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Jugando con fuego 9

Finalmente decidí tantear el terreno con Edu antes de decidirme a enviarle nada. Le escribí preguntándole qué tal les iba y en seguida me respondió que todo iba bien, que María estaba en su salsa. Finalmente decidimos que le llamara, lo cual me ponía bastante nervioso, pero sabía que quería hacerlo. Edu, ya al otro lado del teléfono, me dijo:
-Está encantada de la vida con estos eventos tío, y no veas la pereza que me da a mí.
-Ya...
-Y nada, tío. Joder... qué buena está... van todos con el rabo en la mano. Sobre todo los viejos, tío, esos ni se cortan en mirarla.
-¿Pero hay mucho viejo?
-Hay cincuentones aquí para regalar. Y a los tíos vamos... no les hace falta viagra... María les rejuvenece 20 años...
-Ya... y maja contigo entonces.
-Sí, la verdad es que desde el caso que nos dieron estamos bien. Pero por el día es complicado. Hasta el miércoles va a ser jodido, que ese día hay una cena a la que iremos todos y el jueves al ser el último día seguro que salimos. A ver ahí.
-¿Pero sabes qué decirle o qué hacer?
-Jajaja, mira tío... aunque lo supiera... como dice un amigo, "las copas mandan", yo borracho tengo labia que flipas. Algo pasará.
Aquel "algo pasará" medio me parecía una fanfarronería medio me daba morbo. Es que no me lo acababa de creer.
-¿Cómo la ves tú? -dijo.
-¿Cómo la veo? -pregunté.
-Que si la ves cachondilla... ¿Cuando te la follaste por última vez, cabrón?
-Pues... el sábado.
-Joder, no pierdes el tiempo. Normal. A ver... tengo que hacerle ver que Nati me da igual, no sé... estas tías son un poco sectarias y ella más todavía. Seguro que para María tontear con un tío con novia le parece una traición a todo el género femenino mundial, jajajaj.
-La verdad es que un poco sí. Oye, que me ha mandado una foto en la que salís juntos.
-Ah sí... la sacó el tonto de Ángel con su móvil.
-¿No tenéis más fotos?
-Jajaj, cabrón, serás tú el que me tendrá que mandar fotos de ella, ¿no?
-Bueno... nunca me las has pedido.
-La verdad es que no lo había pensado, pero vamos... no creo que tengáis fotos muy guarras... si ni le das por el culo ni te hace cubanas... qué vais a tener. ¿No?
Yo me quedé pensando qué decir... No estaba muy convencido de lanzarme. A saber qué podría hacer él con aquellas fotos... quizás pasárselas a amigos o, peor, a compañeros de despacho, pero no quise cerrar la puerta del todo, pues me daba un morbo terrible.
-Pues... no sé... quizás algo tenga, ya haré memoria.
La conversación no había estado mal. Estaba bastante más tranquilo, veía que Edu seguía con ganas de seguir y me guardaba la bala de la foto por si María no le daba pié a nada en ninguna de aquellas noches del viaje y necesitaba motivarle.
Ni que decir tiene que me hice una paja brutal, mirando en el móvil aquellas últimas cuatro fotos que tenía: la de Edu y María, y las tres de María sentada con las piernas abiertas... Me imaginaba que ella estaba sentada así, en la cama, como en las fotos, y Edu la miraba... Y después él se subía a la cama y, de pie, llevaba su pollón a su boca... ¡Dios....! Y yo veía como él le follaba la boca en aquella postura y ella le agarraba el culo y se dejaba... se dejaba follar la boca con aquella polla que era el doble que la mía... ¡ufff! ¡¡Me pegué de nuevo una corrida bestial!!
Al día siguiente apenas supe nada de María hasta la noche cuando me llamó. Me dijo que habían tenido no sé cuántas charlas y cuando comenzó a contarme de qué iban le pregunté disimuladamente por si alguien de los de su despacho también había sido ponente, pero me dijo que no.
-¿No? ¿Ni Edu tampoco?
-Jaja, no. Lo que sí, se encanta.
-¿Se encanta?
-Sí... siempre hace preguntas... le encanta ponerse de pie... que lo vean todas... y hacer su preguntita. A ver, que sus preguntas están bien, pero vamos, que se encanta.
-¿Ah sí? ¿Crees que lo hace para que le vean todas?
-A ver, no sé... pero se gusta, y es verdad que las tiene loquitas.
