A veces para encontrar algo tenes que dejar de buscarlo yaparece; suele pasar. Pasa con los objetos, pasa con los trabajos, pasa conalgunos acontecimientos. Una búsqueda intensiva no siempre termina en éxito y másde una vez solo es motivo de frustración.
Por varios y distintos motivos (Intentos inconclusos,trabajo, economía salud, etc…) mi mujer y yo dejamos la búsqueda de un terceropara nuestros “juegos” sexuales. No porque nos haya dejado de interesar ya que siempreestuvo entre nuestras fantasías, pero de alguna manera sentimos que no estabamucho a nuestro alcance; simplemente pensamos que estábamos fuera de cierto “circuito”,para decirlo de alguna forma. Ya aparecerá la oportunidad, nos dijimos algunavez, y bajamos los decibeles. Habían pasado ya como cuatro años de aquel últimointento con nuestro amigo y, simplemente, no insistimos más.
Paso que un fin de semana largo (una semana santa para ser máspreciso)(que de santa tuvo poco…) nos fuimos de viaje a Córdoba (no diré lalocalidad en resguardo de nuestro anfitrión) y alquilamos una cabaña. Tranquila cabañita. Habitación, sala de estar con un cómodo y largo sillón y unacogedor hogar a leña y, por supuesto una cocinita que para el caso no leimporta a nadie…
El Predio era grande, muy grande; tenía varias cabañitasdistribuidas x ahí, espacio para acampar, muchas parrillas y un balneario juntoa un rio con muellecito y todo. Llegamos y don Julio, el dueño del lugar, nosmostro las instalaciones. Don Julio (que obviamente no se llama así pero así lediremos) es un tipo de algo más de 60 años pero que aparenta menos de 50.Bastante alto, delgado pero no flaco, canoso pero no pelado, y con una actitudque más de un pendejo de 30 quisiera tener. Nos mostro el lugar, nos mostro lacasa, nos dejo mantas y toallas, se ofreció a “nuestro servicio” y siguió consus tareas. Se movía dentro del predio con una motito que tiraba un carritodonde llevaba distintas cosas; leña, mantas, algún elemento que faltara en lacocina y esas cosas. Un tipo de un trato muy cálido sin ser cargoso y concierta vanidad por “su lugar en el mundo”. Así definió él el lugar que habíaconstruido con sus propias manos.
Pasado en mediodía terminamos de acomodarnos y nosdispusimos a tomar un fernet, como corresponde en Córdoba, solicitamos porprimera vez el auxilio de don Julio. Fui hasta su cabaña en busca de hielo… Mástarde quisimos pan para el mate y otra vez a buscar a don Julio a preguntardónde estaba la proveeduría para poder comprar pan. No tenemos proveeduría, noscontesto, porque la proveeduría es un quilombo. Estoy haciendo pan casero,vayan que en un ratito les llevo…
Y asi lo hizo. En 15 minutos oímos llegar la motito y a donJulio con el pan. Antes de que se vaya, para no tener que volver caminandohasta su cabaña otra vez, le pregunto dónde puedo comprar carbón, y carne, ytodo lo demás para hacer un asadito. Carbón no compres. Yo más tarde te traigoleña para la parrilla y otra para el hogar, el resto podes comprarlo en tallugar, y nos dio las indicaciones para llegar.
Esta vez se quedo un rato, compartió unos mates con nosotrosy nos conto algo más sobre el camping y como lo fue haciendo y sobre su vida.Muchos viajes, mucho laburo, mucha joda, muchas experiencias. En fin, la vidabien vivida, como se suele decir, de un tipo que paso los sesenta y que no searrepiente de nada; ni de todas las cosas que perdió por algunas de susdecisiones; un dandy el viejo!
Cuando volvimos del mercadito al que nos mando nos lo cruzamosen la entrada al predio. Estaba en su motito repartiendo leña x las cabañas.¿Consiguieron todo? Nos pregunto mientras se acercaba alumbrando con unalinterna atada al manubrio de la moto. Ahora les acerco la leña, agrego. Ysiguió su marcha.
