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Yami... Sabanas de Seda

YAMI… SABANAS DE SEDA
Después del divorcio ya no debíalevantarme a las seis de la mañana hacer el desayuno ni correr como loca portoda la casa buscando las llaves o el celular  para llevar a los niños al colegio, solo debíapreocuparme por mí, los pelaos ya eran grandes e independientes, así que podíadormir como cenicienta a la espera de mi príncipe azul, pero como siempre sonóel puto celular, estire la mano hasta la mesita de noche.
-¿Q’ hubo, q más?  Conteste casi dormida aun.
-¡Q’ hubo Mami!, ¿cómo vas?, era Luismi compañero de copas.
-bien mi amor, ¿y usted que cuenta?
-¿qué hay pa’ hoy?, ¿vamos a ver aDaniela y John Jairo, o qué?
-¡pues sí, en eso quedamos mi amor!
-Noooo Yami usted todavía está dormidanena, ahora la llamo cuando se termine de despertar, ¿bueno?
-¡listo!, conteste con jartera.
La noche anterior había estado muyagitada, después de tres botellas de aguardiente y de bailar hasta elcansancio, Luis me trajo a casa lo invite a pasar pero estaba tan borracha queno pasó nada, se portó con un niño bueno, me acostó en la cama y se fue, supongoque iba bien verraco porque no pudo culiar conmigo, pero pues de malas yo loúnico que quería era dormir.
Paso por mí a las siete como acordamospara vernos con Daniela y Jhon Jairo, ellos eran una pareja bastanteparticular, llevaban 5 años de novios pero era una relación bastante abiertaninguno tenía problemas con que el otro saliera o viera a otras personasincluso escogían con quien podía o no salir cada uno, la única regla era no repetirlos encuentros sexuales, ni hacerlo dentro de la que era su casa, y lesfuncionaba de maravilla. La verdad eran más amigos de Luis que míos yo era más reservadapara ese tipo de cosas y cómo no después de haber estado casada por más de 25años con un hombre tan conservador, cuando conocí a Luis en aquel Bar hace yados años atrás recuerdo que en mi  cabezano cabía la idea de que un hombre 10 años menor que yo se fijara en mí y menosuno tan hermoso como el,ese estilo que esta tan de moda en esta época eso  de “Lumbersexual”, con apariencia rustica deleñador, alto de unos 1.85 mts , de mandíbula fuerte y pómulos marcados,espalda ancha, una barba que lo hace ver tan varonil y una mirada tan profundaque siento que me quita la ropa con tan solo verme.
La noche empezó normal, unos tragos, encendíun pucho (cigarrillo) que compartía con Luis, hablamos reímos como siempre,bailamos después de varias botellas y mucho sudor después de tanto bailar decidíque mi cuerpo no daba para más y me fui sigilosamente a la habitación deDaniela y John Jairo, cuando entre me sorprendió ver toda clase de juguetessexuales que había en esa habitación, desde vibradores, látigos, anillos entremuchos objetos más, tras de mi entro Luis.
-         ¿Mami y voz que haces aquí?, se sorprendióigual que yo y sonrió.
-         Vean a estos y sus jugueticos, no pues, ¿asíquien se aburre?
-         Me tire en la cama estaba vestida con sabanasde seda rojas se sentía deliciosa y pues Luis hizo lo mismo.
-         Mami, ¿a voz no te da curiosidad esto deintercambiar parejas? , yo veo que a John Jairo y Daniela le funciona muy bien ¿ysi intentamos? Una corriente de éxtasis recorrió todo mi cuerpo debo confesarque ya lo había pensado muchas veces y hasta imaginado pero no me atrevía adecirle a Luis por temor quizás a su reacción. Y para su sorpresa conteste contal naturalidad y tranquilidad.
-         Si papi, ¿Por qué no?, pero, ¿usted cree queJohn y Daniela acepten?
-         ¡Claro! ¿Por qué no? , además es más seguroque ir por ahí a clubes o fiestas porque lo que ellos han dicho es que elprotocolo es medio hartón y tedioso y que mejor que ellos que sabemos que estánsanos y son nuestros amigos. Y mientras el hablaba de cómo le diríamos a JohnJairo y Daniela el ver esa cantidad de juguetes sexuales y su cuerpo tendidoahí en la cama con ese prominente paquete que tanto me encanta solo quería quese callara y me cogiera que me castigara como solo él sabía hacerlo entre esassabanas rojas de seda y así sin pensarlo me monte sobre el puse mi boca en suoído  y le susurre:
-         Castígame aquí, ¿sí? Anda cógeme ¿sí?
-         ¿! ¡Uy Yami y esto qué!? , espere un momenticoMami, ¿y si entran Daniela  o John y nosven aquí en su cama?
-         No, no creo, están ocupados atendiendo a losinvitados.