-¿Ah sí?
-Si.
-¿Cómo lo sabes? ¿Han dicho algo?
-No, hombre, pero eso se ve.
-Vaya... las tiene a todas loquitas menos a ti.
-Claro, jajaja. Y nada, mañana tenemos una cena todos, parece ser.
-Pues a ver ahí... igual tienes que espantárselas un poco.
-Pues... no me extrañaría que alguna le atacase la verdad. A veces estas cenas se desmadran un poco y se acaba saliendo un rato.
-Bueno, pues ahí estás tú para espantarlas, todo sea por el bien de Nati, ¿no?
-Jaja, es mayorcito, que haga lo que quiera.
-Ya... bueno, de espantarlas cómo lo harías.
-Mmm... jaja, ya veo por dónde vas.
-¿Sí?
-Sí...
-Bueno, hoy sí que toca... ya sabes, lo que prometiste.
-¿No te llegó con las fotos de ayer?
-Eso era a parte.
-Jaja, ya ya...
-¿Qué?
-Bueno, vale... pero poco, eh. Mañana es un día largo.
-Ok.
-Pero escrito, eh. Ya sabes que hablando me da vergüenza.
-A ver, María... escrito es un coñazo...
-Mmm... bueno, está bien, me pongo cómoda y te llamo otra vez.
-Vale, hasta ahora.
Yo también me puse cómodo en la cama. Un poco expectante. Lo cierto era que siempre que nos escribíamos o hablábamos cosas subidas de tono casi todo lo expresaba yo. Además yo quería sacar el tema de Edu, no quería hablar de lo que nos haríamos María y yo, necesitaba meter a Edu en la ecuación. Le empecé preguntando qué llevaba puesto.
-Voy a hablar bajo, ¿vale? Que lo tengo pared con pared -susurró María- Pues... una camisa blanca con la que llevo todo el día.
-¿Nada más?
-Bueno, y bragas. Después me quiero dar una ducha rápida y me pongo el pijama.
-Ufff... me podías mandar una foto... así te imagino mejor.
-Jajaja, o foto o charla. Además voy igual que ayer.
-¿Sí? Bragas negras.
-Bueno, hoy azul marino.
-Está bien.... Charla sin foto entonces. Pues ayer... me hice una paja con tus fotos.
-¿Sí?
-Sí... con las cuatro.
-¿Qué cuatro? ¿No eran tres? Ah... jaja... vale, vale... estás fatal.
-Jaja, sí...
-¿Y qué pensaste?
-Si te lo digo alucinas.
-A ver...
-Pues nada, pensaba que estabas en la postura de las fotos... y que Edu aparecía, os mirabais pero no os decíais nada, y él se subía a la cama. Tú te quedabas quieta y él de pie sobre la cama se te acercaba y... te metía la polla en la boca... -dije ya acariciándome la polla.
-Qué fuerte...
-Ya... y nada... como que te empezaba a follar la boca y tú llevabas tus manos a su culo.
-Joder... qué guarro todo... ¿no? ¿y tú no estabas?
-Yo lo veía, pero no hacía nada.
-Joder, qué fuerte ¿no? -María parecía sorprendida pero no molesta.
-Ya... y eso pensé... que te metía en la boca su pollón... que tú a penas podías abarcar la mitad. ¿Cómo seguirías tú la historia? -dije sin dejar de masturbarme.
-¿Yo? Pues... que tú apareces... te pones a mi lado... él se aparta y me besas... y él se queda mirando como nos besamos.
-¿Y qué más?
-Pues... no sé... que... me empiezas a acariciar las tetas y él a los pies de la cama se masturba viendo como me acaricias y nos besamos. ¿No?
-Pues yo lo que haría sería dejar de acariciarte, apartarme y pedirte que cerraras los ojos.
-¿Ah sí?
-Sí... y dejaría que él se te acercase otra vez... y se tumbase sobre ti... tú sabrías por el olor y por el primer beso que no es mi boca si no la suya... y él intentaría penetrarte...
-¿Y tú le dejarías?
-Sí...
-Mmm... pues yo abriría los ojos y te miraría mientras él intenta metérmela... lo dejaría en tus manos. Te diría con la mirada "¿Vas a dejar que me folle?".
-Joder, María... me estás poniendo a mil. ¿tú?
-Uff... ya...
