Soy Alicia, y voy a relatar una experiencia más que desagradable, tengo justo 30 años, estoy casada hace 6 años, tengo un hijo y pronto con Jorge, mi marido vamos a buscar otro, mi cabello es castaño oscuro con reflejos rojizos y bastante enrulado llegándome hasta debajo de los hombros, soy rellenita, aunque si llegar a gordita, tengo fina cintura pero caderas un poquito anchas, con un flor de trasero bien redondo y parado. Mi marido me carga diciéndome que parece que tengo un almohadón en la cola, y mis piernas están bien formadas, soy bonita de cara y mi piel es bastante blanca, en sÃntesis, estoy lo que se dice bien y apetecible, nunca le fui infiel a mi marido, pués tengo un alto concepto del matrimonio.
Vivimos en un lindo barrio, en un cómodo departamento, estamos bien económicamente, no nos sobra pero tampoco nos falta, y yo no trabajo, ocupándome de mi hijo y de todas las tareas de la casa., todo estaba como en un sueño en mi vida hasta que me lo crucé a él.
Estaba haciendo las compras en el supermercado, y mientras caminaba por las góndolas escucho:
"Alicia, sos vos", me dà vuelta y lo và a Carlos.
Lo reconocà enseguida, aunque estaba más gordo y pelado. Carlos habÃa sido un novio mio cuando yo tenÃa 23 años, él me llevaba 5, al principio anduvo todo bien, pero al tiempo, él saco a relucir todos sus vicios y defectos, bebÃa alcohol como una esponja, era un depravado que proponÃa basuras sin haber tenido nunca relaciones conmigo, como pasar una noche con él y sus amigos diciéndome que iba a ser muy feliz, o diciéndome barbaridades de mi cola como diciendo que el tenÃa el miembro ideal para abrÃrmela y otras cosas que provocaron que un dÃa lo echara para siempre de mi vista y mi vida. Y ahà estaba de nuevo, con la misma cara de depravado de siempre, mirándome, me invitó a tomar un café, y al verme dubitativa casi me llevó de prepo al patio de comidas, mientras tomábamos un café, me preguntó por mi vida, le dije que estaba casada y era muy feliz y que tenÃa un hijo al que querÃa mucho, Carlos sin darle bola a lo que yo le contaba, me dijo descaradamente:
"SeguÃs tan fuerte como antes, perdoname que te lo diga asÃ".
Yo no le contesté, pero el siguió:
"Es más, estás mejor que antes, se vé que el matrimonio te sentó bien".
Y siguió diciéndome que el era soltero, que nunca encontró a su mujer ideal después que yo lo largué, tirándome indirectas y directas que al cansarme le dije que iba al baño, cuando terminé de hacer pis y mientras me lavaba las manos noté que habÃa dejado mi cartera en la mesa, sin pensar en ese momento que serÃa un grave error, volvà y como la và en el mismo lugar no me preocupé, parada le dije que se hacÃa tarde y que tenÃa que buscar a mi hijo por el colegio dando por terminado ese horrible encuentro, me saludó con un beso fuerte en la mejilla, y me dijo que ya nos volverÃamos a ver, cosa que rogué que nunca sucediera. Seguà mi dÃa normalmente, olvidándome de Carlos cuando nos dispusimos a cenar con mi familia. Al otro dÃa despedà a Jorge que se iba a trabajar, llevé al nene al colegio y volvà a limpiar la casa, a eso de las 10 de la mañana sonó el teléfono, y para mi espanto era la voz de Carlos que notándose alterado me dijo:
Ali, volvà a casa después de verte y noté que sigo enamorado de vos, de tu gran culo que estoy seguro que sigue virgen esperándome y de esa cara que mira como esperando una buena cogida, terminó de decir eso y corté dejando el tubo descolgado.
Un frio me recorrió por todo el cuerpo, como hacÃa muchos años que no lo sentÃa. El hijo de puta, habÃa sacado mi teléfono de mi cartera y vaya a saber uno que más.
Ese dÃa no atendà mas el teléfono y no dije nada para no alterar a mi marido.
