Hola a todos. Agradezco los puntos y los comentarios, pero más agradezco que quien los haga sea con respeto. Con Lola somos felices así, no hay más vueltas.
Cuando volvimos de aquella fiesta donde vi a mi esposa siendo cogida por Martín algo me rondaba por la cabeza. Como decirle lo que experimenté? Como contarle que me excité aquella noche que recibía frenéticas embestidas de parte de su amante? Mi cabeza explotaba, me hacía una película de verla con otros hombres, con varios hombres, vivía al palo todo el día. Teníamos relaciones y hasta incluso ella notó que había recuperado la líbido, que me había transformado como amante y había recuperado la erección de mi pene de manera más rígida y viril. "Papi!!!! Como estás ultimamente!!!" me dijo después de hacer el amor; y ahí consideré que era el momento. Le dije que la había visto con Martín cogiendo arriba del capot del Falcon, todo de modo pausado y conservando la calma. Lola estaba desnuda, se cubrió sus hermosas tetas avergonzada quizás mientras ensayaba un lagrimeo; pero se transformó cuando le dije que me excitaba verla siendo cogida por otro, que fantaseo verlo con varios hombres a la vez, ser cogida por travestis, pajearme mientras eso ocurre. Lola no daba más de su asombro. Me dijo que era un asqueroso, un depravado y un enfermo a los gritos. Se puso su tanga, el baby doll y se fue a la cocina. Intenté acompañarla y seguir charlando lo que me pasaba pero a los gritos me pidió que me vaya. Me fui a dormir, no había manera que ella entendiera, de hecho estuvimos varios días sin dirigirnos la palabra. Después de varios días me pidió un tiempo y distanciarnos un poco, cosa que me pareció prudente. Preparé una valija y me fui a la casa que unos amigos tenían sin alquilar. Quería poner mi cabeza en blanco y si las cosas no avanzaban pedirle el divorcio; pero ante todo quería tener las cosas bien claro para saber tomar la mejor decisión. En el departamento había cosas que arreglar, por eso fui por mis herramientas que estaban en el tallercito que tenía al fondo de donde ahora estaba Lola. Ya con mi caja de herramientas paso a la cocina para servirme un vaso de agua fría y me sorprendió las cosas de la mesada desparramadas, algunas por el piso. De inmediato empecé hacerme la cabeza, mi respiración se entrecortaba y el corazón latía como un doble bombo de una banda de heavy metal. Camino hacia el living y encuentro ropa masculina tirada, un conjunto sexy de lencería femenina sobre el futón y unos negros separados por varios metros. No pude más, fue más fuerte que yo, no tenía ningún control y aunque invadía la intimidad de mi esposa decidí abrir la puerta y asomarme. La veo a Lola en cuatro, acariciándose su vulva, mientras su amante tenía su cara hundida en su hermoso culo. Ella gemía de placer; no llegaba a ver su rostro pero me la imaginaba desfigurada de placer, gozando como una perra en celo. Su amante se preparó, se puso un profiláctico y la penetró de un empujón. Ella dio un gemido fuerte y alentaba a que la empuje con ritmo y fuerza diciéndole "Más... más... Más fuerte, papi". El panorama era el paraíso del cornudo consiente, rol que empezaba a gustarme. Escuchar los gritos de placer, su amante decirle "Te gusta putita?" mientras le daba fuertes y sonoras nalgadas. No me masturbé, no hizo falta; me manché mi ropa de irme en seco. No fue necesario ver más; decidí irme no sin antes higienizarme y cambiarme con ropa limpia que había en el lavadero. Que pasó después? No se pero de seguro que su amante habrá aprovechado para hacerle la cola, esa que algunas veces se la hice; si no lo hizo habrá sido un tonto. Fui a casa y aún me duraba la respiración entrecortada y el corazón latiendo como un doble bombo de una banda de heavy metal.
Cuando volvimos de aquella fiesta donde vi a mi esposa siendo cogida por Martín algo me rondaba por la cabeza. Como decirle lo que experimenté? Como contarle que me excité aquella noche que recibía frenéticas embestidas de parte de su amante? Mi cabeza explotaba, me hacía una película de verla con otros hombres, con varios hombres, vivía al palo todo el día. Teníamos relaciones y hasta incluso ella notó que había recuperado la líbido, que me había transformado como amante y había recuperado la erección de mi pene de manera más rígida y viril. "Papi!!!! Como estás ultimamente!!!" me dijo después de hacer el amor; y ahí consideré que era el momento. Le dije que la había visto con Martín cogiendo arriba del capot del Falcon, todo de modo pausado y conservando la calma. Lola estaba desnuda, se cubrió sus hermosas tetas avergonzada quizás mientras ensayaba un lagrimeo; pero se transformó cuando le dije que me excitaba verla siendo cogida por otro, que fantaseo verlo con varios hombres a la vez, ser cogida por travestis, pajearme mientras eso ocurre. Lola no daba más de su asombro. Me dijo que era un asqueroso, un depravado y un enfermo a los gritos. Se puso su tanga, el baby doll y se fue a la cocina. Intenté acompañarla y seguir charlando lo que me pasaba pero a los gritos me pidió que me vaya. Me fui a dormir, no había manera que ella entendiera, de hecho estuvimos varios días sin dirigirnos la palabra. Después de varios días me pidió un tiempo y distanciarnos un poco, cosa que me pareció prudente. Preparé una valija y me fui a la casa que unos amigos tenían sin alquilar. Quería poner mi cabeza en blanco y si las cosas no avanzaban pedirle el divorcio; pero ante todo quería tener las cosas bien claro para saber tomar la mejor decisión. En el departamento había cosas que arreglar, por eso fui por mis herramientas que estaban en el tallercito que tenía al fondo de donde ahora estaba Lola. Ya con mi caja de herramientas paso a la cocina para servirme un vaso de agua fría y me sorprendió las cosas de la mesada desparramadas, algunas por el piso. De inmediato empecé hacerme la cabeza, mi respiración se entrecortaba y el corazón latía como un doble bombo de una banda de heavy metal. Camino hacia el living y encuentro ropa masculina tirada, un conjunto sexy de lencería femenina sobre el futón y unos negros separados por varios metros. No pude más, fue más fuerte que yo, no tenía ningún control y aunque invadía la intimidad de mi esposa decidí abrir la puerta y asomarme. La veo a Lola en cuatro, acariciándose su vulva, mientras su amante tenía su cara hundida en su hermoso culo. Ella gemía de placer; no llegaba a ver su rostro pero me la imaginaba desfigurada de placer, gozando como una perra en celo. Su amante se preparó, se puso un profiláctico y la penetró de un empujón. Ella dio un gemido fuerte y alentaba a que la empuje con ritmo y fuerza diciéndole "Más... más... Más fuerte, papi". El panorama era el paraíso del cornudo consiente, rol que empezaba a gustarme. Escuchar los gritos de placer, su amante decirle "Te gusta putita?" mientras le daba fuertes y sonoras nalgadas. No me masturbé, no hizo falta; me manché mi ropa de irme en seco. No fue necesario ver más; decidí irme no sin antes higienizarme y cambiarme con ropa limpia que había en el lavadero. Que pasó después? No se pero de seguro que su amante habrá aprovechado para hacerle la cola, esa que algunas veces se la hice; si no lo hizo habrá sido un tonto. Fui a casa y aún me duraba la respiración entrecortada y el corazón latiendo como un doble bombo de una banda de heavy metal.
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