-Pues sí... yo te diría con la mirada que quiero que te folle. Él se la agarraría y buscaría la entrada de tu coño para penetrarte... te la va a meter... ¿Qué haces?
-Yo... viendo que es lo que quieres cerraría los ojos... y dejaría que él me la fuera metiendo poco a poco... pero antes le pediría que no me hiciera daño...
-Uff... joder, María... ¿Le dirías eso?
-Sí... le pediría por favor que tuviera cuidado... miraría hacia abajo y vería aquel pollón enorme y le suplicaría que me la metiese despacio.
-Joder... María... me voy a correr ya.
-¿Sí?
-Sí... ufff.. ¿Y te folla?
-Sí... joder... empieza a metérmela y yo me muero del gusto, me penetra despacio pero con firmeza y noto como me invade su polla...
-Joder, María... ¿Te la metería hasta el fondo?
-Mmm... sí... me la metería hasta el fondo... la sacaría... y me la volvería a meter... y tú ves como me llena con su polla... y yo siento placer pero tengo miedo de que me de caña y me haga daño...
-Joder, María... me corro ya... mmmm ¡diooos!
Fue lo último que dije y aparté el móvil para entregarme del todo a aquel orgasmo... en dos sacudidas ya me corría como loco imaginándome justo la escena que narraba mi novia... por lo menos eché cinco chorros que me llegaron dos o tres hasta el pecho... Una corrida descomunal que me dejó hasta mareado.
Cuando cogí el móvil de nuevo, vi que la llamada se había cortado. No sabía si había colgado yo sin querer. Miré mi torso y estaba embadurnado de aquel líquido blanco. Le saqué una foto a todo aquel desastre de mi pecho y vientre empapado y mi polla lagrimeando al fondo. Le escribí a María inmediatamente.
-¿Se ha cortado? ¿Te has corrido? -pregunté.
-No.
-¿No?
-No, aun no.
Inmediatamente después le mandé aquella foto y ella respondió:
-Joder, qué cabrón...
-¿Sí? ¿Tú qué?
Ella no respondió y al minuto vi que me entraba una foto. Cuando la vi casi se me sale el corazón del pecho: María en la postura aquella de estar sentada con las piernas abiertas... esta vez con la camisa blanca abierta y enseñando sus tetazas... y con dos dedos separándose los labios del coño... mostrándolo... abierto... de una forma brutal... Tenía el coño abierto y enrojecido que sentía que se me ponía la polla dura otra vez. Y las tetazas con la camisa abierta ¡Dios! ¡Parecían más enormes que nunca...! y su cara colorada... su melena alborotada... parecía que estaba acalorada... sudando... dios ¡qué cara! ¡¡Tenía una pinta de puta increíble...!!
Le escribí pero no me respondió... hasta que pasados unos minutos lo hizo:
-Ufff... qué bueno.
-¿Sí? ¿Te has corrido?
-Jajaja... dios, sí...
-¿Qué tal la historia?
-Muy tuya... jajaja.
-Jaja, y tuya también ¿no?
-Sí...
-Estuvo muy bien, ya viste lo que eché yo...
-Jaja... ya... qué fuerte. Madre mía. Vaya foto. Ahora la borro.
-Ya.
-Bueno Pablo, me ducho y duermo que es tardísimo.
-Mmm... vale, descansa.
-Buenas nochees. Muaa. Te quiero.
-Te quiero. Hasta mañana.
Me fui a limpiar y aun estaba en shock. Pensar que María se había masturbado pensando que Edu se la follaba... Dios... si de verdad había sido así me parecía otro gran paso. Y qué decir de aquella foto... no había borrado las del día anterior, y no me preocupaba porque soy de los que voy con el móvil hasta a mear. Pero sobre todo aquella última foto... uff... entre aquella foto y la que salía con Edu podría encerrarme en casa como un crío y pajearme durante horas... pajearme durante horas imaginando que Edu se la follaba tal cual salía en la foto...
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
A la mañana siguiente, ya miércoles, estaba expectante y no tardó Edu en volver a ser él y escribirme:
-Hola Pablito, a ver María hoy, la quiero guapa en la cena.
-Tú y todos según dijiste, ¿no? Jeje.
La conversación fueron solo esas dos frases, y me quedé con ganas de más. Pero es que casi nunca sabía qué decirle.
