Él, que sabe la forma exacta de expresar lo que desea sin ser vulgar. Él, que me trata de usted a pesar de ser menor, bastante menor que él. Él, que intenta seducirme con palabras bonitas que adornan las perversiones que quiere, desea hacerme.
Sus escritos hacen que mis ratones se despierten. Juega con las palabras haciéndome imaginar partícipe de todos sus relatos, de todas sus fantasías. Juega además con la perversión de no dejarme saber si los relatos son reales o son proyecciones de sus deseos.
Él, que intenta que mi "Yo animal" y mi "Yo racional" se den cuenta que al menos en algo coinciden: una cena no hace mal a nadie. Él, que dice que se encargará en esa cena de convencer a mi "Yo racional". Él, que me promete una noche de sexo inolvidable.
Un viaje (de él visitando mi ciudad) hace que todo eso pase del plano de la fantasía a uno más real. Pone fecha para el encuentro, y me anima a imaginarme cual sería el lugar. No hace cuarenta y ocho horas que hablamos, pero mis ratones se dejan llevar y ya se imaginan cual podría ser ese lugar.
Me invita a sucumbir ante la tentación, a dejar el miedo a lo nuevo, a lo desconocido. Me recuerda que para todo hay una primera vez. ¿Será esta la primera vez que un completo desconocido me lleve a cenar y luego a la habitación de un hotel donde seré esclava de sus -y mis- deseos? Despierto sus morbos al saber que él sería el primero, y me lo hace saber.
Por momentos, sólo por breves momentos me tutea. ¿Por qué lo hace? ¿Sus deseos lo traicionan y no lo dejan seguir en su papel de hombre respetuoso tratando a una dama? ¿Lo hará a proposito para que yo me ponga a pensar estas cosas? ¿Será su "yo animal" sucumbiendo ante el deseo que le provoca la sugestiva foto que le envié?
Uf! Si supiera que a esta mujer inteligente, divertida, reservada y sin faltas de ortografía (en sus propias palabras) le encanta que la seduzcan, que la dominen, que la aten y le hagan perder la noción del tiempo entre caricias, besos, lenguas, y un sinfín de sensaciones que son la antesala a la noche de sexo inolvidable que él promete. Si supiera que a esta dama también le gusta el sexo duro, fuerte, primitivo. ¿Seguirá con su plan de hacerme desear hasta el extremo antes de penetrarme? ¿O lo hará apenas pasando las puertas de su habitación?
Él, mi nueva conquista.
(¿O acaso soy yo su conquista?)
Sus escritos hacen que mis ratones se despierten. Juega con las palabras haciéndome imaginar partícipe de todos sus relatos, de todas sus fantasías. Juega además con la perversión de no dejarme saber si los relatos son reales o son proyecciones de sus deseos.
Él, que intenta que mi "Yo animal" y mi "Yo racional" se den cuenta que al menos en algo coinciden: una cena no hace mal a nadie. Él, que dice que se encargará en esa cena de convencer a mi "Yo racional". Él, que me promete una noche de sexo inolvidable.
Un viaje (de él visitando mi ciudad) hace que todo eso pase del plano de la fantasía a uno más real. Pone fecha para el encuentro, y me anima a imaginarme cual sería el lugar. No hace cuarenta y ocho horas que hablamos, pero mis ratones se dejan llevar y ya se imaginan cual podría ser ese lugar.
Me invita a sucumbir ante la tentación, a dejar el miedo a lo nuevo, a lo desconocido. Me recuerda que para todo hay una primera vez. ¿Será esta la primera vez que un completo desconocido me lleve a cenar y luego a la habitación de un hotel donde seré esclava de sus -y mis- deseos? Despierto sus morbos al saber que él sería el primero, y me lo hace saber.
Por momentos, sólo por breves momentos me tutea. ¿Por qué lo hace? ¿Sus deseos lo traicionan y no lo dejan seguir en su papel de hombre respetuoso tratando a una dama? ¿Lo hará a proposito para que yo me ponga a pensar estas cosas? ¿Será su "yo animal" sucumbiendo ante el deseo que le provoca la sugestiva foto que le envié?
Uf! Si supiera que a esta mujer inteligente, divertida, reservada y sin faltas de ortografía (en sus propias palabras) le encanta que la seduzcan, que la dominen, que la aten y le hagan perder la noción del tiempo entre caricias, besos, lenguas, y un sinfín de sensaciones que son la antesala a la noche de sexo inolvidable que él promete. Si supiera que a esta dama también le gusta el sexo duro, fuerte, primitivo. ¿Seguirá con su plan de hacerme desear hasta el extremo antes de penetrarme? ¿O lo hará apenas pasando las puertas de su habitación?
Él, mi nueva conquista.
(¿O acaso soy yo su conquista?)
9 comentarios - Él, mi nueva conquista.
no será la primera vez que el cazador sea la presa
Gracias por los pts y el comentario 😘
Tal sea una profecional y por eso estw tan bien redactado
Ojala podamos ver su siguiente relato
Gracias por compartir
Me alegro que te haga imaginar, y que te guste. Gracias por los pts
Me gustaria conversar con usted en mp
Para intercambiar puntos de vista
Además de bien escrito, me tocó en alguna anécdota de la propia vida.