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Capacitación (I)




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Sé que suena descarado, pero yo necesito hacer el amor todos los días.

A vísperas del nacimiento de mi pequeña Alicia y en los finales de Junio, Marisol empezó a sentir algunas incomodidades en la cama. Básicamente, se fue sintiendo poco a poco menos atractiva por su pronunciado vientre, algo que nunca me afectó en el sentido de hacerle el amor, hasta el punto que paramos de tener relaciones.

Como consecuencia de esto, mi humor en el trabajo cambió de forma pronunciada:

A nivel personal, sentía cómo el stress se apilaba en mis hombros y mi cabeza; me costaba concentrarme, puesto que muchas ideas me quedaban revoloteando, lo que a su vez, desencadenó que las discusiones feministas que tenía con Madeleine, la escotada, rubia y voluptuosa jefa del Departamento de Recursos Humanos fueron mucho más intensas, al punto que no la dejaba refutar.

Y llegó a tal extremo mi mal humor, que la misma Sonia (mi jefa) me llamó a su oficina.

o ¿Qué te está pasando? ¡Me estás poniendo histérica!- me gritó por primera vez como jefa, la madre de mi hijo Bastían.

- Es que… Marisol y yo… no estamos teniendo relaciones.- le confesé sin miramientos.

o ¿Y eso qué? ¡Así no te puedo tener en la oficina!

- Lo siento.- me disculpé, bastante arrepentido de mi actuar.

Mi jefa dio un profundo suspiro y se sacó los lentes, restregándose el tabique con sus dedos.

o A ver… ¿Por qué no te echas un polvo con una mina?... Tírate a Maddie… a Ingrid… a quien sea, pero baja esas revoluciones.

- ¿Cómo me pides eso?

Me miró cortante…

o Ni siquiera debería pedírtelo.- dijo con firmeza.- Si quieres, te puedo dar hasta días libres para que te calmes. Pero no te puedo tener aquí, tirando mierda para todos lados.

Aun así, no podía aceptar. Soy obsesivo-compulsivo y trabajólico, por lo que días libres con mi familia me tendrían inevitablemente pensando en el trabajo y las preocupaciones por cumplir los plazos, además de las de tener a mi cónyuge embarazada a punto de dar a luz y el cuidado de mis niñas.

Sonia me miró iracunda. Nuevamente, ajustó sus lentes sobre su nariz y se sentó en su escritorio.

o Entonces, tírate a Gloria.

- ¿Cómo?

Ni siquiera levantó una ceja, mientras revisaba el monitor.

o ¡Sí, tíratela! A ella, se nota que no le echan un buen polvo y tú, estás relleno de testosterona. Matas 2 pájaros de un solo tiro.

La idea me dejó un tanto helado. De verdad, no deseaba involucrarme más con mi secretaria, pero las circunstancias me estaban empujando a ello.

Y a pesar del consejo de mi jefa, no hice nada al respecto y eventualmente, también tuve un exabrupto con Gloria.

* ¡Maldición, jefe! ¿Qué te pasa? ¡No puedes hablarme así!- me terminó respondiendo, una vez que le revisé sus informes.

Ni siquiera me había dado cuenta de lo que le había dicho y esa llamada de atención me hizo aterrizar.

Recuerdo que ese día, Gloria llevaba una falda con vuelo negra, hasta las rodillas, que hacía juego con sus pantys y con sus zapatos de tacón. De la cintura para arriba, una camisa blanca con vuelos y una chaqueta de lana celeste, que resaltaba de forma sobria sus hermosas piernas y su menudo busto.

- ¡Discúlpame! ¡No ha sido mi intención!

* ¡Descuida, jefe! ¡Está bien!- me consoló, apretando mi mano con suavidad.- Te he visto nervioso estos días. ¿Estás bien?¿Tu esposa tiene problemas?

Los ojos celestes y la sonrisa suave y comprensiva de mi secretaria me calmaron, soltando mi lengua con sinceridad.