Yo tenia sentimientos encontrados, fundamentalmente porque Edu me parecía un cretino. Por un lado quería que intentase todo lo posible con María y por otro quería que María lo pusiera en su sitio a las primeras de cambio. Pero me daba morbo que María le siguiera el rollo sabiendo que eso a mi me ponía cachondo. Tenía que escribirle a María antes de la cena y pedirle que tontease con él, que lo hiciera por mí. Sabía que aquello era romper el pacto pero no me quedaba otra.
Efectivamente así fue. Sobre las ocho de la tarde María estaba en el hotel y me llamó antes de vestirse para cenar y le volví a pedir que tontease con Edu y ella me dijo que no. Finalmente le dije:
-Vale, no hagas nada.
-No, si ya sé que no voy a hacer nada, Pablo.
-No, quiero decir que no hagas nada de entrada, pero solo te pido que si él, por lo que sea, se pone tonto, le sigas el rollo hasta ver a donde llega.
-¿Qué le siga el rollo?
-Sí.
-Él no va a hacer nada, Pablo. Primero que está con Nati, y segundo que si quiere enrollarse con otra tiene aquí donde elegir.
-Bueno, tú prométeme eso.
-Ay... qué pesado.
-Venga, María.
-Buff, valee.
-Dímelo.
-A ver... de verdad me haces sentir un poco como una idiota. Está bien, si él se pone tontito e intenta algo yo le sigo el rollo a ver de qué va.
-Vale, ya está. No es tan difícil ¿no?
-Bueno, ya.
-¿Qué te vas a poner?
-Pues aun no lo sé... pff... voy tardísimo. Te tengo que dejar ¿vale?
-Vale, ya me vas contando eh.
-Sii, jaja, ya te voy contando. Venga, te quiero, chao.
-Te quiero.
Era increíble la excitación qué sentía por aquello. Miraba el móvil constantemente y a penas cené. Pasadas las once de la noche Edu me enviaba una foto: en ella se veía un gran salón y una mesa redonda, como de siete u ocho personas entre las que estaban Edu y ella sentados juntos. Él estaba de traje y ella con un mono granate impresionante. Aquel mono no tenía escote, era de cuello redondo hasta el cuello pero se le pegaba al cuerpo que le hacía unas tetas brutales. Creo que era la prenda de ropa que más tetas le hacía; además era finísimo y se le pegaba al cuerpo como una segunda piel; más de una vez se lo había puesto y me había preguntado si se le marcaba... si se le marcaban los labios del coño... obviamente me lo preguntaba con otras palabras. Y no, no se le marcaban, pero de milagro. Y el culo que le hacía en tacones era de infarto... se apreciaban perfectamente una y otra nalga y tenía que llevar tanga sí o sí para que no se le transparentara. Pff era brutal como le quedaba. Se me puso la polla tiesa solo de recordar como le quedaba y de saber que Edu estaba a su lado. Mientras miraba esa foto me entró otra también enviada por Edu en la que salían solo ellos dos, más de cerca, y él tenía su brazo tras ella, con su mano en algún punto de la espalda de ella. Tras esta foto él escribió:
-No te hagas una paja todavía que queda mucha noche.
-Jaja, no, tranquilo. Veo que la cuidas bien.
-Y mejor la voy a cuidar cuando se tome dos copas más jaja.
-¿Sí? ¿Va contentilla?
-Aun está formalita, pero vamos a ir a un pub después unos cuantos. Ya te contaré. Aunque igual hasta mañana no te puedo contar, jajaja.
Yo estaba con el corazón en un puño y no tardé en escribirle a María:
-¿Qué tal os va?
-Bien, parece que vamos a tomar algo después. Aunque yo estoy algo cansada.
-Bueno, seguro que te vas animando.
-Ya... No sé. ¿Tú te acuestas ya? -preguntó.
-Sí, pero tú véteme escribiendo, ¿vale?. Igual lo voy leyendo o lo leo mañana por la mañana.
-Vale.
-¿Recuerdas lo que me dijiste eh?
-Que siii. Venga, descansa.
-Vale, María, te quiero, un beso.
Me metí en la cama, y comenzaron a pasar los minutos, y después las horas. Miraba el móvil compulsivamente. Pasaba de la una de la madrugada y no sabía nada. Miraba las fotos del móvil, la última, aquella mano de Edu, su frase de cuidármela bien... Tenía la polla constantemente lagrimeándome sobre el pijama cuando imaginaba qué intentos podría hacer Edu con ella. Sobre las dos de la madrugada María me escribió:
-Me voy al hotel.
