Mis últimas semanas fueron bastante caóticas, ya que tuve que mudarme de imprevisto. Por suerte, encontré un departamento a unas cuadras de donde estaba viviendo. Luego de organizar todo, quedó la mudanza programada para un fin de semana. Mis viejos vinieron a ayudarme, y como el departamento era chico, se quedaron en un hotel.
Cuestión que el sábado que llevé todos los muebles terminé re cansada de ir, venir, ordenar, mover, etc. Pedimos algo para comer y luego, a dormir. De hecho, yo ya estaba en pijama (remera vieja, pantalon de pijama con lunares de esos sueltos que inevitablemente me marca bien el culo). Cuando llega el delivery, me puse un buzo y bajé a abrirle. En el ascensor me crucé a uno de mis nuevos vecinos.
No era para nada feo. Tenía mi edad o tal vez menos, físico de deportista como me gusta a mi. Me saludó, me preguntó si era nueva en el edificio. Le conté que recién me había mudado ese día. Podía notar como no me sacaba los ojos de encima.
En un lugar tan chico (no entran más de 3 personas) puede resultar un poco incómodo. Se hacía el boludo y "disimuladamente" me miraba el culo por el espejo. Yo me hacía la boluda y sacaba un poco de cola para atrás (porque puta siempre).
El chabón bajaba a abrirle a un amigo. Yo pagué la comida y cuando vuelvo veo que los pibes me estaban esperando. Otra vez, me acomodé en un lugar estratégico para que pudieran mirarme por el espejo.
- Estamos haciendo una previa, venite si querés - me invitó amablemente mi nuevo vecino.
- Ya estoy para dormir! - le digo señalando mi vestimenta
- No importa, vení un rato al menos, así te despejás. Tomamos algo y te volvés a descansars, nosotros después salimos a bailar - Cuando llega a mi piso (yo estaba más abajo) me dice: 5°A. Pasate un rato.
Cierro la puerta, sin decir no ni si. En realidad, sabía que me iba a hacer bien despejarme un poco después de todo el día movido. Y mi departamento estaba deprimentemente desordenado y lleno de cajas.
Terminé de comer con mis viejos, los acompañé a la puerta y volví a tirarme en la cama. Miré a mi alrededor, lleno de cajas, de muebles desordenados. Me levanté, me cambié y subí al departamento de los chicos. "Eeyyy viniste!" me recibió Santiago, el dueño de casa. Sentados en la mesa había 4 chicos y 4 chicas, tomando cerveza. Me presentó y me quedé con ellos charlando. Re buena onda todos la verdad.
Después de un rato de charla, cerveza, música, uno de los chicos sacó un porro y se pusieron a fumar adentro de la casa. Me ofrecieron, pero como yo no fumo, dije que no. Pero me fumé todo humo. Al no estar acostumbrada, y menos en un ambiente cerrado, me empecé a sentir mal; así que salí al balcón a tomar aire.
Después de un rato, Santiago apareció para hacerme compañía. Charlamos un poco, le conté más o menos la historia de la mudanza y cuando me di cuenta ya lo tenía con su mano rodeando mi cintura. No hubo más palabras y empezamos a besarnos.
Sus manos fueron derecho a mi cola. "Uff lo que quería hacer esto!" me decía mientras me la amasaba con fuerza. Sonreí y lo seguí besando. Metí mis manos por debajo de su remera arañando su espalda trabajada y dura.
Él hizo lo mismo. Empezó a subir tocándome la espalda hasta llegar al corpiño. Con un movimiento rápido lo desabrochó. "EEEyyy acá no!" le dije sin soltarlo. "Ya fue dale" me insistía mientras trataba de tocarme las tetas. Puse un poco de resistencia, aunque lo terminé dejando.
Mis pezones ya estaban duros de la calentura. Me separé un poco de su cuerpo y bajé mi mano hasta la pija. Ya se sentía dura cuando me apoyaba la pierna. Pero ahora quería sentirla en mi mano.
Terminé con la remera levantada y las tetas al aire, él chupándolas y yo desabrochando el jean dejando salir al aire un pijón duro y grueso que no me entraba en la mano. Me mordí los labios imaginando como me iba a sentar en esa pija hasta dejarla seca.
