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Viaje de un jubilado a La Argentina (47)

Al llegar a casa lo primero que me preguntó mi mujer era si había complacido a la señora Amparo en su deseo, sin dudarlo le dije que sí aunque me contuve de especificar el deseo que le había complacido, de pasada le comenté que su hija Pepita también me había dado un regalito para sus tíos pero tampoco le aclaré el contenido del estuche, le dije que vivían en Sagunto y que me había encargado que les llamara y que vinieran ellos a recogerlo, Elena me contestó inmediatamente que no, que un encargo así debía hacerlo yo hasta el final, al fin y al cabo su pueblo está a escasos 25 Km. de casa.
                                      Estuve jugando un rato con mi nieto, nada más verme ya extendía los bracitos para que lo cogiera y con cualquier gracia se reía hasta casi atragantarse, a la vez dejé un poco libres a las mujeres para que prepararan la cena.  Javier vino con el tiempo justo de sentarse a la mesa yo de reojo miraba a Corina, con los andares que tenía adivinaba que juntando los muslos evitaba que se le salieran las bolas chinas, ella no hacía nada por disimularlo y por la marca que le hacía las mínimas bragas en el vestido debía pasar apuros, aunque parecía que valía la pena porque de vez en cuando tenía que apoyarse en alguna silla y esperar a que se le pasara el calambrazo.
                                      A mi mujer esta noche no se le ocurrió volver a probarlas y a mí no me vino mal, las valencianas me habían saturado bastante y dormí como un tronco toda la noche.  Por la mañana al despertar caí en la cuenta de que  hacía mucho que no hablaba con mi buen amigo el argentino, por unas causas u otras no había pasado por el parque que frecuentábamos y me apetecía saber de él, sus achaques y contarle las últimas andanzas, cuando salí a la calle me dirigí optimista hacia la plaza de Aristóbulo del Valle, no sé si sería por el clima que estaba un poco húmedo o por qué razón pero estaba bastante desierta, el sol era débil y había viento y no apetecía sentarse por lo que pensé que quizá encontrara a mi amigo como en otras ocasiones paseando por el barrio buscando yerba mate o el periódico. 
                                      Estuve deambulando por las calles, ya iba a girar por la calle Helguera cuando vi en la acera de enfrente a Magda que estaba a punto de cruzar, nos alegramos mucho los dos, incluso ella cruzó imprudentemente cuando pasaba un coche, me abrazó como si no me hubiera visto en años y me llenó la cara de besos, una vez pasada la euforia del encuentro le dije lo contento que estaba de verla tan linda y tan cambiada.  La chica estaba contenta con el rumbo que había tomado su vida en parte gracias a mí, ahora vestía con elegancia, ropa de calidad y se cuidaba el físico, no parecía la misma maquillada y pintada, se me colgó del brazo y me preguntó.

¿Qué hacés por estos barrios hombretón?, te he estado añorando mucho, creía que habías vuelto a tu país.
Pues no pero casi, ya lo hemos decidido y no tardaremos mucho, mi hijo tiene que hacer un curso para promocionarse en la empresa y se vendrán un tiempo con nosotros allí por eso estoy intentando despedirme de los amigos con tiempo.
¿Y de las amigas no? mmm, que desilusión, me has olvidado muy pronto…
No mujer, aún estaremos unos días pero esta mañana me he dado cuenta de que hace mucho también que no hablo con  mi amigo y como no lo he visto por el parque he dado un paseo por si lo veía aunque temía que lo hubieras  agotado de tanto coger con él, jajaja.
Nooo por Dios, nada de eso, la verdad es que ha estado una temporada un poco delicado, el ambiente húmedo del río no lo favorece, yo, aunque no te lo creas me preocupo mucho por él y estoy pendiente de su salud, de hecho siempre doy un rodeo cuando vengo a casa de Cati, ahora ya está mejor cualquier día lo verás si hace buen tiempo, sentado como siempre en el parque.
Está bien me tranquilizas, volveré más seguido hasta que lo vea, quiero contarle muchas cosas y despedirme debidamente.
Seguro que lo que tienes que contarle es sobre tus amoríos con las mujeres, ya te conozco, eres un Don Juan.
No seas mal pensada… aunque algo de razón sí que tienes, jajaja.

