¡Hola gente! Nuevo relato para ustedes..! Espero que sea de su agrado. Comenta y comparte. Si te sobran algunos puntitos, son bienvenidos. Tengo otros relatos anteriores. Si te interesan, acá están. Muchas Gracias.
http://m.poringa.net/posts/relatos/3195340/Recuerdos-de-mi-Primera-Vez.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3193072/Domicilio-Compartido.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3187249/Clases-Particulares.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3194266/El-Problema-de-mi-Mejor-Amigo.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3191285/Companera-de-Facultad.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3200348/La-Hermana-de-mi-Novia.html
Carne fresca.
Luego de perder mi trabajo, vendí lo que tenia para pagar mis deudas y comenzar de nuevo. Conseguí una habitación barata en la periferia de la capital. Era un bicho raro ahí, acostumbrado a lujos y viajes, y mis nuevos vecinos se conformaban con llegar a fin de mes. Allí conocí a Sara, que vivia en un cuarto igual al mío. Era una morocha muy bonita, pelo teñido de rubio, hermosa cola y buenas tetas. Usaba calsas ajustadas y remera escotada, y se robó mi atención de inmediato. Trabajaba limpiando casas y se notaba que no habia tenido una vida fácil. ¿Vos no sos de acá? -me preguntó una vez al pasar-. ¡No -respondí amable- soy nuevo en el barrio!. ¡Carne fresca! -sonrió-.
Estaba descansando en mi cama, mi nuevo empleo era muy pesado, pero era lo mejor que pude encontrar. Golpearon la puerta y al abrir la vi. ¿Una birra vecino? -preguntó-. ¡Claro! -acepté-. Nos sentamos en la escalera y hablamos bastante, era muy divertida. ¡Poné algo de música! -me pidió-. Tenia un disco de Calle 13 que puse de inmediato. ¡Me gusta! -dijo mientras seguia el ritmo-. Se puso de pie y empezó a bailar a mi alrededor. Era una mina divina, movia su hermosa cola cerca de mi cara, como insitándome. Abrimos la segunda cerveza, y al rato la tercera. No podia dejar de mirarla y ella se dio cuenta. ¡Me estás mirando el culo! -me dijo-. ¡Perdón -respondí- me tenté!.
Me tomó de la mano y me guió hasta mi pieza. Cerré la puerta y me acerqué a ella. La besé y acaricié suavemente. Su boca y la mía se probaban, mientras la música y la cerveza nos despertaron el líbido. Su cuerpo era una tentación. Le quité la remera y el corpiño, sus grandes tetas quedaron a la vista. Las lamí sin culpa, eran suaves y firmes, con pezones duros y deliciosos. Mi lengua y mis labios devoraban sus pechos. Me saqué la camisa y seguí besandola. Apreté su cola con mis manos y ella rodeó mi cuello con sus manos. ¿Me vas a hacer el amor? -me preguntó-. ¡No! -le dije- ¡Te voy a cojer!.
La recosté sobre la cama y le quité la ropa. Se abrió de piernas y mi boca se unió a su vagina en un delicioso beso. Tenía poco vello y una suavidad notable. Estaba húmeda y caliente, sus jugos se mezclaban con mi saliva y poco a poco iba enloqueciendo. Chupaba su clítoris mientras ella se estremecia de placer. Sus labios dulces cubrian mi boca y mi lengua entraba profunda en su vagina. ¡Quiero pija! -gritó de repente-. Me puse de pie y se arrodilló frente a mi. Sacó mi pene y comenzó a recorrerlo con su lengua. Chupó mi pija erecta con desesperación, mi glande y mis huevos también, realmente sabia lo que hacia. Disfruté de su mamada y se lo hice saber, amé su boca. La tomé de la cintura y la incliné sobre la cama. Penetré su concha por detrás y empecé a cojerla. Mi pene entraba y salia de su deliciosa vagina. El volumen de la música disimulaba nuestros gemidos. Embestia con fuerza el cuerpo de mi nueva vecina que gritaba gustosa. Luego me acosté y Sara subió encima rapidamente para montarme. Sus tetas rebotaban descontroladas, era una cojida increible. La acerqué a mi para morder sus pezones y su cuello. En esa posición eyaculé dentro de ella, quedando satisfecho. Ya agotados, recostados sobre la cama, nos dormimos abrazados. Al despertar, Sara aún dormía a mi lado, su cuerpo desnudo y caliente se veía tentador. Un nuevo día comenzaba y lo iba a disfrutar.