Al rato oímos la moto llegar a nuestra cabaña. Nos dejo un montónde leña diferenciando la de la parrilla a la del hogar. Inmediatamente, nopodía ser de otra manera, lo invite a compartir el asado con nosotros. No séporque use esa palabra pero cuando lo invite dije así. Si no quería compartiresta nalguita con nosotros; el corte era tapa de nalga… Se rio y dijo que no;que el ya tenía una rutina, que cenaba todas las noches lo mismo, muy liviano yque a esa hora todavía tenía actividades en el camping, pero que si queríamospasaba un poco más tarde a compartir un vino…
Hicimos el asado, lo comimos, y entre la colo y yo notomamos una botellita de un malbec que habíamos llevado de casa. Al rato oímosla moto y los pasos de don Julio acercarse. Ahí estaba el tipo botella en mano
Le hicimos un lugaren la mesa, abrimos el vino, brindamos, bebimos, charlamos. Contó más sobre suvida, sus viajes, e indagó un poco sobre nosotros mientras la botella se fuevaciando. Ahí note algo. Note que siempre se ocupaba que la copa de la coloestuviera llena y cierta galantería no disimulada que tampoco resultaba incomoda.En eso nos cuenta que le hacíamos acordar a un matrimonio amigo de sus años enIbiza. Ahí me empezó a caer la ficha… De pronto empecé a ponerme un poconervioso. Me agarró con la guardia baja el viejo zorro. La colo no estaba enpedo pero le faltaba bastante poco y yo sé cómo se pone la colo cuando está enpedo…
Para esos días la colo tenía el pelo cortito, bien cortito yesa noche tenia jeans y una polera que le quedaba bárbara y, en esa época,recuerdo, no sé porqué pero nunca usaba corpiño y solo hacía falta hacerla reírun poco para notar el vaivén de sus tetas. Estaba hermosa!
Dicho esto (lo de los amigos de Ibiza) nos pregunta siconocíamos, a lo que le respondimos que no, y luego nos conto un poco de ellugar y sus actividades ahí, donde regenteaba un bar y hacía fotografía.Entonces volvió sobre su pareja amiga y de cuanto nos parecíamos. En eso dice silo esperábamos diez minutos que iba a buscar algo a su cabaña y volvía. Separo, subió a su moto, prendió su linterna y salió.
¿Te diste cuenta que este viejo nos quiere coger? Lepregunte a la colo apenas Julio se fue. Vos estás loco, me respondió ellatotalmente desprevenida.
Boluda! Ibiza, un matrimonio amigo, que nosotros nosparecemos, que mas querés? Este es un viejo fiestero. Te la firmo!
Yo no creo…, insistió ella. Que se yo… problema de él. Quetenés? Miedo?
No, boluda. Le respondo aunque sé que sí. Algo así me dio…Por lo menos nervioso estaba seguro.
Ruido de moto, pasos, don Julio, una botella de coñac en unamano y algo que en principio parecía un libro y que después termino siendo unálbum de fotos en la otra.
Chicos; los voy a invitar con esto. Era un coñac francés queyo en mi puta vida había probado y que estaba buenísimo. Jugada maestra delviejo; la colo ya tenía esa chispa en los ojos que si… me daba miedo…
Miren… Estos son los chicos que les digo, nos dice y abre elálbum. Eran fotos en blanco y negro, artísticas si se quiere… Mucha sombra ycontraluces, la mayoría desnudos y semidesnudos… de Ibiza nada. La chica si separecía un poco a la colo; la estatura, el tipo de cuerpo, las cejas, la boca yel corte de pelo. El chaboncito a mí, salvo que era medio pelado, diría quecasi nada pero fue la segunda jugada maestra del viejo.
Las fotos eran sutilmente eróticas y en algunas se veía elcuerpo de ella y en cuadro más de dos pares de manos, o dos o más manos dediferentes personas. Otras eran sombras muy confusas que sugerían más de doscuerpos.
Otra copa de coñac y ahí si; la colo estaba a puntocaramelo. Un maestro el viejo; Maradona del 86!
No tardo en contarnos que la pareja era swinger. Es muynormal allá, tienen otra cultura, remarcó. La mire de reojo a la colo, ellahizo lo mismo y se puso más colorada de lo que estaba. El viejo vio las miradascomo quien te pesca la seña del ancho en un partido de truco. No hizo nada, nodijo nada y siguió jugando sus cartas. Ahora los tres sabíamos que estábamosjugando el mismo juego. Solo había que mezclar y repartir.
¿Ustedes nunca hicieron swinger o un trio? Nos preguntó connaturalidad, como quien te pregunta si te gusta la pesca. No, dijimos casijuntos sin mirarnos. ¿Y antes de estar juntos tampoco?, insistió. Perdón... Alo mejor me estoy metiendo en un tema escabroso pero parecen ser personas muyabiertas, no se… por el nivel de conversación… No quiero ser motivo deconflicto. A lo mejor el coñac me puso indiscreto. Perdón, perdón!