 
                                      Marga iba colgada de mi brazo hablándome animadamente, hacíamos una pareja atípica, ella tan bella y arreglada y yo con un montón de años más, algunos se volvían al vernos y no me extrañaba si me envidiaban.

¿Sabes una cosa?, tengo muchas ganas de pasar un rato con vos, te tengo que contar muchas cosas pero hoy mis hijos están en casa, si no te invitaría a tomar un café y… lo que te guste.
No te preocupes, ya encontraremos un momento para despedirnos como toca pero dime… ¿cómo están Cati y Olga?
Pues… Cati como siempre, atada a su sillón, me pregunta muchas veces por ti, no deja de recordarte, no sé por qué será, jajaja y su hija, Olga ya es punto y aparte, como vive arriba y sola…  Bueno eso de sola… ahora está muy unida a Viviana y entre las dos siempre tienen compañía, tu consuegra está desbocada, las dos visten como jóvenes, la verdad es que tienen unos cuerpos envidiables y no escatiman en ropa y cuidados.  Es raro el fin de semana que duermen en casa de Olga y no lo hacen solas, siempre traen a algún hombre, si no son dos y no creas que tienen mal gusto, no miran ni edad ni color, hace una semana trajeron a dos brasileños, decían que eran primos pero yo creo que de parentesco no tenían nada, lo único que tenían en común era una pija de más de un palmo, me llamaron porque no tenían toallas de baño y los vi a los cuatro cogiendo en la cama.  Pepe no te exagero nada pero la polla les llegaba a la rodilla y se la clavaban a ellas casi hasta el final, yo me bajé rápido porque uno la sacó y me la enseñó por si quería probarla, ¡qué barbaridad de polla! Estuvieron todo el fin de semana cogiendo, Cati y yo nos teníamos que tapar los oídos de los gritos y gemidos que daban las dos, cuando se fueron el lunes subí a limpiar, había semen por todas partes y ellas no se levantaron de la cama en todo el día.  Olga me contó que habían estado cogiéndolas uno detrás del otro sin parar, se alternaban y las cogían por todos lados se descontaron de los orgasmos que habían tenido y me enseñó la concha, casi le sangraba de irritada que la tenía aunque Viviana era la peor, el culo lo tenía dilatado como un vaso de agua y no se le cerraba, no se lo quise contar a Cati pero estuvieron andando despatarradas varios días.  A todo esto, ¿hacia dónde vas?
Pues ya no tengo ningún plan aunque he pensado en ir a ver a una amiga que vive en Villa Devoto, no sé si estará pero si no la encuentro me tomaré un aperitivo en la cafetería que es un  vagón de tren que está cerca, tiene un ambiente muy bueno, pero si quieres te acompaño hasta la estación del San Martin y luego seguiré yo.
Como quieras, ¡qué lástima que mis hijos estén en casa!… en fin.
Tranquila ¿y qué me cuentas de tu hermana, ya se ha “modernizado” un poco?
¿Mi hermana?  No la conocerías, desde que entre tu amigo y tú la hicieron entrar en “razón” ahora es una adicta al sexo anal, el otro día me contó que había conocido a un chico, fueron a un Albergue y estuvieron cogiendo, lo más gracioso es que era ella la que le exigió se la metiera en el culo, el era remiso porque no lo había hecho nunca pero ella le enseñó y disfrutó desvirgándolo, imaginate a mi hermana dando lecciones de enculadas… jajaja
Jajaja, eso habría que verlo.

                                      Llegamos a la estación y cruzamos la pasarela elevada esperamos  a que llegara su tren pero un momento antes paró otro en sentido contrario, desde allí la llamaron por la ventanilla.

¡Marga, Marga!
Hola Inés…  ¿Dónde vas y los niños?
Tranquila, ha venido tu hermana y se los llevó, me dijo que después te llamaría, que quería comprarles ropa.
¡Ahh!, bien, gracias.

                                      Marga se volvió a mí, ya me miraba de otra manera.

Mirá por donde tenemos luz verde, mi hermana se ha llevado a los niños que había dejado al cuidado de Inés mi vecina, te puedo invitar a ese café que tenemos pendiente… si quieres.