Al otro dÃa sonó de vuelta a la misma hora, y yo fui decidida a putearlo y amenazarlo con contarle a mi marido, pero apenas atendà me cortó en seco y comenzando a temblar lo escuché:
No me cortes Ali, porque si lo hacés tendré que conocer a tu hijo que estudia (dijo el nombre del colegio) o visitarlos por tu casa (dijo mi dirección).
"¿Qué carajo querés hijo de puta?" Le dije con furia y miedo a la vez.
"Encamarme bien encamado con vos" dijo seriamente.
"Estás totalmente loco, si pensás que voy a hacerlo con una basura como vos"le respondÃ.
"Sin agresión yeguita, tranquila, que lo vas a hacer y después no te voy a poder sacar de encima". -Dijo amenazante-
"Te voy a denunciar a la policÃa y vas a ir preso por el resto de tus sucios dÃas, excremento".
"Casi sin dejarme terminar me dijo "Hacelo y verás como unos amigos no muy cultos que tengo te van a hacer vestir de luto por mucho tiempo".
No contesté nada presa del horror, y continuó:
"Mañana te llamo a la misma hora, atendé y vamos a combinar para un hermoso fin de semana", y cortó.
Me senté tratando de calmarme para que se me pase el temblor que tenÃa en todo el cuerpo, yo sabÃa que Carlos era capaz de cualquier cosa, y que sus amigos eran ladrones, drogados, de todo.
"¿Por qué me tenÃa que pasar esto?", me dije a mà misma.
Saqué del aparador una botella de whisky, y me servà un vaso, como buscando salir del estado en que me encontraba.
Ese dÃa fue horrible, busqué al nene por el colegio mirando a todos lados, lo traje rápido a casa, ya sentÃa por cualquier lado cosas raras, en la cena, estaba tan mal que Jorge me preguntó:
"¿Qué te pasa Ali?".
"Nada, es que estoy cansada" le respondà tratando con gran esfuerzo de ocultar mi malestar.
Llegó el otro dÃa y yo no habÃa dormido en toda la noche. A las 10 en punto sonó el teléfono y la voz de Carlos se escuchó en el otro lado de la lÃnea.
"¿Cómo estás linda?, ¿Esperando mi llamado?, yo se que en el fondo estás un poco caliente de haberme vuelto a ver".
"Escuchame Carlos, lo nuestro ya fue hace mucho.Entendé que ya tengo una familia. Tenés que ser sensato. Hay muchas mujeres por ahà que están solas", traté de explicarle.
"Me chupa un huevo tu familia. Hay muchÃsimas mujeres mejor que vos pero yo me voy a vengar de vos. Nunca me olvidé cuando me largaste con esa carita de boludita inocente que tenés. Siempre te hacÃa la santita que no querÃa perder la virginidad cuando me veÃas al palo por cogerte. Ahora me voy a cobrar todo eso y muchÃsimo mas. Escuchá bien. El viernes a las 9 de la noche mejor que estés parada en la puerta de la confiterÃa donde nos encontrábamos cuando éramos novios. Mejor que vayas, sino despedite de tu hermosa familia. Y sabés que lo hago. Sin cosas raras o chau. El domingo a la noche te dejo en el mismo lado". Dijo amenazándome a los gritos.
"¿Pero que le digo a mi marido para estar 3 dÃas afuera?, razoná Carlos por favor"
"Es un problema tuyo lo que inventes. Ya razoné demasiado con vos.", y cortó.
Volvà a sacar el whisky y a tomar, estaba confundida, asustada, me habÃan agarrado mareos, me sentÃa muy mal. Tomé el teléfono y llamé a mi hermana, por suerte estaba, y le pedà por favor que viniera, como ella vive a 4 cuadras y me sintió alterada a los 10 minutos estaba allÃ.
"¿Qué pasa Ali?", preguntó nerviosa.
Le conté todo, rogándole que quede entre nosotras que ni siquiera se lo cuente a su marido.
Me escuchó espantada y dijo:
"¿Cómo apareció ese hijo de puta?, ¿Y que vas a hacer?".