Así como estaba me llevó para adentro. Ya estaban todos re locos cada uno en la suya, pasamos medio en bolas a su habitación y casi que nadie se percató. En el camino había una parejita chapando re intenso contra la pared.
Entramos y me tiró a la cama de una. Nos desvestimos cada uno por separado, y cuando quedamos en bolas se tiró arriba mío. Sin previa ni nada, me clavó la verga hasta el fondo. Era claro. El pibe quería coger y yo era la concha de turno. Lo dejé un rato, pero si él me iba a usar como objeto sexual, yo no me iba a quedar atrás. Lo frené, lo saqué de encima y lo tiré en la cama boca arriba.
Me trepé a su cuerpo y luego de rozar el tronco de la pija con mi concha, la agarré de la base y me senté en ella. Ya estaba re mojada. Se fue resbalando toda hasta que mi cuerpo chocó con el suyo. Ahí empecé a moverme yo. Despacio, en círculos, asegurándome que mi clítoris rozara contra su piel. No tardé en acabar agarrándome fuerte de sus hombros.
Cuando pasó el orgasmo, seguí moviéndome ahora levantando mis caderas. Aceleré un poco y no se aguantó, acabando adentro mío. Lo dejé relajarse un poco y luego me levanté dejando la pija semi muerta contra su cuerpo. Me cambié y me fui. Afuera, la parejita ya estaba meta garche, la minita con las manos en la pared recibiendo pija de su macho. Fui donde estaban los chicos, que tomaron todo con total normalidad.
Me senté al lado del chabón que había subido conmigo en el ascensor. "Rapidito", me dijo señalando para la habitación. "No aguantó" dije provocando las risas de los otros chicos. Cuando apareció Santi empezaron a cargarlo. Estaban todos re fumados, así que se gastaban y se reían de cualquier cosa. El otro pibe, cada vez más cerca mío, aprovechaba cualquier cosa para tocarme.
El ambiente ya se había tornado re cualquiera. Los chicos que tenía en frente estaban chapando metiéndose mano como si estuvieran solos. Totalmente drogado, el que estaba a mi lado se acerca al oído y me dice "debe ser imposible aguantar con esa cola moviéndose arriba" y se aleja riéndose como si le hubiesen contado el mejor chiste del mundo. Yo no estaba drogada, pero si algo borracha, me acerqué y le dije "querés probar?", totalmente entregada y dejándome llevar por la situación.
Se levantó de golpe y encaró para la habitación. Adentro estaban los otros dos, pero sentados charlando semi desnudos. Cuando entramos, sin decir nada se levantaron y se fueron. Lo tiré en la cama y me subí arriba. Primero lo franeleaba sentada en su pija, vestidos. Me saqué la remera y me quedé en tetas. Levantó sus manos para tocarme. Mientras me manoseaba, yo le fui sacando el pantalón. Lo dejé con la pija al aire. No era tan gruesa como la del amigo, pero tenía linda pija también.
Me acomodé entre sus piernas y empecé a chuparsela. Le pasé la lengua por el tronco, subiendo y bajando hasta que de una me metí la cabeza en la boca. No era muy larga, pero llegaba a atragantarme como me gusta. Le escupí la saliva y seguí con el pete. Me terminé de desvestir, y me senté en la pija de una. Yo estaba totalmente empapada, re caliente, con unas ganas de sentarme en esa verga que ya no aguantaba más.
El pibe me tocaba las tetas, mientras yo me movía controlando la profundidad, la velocidad todo. Este aguantó un poco más. Mientras seguía cabalgando, entraron los otros pibes de la mesa. Yo seguí en lo mío, ya no me importaba nada. Fue la señal que necesitaban para tirarse al piso y la mina empezar a petear a su chico.
Tiré mi cuerpo hacia atrás, con la pija enterrada y con la mano me toqué hasta acabar. Luego, otra vez, levanté un par de veces mi cadera y el pibe acabó. Me levanté, le limpié la pija y me fui. En la habitación quedaron los otros dos cogiendo y yo volví a la cocina. Ahí me encontré a Santi recibiendo un pete de otra de las pibas mientras los otros dos fumaban y charlaban como si nada.