                                      Por toda respuesta me dio un beso en la boca, yo no tenía argumentos para contradecirla, la posibilidad de que Malena o Marlene estuvieran en su casa perdió fuerza y cuando llegó el tren subí con Marga, iba bastante lleno y tuvimos que ir apretujados todo el trayecto, eso no hizo más que calentar el ambiente, en el vaivén del tren y los empujones Marga me incrustaba las tetas en el pecho y su vientre se pegaba al mío.

Este tren es peligroso, imagino que siempre no irá tan lleno, porque llegarás a casa bien manoseada.
Jajaja, mmm, te noto un poco celoso…  ¿Qué no te ha gustado el roce?
Claro pero pienso en los que vayan todos los días frente a ti, llegarán con la pija dura.
Jajaja, no tengo tanta suerte, alguna vez sí que me aprietan pero procuro mirar por la ventanilla aunque noto alguna polla dura en mi culo, jajaja.

 
                                      Entre bromas y risas llegamos a casa de Marga, los restos de la marcha precipitada de sus hijos era evidente, juguetes por todos lados y material escolar pero ella saltó sobre ellos y de la mano me llevó a su dormitorio, me sentó en la cama y delante de mí se fue quitando el vestido hasta quedarse en ropa interior, se dio una vuelta para enseñarme el conjunto de lencería que llevaba, el cambio había llegado a todos lados, cuando la conocí iba vestida con unas ropas humildes y la mayoría de veces con el uniforme de enfermera por no tener cosa mejor para ponerse y ahora lucía un sujetador de marca y de lo más sensual que había visto.

¿Te gusta?  Me lo compré pensando en vos, estaba deseando que me lo vieras puesto, ¿me lo quito yo o preferís quitármelo vos?
Te lo voy a quitar yo pero sin manos, lo haré con la boca…
Mmm, eso no me lo habían hecho nunca, creo que me gustará.

                                      Se acercó a mí y se quedó de pie entre mis piernas, sus tetas llegaban a la altura de mi cara y las besé, realmente el sujetador era de poca tela y muy fina, se le marcaban los pezones y más después de los primeros besos, me abracé a su cintura y fui besándole alrededor de los pechos, ella se movía ofreciéndomelos pero yo evitaba ir directamente a ellos.  Con los labios y dientes fui aflojando los tirantes hasta hacerlos caer por los hombros, Marga procuraba encoger el pecho para que cayera al quedar hueco pero yo iba tirando centímetro a centímetro y besando cada porción de piel que iba descubriendo, sus pezones iban en aumento sin llegar a tocarlos, yo notaba cómo se endurecían las tetas y tensaban el tul del sujetador favoreciendo que no se deslizara, de vez en cuando con la lengua húmeda mojaba la zona donde los pezones empujaban para salir y provocaba que se pusieran más duros sobresaliendo de las areolas.
                                      Dejé la puntilla que coronaba las copas al mismo borde de las areolas de los pezones, la redondez de la teta tiraba con fuerza y tensaba el sujetador, apretando en un canalillo profundo, le di la vuelta, ella pensó que ya le soltaría el cierre trasero y el sujetador saltaría por la presión pero lo que hice fue seguir bajando la prenda unos centímetros y así permitir que las copas quedaran tirantes aunque seguían ejerciendo su labor, ya sólo se sujetaban las puntillas enganchadas en los mismos pezones, las areolas ya se veían hasta la mitad, como lunas emergiendo por el horizonte.
                                      Marga estaba desesperada su pecho agitado respiraba subiendo y bajando el par de tetas con riesgo que salieran sobre la prenda pero yo iba con sumo cuidado, tuve la idea de meter la lengua por debajo de la puntilla entre la copa y la areola y rodearle el pezón, no lo llegué a sacar pero lo puse totalmente áspero y mojado, Marga suspiró, en un momento le bajé la copa lo suficiente para que quedara el pezón a expensas de mis dientes, lo mordí con suavidad tirando de él, la teta quedó en forma de cono pero ella gemía y jadeaba aunque no se quejaba, cuando aspiré y entró en mi boca el pezón duro y la areola entera, ocurrió lo que no me había pasado nunca, Marga se corrió, ninguna mujer se me había corrido solamente chupándole las tetas aunque reconozco que el trato que le estaba dando era especial pero ella debía ser muy sensible de pezones y no pudo aguantar.
                                      Me cogió la cabeza y me la incrustó entre sus pechos,  tirando del sujetador y dejándolo en el estómago, con los pechos libres ya no di cuartel, los mordí, lamí y chupé, haciéndole gritar de gusto, con las manos le había cogido las nalgas por debajo de las bragas y se las amasaba metiéndole los dedos entre ellas hasta llegar a los labios del coño por detrás, me pidió, rogó y exigió que la follara ya, tiraba de mi ropa para desnudarme empujándome para que me tumbara y poder subir sobre mí.
                                      Le dejé hacer, con manos desesperadas me desnudó como si me quitara la piel, no esperó a sacarme los pantalones por los pies porque se entretenía demasiado con los zapatos y tiró de los calzoncillo de golpe dejándome la polla vertical, tampoco tuvo paciencia de quitarse las bragas, simplemente las ladeó y cogiendo mi polla como un pincel lo pasó un par de veces para mojarlo por su coño, a la tercera lo encaró en su vagina y se sentó, ella sí que estaba lubricada porque entró violenta pero suave hasta el fondo, no dejó de saltar sobre mí hasta correrse otra vez, este orgasmo fue mucho más violento, no dejó de moverse hasta que sació todo el ardor que tenía en el coño, cayó sobre mí dejando las tetas aplastadas sobre mi pecho, estaban mojadas con mí saliva y duras marcando mi piel.
                                      Pensé que estaba tan agotada que no podía más pero sentí como los músculos vaginales empezaban a estrujarme la polla que mantenía adentro todavía, si había bajado un poco la erección volvió a subirla al máximo y me dijo al oído.