Seguimos el juego. Palabras más, palabras menos le dijimosque nunca se nos había presentado la oportunidad, que nunca lo habíamos pensadoaunque, claro que alguna vez fantaseamos con eso en la cama, pero nada más.
Al rato, ya con el tercer coñac y la conversación varioscambios arriba, Julio nos conto, sin mucho detalle, algunas de sus experiencias,y si bien la colo ya estaba roja no hacía falta poner mucha más leña al fuego;solo mantenerlo. Yo todavía estaba nervioso y seguro se me notaba; ella estaba unpoco mas suelta aunque no del todo relajada, el tipo una seda; estábamos en sucancha.
¿Vos la dejarías?, suelta la pregunta Julio ya jugandocartas más altas.
Yo no tengo que dejarla a nada. Ella decide lo que hace.Ella manda sobre su cuerpo
¿Y vos? Pregunta a la colo mientras vuelve a cargar lascopas.
No se… Depende… responde ella casi desinteresada. Dependelas personas, la situación… No se… Supongo que tendría que ser una situaciónmuy especial…
¿Y vos que harías? ¿que harías si la ves teniendo sexo conotro hombre? Vuelve Julio sobre mí…
Yo no tengo que hacer nada, digo jugando las mismas cartasque mi esposa. Es como dice ella. Depende dónde, cómo, con quién... Supongo quetiene que ser en un marco de cierto respeto, buena onda, que se yo... Imaginoque el ambiente debe ser importante como toda relación.
Bueno. Imagináte una noche en las sierras cordobesas,tomando un coñac en compañía de un hombre experimentado que no tiene relaciónninguna con ustedes y en un ambiente de plena intimidad. Puede ser la noche,no?
Puede ser… Puede ser… dijimos los dos.
A todo esto yo ya tenia el corazón a mil; la colo tenia loscachetes como frutillas y el tipo nada, che… Una laguna.
Les voy a proponer un juego. Muy simple, dice mientras separa. Les vendo los ojos a los dos y les hago una pregunta a cada uno. Dependede lo que respondan les digo si están listos o no.
Aceptamos el juego. La colo saco unos pañuelos de su bolso ylos trajo. Julio la vendo primero a ella y después a mí.
Bueno, dijo. Van a estar en silencio un minuto y despuésviene la pregunta.
El silencio duro un minuto…
¿Te hice algo, Sergio? (no me llamo Sergio pero no importa)
No! Respondo con firmeza
¿Y a vos colo?
Me pusiste la pija en la boca, contesta ella.
¿Y qué hiciste?
Te la chupé.
¿Te gusto?
Si
¿Te exitó?
Mucho
¿Te saco la venda?
No
¿Sigo?
Si
Silencio otra vez. Inmediatamente me saco la venda y veo adon Julio meterle la pija en la boca a mi mujer totalmente entregada. Leagarraba las mejillas con cierta dulzura y lentamente le hacía recorrer la pijasobre la lengua. Ella estaba como hipnotizada y solo se dejaba llevar.
Luego él le comió la boca, la agarro la mano y la condujohasta el sillón. Ahora si puso más leña al fuego, en el hogar y sobre el cuerpotembloroso de la colo. La sentó y le quito la polera y la musculosa que llevabaabajo. Los pezones rozados de la colo estaban encendidos y duros como botones.Julio se los lamio con delicadeza.
Apague las luces de la cocina y me acerqué a ellos. Ahorasólo alumbraba el fuego.
Sergio hizo trampa. Dijo Julio. Se sacó la venda. ¿Quéhacemos?
Entonces que mire. Dijo ella.
Ella manda. Dijo Julio y empezó a desabrocharle el jean.
Yo estaba tieso. Las piernas me temblaban, la pija me latía.
Que linda mujer que sos! Dijo julio mientras ya la tenía enbombacha, totalmente entregada con las piernas abiertas y el pecho agitado.
La empezó a toquetear suavemente mientras seguía rozándolelos pezones con la lengua. La besó, la mordisqueó, le lamio los labios y elclítoris corriendo su tanga a un costado.
Ella seguía vendada. El se desviste y se recuesta. Lleva lacabeza de la colo nuevamente a su entrepierna y se la hace chupar de nuevo. Unachupada larga, lenta y cada vez más profunda.
Que linda boca tiene tu mujer, me dice. No le puedo sacar lapija de adentro. Me la quiero coger y me atrapa mas con la boca.