Me entré a reír de la situación. Muy bizarro, pero la verdad me gustaba. "Vení Juli" me llamó Santi. Me arrodillé al lado de la otra piba y empezamos a chuparle la verga entre las dos. No había podido la primera vez, y ahora estaba comprobando lo difícil que era meterse ese terrible aparato en la boca, por lo ancho que era.
La minita me acariciaba el pelo mientras yo trataba de comerme ese pijón. Un poco me incomodaba. Las pocas veces que estuve con chicas, eran pibas que conocía previamente. Pero la situación me llevaba. Seguí chupando, me la saqué de la boca y se la ofrecí a la chica. Ella estaba desnuda, arrodillada pajeándose. Me puse atrás de ella y la empecé a ayudar. Sacó la mano de su concha para que yo la manoseara. Puse una mano en las tetas y otra en el clítoris, mientras miraba como se comía casi la mitad de la pija de Santi.
De pronto la piba soltó la poronga y me agarró fuerte como pudo. Empezó a temblar y tuvo un orgasmo terrible que la dejó tirada en el piso, mojando todos mis dedos de lo fuerte que había acabado. Yo aproveché y seguí con su trabajo en la pija del pibe, mientras ella quedaba temblando tirada a nuestro lado. El que me había cogido antes apareció y le metió la pija en la boca a la otra flaca, que no paraba de gemir.
No pude aguantar la tentación y otra vez me dispuse a sentarme en el pijón de Santi. Me desvestí y me acomodé la punta de la verga en la entrada de mi concha. Apoyé y empujé con fuerza hasta que entró toda. Santi me agarró de la cintura y apretando mi cola no me dejaba mover muy rápido como me gusta. Me manoseaba el orto y me chupaba las tetas mientras yo me movía como podía con la pija enterrada hasta el fondo.
Cuando me soltó un poco, pude empezar a moverme un poco más. Él agarró fuerte mis nalgas y empezó a buscar con el dedo mi ano para penetrarlo. Me frené en seco y se lo saqué. "Eso no!" le dije tan enérgicamente que con miedo volvió sus manos a mi cintura.
Lo mejor (después me lo confesó) él pensó que lo decía porque no me gustaba, y la realidad era que si me hacía eso me iban a agarrar ganas de que me rompan el culo, y no quería que la primera impresión sea "tan" entregada. Que se yo... locuras de una.
Seguí un rato cabalgando, pero no tan rápido. Me la sacaba y la enterraba despacio, para sentir todo ese pijón abrirme al medio. Deliraba de placer colgada del cuello de mi macho, mientras su pija me desgarraba la concha hasta el límite. Santi me agarró fuerte y me la clavó de golpe. Pude sentir los latidos de su pija dentro mío mientras acababa.
Me levanté y me dejé caer al piso. Me temblaban las piernas de la garchada que le había pegado al pibe. Se fijaron la hora, ya se les hacía tarde y se fueron. Me invitaron a ir con ellos a bailar, pero estaba destruida por todo el trajín del día (y la noche). Volví a mi casa y me agarró una calentura terrible. No podía creer lo que había pasado.
Me tiré en la cama, desnuda y me toqué hasta acabar. Me quedé dormida, hasta la mañana siguiente cuando el sonido del timbre me despertó. Eran mis viejos que me venían a buscar para ir a comer antes que emprendieran la vuelta a Rosario.
En el celu, tenía mensajes de Santi que me avisaba que estaba volviendo y quería seguir cogiendo. Yo había apagado el teléfono y no escuché nada (igual, realmente necesitaba dormir).
Cuando mis viejos se fueron, volví a mi nuevo departamento. Cuando entré al ascensor, luego de pensarlo 2 veces, en lugar de apretar el botón para ir a mi piso, fui derecho a terminar lo que había empezado la noche anterior.
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Cuestión que el sábado que llevé todos los muebles terminé re cansada de ir, venir, ordenar, mover, etc. Pedimos algo para comer y luego, a dormir. De hecho, yo ya estaba en pijama (remera vieja, pantalon de pijama con lunares de esos sueltos que inevitablemente me marca bien el culo). Cuando llega el delivery, me puse un buzo y bajé a abrirle. En el ascensor me crucé a uno de mis nuevos vecinos.