No me corté en preguntarle por Edu:
-¿Con quién? ¿Con Edu?
-Me voy sola, estoy cogiendo un taxi.
-¿Y eso?
-Calla, menudo cabrón el Edu este.
-¿Pooor?
-Joder estábamos en un pub hace una hora y yo me quería ir al hotel y me insistió en que fuéramos a otro pub más, que aun se quedaba mucha gente.
-¿Y?
-Pues que llegamos a este pub y el tío a su bola. Que a mi me da igual, pero joder, para qué me dice nada.
-Ya.
-Y nada, espera, ahí está el taxi.
Yo intentaba digerir todo aquello, parecía bastante enfadada. Al minuto continuó escribiendo:
-Pues nada, ahí le dejé, con una chica.
-¿Quéee? ¿liándose con una?
-No, no se estaban liando. Aun. Pero vamos, ya se veía lo que iba a pasar. Menudo cerdo.
-Bueno, es su vida.
-Ya, pero para qué coño me lía. Podría llevar una hora durmiendo ya. Además que la vio y se fue directo, y sabe que yo no conocía a nadie de ese grupo.
-Ah, pero son de las jornadas también.
-Sí, sí.
-¿Y qué tal la chica?
-Pff, pues una cría, estará recién colegiada, porque vamos...
-¿Y guapa?
-Sí, es mona. No tienes remedio, Pablo. Yo cabreada y tú dale que te pego con el tema.
-Es que no sé por qué te cabreas tanto.
-Nada, déjalo. Hablamos mañana.
No sabía muy bien por qué pero yo estaba super nervioso. Aquello no era lo esperado pero ver a María con ese enfado con Edu me gustaba. Cualquiera diría que estaba celosa. Quizás Edu había visto muy difícil a María y había optado por otra más fácil, quizás hasta la conocía de otras veces... pero no veía que María diera razones que justificasen semejante enfado si no había algo de celos de por medio, o eso me parecía a mí.
Intenté dormir, yo también madrugaba al día siguiente. Pero a la vista estaba que no dormía con mucha profundidad pues noté que la luz de mi móvil se encendía. Eran ya las tres de la mañana y María me había escrito:
-Pablo, ¿estás despierto?
-Sí.
-Joder, que se la ha traído a su habitación.
-¿¿Queee?? ¡¡No jodaaas!!
-Pff, ya ves.
-¿Pero cómo lo sabes?
-Joder, pues les acabo de oir entrar riéndose.
-¿Y qué oyes ahora?
-Nada, uff, espero no oír nada. Solo me faltaba.
-Ya.
-En fin, buenas noches, dios, tengo que dormir pero ya.
-Buenas noches, un beso.
Joder... me dije a mí mismo... y me senté en la cama. La situación de nuevo no era la esperada pero me parecía tremendamente morbosa. Menudo cabrón estaba hecho Edu, con el pibón de novia de Nati... con María a huevo al menos para intentarlo un poco... y se pone a enrollarse con otra...
Intenté dormir, aunque no era capaz. No pasaron diez minutos y noté otra vez que se encendía la luz del móvil y María me escribía:
-Joder, están follando.
Me dio un morbo brutal leer aquello.
-¿Y qué esperabas, María?
-Pues esperaba no oírlo.
-¿Y qué se escucha?
-Pues se la escucha a ella.
-¿Gemir?
-Claro.
-¿Y muelles de cama?
-Pues no.
-Igual le está comiendo el coño o algo.
-Ay... Pablo, qué asco.
-¿Y qué más se escucha?
-Ay, no sé, voy a intentar dormir, perdona, no te desvelo más
-Vale, ya me contarás.
Le escribí aquello y en seguida me arrepentí. Me ponía muy cachondo imaginarme a María escuchando aquello y más que me lo contase aunque ella tampoco parecía muy por la labor. Conseguí dormir un rato, y creí que había dormido bastante más pero miré la hora y eran a penas las 4, miré el móvil y María me había escrito hacía tres minutos:
-Joder, qué desmadree.
-¿Sí?
Un par de minutos después me respondió:
-Pff, dios, quiero dormir.
-¿Pero qué pasa?
-Joder, Pablo, no te imaginas los gritos.
-¿¿Sí?? ¿Y no te pone?
-Cómo me va a poner esos gritos que pega.
