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Viaje de un jubilado a La Argentina (46)

  Esta noche fue especial, parecía que había algo que celebrar y sin haberlo previsto parece que se alinearon los planetas, mi mujer y Corina hicieron una cena exquisita, Javier y yo nos mirábamos complacidos, a la vez que admirados por la buena sintonía entre Elena y Corina y el esmero que ponían en agasajarnos pero la cena no fue todo, cuando me acosté, mientras que las mujeres recogían, no esperaba que Concha estuviera tan explícita, al meterse en la cama me di cuenta que se había quitado el camisón y entraba desnuda, lo corroboró al inclinarse sobre mí, aunque me hacía el dormido me dio un pico en la boca pero el roce de sus tetas sobre mi pecho era la señal inequívoca de que estaba especialmente cariñosa, no me quiso despertar y por debajo de la ropa buscó entre el pantalón del pijama, yo hacía lo imposible para que mi polla no me delatara y lo conseguí distrayéndome con otros pensamientos, fue duro ya que a mi mente acudían imágenes de lo más evocadoras, Malena, Corina, Marga, Marlene etc. etc.  
                                      Mi mujer había encontrado un método que le encantaba, quizá se lo había insinuado Corina (la creía capaz) y consistía en meterse en la boca directamente mi polla dormida y a base de lamidas y chupadas ponérmela como un burro, le gustaba notarla crecer bajo sus caricias y tener que retroceder según le llenaba el paladar.  Yo cruzaba hasta los dedos de los pies para evitar que se diera cuenta que no dormía pero mi polla me traicionó, sobre todo cuando soltó el botón del pijama y me lo bajó hasta los tobillos, ya sin ningún miramiento lamió los huevos y el tronco con avidez, ante la cercanía de su culo acerqué la mano entre sus nalgas, curiosamente llevaba las bragas puestas todavía y me hizo sospechar, palpé entre los cachetes buscando el dildo que parecía ya habitual en su culo cuando hacíamos el amor últimamente pero no llevaba nada y aproveché para rodearle con el dedo y con sólo la humedad que desprendía pude meter medio dedo, Concha se volvió y con la boca llena me dijo.

Mmm, Pepe, por fin te has despertado, creí que ya no tenías sensibilidad.
Aunque esté durmiendo mi polla está siempre de guardia, ya lo sabes, jajaja y…  ¿Qué ha sido del tapón que te pones últimamente en el culo?
¡Ah, ya lo has notado!
Claro, es la primera visita que hago y además ¡llevas las bragas puestas!
Todo tiene su porqué, pero ahora me las quito, no te preocupes.

                                      La expectación aumentaba por momentos, me sentía desbordado por las novedades y el cambio de actitud de Concha desde hacía poco, me contenté con acariciarle las tetas que caían como frutas maduras del árbol.  No dijo nada más, sólo se oían los ruidos propios de los lametones y chupadas cuando de la habitación de mis hijos empezaron a llegar claramente gemidos y jadeos.  Corina y Javier debían estar haciendo lo mismo que nosotros más o menos, al oír a Corina mi polla tomó más vigor todavía y mi mujer lo aprovechó, con un movimiento de piernas se quitó las bragas y subió sobre mí, estuvo paseando el coño abierto sobre mi polla dura hasta empaparlo con sus jugos, me mojó hasta los huevos cuando levantó la pierna de un lado y cogiendo el tronco de mi polla lo apuntó y se fue dejando caer.  La sensación que me dio era especial, sobre todo por la presión que notaba en el glande, parecía que se la estaba metiendo a una adolescente pero lo más extraño lo noté dentro de ella.
                                      El tacto era muy raro por el tacto y por el efecto, acerqué la mano a los labios de Concha y ella sutilmente intentó que no la tocara pero yo insistí, lo pude conseguir cuando ya estaba sentada completamente sobre mis muslos, mis dedos pasaron por los labios abiertos y encontraron el clítoris completamente duro, se frotaba contra mi pubis pero unos centímetros más allá no encontré lo que buscaba, los labios menores aunque abiertos no recibían mi polla, la encontré aún más atrás.  Comprendí que Concha se había metido la polla en el culo directamente, no pensé si se habría dilatado y lubricado previamente con el dildo pero el resultado era que se había clavado limpiamente mi verga en el culo y sin pestañear, no obstante todas estas sorpresas no acabaron de distraerme de la otra sensación, en el capullo notaba una presión dura y que además tenía una vibración apenas sensible, no quise preguntar, estaba seguro de que Concha me lo diría, además Corina desde su habitación gemía como si se estuviera corriendo por primera vez.
                                      Concha no aguantó mucho, otras veces le costaba concentrarse o posiblemente al hacer el amor plácidamente le retardaba el orgasmo pero esta vez estalló al poco de moverse sobre mí y lo hizo gimiendo como Corina, me clavó las uñas en el pecho cuando le acariciaba las tetas y me empapó de jugos.  Yo no había alcanzado el punto de excitación para correrme todavía y quise metérsela por el coño, porque el tacto era más efectivo por su interior rugoso, Concha se resistía pero insistí hasta que le di la vuelta y cayó sobre la sábana, entre sus piernas me coloqué y sin dudarlo metí la polla, según iba progresando dentro notaba la sensación de vibración hasta que toqué algo duro y redondo, estaba vibrando apenas pero no como un consolador como el de Corina sino que apenas se notaba, seguí empujando y metí aquello hasta adentro, allí noté que había algo más, ya estaba desconcertado pero mis dudas se diluyeron cuando oí a Corina otra vez, la chica otra vez se estaba corriendo escandalosamente y esta vez le acompañaba Javier haciéndole los coros.
                                      El glande sintió como si le diera una pequeña descarga eléctrica y no pude controlar, mi mujer se estaba estirando los pezones desesperada, le estaba atacando otro orgasmo y yo no pude retenerme más, sus gemidos se mezclaron con mis gruñidos y nos corrimos los dos a la vez, quedamos extenuados, le pasé la mano por el estómago, estábamos sudados y olíamos a sexo, rocé la mano por debajo del ombligo de Concha, todavía sentí el pequeño vibrar dentro de ella, la miré y sonrió.

