados unos 15 días noto que no me viene el período, así que voy a la farmacia a pedir un test… lo realizo pero me da negativo. Tanto mi marido/nieto como yo nos bajoneamos, así que él me hizo un pollo a la parrilla que tanto me gustaba (si, aprendió a cocinar para mimar a su mujer/abuela), pero al sentir el olor al pollo me dieron unas nauseas que tuve que ir al baño, con nacho nos miramos y no entendimos nada a lo cual me dice “Abu, ¿y si vamos a que te hagan la prueba en el hospital? Escuché que las pruebas caseras pueden fallar, mientras que las de hospitales, al hacerse con sangre, son infalibles”. Las esperanzas volvieron a mí como con una inyección de adrenalina, me limpié, me vestí y nos fuimos al hospital, me hicieron el análisis y una hora después nos llama, Como mi nieto parece mayor de edad no preguntaron por él, así que nos pide que tomemos asientos, nos mira y dice: “Señora Teresa, felicidades, está usted embarazada. Felicidades también al nuevo padre”. Ahí mismo quebré en llanto por la alegría, mi nieto/marido me contenía. Agradecimos, y volvimos a casa, no sin antes pedir turno con un médico para que siga todos los pasos del embarazo, por suerte lo hizo mi ginecóloga.
Los meses fueron pasando, Ignacio cumplió 19 años, mi hija tuvo una nena, Ludmila, hermosa, rubiecita como el padre y de ojos claros. A mi hija y a mis padres en el pueblo les dijimos que su nuevo hermano (y nieto) era producto de una mala elección que tuve y me tengo que bancar sola esto. Lucía nos comenta que a Pablo le ofrecieron un puesto fijo en la sucursal de Madrid de esa empresa, así que se iban a vivir allí en un tiempo y le propuso a nacho irse con ellos, a lo cual él rechazó: “No te enojes ma, pero con lo buena que fue y es la abuela conmigo, no puedo dejarla sola, me sentiría una mierda” le dijo. Mi hija lo entendió y no se opuso, ella sabía que él siempre estuvo enamorado de mí. Mi hija me agradeció por como cuidaba a su hijo, hablamos de otras cosas y quedamos para tratar de vernos pronto.
Los meses pasaron, llegó agosto y mi fecha de parto con él. Ya de licencia por maternidad, un miércoles siento que rompí bolsa, lo llamo a nacho, que ese día se había quedado por mi situación, agarramos el bolso y nos fuimos al hospital. Pasadas las 12:30 nace mi hijo/bisnieto, con Nacho decidimos llamarlo Miguel, mi nieto cargó a su primogénito y luego me lo entregó, la felicidad no nos cabía en nuestros cuerpos. Vinieron mis padres y Don Zoilo a conocer a mi niño, se quedaron unos días y volvieron al pueblo. Una vez ya en casa los 3 nuestra vida volvió a ser como antes.
Pasaron unos 4 meses, Miguel seguía lactando, y veo que no me baja mi período. No me preocupé ya que creí que por mi edad me estaba llegando la menopausia, seguimos una vida normal en familia los 3 cuando, por diciembre, me noto rara, mi leche no deja de fluir, las mamas crecieron aun más, saco turno con mi ginecóloga a ver qué me dice, la noticia fue inesperada… Estaba embarazada de 7 semanas, iba a volver a ser madre. Un sentimiento de felicidad me invadía, pero con él uno de nervios, ¿cómo era posible este embarazo? Y ahí recordé, ni bien nació Miguel no me vino hasta un mes y medio después (octubre) y los médicos me dijeron que era porque los órganos debían volver a regularizarse entonces con mi nieto no nos preocupamos y lo hicimos sin cuidarnos… Ahí estaba el cómo… Llegué a casa y le di la noticia a mi marido/nieto, él no lo entendía así que le expliqué, se puso feliz y me dijo “El regalo de navidad se me adelantó, te dije que ibas a ser madre de más de un hijo mío”. Nos besamos y empezamos a decidir cómo lo o la íbamos a llamar. En eso me llega un mensaje de Lucía diciendo que iban a venir a pasar las fiestas con nosotros. ¿Cómo se lo iba a decir lo de mi embarazo, qué excusa le iba a poner ahora?
Llegó Navidad, Mi hija, Pablo, Ludmila, Ignacio y Miguel estábamos todos en la mesa cenando cuando les doy el nuevo anuncio, a mi hija fue como darle un balde de agua helada, mi yerno por lo que había tomado mucho no caía y celebraba. Después de los fuegos artificiales, los regalos y demás Pablo se va a dormir, Mi hija lleva a Ludmi a la cuna y yo hago lo mismo con Miguel. Nacho estaba preparando café en la concina, Lucía entra y nos dice:
L: ¿Qué están haciendo? Se piensan que no me doy cuenta?
T: ¿De qué hablás lu?
L: Dale mamá, hacete la pelotuda que yo nací ayer. Ustedes dos están garchando, y como si fueran unos pendejos no se cuidan. –Eso me cayó como un balde de agua helada, no sabía cómo responder.-
I: No mamá – tomó la palabra mi nieto – Ahí te equivocas. La abuela y yo no garchamos. Nosotros hacemos el amor. No espero que lo entiendas, puede que sea muy jodido para vos aceptarlo, pero yo AMO a la abuela, y no como una abuela, sino como mi mujer, y si, Miguel y el bebé que está esperando son mis hijos, pero no fueron ningún accidente, ambos los buscamos y deseamos. Repito, no pido ni espero que lo entiendas, pero me siento libre al aclarártelo mamá, porque si soy un hombre para tener hijos y ponerla también soy hombre para no agachar la cabeza frente al amor y defender a la mujer que amor.
L: ¿Cómo me vas a hablar así? – Y le dio una bofetada - No te olvides que ante todo soy tu madre. ¿Cómo crees que no voy a entenderte? ¿Tan retrógrada crees que soy? Me da mucho orgullo que hayas conseguido a tu verdadero amor, no me lo esperaba, pero veo que su amor va más allá de las limitaciones. Les deseo lo mejor, si quieren que no vuelva para molestar e irrumpir o incomodar esta familia los voy a entender.
T: No digas eso, sos mi hija, sin vos nada de esto podría haber llegado ni a ser imaginado. Te amo hija, pero también amo a tu hijo, mi nieto que a su vez es el padre de mis otros hijos. No sabes lo difícil que es criar a un hijo sola, ser señalada en tu propio pueblo y luego por tu propia pareja; después llega un chico que te da todo el amor del mundo y empieza a ser ese hombre que desde chica soñaste, y dio que ese hombre es nacho, tu hijo, mi nieto.