"Tengo que ir. Vos sabés bien lo que ese tipo es capaz de hacer. Es una basura, ya estuvo en la cárcel, no tiene códigos. Es de lo peor. Tengo que inventar algo como sea e ir, me tenés que ayudar por favor".
"Me da terror todo esto. Tengo mucho miedo por vos".
"Yo me voy a saber cuidar, pero te ruego que me ayudes. No se va a arriesgar a hacerme algo y que lo metan en la cárcel otra vez.", le dije.
Me miró muy preocupada y dijo:
"Mirá, el viernes a las 4 de la tarde voy con el grupo de la iglesia al retiro que hacemos una vez cada dos meses. Yo voy a decirle a mi marido que te llevo porque una madre no puede ir. Jorge no va a ir a despedirte porque trabaja y vos andá a cualquier lado hasta que sean las 10 para que no te vean cerca. Dejá el nene con mamá hasta que Jorge lo pase a buscar, total para mamá cuidar tres en vez de dos es lo mismo."
Le dà un beso y le dije casi llorando:
"Gracias"
Ella me abrazó contestándome:
"Cuidate mucho Ali por favor y suerte".
Esa noche lo convencà a Jorge de que me iba a hacer mucho bien ir con mi hermana pues me despejarÃa.
Mi marido es tan bueno y comprensivo que dándome un beso me dijo: "Te voy a extrañar, pero si es por tu bien andá que yo cuido al nene, total sábado y domingo estoy acá". Llegó el viernes. Le dà un beso mas grande que nunca a Jorge pero el pensó que era porque me iba. Llevé mi hijo al colegio y a las 12 lo fui a buscar llevándolo a lo de mamá. Lo despedà con un beso gigante y justo llegó mi hermana a dejar sus hijos. Volvimos juntas y cuando la despedÃ, y mientra ella me rogaba que me cuidara volvà a casa, me dà un gran baño de inmersión mientras pensaba lo que me esperarÃa ese fin de semana, me puse un pantalón negro, que como todos los que tenÃa me marcaba mi gran cola, una remera blanca corta, tomé mi cartera y salÃ, fui a un shooping que quedaba cerca del lugar de encuentro y pasé ahà toda la tarde. A las 9 y 45 salà para la confiterÃa con el corazón que me explotaba de los nervios y las piernas se me doblaban del miedo, me paré en la puerta y a las 10 y quince minutos apareció un auto viejo y chocado que me tocó bocina, miré, y lo vi a Carlos arriba que con una gran sonrisa sarcástica me hacÃa señas para que suba. SubÃ, me saludó burlándose mientras se cagaba de risa y comenzó a andar, después de casi media hora de profundo silencio y yo sin saber por donde estábamos paró y me dijo:
"Te vas a poner esta venda en los ojos porque no tenés que ver el nidito de amor. Pero primero nos vamos a saludar un ratito después de tanto tiempo".
Me pasó el brazo por arriba de mis hombros, me volcó hacia él y abrió su boca dándome un largo beso.
Yo, jugada como estaba abrà la mÃa pero sin tocarlo con mis manos.
Puso su otra mano sobre mi cola y por arriba del pantalón me la frotó un rato. Se separó y dijo:
"Después que hay mucho tiempo. Ponete la venda y agachate"
Le obedecÃ, y luego de lo que calculo habrÃa pasado una hora, el auto se detuvo, me saco la venda y bajamos, miré a mi alrededor y và que nos encontrábamos en el medio de una villa miseria, todas las casas eran de chapa, se veÃa luces en algunas ventanas, y se escuchaba ladrar a muchos perros cerca. Me tomó de la mano y comenzamos a caminar por unos pasillos muy angostos donde apenas pasábamos, me detuvo y abrió una puerta de chapa y me dijo que entrara, quedé frÃa cuando vi que en lo que era solo un ambiente de chapas con piso de cemento, en una mesa del medio habÃa un tipo sentado en una mesa.
"No hijo de mil putas, estás loco, me mentiste, sos una basura de lo peor, asà nunca", dije lagrimeando y temblando.
"Tranquila querida,mejor que te calmes porque me voy a enojar y sabés como soy asÃ. Pasá, vamos a comer algo que el fin de semana va a ser muy largo", dijo siempre riéndose.