-         Y sin pensarlo dos veces me apretó las nalgas,y me dio un beso tan profundo que sentía que tocaba mi garganta, yo llevabapuesto un vestido  rojo ceñido al cuerpoque hacía que mis grandes nalgas se vieran más seductoras y prominentes quenunca, debajo no llevaba nada puesto para que no se notara por lo estrecho queera el vestido y estando sobre él podía sentir su enorme paquete que tanto megustaba parecía que en cualquier momento ese monstruo se saldría de esa jaulaen la que se sentía preso, estaba tan húmeda, tan excitada la idea de que encualquier momento abrieran la puerta me llenaba de adrenalina y hacia que meexcitara más, levante su camisa, que caía porsobre su pantalón, mi mano se fue sobre su estómago, plano, tibio, mi manoderecha desabrochaba lentamente los botones de su camisa y la izquierda la desu pantalón; apenas termine de hacerlo ya tenía su enorme anaconda fuerade él y sin pensarlo dos veces la lleve a mi boca, jugué por un rato con elmordiendo su glande en repetidas ocasiones eso lo volvía loco, mientras hacíaeso su cuerpo se movía lentamente de arriba hacia abajo me recogió el cabellopara poder observar mejor lo que le hacía, con cada embestida introducía mas sumiembro en mi boca, con mis ojos abiertos y llena de lujuria le dije
-         ¡No se vaya a venir!, sabíaque estaba tan extasiado que en cualquier momento ocurriría (sonrió) y me dijocon deseo;
-         Tranquila, esto apenasempieza, me levanto sobre el  ahorcajadas  y salvajemente me llevo hastala mesa donde Daniela y John tenían sus juguetitos, a los que no les paro muchabola y los arrojo con su mano, apoye mis manos sobre la mesa y un poco másatrás de mi espalda, acerco una silla quedando frente a mí, empezó a besar mismulos por el interior, hasta llegar a mi sexo, soplaba suavemente aire tibioentre mis labios vaginales sabía que eso me encantaba y volvía loca, introdujosu dedo estaba tan húmeda, me saque el vestido salvajemente y mis pezonesestaban rígidos firmes, duros, mientras Luis chupaba mis labios , mis gemidoseran cada vez más fuertes y poco a poco se fueron transformando en quejidos
-         Mmmmm sigue así, así  no pares, que riiiiiicooo!, decía mientrastomaba su cabeza y la apretaba contra mi sexo, La lujuria estaba apoderada deaquella habitación, temblaba entera desde mis piernas abiertas de par en parhasta mis brazos, rodee sus hombros con mis piernas y finalmente me estremecí, metió sus dedos dentro de mi sexoy saco  mis jugos vaginales
-         Eres exquisita Yami, quedeliciosa e introdujo su dedo en mi boca, prueba, ¿ahora me entiendes?
-         Lo abrece contra mí y al poner sus manos en lamesa descubrió que quedaba uno de los juguetitos de Daniela era un balínanal  me miro con ojos de complicidad yme dijo
-         ¿seguimos?
-         Me tumbo en la cama y me dijo:
-         ¿Seguro quieres que te castigue?
-         Sin pensarlo me voltee quedando de perrito yestando así en nuestra posición favorita, acaricio mis nalgas con ternura yluego me nalgueo sabe lo mucho que me excita le pedí mientras que me dijese “cositas sucias” Mmmmm como me encantan, abrió mis nalgas de par en par eintrodujo su lengua en mi culo y empezó a decir mientras entraba y salía
-         ¿Así mi perra?, ¿ así te gusta mi puta? estabaperdida de placer, tanto que la verdad cuando me di cuenta ese balín ya estabadentro de mi vaya placer, al ser multiorgasmica no me era difícil llegar al clímaxuna y otra vez pero en ese momento sentía que estaba totalmente fuera de misolo quería sentirlo dentro de mí y  le pedíque me penetrara, sus embestidas eran fuertes gritaba y gemía de placer, Luissolo decía, no aguanto más Yami voy acabar, podía sentir su glande, grueso,firme caliente y utilicé aquellas palabras mágicas que nunca fallan desde queestamos juntos.
-         ¡Venga papi sí, quiero sentirlo!
-         ¡Si mi puta sí!, así, así, así y por primeravez en tanto tiempo ambos logramos terminar juntos los gemidos fueronmaravillosos aun me estremezco cuando lo recuerdo. Nos tiramos en la cama y lesusurre
-         Hay que vestirse antes de que entren, salimosde aquella habitación como si nada, con miradas cómplices y sonrisas depicardía por lo que había sucedido.
Desdeaquella noche seguimos visitando a Daniela y John, solo somos amigos eso deintercambiar parejas quedo en veremos y pues  nunca se sabe si habrá sabanas de ¡seda!

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