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Descamisada

Descamisada

Cómo todos los jueves, jugó al fútbol con sus amigos pero esta vez volvió a su casa después de ducharse, para prender el fuego. Cuando un par de semanas atrás le dijo a su esposa que convocaba “a los del equipo” a comer en el SUM, la pareja empezó merodear los límites que medianamente reconocían y se descubrían con fantasías de improbable realización. Había llegado el día del asado, pero los jueguitos en torno al evento se habían extinguido tempranamente.

-¿Vos comés con nosotros, no?, Quiso saber él.

-No, bajarme algo cuando esté.

-Subí a buscarlo, mejor. Así te ven el culo los chicos…

Ella lo miró con los ojos encendidos. Cuando la sonrisa se le dibuja con las propuestas de ese tipo se le afilan las cejas como los animales que van a acechar a su presa e inmediatamente se lanzó a chuparle la pija y terminaron contra la mesada hasta que interrumpió el timbre.

-Hacerme saber cuándo puedo ir por el alimento, entonces-, dijo ella mientras se subía la bombacha.

-Si, pero sacate ese trapito y ponete una tanguita, de esas insolentes...
Los chicos del fútbol llegaron en grupo, subieron en manada al SUM y enseguida continuaron la tertulia que acostumbraban a hacer en el club, después del partido, después de las duchas y con mucha cerveza. Las conversaciones que giraban en torno a definiciones de jugadas o goles similares -a juzgar por el relato- a los que se ven en los mundiales, se cerraron ante un un tímido saludo.

-Permiso-, dijo ella de espaldas al auditorio y se dispuso a cerrar la puerta ventana para que todos le adivinaran el culo que le copiaba a la perfección las calzas que llevaba puestas. Saludó a cada uno con doble beso, cómo hacen en algunas provincias, y se fue a la parrilla a demostrarle a su esposo que ya había cumplido con el desafío propuesto. Son dos desviados. Uno provoca y el otro redobla. A veces los juegos quedan en el enunciado y otras avanzan casilleros y corren los límites con dudosa prudencia.

“No me aguanté a mostrarles el ogt a tus amiguitos 😈”, le escribió ella por WhatsApp después de su aparición estelar. “Alguno comentó algo interesante o t respetan?”, Quiso saber en el siguiente envío. “Un hijo de puta te sacó una foto haciéndose el boludo, cómo sacándose una selfie 😬😬😬”, le dijo él y se calentaba más que junto a la parrilla. Un casillero más en esos juegos que a veces quedaban en el tintero y otras cobraban vida. “Ah, los saludé con dos besos, uno en cada mejilla, así huelen como me dejaste la concha”, le reveló para demostrarle que había ido más allá. Para terminar con lo que timbre inoportuno había interrumpido un rato antes, ella se había metido dos dedos y después de acabar se untó detrás de las orejas y los lóbulos para que además de mirarle el culo sintieran como huele su concha.

“Sos muy puta, te amo”, le agradeció él.

El juego ya estaba hecho. El la incitó para que sus amigos le vieran el culo y ella no solamente se paseó mostrándolo, sino que además “se perfumó”. Está dicho, son dos desviados y él quería seguir jugando, así que subió la apuesta. Sabía que sus amigos le habían mirado el culo, pero ninguno había tenido la osadía de hacer algún comentario. “Por qué no me mandás un videito, si sos tan atrevida???”, le sugirió él cuando algunos de los beduinos que tenía por invitados pedía más carne. Antes de la sobremesa, el teléfono anunció un nuevo mensaje. Los dos pezones parados gobernaban la escena de una insolente descamisada a la que no se le veía el rostro. Despacito la imagen bajaba al detalle del lunar y se alcanzaba a ver cómo los dedos resbalan en una concha lampiña y jugosa. Perfecta, no se la podía adivinar. Parece que esa noche, ella no le ponía freno a nada. En cuanto el Topo empezó a mostrar material pornográfico y a nutrir el chat del fútbol con sus imágenes siempre innovadoras, él cruzó una nueva frontera.

-Miren esta gauchita-, ordenó mientras reenviaba los 15 segundos que recién había grabado su esposa.

-¡Qué putita divina!-, Dijo el Gallego.

-¡Qué papo, qué lindo para comerlo todo”, se entusiasmó el abogado.

-si, saborearlo bien-, acotó otro.

“Amor, les mostré el vídeo… hacerme acordar que te cuente las cochinadas que dijeron 😈”, escribió. Estaba enloquecido. Sus amigos estaban mirando a su esposa en bolas y compartían con él sus impresiones.

-¿Está para garcharla, no?-, preguntó, haciéndose el desinteresado

-Hasta que vuelva Cristina-, se entusiasmó el Flaco.

-¡Hasta que caiga presa!-, gritó el abogado y la charla cambió el rumbo. La noche estaba terminando y el jueguito de mostrar el culo había concluido con un video en cueros para compartirlo con quienes antes le habían olido un orgasmo. Una vez más los límites habían desdibujado y él se sentían ganador. El último acto había sido el suyo. A la 1:30 les abrió la puerta y todos lo felicitaron por el asado.

-Cómo siempre la mejor carne está en tu parrilla-, le dijo Topo con ese doble sentido que despertó las risitas de varios. Mientras esperaba que el ascensor llegara a su piso, sonó el whatsapp. “Quién habrá sido el boludo que se olvidó algo”, pensó mientras sacaba el teléfono del bolsillo. “Los dejaste ir a todos??? Pensé que subías con alguno de tus amigos”, alcanzó a leer antes de que ese texto, que le había parado la pija y el corazón, cambiara por “este mensaje fue eliminado”. El juego, parece, todavía no había terminado…

8 comentarios - Descamisada

Pervberto +1
Fuego lento en las brasas y en la carne.
pruritos +1
así sale rico...
sebastian13061980 +1
Muy buen relato!!! Como calienta ir corriendo de a poco los limites del juego redoblando la apuesta
pruritos
¡Muchas gracias! Sí, calienta (mucho)
yojamas +1
Es un come coco este relato..sigue ??
pruritos
Seguro que sigue...
veteranodel60 +1
Caliente e intrigante, muy bueno van puntos
pruritos
Muchas gracias, que la intriga no se enfríe...
Sergiocorno +1
Empezaste de una forma re morbosa y esa putita esta pidiendo pijas a gritos, somos matrimonio y esperamos la continuación van pts.
pruritos
¡Gracias! aparentemente, esto recién empieza...
Sergiocorno +1
@pruritos mmmmm esperamos ansiosos