Entré y miré al sujeto. Estaba con el torso descubierto y con jeans, era grande, calculo que unos 55 años, morocho y bien morrudo, todo pelado y un aro grande en su oreja izquierda, con cara de degenerado y una risa maquiavélica. En la casilla, aparte de la mesa, habÃa tres colchones en el piso todos gastados y nada más. Todo eso alumbrado por un lamparita que colgaba del techo también de chapas.
Me dijo que me siente, a lo que accedà pensando que no olvidarÃa jamás lo que vivirÃa alli si es que saldrÃa de ese lugar, y él se sentó enfrente, los dos me miraban con cara de lujuria total, hasta que el más viejo me dijo:
"Hola ricura, me llaman Oso, y a Carlitos ya lo conocés. ¿Asà que vos lo plantaste?, que malita que sos..., pero bueno vas a tener la oportunidad de quedar bien. Te digo que Carlos tenÃa razón, estás muy fuerte mamita. Comemos algo y vamos a hablar mucho para conocernos mejor. Salà ayer de la cárcel después de cuatro años de sólo comerme putos, sabrás como estoy, a la miseria, pero todo llega ricura.".
Se cagaron de risa, abrieron un vino y me sirvieron un vaso hasta arriba, diciéndome el Oso:
"Tomá que te va a hacer bien".
Tomé el vino y mientras me volvÃan a llenar el vaso, el Oso comentaba como le habÃa roto el culo a un puto en la cárcel dejándoselo todo sangrado. Yo escuchaba helada mirando al piso, con algunas lágrimas en los ojos pensando en mi marido y mis hijos que estarÃan en casa mirando televisión y jugando, pasó como una hora mientras ellos fumaban y hablaban obscenidades, yo empecé a sentir como que todo se me daba vuelta, veÃa girar todo a mi alrededor, y con dificultad para hablar pues parecÃa que tenÃa la boca torcida dije:
¿Qué me pusieron en el vino que me siento mal?,y agarraba con mis manos los bordes de la mesa porque sentÃa que me caÃa.
El Oso, que era el jefe , tomándome del brazo como sosteniéndome me dijo:
"Unos polvos mágicos para que te portes bien. Ahora te voy a poner una inyección para estimularte. No te va a pasar nada. Solo vas a estar un poco nerviosa. Después esperamos un poco y nos vamos a acostar que se hace tarde" dijo a las carcajadas, mientras tomaba mi brazo y apretaba arriba con una goma.
Me inyectó algo en las venas que me ardÃa mientras entraba, se inyectaron ellos, aspiraron unos polvos tosiendo cuando les entraba en la nariz, como habÃa perdido la noción de todo no sé cuanto estuvimos asÃ, ellos cada tanto me servÃan un vaso de vino y me lo daban a beber porque yo ni podÃa levantar el vaso, al rato sentà como que estaba temblando toda, más que nerviosa, se me movÃan las manos, los labios me temblaban, comencé a respirar fuerte, veÃa turbio, era espantoso el estado en que me encontraba, como pude los miré y los và dados vuelta.
El Oso eructaba con un ruido inmundo, comenzó a jadear como si estuviera teniendo relaciones y a Carlos se le cayó la botella con que tomaba del pico. El Oso paró, dio vuelta su cabeza mirándome desencajado, se paró y dijo riéndose mientras dejó ver un terrible bulto entre las piernas:
"Bueno, ya es muy tarde y Alicia se nota cansada. Vamos a la camita como tres buenos chicos".
Carlos también se paró y el Oso acercándose a mà me levantó de un brazo. Yo estaba como desesperada sin saber por que, era una bola de nervios. El Oso me agarró de la cintura y abriendo su boca enorme se comió mis labios pasándoles la lengua a todo lo que dá y comenzó a levantarme la remera. Carlos se puso atrás mio y me chupaba la espalda empezando a desabrochar el corpiño. Yo no reaccionaba, es más, en el estado que me encontraba, cerré los ojos y levanté los brazos para que la remera salga rápido.
"Mirá como está Alicita. Tiembla de la desesperación. Tranquila madre que ya estamos con vos".