-¿Pero cuanto llevan?
-No sé, como una hora, dios...
-¿Pero qué se oye exactamente?
-Pues gemidos y gritos y mueven cosas, no sé qué hacen.
-¿Mueven cosas?
-No sé, ruidos raros. Dios, va a despertar a toda la planta.
-Pues da unos golpes en la pared para que paren.
-Si, solo me faltaba. A ver si paran ya y ya está. Espera. Hostiá.
-¿Qué?
-Uy, espera, ha gemido él.
-¿Sí?
-Sí, creo que sí. Sí, además han parado. Parece que se ha corrido él.
-¿Pero cómo era el gemido?
-Ay, Pablo no sé, pues gemido de tío cuando se corre. Dios. Al fin.
-Ya.
-Bueno, perdona, menudo imbécil, además sabiendo que estoy al lado. A ver si duermo tres horas y algo.
Me quedé dormido tremendamente empalmado con aquello que contaba María. Cuando sonó mi despertador miré el móvil. María me había escrito a las cuatro y media:
"No me lo puedo creer, están otra vez", y minutos más tarde: "Menudo cabrón, les voy a decir algo".
Le pregunté en seguida qué había pasado pero no me contestaba. Dudé en escribirle a Edu pero no lo hice. La verdad era que no la veía capaz de interrumpirles follando por muy jodida que estuviera porque no la dejaran dormir. Finalmente, a media mañana, y tras insistir y llamarla, me rechazó la llamada y me escribió un "después de comer te cuento".
A las cuatro de la tarde me llamó, me levanté de mi asiento en mi oficina y me empezó a decir que se había quedado dormida, pero que también se había quedado dormido Edu. Que la chica no se había ido hasta prácticamente las seis, que había dormido dos horas hasta que había venido Ángel a despertarla a ella y a Edu, que se habían perdido la primera charla.
-¿Y ahora qué haces? -le pregunté.
-Pues estoy subiendo a mi habitación. Me voy a dormir.
-¿Pero no hay más charlas?
-Sí, pero me da igual. Estoy muerta, dormí dos horas por el idiota ese. Y por la cría chillona. Aun tengo sus chillidos en la cabeza, joder.
-¿Y él también se quedó dormido?
-Sí, le eché una buena bronca.
-¿Qué dices?
-Sí, después de que Ángel nos despertara, me duché y me vestí rápido y él no salía de la habitación. Llamé a su puerta y le dije que no me parecía normal el escándalo que habían montado. Para colmo me dice... cómo fue... me soltó algo en plan "¿No sería envidia?"
-Qué dices.
-Lo que oyes. Menudo gilipollas. Tenía la habitación que daba pena. Y nada... para colmo los del despacho con cachondeo... en plan qué haríais... no se os puede dejar solos... qué casualidad que os vayáis juntos a otro pub y os quedéis dormidos...
-Jaja, ¿en serio? ¿En plan que os hubierais liado?
-No sé. Sí, en ese plan. Pero en broma. Espero.
María se fue a dormir. Por la noche iban a cenar algo y salir pero solo los cinco de su despacho y quizás algún despacho más pero ya no una cena multitudinaria porque muchos se volvían a casa esa misma noche.
Mientras María dormía Edu me escribió contándome que María "se le había puesto chulita por la mañana", me lo escribía con muchos "jajaja" por medio, le daba igual todo. También me dijo que se había liado con una. Finalmente me dijo:
-Hoy lo intento con María sí o sí.
-¿Hoy con el cabreo que lleva?
-Claro, esta noche, Pablito. A las chicas les encanta que les pidamos perdón.
-No sé yo con María...
-Jaja, no tienes ni idea. Ya verás. La de tías que me he follado haciéndoles primero una putada para después acabar pidiéndoles perdón y después... ya sabes...
-Bueno, a ver, aunque María está muerta.
-Ya, se ha ido a dormir ahora. Yo sí que estoy muerto jaja.
Me parecía muy ambicioso por su parte intentar sacar algo de María esa última noche, estando ella super cansada y enfadada con él, pero él parecía tener sus tácticas y sus ritmos y, desde luego, no parecía que le fuera mal... ni iba a ser yo quién le desanimase a intentarlo...

Continuara

1 comentarios - Jugando con fuego 9

juanchirini
Mandale gas que quiero q Edu se la.coja hasta que aparescan las manos de Perón