You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mirándola desde atrás de la puerta

Ese día había viajado por trabajo. Antes de salir ya había avisado que el regreso sería tarde y de horario incierto. Y así fue. Era algo más de la 2 de la mañana cuando llegue a casa y abrí la puerta tratando de hacer el menor ruido posible. Deje las cosas en la mesa y me dirigí a la pieza. Al encarar el pasillo me pareció raro que aún a esa hora la tele aún estaba prendida, ya que daba por sentado que se había dormido después de la tanda de mensajes que nos mandamos mientras yo viajaba.
La charla había empezado tranquila, pero de apoco se puso caliente y derivo en una conversación que rememoraba las charlas sobre fantasías y experiencias con otras personas. Charlas que me suelen calentar mucho, y que a ella además de calentara la sonrojan un poco.
La conversación se cortó abruptamente por la falta de señal, y yo me quede con las ganas de indagar más en sus pensamientos y recuerdos más calientes. Y por supuesto, me dejó caliente.
Al acercarme a la pieza, muy despacio, pude sentir que se movía en la cama, hasta me pareció oir algún que otro leve gemido. Así que me acerque despacio a la puerta que tenia una rendija abierta por la que se filtraba la luz de la tele.
Estaba ahí acostada boca abajo con su camisón negro transparente que por los movimientos que hacía se había levantado hasta dejar media cola al aire. La tanga que llevaba se perdía entre sus piernas mientras su cadera se movía de arriba abajo. Pude ver que una de sus manos se perdía debajo de su cuerpo. No me costó nada adivinar que sus dedos acariciaban su concha con suavidad.
Me quedé inmóvil, mientras me calentaba viendo esa escena. Es que cada vez más me excita verla disfrutar del sexo. Ver como se mueve, como su cuerpo se enciende. 
Sus movimientos se hacían intensos. Pensé que iba a llegar pero paró de repente. Giró y se sentó dando la espalda a la puerta. Vi que buscaba algo en su mesita. No llegue a ver que era porque lo acomodó al lado de la almohada que me impedía ver.  Se paró y se sacó el camisón. Pude ver su cuerpo entero de espaldas y un calor intenso me recorrió el cuerpo entero.
Se acostaste semi desnuda y vi como sus manos comenzaron a acariciar su cuerpo. Una de ellas se estaciono acariciando y pellizcando sus pezones mientras la otra fue bajando hasta llegar a meterse por debajo de la tanga para volver a acariciar con suavidad su concha.
Seguí mirando y la temperatura se me elevaba. Decidí que en algún momento iba a irrumpir en la pieza para sumarme. Así que sin hacer el mínimo ruido me preparé sacándome parte de la ropa y quedando solo con el bóxer. Pero todavía no iba a entrar, quería disfrutar un poco más de verla disfrutar del sexo.
De repente sacó las manos de donde estaban y se sacó la tanga quedando completamente desnuda y con las piernas separadas. Una de sus manos se dirigió a la almohada y pude ver que sacó el juguete que teníamos guardado. Yo estaba por explotar, pero no quería perderme nada. 
Lo llevó hasta su concha y ya encendido el vibrador comenzó a acariciarse, mientras la otra mano pellizcaba con más fuerza sus pezones. Pude ver como se estremecía y movía las caderas. Su respiración se aceleraba y aparecían unos leves gemidos para ir indicaron que estaba por explotar. Entonces su cuerpo entero tembló y sus piernas se cerraron apretando fuerte al juguete y su mano. Fueron unos segundos. Pensé en entrar y entonces vi que sus piernas se abrieron y despacio comenzó a meter el juguete en su concha muy mojada. Quería seguir mirándote. Así que me quede inmóvil.
Entraba y salía despacio pero a un ritmo continuado. Su respiración volvió a acelerar enseguida y volvieron los gemidos. Aceleró el ritmo hasta que se estremeció toda. Su cuerpo entero tembló mientras soltaba un gran suspiro y sus piernas se apretaron otra vez. 
Dejó el juguete en el suelo y giró dando la espalda a la puerta como para tratar de recuperarse. No aguante más y entre para abalanzarme a la cama y abrazarla por la espalda. Quiso girar y no la deje. Me aferre a ella, que trató de hablarme justo cuando fui a besarla. Las palabras sobraban. La temperatura le volvía a subir. Mis manos buscaron sus tetas mientras mi pija se apoyaba entre sus nalgas. Ella se movió buscando sentirla bien cerca. Una de mis manos bajó hasta su concha. Pude sentir como estaba empapada.
Sacó mi mano de ahí. Acomodó la cola para que mi pija quede lista para penetrarla y me dijo “quiero sentirte”. Eso basto como señal para que yo muy despacio comience a moverme.
Despacio fui penetrándola como quería mientras una de mis manos pellizcaba sus pezones y una de sus manos volvía a su concha para acariciarla. Fui subiendo el ritmo a medida que su respiración se aceleraba. Una y otra vez hasta que me senti explotar adentro suyo. Fue en el mismo momento en que su respiración se aceleró y su cuerpo volvió a temblar con más fuerza. 
Nos quedamos callados unos segundos. Se dió vuelta y con la cara roja del calor me preguntó hace cuanto había llegado. Solo me sonreí y conté lo mucho que disfrute viéndola gozar del sexo.

1 comentarios - Mirándola desde atrás de la puerta

Mephisto19
🔥 me encantó ver esas imágenes 👏