Fui corriendo a abrazar a mi hija quien correspondió mi abrazo y luego se unió nacho. Nos quedamos hablando un rato, Lucía no iba a decir nada ya que veía felices a 2 de las personas que más amaba en el mundo y se ofreció para ayudarnos en lo que le pidamos. Nacho le preguntó si conocía a alguien en el poder judicial, ya que él quería darles el apellido a los bebés, quería ser un padre 100%; mi hija tenía que hacer unas llamadas, pero no prometió nada. Las llamadas se hicieron, mi hija tenía muchos contactos en el poder judicial, tanto por sus trabajos cuando estaba acá como los trabajos del marido. Estuvo toda la tarde llamando, hasta que dio con el juez indicado, éste le dijo que tenía que hacer la emancipación del menor o esperar a sus 21, y por medio de un documento especial, él podría adoptarlos, aunque sean parientes, pero que bueno, por ley no iban a poderse casar legalmente y él no podía hacer nada al respecto. Al contarnos esto Lucía nos preguntó que decidíamos, a lo cual nacho sin dudas le pidió la emancipación. Esto sucedió en diciembre, en marzo salió la emancipación de Ignacio, en Julio nació Penélope, nuestra hija e inmediatamente iniciamos los trámites para que él los pueda adoptar (es adopción, no reconocimiento de paternidad).
Nuestra vida va de maravilla, nacho está por cumplir 20, yo ya tengo 47, Miguel con 1 año y Penny con 3 meses. Lo que me preocupó un poco fue el comentario de mi nieto cuando dijo “Aprovechemos mientras tenemos tiempo mi amor, todavía menstruas”. Pero ya hace una semana me enteré, por 4 vez estoy embarazada del hombre que amo, mi nieto. La verdad es que somos muy felices y nunca un hijo viene mal, menos cuando además de tu hijo es tu bisnieto.
Continuará...
En esta ocasión les vengo a traer un relato de MI AUTORIA, si alguien lo ve publicado en otro lado (con un nick que no sea el mio) les voy a pedir que me notifiquen.
Espero que lo disfruten esta parte es larga, pero vale la pena...
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Bisabuela de mi hijo
Hola, mi nombre es Teresa, tengo 47 años y un pasado un poco complicado. Ahora, a mi edad soy una mujer esbelta, de pelo negro azabache medio ondulado y largo por debajo de los omóplatos, tez caucásica (con un poco de pigmentación, como con un bronceado leve constante), ojos verdes, una muy buena silueta para mi edad, aproximadamente tendré 110-65-93 de medidas. No me faltan pretendientes, pero yo a esta edad ya he conocido el verdadero amor y no lo cambio por nada ni nadie…
Todo comenzó cuando era niña, mi padre era peón en un campo, hoy sigue trabajando en el campo, pero ya es encargado de varias estancias (siempre para el mismo dueño). Como les iba contando, provenimos de un pueblo humilde en una localidad de la Provincia de Buenos Aires, a mis 13 años, mi padre de 33 (Domingo) y mi madre de 31 (Carmen). Mi padre trabajaba de sol a sol en el campo de Don Zoilo, un señor muy adinerado pero también así muy humano, compasivo y dadivoso para los suyos, aunque tenía la edad de mi madre, Don Zoilo heredó varios campos y era muy común que organizara fiestas en alguno de ellos para sus trabajadores y/o para el pueblo. Recuerdo una Navidad donde nos compró regalos a todos los familiares de sus empleados y, además a los niños pequeños del pueblo. En una de las fiestas que organizó Don Zoilo es donde comienza mi historia…
Era una celebración del pueblo, yo tenía 13 años, en esa fiesta estaban todos, no faltaba ni un alma. La reunión comenzó alrededor de las 18hs y a eso de las 22hs mi padre nos dice a mi madre y a mí que nos volvamos a la casa, que él nos alcanzaría a eso de media noche, pero que como había muchos hombres pasados de copas (mi padre era uno) no quería que haya percances. Mi madre y yo obedecimos, salimos de la estancia, Don Zoilo nos saluda afectuosamente ya que éramos de mucha confianza para él, y partimos la vuelta a nuestra casa.
De la estancia hasta nuestra vivienda habría unos 500 metros, pero al faltar unos 200 metros de nuestra casa nos cruzamos con 2 jóvenes (entre 18 y 20 años). Al pasar por al lado de ellos nos silban y admiraron nuestra belleza. Mi madre era delgada y con buena figura, y como no era menos, morocha y de ojos verdes como yo (de alguien lo tuve que heredar). Intentamos seguir caminando pero uno de los muchachos se paró delante nuestro y sacó una faca (cuchillo) y el otro lo mismo pero desde atrás. Nos dijeron que si estábamos calladas y tranquilas nada nos iba a pasar (se notaba que estaban nerviosos y un poco tomados, aunque no mucho), nos mandaron entrar en los pastizales mientras uno agarraba a mi madre y el otro a mí, y así hicimos. Nos pidieron que nos levantemos los vestidos mientras ellos se bajaban los pantalones, nosotras obedecimos sin protestar, en eso nos tiran al piso y abusan de nosotras, mi madre dura como una estatua y yo sin entender nada, en ese momento estaba perdiendo mi virginidad (la cual pensaba guardar a mi futuro esposo en esa época). Se podía apreciar que eran inexpertos ya que no sabían moverse bien, pero dentro de todo fueron “cariñosos” si es que se le puede dar esa característica a unos violadores. Ambos dos terminaron eyaculando dentro de nosotras y como parecía que no estaban satisfechos intercambiaron de víctima, culminando como antes, eyaculando dentro de nuestras vaginas.
Al terminar toda esa situación traumática los muchachos se subieron los pantalones y se fueron corriendo. Mi madre no se movía a causa del shock, así que tuve que levantarla y llevarla hasta nuestra casa. Una vez allí me dispuse a sacarle la ropa a mi madre y sacármela a mí también y meternos en la ducha para limpiarnos. Dentro de la bañera mi madre reacciona y entre llantos me abraza y pide perdón por no haberme cuidado y protegido. Le dije “No te preocupes mamá, ya pasó. Ahora estamos a salvo en casa”. Nos abrazamos fuerte, terminamos de bañarnos y luego salimos a secarnos, vestirnos y dirigirnos a la cama que, por cuestiones del suceso, compartimos.
A la mañana siguiente me despierto y noto que mi madre ya se había levantado, voy a nuestro comedor y encuentro a mi madre llorando abrazada a mi padre. Ambos me ven y entre lágrimas me hacen señas que me acerque para que nos abracemos los 3. Mi padre, que era un hombre muy duro, nos dijo con una voz entrecortada que todo era su culpa, que si él no hubiera dicho que nos volvamos solas eso no hubiera pasado. Cuando se enteró Don Zoilo puso el grito en las nubes, creo que hasta San Pedro lo escuchó, inmediatamente mandó a buscar a esos delincuentes pero nunca hubo rastro de ellos. Al parecer eran de otro pueblo o estaban de pasada y aprovecharon la oportunidad al ver la fiesta.
Al cabo de unas semanas mi madre nos da la noticia que estaba embarazada, claro que al sacar los cálculos mi madre supuso que fue por la violación, mis padres decidieron tener a mi hermano y decidieron callar la posibilidad de que fuera cierta la sospecha ya que si se llegase a saber seria una deshonra para la familia. Un domingo cuando nos sentamos a almorzar un delicioso asado en el campo con Don Zoilo, ni bien me ponen la carne en frente me dieron nauseas y tuve que salir corriendo al baño a vomitar. Mi madre que no era ninguna tonta corrió tras de mí, y al salir del baño me pregunta “Hija, ¿hace cuanto no tienes tu período?” a lo cual le contesto que no lo sé, y con una cara de tristeza me dice “Hijita, no sé como decírtelo, pero creo que estás embarazada, ¿lo has hecho con algún muchacho?”. Ante tal pregunta le respondo a los gritos que no, que como podía pensar así de mí. Ante tales alaridos veo que se acerca Don Zoilo…
DZ: Disculpen mi intromisión, pero no pude dejar de escuchar los gritos ¿Sucede algo?
