Pompi es una madura que labura en la misma empresa donde lo hago yo.
Ella es súper coqueta y nunca esta sencilla, con vestidos ajustados y sus exclusivos zapatos de tacos km nos deja disfrutar sus piernas firmes y torneadas.
A menudo llegamos juntos al edificio donde laburamos y gracias a mi caballerosidad le doy paso delante mío en un pasillo largo que termina en una escalera donde subimos hasta el primer piso donde están nuestras oficinas.
No les puedo transmitir el goce que es ir detrás de Pompi, ella se desliza moviendo el culo seguro de lo que trae, sabe que vengo detrás disfrutandola, tratando de oler ese perfume que seguro es afrodisiaco, siempre con un vestido ajustadísimo, que seguro tiene un botón escondido para que uno apriete y desate la lujuria de su dueña.
Luego, al subir la escalera, acorto mis pasos para apreciar desde abajo sus piernas torneadas, hago un esfuerzo sobrehumano para no tirarme de nariz en ese culo que dan ganas de saborear. Inspiro fuerte tratando de capturar algún aroma de su entrepierna que me de indicios de la actividad de su mañana.
Todavía recuerdo la vez que una de sus compañeras, con la cual tenía encuentros ocasionales muy intensos me conto sin saber cómo esto alimentaria mi morbo, que un lunes llego Pompi a su oficina y le conto que no se podía sentar porque le habían hecho el culo todo el fin de semana.
Cruzármela en el comedor o en la fotocopiadora era algo que disfrutaba, mi mirada lasciva contrastaba con su mirada maternal.
Hace unos meses salimos a bailar con una compañera de laburo y su novio, apenas llegué me avisó que había invitado a una amiga, me aclaro que no era una cita a ciegas ni nada por el estilo, la invito así aprovechaba verla cosa que no hacia hace tiempo y que seguramente después la buscaba un chico con el que estaba empezando a salir.
Llegó y me la presento. Dijo que se llamaba Belu y que ella era la hija de Pompi, también me conto que se conocen de la secundaria y cada tanto se ven.
Salude a Belu ya nervioso, al mismo tiempo le decía que conocía a su madre. Ella me pregunto qué pensaba acerca de Pompi y sin darme cuenta, más los dos fernet que ya me había bajado, le respondí que su madre era hermosa, al segundo trate de corregirme, es divina, copada, re buena onda, pero ya era tarde, Belu me tranquilizo diciendo que a sus amigos también se calentaban con su vieja, que me relaje porque ella ya estaba acostumbrada.
Bailamos los cuatro sin parar, yo no le sacaba los ojos de encima a Belu, la comparaba mentalmente con su madre, imaginaba a Pompi 30 años atrás y seguía bailando cada vez más encendido. En un momento mi compañera se perdió con su novio, cuando vi que estábamos solos me acerque más a Belu y sin parar de bailar le hice un comentario boludo entre la belleza de su madre y el parecido de las dos.
Sin responder nada, ella envolvió mi cuello con sus brazos y me empezó a besar.
Belu es alta de ojos achinados, con una sonrisa amplia de labios carnosos, buenas tetas y un culo grande que no lo apretaba ningún vestido. Sin perder tiempo recorrí toda su boca con mi lengua deteniéndome en cada lugar explorando el relieve y gusto de su boca, mordía sus labios y ella me imitaba, lo mejor era cuando cruzábamos nuestras lenguas y se desataba una lucha de dominación donde casi nunca había un vencedor. Por momentos se me cruzaba la imagen de su madre, ahí yo cerraba mis ojos e imaginaba el sabor de la boca de Pompi.
Mis manos se empezaron a liberar, agarraba las nalgas de su culo grande para apretarla contra mi cuerpo, le apoyaba mi pija que ya estaba dura desde que empezaron los besos, jugaba a refregarla lo más cerca de su concha, quería descubrir si tenía bombacha o tanga, quería sentir los pliegues de su chucho, quería sentir la humedad, mientras la olía, buscaba el olor de Pompi que desconocía. Ya con una mano dentro de su pantalón suelto de tela recorrí sus big cachetes acercando mis dedos a su anillo, primero metiendo la puntita de uno de mis dedos, luego el dedo entero, ella mordía mi cuello y gemía sin parar, con la mano libre me apodere de una teta y buscaba su pezón, quería conocerlo, saber si era grande, si estaba duro, quería saber que provocaba en ella que lo pellizque, antes de atraparlo escucho a mi amiga que me estaba llamando, me ofrecía una lata de birra, ella y su novio estaban al lado nuestro, Belu y yo nos separamos bruscamente, nos fuimos del trance dance que nos mantenía pegados con saliva. Bajamos tres cambios y volvimos en si. Lo último que hice fue olerme el dedo que había logrado entrar al cuerpo de Belu, ella vio lo que hacía y sonrió mordiéndose el labio.
Tomamos la birra corta mambo, revisamos los celulares y hablamos un poco con los chicos que nos contaban no sé qué cosa que les había pasado en el baño, yo solo quería que se vayan de nuevo para continuar mi faena con Belu. Pero a los pocos minutos advierto que eso no iba a ocurrir, el nuevo chico de Belu la había watsapeado y la estaba yendo a buscar, ella se disculpó diciéndome que no podía dejarlo tirado y que lo que empezó esa noche iba a continuar en otra, al despedirse me dio un rico y húmedo beso, se fue no sin antes decirme que le iba a hablar muy bien de mi a su madre, que seguramente el lunes vería.
