Pero para María Teresa no hay dos sin trescogidas. Tanto le gustó a la gordota la cepillada con María Clara que resolvió volvera verla, pero ahora acompañada. Y qué bien acompañada, su hermana y tambiéngordota María Beatriz, que oh casualidad anda por Pinamar.
Bea, como la conocen, llegó la semana pasadaa Pina y llamó a su hermanita, y Tere le contó todas sus locuras, entre ellasla de María Clara. Y cuando dos mujeres pelirrojas charlan, se arma algo bueno.Bea tiró la idea de ir ambas a ver a Clara y María Teresa, excitada, rápida, aceptóy arregló con ella para volver a visitar a su amigota. Y tras acordar conClara, ambas se vistieron como para una fiesta de noche, Bea de saco y pollerafina, María Teresa de campera de cuero, pollera y botas, muy maquilladas y deexquisitos perfumes, con finas carteras y llevando sandwiches de miga para elté.
María Clara las recibió en su hermosa casa entre los pinos, muyelegante de blusa y pollera, tacos y pintada, con rico té. Cuando entraron,Tere y Bea la abrazaron demasiado a la anfitriona y la besaron pero normal.Clara tenía ganas de algo, pero no dijo nada. Y tras poner todo, las tresmerendaron el té con los sandwichitos, que las gordas devoraron, aunque Clarale dio también. Como siempre, las mujeres visitantes traían sus carteras concosas para sorprender a su amiga. Y no les fue muy difícil. Mimos, sandwichito,tecito, besos suaves y de pronto, Teresa se le pegó y tras besarle la cara ydarle un sandwich, la agarró desprevenida y le dio besote en la roja boca deClara. La dueña de casa gustó y tras comer, pidió otro beso y Tere le dio. YBea, que le hacía mimos en las mannos del otro lado, se prendió y mimoseó ybesuqueó a la señora. Las hermanas fueron calentándose, manoseando, besando ytoqueteando tanto que lograron su objetivo.
Clara se apoyó en las tetas de María Teresa y ésta la acarició yabrazó. Ahí Bea aprovechó rapidísima, fue del otro lado y también le hizo másmimos. Las dos la agarraron a la mujer y excitadas la manosearon más y másmientras la llevaban al sofá. Y apenas Clara se recostó en el sofá, las dos sele tiraron con todo y empezaron a darle durísimo.
Primero fue Bea que la arrolló mientras le pasaba sus manotas por tetas,cuerpo y manos y la besaba bien en la boca. Mientras, María Teresa sacaba locade calentura juguetes de su fina cartera. Cuando los tuvo, Tere fue quien se lemandó encima mientras Bea sacaba sus implementos. Las dos loquísimas de hervorla manosearon de nuevo, culo, tetas, vagina, le quitaron blusa y pollera salvajes,Teresa le sacó el corpiño y le amasijó las tetas y Bea le acarició la cola paraque Clara se quitara la bombacha. Y al estar desnuda, fue violada por ambaspelirrojazas. La pusieron de parada, Tere le metió por delante y Bea por lacola, le pasaron lengua, manos, dedos en sus agujeros, besos, mimos yfinalmente las tres acabaron en flujo de lo lindo, gimiendo y gritando deplacer, sobre todo María Clara. Las gordas le volvieron a dar y dar, larepasaron toda, y luego se le subieron y penetraron y cogieron cada una. MaríaTeresa estaba enloquecida con poder volver a bajarse a su amiga, más con eseperfume y pintura de Clara, pero Bea era una bomba atómica que hacía rato no laprobaba. Vagina, cola, doble vía, chupada de flujo, masturbadas, puteadas, las gordasinsaciables revolcándosele con furia y apetitto como el comestible. En pocos días,María Clara pasó un verano espectacular con mujeres, más que si hubiera sidocon hombres. Y qué par de mujeres, dos pares, las gordas geniales yarrolladoras por todos lados.
Bea, como la conocen, llegó la semana pasadaa Pina y llamó a su hermanita, y Tere le contó todas sus locuras, entre ellasla de María Clara. Y cuando dos mujeres pelirrojas charlan, se arma algo bueno.Bea tiró la idea de ir ambas a ver a Clara y María Teresa, excitada, rápida, aceptóy arregló con ella para volver a visitar a su amigota. Y tras acordar conClara, ambas se vistieron como para una fiesta de noche, Bea de saco y pollerafina, María Teresa de campera de cuero, pollera y botas, muy maquilladas y deexquisitos perfumes, con finas carteras y llevando sandwiches de miga para elté.
María Clara las recibió en su hermosa casa entre los pinos, muyelegante de blusa y pollera, tacos y pintada, con rico té. Cuando entraron,Tere y Bea la abrazaron demasiado a la anfitriona y la besaron pero normal.Clara tenía ganas de algo, pero no dijo nada. Y tras poner todo, las tresmerendaron el té con los sandwichitos, que las gordas devoraron, aunque Clarale dio también. Como siempre, las mujeres visitantes traían sus carteras concosas para sorprender a su amiga. Y no les fue muy difícil. Mimos, sandwichito,tecito, besos suaves y de pronto, Teresa se le pegó y tras besarle la cara ydarle un sandwich, la agarró desprevenida y le dio besote en la roja boca deClara. La dueña de casa gustó y tras comer, pidió otro beso y Tere le dio. YBea, que le hacía mimos en las mannos del otro lado, se prendió y mimoseó ybesuqueó a la señora. Las hermanas fueron calentándose, manoseando, besando ytoqueteando tanto que lograron su objetivo.
Clara se apoyó en las tetas de María Teresa y ésta la acarició yabrazó. Ahí Bea aprovechó rapidísima, fue del otro lado y también le hizo másmimos. Las dos la agarraron a la mujer y excitadas la manosearon más y másmientras la llevaban al sofá. Y apenas Clara se recostó en el sofá, las dos sele tiraron con todo y empezaron a darle durísimo.
Primero fue Bea que la arrolló mientras le pasaba sus manotas por tetas,cuerpo y manos y la besaba bien en la boca. Mientras, María Teresa sacaba locade calentura juguetes de su fina cartera. Cuando los tuvo, Tere fue quien se lemandó encima mientras Bea sacaba sus implementos. Las dos loquísimas de hervorla manosearon de nuevo, culo, tetas, vagina, le quitaron blusa y pollera salvajes,Teresa le sacó el corpiño y le amasijó las tetas y Bea le acarició la cola paraque Clara se quitara la bombacha. Y al estar desnuda, fue violada por ambaspelirrojazas. La pusieron de parada, Tere le metió por delante y Bea por lacola, le pasaron lengua, manos, dedos en sus agujeros, besos, mimos yfinalmente las tres acabaron en flujo de lo lindo, gimiendo y gritando deplacer, sobre todo María Clara. Las gordas le volvieron a dar y dar, larepasaron toda, y luego se le subieron y penetraron y cogieron cada una. MaríaTeresa estaba enloquecida con poder volver a bajarse a su amiga, más con eseperfume y pintura de Clara, pero Bea era una bomba atómica que hacía rato no laprobaba. Vagina, cola, doble vía, chupada de flujo, masturbadas, puteadas, las gordasinsaciables revolcándosele con furia y apetitto como el comestible. En pocos días,María Clara pasó un verano espectacular con mujeres, más que si hubiera sidocon hombres. Y qué par de mujeres, dos pares, las gordas geniales yarrolladoras por todos lados.
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