¿Qué te ha parecido la última novedad?
No sé lo que ha sido pero ha sido explosivo, ¡qué corrida!

                                      Concha encendió la luz de la mesita y abrió las piernas cara a la lámpara, del coño abierto, mojado y enrojecido salían girones de flujo y semen, la vagina se contraía e iba sacando lo que había adentro y al fondo brilló una cosa, supuse que era el dildo que se había metido en el coño y por un momento me asusté por si no podría sacarlo pero lo que se veía era redondo y al momento dilatando la vagina logró salir una bola metálica, no salía de mi asombro cuando de la vagina asomó otra igual y caía a la sábana.

¿Qué es eso Concha?
Jajaja, ¿no lo sabes, tan curioso que eres?
Ni idea, no lo había visto nunca.
Son bolas chinas ¿ves?  Son dos bolas que llevan unos imanes adentro que se atraen y se repelen y vibran continuamente, cuando están adentro no se notan y muchas mujeres las llevan hasta por la calle.
¿Y se corren andando?
Claro, algunas se tienen que sentar o apoyar en algún sitio si es muy fuerte.
¿Y quién te las ha aconsejado?  ¡Ah!...  No me lo digas…  Corina.
Jajaja, sí y me parece que hoy las ha estrenado ella también, ¿no la has oído?
Claro, imposible no oírla, habrá despertado hasta los de la Casa Rosada.
¿Pero… de verdad te ha gustado?  He notado que te has corrido a gusto.
Claro que me ha gustado sobre todo al verte cómo lo hacías tú también y además los dos juntos, ha sido fabuloso.

                                      Por la mañana cuando me levanté ya era tarde mi mujer hacía un rato que trasteaba en la cocina y mi hijo se había ido al trabajo temprano, cuando salí de la habitación Corina no había aparecido todavía, lo hizo al rato, con el pelo alborotado y ojeras en los parpados no parecía ella, se había puesto una bata encima del camisón y le rogaba a Elena que le preparara un café, entre ellas se cruzaron unas miradas aprobatorias, yo de no haberlo sabido no me habría dado cuenta, después de tomarse el café mi nuera volvió a su habitación.

Lo siento Elena pero no me encuentro muy bien, me voy a quedar un rato en la cama.
Como quieras, yo aprovecharé para ir a por el pan y alguna compra más, me llevaré a Javi para que no te moleste.
Si quieres yo iré a por el pan.
No, tú quédate aquí por si Corina necesita algo, yo tengo que hablar con la panadera que es valenciana también, ya te contaré.
Lo que mandes Concha.

                                      Mi mujer arregló a Javi mientras yo le preparaba el cochecito, el crío se portaba bien y con sus juguetes no daba trabajo, cuando se marchó me puse en la ventana para hacer mis crucigramas, en argentino me resultaba un poco más difícil pero al final tenía que mirar las soluciones y de paso aprendía.
                                      No había pasado mucho rato cuando Corina me llamó desde su habitación.

Pepe, por favor ¿puedes venir un momento?
Claro Corina, voy enseguida.

                                      La habitación estaba en semi penumbra y me costó acostumbrarme a la oscuridad, tuve que encender la luz de la mesilla.
 

¿Qué te pasa, necesitas algo?
Sí, además urgentemente, imagínate.

                                      Corina descubrió la sábana, estaba en medio de la cama desnuda completamente, su piel morena, sus pechos redondos y llenos de leche y su vientre plano con el pubis abultado y los muslos y piernas torneadas era una visión de infarto.

Corina por favor, un día me vas a matar, no me hagas esto, mi corazón no está ya para emociones como esta.
Yo creo que sí y tu pene también, apostaría a que ya está duro.
Eso no tiene nada que ver, sabes que me pones como un toro con sólo mirarte.
Bueno…  ¿Por qué no me acompañas?, estoy malita y necesito tus cuidados.
Pues no se qué cuidados te puedo dar…
¿Una inyección, por ejemplo?
¿Una inyección, de qué?
De leche, con la aguja más gorda que tengas.

                                      A las claras alusiones de Corina las acompañaba pasándome la mano por la bragueta, se sentó en la cama inesperadamente y me soltó el cinturón y me bajó de un tirón los pantalones y el bóxer, la polla saltó horizontal.