Ahora verás como yo también sé metérmela en el culo y mejor que mi hermana.

                                      Se incorporó y se dio la vuelta dándome la espalda, quería que disfrutara con la visión, en cuclillas cogió el tronco y se lo puso entre las nalgas, no estaba dilatada pero si lubricada, su voluntad venció a la resistencia del esfínter y pronto desapareció mi capullo en su culo.  El resto fue un suspiro y una sentada, se lo clavó hasta hacerlo desaparecer, estuvo amasándome los huevos y saltando, veía cómo se metía y sacaba la polla del culo sin parar a la vez que ella misma se aceleraba, pude alcanzarle el clítoris que asomaba entre los labios abiertos del coño y con dos dedos lo acaricié, el orgasmo fue fulminante pero no quiso dejarme y siguió saltando. 
                                      Al verla moverse y luchar contra el vendaval que agitaba su pelo me corrí también, le llené el culo de leche y ella se tumbó de espaldas sobre mí, la sujetaba cogiéndole las tetas y esperamos a que mi polla saliera desmayada, la mancha que dejamos en la sábana era bastante grande, se habían juntado los flujos que no habían dejado de manar de su coño con la leche que aparecía por su ano dilatado, aún le quedaron fuerzas para ponerse de rodillas y apoderarse de mi polla desmayada y metiéndola en la boca la chupó hasta hacerla revivir, la quise convencer de que no había nada que hacer, mi tiempo de recuperación ya no era ni sombra de lo que fue en un lejano día pero su empeño me demostró que el tesón movía montañas y estuvo chupándome la polla hasta ponerla tan dura que cuando me corrí y ni le avisé, se le hincharon los mofletes de las mejillas y me enseñó su victoria, tenía la boca llena de semen y luego lo tragó.
                                      Estuvimos un buen rato sobre la sábana, ella no sabía qué hacer para agradecerme el haberle encontrado un trabajo y cambiado la vida, yo le dije que se merecía lo mejor, había demostrado luchar por sus hijos aún haciendo cosas que no le gustaban y ahora tenía su premio.  Marga era una buena chica de lo mejor que me había encontrado y para mí sería una persona que no olvidaría fácilmente, nos despedimos con la convicción de que no sería la última vez que nos encontraríamos y nos intercambiamos los teléfonos para seguir en contacto.
                                      Cuando salí de casa de Marga iba pletórico, no me esperaba pasar la tarde tan plácidamente y al bajar en la estación del San Martín me encontré con Marlene, como siempre iba impecablemente vestida al estilo francés, se alegró mucho de verme igual que yo a ella, tenía prisa y aún así aceptó tomar un café conmigo, en una cafetería cerca de la estación nos sentamos, le pregunté cómo le iba todo, me informó de sus hijas, Malena pasaba por un momento regular con Fernando pero como no coincidían mucho lo llevaba bastante bien, su hija Francis se había separado de su marido definitivamente, me confesó que las tres me echaban de menos, siempre que se reunían recordaban la tarde que pasamos juntos, pronto le pregunté por Guerta la modelo, estaba entusiasmada, la chica lo valía y había tenido suerte.
                                      En estos momentos estaba en Francia haciendo una campaña de publicidad de un perfume muy famoso en todo el mundo, su vida había cambiado totalmente aunque no tenía tiempo para nada ni vida propia pero, comparado con su antigua dedicación era un cambio total.  Marlene miraba el reloj continuamente, no quise hacerle perder tiempo y nos despedimos, cuando me besó me estampó en la boca sus labios retocados y carnosos, olía a perfume caro y estaba bellísima, prometimos vernos antes de irme y la vi desaparecer con paso rápido, aquellos andares le proporcionaban a sus caderas un movimiento de lo más sensual, recordé como había conquistado aquel castillo de que tanto presumía pero que nadie había hoyado todavía.
                                      Volví hacia casa y crucé por la avenida San Martín tuve que esperar para que pasara el tren que venía del centro y por la ventanilla vi la cara de Malena, me alegré profundamente y esperé a que se apeara, ella no me había visto aún y su cara un poco seria se iluminó al verme, el abrazo y los besos que me dio me gustaron pero los noté más sentimentales que normalmente por eso cuando me dijo que la acompañara no tuve valor en negarme, le conté que acababa de dejar a su madre que iba muy apresurada, al oírlo me contó.