La remera ya habÃa salido y el corpiño acababa de hacerlo, el Oso comenzó a chupar mis pezones con rabia, mientras Carlos, arrodillado me besaba y tocaba mi gran culo por encima del pantalón, yo estaba fuera de mÃ. Le agarraba la cabeza al Oso y lo aplastaba contra mis tetas diciéndole:
"¿Qué querés hijo de puta?, comerme las tetas,eh. Buscás leche como un bebé roñoso."
El tipo levantó su cabeza, apoyó sus labios sobre los mios y mientras estábamos los dos tocándonos con las lenguas, me dijo:
"Vas a estar hasta que te vayas clavada con las pijas adentro. Ahà te vas a calmar yegua".
Yo no aguantaba más, estaba como afiebrada de la desesperación y el corazón parecÃa que se saldrÃa del pecho. Carlos, siempre arrodillado en mi culo me dijo:
"Madre sacate el pantalón".
Siempre jugando con la lengua del otro a toda velocidad,me desabroché el cinturón abrà el broche y me lo bajé. Carlos lo terminó de bajar y volvió a besarme y a tocarme el culo esta vez por arriba de la bombacha. A pesar de parecer Carlos el privilegiado de mi ortazo, el Oso mientras me seguÃa besando y con las manos me apretaba las tetas al tiempo que yo lo tenÃa abrazado del cuello le dijo:
"Acordate que ese terrible culo es mio, no te hagás el boludo".
"Ya sé, no te enojes solo lo quiero tocar", le contestó con respeto.
Al rato el Oso me dijo bajito:
"Mami no seas mala, tengo la pija hinchadÃsima y vos la dejas ahà encerradita".
Mirándolo fijo a los ojos, le desabroché el botón, le bajé el cierre y le bajé el jean con slip y todo.
Salió una enorme pija larga y gruesa, dura como piedra, me arrodillé y tomé ese gran instrumento con mis dos manos, con esfuerzo metà la cabeza en mi boca y comenzé a chuparlo, mientras Carlos se acostó y seguÃa entretenido en mi culo sin bajarme la bombacha, al rato cambiaron de posición y mientras le comenzé a chuparle la pija a Carlos que era mas chica que la otra entrando mejor en mi boca, el Oso se acomodó atrás y a los tirones me rompió toda la bombacha tirándola a un costado, me abrió los cachetes con las manos y le pasó la lengua al agujero del culo, me volvÃa loca la lengua ahÃ, por eso aumenté el ritmo de la chupada haciéndolo acabar a Carlos dentro de mi boca, enseguida quedamos parados los tres, y Carlos acomodó dos colchones poniéndolos juntos, al tiempo que el otro siempre besándome en la boca mi dijo en un susurro:
"Nena el encargado del culo soy yo y él de la vagina. Asà va a ser hasta que te vayas. Ahora me toca a mà porque a aquel boludo ya lo hiciste acabar. Mi amor, ponete en cuatro arriba del colchón y parame bien el culo".
Me puse en cuatro, abrà bien las piernas separando todo lo que pude las rodillas, pegué mi torso bien contra el colchón quedando mi culo totalmente para arriba.
El Oso sólo poniéndose un poco de saliva en la punta de la cabeza y parado, se inclinó para abajo abriendo sus piernas, apoyó una mano en mi cadera mientras con la otra guiaba la pija hacia la entrada y empezó a inclinarse para meterla. La pija empezó a entrar y yo me quejaba diciendo ay mientras soltaba el aire. Mi marido me habÃa echo el culo, pero su miembro no era ni la mitad y mucho más fino que este.
La pija entraba sin pausa y yo quejándome le dije:
"Hijo de puta, que pija, como rompe carajo, despacio bestia que duele mierda".