¿Ves?  A esto me refería, es la medicina que necesito ahora con urgencia y precisamente que me la pongas aquí.

                                      Corina abrió sus piernas y separó los labios del coño dejándome ver el clítoris ya brillante y la entrada de la vagina abierta.

Corina, un día vamos a tener un disgusto y gordo, si nos pillan… imagínate.
Mmm, aún tardará Elena en volver y cuanto más tiempo tardes es peor, se me va a constipar la concha…

                                      Lo dijo con una voz de niña mimada que no me pude resistir, acabé de sacarme los camales, me quité la camisa y subí a la cama, ella no me hizo un lugar y me esperó en el centro con los brazos y piernas abiertas, las tetas hinchadas se mantenían erguidas coronadas por los pezones como las guindas de un pastel, no me dejó que le basara las tetas incluso cuando hice mención de meter mi cabeza entre sus piernas delicadamente me cogió de las orejas y tiró de mí hacia arriba, cuando estuve a su nivel me dijo al oído.

Ahora no me comas la concha, todavía tengo las dos corridas de tu hijo ahí.

                                      No le discutí, era una buena razón y con los codos apoyados a su lado le cogí las tetas y las presioné hasta sacarle hilillos de leche a la vez que le hundía la polla hasta adentro, no le hizo falta lubricación, Javier ya se había encargado de eso y ella también había puesto de su parte porque al fondo noté también la vibración que había descubierto en Concha.

¡Vaya, veo que las novedades son contagiosas!, ¿también llevas bolas chinas?
Sí, ¿te gustan?  A mí me han encantado y a tu hijo parece que también.
Ya lo hemos oído, tus gemidos eran mucho más fuertes y a Javier que no lo habíamos oído nunca tampoco se ha quedado mudo.
Pues esta vez no eran fingidos, aunque si estaban dedicados a la persona que me hace feliz siempre…
Corina no me digas eso que me pongo a cien enseguida y con este artilugio no voy a aguantar mucho.
¿Qué tal te ha ido con Elena, se lo ha puesto?
Claro y se ha corrido como nunca por el culo pero luego me he empeñado y la he metido por donde más me gusta y hemos disfrutado los dos a la vez de un orgasmo brutal.
Me alegro, este juguete funciona desde siglos en la cultura oriental y sigue funcionando como el primer día, estoy pensando en llevarlo siempre puesto.
Nooo, Corina, nada más pensar en que llevas eso puesto y estás caliente se me pone la polla como una estaca.
Eso quiero, me gustaría tenerte siempre empalmado y cuando nos cruzáramos por la casa me la meterías aunque sólo fuera un mete-saca, me tendrías siempre dispuesta.
Joder Corina, sabes siempre lo que más me gusta, en verano en España hace mucho calor y si estoy solo me gusta ir desnudo por casa, a Concha no le gusta y me riñe pero ahora cuando volvamos no sé que le parecerá.
No te preocupes, en el momento que estemos los dos solos en tu casa iremos desnudos, te prometo que no te reñiré sobre todo cuando te tenga adentro.
Mmm, ya me lo estoy imaginando y…  ¿Qué te ha parecido la idea de venirte a mi casa?
En un principio ni me lo había planteado, me había resignado a estar sola con Javi una buena temporada, esperaba que Javier pudiera venir en alguna escapada pero los vuelos son muy caros, iba a extrañarlos mucho, sobre todo a vos.
Tendrías que buscarte algún desahogo, no sé… no vas a ganar para pilas…
Jajaja, le pediría consejo a mi madre, jajaja.
No por favor, estarías cogiendo con cualquiera.
Era broma, después de conocerte a ti ya nada me gustaría y tu hijo es lo primero, no te preocupes, compraría pilas recargables y siempre tendría la opción del Skipe, podríamos “hablar y vernos” aunque fuera a distancia pero no es lo mismo.
Hablando de Viviana, ¿le has dicho algo ya?
No he tenido ocasión esperaba que viniera a ver a Javi, me llamó el otro día y me dijo que vendría cualquier tarde.
¿Y qué le vas a decir?
La verdad, que me voy con mi marido a vuestra casa una temporada larga.
Seguro que ella también se apuntará.
¡Ah, no!  De eso nada, seguro que le gustaría ir también pero me la imagino cerca de ti, no nos dejaría parte ni a Elena ni a mí, te acosaría continuamente y no quiero pensar en Javier…
De todas formas si quiere venir de turismo… le podríamos buscar un hotel y hacerle una ruta por España o venirse con alguna amiga o… amigo.
Mi madre no es de tener amigos estables, le gusta coger con muchos y variados pero se lo diré si dice algo de venir a España.

 
                                      Estábamos en la cama, yo adentro de ella hablando tranquilamente y moviéndome suavemente tanto al salir como al entrar notaba como los párpados de Corina se entornaban pero cuando le presionaba las bolas contra el útero abría los ojos entre pequeños espasmos, a mí también me hacía efecto en el capullo.