Eso me pasa seguido, respondo entre caliente y asombrado!
¿Qué hacemos con Sergio? ¿Lo dejamos jugar? Le preguntaJulio a la colo. Ella asiente con la cabeza sin dejar de comerle la pija.
Empiezo a desvestirme y me acerco al sillón. Julio desprendela cabeza de la colo de si y la lleva hasta mi fija. Me la chupa con fuerza.
Julio saca una tira de forros de su pantalón y se pone uno.Mientras ella sigue con mi pija en la boca el se pone por detrás y apenasbajándole la bombacha empieza a rozar con su miembro sobre el sexo de la colo.La frota, la empuja, la apoya pero no se la coge. Esta mujer es un infierno,dice y automáticamente la colo abre mas la boca y me la chupa como nunca!
Se la empieza a coger. Despacio; siempre despacio el viejo.Yo no se si era por su dieta, estaba enviagrado o hacia sexo tántrico, peroestaba bien envergado el tipo. Todo el tiempo, como si nada. La tenia agarradapor la cintura. Ella con una rodilla en el sillón y un pie en el piso. Yoparado de frente a ella viendo su cola ir y venir.
Julio se agacha, le abra las nalgas con los pulgares yempieza a comerle el culo, y la colo tiembla y mueve la cadera. El la moja. Lamoja toda; juega con sus dedos y su lengua. Entra y sale. Vuelve a pararse,siempre al palo, y empieza a jugar con la punta de su pija en el ano, húmedo yencendido de la colo. Lentamente, entra. Ella solo deja de chupármela paratomar un poco de aire y decir Siiii! Se agarra de mi pija y empuja su cuerpocontra el de Julio. Siiii! Vuelve a decir jadeante.
Entonces Julio se detiene con toda su pija adentro.Suavemente se sienta en el sillón llevándola de la cintura. Lo sienta sobre ely empieza a hamacarla en círculos. La colo ya tiene el pañuelo colgándole en elcuello y se agarra de las piernas de Julio. El se recuesta un poco mas haciaatrás y l toma de ambas tetas, apretándolas y masajeándolas. Ella solo gime.Ahora él le separa las piernas dejándole la concha bien abierta mientras sigueenculandola, le roza el clítoris con los dedos y me dice. ¿Queres verlavolar?¿Te animas? ¿Te animas a comérsela?
Me arrodille y me hundí entre los labios de la conchita dela colo. Era todo agua, todo calor. Ella me apretó la cabeza y el volvió aagarrarla de las tetas y a cogerle el culo. Esta vez con fuerza. No tardo nadaen acabar. Empezó a saltar, pensé que convulsionaba. Julio no la soltaba y yoestaba como una piedra. No lo pude evitar. No había forma de evitarlo. Melevante, me recline frente a ella y la penetré sin ningún preámbulo. Ellatodavía temblaba por su reciente orgasmo. Me sorprendí besándola con mi pija ensu concha. Sentía el tacto extraño de la pija de Julio dentro del cuerpo de lacolo aun sin tocarlo. Fue raro, me dio cierta cosa pero los gemidos ymovimientos de la colo superaban cualquier cosa. La cogimos asi durante unrato. Suave pero enérgicamente. Le acabe adentro. Estalle sobre su cuerpoapretado entre los dos. Nunca la había visto asi!
Nos separamos. Julio se saco el forro y volvió a ponerseotro. Volvió a sentarse y le pidió a la colo que se siente nuevamente sobre élpero esta vez de frente. Ahora vas a cogerme vos a mí, le dijo.
Y ella lo hizo. Le puso las tetas en la cara y lentamente,muy lentamente; casi una tortura, le fue metiendo su pija en la concha. El laagarro del culo y la empezó a mecer. Me acerque a ellos nuevamente. Tome a lacolo x detrás y agarrándola de las tetas y pellizcándole los pezones espiabapor sobre su hombro como la pija de julio se perdía entre sus piernas. Julioempezó a temblar. Esta vez le tocaba a él. Solte a la colo y ella se encargodel resto. En dos empujones él estaba clavándole los dedos en las nalgas ymurmurando obscenidades.
Nos quedamos así un rato; en un letargo. Julio tomo aire,junto su ropa, fue al baño y se vistió. Nosotros nos quedamos con lo puestoenroscados en el sillón.
Julio salió sin mucho protocolo. Junto su álbum y su botellade coñac, nos deseo buenas noches y buen descanso y salió con su moto.