Marlene hace poco que sale con un francés, lo ha conocido en una exposición de Manet y le había encandilado contándole cosas de Paris, le dijo que se dedicaba a pintar en su estudio de Montmatre y le contaba de la luz que entraba por su gran claraboya que daba a los tejados por donde sobresalía la cúpula de Le Sacre Coeur, mi madre cayó como una adolescente, yo no me creo nada pero ella está coladísima con Jean Bautiste.  Es bastante más joven que ella pero sabe cómo tratarla, mi madre me ha confesado que le recuerda mucho a ti pero con menos experiencia, está decidida a ponerlo al día, de hecho ya ha empezado las primeras lecciones para encularla según tus reglas.
Jajaja, tu madre es una mujer especial, no tiene límites.
Es cierto, a mi hermana le da envidia porque desde que dejó a su marido sólo ha tenido la experiencia contigo y de eso ya hace mucho, es mejor que no te encuentre porque no te dejará hasta que la rebalses…
Jajaja, ¡qué pena no tener ya mucho tiempo para hacer una reunión familiar, a lo mejor tu madre invitaría a Jean Bautiste, así podría tomar nota!
Que malo eres, mi madre te diría “l’enfant terrible”, jajaja.
Ahora en serio ¿cómo estás tú?
¿Yo?... estoy, solamente eso, estoy pero ¿qué hacemos aquí en la calle?, acompáñame a casa y hablamos un rato.
Como quieras, ¿entonces la relación con tu marido no se ha arreglado?
No como yo quisiera, una cosa es tener cierta libertad en el sexo comprensible hasta cierto modo por la vida que llevamos pero se está complicando demasiado, si recuerdas tuvimos una crisis muy fuerte cuando se liaron todos con Tina la bailarina, la cosa se desmadró porque ella es ninfómana y no tenía bastante sexo ni con todos ellos, al principio estuvo con unos y con otros y al final con todos a la vez, ya sabes que me enteré por el bailarín que no participó porque era gay, la cosa se calmó un tiempo porque entró en el grupo otro bailarín que era todo un semental y Tina dejó tranquilos a los otros músicos pero el pobre chico duró poco, Tina lo exprimió de tal modo que tenía que llevarlo ella a él cuando bailaban tango, estaba tan débil que se quedó en los huesos de tanto coger con ella, duró poco tiempo hasta que se tuvo que ir por no poder aguantarle el ritmo.
Pobre chico, una cosa es coger, que a todos nos gusta pero no parar de coger no lo aguanta nadie.
Eso pasó, lo exprimió como a un limón y cuando el chico ya no podía satisfacerla volvió a buscar a los músicos, empezó como siempre mamada a Fernando, cogida con el violinista y enculada con el pianista, pero poco a poco los volvió a reunir a todos a la vez y la cogían sin parar.
¡Qué bárbara!
Sí bárbara pero ahora tiene un problema, esta ¡embarazada! y no sabe de quién, la han follado todos y tantas veces que es imposible averiguar nada y lo peor es que ya le han dicho que si se empeña en averiguarlo ninguno quiere saber nada del tema.
Hasta cierto punto lo veo normal y ¿tú como lo llevas?
Imagínate, ya no sé qué pensar, mi marido podría tener un hijo con otra y que además no es cualquiera, es una que coge con todo el que puede.