Corina ¿si te digo una cosa te molestarás?
¿Cómo preguntas eso?, sabes que no.
¿Te importaría quitarte las bolas?, me gusta más sentirte a ti de forma natural, que cuando llegue al fondo de ti sea todo tuyo.
Mmm, que delicia de hombre eres, a mí también me gusta sentir el calor de tu capullo quemándome las entrañas y la sensación de plenitud cuando te corres dentro de mí, me hace sentirme mujer completa, de todas formas Javier ni se ha enterado de la diferencia pero le ha servido para correrse de verdad, sólo me las pondré con él.
Gracias, Corina.

 
                                      Saqué la polla de Corina y se puso a cuatro manos, vi cómo hacía presión con los músculos vaginales y al momento asomaba la primera bola, cayó al colchón empapada de jugos y algo de semen que no era mío, la segunda salió limpia y la chica al verlas en la sábana apoyó la cabeza sobre el cochón y esperó a mi entrada, entré como un vencedor cuando vuelve de una batalla con la cabeza bien alta triunfante al sentirme dueño de aquel coño tan apetitoso y ofrecido solamente para mí y lo hice despacio para que tanto ella como yo sintiéramos todas las sensaciones, faltaban dos dedos de polla para entrar cuando noté el cuello del útero y Corina volvió la cara hacia mí.

Esa soy yo Pepe, hazme tuya hasta el fondo.
Gracias, eres un amor.

                                      Me aferré a su cintura y fui presionando, notaba como la vagina dilataba y obligaba a la matriz a hundirse pero no ofrecía resistencia, lo hice tan lentamente que Corina lo sentía igual, quizás por eso cerro los puños sobre la sábana y con un gemido largo y profundo se corrió, yo notaba como su vientre acusaba los espasmos del orgasmo, las tetas apoyadas sobre la sábana la mojaban de leche y del coño de Corina salía el aire que había inyectado al meter mi polla como un embolo.
Posiblemente habría podido seguir metiéndole la polla un poco más de tiempo pero creí que el momento valía todo el oro del mundo, la chica se había corrido el sentir cómo la poseía, yo no quise ser menos y sin dejar de empujar la llené de leche, ella al notar el calor del semen viscoso rellenar los huecos internos de la vagina pasó una mano hacia detrás y me la ofreció, se la cogí y apretándola compartimos el momento más íntimo de la follada.

Pepe, prométeme que en España me cogerás como ahora, si me he decidido a salir de Argentina es por ti, aquí sola no sé cómo podría soportarlo sin tenerte.
En España y donde estemos seguirás siendo la mujer que hace sentirme hombre joven todavía, la sola idea de tenerte lejos me aterraba, nunca agradeceré a mi mujer la idea de que os vinierais, reconozco que estaba en shock y no se me había ocurrido a mí.
Gracias, ya me gusta mucho más España y estoy impaciente por estar contigo en tu casa y contigo adentro.

 
                                      Estuvimos aún un rato abrazados, el cuerpo de la chica me quemaba la piel, la tersura de su carne morena me ponía en tensión constante y la polla no se me bajaba, intenté volver a follarla pero ella con más sentido que yo me frenó.

Quieto loquito, a mí también me gustaría coger otra vez y por donde tu prefieras pero ya es tarde y Elena no tardará en volver, debíamos ducharnos y… gracias por hacerme compañía, me has cuidado mucho.
Gracias a ti por haber compartido tus bolas conmigo.
Jajaja, ¡vaya día llevas, has probado las de las dos mujeres que más te quieren!
Tienes razón, soy un “boludo”, jajaja.

 
                                      Como siempre Corina tenía razón, me duché y al rato vinieron Concha y el niño, Javi traía la cara llena de chocolate, la chica del horno le había regalado un pastel de chocolate y el niño se lo había “comido” casi todo, mi mujer venía entusiasmada y enseguida me contó que la hornera era valenciana y que se había emocionado cuando le contó que en breve volveríamos a casa, me dijo que le había rogado que si no era molestia le llevara un detalle a su hermana que vivía en Sagunto un pueblo cercano de la capital, por supuesto se ofreció y había acordado que pasara yo por la tarde porque ya tendría el regalo preparado, yo le advertí a mi mujer de los problemas de peso en el equipaje pero ella ya se había comprometido y además le había asegurado que no pesaba nada.
                                      Por la tarde me acerqué a la panadería, estaba cerca casi en la calle Cuenca, en un chaflán, habían más próximas pero el pan que hacía le gustaba mucho y además era paisana, cuando entré en la tienda había una clienta delante de mí, aproveché para dar un vistazo, la mujer estaría por los cincuenta años y no era nada fea pero lo que más me llamó la atención era su indumentaria, llevaba un delantal blanco almidonado inmaculado con peto y un volante todo alrededor de la orilla y con manguitos blancos iguales, me recordó a las antiguas vendedoras del Mercado de Abastos de mi ciudad que por sí es un monumento nacional, tanto por el edificio como por lo bonito que estaba con las paradas espectaculares, era un sitio obligado para visita turística, como iba algo pintada en labios y ojos parecía más bonita que en realidad era pero todo lo aumentaba con la amabilidad que trataba a la clienta que estaba despachando, la tienda así como el género lo tenía tan bien arreglado que apetecía comprar aún sin necesidad, comprendí el porqué mi mujer la prefería a otras más cercanas.
                                      Cuando la señora se marchó me presenté, por la descripción que me había dado Elena no tenía ninguna duda y aunque hablaba argentino se le notaba el acento español, no obstante le hablé en mi valenciano.

