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Mis primas de la capital 6

Cuando entre en casa no había nadie, me alegré sobre todo porque no estaba mi tía para controlarme, pero me daba igual, en todo caso Emi le diría que habíamos follado otra vez.
Subí a mi habitación después de coger del frigorífico un trozo de tarta, en mi cabeza se agolpaban tantas novedades que no sabía digerir todo lo que pasaba a mi alrededor, después de mucho cavilar acabé por decidirme por evitar cualquier acercamiento a mi tía, y aunque me atraía mucho la idea, sabía que no me convenía, aunque era difícil conseguirlo.
Estuve releyendo unos resúmenes de clase que me habían pasado, no comprendía nada al haberme incorporado a clase cuando ya estaba el curso comenzado, me faltaban apuntes y libros.
Era una mañana luminosa cuando baje por la mañana, di los buenos días al aire esperando que alguien me contestara, pero no lo hizo nadie, la noche anterior ya no había visto a la familia, no baje ni a cenar, cuando sentí hambre era tan tarde que me acosté, ahora estaba hambriento y fui directamente a la cocina, estaba buscando en la nevera algo para almorzar cuando a mi espalda escuche…
--- Mira a quien tenemos aquí! Creíamos que ya no vivías con nosotros, jajaja,
--- Hola Ana, te pido disculpas, pero anoche vine muy cansado y me puse a estudiar hasta muy tarde, no me di cuenta hasta ser una hora inadecuada para molestaros.
--- Ah! Entiendo, porque tú no acostumbras a trasnochar, verdad?
Este comentario lo dijo arrastrando la frase, me di cuenta de la doble intención.
--- Eeee, pues no mucho, a propósito, donde están mis primas y mi tío Javier?
--- Pues como es normal tu tío en la tienda y tus primas en la universidad. Y tú como es que no has salido ya?
--- Pues es que he quedado para que me dejen unos apuntes para ponerme al día y llegaré un poco más tarde.
--- Pues me viene muy bien, tenía previsto arreglar unos cajones y necesitaba una mano para bajar una maleta de un armario, podrías ayudarme?
--- Por supuesto Ana, donde está la maleta?
--- En el vestidor de mi habitación, es una maleta con ropa que ya no usaba, pero ahora se ha puesto de moda una prenda y quería probármela.
Mi tía salió delante de mí hacia su habitación, tenía un vestidor que casi era tan grande como la habitación y en un armario del fondo en un altillo estaba la maleta que buscaba.
Me señalo que maleta era, había tres y precisamente era la que estaba bajo de las otras, subí sobre una silla y fui cogiendo una por una las maletas, se las iba dando a mi tía con cuidado de no rozarlas, eran de una marca de lujo y me imagino que valdrían un dinero importante.
Pesaban bastante, imagino lo repletas que estarían de ropa de calidad para que no se hubiera deshecho de ellas.
Cuando le alcancé la indicada mi tía se abrazó a ella como si se hubiera reencontrado con un ser querido.
--- Por fin, cuánto tiempo queriendo rebuscar mi querida ropa.
Toda emocionada la dejó sobre la cama, abrió de par en par la maleta, en su interior muy bien colocadas había diversas prendas que aunque se notaban un poco pasadas de moda, eran muy elegantes.
Parecía una chiquilla con sus muñecas, sacaba las prendas y las desplegaba con fervor. Yo estaba de espectador esperando que mi tía me dijera que me podía marchar, pero parecía que ni me veía, agachada sobre la maleta toda ella eran exclamaciones.
Para mí era un espectáculo, y más cuando me percaté que mi tía llevaba una blusa cruzada bastante escotada, era beige pero muy claro, y bastante transparente, entre los pliegues de la tela se veía su canalillo que separaban las dos tetas perfectas, con los movimientos agitados agachada como estaba sobre la maleta me di cuenta que cuando se separaban las tetas se veía el estómago, por lo que no llevaba sujetador, al estar rebuscando continuamente, los movimientos hacían que entre la abertura de la blusa se asomara de vez en cuando una porción de teta bastante generosa.
Ya mi atención se centró en el escote, cada vez se separaba más y dejaba ver una teta o la gemela indistintamente, en ocasiones parecía que se iban a salir del todo, pero en el último momento un leve gesto volvía a dejarlas dentro.