Nosotros nos dimos un baño juntos. Volvimos a coger y nosdormimos.
Por varios y distintos motivos (Intentos inconclusos,trabajo, economía salud, etc…) mi mujer y yo dejamos la búsqueda de un terceropara nuestros “juegos” sexuales. No porque nos haya dejado de interesar ya que siempreestuvo entre nuestras fantasías, pero de alguna manera sentimos que no estabamucho a nuestro alcance; simplemente pensamos que estábamos fuera de cierto “circuito”,para decirlo de alguna forma. Ya aparecerá la oportunidad, nos dijimos algunavez, y bajamos los decibeles. Habían pasado ya como cuatro años de aquel últimointento con nuestro amigo y, simplemente, no insistimos más.
Paso que un fin de semana largo (una semana santa para ser máspreciso)(que de santa tuvo poco…) nos fuimos de viaje a Córdoba (no diré lalocalidad en resguardo de nuestro anfitrión) y alquilamos una cabaña. Tranquila cabañita. Habitación, sala de estar con un cómodo y largo sillón y unacogedor hogar a leña y, por supuesto una cocinita que para el caso no leimporta a nadie…
El Predio era grande, muy grande; tenía varias cabañitasdistribuidas x ahí, espacio para acampar, muchas parrillas y un balneario juntoa un rio con muellecito y todo. Llegamos y don Julio, el dueño del lugar, nosmostro las instalaciones. Don Julio (que obviamente no se llama así pero así lediremos) es un tipo de algo más de 60 años pero que aparenta menos de 50.Bastante alto, delgado pero no flaco, canoso pero no pelado, y con una actitudque más de un pendejo de 30 quisiera tener. Nos mostro el lugar, nos mostro lacasa, nos dejo mantas y toallas, se ofreció a “nuestro servicio” y siguió consus tareas. Se movía dentro del predio con una motito que tiraba un carritodonde llevaba distintas cosas; leña, mantas, algún elemento que faltara en lacocina y esas cosas. Un tipo de un trato muy cálido sin ser cargoso y concierta vanidad por “su lugar en el mundo”. Así definió él el lugar que habíaconstruido con sus propias manos.
Pasado en mediodía terminamos de acomodarnos y nosdispusimos a tomar un fernet, como corresponde en Córdoba, solicitamos porprimera vez el auxilio de don Julio. Fui hasta su cabaña en busca de hielo… Mástarde quisimos pan para el mate y otra vez a buscar a don Julio a preguntardónde estaba la proveeduría para poder comprar pan. No tenemos proveeduría, noscontesto, porque la proveeduría es un quilombo. Estoy haciendo pan casero,vayan que en un ratito les llevo…
Y asi lo hizo. En 15 minutos oímos llegar la motito y a donJulio con el pan. Antes de que se vaya, para no tener que volver caminandohasta su cabaña otra vez, le pregunto dónde puedo comprar carbón, y carne, ytodo lo demás para hacer un asadito. Carbón no compres. Yo más tarde te traigoleña para la parrilla y otra para el hogar, el resto podes comprarlo en tallugar, y nos dio las indicaciones para llegar.
Esta vez se quedo un rato, compartió unos mates con nosotrosy nos conto algo más sobre el camping y como lo fue haciendo y sobre su vida.Muchos viajes, mucho laburo, mucha joda, muchas experiencias. En fin, la vidabien vivida, como se suele decir, de un tipo que paso los sesenta y que no searrepiente de nada; ni de todas las cosas que perdió por algunas de susdecisiones; un dandy el viejo!
Cuando volvimos del mercadito al que nos mando nos lo cruzamosen la entrada al predio. Estaba en su motito repartiendo leña x las cabañas.¿Consiguieron todo? Nos pregunto mientras se acercaba alumbrando con unalinterna atada al manubrio de la moto. Ahora les acerco la leña, agrego. Ysiguió su marcha.