Bona vesprada senyora Amparo, soc Pepe el marit de Concha. (buenas tardes señora Amparo, soy Pepe el marido de Concha)
¡OH, Dios mío!  Qué alegría, me alegro mucho de conocerle y sobre todo que me haya recordado el valenciano, hacía muchísimos años que no lo oía, aunque en Buenos Aires hay asociaciones de valencianos pero yo nunca he salido del barrio, antes lo hablaba pero con el tiempo… ahora hablo el argentino aunque no del todo bien.
No diga eso, sí parece una porteña de lo más castiza, jajaja
Qué más quisiera, me gusta integrarme en la tierra donde vivo y aquí me han acogido muy bien.
Me alegro y me encanta conocerla, de verdad, es una pena que no lo haya hecho antes pero vengo porque Concha me ha dicho que quería que le lleváramos algo a su familia en España, nosotros no tardaremos en volver.
Ay, sí, desde que vine no he visto a mi hermana pequeña ni a mi cuñado y de eso hace mucho, a veces nos llamamos pero no es igual.
Pues no se preocupe, deme lo que quiera mandarles y se lo daremos.
Ellos viven en Sagunto, si quiere los llama y que vayan ellos a recogerlo.
No se preocupe está cerca de mi casa además me gustará volver a ver una ciudad con más de 2000 años de historia, famosa por el asedio de Aníbal el cartaginés y los romanos o los franceses, está llena de historia.
Bien, vamos a hacer una cosa, como ya no son horas de venta voy a cerrar un momento y si quiere me acompaña a casa que está arriba y le doy el paquetito, no pesa nada, es un detallito para mi cuñado pero le hará ilusión, de paso le invito a un café.

 
                                      Amparo (nombre muy corriente en Valencia, diminutivo abreviado de Desamparados por la patrona igual que Pepe, diminutivo de José, el patrón) colgó el delantal con sumo cuidado y cerro la tienda poniendo un cartel de “ahora vuelvo”, vivía en el piso superior y me invitó a entrar, la casa era un espejo de pulcritud igual que la tienda y me hizo sentar en el saloncito mientras ponía el café en el fuego y traía el regalo, de un cajón estuvo buscando y mientras estaba agachada pude comprobar que detrás del inmaculado delantal escondía un cuerpo nada despreciable, si tenía los 50 años que me había dicho Concha no los aparentaba lo más mínimo, al fin sacó una caja pequeña y de ella salió una calabaza de Mate natural hecha a mano con adornos de alpaca preciosa y con la bombilla también trabajada, era una preciosidad, me enseñó el regalo y me preguntó si creía que le gustaría a su cuñado.

Por supuesto, es un detalle de lo más argentino y no tiene que preocuparse de la yerba, en los supermercados he visto que venden para los aficionados al mate, ¿cómo se llama su cuñado?
Ay señor Pepe… no quería decírselo pero de todas formas lo va a saber… se llama Pepe como usted, cuando me ha dicho su nombre me ha dado un vuelco el corazón, se parecen ustedes mucho en el hablar, en la estatura, en el pelo incluso en el olor, no se enfade si le digo que usa la misma loción de afeitado que mi cuñado.
¡Qué casualidad, no sabía que tenía un hermano gemelo!, jajaja.
No se ría es muy importante para mí, se casó con mi hermana pequeña cuando yo me vine a Buenos Aires, la pastelería era de unos tíos míos que ya murieron y yo me ocupé de seguir con el negocio.
¡Me admira usted!, que valor viajar tanto a la aventura…
Las circunstancias mandaban pero de eso ya hace mucho, yo tengo una hija muy guapa, es casi igual que mi hermana María era preciosa, 6 años más joven que yo pero muy guapa, lo tenía todo, la cara muy linda, un tipo escultural y muy simpática.
Y seguirá siéndolo sin duda.
Imagino que sí aunque la vida no la ha hecho feliz, no ha tenido hijos y en sus cartas la noto triste.
No se preocupe que le entregaré el regalo y sus recuerdos y se alegrará mucho.

                                      Tomamos el café expreso que me preparó y ya me despedía cuando la señora Amparo se puso delante de mí y un poco avergonzada me pidió.

¿Le puedo pedir un último favor?
Por supuesto, lo que quiera.
Me gustaría mandarle un beso a mi familia, las cartas son muy frías y hace tanto tiempo.
Claro Amparo, yo se lo trasmitiré.

 
                                      Yo había pensado que era de una forma simbólica pero Amparo me abrazó y empezó a besarme en las mejillas, yo estaba acostumbrado a los dos besos pero la mujer me llenaba la cara con besos y no de compromiso, notaba el calor de sus labios en mi cara y la presión que les daba, poco a poco iba acercándose a mi boca, pensé que era por la emoción recordando que iba a ver a su hermana pero pronto llegó a la comisura de mis labios y se paró un momento dudando, al siguiente beso fue en mi boca y de una forma apasionada, yo no entendía nada pero le seguí el paso,  su boca buscó mi lengua y la encontró, la mujer se me abrazaba pegando su cuerpo al mío como una despedida a la guerra, noté que debajo de su vestido escondía unas tetas poderosas y aunque no me atrevía a abrazarla sólo la sostuve para que no se separara de mi, después de la sesión de besos se me quedó mirando a los ojos diciendo.

