You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Los primeros juegos

Ella y yo fuimos de esos que se enamoran a primera vista. Yo nunca he sido muy atletico pero iba al gym para tratar de bajar los kilos acumulados en el abdomen. A ella lo conoci ahi, a la salida del gym. Fue instantaneo. Despues de algunos meses de coquetear, y ser ridiculamente cursi para acercarmele, logré convencerla de que salieramos.
La primera cita fue muy simple: un almuerzo en un restaurante bonito, y luego una caminata por un parque con bonitos espacios solitarios. Estando ahi, juntos, solos, encontramos un sitio con cesped limpio, lejos del sendero del parque, y con bonita vista desde lo alto hacia una zona mas concurrida del parque. Empezamos a besarnos. Era la primera vez que estabamos completamente solos. Andaba con un vestidito corto, veraniego, escotado, que dejaba ver sus pechos blancos, redondeados, ligeramente grandes. 
Creo que la novedad de nuestro noviazgo aun ponia una barrera a lo que ella me permitia hacer o no. Asi que, mientras la besaba, intente acariciar una de esas piernas bien torneadas por el yoga y los ejercicios del gym. Primero la rodilla, luego su muslo; fui mas atrevido, pero ella me bloqueó:
-No amor, aun no.
-Está bien amor, como vos querás.
Seguimos besandonos, cada vez con más pasión. Pero yo, como hombre hormonal que soy, quería sentirla. Desde el primer momento que la vi, había soñado acariciarla, meter mis manos en sus zonas más sensibles, escucharla gemir bajito en mi oido. 
- Amor - le dije- me dejás tocar tus pechos?
-Sí amor, pero por encima de mi vestido.
Acto seguido, pasé mi mano sobre los pechos deliciosos cubiertos por una tela delgada y un sostén que luchaba contra la gravedad. Con la primera caricia, el primer gemido de placer. Le besé el cuello, despacio. Otro gemido. Estábamos en medio de la nada, solos, excitados. Mi pene, de un tamaño más bien pequeño, estaba completamente duro, y ya sentía la humedad del preseminal en mi ropa interior. 
Metí mi mano derecha en su escote. Ella ni se inmutó. Comencé a explorar la suavidad de los senos más atractivos que había tenido hasta ese momento de mi vida; primero, el contorno, luego, busqué su pezón. Estaba duro, con una textura deliciosa. Se lo apreté y gritó:
-Ay, amor!! Qué rico!!!! 
Apreté de nuevo. Un gemido aun más duro.
Sus ojos estaban en blanco de placer, por mis continuos besos en su cuello y mi mano en su pecho. Ella, comenzó a buscar mi pene de forma instintiva y torpe. Como he dicho, no soy muy dotado, y creo que eso la decepcionó un poco, pero lo que mi entrepierna no puede dar, mis manos y lengua lo iban a compensar.
-Amor -dijo, casi sin aliento- tu pene está durísimo! Qué rico!!! Lo quiero mamar!!!!
Revisamos los alrededores con la vista, y nos silenciamos un momento. No había nadie cerca. Me quitó el cinturón, bajo el zipper, y sacó mi pene erecto. 

-Nunca había tenido uno en mi mano, lo tenés muy caliente!!! Quiero mamarlo, me dejás?

Mi respuesta era obvia, pero su carita de lujuria mezclada con inocencia sacaron lo salvaje de mí, y la tomé por su pelo negro y la enterré con todo sobre mi pene. Comenzó a mamarlo, despacio. Su boca estaba muy húmeda. Chupaba, y chupaba, y yo no podía evitar gemir un poco. Viendo hacia atrás, me parece que ella no era tan inocente, sino que sabía como actuar.
Subió la velocidad, mientras yo la agarraba del pelo. Podía escuchar ese sonido exquisito de un pene mojado siendo succionado por una boca deseosa, eso me calentó aun más:
-Amor, me voy a venir! Más despacio!!!

Ella no hizo caso. Siguió a toda velocidad. La escuchaba respirar fuerte.

De pronto, se detuvo, me volvió a ver y dijo:

-Amor, quiero toda tu leche en mi boca. A partir de ahora soy tu perra, y voy a vivir para complacerte.

Acto seguido, se hundió de nuevo en mi pene, envolviéndolo todo con su boca, y lo mamó tan rápido como pudo. En menos de 30 segundos, despedí el chorro de leche más violento y caliente de mi vida. Ella lo recibió todo en su boca, me miró, y lo tragó todo. Mi pene flácido tenía algunos restos que ella limpió de inmediato con su lengua. Apenas terminó, me dijo:

- Gracias por darme tu leche amor. Esto apenas está comenzando.



Continuará...

1 comentarios - Los primeros juegos