T: ¡Claro que pasa Don Zoilo! Mi madre piensa que yo soy una cualquiera y que tengo relaciones con cualquiera.
C: No hija, no quise decir eso, no me malinterpretes, solo pregunte si habías tenido relaciones con algún muchacho, y de no ser así creo que en esa maldita noche tu también pudiste haber quedado en cinta ya que tus vómitos no son normales.
DZ: Miren, no dejo de sentirme culpable y responsable por lo sucedido – en eso mi madre trata de interrumpirlo pero él le hace una seña para que se calle - Espera Carmen, no me interrumpas. Les decía, sigo sintiéndome culpable y responsable por lo sucedido, así que me gustaría hacerme cargo de los gastos médicos. Tengo una amiga que es doctora, si la llamo y le cuento la situación sé que podrá mantener el silencio, lo único malo es que atiende en la capital, pero no se preocupen porque yo las llevo. Y no Carmen, no acepto un no como respuesta.
Así hicimos el martes de esa semana Don Zoilo nos llevó a la Capital a ver a su amiga quien nos hizo una serie de estudios a mi madre y a mí. Al darnos los resultados nos corroboró lo que suponíamos pero que a su vez temíamos, ambas estábamos embarazadas de 6 semanas dando el tiempo justo para ser fruto de la violación…
Al volver al pueblo Don Zoilo pide hablar con mis padres y que si yo quisiera estuviese presente. Resumiendo, lo que acordaron fue que hasta que sea evidente mi panza yo haga una vida normal, luego que sea vista lo menos posible por los vecinos y para así hacerles pensar a todos que mi madre tuvo gemelos, Don Zoilo iba a pagar por profesores particulares para mi así no perdía el año de estudio y claro también los gastos médicos.
Fue pasando el tiempo y mi madre dio a luz a un muchacho, Felipe, y yo a mis 14 años di a luz a una niña, Lucía y Don Zoilo fue el padrino de ambos. Al principio hicimos como habíamos acordado, decir que Lucía era mi hermana, resultó por un tiempo, pero llegados mis 18 y habiendo terminado el secundario quería salir del pueblo y llevarme a mi hija conmigo, se lo plateé a Don Zoilo el cual aceptó y me aconsejó que primero me estabilice donde quiera estar y luego, ya estable me lleve a mi hija, un hombre muy sabio era él, así que seguí su consejo. Me vine a la Capital, al principio era complicado encontrar trabajo y vivienda, pero por medio de unos conocidos de Don Zoilo pude acomodarme para dar los primeros pasos. Al año de haber llegado a esta ciudad ya me había establecido, me puse de novia con Claudio, un muchacho maravilloso, el cual entendió mi historia y, lejos de juzgarme, me acompañó en todo. Un día volví al pueblo (al cual iba cada 2 semanas) con la intención de volverme con mi pequeña, mis padres al principio no quisieron pero terminaron aceptándolo; así que las dos nos vinimos para Capital. Fue un poco raro el acomodarnos con los horarios pero lo logramos al poco tiempo.
Ya con 21 años, Claudio me propuso matrimonio, el cual acepté. Lucía lo quería como si fuese el padre y por un tiempo fue un matrimonio hermoso, yo me recibí de contadora y Claudio de ingeniero, buscamos por mucho tiempo tener más hijos, pero nunca le llegaba la carta a la cigüeña, hasta que un día Claudio me dice que vaya a ver si no tenía algún problema, cosa que dudaba, ya que yo ya había tenido una hija, pero le di el gusto y fui. Los exámenes me dieron normales en lo que a fertilidad se referían, y ahí comenzó mi calvario. Claudio se volcó a la bebida, al juego y a las mujeres, pero traté de entenderlo, entendí que ese resultado había destruido su hombría. Pero el punto final llego cuando borracho me levantó la mano y me dejó el ojo negro, a mis 30 años no iba a permitir eso y me divorcié. Ahí mismo dejé de creer en el amor. Lucía a sus 14 se puso de novia con un chico 2 años mayor que ella y a los 15 (meses después del divorcio) me vino con la noticia… ¡Iba a ser abuela!
Por suerte Pablo (así se llama el novio de Lucía) se hizo cargo de todo y en un acto muy tierno me pidió su mano para cuando Lu cumpliera 18. Claro que la respuesta final iba a ser de ella, pero yo les di mi aprobación. A los meses, Pablo encontró un muy buen trabajo y, algo que me sorprendió mucho de un joven de su edad, la gran mayoría de su sueldo lo gastaba en mi hija y el futuro bebé, pudo haberse comprado un auto, una moto pero no, el se administraba el dinero para Lucía, el bebé, una casa y por último el casamiento. Fueron pasando los meses y Lu, con 15 años y 9 meses de gestación empezó el trabajo de parto en el living de mi casa. Urgente llamé a Pablo que estaba trabajando y nos fuimos al hospital, el nos alcanzó allí. Luego de unas cuantas horas conocí a mi nietito, Ignacio o Nacho, la vida se tornó de una luz tan clara para mí al ver sus manitos, sus ojitos, me volví una abuela babosa…
Pasó el tiempo y todo siguió su curso. Lucía se casó y se fue con Pablo y Nacho, quedándome sola a los 32 años. Así que aproveché y comencé a salir y conocer un poco la vida, conocía hombres, pero ninguno me llenaba, no eran lo que yo buscaba o necesitaba. Fueron pasando los años, seguía en contacto con Lu, con Nacho y con mis padres (a cuales iba a visitar cuando podía), intenté volver a formar pareja pero siempre terminaba decepcionada así que preferí quedarme sola. Pasado un tiempo recibí una llamada de Lucía.
L: Hola ma, ¿podes hablar?
T: Si hija, ¿Qué pasa? ¿Están bien?
L: Si ma, tranquila, tengo que contarte dos cosas…
T: Bueno… ¿y qué esperas?
L: La primera es que Pablo recibió un ascenso gerencial, pero para ello tiene que estar entre 1 y 2 años en el exterior. Nacho no se quiere ir y separarse de sus amigos, el cole y demás cosas a las que se acostumbró. ¿Te jodería que se quede con vos?
T: ¡Ay! Felicitalo a Pablo de mi parte, no hija, mi nieto nunca va a ser una molestia, yo voy a estar feliz de recibirlo, hay que ver si quiere venir a quedarse acá conmigo.
L: Si mamá, sabes que él te ama con locura, es más fue de él la idea de decirte.
T: Bueno, y ¿cuál es la segunda noticia?
L: ¿Estás sentada? ¡¡¡VAS A SER ABUELA POR SEGUNDA VEZ!!!
T: ¿En Serio? ¡¡¡Que felicidad!!! Tenemos que celebrarlo esto, vengan el sábado a cenar.
L: Es que… salimos el sábado a la tarde pensamos en ir el viernes y así nacho ya se queda con vos.
T: Dale, dale, los espero el viernes.
Llego ese día tan esperado, como estoy en un alto cargo en la empresa donde trabajo pude, sin problema, pedirme el día para así preparar todo para la noche y para la estadía de nacho conmigo.