¡Oh Pepe, eres igual en todo, hasta besas igual!

                                      Yo me preguntaba qué quería decir pero Amparo se estaba escurriendo por mi cuerpo hasta quedar de rodillas abrazada a mis piernas, yo estaba incómodo con la actitud de la mujer pero al notar que la bragueta de mi pantalón bajaba y su mano me sacaba la polla “morcillona” me sorprendió, no esperó a que se pusiera más dura, se la metió en la boca y no paró de chuparla hasta que la tuve completamente erecta.

¡Hasta en la polla sois iguales, bueno tú la tienes más gorda!

                                      No supe que contestarle, me había sorprendido tanto que no comprendía pero me daba reparo ver a esta mujer desconocida de rodillas mamándome la polla y le cogí de los codos y la levanté.

Por favor Amparo, me da vergüenza tenerle de rodillas frente a mí.
No se preocupe, a mi me ha encantado ponerle la polla tan dura, hace veinticinco años que no pruebo una polla, por favor, míreme.

 
                                      Amparo se abrió el vestido abrochado por delante, llevaba un sujetador que le oprimía las tetas blancas y unas bragas que sin ser excesivamente pequeñas le marcaba los labios del coño, me quede alucinado, no sabía qué hacer pero ella me lo aclaró.

Pepe por favor, fóllame, méteme esa polla en el coño.

                                      Ella misma me sentó en una silla y se quitó el vestido y las bragas, se sentó sobre mis muslos y me abrazó, mi polla estaba vertical y ella se aproximaba, notaba el calor de sus piernas sobre las mías y la humedad del coño pegado a mi polla, mis manos acudieron a sus tetas por encima del sujetador pero ella en un movimiento rápido se lo soltó de la espalda y las tetas quedaron en mis manos, apenas se incorporó y cogiendo mi polla por el tronco la encaró entre los labios menores y se dejó caer, realmente debía ser cierto que no follaba desde hacía mucho porque estaba muy estrecha para mi polla pero estaba lubricada y me fui abriendo paso dentro de ella.  Amparo apretaba los labios aguantando las molestias que le producía abrirle la vagina a la fuerza pero cuando ya tenía media polla adentro se dejó caer dando un grito, saltaba desesperadamente sobre mí, yo procuraba sentarme en el canto del asiento y ofrecerle el máximo de longitud pero por más que le ofrecía más polla ella la recibía con gusto y la saboreaba al máximo.
                                      Amparo aguantó poco, era tanto tiempo sin catar carne dura que se corrió desesperadamente, me abrazó marcándome las uñas frotándome las tetas e incrustándose en mí, con su cabeza al lado de la mía lloraba, le pregunté por qué lloraba y me contestó.

¡Pepe, mi Pepe, te voy a contar una historia que nadie sabe en Argentina, mi cuñado Pepe era mi novio cuando yo estaba en España, llevábamos dos años y en aquella época se miraba mucho el tema de la virginidad, lo máximo que hacíamos era masturbarnos, yo le hacía unas mamadas a mi Pepe y unas pajas para contentarlo y él me comía las tetas y a veces el coño, no teníamos donde escondernos y sólo podía ser en el cine o en el patio de mi casa antes de subir pero una vez vino a mi casa y mis padres se habían ido con mi hermana a visitar a unos familiares, estábamos solos, empezamos a tontear y pronto se sacó la polla, es muy parecida a la tuya aunque un poco más delgada, yo me quité el sujetador y me chupó las tetas, se quitó los pantalones y se sentó en una silla como tú estás ahora y me hizo que me sentara sobre sus piernas, estuvimos abrazados, yo notaba su polla tocándome el coño sobre las bragas mientras me besaba el cuello, me calentó mucho pero resistía, le cogía la polla y se la meneaba para que se corriera sobre mis bragas pero él quería más, me decía al oído que no pasaba nada, yo me negaba en redondo pero él me prometió que no se movería, que fuera yo la que decidiera, en el cuello me mordía y eso yo nunca lo he podido resistir, igual que mi hermana es nuestro punto débil.  Me convenció a medias pero me quité las bragas y me senté con cuidado de no meterla, sólo la ponía en la entrada y me movía sobre ella, me restregaba a lo largo del coño el capullo pero él cumplía su promesa y no se movía, a mí me subía la excitación al notar el calor del capullo en la entrada del coño y la curiosidad y las ganas hicieron que fuera probando un centímetro, luego uno y medio y así hasta que topé con el himen, ahí me paré y empecé a moverme con ese límite, estaba obsesionada con el virgo y apuraba hasta tensarlo.  Pepe aguantaba como podía pero yo sentía las palpitaciones que tenía en la cabeza de la polla, en un momento me besó en el cuello, fue lo que me desarmó, me abracé a él y él a mí por la cintura, fue cosa de los dos, yo me dejé caer y el tiró de mi hacia abajo y su polla entró hasta el fondo de golpe, fue tanto el placer que no sentí ni el dolor, sólo sabía que Pepe estaba dentro de mí, ya estaba hecho y no tenía vuelta atrás y empecé a saltar sobre él me corrí antes que Pepe pero cuando me dijo que se iba a correr me espanté y me salí, él con la polla morada y las venas hinchadas me rogaba que la volviera meter, me aseguró que la primera vez no pasaba nada, lo juró por lo más sagrado y al final accedí, volví a saltar sobre él y esta vez nos corrimos los dos a la vez, cuando nos calmamos no nos movimos, no teníamos prisa y éramos felices, hablamos de muchas cosas entre ellas le comenté que a mi hermana le pasaba lo mismo, que si le acariciaban o besaban en el cuello en la parte derecha se descontrolaba, nos reímos ante la ocurrencia, estábamos sudados pero por mi vagina no salió nada, ni cuando me sacó la polla, nos tuvimos que vestir pronto porque mi familia podía volver.
Me alegro que al fin lo hicierais, gozaríais por fin de felicidad, la primera vez no siempre es ideal.
Tuve suerte, mucha suerte, bueno… casi, al poco tiempo tuve la sorpresa, no me bajó la regla, no le di importancia.  Pepe me convencía que sería algún desarreglo… pero al segundo mes ocurrió lo mismo, cuando el médico me confirmó que estaba embarazada creí morir, llamé a mis tíos y me vine con ellos, me acogieron como a una hija y aquí tuve a la mía y la criamos entre todos, para ellos fue como una nieta.