- No, no es eso… (carraspeé)… en realidad, sí… ¿Tienes tiempo?

Por primera vez, tras año y medio de trabajar juntos, le pedí que se sentara en la silla de visitas de mi escritorio. Obedeció mi orden, pero para mi sorpresa, se sentó de piernas cruzadas y se descubrió hacia arriba de las rodillas, sabiendo que sus piernas y sus muslos siempre me han llamado la atención.

Sonrió por centésimas de segundos ante mi sorpresa, pero me siguió mirando con seriedad profesional.

- Lo que pasa es que hemos parado de tener sexo.-le dije, todavía enfocado en esas firmes piernas perfectas.

Para Gloria, la noticia también le cayó de sopetón.

* Pero… vamos, jefe… es normal… tu esposa está a punto de tener un bebé… ¿Cómo puedes…?

- ¡Créeme que lo sé!... ¡Y lo he tratado de racionalizar!... pero no puedo controlarlo.- le interrumpí, imaginando su respuesta.

Gloria también me miraba complicada. Aunque está enamorada de Oscar, sus largos turnos en el hospital y su condición de diabético también la tenía con una insatisfacción sexual constante.

* ¿Y cuánto ha sido…?

- 2 semanas.

Me miró con enfado.

* ¿Solo 2 semanas?

- Es que no me entiendes…- traté de excusarme.-Marisol y yo somos muy fogosos y teníamos relaciones 3 veces al día.

*¿3 veces al día?- preguntó incrédula.

Asentí y le traté de explicar lo mucho que amo a mi mujer, la forma que nos conocimos, y lo difícil que fue nuestra relación al principio, en vista que ella era una adolescente muy curiosa en el ámbito sexual, mientras que a mí me preocupaba no cometer una ilegalidad con una jovencita como ella.

Mis palabras la abochornaron y le hicieron desviar la vista.

* Pero Jefe, ¿No crees que 3 veces…?

- ¡No, no es suficiente!- le interrumpí de nuevo, leyendo sus pensamientos.- Quiero decir… ella es perfecta… y también le gusta la forma que lo hacemos… y créeme, yo podría estar con ella 5 a 7 horas y recién entonces me sentiría cansado… pero no lo hago, porque ella se cansa más rápido que yo.

Gloria volvió a guardar silencio, sopesando la situación. No lo dije en un tono ostentoso, sino que más bien, lleno de vergüenza y ella podía notar que para mí, realmente me causaba una ansiedad y que a la vez, me moría de ganas por contárselo, no porque eventualmente le pidiera que se acostara conmigo, sino que por necesidad de organizar mis pensamientos.

* ¿Y cómo ha sido todo?

Le empecé a contar desde el principio. Paramos de tener sexo a lo perrito, porque a Marisol le preocupaba que prensara a nuestra bebé. Después, paró de cabalgarme, porque el meneo de su vientre la dejaba más cansada y adolorida. Seguido eso, paramos de hacerlo conmigo arriba, dado que ella no me sentía tanto como antes y porque una vez más, le preocupaba que dañásemos a nuestra Alicia.

Tras eso siguió que tuve que parar de hacerle sexo anal, en vista que sus brazos quedaban agotados y muchas veces, perdía el equilibrio con el vaivén de nuestras cinturas.

También le conté que incluso, intentamos nuevas poses, como apoyando su cintura en el borde de la cama, mientras que yo la penetraba de pie y estirando sus piernas, lo que aparte de cansarla y causarle dolor, tampoco le otorgaba suficiente placer, puesto que mi esposa perdió sensibilidad durante ese periodo.

Finalmente, tuve que hasta parar de darle sexo oral, puesto que aunque le sacaba algunos orgasmos, ella también buscaba sentirlos conmigo y que a modo de solidarizar con mi esposa, tampoco la dejé que ella me diera sexo oral o me masturbara, motivo por el que andaba constantemente irritado.