La hora llegó y el timbre sonó, feliz fui a abrir la puerta y ahí estaban los 3 contentos y radiantes. Nachito era en ese entonces un chico de 18 años, en desarrollo pero se notaba que hacía deporte, era alto, a esa edad ya media 1.70 (sacó la altura de su padre) pelo negro y ojos verdes, tengo que admitir que al verlo se me cruzó por la cabeza un *ay, si no fueras tan chico…*. Mientras Lu y yo hablábamos y preparábamos la mesa Pablo e Ignacio iban trayendo e instalando las cosas para la habitación de mi nieto. La velada fue hermosa, me contaron de los proyectos de la empresa donde trabaja Pablo y me empecé a poner al corriente con nacho. Ya pasada la media noche mi hija y su marido se retiraron, nos dimos un fuerte abrazo y se despidieron.
Yo agarré y pasé a mostrarle donde guardaba las cosas importantes de la casa ante cualquier emergencia, nacho aprendió al instante. Hablamos por un rato más y luego llegó la hora de dormir en la cual nos fuimos cada quien a su respectiva cama.
Los días y semanas fueron pasando con normalidad, éramos casi como madre e hijo, nos comenzamos a contar sobre nuestras vidas cotidianas, problemas, situaciones graciosas; yo hacía por esa época gimnasia de 3 a 5 veces por semana y nacho siempre sacaba alguna actividad debajo de la manga, así que podríamos decir que ambos estábamos en un buen estado físico. Poco a poco, con el pasar de las semanas, empecé a darme cuenta de unas miradas pícaras por parte de mi nieto, mirándome el escote, las piernas y a veces llegaba a engancharlo relojeándome el culo. Lo tomé como algo natural de la edad, no voy a mentir y decir que no me gustó que un joven de 18 años me mirara a mí de 45, por un lado me sentía halagada, por otro incómoda porque era mi nieto, pero también estaba intrigada ya que no sabía si me miraba porque le gustara, lo excitara o simplemente por un reflejo hasta que un día mis dudas se esfumaron por completo…
Un sábado, temprano, fui al lavadero a poner a lavar la ropa de la semana, tanto de Ignacio como la mía. Mientras iba separando y poniendo la ropa en el lavarropas encuentro una tanga mía húmeda, la que me había quitado la noche anterior antes de acostarme. Cuando la reviso percibo un aroma que hace tiempo no olía, era semen, al mirar en la zona interna donde hace contacto mi vagina veo que todavía estaba ahí una acabada grande y espesa. No cabía duda que era de mi nieto, un impulso inconsciente me llevó a sacar la lengua para probar ese néctar que hizo que todo el mundo se volteara, de inmediato me empapé y tuve que dirigirme a mi habitación a masturbarme para descargar las ganas.
Pasado un rato y ya más calmada salí nuevamente para continuar con mis labores hogareños. Al escuchar que se abría la puerta de la habitación de nacho mi corazón se aceleró, no sabía cómo reaccionar, acababa de masturbarme pensando en él, en mi nieto, probé su semen en mi tanga, ¿cómo podía actuar con normalidad? Al acercarse nachito me da un beso en la mejilla y noto una erección importante proviniendo de alguien que no estaba completamente desarrollado… “Bu buen día, ¿cómo amaneciste nachi?” es lo único que me salió, temblaba nerviosa y no sabía el por qué, lo peor es que se dio cuenta “bien abu, ¿por, pasó algo?” a lo cual, tratando de calmarme, le dije que no y preparé el desayuno para los dos. Mientras calentaba el café quise ver si podía calentar algo más así que empecé a hacer posiciones un poco excitantes (recostarme sobre la mesada o agacharme para que me mirara el culo) aprovechando que yo seguía con una remera larga como camisón sin nada abajo. Por el rabillo del ojo o por algún reflejo podía ver que cumplía mi cometido, así que decidí dejarlo en paz, por ahora. El día continuó tranquilo, en algún que otro momento hacía algún movimiento o comentario sugerente para llamar su atención, pero nada demasiado obvio. Fuimos a comprar, y le propuse ir al cine ya que me había dicho que se había estrenado una película que quería ver, una de un superhéroe que se hacía del tamaño de una hormiga, “¿En serio abu? Dale, vamos… Para… ¿No tendrás ganas de comprarte ropa y necesitas que alguien lleve las bolsas, no?”, el pendejo era chico pero muy rápido a lo cual, con una sonrisa le dije “bueno… favor con favor se paga” nos reímos y luego nos alistamos para salir.
Las cosas siguieron aumentando el tono de excitación, cada vez era más frecuente el encontrar mi ropa interior con sus “regalos” pero yo no me quedaba atrás, no solo trataba de saborear esos fluidos sino que también aprovechaba para oler sus calzones. Una noche en la que no podía conciliar el sueño comencé a oír ruidos, así que me levante de la cama y salí a investigar, los ruidos salían de la habitación de mi nieto, me acerqué y miré por la rendija de la llave a ver que se veía y ahí lo vi. Estaba la luz prendida así que pude verlo bien, era nacho, masturbándose sentado al borde de su cama y diciendo “Te amo abu, mira como me pones, ahora te voy a acabar y llenar toda, mira miraaaaa” y en eso veo como llena la tanga, que me había sacado hace unas horas, de su semen recién fabricado con tanto amor para mí. Ahí mismo me dije para mí *ahora me tiene que ver él* así que pasando unas noches, sabiendo que estaba despierto, dejé la puerta de mi habitación semi-abierta y comencé a masturbarme oliendo uno de sus bóxers. De a poco empecé a gemir y levantar muy poco la voz de mis gemidos, solo para invitarlo a asomarse y mirar, tenía un velador prendido. Al cabo de unos minutos noto la presencia de alguien tras la puerta, efectivamente, ahí estaba mi niño, así que me esforcé para darle un espectáculo de maravilla “Ah nachi, si, bebé, como me encanta esa pija que tenés”… pasado un rato acabé con un orgasmo maravilloso, fue tan intenso que quedé boba por un instante. Al mirar a la puerta mi espectador ya se había retirado, no sin antes haber dejado “sus renacuajos” en el piso…
A la mañana siguiente traté de comenzar el día como si nada, hice el desayuno, lo desperté a nacho para que se aliste y así ir al colegio y demás. Podría decirse que de cierta manera nos “liberamos” sacando un poco de nuestras ganas.
Un viernes de septiembre mi hija nos hizo una video llamada por la PC, si bien hablábamos seguido por whatsapp y me preguntaba por el hijo, esta video llamada era especial dado que nos iba a mostrar ya la panza de 5 meses de embarazo, en ese entonces estaban en Houston terminando las capacitaciones para el ascenso correspondiente de Pablo. La charla fue muy amena y cálida, Ignacio le comentó como le estaba yendo en la escuela, del deporte, y demás cosas; luego me tocó hablar a mí con ella pero quisimos hacerlo a solas, ya que ella quería preguntarme cosas más intimas, sin importancia relevante pero no quería que su hijo escuchase, terminamos de hablar a eso de la 1:30 am y nos fuimos a dormir.
Alrededor de las 3 de la mañana, golpean mi puerta…
T: ¿Si?