No era para nada feo. Tenía mi edad o tal vez menos, físico de deportista como me gusta a mi. Me saludó, me preguntó si era nueva en el edificio. Le conté que recién me había mudado ese día. Podía notar como no me sacaba los ojos de encima.
En un lugar tan chico (no entran más de 3 personas) puede resultar un poco incómodo. Se hacía el boludo y "disimuladamente" me miraba el culo por el espejo. Yo me hacía la boluda y sacaba un poco de cola para atrás (porque puta siempre).
El chabón bajaba a abrirle a un amigo. Yo pagué la comida y cuando vuelvo veo que los pibes me estaban esperando. Otra vez, me acomodé en un lugar estratégico para que pudieran mirarme por el espejo.
- Estamos haciendo una previa, venite si querés - me invitó amablemente mi nuevo vecino.
- Ya estoy para dormir! - le digo señalando mi vestimenta
- No importa, vení un rato al menos, así te despejás. Tomamos algo y te volvés a descansars, nosotros después salimos a bailar - Cuando llega a mi piso (yo estaba más abajo) me dice: 5°A. Pasate un rato.
Cierro la puerta, sin decir no ni si. En realidad, sabía que me iba a hacer bien despejarme un poco después de todo el día movido. Y mi departamento estaba deprimentemente desordenado y lleno de cajas.
Terminé de comer con mis viejos, los acompañé a la puerta y volví a tirarme en la cama. Miré a mi alrededor, lleno de cajas, de muebles desordenados. Me levanté, me cambié y subí al departamento de los chicos. "Eeyyy viniste!" me recibió Santiago, el dueño de casa. Sentados en la mesa había 4 chicos y 4 chicas, tomando cerveza. Me presentó y me quedé con ellos charlando. Re buena onda todos la verdad.
Después de un rato de charla, cerveza, música, uno de los chicos sacó un porro y se pusieron a fumar adentro de la casa. Me ofrecieron, pero como yo no fumo, dije que no. Pero me fumé todo humo. Al no estar acostumbrada, y menos en un ambiente cerrado, me empecé a sentir mal; así que salí al balcón a tomar aire.
Después de un rato, Santiago apareció para hacerme compañía. Charlamos un poco, le conté más o menos la historia de la mudanza y cuando me di cuenta ya lo tenía con su mano rodeando mi cintura. No hubo más palabras y empezamos a besarnos.
Sus manos fueron derecho a mi cola. "Uff lo que quería hacer esto!" me decía mientras me la amasaba con fuerza. Sonreí y lo seguí besando. Metí mis manos por debajo de su remera arañando su espalda trabajada y dura.
Él hizo lo mismo. Empezó a subir tocándome la espalda hasta llegar al corpiño. Con un movimiento rápido lo desabrochó. "EEEyyy acá no!" le dije sin soltarlo. "Ya fue dale" me insistía mientras trataba de tocarme las tetas. Puse un poco de resistencia, aunque lo terminé dejando.
Mis pezones ya estaban duros de la calentura. Me separé un poco de su cuerpo y bajé mi mano hasta la pija. Ya se sentía dura cuando me apoyaba la pierna. Pero ahora quería sentirla en mi mano.
Terminé con la remera levantada y las tetas al aire, él chupándolas y yo desabrochando el jean dejando salir al aire un pijón duro y grueso que no me entraba en la mano. Me mordí los labios imaginando como me iba a sentar en esa pija hasta dejarla seca.
Así como estaba me llevó para adentro. Ya estaban todos re locos cada uno en la suya, pasamos medio en bolas a su habitación y casi que nadie se percató. En el camino había una parejita chapando re intenso contra la pared.
Entramos y me tiró a la cama de una. Nos desvestimos cada uno por separado, y cuando quedamos en bolas se tiró arriba mío. Sin previa ni nada, me clavó la verga hasta el fondo. Era claro. El pibe quería coger y yo era la concha de turno. Lo dejé un rato, pero si él me iba a usar como objeto sexual, yo no me iba a quedar atrás. Lo frené, lo saqué de encima y lo tiré en la cama boca arriba.