Mis manos estaban sudadas y tan cerradas que me estaba clavando las uñas en las palmas, mis ojos solo pendientes del movimiento pendular de los dos pechos redondos que coronados por sus grandes pezones me tenían hipnotizado, cuando por fin encontró lo que buscaba alargó un brazo y lo sacó de la maleta, pero también salió una teta, y además completamente, quedó fuera de la blusa con el pezón mirando al suelo bajo la redondez de la teta, mi tía cuando se incorporó para ver mejor la prenda quedó con la teta erguida, el pezón ya en su sitio, frente a mí, supongo que no se daría cuenta de la salida “accidental” de su pecho derecho.
Me miró toda emocionada y me dijo…
--- Por fin, aquí está, que te parece?
Me puso delante de los ojos un sujetador negro, de seda, las copas casi llegaban al cuello pero estaban muy separadas entre sí, solo atiné a decir…
--- Precioso.
--- Que recuerdos… lo estrené la noche de mi boda, entonces se llevaba mucho la seda, pero que veo? Si es de la talla 90? Pues sí que me han crecido las tetas desde entonces, no te parece?
Entonces señaló a su teta y dándose cuenta que estaba fuera, se la metió despacio y mirándome a los ojos dijo…
--- Oh! perdón no me había dado cuenta, que traviesa es. Quieres que me lo pruebe?
--- Como quieras…
--- Me gustaría saber cómo me queda ahora, aunque me vendrá pequeño, en aquellos años las tenía muy bonitas, te lo puedes creer?
--- Me lo creo perfectamente, aun hoy las tienes muy buenas, para comérselas…
El comentario me salió sin querer, simplemente estaba pensando esto y lo dije en voz alta.
Sin decir palabra, se terminó de abrir la blusa y la dejó sobre la cama, las dos tetas quedaron frente a mí, a un metro escaso de distancia.
--- Bueno, como ya me has visto una, no tiene importancia que me veas las dos juntas, verdad que no te importa?
--- Claro que no, me encantan tus tetas.
Dije balbuceando, apenas me salía la voz de mi garganta.
Mi tía con toda soltura se abrochó en el estómago el sujetador antes de darle la vuelta y cogiendo las dos copas se las ató al el cuello por detrás, luego abarcó con una mano una teta y la intentó meter en la copa, y luego la otra, apenas lo consiguió, pues le salían más de la mitad por cada lado, apenas le tapaban el pezón, dijo…
--- Vaya, que pena, no me viene, ahora necesito una talla 100 o más, pero me gusta tanto, me podrías aflojar los tirantes a ver si me queda mejor?
--- No faltaba más, aunque me parece difícil.
Se dio la vuelta, intenté aflojar los tirantes, pero la presilla de ajuste estaba delante, se dio otra vez la vuelta y casi se pegó a mí, la prenda con el tiempo estaba bastante bloqueada por lo que tuve que dar un tirón un poco brusco, la cinta que estaba atada tras del cuello se soltó de golpe y cayeron las dos copas como un Airbag de coche, las dos bolas se liberaron a la vez, di un salto hacia atrás quitando las manos, me pilló de sorpresa, Ana me miró con pena y me dijo…
--- Oh! lo siento Juan, te has asustado?, no tengas miedo, mis tetas no hacen daño a nadie, ven, dame las manos, cógelas, sin miedo.
No me dio tiempo a contestar, me cogió las dos manos y las puso sobre los dos globos, los pezones me arañaban entre los dedos.
--- Ves como no hacen nada? Por lo menos a mí no me hacen daño tus dedos, más bien lo contrario, te has fijado como se me han puesto los pezones? Los tengo muy sensibles, verdad?
Mi polla estaba creciendo bajo mi bóxer a una velocidad de vértigo, con unas palpitaciones que movían el pantalón, mi tía miró hacia abajo, yo también, después nos miramos los dos a los ojos.
El sonido de la puerta de la calle al cerrarse me salvó del apuro, por lo menos de momento, era María que había salido antes de hora, había fallado el profesor.
Ana recogió las prendas dentro de la maleta, se puso la blusa sobre el sujetador a medio abrochar, cuando salió yo ya estaba en mi habitación.