I: ¿Abu, es… estás despierta?
T: Si nachi, ¿qué necesitas? Pasá.
I: Abu – Entra y lo noto lloroso - ¿Me puedo quedar a dormir con vos hoy?
T: Si mijo, vení. – Le dije mientras me hacía a un lado y abría las sábanas para que entre – Decime, ¿Qué te pasa?
I: Extraño a mis viejos y la llamada de hoy me bajoneó un poco.
T: Bueno, bueno, vení que esta vieja te va a cuidar.
Ignacio me hizo caso, entró a la cama y yo lo pegué a mí abrazándolo. “Contale a la abuela ¿qué más te anda pasando? Porque no creo que sólo sea eso”. Mientras le hacía mimos y caricias en el pelo me fue contando que en la escuela lo cargaban porque nunca había besado a ninguna chica y que alguno de sus amigos (un poco más grandes) lo cargaban o trataban de bebé por no haber estado con alguna chica. Le pregunté primero si le gustaban las chicas, yo ya sabía que sí, pero me hice la que no sabía, cuando me contestó afirmativamente le consulte si había alguna chica que le gustara o había alguna que le gustara más que otra. A esto también me dijo que sí, así que le pregunté si ya se lo había dicho, como era ella, y otras cosas. El me dijo que no podría decírselo, porque si se lo dijera teme que lo rechace y no podría soportar tal vergüenza y rechazo.
T: Nachi, decime la verdad. ¿Te gusta mucho esa chica?
I: Si abu, creo que estoy enamorado.
T: ¿Sí? ¿Y por qué crees eso? – Por dentro me hervía la sangre de los celos por un lado, pero por otro me derretía al ver esos sentimientos en mi nietito.
I: No dejo de pensar en ella, de querer besarla, abrazarla…
T: Te entiendo, ¿Hace mucho que te gusta? ¿Quisieras que tu primera vez sea con ella?
I: Sí abu, y sí, me gustaría que todo sea con ella, desde mi primera hasta mi última vez.
T: Es muy lindo todo lo que decís nacho, ¿Porqué no te animás y le decís que estás enamorado de ella?
I: Abuela, ya te lo dije, estoy seguro que me va a rechazar.
T: Ignacio, mirame a los ojos, ¿Qué estás dispuesto a hacer por ella, por su amor?
I: Todo Abuela, soy capaz de sacarme el corazón con las manos si así me lo pidiera.
T: Entonces, ve y díselo.
I: Abu, no me entendés. No creo ser de su target, seguramente va a saltar con que soy muy chico para ella o con algo más para no lastimarme. Pero si me dice que no, de la vergüenza voy a tener que irme con mis viejos, porque no podría volver a mirarla.
T: Nachi, el no ya lo tenés, buscá el sí. No creo que te rechace, mirate, tenés un excelente físico, sos inteligente y muy lindo, si te dice que no es una tarada que no te merece.
I: No creo que sea tan fácil.
T: ¿Por qué lo decís?
I: Porque sos vos, es de vos de quién estoy enamorado desde que soy chico –empezó a decir llorando-. Por eso quise quedarme acá en vez de ir a Estados Unidos o Europa con mis viejos. Le dije a mi mamá que iba a extrañar a mis compañeros, la verdad es que no podría extrañar a unos chicos que me hacen bulling desde hace años, al contrario, sería mi salvación. Pero si bien podía estar lejos de ellos no podía alejarme de vos, no verte, por eso le dije a mi mamá si podía quedarme con vos. Pero sé que no puedo competir con tus pretendientes, ellos tienen autos, trabajos importantes y esas cosas, sin hablar de que ellos ya deben tener una experiencia mucho mayor dado que sigo siendo virgen.
Finalizado el discurso cierra los ojos esperando una cachetada o una reprimenda, pero lejos de eso le puse una mano en la mejilla y le di un beso lleno de amor en la frente, le pedí que me mire y de una forma muy pero muy tierna y con todo mi amor le dije: “Nacho, lo que acabas de decir es lo más hermoso que alguien me haya dicho jamás. Mira como dejaste el corazón de tu abuela – le tomé una mano y la dirigí a mi pecho donde mi corazón latía desaforadamente - ¿Ves? Eso lo produjeron tus palabras. Tenés toda la razón en mucho de lo que decís. En una situación normal yo, como tu abuela, te debo rechazar. Sos muy joven, no tenés trabajo, ni experiencia de vida, ni tampoco experiencia sexual; en esas cosas estás en lo cierto. Pero, desde hace un tiempo me pasan muchas cosas con vos. No podría explicarlo bien, pero me gusta, me haces muy feliz, desde que estás acá conmigo me siento más llena de vida.” Dicho eso le dirigí una mirada tierna y una sonrisa repleta de felicidad.
I: Gracias por esas palabras abu, no creí que tu rechazo lo fueras a hacer tan tranquilo, lo creí un poco más violento.
T: Creo que hay algo que no escuchaste… dije “En una situación normal…” y después puse un PERO…
I: Eso quiere decir que…
T: Eso quiere decir que todas las excusas que pusiste no son importantes para mí.
I: Pero ¿Y tus pretendientes o novios?
En vez de responderle me animé y le di un beso en sus labios, él se sorprendió, no sabía qué hacer. “¿No te gustó?” le pregunté, nacho asintió con la cabeza así que me decidí a darle un beso más apasionado; mi nieto no sabía cómo hacer así que le dije que me siga con lo que haga, de a poco fue tomando ritmo. De a poco empecé a mojarme, moví un poco la pierna y noté la carpa que se formaba en el bóxer de Ignacio así que decidí moverme y ponerme encima de él y seguí besándolo, “no te reprimas amor, tocame por donde quieras” los ojos de mi nieto se iluminaron y yo volví a besarlo, en eso siento las manos de mi hombrecito bajando por desde mi nuca por toda mi espalda, sobre mi remera, al llegar a mi cola la agarra bien fuerte y aprieta contra su pelvis, eso me hizo soltar un suspiro de placer, me soltó y comenzó a pasarme las manos por debajo de mi remera, sentía que se me había puesto la piel de gallina, no recordaba cuando me había pasado algo similar, cada vez sentía que me mojaba más y más sumado a que tenía esa carpa presionando contra mi pelvis en la cual frotaba mi clítoris.
No resistí más y me saqué mi remera, quedando completamente desnuda frente a mi nieto y le pregunté “¿Te gusta lo que ves? ¿Te gusta esta vieja destruida?”, los ojos de Ignacio estaban por salir de sus órbitas “Abuela, no digas eso, estas BUENISIMA, cada vez me gustas y calentás más ¿Te las puedo chupar?”. No le respondí nada, solo dirigí una de mis tetas a su boca y guié una de sus manos para que me estimule la otra “Si, si, así mi amor… ahhhh me estás haciendo acabar solo con eso… que lindo AHHHH” ese orgasmo fue fascinante, pero no podía parar, quería más de él así que me levanté y fui besándolo desde la boca hasta la pelvis, al llegar a ésta le saqué lentamente su bóxer y viendo esa pija maravillosa bien venosa y erguida. Al principio la masturbé un poco y vi su pre semen así que lentamente comencé a darle besos desde la base hasta el glande, al llegar a su cabeza tan deseada primero le pase la punta de mi lengua para saborear bien el líquido pre seminal y sin pensarlo comencé a introducirme su miembro en la boca. Nacho gemía del placer, eso provocó que tuviera que masturbarme de la excitación que me generaba, mi nieto me agarra de la cabeza para marcarme el ritmo de las chupadas y al cabo de unos minutos me dice que no aguanta más, que va a acabar, no le hago caso y sigo mamando, luego de dos o tres chupadas más recibí por fin la leche de mi nietito en la boca, por fin la tomaba directa de fábrica, me lleno toda la boca con ese líquido espeso, “Perdoname abuela, no aguanté más” me dijo, levante la cabeza, lo miré y con una sonrisa de la cual en la comisura me salía un poco de su leche, la tragué “amor, eso fue delicioso, hace mucho esperaba poder tomarla así” me pase la lengua por donde me quedaban restos de ese tesoro y también los tragué. Ignacio no podía creer lo que estaba pasando, parecía que estaba en un sueño.