Al rato oímos la moto llegar a nuestra cabaña. Nos dejo un montónde leña diferenciando la de la parrilla a la del hogar. Inmediatamente, nopodía ser de otra manera, lo invite a compartir el asado con nosotros. No séporque use esa palabra pero cuando lo invite dije así. Si no quería compartiresta nalguita con nosotros; el corte era tapa de nalga… Se rio y dijo que no;que el ya tenía una rutina, que cenaba todas las noches lo mismo, muy liviano yque a esa hora todavía tenía actividades en el camping, pero que si queríamospasaba un poco más tarde a compartir un vino…
Hicimos el asado, lo comimos, y entre la colo y yo notomamos una botellita de un malbec que habíamos llevado de casa. Al rato oímosla moto y los pasos de don Julio acercarse. Ahí estaba el tipo botella en mano
Le hicimos un lugaren la mesa, abrimos el vino, brindamos, bebimos, charlamos. Contó más sobre suvida, sus viajes, e indagó un poco sobre nosotros mientras la botella se fuevaciando. Ahí note algo. Note que siempre se ocupaba que la copa de la coloestuviera llena y cierta galantería no disimulada que tampoco resultaba incomoda.En eso nos cuenta que le hacíamos acordar a un matrimonio amigo de sus años enIbiza. Ahí me empezó a caer la ficha… De pronto empecé a ponerme un poconervioso. Me agarró con la guardia baja el viejo zorro. La colo no estaba enpedo pero le faltaba bastante poco y yo sé cómo se pone la colo cuando está enpedo…
Para esos días la colo tenía el pelo cortito, bien cortito yesa noche tenia jeans y una polera que le quedaba bárbara y, en esa época,recuerdo, no sé porqué pero nunca usaba corpiño y solo hacía falta hacerla reírun poco para notar el vaivén de sus tetas. Estaba hermosa!
Dicho esto (lo de los amigos de Ibiza) nos pregunta siconocíamos, a lo que le respondimos que no, y luego nos conto un poco de ellugar y sus actividades ahí, donde regenteaba un bar y hacía fotografía.Entonces volvió sobre su pareja amiga y de cuanto nos parecíamos. En eso dice silo esperábamos diez minutos que iba a buscar algo a su cabaña y volvía. Separo, subió a su moto, prendió su linterna y salió.
¿Te diste cuenta que este viejo nos quiere coger? Lepregunte a la colo apenas Julio se fue. Vos estás loco, me respondió ellatotalmente desprevenida.
Boluda! Ibiza, un matrimonio amigo, que nosotros nosparecemos, que mas querés? Este es un viejo fiestero. Te la firmo!
Yo no creo…, insistió ella. Que se yo… problema de él. Quetenés? Miedo?
No, boluda. Le respondo aunque sé que sí. Algo así me dio…Por lo menos nervioso estaba seguro.
Ruido de moto, pasos, don Julio, una botella de coñac en unamano y algo que en principio parecía un libro y que después termino siendo unálbum de fotos en la otra.
Chicos; los voy a invitar con esto. Era un coñac francés queyo en mi puta vida había probado y que estaba buenísimo. Jugada maestra delviejo; la colo ya tenía esa chispa en los ojos que si… me daba miedo…
Miren… Estos son los chicos que les digo, nos dice y abre elálbum. Eran fotos en blanco y negro, artísticas si se quiere… Mucha sombra ycontraluces, la mayoría desnudos y semidesnudos… de Ibiza nada. La chica si separecía un poco a la colo; la estatura, el tipo de cuerpo, las cejas, la boca yel corte de pelo. El chaboncito a mí, salvo que era medio pelado, diría quecasi nada pero fue la segunda jugada maestra del viejo.
Las fotos eran sutilmente eróticas y en algunas se veía elcuerpo de ella y en cuadro más de dos pares de manos, o dos o más manos dediferentes personas. Otras eran sombras muy confusas que sugerían más de doscuerpos.
Otra copa de coñac y ahí si; la colo estaba a puntocaramelo. Un maestro el viejo; Maradona del 86!
No tardo en contarnos que la pareja era swinger. Es muynormal allá, tienen otra cultura, remarcó. La mire de reojo a la colo, ellahizo lo mismo y se puso más colorada de lo que estaba. El viejo vio las miradascomo quien te pesca la seña del ancho en un partido de truco. No hizo nada, nodijo nada y siguió jugando sus cartas. Ahora los tres sabíamos que estábamosjugando el mismo juego. Solo había que mezclar y repartir.
¿Ustedes nunca hicieron swinger o un trio? Nos preguntó connaturalidad, como quien te pregunta si te gusta la pesca. No, dijimos casijuntos sin mirarnos. ¿Y antes de estar juntos tampoco?, insistió. Perdón... Alo mejor me estoy metiendo en un tema escabroso pero parecen ser personas muyabiertas, no se… por el nivel de conversación… No quiero ser motivo deconflicto. A lo mejor el coñac me puso indiscreto. Perdón, perdón!
Seguimos el juego. Palabras más, palabras menos le dijimosque nunca se nos había presentado la oportunidad, que nunca lo habíamos pensadoaunque, claro que alguna vez fantaseamos con eso en la cama, pero nada más.