Ella es súper coqueta y nunca esta sencilla, con vestidos ajustados y sus exclusivos zapatos de tacos km nos deja disfrutar sus piernas firmes y torneadas.
A menudo llegamos juntos al edificio donde laburamos y gracias a mi caballerosidad le doy paso delante mío en un pasillo largo que termina en una escalera donde subimos hasta el primer piso donde están nuestras oficinas.
No les puedo transmitir el goce que es ir detrás de Pompi, ella se desliza moviendo el culo seguro de lo que trae, sabe que vengo detrás disfrutandola, tratando de oler ese perfume que seguro es afrodisiaco, siempre con un vestido ajustadísimo, que seguro tiene un botón escondido para que uno apriete y desate la lujuria de su dueña.
Luego, al subir la escalera, acorto mis pasos para apreciar desde abajo sus piernas torneadas, hago un esfuerzo sobrehumano para no tirarme de nariz en ese culo que dan ganas de saborear. Inspiro fuerte tratando de capturar algún aroma de su entrepierna que me de indicios de la actividad de su mañana.
Todavía recuerdo la vez que una de sus compañeras, con la cual tenía encuentros ocasionales muy intensos me conto sin saber cómo esto alimentaria mi morbo, que un lunes llego Pompi a su oficina y le conto que no se podía sentar porque le habían hecho el culo todo el fin de semana.
Cruzármela en el comedor o en la fotocopiadora era algo que disfrutaba, mi mirada lasciva contrastaba con su mirada maternal.
Hace unos meses salimos a bailar con una compañera de laburo y su novio, apenas llegué me avisó que había invitado a una amiga, me aclaro que no era una cita a ciegas ni nada por el estilo, la invito así aprovechaba verla cosa que no hacia hace tiempo y que seguramente después la buscaba un chico con el que estaba empezando a salir.
Llegó y me la presento. Dijo que se llamaba Belu y que ella era la hija de Pompi, también me conto que se conocen de la secundaria y cada tanto se ven.
Salude a Belu ya nervioso, al mismo tiempo le decía que conocía a su madre. Ella me pregunto qué pensaba acerca de Pompi y sin darme cuenta, más los dos fernet que ya me había bajado, le respondí que su madre era hermosa, al segundo trate de corregirme, es divina, copada, re buena onda, pero ya era tarde, Belu me tranquilizo diciendo que a sus amigos también se calentaban con su vieja, que me relaje porque ella ya estaba acostumbrada.
Bailamos los cuatro sin parar, yo no le sacaba los ojos de encima a Belu, la comparaba mentalmente con su madre, imaginaba a Pompi 30 años atrás y seguía bailando cada vez más encendido. En un momento mi compañera se perdió con su novio, cuando vi que estábamos solos me acerque más a Belu y sin parar de bailar le hice un comentario boludo entre la belleza de su madre y el parecido de las dos.
Sin responder nada, ella envolvió mi cuello con sus brazos y me empezó a besar.
Belu es alta de ojos achinados, con una sonrisa amplia de labios carnosos, buenas tetas y un culo grande que no lo apretaba ningún vestido. Sin perder tiempo recorrí toda su boca con mi lengua deteniéndome en cada lugar explorando el relieve y gusto de su boca, mordía sus labios y ella me imitaba, lo mejor era cuando cruzábamos nuestras lenguas y se desataba una lucha de dominación donde casi nunca había un vencedor. Por momentos se me cruzaba la imagen de su madre, ahí yo cerraba mis ojos e imaginaba el sabor de la boca de Pompi.
Mis manos se empezaron a liberar, agarraba las nalgas de su culo grande para apretarla contra mi cuerpo, le apoyaba mi pija que ya estaba dura desde que empezaron los besos, jugaba a refregarla lo más cerca de su concha, quería descubrir si tenía bombacha o tanga, quería sentir los pliegues de su chucho, quería sentir la humedad, mientras la olía, buscaba el olor de Pompi que desconocía. Ya con una mano dentro de su pantalón suelto de tela recorrí sus big cachetes acercando mis dedos a su anillo, primero metiendo la puntita de uno de mis dedos, luego el dedo entero, ella mordía mi cuello y gemía sin parar, con la mano libre me apodere de una teta y buscaba su pezón, quería conocerlo, saber si era grande, si estaba duro, quería saber que provocaba en ella que lo pellizque, antes de atraparlo escucho a mi amiga que me estaba llamando, me ofrecía una lata de birra, ella y su novio estaban al lado nuestro, Belu y yo nos separamos bruscamente, nos fuimos del trance dance que nos mantenía pegados con saliva. Bajamos tres cambios y volvimos en si. Lo último que hice fue olerme el dedo que había logrado entrar al cuerpo de Belu, ella vio lo que hacía y sonrió mordiéndose el labio.
Tomamos la birra corta mambo, revisamos los celulares y hablamos un poco con los chicos que nos contaban no sé qué cosa que les había pasado en el baño, yo solo quería que se vayan de nuevo para continuar mi faena con Belu. Pero a los pocos minutos advierto que eso no iba a ocurrir, el nuevo chico de Belu la había watsapeado y la estaba yendo a buscar, ella se disculpó diciéndome que no podía dejarlo tirado y que lo que empezó esa noche iba a continuar en otra, al despedirse me dio un rico y húmedo beso, se fue no sin antes decirme que le iba a hablar muy bien de mi a su madre, que seguramente el lunes vería.
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