Me trepé a su cuerpo y luego de rozar el tronco de la pija con mi concha, la agarré de la base y me senté en ella. Ya estaba re mojada. Se fue resbalando toda hasta que mi cuerpo chocó con el suyo. Ahí empecé a moverme yo. Despacio, en círculos, asegurándome que mi clítoris rozara contra su piel. No tardé en acabar agarrándome fuerte de sus hombros.
Cuando pasó el orgasmo, seguí moviéndome ahora levantando mis caderas. Aceleré un poco y no se aguantó, acabando adentro mío. Lo dejé relajarse un poco y luego me levanté dejando la pija semi muerta contra su cuerpo. Me cambié y me fui. Afuera, la parejita ya estaba meta garche, la minita con las manos en la pared recibiendo pija de su macho. Fui donde estaban los chicos, que tomaron todo con total normalidad.
Me senté al lado del chabón que había subido conmigo en el ascensor. "Rapidito", me dijo señalando para la habitación. "No aguantó" dije provocando las risas de los otros chicos. Cuando apareció Santi empezaron a cargarlo. Estaban todos re fumados, así que se gastaban y se reían de cualquier cosa. El otro pibe, cada vez más cerca mío, aprovechaba cualquier cosa para tocarme.
El ambiente ya se había tornado re cualquiera. Los chicos que tenía en frente estaban chapando metiéndose mano como si estuvieran solos. Totalmente drogado, el que estaba a mi lado se acerca al oído y me dice "debe ser imposible aguantar con esa cola moviéndose arriba" y se aleja riéndose como si le hubiesen contado el mejor chiste del mundo. Yo no estaba drogada, pero si algo borracha, me acerqué y le dije "querés probar?", totalmente entregada y dejándome llevar por la situación.
Se levantó de golpe y encaró para la habitación. Adentro estaban los otros dos, pero sentados charlando semi desnudos. Cuando entramos, sin decir nada se levantaron y se fueron. Lo tiré en la cama y me subí arriba. Primero lo franeleaba sentada en su pija, vestidos. Me saqué la remera y me quedé en tetas. Levantó sus manos para tocarme. Mientras me manoseaba, yo le fui sacando el pantalón. Lo dejé con la pija al aire. No era tan gruesa como la del amigo, pero tenía linda pija también.
Me acomodé entre sus piernas y empecé a chuparsela. Le pasé la lengua por el tronco, subiendo y bajando hasta que de una me metí la cabeza en la boca. No era muy larga, pero llegaba a atragantarme como me gusta. Le escupí la saliva y seguí con el pete. Me terminé de desvestir, y me senté en la pija de una. Yo estaba totalmente empapada, re caliente, con unas ganas de sentarme en esa verga que ya no aguantaba más.
El pibe me tocaba las tetas, mientras yo me movía controlando la profundidad, la velocidad todo. Este aguantó un poco más. Mientras seguía cabalgando, entraron los otros pibes de la mesa. Yo seguí en lo mío, ya no me importaba nada. Fue la señal que necesitaban para tirarse al piso y la mina empezar a petear a su chico.
Tiré mi cuerpo hacia atrás, con la pija enterrada y con la mano me toqué hasta acabar. Luego, otra vez, levanté un par de veces mi cadera y el pibe acabó. Me levanté, le limpié la pija y me fui. En la habitación quedaron los otros dos cogiendo y yo volví a la cocina. Ahí me encontré a Santi recibiendo un pete de otra de las pibas mientras los otros dos fumaban y charlaban como si nada.
Me entré a reír de la situación. Muy bizarro, pero la verdad me gustaba. "Vení Juli" me llamó Santi. Me arrodillé al lado de la otra piba y empezamos a chuparle la verga entre las dos. No había podido la primera vez, y ahora estaba comprobando lo difícil que era meterse ese terrible aparato en la boca, por lo ancho que era.
La minita me acariciaba el pelo mientras yo trataba de comerme ese pijón. Un poco me incomodaba. Las pocas veces que estuve con chicas, eran pibas que conocía previamente. Pero la situación me llevaba. Seguí chupando, me la saqué de la boca y se la ofrecí a la chica. Ella estaba desnuda, arrodillada pajeándose. Me puse atrás de ella y la empecé a ayudar. Sacó la mano de su concha para que yo la manoseara. Puse una mano en las tetas y otra en el clítoris, mientras miraba como se comía casi la mitad de la pija de Santi.