Al rato bajé, mi prima después de dar un beso a su madre fue a cambiarse de ropa, al pasar yo por delante de mi tía, metió la mano bajo la blusa y sacó un tirante negro de seda suelto, me miró y sonrió.
Nada más comer salí de casa, había quedado con Asun, mi nueva compañera, todos le daban de lado porque decían que era la empollona de la clase, la verdad es que sobresalía de todos nosotros y no gustaba de perder el tiempo en la cafetería, se había ofrecido a dejarme unos apuntes que me pondrían casi al día con respecto a los demás o por lo menos a ella, lo cierto eran unos apuntes que nadie más tenía, el tutor se los había dejado poco menos que en secreto, porque veía el interés que ponía en las clases.
Cuando llegué a su casa, me descolocó un poco, pues esperaba que viviera con su familia, pero ocupaba un piso con otras dos chicas, cada una disponía una habitación y el resto lo compartían, como cada una estudiaba una cosa diferente, casi nunca coincidían.
Cuando llamé a su puerta, me abrió y me sonrió tímidamente, me hizo pasar a una salita y al momento me sacó los apuntes, era un legajo de folios manoseados pero muy completos, me estuvo explicando todo, hablaba con una educación exquisita, en alguna ocasión se me escapó algún taco y ella aún sin decir nada se notaba incómoda, me propuse cuidar mi lenguaje para no ofenderla, cuando estábamos a la mitad de la explicación llegó una compañera, venía con un chico, parecía su novio, por su manera de tratarse, saludaron y pronto el chico dio muestras de ganas de meterse en su habitación, la chica riéndose accedió mientras él le metía mano por donde podía, Asun me miró reprobatoriamente, yo asentí sin más.
De la habitación pronto se oyeron risitas y ruido de la cama, le siguieron los suspiros y cuando parecía que subía la temperatura, Asun cerró de golpe los apuntes y me dijo…
--- Vamos a mi habitación, aquí no se puede trabajar a gusto.
No rechisté y recogiendo todo la seguí, su habitación no era muy espaciosa pero estaba impecablemente organizada, sobre una mesita el ordenador, con el ratón a su lado perfectamente alineado, acercó una silla al lado de la suya y abrió los papeles por donde estaban.
La explicación fue completa, se podría decir que me estaba dando todas las clases de un tirón, se notaba que le gustaba y disfrutaba dándome datos, cuando nos dimos cuenta había anochecido, en la habitación de al lado hacía ya rato que no se oía nada, posiblemente ya se habían ido, no nos habíamos dado cuenta de nada, estábamos concentrados, y agarrotados de las duras sillas.
En un paréntesis de explicación, sin poder evitarlo me desperecé, estaba entumecido, Asun parecía que también.
Se estiró disimuladamente, y cuando se relajó apoyo por un momento su cabeza en mi hombro, yo esperé la brusca reacción al darse cuenta y estuve preparado para pedirle perdón aun de rodillas, pero se quedó unos minutos relajada en esta posición su pelo se enredaba en mi cara pero me estuve inmóvil, ella con los ojos cerrados parecía meditar, yo no osaba moverme, pues podría interpretarme equivocadamente, la única reacción que le noté fue un leve suspiro.
El ordenador encendido me dio una idea desesperada, abrí el Word, primero pensé bien lo que quería escribir, al final me decidí, era como tirarme a una piscina sin agua.
Escribí con letra cursiva, en un tipo bonito “me encantaría hacerte el amor”, ya sé que era algo cursi pero no iba a poner “quiero follar contigo”, habría tenido que saltar por el balcón, cerré los ojos esperando un tortazo, una patada o las dos cosas, solo cuando oí el teclado abrí los ojos y miré la pantalla, estaba escrito “a mí también me gustaría”.