Para entonces, Gloria había cruzado las piernas una infinidad de veces, distrayéndome cada vez con la idea de qué tipo de lencería llevaría ese día, considerando que desde que comenzó todo ese suplicio, yo paré de masturbarla cuando me traía los reportes.

Divisé el reloj de mi computador y me di cuenta que eran pasada las 12:40 de la tarde, siendo la primera vez que tenía a mi secretaria a solas en mi oficina, por un poco más de 2 horas y faltaba poco para ir a almorzar.

* ¿Y qué piensas hacer?- preguntó, mirándome mucho más seria.

- ¡No lo sé!- respondí, parándome de mi asiento y sentándome en el escritorio a su lado.- Sonia me dice que me acueste con Ingrid, con Maddie…

Noté la furia en aumento en sus ojos…

- Incluso, que me acueste contigo.- agregué, para que no me matara.

No estoy seguro si se hizo la indignada…

*¿Conmigo, jefe?... sabes bien que Oscar y yo…

Tuve que agarrarla de las manos y forzarlas que las bajara, porque se disparaban hacia arriba junto con el volumen de su voz.

- ¡Gloria, no te estoy pidiendo que seas mi amante!- le dije, mirándola con firmeza.- Es solo un día a la semana… y por mientras, no nazca mi bebé. Después… las cosas seguirán como siempre.

Mis palabras la dejaron boquiabierta. En realidad, sabía que yo tenía parte de razón, porque tras los viajes de Perth y de Sydney y exceptuando lo ocurrido en la fiesta de Halloween del año pasado (curiosamente, lo ocurrido en la fiesta de este año, se debió a lo que escribo ahora), nuestra relación había mantenido cierta normalidad.

*Pero… ¿Cómo lo haríamos?... ¡Jefe, no quiero que piensen que somos amantes en tu oficina!- exclamó, asiendo mi brazo a modo de súplica entre medio de sus pechos.

Por mi parte, no me di cuenta de ello hasta que volví a casa y se lo conté a Marisol, tras lo cual, nos reímos de buena gana.

-¡Descuida! ¡Yo tampoco!- respondí, fraguando una estrategia para cómo lograrlo y sin darme cuenta de dónde estaba mi mano.- ¡Lo tengo! ¡Una capacitación los días sábados!

Aquello alteró a Gloria.

*¡Jefe, no podemos!- refutó asustada.- Esos días, Oscar y yo…

-¡Gloria, tú misma me has dicho que a veces,Oscar sale de turno!

* Pero jefe, esos días…

En cierta forma, la entendía. Para Gloria, el fin de semana era santo para estar solamente con el hombre que ella ama, de la misma manera que yo ansiaba la semana libre de la faena para estar a solas con Marisol (algo que rara vez se me dio).

-¡Gloria, no será para siempre!- le interrumpí.-Mi hija nace en 2 semanas… por lo que te pido 2 sábados… de 8 a 2 de la tarde…y te traeré de vuelta a tu casa.

*¿De 8 a 2?- repitió ella más desconcertada.

- Créeme, que me encantaría quedarme más… pero también, soy hombre de familia y me preocupan mi esposa y mis hijas.

Tras eso, fuimos a almorzar y la vida siguió normal por el resto del día (o al menos, para mí). Al día siguiente, miércoles, la esperaba con un vaso de agua y una pastilla anticonceptiva.

- ¡Trágatela!- le ordené ante su perplejidad.- El sábado no pienso usar preservativo y tampoco quiero que te embaraces…


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1 comentarios - Capacitación (I)

alekil +1
jajajajaja oiga señor se la hubiera comido a sonia, mire q es la mama de su hijo
Ojala sumes fotos por ahi sin caras pero con esas piernas q decias jaja
metalchono
Lo sè y te entiendo. Pero esos días, ella estaba más irritable que yo, porque teníamos mucho trabajo. Creéme que tanto mi señora como yo hemos intentado agregar fotos, pero ni siquiera nos recibe los thumbnails. En fin, gracias por la atención y por comentar. ¡Felices fiestas!