T: ¿Estás listo para el punto de no retorno?
I: ¿Querés decir…?
T: Si, ¿Querés pasar a ser un hombre o seguimos solo con jueguitos?
I: Sí abu, quiero…
Lo besé, me recosté guiándolo para que se ponga encima de mí y guié su glande a la entrada de mi vagina, en eso para y me dice “Abu, ¿no debería ponerme un condón?”. A lo que le contesté que ese era un día seguro, que por esa ocasión especial no iban a haber problemas pero que cuando se repita si vamos a tener que cuidarnos ya que seguía siendo fértil. Poco a poco fue introduciendo su hermoso y duro pene en mi, cada centímetro que ingresaba para mí era como un shock eléctrico devolviéndome a la vida, solo con eso me estaba volviendo loca y sentía que iba a llegar a la locura por el placer; “ah, abu, ya entró toda” y como si fuera instintivo, comenzó a bombear dentro mío. Se notaba su falta de experiencia, así que le dije “Nachi, mi amor, ahora soy tuya, soy tu abuela y tu mujer, estoy a tu voluntad y disposición, podes hacerme lo que quieras”, pero parece que estaba muy concentrado en el bombeo así que lo agarré de la nuca y lo traje a mí para besarle el cuello y que me bese o me toque las tetas. No sabría decir cuánto pasó, ya había perdido noción del tiempo, mi nieto empezó a acelerar la marcha del mete y saca dándome la señal de que estaba por acabar, cosa que a mi me excitó más y más con cada embestida. Veía que no podía aguantar más así que traje su oído a mí boca y en una voz de puta le dije “Dale mí amor, acabame adentro con toda, llename con tu leche, lo deseo”. Me miró y con una cara de satisfacción empezó a llenarme todo mi vientre con su semillas, al sentir esas contracciones en su miembro yo también acabé y le dije “Gracias, fue lo más maravilloso que me pasó”; luego no recuerdo más nada…
A la mañana siguiente me desperté con nacho encima de mí y con una paz y felicidad que jamás había sentido, aun había en mí rastros de la mejor noche de mi vida. Decidí correr a mi nieto y levantarme. Me bañé, me puse mi remera sin ropa interior y fui a preparar el desayuno para mi hombre y para mi, una vez listo me dirigí a mi habitación y ahí lo vi, el seguía dormido, pero su “amigo” estaba bastante despierto, así que (dejando la bandeja con el desayuno a un lado) decidí saludarlo, todavía olía a mí, y su sabor me encantaba. Unas chupadas después de haber empezado, mi nieto se despierta sin saber cómo reaccionar, así que tomó la mejor decisión, se dejo llevar por el placer, cuando lo vi despierto me subí arriba de él y antes de introducirme esa pija adolescente le dije “Avisame cuando estés por acabar”, él asintió con la cabeza y, acto seguido, me dejé caer, así estuve unos minutos hasta que me dijo “abu, no aguanto más”, en ese instante me salí de encima suyo, tomé mí taza de café y dirigí su miembro a ella haciendo que tire su leche en mi café, cuando ya no quedaba contenido se la limpié con la boca y le alcancé la bandeja con el desayuno.
Ese sábado lo pasamos como dos adolescentes enamorados, claro que no mostrábamos “ese” tipo de afecto en público pero ambos sabíamos lo que sentía el otro, fuimos a comer, paseamos por el rosedal. Al llegar a casa a eso de las 20, ni bien cruzamos la puerta nos fundimos en besos, nos comenzamos a sacar la ropa y ahí mismo, en el living, comenzamos a hacer el amor, me puso contra la pared y me preguntó si habíamos comprado forros, le dije que no, pero que podíamos hacerlo siempre que me acabara afuera, sólo por esta situación. Así que seguimos con lo nuestro, me puso de frente contra la pared, yo separé las piernas él me la chupó un poco y luego la introdujo en mi, de a poco fue tomando ritmo y velocidad, yo estaba tan excitada que no pude resistir mucho, cuando acabé me costaba mantenerme en pié por los espasmos así que me recostó en el sillón y continuó su labor, le dije que no se olvide de acabar afuera, pero parece que no se dio cuenta y eyaculó dentro mío, cuando reaccionó se puso rojo y agachó la cabeza pidiéndome perdón, le dije “mi amor, no importa, fue un accidente, ahora voy a la farmacia y se soluciona, quedate tranquilo” lo bese y le agradecí por ese polvo. Me vestí y me fui a la farmacia, compré bastantes condones pero, como sabía que era una fecha segura obvié la pastilla, ya que le dije que se corra afuera para que aprenda a controlarse, no por riesgo. Volví a casa y mi nieto me estaba esperando con unos mates y el living limpio y ordenado; me morí de amor en ese instante así que fui y le comí la boca “esta noche te toca un premio especial por ser tan considerado” le dije.
Esa noche en nuestra habitación me puse un baby doll de seda y encaje negro, sin nada abajo. Al verme, Ignacio, no lo podía creer, noté como su verga se paró, me acerqué a él gateando en la cama, lentamente le desabroché el pantalón y lo fui bajando junto con su calzón, al ver ese miembro me prendí a él con la boca, nacho me agarro de la cabeza con una mano y empezó a marcar el ritmo, con la otra recorría mi espalda tratando de llegar a mis nalgas, cuando alcanzó a una me dio un chirlo (cachetazo), lejos de molestarme me incitó a chupársela con más ganas, y así hice hasta que recibí mi premio, como en ese momento la tenía tan metida en la boca mi nieto me depositó sus “chicos” directamente en la garganta. Retiré mi boca de su miembro y me dirigí a besarlo, “veni, tu abuela tiene tu premio por haber limpiado el living”, mi hombrecito fue a buscar los condones, pero lo detuve, le dije que para esto no era necesario, agarré un potecito de vaselina, le pasé muy poco por el pito a nacho, me di vuelta, le pedí que me ponga vaselina en el ano porque no quería que me lo desgarre ya que hacía mucho que no lo hacía por ahí, y deje mi cola a su disposición. Le pedí que sea gentil que tiene que ser más cuidadoso que por delante. Poco a poco apoyó su miembro y lentamente fue presionando. Su miembro fue abriéndose paso por mi ano y paulatinamente por mi recto, al principio sentí una presión incómoda, pero de a poco me acostumbré y comencé a disfrutar y gozar. Los gemidos invadían la habitación hasta que llegando al climax mi nieto me dice “Te amo abu” y descargo todo en mi recto. Para serles sincera no acabé en esa ocasión, pero tuve una satisfacción mayor, por primera vez sentí que alguien me dijo TE AMO con todo su ser. Nacho sacó su pene de mi ano y me abrazó, nos acostamos y nos dormimos.
