Te tiro al piso, te arruino el vestido que te gusta tanto al arrancártelo. ¡Pensar que te habías puesto para lucir sexy conmigo, tratando de compensarme por ser arrastrada, regalada, sucia, la perra de otro! Saco la pija, ya dolorida de calentura:
- Chupala como se la chupaste a él. O mejor y quizá te perdone.
Como ya está erecta al liberarse de su prisión, no necesita mimos iniciales. Aumentando u espiral de deseo, te la metés en un solo movimiento, llenándote la boca de mi carne. Cada vez más caliente por la situación, noto la humedad que te invade allá abajo. Saboreás el glande envolviéndolo con la lengua, sin sacarla de tu boca, haciendo círculos, como una anaconda alrededor de su presa.
- ¿Así que se la chupaste? ¿No fue un polvito apurado, eh?
Te agarro más fuerte del pelo y te la meto toda en la boca hasta la garganta. Te cojo la cara, con furia pero sin perder el cuidado; vos sabés que todo va a ser violento pero nunca dejará de ser un juego. Te atragantás y lagrimeás.
- ¿Estás llorando, puta? ¡Lo hubieras pensando antes de cornearme!
Te sigo dando por la boca sin mayores miramientos. De repente, te la saco para que puedas hablar:
- ¿Qué más te hizo? ¿Qué más le hiciste? ¿Te manoseó mucho las tetas? ¿Te dio esas palmadas en la cola que tanto te calientan? ¿Te chupó el clítoris?
Te ametrallo con mis preguntas para las que no necesariamente espero respuestas. Te mantenés al tiempo sometida y desafiante, como un niño travieso que se divierte tanto con la travesura como con el castigo.
- ¡Decí algo, puta!
- ¿Un polvito apresurado? ¿Vos recordás a qué horas llegué anoche? En el bar no estuve más de dos horas en total (sola, y luego con él).Nos matamos en un telo hasta la madrugada. ¡Hicimos todo! ¡Sería más corto decirte lo que NO hicimos! - me mirás con una cara de putita desafiante que me pone loco, más loco aún si eso fuese posible.
Murmullo insultos ininteligibles, te escupo la cara, te termino de arrancar la ropa. Con el pantalón a media asta, te penetro sin más.Descubro que estás empapada y que mi pija se desliza sin resistencia en tu interior. Te serrucho con especial violencia. En medio de mis jadeos, te pregunto:
- ¿Y te cogió así? ¿Eh? ¿Te cogió así?
-¡Sssí! ¡Me cogió aaah… así! ¡No sabés la pija que tenía y cómo la usaba! – me decís ya con el claro propósito de seguir aumentando mi furia y la violencia de la cogida.
Me libro de la ropa, te doy vuelta y, agarrándote de lascaderas, te empiezo a dar en cuatro patas.
- Y por supuesto que te gustó, ¿eh, perra? ¡Te gustó,verdad! ¡Te gustó meterme los cuernos, entregarte así no más a un desconocido!¡Pero qué puta! Y yo con delicadezas en la cama, "haciéndote el amor"...
- ¡Sííí, me encanto! Me encantóóó llenarme de otra pija y que me cogiera de esa manera. Y ahora más me gusta, viendo lo que provoca en vos…
- ¡Tomá entonces! Mi voz rasgada ya es casi un grito y la emprendo a fuertes palmadas en tus nalgas - ¡Tomá, tomá, tomá!
Repentinamente, dejo de darte. Te la saco casi ceremoniosamente y la ponga en la puerta de tu ano. Con voz apenas audible, te hago la pregunta crucial:
- ¿Lo entregaste?
Si bien estás volando de calentura por la furia con la que te estoy cogiendo, hay algo de temor en tu respuesta. Apelás a las evasivas:
- ¿Qué creés? – me retrucás mirándome por sobre el hombro,ya con la espalda arqueada, para dejarme más accesible tu procaz templo posterior.