El Oso sin darme bola y soplando fuerte mientras la metÃa, la encajó toda y empezó a moverla para adentro y afuera con todo mientras Carlos miraba embelesado. El movimiento me dolÃa mucho, y chillaba en cada empujón, pero comencé a sacar bien el culo cada vez que él la metÃa provocando una penetración bien profunda. Estuvimos asà vaya a saber cuanto, hasta que al rato largo acabó. Me tendà en el colchón y apareció Carlos reclamando su parte. Me dio vuelta me abrió las piernas y se volcó sobre mà colocando su pija en mi vagina y comenzando a penetrarme. Mientras nos movÃamos muy rápido gimiendo el Oso se arrodilló y colocó su pija en mi boca comenzando yo a chupársela mientras el otro seguÃa cogiéndome como loco. Carlos acabó dentro mio, y ambos se acostaron dejándome en el medio. Pregunté al rato donde estaba el baño y Carlos casi dormido me dijo que afuera, apenas salÃa a la derecha la primera puerta. Me envolvà con una sábana que habÃa arriba de una silla y fui. Mientras estaba cagando y veÃa que lo hacÃa muy lÃquido y con dolor, pues el culo habÃa sufrido bastante, veo que abren la puerta casi golpeándome las rodillas. Entra el Oso, cierra la puerta poniéndole un gancho que yo no habÃa visto, se arrodilla y me comienza a besar mientras yo seguÃa en el inodoro. Me levanta, yo le dije con vergüenza, que habÃa evacuado.
"No importa, date vuelta y ponete contras las chapas, subà la pierna derecha y apoyá el pié arriba del inodoro bien abierta las piernitas".
Mientras lo hacÃa y él miraba dentro del inodoro lo que yo habÃa hecho, con más vergüenza le volvà a decir:
"Oso estoy sucia, dejame limpiar".
"No, te limpio yo por fuera con mi mano y por dentro con mi pija. Sabés lo que fue estos años cogiendome putos, ahora que tengo un hermoso culo de mujer quiero aprovechar", dijo mientras comenzó a pasar la palma de su mano por mi culo.
Me ayudó a estirar y apoyar mi pié quedando bien abierta, se paró atrás mio y besándome los hombros comenzó a enterrarme la pija hasta el fondo, me daba a todo lo que da y el culo comenzó a arderme, me movÃa aunque estaba incómoda, pero bien abierta para él., suÃa golpeándome fuerte cuando la pija entraba hasta el fondo y él cuerpo de él chocaba con mis cachetes, mientras movÃa él a toda velocidad su cadera empujando con muchÃsima fuerza su pene dentro de mi culo haciéndome gritar y gemir y apretaba mis tetas con sus manos, me dijo:
"Después de esto vas a cagar más lÃquido todavÃa aguantá".
Y empujó con toda su fuerza enterrándomela casi hasta el estómago la dejó allà y acabó. Despacio se salió dentro de mà culo y enseguida me senté en el inodoro evacuando como él me dijo con su semen, mientras parado frente a mi me miraba con una sonrisa. Volvimos a la pieza y me dormà en el medio de ellos dos, al otro dÃa me dieron otra inyección y me tuvieron todo el dÃa cogiendo. Tres veces me cogieron los dos juntos, mientras yo estaba subida arriba de Carlos el Oso me seguÃa rompiendo el culo arriba mio.
El domingo ni bien nos despertamos me volvieron a coger por los dos agujeros pero no me dieron la inyección, a las 5 de la tarde me dijeron que me cambie, yo habÃa perdido la cuenta de todos los polvos que me habÃan echado, subimos los tres al auto y nos fuimos., me dejaron en la puerta de la confiterÃa se despidieron besándome los dos y sin decirnos nada ellos se fueron y yo paré un taxi, me dolÃa todo el cuerpo, mi culo ya no exitÃa de todas las veces que fue penetrado, y la cabeza me estallaba del dolor.. entré a mi casa y estaban mi marido y mi hijo en el piso jugando pegando un grito cuando me vieron, los dos me abrazaron y me besaron, mientras Jorge me preguntaba como me habÃa ido, le dije que bien y que me querÃa bañar, me prometió mi marido que cuando saliera del baño me esperarÃa con el mate listo., me metà en el baño, me desnudé, abrà la canilla del agua caliente, antes de bañarme evacué todo lÃquido y con mucho semen, me metà en la bañadera y empecé a llorar pensando que ya todo no serÃa igual.
www.relatosgusbecker.blogspot.com
0 comentarios - Un Maldito Reencuentro