Los días y semanas continuaron sin percances, de las puertas para afuera éramos abuela y nieto y dentro de la casa éramos marido y mujer. Al principió costó el separar y diferenciar las cosas, pero lo conseguimos al poco tiempo. Nosotros seguíamos teniendo relaciones casi a diario, a veces el llegaba muy cansado del colegio y de deportes o yo de mi trabajo, pero siempre una atención había, o yo lo esperaba con la ducha caliente o el me recostaba en la cama y me hacía masajes en los pies y piernas, esas eran otras formas de hacer el amor sin necesidad del coito. Pasaron los meses y, ni él ni yo, nos podíamos sentir tan complementados, pero a la vez nos faltaba algo así que un día en la cena le dije que teníamos que hablar.
T: Mi amor, sabes lo feliz que me haces, ¿No?
I: Si, y vos a mi abu. ¿Pasa algo?
T: Es que, y no quiero que lo tomes a mal, siento que nos falta algo. Y no hablo del sexo o de compañía ya que en estos 3 meses que empezamos nuestra relación fuiste adquiriendo una experiencia y madurez inigualable.
I: ¿Entonces?
T: Prometeme que no vas a enojarte con lo que voy a decirte.
I: Si abu, sabes que te amo y que doy todo por vos.
T: Creo que lo que nos falta es un bebé en la familia, en nuestra familia, la que estamos formando los dos.
I: ¿Qué? Perdón pero no te entiendo.
T: Bobo. Que quiero tener un hijo con vos nacho, quiero que me hagas madre, que demos vida a un nuevo ser. Sé que sos muy joven y puede que te asuste, pero es algo que realmente me gustaría ya que no me queda mucha fertilidad.
I: Es que, la verdad, me cayó como un balde de agua helada la idea. No es que no te ame, sólo me tomaste por sorpresa. Si mi amor, quiero que tengamos hijos juntos. Te amor ahora y siempre.
T: ¡Me acabas de hacer la mujer más feliz del universo!
Esa misma noche comenzamos a tener relaciones sin protección, lamentablemente a la semana vino mi período, pero eso no nos detuvo, nuestra libido y energías estaban puestas en eso. Luego que se me haya ido mi período fui a una ginecóloga, le pregunté por las posibilidades de quedar embarazada y haciéndome análisis me dijo que gozaba de una excelente salud, que no habría problema alguno, esa noticia me llenó de una mayor felicidad a la que tenía, así que le pedí si me podía hacer un calendario de ovulación, me lo hizo sin chistar y al instante, con el calendario en mano me fui feliz a casa.
Ya habíamos llegado a Noviembre y estaba ansiosa por mi fecha de ovulación, le comenté a mi nieto que por uno o dos días antes a mi fecha no hagamos nada, así sus soldaditos tienen más fuerza, mucho la idea no le gustó, pero aceptó. Llegó el día y me puse a prepara todo el clima de la habitación, velas aromáticas, sábanas, comida afrodisíaca, etc. Al caer la noche cenamos con Ignacio y nos fuimos a la habitación, al ver toda la decoración, mi nieto, me miro y me empezó a llenar de besos, lo detengo y me voy al baño, cuando salgo, lo hago completamente desnuda, lo miro y le digo “¿Aún deseas a este vejestorio? ¿Todavía querés que embarazarme y que tenga a tu hijo?” a lo cual l me responde:”Te deseo más que nunca, no podría querer embarazar a nadie más, pero no, no quiero que tengas a mi hijo”. Eso me sobresaltó, me paralizó, pero me abrazó y completó “Quiero que tengas a MIS HIJOS, no quiero conformarme con sólo uno” y me besó. Esa sesión de mimos y caricias fue diferente al resto, estaban llenas de amor y deseo, pero de una lujuria diferente, altamente excitante.
Comenzamos a besarnos y me fue dirigiendo a la cama, me recostó y sin detener sus besos, mientras se sacaba la ropa, mi nieto fue bajando por mis pechos, los cuales besó y succionó un poco, continuó por mi vientre hasta que llego a mi entre piernas, ahí se dedicó pura y exclusivamente a lamer mi clítoris y darme el mejor sexo oral que recuerdo, yo tomaba su cabeza para que no aleje su lengua de mi vagina, con sus manos me acariciaba las piernas, la cola, las tetas, mi panza, se había vuelto un profesional, ya no resistí más y acabé soltando gemidos y alaridos de placer. Lentamente nacho fue subiendo, besándome nuevamente; al llegar a mi cara me dice: “¿Lista para cruzar el punto de no retorno? ¿Para convertirte completamente en mi mujer y darme hijos?”. Lo beso y contesto: “Hoy más que nunca mi amor”, nos fundimos en un beso mientras que lentamente nuestros sexos también se unían. Como les comenté antes, esa sesión de sexo era más amor y deseo que lujuria, no hacíamos posiciones raras, solo nos entregábamos en cuerpo, alma y esencia. Al rato siento que mi hombre estaba por acabar y le digo “Llena el vientre de tu abuela, embarázame, haceme bisabuela y madre nuevamente, infestá mi óvulo con tus bebés”, rodeo su cadera con mis piernas para que no pueda salirse y es en ese último empujón donde mi nieto mete toda su pija hasta el fondo, llegando su glande a tocar mi útero, donde dejó a todos sus espermatozoides. Toda esa noche seguimos así, y como la ginecóloga me dijo que la ovulación son casi como 5 días, así lo hicimos por esa cantidad de tiempo. Seguimos como siempre, amándonos puertas adentro.
Pasados unos 15 días noto que no me viene el período, así que voy a la farmacia a pedir un test… lo realizo pero me da negativo. Tanto mi marido/nieto como yo nos bajoneamos, así que él me hizo un pollo a la parrilla que tanto me gustaba (si, aprendió a cocinar para mimar a su mujer/abuela), pero al sentir el olor al pollo me dieron unas nauseas que tuve que ir al baño, con nacho nos miramos y no entendimos nada a lo cual me dice “Abu, ¿y si vamos a que te hagan la prueba en el hospital? Escuché que las pruebas caseras pueden fallar, mientras que las de hospitales, al hacerse con sangre, son infalibles”. Las esperanzas volvieron a mí como con una inyección de adrenalina, me limpié, me vestí y nos fuimos al hospital, me hicieron el análisis y una hora después nos llama, Como mi nieto parece mayor de edad no preguntaron por él, así que nos pide que tomemos asientos, nos mira y dice: “Señora Teresa, felicidades, está usted embarazada. Felicidades también al nuevo padre”. Ahí mismo quebré en llanto por la alegría, mi nieto/marido me contenía. Agradecimos, y volvimos a casa, no sin antes pedir turno con un médico para que siga todos los pasos del embarazo, por suerte lo hizo mi ginecóloga.