- Creo que sos una puta que se merece esto.
Un segundo después, tu rasgado gemido me anuncia que ya toda la extensión de mi pija había superado la frontera del esfínter.
- ¡Contestame ahora!
Para mayor estímulo, vuelvo a las palmadas en las nalgas y,estirando una mano por abajo de tu pecho, te retuerzo sin piedad uno de los paradísimos pezones.
- ¡Aaaah! ¡Qué hijo de puta! Tus palabras salen con esfuerzo entre tus dientes, invadida como estás por el dolor (y el placer) que te produce la penetración.
- Sí, también lo entregué anoche. ¿Eso querías escuchar?¿Que tu mujercita que creías cenando inocentemente con Vanessa estaba en realidad emputecida en un telo con un casi desconocido? ¿Y que encima le entregó el orto?
- ¿Te dolió, eh,regalada? Y el puto ése, ¿también te hizo doler?
Te clavo más la pija pero vos, superado el momento de dolor inicial,venís a mi encuentro a pesar de que te impido moverte mucho, agarrada como te tengo del pelo.
- ¡Sí, también! ¡Aaah! - te interrumpen tus propios gemidos en la frontera de los alaridos -. Tenía una pija muy gorda y me cogió casi tan fuerte como vos ahor... ¡Aah! - otro gemido.
Veo que te sostenés con una mano estoy apoyada el piso pero que siento a la otra que está atendiendo tu clítoris, al que masajea en círculos con cierta rudeza.
- ¿Y te hizo acabar?
- ¡Sí, me hizo acabar como a la puta en celo en la que me convirtió! ¡Me hizo acabar con la pija en el orto y con un par de dedos en mi otro agujero, también hirviendo de calentura!
Tu mano parece recordar tus hazañas de trola, turnándose entre la auto penetración, el estímulo del clítoris y pellizcos en tus propios pezones, intentando que mis furiosas embestidas no te hagan perder el equilibrio
- ¡Que suerte, mi amor! - digo con ironía - porque hoy no, hoy te voy a usar como una bolsa para volcar mi leche ynada más. ¿O no te lo merecés por infiel?
- Creo que lo merezco por la cena que comiste y por habértelo contado.
Mi ritmo se vuelve aún más frenético por tus continuas provocaciones.
- ¿O acaso no te calienta que tu mujer haya sido la conquista, qué digo, que haya sido la puta de otro? ¿No te calienta eso?
Me aferro a tus caderas y mis embestidas se vuelven desquiciadas, como si quisiera hacerte doler. ¡Es que te quiero hacer doler!
- ¿Acaso esta cogida no es el resultado de saber que fui llenada de otra leche?
En pleno éxtasis, te digo:
¡Sí, puta, sí, puta, sí, puta! Me encanta que te entregues,que goces con otras pijas. Me encanta, me encanta...
Mi eyaculación no demora. Vos percibís que estoy cerca de vaciarte toda mi leche dentro. Es obvio que querés acabar al mismo tiempo. Tusmanos se concentran en el clitoris. Tu orgasmo tampoco demora mucho.
Nuestros cuerpos empiezan a temblar, como poseídos por una corriente eléctrica que recorre la columna y se ramifica a todos los puntos de placer: nuca, cuello, brazos. Tus pezones ¡ay, que duros que están! Siento tu clítoris latiendo, duro, hinchado… Con un profundo grito que parece salir delfondo de tu cuerpo pecador, saludás el gozo que se te viene y te lleva como el viento a una hoja.
Yo no resisto más. te dejo un gran, gran volumen de leche en el ojete en medio debufidos que se acompasan con los tuyos en un salvaje arreglo coral de bestiales bramidos. Caigo encima de vos, sintiendo los últimos estertores de tu orgasmo que envuelven a mi verga todavía en tus entrañas. Te susurro: "Me gustás más que nunca. ¡Pero esto no quedó acá!".