                                      Nos besamos y entonces comprendí a quién estaban dirigidos esos besos, Amparo aún quería a Pepe a pesar de todo, se levantó, mi polla estaba tan dura como al principio, no me había corrido pero me daba igual, en realidad ella me había follado como si fuera su novio de antaño.
                                      Al momento se oyó la puerta de la calle cerrarse.  Amparo se puso el vestido sin las bragas y el sujetador y yo me subí los pantalones de un tirón, enseguida apareció la hija de Amparo, en verdad era una belleza, tendría veinticuatro o veinticinco años y me encandiló, su madre un poco nerviosa había escondido la ropa interior debajo del sofá y disimulando me dio la calabaza de mate para su cuñado pero la hija insistió en envolverla con papel de regalo, su madre cada vez estaba más nerviosa y vio la solución de dejar a su hija envolviendo el regalo y volver a la panadería.

Voy a ver la panadería que me he dejado cerrada, Pepita, por favor, envuelve el regalo de tu tío y se lo das al señor que se lo llevará a Sagunto.
Pepita… así es que te llamas Pepita, que curioso, porque yo me llamo Pepe.
¡Qué casualidad porque mi tío también se llama Pepe!
Sí, ya me lo ha contado tu madre, somos muchos Pepes en Valencia y Pepita es el diminutivo de José y por tanto de Pepe, un detalle que no te pusiera Amparo o… Amparito que es otro diminutivo.
Mmm, mira Pepe, me caes bien y creo que eres bastante inteligente y yo no soy tonta y no me gustan los rodeos, ya has conocido a mi madre y por lo que adivino la has conocido bastante bien… no sé la historia que te habrá contado, ella cree que nadie sabe la historia más que ella pero yo sé la verdad, no quisiera que fueras engañado, si quieres oírla siéntate en el sofá y te la cuento en un momento.
Por supuesto, no tengo prisa, siéntate a mi lado, por favor Pepita.
El caso es que mi madre tenía un novio y aunque estuvieron tiempo respetando la virginidad de mi madre un día rompieron el sello y la consecuencia es que se quedó embarazada de mí, ella no se lo creía porque su novio Pepe le había convencido de que la primera vez era imposible y otras milongas pero cuando fue a su casa a contárselo él lo negó, le dijo que era imposible y que no quería saber nada del bebé, incluso la ofendió dudando de que fuera él el único que la había follado pero eso no fue todo, a los lloros de mi madre de la habitación del novio salió mi tía, la hermana pequeña de mi madre que estaba cogiendo con Pepe.  Mi madre se hundió y con la barriga llena y la traición de su hermana se vino a Buenos Aires, por suerte sus tíos la acogieron y me criaron, por lo tanto mi tío Pepe es mi padre, yo lo sé desde hace mucho aunque mi madre me ha contado que tuvo un novio argentino al llegar pero es mentira pero yo descubrí unas cartas que le mandaba mi madre a Pepe y que aquel le devolvía sin abrir, yo quería pedirte también un favor para que se lo dieras a mi padre o incluso a mi tía, lo dejo a tu discreción pero me gustaría que me ayudaras.
Por supuesto, lo que quiera Pepita, te confieso que te admiro, eres una chica muy inteligente y muy generosa con tu madre.
Bueno… gracias por el cumplido pero no me parezco a mi madre, espera un momento que vuelvo enseguida.

                                      Esperé a que trajera otro regalo, ya estaba pensando en la maleta y el peso cuando vino la chica, se había cambiado de ropa y venía con una bata y unas tijeras en la mano y un estuche de joyería.

Mira Pepe ¿sabes lo que es esto?
Claro, un estuche de joyería.
Exacto, es de unos pendientes que le regaló Pepe a mi madre, pero es igual, lo que te voy a poner aquí es una joya y para Pepe espero que también, ¿me ayudas?