                                      Malena me miró, tenía los ojos llenos de lágrimas cuando entramos en su casa, tiró el bolso que llevaba sobre un sillón y me abrazó, notaba las lágrimas como me mojaban el cuello y le besé el suyo, la chica sollozaba sin consuelo y besé las lagrimas que le brotaban, ella me correspondió besándome suavemente en los labios y me abrazó, entre hipos me dijo.

Con lo bonito que debe ser tener un hijo deseado, contigo me encantaría tener uno, eres la persona que conozco que sería el mejor padre para mi hijo.
No digas eso, ya verás como encuentras a un padre ideal, Fernando cambiará, si se aleja de la bailarina seguro que volverá a ser el de siempre, ya verás.
Pero contigo me siento tan a gusto… entre tus brazos me haces más mujer, es una lástima que te vayas a España, me gustaría tenerte siempre cerca, me conformaría notar el calor de tu cuerpo de vez en cuando, me gustaste ya en el avión cuando nos conocimos.
Mmm que viaje… me encantó sentir como una belleza como tú me cogía la polla y se la metía en la boca.
Era lo menos que podía hacer y lo más porque estábamos en público, a mi me gustó tu comprensión cuando mi marido se empeñó que le hiciera una paja debajo de la manta, a ti te la hice porque no me lo pediste y te la merecías más que él, la mamada final fue el premio extra.  Jajaja.
Malena tienes la virtud de ponerme la polla dura como nunca, aquella vez la tenía ya desahuciada, creía que ya no la iba a utilizar y tú la hiciste revivir.
¿Cómo ahora?, mmm, la noto entre mis piernas creciendo y creciendo, es una pena que no esté donde debe, ¿te apetece meterla en caliente?, te aseguro que será muy bien recibida.
Supongo que te lo habrán dicho muchas veces pero tienes el coño más acogedor que conozco.
Gracias pero nadie me lo había dicho, mi concha sólo sirve para satisfacer a alguno sin pensar en que a mí también me gusta coger.
En cambio a mí me gusta todo lo tuyo, tus tetas me encantan y tu boca me enloquece.
¿Y mi cola, no te gusta ya?
No quería decírtelo pero en ella me encuentro como en casa y me corro a placer.
Lo sé pero a mí me gusta más que te corras en mi concha, me gusta notar cómo me quema tu leche, me corro nada más notarla.

                                      Malena mientras hablábamos abrazados de pie me iba abriendo la camisa y la blusa de ella, ya solo le quedaba el sujetador y al nombrar sus tetas se lo quitó pegando sus tetas a mí pecho, yo a la vez empujaba mi polla dura entre sus piernas notaba el calor que desprendía su pubis debajo de la falda.

Malena hay una cosa que no te he nombrado y es lo que más me apetece ahora.
¿Hay algo mejor aún?
Sí, me gustaría comerte el coño, es algo que me vuelve loco, en mi lengua noto todas las sensaciones de tu cuerpo.
Eso se puede arreglar pero vamos a ponernos cómodos en mi cama, es mucho más fácil.

 
                                      Me llevó abrazado hasta la cama y me empujó hasta tumbarme, estiró los pantalones y me dejó con la polla señalando al techo pero ella se quitó la falda a la vez que mi polla oscilaba abanicando el aire, cuando se quitó las bragas subió a la cama y se puso de rodillas sobre mi pecho, con los dedos abrió el coño y me enseñó el clítoris hinchado y despejado.

¿Te referías a esto?
Exactamente a eso, dámelo que te lo voy a comer entero.