Al rato, ya con el tercer coñac y la conversación varioscambios arriba, Julio nos conto, sin mucho detalle, algunas de sus experiencias,y si bien la colo ya estaba roja no hacía falta poner mucha más leña al fuego;solo mantenerlo. Yo todavía estaba nervioso y seguro se me notaba; ella estaba unpoco mas suelta aunque no del todo relajada, el tipo una seda; estábamos en sucancha.
¿Vos la dejarías?, suelta la pregunta Julio ya jugandocartas más altas.
Yo no tengo que dejarla a nada. Ella decide lo que hace.Ella manda sobre su cuerpo
¿Y vos? Pregunta a la colo mientras vuelve a cargar lascopas.
No se… Depende… responde ella casi desinteresada. Dependelas personas, la situación… No se… Supongo que tendría que ser una situaciónmuy especial…
¿Y vos que harías? ¿que harías si la ves teniendo sexo conotro hombre? Vuelve Julio sobre mí…
Yo no tengo que hacer nada, digo jugando las mismas cartasque mi esposa. Es como dice ella. Depende dónde, cómo, con quién... Supongo quetiene que ser en un marco de cierto respeto, buena onda, que se yo... Imaginoque el ambiente debe ser importante como toda relación.
Bueno. Imagináte una noche en las sierras cordobesas,tomando un coñac en compañía de un hombre experimentado que no tiene relaciónninguna con ustedes y en un ambiente de plena intimidad. Puede ser la noche,no?
Puede ser… Puede ser… dijimos los dos.
A todo esto yo ya tenia el corazón a mil; la colo tenia loscachetes como frutillas y el tipo nada, che… Una laguna.
Les voy a proponer un juego. Muy simple, dice mientras separa. Les vendo los ojos a los dos y les hago una pregunta a cada uno. Dependede lo que respondan les digo si están listos o no.
Aceptamos el juego. La colo saco unos pañuelos de su bolso ylos trajo. Julio la vendo primero a ella y después a mí.
Bueno, dijo. Van a estar en silencio un minuto y despuésviene la pregunta.
El silencio duro un minuto…
¿Te hice algo, Sergio? (no me llamo Sergio pero no importa)
No! Respondo con firmeza
¿Y a vos colo?
Me pusiste la pija en la boca, contesta ella.
¿Y qué hiciste?
Te la chupé.
¿Te gusto?
Si
¿Te exitó?
Mucho
¿Te saco la venda?
No
¿Sigo?
Si
Silencio otra vez. Inmediatamente me saco la venda y veo adon Julio meterle la pija en la boca a mi mujer totalmente entregada. Leagarraba las mejillas con cierta dulzura y lentamente le hacía recorrer la pijasobre la lengua. Ella estaba como hipnotizada y solo se dejaba llevar.
Luego él le comió la boca, la agarro la mano y la condujohasta el sillón. Ahora si puso más leña al fuego, en el hogar y sobre el cuerpotembloroso de la colo. La sentó y le quito la polera y la musculosa que llevabaabajo. Los pezones rozados de la colo estaban encendidos y duros como botones.Julio se los lamio con delicadeza.
Apague las luces de la cocina y me acerqué a ellos. Ahorasólo alumbraba el fuego.
Sergio hizo trampa. Dijo Julio. Se sacó la venda. ¿Quéhacemos?
Entonces que mire. Dijo ella.
Ella manda. Dijo Julio y empezó a desabrocharle el jean.
Yo estaba tieso. Las piernas me temblaban, la pija me latía.
Que linda mujer que sos! Dijo julio mientras ya la tenía enbombacha, totalmente entregada con las piernas abiertas y el pecho agitado.
La empezó a toquetear suavemente mientras seguía rozándolelos pezones con la lengua. La besó, la mordisqueó, le lamio los labios y elclítoris corriendo su tanga a un costado.
Ella seguía vendada. El se desviste y se recuesta. Lleva lacabeza de la colo nuevamente a su entrepierna y se la hace chupar de nuevo. Unachupada larga, lenta y cada vez más profunda.
Que linda boca tiene tu mujer, me dice. No le puedo sacar lapija de adentro. Me la quiero coger y me atrapa mas con la boca.
Eso me pasa seguido, respondo entre caliente y asombrado!
¿Qué hacemos con Sergio? ¿Lo dejamos jugar? Le preguntaJulio a la colo. Ella asiente con la cabeza sin dejar de comerle la pija.