De pronto la piba soltó la poronga y me agarró fuerte como pudo. Empezó a temblar y tuvo un orgasmo terrible que la dejó tirada en el piso, mojando todos mis dedos de lo fuerte que había acabado. Yo aproveché y seguí con su trabajo en la pija del pibe, mientras ella quedaba temblando tirada a nuestro lado. El que me había cogido antes apareció y le metió la pija en la boca a la otra flaca, que no paraba de gemir.
No pude aguantar la tentación y otra vez me dispuse a sentarme en el pijón de Santi. Me desvestí y me acomodé la punta de la verga en la entrada de mi concha. Apoyé y empujé con fuerza hasta que entró toda. Santi me agarró de la cintura y apretando mi cola no me dejaba mover muy rápido como me gusta. Me manoseaba el orto y me chupaba las tetas mientras yo me movía como podía con la pija enterrada hasta el fondo.
Cuando me soltó un poco, pude empezar a moverme un poco más. Él agarró fuerte mis nalgas y empezó a buscar con el dedo mi ano para penetrarlo. Me frené en seco y se lo saqué. "Eso no!" le dije tan enérgicamente que con miedo volvió sus manos a mi cintura.
Lo mejor (después me lo confesó) él pensó que lo decía porque no me gustaba, y la realidad era que si me hacía eso me iban a agarrar ganas de que me rompan el culo, y no quería que la primera impresión sea "tan" entregada. Que se yo... locuras de una.
Seguí un rato cabalgando, pero no tan rápido. Me la sacaba y la enterraba despacio, para sentir todo ese pijón abrirme al medio. Deliraba de placer colgada del cuello de mi macho, mientras su pija me desgarraba la concha hasta el límite. Santi me agarró fuerte y me la clavó de golpe. Pude sentir los latidos de su pija dentro mío mientras acababa.
Me levanté y me dejé caer al piso. Me temblaban las piernas de la garchada que le había pegado al pibe. Se fijaron la hora, ya se les hacía tarde y se fueron. Me invitaron a ir con ellos a bailar, pero estaba destruida por todo el trajín del día (y la noche). Volví a mi casa y me agarró una calentura terrible. No podía creer lo que había pasado.
Me tiré en la cama, desnuda y me toqué hasta acabar. Me quedé dormida, hasta la mañana siguiente cuando el sonido del timbre me despertó. Eran mis viejos que me venían a buscar para ir a comer antes que emprendieran la vuelta a Rosario.
En el celu, tenía mensajes de Santi que me avisaba que estaba volviendo y quería seguir cogiendo. Yo había apagado el teléfono y no escuché nada (igual, realmente necesitaba dormir).
Cuando mis viejos se fueron, volví a mi nuevo departamento. Cuando entré al ascensor, luego de pensarlo 2 veces, en lugar de apretar el botón para ir a mi piso, fui derecho a terminar lo que había empezado la noche anterior.
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35 comentarios - Nuevos vecinos
ME ENCANTAN TUS RELATOS JULI , EXTRAORDINARIO COMO SIEMPRE DEJE 10 PUNTOS
gracias por pasar!
Perdon me causo gracia jaja. Excelente relato juli, como siempre. Dejo 10!
gracias por pasar!
Disfrútalo mientras puedas, trolita!
gracias por pasar
buen post
gracias por pasar!
Buen relato, hoy no me quedan puntos, mañana te doy 10.
¿Sin condón con desconocidos? ummmmmmmmm
gracias por pasar!
Que linda fiestita para estrenar el edificiooo!! Y eso de hacerte la santita no te lo creoo, te conozco y según mis cálculos... al momento de que leas este comentario seguro ya le entregaste la cola al vecinooo!! jajaa
Besos!!
Besos idola!
y bueno, lo importante es que tuviste la bienvenida que merecias jeje
gracias por pasar
gracias por pasar!!
igual, hay algunas fotos, en algunos relatos 😉
gracias por pasar!! no hay que perder el tiempo, la vida es una sola jaja
espero sigas disfrutando otros