- Chupala como se la chupaste a él. O mejor y quizá te perdone.
Como ya está erecta al liberarse de su prisión, no necesita mimos iniciales. Aumentando u espiral de deseo, te la metés en un solo movimiento, llenándote la boca de mi carne. Cada vez más caliente por la situación, noto la humedad que te invade allá abajo. Saboreás el glande envolviéndolo con la lengua, sin sacarla de tu boca, haciendo círculos, como una anaconda alrededor de su presa.
- ¿Así que se la chupaste? ¿No fue un polvito apurado, eh?
Te agarro más fuerte del pelo y te la meto toda en la boca hasta la garganta. Te cojo la cara, con furia pero sin perder el cuidado; vos sabés que todo va a ser violento pero nunca dejará de ser un juego. Te atragantás y lagrimeás.
- ¿Estás llorando, puta? ¡Lo hubieras pensando antes de cornearme!
Te sigo dando por la boca sin mayores miramientos. De repente, te la saco para que puedas hablar:
- ¿Qué más te hizo? ¿Qué más le hiciste? ¿Te manoseó mucho las tetas? ¿Te dio esas palmadas en la cola que tanto te calientan? ¿Te chupó el clítoris?
Te ametrallo con mis preguntas para las que no necesariamente espero respuestas. Te mantenés al tiempo sometida y desafiante, como un niño travieso que se divierte tanto con la travesura como con el castigo.
- ¡Decí algo, puta!
- ¿Un polvito apresurado? ¿Vos recordás a qué horas llegué anoche? En el bar no estuve más de dos horas en total (sola, y luego con él).Nos matamos en un telo hasta la madrugada. ¡Hicimos todo! ¡Sería más corto decirte lo que NO hicimos! - me mirás con una cara de putita desafiante que me pone loco, más loco aún si eso fuese posible.
Murmullo insultos ininteligibles, te escupo la cara, te termino de arrancar la ropa. Con el pantalón a media asta, te penetro sin más.Descubro que estás empapada y que mi pija se desliza sin resistencia en tu interior. Te serrucho con especial violencia. En medio de mis jadeos, te pregunto:
- ¿Y te cogió así? ¿Eh? ¿Te cogió así?
-¡Sssí! ¡Me cogió aaah… así! ¡No sabés la pija que tenía y cómo la usaba! – me decís ya con el claro propósito de seguir aumentando mi furia y la violencia de la cogida.
Me libro de la ropa, te doy vuelta y, agarrándote de lascaderas, te empiezo a dar en cuatro patas.
- Y por supuesto que te gustó, ¿eh, perra? ¡Te gustó,verdad! ¡Te gustó meterme los cuernos, entregarte así no más a un desconocido!¡Pero qué puta! Y yo con delicadezas en la cama, "haciéndote el amor"...
- ¡Sííí, me encanto! Me encantóóó llenarme de otra pija y que me cogiera de esa manera. Y ahora más me gusta, viendo lo que provoca en vos…
- ¡Tomá entonces! Mi voz rasgada ya es casi un grito y la emprendo a fuertes palmadas en tus nalgas - ¡Tomá, tomá, tomá!
Repentinamente, dejo de darte. Te la saco casi ceremoniosamente y la ponga en la puerta de tu ano. Con voz apenas audible, te hago la pregunta crucial:
- ¿Lo entregaste?
Si bien estás volando de calentura por la furia con la que te estoy cogiendo, hay algo de temor en tu respuesta. Apelás a las evasivas:
- ¿Qué creés? – me retrucás mirándome por sobre el hombro,ya con la espalda arqueada, para dejarme más accesible tu procaz templo posterior.
- Creo que sos una puta que se merece esto.
Un segundo después, tu rasgado gemido me anuncia que ya toda la extensión de mi pija había superado la frontera del esfínter.
- ¡Contestame ahora!