Me volví hacia ella, me estaba mirando a los ojos con una mirada lánguida, cuando le pasé el brazo por los hombros se acurrucó contra mí, simplemente le di un beso suave, en la frente, ella cerró los ojos, le di dos besos más sobre los papados, cuando ladeo la cabeza dejando su cuello a mi alcance me siguió mirando, estaba seria, más bien asustada o tal vez cohibida, no sé, seguí dando besos suaves en las orejas, el cuello y en la comisura de los labios, no quería romper el encanto del momento, por si se arrepentía y se estropeaba todo, la mirada que tenía era de una chiquilla, no sabía la edad que tenía pero no aparentaba más de 17 o 18 años, por una parte era posible que con lo estudiosa que era estuviera ya en la universidad, pues era capaz de haber terminado varios cursos a la vez, pero no creí que sería tanto, no apartaba sus ojos de mi, era una mirada tan tierna que no me atrevía a ser más osado, me gustaba tanta delicadeza pero cuando me rodeó con sus brazos, pensé que ya había pasado el peligro, mis manos pasaron bajo sus brazos mientras ella me acariciaba el rostro, el suéter que llevaba estaba abrochado hasta el cuello, me dio tiempo para pensar mientras iba abriendo los botones, su mirada parecía de suplica, por una parte no podía esperar un tipazo, pero la chica era muy interesante, cuando pasé la mano bajo el suéter, la puse sobre su hombro, deslicé dos dedos bajo el tirante del sujetador y lo fui bajando a lo largo del brazo, cuando estuvo suelto, bajé la mano por delante pasándola bajo la copa del sujetador hasta abarcar la teta con la mano en toda su redondez, sus ojos todavía clavados en los míos, entonces aprecié la forma tan deseosa para mí, además de la dureza que tenía, su pezón era abultado, con una areola inmensa casi tanto como la teta y en la punta un garbanzo culminaba la maravilla, y lo cierto que el conjunto llenaba mi mano, era la teta de una adolescente, parecía de mantequilla por la suavidad y tersura, no lo habría sospechado nunca, además un suspiro de Asun me dijo que a ella también le gustaba mi caricia.
Le sujeté con suavidad el pezón, que reaccionó rápidamente, ante su mirada fija en mi, saqué los dedos de bajo de su ropa y los besé lentamente, ella acuso un escalofrío, y más cuando me metí los dos dedos que le habían acariciado entre mis dientes, volví a buscar con mi mano bajo el sujetador, con la otra mano solté el cierre y súbitamente se desprendió de su torso, las dos tetas estaban a mi disposición, comprobé que la otra era tan exquisita como su hermana, los pezones competían entre ellos a ver cual estaba más duro, ella seguía mirándome extasiada, era una mirada exenta de emociones, ni placer ni miedo, solo miraba tiernamente, decidí dar un paso más, esta vez pensé, seria definitivo, disimuladamente y sin hacer ruido bajé el cierre de mi pantalón, apenas se oyó un ziiip, la polla estaba ya hacía rato dura, la puse en posición vertical pegada a mi ombligo, solo tuve que bajar la cintura de mi bóxer para que saliera con todo su esplendor, con los dos brazos estreché el cuerpo de la chica sentado en su silla a mi lado, la atraje hacia mí y nuestros cuerpos se pegaron literalmente, sus manos caían desde el principio sobre la mesa del ordenador, desde que me había escrito su conformidad, tuve que cogerle una mano y tras besarle en la palma la fui acercando con suavidad a mi polla, esperaba que la cogiera sin más pero no, se quedó rodeándola con los dedos, inmóviles, apretando el tronco suavemente pero como contando las palpitaciones de mi corazón en ella, solo cuando le besé en los labios su boca se abrió y dejo pasar a mi lengua, con la punta fui buscando la suya entre los dientes cerrados hasta que fue abriéndolos y la encontré esperándome, su mano reaccionó a la vez que su lengua, me apretó la polla y deslizo la palma hasta sacarme el glande, apenas le oí un suspiro diciendo ...
--- Dios mío, por fin.
Tenía la mano pequeña y apenas abarcaba el grosor de mi polla pero no la soltaba, la deslizó hasta el final, parecía que estaba calculando el tamaño, dijo…
--- Dios mío, que grande.