Continuará...
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Carne fresca.
Luego de perder mi trabajo, vendí lo que tenia para pagar mis deudas y comenzar de nuevo. Conseguí una habitación barata en la periferia de la capital. Era un bicho raro ahí, acostumbrado a lujos y viajes, y mis nuevos vecinos se conformaban con llegar a fin de mes. Allí conocí a Sara, que vivia en un cuarto igual al mío. Era una morocha muy bonita, pelo teñido de rubio, hermosa cola y buenas tetas. Usaba calsas ajustadas y remera escotada, y se robó mi atención de inmediato. Trabajaba limpiando casas y se notaba que no habia tenido una vida fácil. ¿Vos no sos de acá? -me preguntó una vez al pasar-. ¡No -respondí amable- soy nuevo en el barrio!. ¡Carne fresca! -sonrió-.
Estaba descansando en mi cama, mi nuevo empleo era muy pesado, pero era lo mejor que pude encontrar. Golpearon la puerta y al abrir la vi. ¿Una birra vecino? -preguntó-. ¡Claro! -acepté-. Nos sentamos en la escalera y hablamos bastante, era muy divertida. ¡Poné algo de música! -me pidió-. Tenia un disco de Calle 13 que puse de inmediato. ¡Me gusta! -dijo mientras seguia el ritmo-. Se puso de pie y empezó a bailar a mi alrededor. Era una mina divina, movia su hermosa cola cerca de mi cara, como insitándome. Abrimos la segunda cerveza, y al rato la tercera. No podia dejar de mirarla y ella se dio cuenta. ¡Me estás mirando el culo! -me dijo-. ¡Perdón -respondí- me tenté!.
Me tomó de la mano y me guió hasta mi pieza. Cerré la puerta y me acerqué a ella. La besé y acaricié suavemente. Su boca y la mía se probaban, mientras la música y la cerveza nos despertaron el líbido. Su cuerpo era una tentación. Le quité la remera y el corpiño, sus grandes tetas quedaron a la vista. Las lamí sin culpa, eran suaves y firmes, con pezones duros y deliciosos. Mi lengua y mis labios devoraban sus pechos. Me saqué la camisa y seguí besandola. Apreté su cola con mis manos y ella rodeó mi cuello con sus manos. ¿Me vas a hacer el amor? -me preguntó-. ¡No! -le dije- ¡Te voy a cojer!.
La recosté sobre la cama y le quité la ropa. Se abrió de piernas y mi boca se unió a su vagina en un delicioso beso. Tenía poco vello y una suavidad notable. Estaba húmeda y caliente, sus jugos se mezclaban con mi saliva y poco a poco iba enloqueciendo. Chupaba su clítoris mientras ella se estremecia de placer. Sus labios dulces cubrian mi boca y mi lengua entraba profunda en su vagina. ¡Quiero pija! -gritó de repente-. Me puse de pie y se arrodilló frente a mi. Sacó mi pene y comenzó a recorrerlo con su lengua. Chupó mi pija erecta con desesperación, mi glande y mis huevos también, realmente sabia lo que hacia. Disfruté de su mamada y se lo hice saber, amé su boca. La tomé de la cintura y la incliné sobre la cama. Penetré su concha por detrás y empecé a cojerla. Mi pene entraba y salia de su deliciosa vagina. El volumen de la música disimulaba nuestros gemidos. Embestia con fuerza el cuerpo de mi nueva vecina que gritaba gustosa. Luego me acosté y Sara subió encima rapidamente para montarme. Sus tetas rebotaban descontroladas, era una cojida increible. La acerqué a mi para morder sus pezones y su cuello. En esa posición eyaculé dentro de ella, quedando satisfecho. Ya agotados, recostados sobre la cama, nos dormimos abrazados. Al despertar, Sara aún dormía a mi lado, su cuerpo desnudo y caliente se veía tentador. Un nuevo día comenzaba y lo iba a disfrutar.
Continuará...
6 comentarios - Carne Fresca.