                                      Dos rodillazos más adelante y tenía el coño de Malena sobre mi boca, había pasado sus piernas sobre mi hombros y con las manos apretaba las nalgas y las atraía hacia mi presionando sus labios contra los míos.  Se echó hacia atrás apoyando sus manos sobre mis rodillas y ofreciéndome el coño completamente abierto, lo lamí, chupé y mordí sin descanso, notaba las vibraciones en su vientre al tener mini orgasmos, le veía sobre mí las tetas erguidas y con los pezones saliendo, ella se iba dejando caer sobre mi boca, quería que no dejara de lamer ningún espacio, mis dedos ayudaron a mi lengua y entraron por los agujeros que encontraron hasta hacerla gemir de placer, su coño manaba jugos blancos y espesos que yo me bebía, los breves orgasmos eran el preludio de un orgasmo gigantesco, debía ser el tsunami de las corridas porque liberó tanta tensión que la hizo gritar desgarradoramente y cayó hacia atrás sobre mí, su cabeza quedó doblada entre mis muslos con mi polla pegada a su mejilla pero no tenía fuerzas ni para moverse.
                                      Con sus piernas a mi lado le pasaba las manos acariciando sus muslos torneados, procurando no acercarme al sexo, lo tenía tan sensible que cada vez que me aproximaba parecía hasta que le dolía, su vientre y su pecho subían y bajaban con los estremecimientos del placer que sentía, sus tetas estaban duras y coronadas por los pezones abultados, al ir recobrando el sentido notó que mi polla daba bandazos contra su cara, veía a escasos centímetros mi capullo rojo y pelado como reclamaba sus atenciones.  Malena alargó la mano, lo atrajo hacia ella y lo besó cariñosamente, ya no lo soltó y lo recorrió a lo largo y a lo ancho, se dio la vuelta quedando sobre mi boca abajo, sus piernas al lado de mi cara me ofrecían lo mejor de su cuerpo, al acercarme a sus labios dio un respingo, todavía estaba demasiado sensible por lo que fui hacia las nalgas abiertas, el ano parecía llamarme, se abría y cerraba provocando que lo lamiera, la punta de mi lengua pudo llegar y ella hizo que se acercara a mí.
                                      Me puse la almohada debajo de la cabeza y lo tuve al mismo nivel, le lamí todo alrededor antes de centrarme en las rugosidades oscuras, debajo de él la vagina seguía manado flujo pero mi objetivo era el culo, Malena se acercaba ofreciéndomelo y pidiéndome más caricias, mi dedo suplió a mi lengua y entró sin dificultad, ya le parecía poco cuando le acompaño el otro dedo, quería más al acostumbrarse al tamaño y con tres ya quedaba satisfecha, yo me iba a correr, lo iba a hacer en su boca pero ella me retardaba cuando notaba que el glande se hinchaba morado, procuró que su excitación llegara al máximo para acelerar las lamidas en mi polla y cuando los dos estuvimos al borde del orgasmo se levantó y se sentó sobre mí, se incrustó la polla en el culo y se movió como una peonza para que le llenara el recto de leche, los dos lo sentimos al mismo tiempo y me salió gran cantidad de teche que guardó para ella cuando me salí, cerró el esfínter y no salió ni gota, se me abrazó a mí y estuvimos besándonos con los cuerpos pegados y sudados, las piernas entrelazadas y las tetas aplastadas contra  mí.