Yo la cogí de debajo de los brazos y la levante en vilo, apenas pesaba, la dejé sobre su cama, mis pantalones se quedaron a medio muslo por lo que me los saqué y también el bóxer, ya no me servían de nada, la polla se quedó a 45º pegada a mi vientre, me quite la camisa y me quedé de pie junto a la cama, mi polla estaba provocándola, pero no hacía nada más que mirarme a los ojos, cuando le quité el suéter, el sujetador ya inútil cayó al suelo, sus tetas duras con forma de pera hinchada quedaron frente a mí, los gruesos pezones rosados pedían a gritos ser devorados, le cogí de las axilas y la levanté a mi altura, sus tetas se pegaron a mi pecho, con una mano solté el cinturón de su pantalón y abrí el botón, la bragueta le siguió y se resbalaron por sus piernas hasta el suelo, unas braguitas malva de apariencia juvenil quedaron como toda indumentaria, abrazado como estaba pasé las manos por sus nalgas, apenas desarrolladas pero firmes, separé las braguitas de su cuerpo y las deslicé por sus muslos, cuando llegaron al suelo vi un triangulo cubierto de vello sobre su monte de Venus, era de color castaño, no muy rizado, pero estaba depilado en las ingles, me separé de ella lo suficiente para acercarle mi polla a su pubis, en un primer momento se apartó, después aguantó el empuje, lentamente la abracé y la fui acercando a la cama, hasta que la senté y la extendí sobre las sabanas, me moría de ganas de meterle la polla de una vez, pero su mirada me frenaba, cuando me tumbé a su lado la abracé y le enredé mis piernas con las de ella, con la boca fui buscando dese su garganta hasta el nacimiento de sus tetas, besé todo su canalillo esperando su reacción, cuando mis labios rodearon un pezón suspiró profundamente, me llenó la boca con él, subí sobre ella, no cabía entre sus piernas apenas abiertas, por lo que tuve que hacerme sitio con las mías, me tenía loco, desconcertado, yo estaba acostumbrado a follar con mujeres ardientes, mis primas, Emi, la señora de la secretaría, y mi tía, (ah! mi tía, no me la había follado, pero no tardaría, lo presentía), todas ellas habían gozado tanto o más que yo, pero Asun…
Cogiendo con las dos manos sus tetas y besándola en la boca me acople a ella hasta que mi polla abrió sus labios del coño, entre la mata de vello apenas se notaba el clítoris, pero yo sabía que estaba allí y ella lo descubrió en ese momento, se abrazó fuertemente a mí y me dijo con desesperación…
--- Juan por favor, quiero que sepas que vas a ser el primer hombre de mi vida, siempre me he guardado para que me desflore un hombre de verdad, estoy segura que tú lo eres, haz que recuerde siempre este momento, pero trátame con cuidado.
Me quedé sin sangre en las venas, iba a desvirgar a Asun, una chica especial, era demasiada responsabilidad la que me había echado sobre mí, hacerlo que fuera un recuerdo imborrable para ella, y si salía mal, sería capaz de estar a la altura? Nunca había tenido dudas, follaba y punto, pero ahora tendía que esmerarme.
Le miré a los ojos igual que hacía ella, y le di un beso en la boca, suave pero que poco a poco se volvió ardiente, casi nos quedamos sin respiración nuestros cuerpos pegados sudaban, ese beso lo hice que continuara por su garganta, sus pechos, me entretuve mucho, tengo que confesar que me vuelven loco los pezones hinchados, su estomago, enrojecido por el rubor, palpitaba y cuando mojé el ombligo con la lengua se hundió levantando por el contrario la pelvis, las caderas se acercaron a mi cara y mi boca se posó sobre la maraña de pelos.
No fue difícil encontrar sus labios apartando el vello a los lados, pero valió la pena, una abertura rosada, se abría brillante ante mí, a la primera lamida sus piernas se abrieron como un libro, el clítoris, todavía en descanso fue rodeado por la lengua hasta hacerlo salir de su capucha, entonces lo atrapé con los dientes, las piernas se separaron a cada lado de la cama, un fuerte olor me inundó la nariz, estaba pegado a sus labios menores, mas oscuros que los exteriores pero mucho más húmedos y brillantes, pude ver la entrada de su vagina todavía sin estrenar, metí la lengua hasta donde pude, quería comprobar si era verdad, con las manos separé los labios y al fondo con una piel rosa pálido vi como se estrechaba casi del todo, le lamí toda, pronto sería solo un recuerdo.
Mis ojos, estaban absortos en el himen de la chica, mi boca entre sus labios, mis manos bajo sus nalgas, cuando vi frente a mí al abrir sus nalgas un precioso agujero todavía más virgen, parecía imposible que por allí pudiera meter mi polla, pero preferí dejarlo para otro día.