Para mayor estímulo, vuelvo a las palmadas en las nalgas y,estirando una mano por abajo de tu pecho, te retuerzo sin piedad uno de los paradísimos pezones.
- ¡Aaaah! ¡Qué hijo de puta! Tus palabras salen con esfuerzo entre tus dientes, invadida como estás por el dolor (y el placer) que te produce la penetración.
- Sí, también lo entregué anoche. ¿Eso querías escuchar?¿Que tu mujercita que creías cenando inocentemente con Vanessa estaba en realidad emputecida en un telo con un casi desconocido? ¿Y que encima le entregó el orto?
- ¿Te dolió, eh,regalada? Y el puto ése, ¿también te hizo doler?
Te clavo más la pija pero vos, superado el momento de dolor inicial,venís a mi encuentro a pesar de que te impido moverte mucho, agarrada como te tengo del pelo.
- ¡Sí, también! ¡Aaah! - te interrumpen tus propios gemidos en la frontera de los alaridos -. Tenía una pija muy gorda y me cogió casi tan fuerte como vos ahor... ¡Aah! - otro gemido.
Veo que te sostenés con una mano estoy apoyada el piso pero que siento a la otra que está atendiendo tu clítoris, al que masajea en círculos con cierta rudeza.
- ¿Y te hizo acabar?
- ¡Sí, me hizo acabar como a la puta en celo en la que me convirtió! ¡Me hizo acabar con la pija en el orto y con un par de dedos en mi otro agujero, también hirviendo de calentura!
Tu mano parece recordar tus hazañas de trola, turnándose entre la auto penetración, el estímulo del clítoris y pellizcos en tus propios pezones, intentando que mis furiosas embestidas no te hagan perder el equilibrio
- ¡Que suerte, mi amor! - digo con ironía - porque hoy no, hoy te voy a usar como una bolsa para volcar mi leche ynada más. ¿O no te lo merecés por infiel?
- Creo que lo merezco por la cena que comiste y por habértelo contado.
Mi ritmo se vuelve aún más frenético por tus continuas provocaciones.
- ¿O acaso no te calienta que tu mujer haya sido la conquista, qué digo, que haya sido la puta de otro? ¿No te calienta eso?
Me aferro a tus caderas y mis embestidas se vuelven desquiciadas, como si quisiera hacerte doler. ¡Es que te quiero hacer doler!
- ¿Acaso esta cogida no es el resultado de saber que fui llenada de otra leche?
En pleno éxtasis, te digo:
¡Sí, puta, sí, puta, sí, puta! Me encanta que te entregues,que goces con otras pijas. Me encanta, me encanta...
Mi eyaculación no demora. Vos percibís que estoy cerca de vaciarte toda mi leche dentro. Es obvio que querés acabar al mismo tiempo. Tusmanos se concentran en el clitoris. Tu orgasmo tampoco demora mucho.
Nuestros cuerpos empiezan a temblar, como poseídos por una corriente eléctrica que recorre la columna y se ramifica a todos los puntos de placer: nuca, cuello, brazos. Tus pezones ¡ay, que duros que están! Siento tu clítoris latiendo, duro, hinchado… Con un profundo grito que parece salir delfondo de tu cuerpo pecador, saludás el gozo que se te viene y te lleva como el viento a una hoja.
Yo no resisto más. te dejo un gran, gran volumen de leche en el ojete en medio debufidos que se acompasan con los tuyos en un salvaje arreglo coral de bestiales bramidos. Caigo encima de vos, sintiendo los últimos estertores de tu orgasmo que envuelven a mi verga todavía en tus entrañas. Te susurro: "Me gustás más que nunca. ¡Pero esto no quedó acá!".
12 comentarios - Confesión de infidelidad (II)
Como dije a Sweet Dragon, excelente la confianza entra la pareja que el ralato trasnmite, sin eso no sería posible el juego ni ese nivel de placer.
Muy bueno @Pervberto me encantó