Empiezo a desvestirme y me acerco al sillón. Julio desprendela cabeza de la colo de si y la lleva hasta mi fija. Me la chupa con fuerza.
Julio saca una tira de forros de su pantalón y se pone uno.Mientras ella sigue con mi pija en la boca el se pone por detrás y apenasbajándole la bombacha empieza a rozar con su miembro sobre el sexo de la colo.La frota, la empuja, la apoya pero no se la coge. Esta mujer es un infierno,dice y automáticamente la colo abre mas la boca y me la chupa como nunca!
Se la empieza a coger. Despacio; siempre despacio el viejo.Yo no se si era por su dieta, estaba enviagrado o hacia sexo tántrico, peroestaba bien envergado el tipo. Todo el tiempo, como si nada. La tenia agarradapor la cintura. Ella con una rodilla en el sillón y un pie en el piso. Yoparado de frente a ella viendo su cola ir y venir.
Julio se agacha, le abra las nalgas con los pulgares yempieza a comerle el culo, y la colo tiembla y mueve la cadera. El la moja. Lamoja toda; juega con sus dedos y su lengua. Entra y sale. Vuelve a pararse,siempre al palo, y empieza a jugar con la punta de su pija en el ano, húmedo yencendido de la colo. Lentamente, entra. Ella solo deja de chupármela paratomar un poco de aire y decir Siiii! Se agarra de mi pija y empuja su cuerpocontra el de Julio. Siiii! Vuelve a decir jadeante.
Entonces Julio se detiene con toda su pija adentro.Suavemente se sienta en el sillón llevándola de la cintura. Lo sienta sobre ely empieza a hamacarla en círculos. La colo ya tiene el pañuelo colgándole en elcuello y se agarra de las piernas de Julio. El se recuesta un poco mas haciaatrás y l toma de ambas tetas, apretándolas y masajeándolas. Ella solo gime.Ahora él le separa las piernas dejándole la concha bien abierta mientras sigueenculandola, le roza el clítoris con los dedos y me dice. ¿Queres verlavolar?¿Te animas? ¿Te animas a comérsela?
Me arrodille y me hundí entre los labios de la conchita dela colo. Era todo agua, todo calor. Ella me apretó la cabeza y el volvió aagarrarla de las tetas y a cogerle el culo. Esta vez con fuerza. No tardo nadaen acabar. Empezó a saltar, pensé que convulsionaba. Julio no la soltaba y yoestaba como una piedra. No lo pude evitar. No había forma de evitarlo. Melevante, me recline frente a ella y la penetré sin ningún preámbulo. Ellatodavía temblaba por su reciente orgasmo. Me sorprendí besándola con mi pija ensu concha. Sentía el tacto extraño de la pija de Julio dentro del cuerpo de lacolo aun sin tocarlo. Fue raro, me dio cierta cosa pero los gemidos ymovimientos de la colo superaban cualquier cosa. La cogimos asi durante unrato. Suave pero enérgicamente. Le acabe adentro. Estalle sobre su cuerpoapretado entre los dos. Nunca la había visto asi!
Nos separamos. Julio se saco el forro y volvió a ponerseotro. Volvió a sentarse y le pidió a la colo que se siente nuevamente sobre élpero esta vez de frente. Ahora vas a cogerme vos a mí, le dijo.
Y ella lo hizo. Le puso las tetas en la cara y lentamente,muy lentamente; casi una tortura, le fue metiendo su pija en la concha. El laagarro del culo y la empezó a mecer. Me acerque a ellos nuevamente. Tome a lacolo x detrás y agarrándola de las tetas y pellizcándole los pezones espiabapor sobre su hombro como la pija de julio se perdía entre sus piernas. Julioempezó a temblar. Esta vez le tocaba a él. Solte a la colo y ella se encargodel resto. En dos empujones él estaba clavándole los dedos en las nalgas ymurmurando obscenidades.
Nos quedamos así un rato; en un letargo. Julio tomo aire,junto su ropa, fue al baño y se vistió. Nosotros nos quedamos con lo puestoenroscados en el sillón.
Julio salió sin mucho protocolo. Junto su álbum y su botellade coñac, nos deseo buenas noches y buen descanso y salió con su moto.
Nosotros nos dimos un baño juntos. Volvimos a coger y nosdormimos.
5 comentarios - Fue sin querer queriendo
FELICITACIONES!!! Hubo otro más luego?¿
Saludos desde Córdoba 😉