Estaba en estos pensamientos cuando noté como la mano delicada de Asun se apoderaba de mi polla, la tenía frente a sus ojos, imagino que la miraría como lo hacía conmigo un momento antes, la estuvo observando minuciosamente, la descapulló, estiró el frenillo, seguía las venas hinchadas hasta la base desde el glande morado, y los huevos los sopesaba, apretaba el escroto notando los resbaladizos testículos dentro, perecía estar en una clase de anatomía masculina.
Con un dedo toco el líquido pre seminal que ya aparecía, se lo puso en la punta de la lengua, lo saboreó y quiso más, lo tomó directamente del glande con la lengua, abrió el orificio y busco sorber en su interior, los latidos de mi polla golpeaban su lengua, por lo que intentó que no se le escapara rodeándola con los labios, el glande hinchado y áspero se fue metiendo en su boca obligado por la aspiración, con la lengua lo presionaba contra el paladar, parecía que me estaba ordeñando la polla, no me podía permitir correrme en su boca y después tener un gatillazo, por lo que acelere las lamidas en su clítoris.
Pronto dejó un poco de lado mi polla al notar el inminente orgasmo, cuando su vientre subía y bajaba y su pubis se alzaba buscándome, me di la vuelta y me coloque entre sus piernas, las cogí y las levanté sobre su cuerpo, le apoye los pies en la sabana y le separé las rodillas al máximo, su sexo se abrió esperándome, fui acercándome a ella, cuando estuve sobre ella apoyado con los codos en la cama mi polla estaba justo donde yo quería, en la raja entre sus labios y el clítoris.
Con un movimiento pendular le iba recorriendo de alto en bajo todo el sexo, ella estaba frenética esperando el momento esperado y a la vez temido, yo no tenía prisa, quería que alcanzara la máxima excitación para que fuera lo menos doloroso posible, si lo era, cuando pasaba por la entrada de su vagina, Asun, levantó de golpe sus caderas y provocó que mi polla entrara en ella, pero solo hasta el himen, después me dijo al oído…
--- Juan… ahora, métela ahora, no tengas miedo, estoy preparada, siempre lo he estado.
Sin argumentos ya, solo tuve que dejarme caer, para que con mi peso y lo lubricados que estábamos mi polla forzara el precinto y tras un leve desgarro, pasara al interior abriéndose paso suavemente, estaba mojada o mejor encharcada de jugos y fue como resbalar por un túnel, cuando mis huevos se pegaron a la mata de vello de la entrada aflojó el abrazo y suspiró aliviada, saqué con cuidado mi polla de su vagina un poco entumecida, ella se inclinó para verla salir, pero cuando llegó a una parte del tronco manchado con un poco de sangre me rodeó con sus piernas las caderas y me atrajo hacia ella clavándose la polla hasta dentro, ya no eran suspiros, eran gemidos de placer, abría los ojos desmesuradamente, la faltaba aire para respirar, su pubis buscaba al mío, cuando le llegó el orgasmo parecía llorar, eran como lamentos, acompañados de espasmos que casi la levantaban de la cama, yo paré de moverme, estaba admirando su orgasmo, cuando me dijo dulcemente…
--- Gracias Juan, no me has defraudado, me has hecho muy feliz, no lo olvidaré nunca, ahora… te toca a ti.
--- Me encanta oírte decir eso, pero no quisiera que este momento se estropeara, no quisiera correrme dentro de ti y complicarte la vida.
--- No te preocupes por eso, desde hace mucho que tomo la píldora, tengo la regla muy irregular, además no me perdonaría que no te corrieras dentro de mí, me encantará sentir tu leche llenarme toda.