Malena creí que querías que me corriera dentro de tu concha.
Claro que quería pero sé que tienes mucho respeto por los hijos, no me gustaría que si por cualquier cosa me quedara preñada siempre tuvieras la duda de tener un hijo perdido por el mundo.
Es cierto, no sabes las ocasiones que he tenido últimamente para ponerme en riesgo pero por una parte no quiero que ninguna mujer sufra las consecuencias ni yo estar pensando que algún niño me podría añorar como su padre.
Estoy segura que más de una mujer estaría dichosa de llevar en su vientre un hijo tuyo ¿o me engaño?
Joder Malena ¡como sois las mujeres!, sois todas un poco brujas, es cierto a alguna le gustaría que la preñara, y te confieso que a mí también me encantaría pero… es imposible, no quiero ni pensar en las consecuencias…
Podrías ser abuelo y… padre.
¿Por qué dices eso?
Jajaja, ay Pepe, no lo puedes disimular, tu nuera ¿cómo se llama, Camila?  Estáis los dos coladitos y ella te mira con unos ojitos… que está deseando que te la cojas si no lo han hecho ya y tú lo mismo, cuando estás con ella te quedas con la boquita abierta babeando, apostaría a que ya lo han hablado, les gustaría tener un hijo juntos, sobre todo a ella no le importa demasiado que seas su suegro, es la ocasión perfecta, todo quedaría en la familia o no lo han pensado…
Se llama Corina y no lo hemos pensado siquiera, sería un desastre familiar, imagina con qué cara miraría yo a mi hijo, habiéndole puesto los cuernos y sobre todo haciéndole pasar como suyo a un hijo que le había hecho a su mujer…
Huy que moralista te has vuelto o sea ¿qué me dices, que no han cogido Corina y tú?  Eso se lo dirás a otras pero a mí no me la vendes y seguro que lo hacen mucho y bien y que no te ha tentado dejarte llevar y embarazarla y tener algo enteramente de ustedes, jajaja, Pepe por favor… que ya hemos follado muchas veces tu y yo para que quieras engañarme… pero no te preocupes es cosa de los dos pero yo no me lo pensaría dos veces, te voy a decir un secreto, cuando te dije que me había quedado embarazada del “italiano” realmente con el único que había cogido era contigo y para mí fue una decepción al bajarme la regla, han sido los dos meses más felices que he disfrutado desde que me casé, aunque no te hubiera dicho nada y habría jurado ante la Biblia que no era tuyo y no sé porqué pero a Corina le pasaría lo mismo que a mí, no querría comprometerte ante tu mujer y menos ante su marido pero en el fondo de su ser femenino serías tú el padre de su hijo.
Joder Malena, me has abierto en canal como a las reses en el matadero, creo que no me queda ningún secreto que ocultarte, eres igual que Corina, con ella no me valen las excusas.
Porque te queremos y tú eres una persona adorable, es una pena que no fuéramos libres los tres, haríamos un trío perfecto, nos tendrías a las dos siempre dispuestas y pariendo de vez en cuando, ¡no me digas que no te gustaría!
Que mala que eres me estas describiendo un sueño, sería una maravilla y te confieso que mi polla ya se está relamiendo.
No, tu polla no, quien se relame soy yo porque te voy a hacer una mamada como nadie te la ha hecha nunca, ni Corina, bueno eso… no lo sé.  Jajaja.

                                      Malena con una risa juvenil y sensual a la vez se lanzó sobre mi polla, no le costó nada ponérmela tan dura que me dolía, utilizó todos las artes y trucos que conocía, , no dejó ningún rincón seco, me dejaba que dispusiera de todo su cuerpo pero evitaba que intentara meterle la polla por cualquier agujero, sólo su boca era la que estaba dispuesta, mis dedos se hundían en su vagina y en su culo, pellizcaban su clítoris o sus pezones pero ella aún gimiendo de gusto no soltaba mi polla, me estaba dando una despedida con premio, quería que me llevara un recuerdo imborrable de la primera argentina que había conocido, sus manos no paraban de acariciarme de todas las maneras posibles y con gran maestría me prolongó la eyaculación hasta la extenuación, cuando ella decidió que me había ganado la corrida lo hizo sobre sus tetas, las llenó de leche que recogió con los dedos y repartió por su cuerpo, y luego los chupó con deleite  mirándome a los ojos con una sonrisa pícara.
                                      Me costó reponerme, nunca había estado tanto tiempo en tensión sin poder descargarme de semen.  Malena era decididamente la amante perfecta, junto a Corina claro, me dio un escalofrío por la espalda al recordar el plan que había imaginado Corina y ella para mí las dos y dispuestas a todo sin tabúes, tuve que sacudirme la cabeza para volver a la realidad, todo eso era un sueño, una fantasía maravillosa pero, en la realidad, impensable.
                                      Nos duchamos suavemente, la piel de nuestros cuerpos estaba pegajosa y olía a sudor, a semen y a flujo de Malena, con una esponja natural me enjabonó y se entretuvo especialmente en mi polla, no llegó a ponerse dura pero se le vio la intención, yo a ella la enjaboné toda, era un deleite recorrer sus curvas, no tenía ninguna arruga, igual que Corina, le sequé centímetro a centímetro intentando grabar en mi mente aquella mujer, sería muy difícil que conociera a otra igual, unos cuerpos que me enervaban pero lo más importante que me tenían embrujado.
Continuará.
 
Agradezco sus comentarios y valoraciones.
 
Gracias.

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