 
                                      La chica se sentó en el sofá y se tumbó a lo largo, abrió la bata y vi que se había quitado toda la ropa, no se parecía en nada a su madre, era morena de piel y tenía un cuerpo perfecto, con una abundante melena y un pubis muy poblado de vello negro y rizado en contra de su madre que lo tenía rubio y liso, la chica me miraba y como yo no daba muestra de entender nada me dijo.

Pepe, como puedes ver no soy nada parecida a mi madre, me he dado cuenta de que has conseguido verla como yo estoy ahora porque he visto sus bombachas y su corpiño asomando por abajo del sofá y al ver el parecido con mi padre imagino que han cogido, incluso me atrevería a decir que te ha cogido ella a vos.  Te habrás dado cuenta de que mi madre sigue enamorada de mi padre, el cabrón que la dejó tirada, yo no soy tan generosa y quiero demostrarle lo que tiene por hija y lo mejor que creo que le va a joder es el estuche lleno de pelos de mi coño, yo he salido a él de morena y la belleza de mi tía o sea que va para los dos, que no han podido tener hijos, también le mandaré una foto mía.

 
                                      Pepita me alargó las tijeras y me señaló a su coño, aunque estaba perfilado perfectamente abultaba el vello y a la primara cortada noté que todo no era vello, tenía el pubis verdaderamente desarrollado, con cierta timidez fui cortando mechones de vello y poniéndolos en el estuche, al ser tan rizados casi no cabían pero ella estaba empeñada en meterlos todos bien apretados, me exigió que los cortara rasos a la piel para que fueran más largos y le dejé el coño prácticamente depilado, quise acabar mi labor y le separé los labios, la piel rosada contrastaba con la morena del coño y para no cortarle le separé el clítoris arrugado, ella gimió y me facilitó la postura abriendo las piernas, le repasé los labios de arriba abajo y con los dedos comprobaba si había quedado alguno más largo que los otros, mis dedos se perdían entre los carnosos labios y el clítoris estaba hinchado de tanto frotarlo, la chica con los ojos cerrados se amasaba las tetas disimuladamente .
                                      No pude o no quise reprimirme y pasé la lengua a lo largo del coño de la chica, un largo suspiro le salió del alma.

Pepe, creí que no te ibas a decidir, estaba deseándolo desde el primer tijeretazo, cómeme la concha por favor.

                                      Ya sin temor la apliqué la boca entera sobre los labios y el clítoris, mis manos buscaron sus tetas y sustituyeron a las suyas, la chica se fue girando y quitando lo que le quedaba de la bata y me buscó el cierre del pantalón, encontró la polla ya dura, no se había bajado del todo desde que su madre me dejara a medias y enseguida volvió a estar en máxima tensión.  Pepita se tragó la polla.

No me he equivocado, has estado cogiendo a mi madre, noto el sabor a su concha pero te lo agradezco, en su obsesión la habrás hecho feliz, se habrá corrido pensando en que estaba con su antiguo novio.
Creo que aciertas, ha tenido un orgasmo como había visto pocos.
Yo soy diferente, quiero que me hagas correr como yo soy, que me hagas sentir una mujer dichosa con tu polla, la tuya, puede que algún día se lo cuente a mi madre, cuando se dé cuenta de que lo pasado, ya pasado está.

 
                                      Le comí el coño hasta hacerle gritar que parara, trepé sobre ella y sus tetas me llenaron la boca con sus morenos pezones y sus areolas inmensas, sentí como me estrujaba la polla con sus músculos pelvianos al correrse, gemir y gritar sin temor de que la escuchara su madre, yo estaba a punto de correrme cuando me dijo.

¿Te gustaría partirme la cola?, nunca me la han metido por ahí pero tú te lo mereces todo, me gustaría que se lo contaras a mi padre y mi tía también.
Jajaja, no te lo prometo pero sí, me apetece meterte la polla en el culo tan precioso que tienes.
Es todo tuyo pero tratalo con cuidado.

 
                                      Me esmeré, la chica lo merecía, le dilaté, le lubrique el ano y las nalgas hasta casi mi diámetro y cuando me apreté contra ella casi no tuve resistencia, ella se relajó al notar mi capullo adentro y se dejó caer sobre el asiento con las nalgas apretadas, mi polla entraba justa pero a fondo, las tetas aplastadas sobresalían por los lados de su cuerpo y le sujetaba los pezones duros, me corrí unos segundos antes que ella, estaba llena de leche cuando empezó a moverse, por el esfínter salían girones del semen a presión que se escurrían entre los labios del coño, ya daba yo por terminada la fiesta cuando se dio la vuelta y me dijo.

Espera, quiero saber qué gusto tiene la polla de un verdadero hombre llamado Pepe.

                                      No dejó que mi polla descansara, con verdadera maestría se la tragó y con la punta de la lengua acarició el frenillo del prepucio hasta que brotó una nueva oleada de leche que iba salpicando su cara y sus labios, las tetas estaba perladas de gotas y la lengua llena de semen espeso, se relamió toda y cuando terminó me envolvió el estuche de pelos del coño, me lo dio como un tesoro para su padre y su tía, en ese momento pensé que su tía también se merecía un buen tratamiento, su sobrina me lo iba a agradecer y si era tan bonita…
Continuará
 
Agradezco mucho sus comentarios y valoraciones.

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