Ya sin dolor de conciencia, le dije que se pusiese boca abajo, le separé las piernas y le coloqué la almohada plegada bajo su vientre, sus nalgas levantadas me provocaban un dilema, o el coño o el culo, estuve paseando la polla desde el ano hasta el clítoris, ella apenas podía mantenerse quieta, al final opté por lo más fácil, le cogí de las caderas, la levante de un tirón hacia mí y al tener la piernas abiertas del todo no falle, mi polla entró de golpe en su coño recién estrenado, se oyó el ruido del aire como salía escapando por donde podía, mi polla reclamaba su sitio y lo encontró, noté como llegaba hasta el útero, fue muy breve, menos de diez clavadas y los chorros inundaron la vagina sedosa de Asun, caí sobre su espalda, al salir mi último chorro, aguanté así hasta que mi polla se salió acompañada de flujo y semen, la sabana, manchada de toda clase de líquidos, inundaba con el olor por toda la habitación, cuando nos duchamos juntos, nos prometimos que volveríamos a repasar el temario no muy tarde, se abrazó a mi cuello y me dijo mientras el agua se escurría entre nosotros…
--- Me ha encantado, follas muy bien.
Al salir en la puerta del ascensor me crucé con la compañera de piso de Asun, su novio la cogía con el brazo sobre los hombros, venían de cenar fuera, me fijé que la mano del chico desaparecía en el escote de la chica, los nudillos se le marcaban donde tenía la teta, nos saludamos y salí a la calle.
Cuando llegué a casa ya todos dormían, subí a mi habitación de puntillas para no hacer ruido.
Cuando me metí en mi cama, noté que estaba tibia, me dije… (Vaya, otra vez Maite sin dormir).
Ya convencido me estiré y directamente le cogí las tetas, pero no eran de Maite, eran de María, me senté de golpe…
--- María que haces aquí?
--- Shiiiit, vas a despertar a todo el mundo, te estaba esperando, de dónde vienes?
--- A ti te lo puedo decir, vengo de estar con una compañera de la Universidad, me ha dado unos temas…
--- Ya… a estas horas y estudiando y con una chica y no habéis follado?
--- María… te lo tengo que contar todo?
--- Claro, cuéntame todo.
--- Pues hemos estado estudiando y al final si, hemos follado, buenos hemos hecho el amor, y la he desvirgado.
--- No me digas, me lo tienes que contar con todo detalle, pero no estoy aquí por eso, que ha pasado esta mañana?
--- Esta mañana? Nada, por qué?
--- Me refiero cuando he llegado, estabas con mi madre en su habitación.
--- Ah! bueno si, estaba ayudándole con una maleta…
--- Ya, por eso cuando ha salido y le he dado un beso, le he visto el escote y no llevaba sujetador, bueno si, pero lo llevaba colgando y toda ella olía a coño caliente que echaba para atrás.
--- Joder, María, no se te escapa nada, te lo contaré, simplemente que me estaba enseñando una lencería de cuando se casó, y la verdad se estaba calentando el ambiente, llegaste a tiempo para salvarme la vida.
--- Vaya con Juan el primo estudioso, pues te advierto, si mi madre te ha puesto el ojo encima, tienes perdido el combate, no parará hasta follarte y lo hace muy bien, te lo advierto.
--- María, por favor, hablas de tu madre con una naturalidad que asombra, como sabes todo eso.
--- Pues porque la conozco, le gusta follar como una loca, y no se le resiste nadie, yo la he visto muchas veces, lo del otro día era un aperitivo para ella, y sabes qué? Me dio la impresión de que sabía que estábamos allí mirando, por lo menos tú.
--- Pues si que estoy violento, no sé qué pensarás de mí, no es mi intención hacer nada con tu madre, además está tu padre, es como si fuera mío también.
--- Por mi padre no te preocupes mucho, él con verla feliz, la apoya en todo, siempre lo ha hecho y por mí no te sepa mal, estoy muy feliz que follemos todo y cuando queramos y Maite también piensa igual, me lo ha dicho.
--- Que Maite también lo sabe todo esto?
--- Claro, se lo he contado yo, no tenemos secretos, mi madre también sabe que follamos las dos contigo, no se lo hemos dicho pero mi madre tiene un olfato…
--- Tendré que aprender las costumbre de tu familia, pero no quisiera estropearlo todo.
--- Tranquilo, sigue como estás y folla lo que quieras y… puedas, jajaja.
 
Continuará
Agradezco sus comentarios

3 comentarios - Mis primas de la capital 6

sevas2
Muy bueno que manera de cojerla!!!!! 10+
KAUSYA
Ufff un relato exquisito la desvirtuada me imagine siendo el protegonista con una amiga con la q compartimos la cama un tanto romantico