Los meses fueron pasando, Ignacio cumplió 19 años, mi hija tuvo una nena, Ludmila, hermosa, rubiecita como el padre y de ojos claros. A mi hija y a mis padres en el pueblo les dijimos que su nuevo hermano (y nieto) era producto de una mala elección que tuve y me tengo que bancar sola esto. Lucía nos comenta que a Pablo le ofrecieron un puesto fijo en la sucursal de Madrid de esa empresa, así que se iban a vivir allí en un tiempo y le propuso a nacho irse con ellos, a lo cual él rechazó: “No te enojes ma, pero con lo buena que fue y es la abuela conmigo, no puedo dejarla sola, me sentiría una mierda” le dijo. Mi hija lo entendió y no se opuso, ella sabía que él siempre estuvo enamorado de mí. Mi hija me agradeció por como cuidaba a su hijo, hablamos de otras cosas y quedamos para tratar de vernos pronto.
Los meses pasaron, llegó agosto y mi fecha de parto con él. Ya de licencia por maternidad, un miércoles siento que rompí bolsa, lo llamo a nacho, que ese día se había quedado por mi situación, agarramos el bolso y nos fuimos al hospital. Pasadas las 12:30 nace mi hijo/bisnieto, con Nacho decidimos llamarlo Miguel, mi nieto cargó a su primogénito y luego me lo entregó, la felicidad no nos cabía en nuestros cuerpos. Vinieron mis padres y Don Zoilo a conocer a mi niño, se quedaron unos días y volvieron al pueblo. Una vez ya en casa los 3 nuestra vida volvió a ser como antes.
Pasaron unos 4 meses, Miguel seguía lactando, y veo que no me baja mi período. No me preocupé ya que creí que por mi edad me estaba llegando la menopausia, seguimos una vida normal en familia los 3 cuando, por diciembre, me noto rara, mi leche no deja de fluir, las mamas crecieron aun más, saco turno con mi ginecóloga a ver qué me dice, la noticia fue inesperada… Estaba embarazada de 7 semanas, iba a volver a ser madre. Un sentimiento de felicidad me invadía, pero con él uno de nervios, ¿cómo era posible este embarazo? Y ahí recordé, ni bien nació Miguel no me vino hasta un mes y medio después (octubre) y los médicos me dijeron que era porque los órganos debían volver a regularizarse entonces con mi nieto no nos preocupamos y lo hicimos sin cuidarnos… Ahí estaba el cómo… Llegué a casa y le di la noticia a mi marido/nieto, él no lo entendía así que le expliqué, se puso feliz y me dijo “El regalo de navidad se me adelantó, te dije que ibas a ser madre de más de un hijo mío”. Nos besamos y empezamos a decidir cómo lo o la íbamos a llamar. En eso me llega un mensaje de Lucía diciendo que iban a venir a pasar las fiestas con nosotros. ¿Cómo se lo iba a decir lo de mi embarazo, qué excusa le iba a poner ahora?
Llegó Navidad, Mi hija, Pablo, Ludmila, Ignacio y Miguel estábamos todos en la mesa cenando cuando les doy el nuevo anuncio, a mi hija fue como darle un balde de agua helada, mi yerno por lo que había tomado mucho no caía y celebraba. Después de los fuegos artificiales, los regalos y demás Pablo se va a dormir, Mi hija lleva a Ludmi a la cuna y yo hago lo mismo con Miguel. Nacho estaba preparando café en la concina, Lucía entra y nos dice:
L: ¿Qué están haciendo? Se piensan que no me doy cuenta?
T: ¿De qué hablás lu?
L: Dale mamá, hacete la pelotuda que yo nací ayer. Ustedes dos están garchando, y como si fueran unos pendejos no se cuidan. –Eso me cayó como un balde de agua helada, no sabía cómo responder.-
I: No mamá – tomó la palabra mi nieto – Ahí te equivocas. La abuela y yo no garchamos. Nosotros hacemos el amor. No espero que lo entiendas, puede que sea muy jodido para vos aceptarlo, pero yo AMO a la abuela, y no como una abuela, sino como mi mujer, y si, Miguel y el bebé que está esperando son mis hijos, pero no fueron ningún accidente, ambos los buscamos y deseamos. Repito, no pido ni espero que lo entiendas, pero me siento libre al aclarártelo mamá, porque si soy un hombre para tener hijos y ponerla también soy hombre para no agachar la cabeza frente al amor y defender a la mujer que amor.
L: ¿Cómo me vas a hablar así? – Y le dio una bofetada - No te olvides que ante todo soy tu madre. ¿Cómo crees que no voy a entenderte? ¿Tan retrógrada crees que soy? Me da mucho orgullo que hayas conseguido a tu verdadero amor, no me lo esperaba, pero veo que su amor va más allá de las limitaciones. Les deseo lo mejor, si quieren que no vuelva para molestar e irrumpir o incomodar esta familia los voy a entender.
T: No digas eso, sos mi hija, sin vos nada de esto podría haber llegado ni a ser imaginado. Te amo hija, pero también amo a tu hijo, mi nieto que a su vez es el padre de mis otros hijos. No sabes lo difícil que es criar a un hijo sola, ser señalada en tu propio pueblo y luego por tu propia pareja; después llega un chico que te da todo el amor del mundo y empieza a ser ese hombre que desde chica soñaste, y dio que ese hombre es nacho, tu hijo, mi nieto.
Fui corriendo a abrazar a mi hija quien correspondió mi abrazo y luego se unió nacho. Nos quedamos hablando un rato, Lucía no iba a decir nada ya que veía felices a 2 de las personas que más amaba en el mundo y se ofreció para ayudarnos en lo que le pidamos. Nacho le preguntó si conocía a alguien en el poder judicial, ya que él quería darles el apellido a los bebés, quería ser un padre 100%; mi hija tenía que hacer unas llamadas, pero no prometió nada. Las llamadas se hicieron, mi hija tenía muchos contactos en el poder judicial, tanto por sus trabajos cuando estaba acá como los trabajos del marido. Estuvo toda la tarde llamando, hasta que dio con el juez indicado, éste le dijo que tenía que hacer la emancipación del menor o esperar a sus 21, y por medio de un documento especial, él podría adoptarlos, aunque sean parientes, pero que bueno, por ley no iban a poderse casar legalmente y él no podía hacer nada al respecto. Al contarnos esto Lucía nos preguntó que decidíamos, a lo cual nacho sin dudas le pidió la emancipación. Esto sucedió en diciembre, en marzo salió la emancipación de Ignacio, en Julio nació Penélope, nuestra hija e inmediatamente iniciamos los trámites para que él los pueda adoptar (es adopción, no reconocimiento de paternidad).
Nuestra vida va de maravilla, nacho está por cumplir 20, yo ya tengo 47, Miguel con 1 año y Penny con 3 meses. Lo que me preocupó un poco fue el comentario de mi nieto cuando dijo “Aprovechemos mientras tenemos tiempo mi amor, todavía menstruas”. Pero ya hace una semana me enteré, por 4 vez estoy embarazada del hombre que amo, mi nieto. La verdad es que somos muy felices y nunca un hijo viene mal, menos cuando además de tu hijo es tu bisnieto.
Continuará...
13 comentarios - Bisabuela de mi hijo
a estas muchachas... mamita que fertilidad!!
Resumido, abuela de 47 años tiene hijos con su nieto de 18