Carnaval. Nada más copado que hacerse una escapada a Gualeguaychú. Más copada la idea todavía si vas con tu esposa, su primo y la esposa de él. Los cuatro en mi auto, hotel previamente reservado, todo fantástico.
Claro que todo es normal, excepto que, como ustedes saben, mi esposa Mariana y su primo Ezequiel son amantes hace años.
Ya en pleno viaje, Roxana, la esposa de Ezequiel, pide parar en una estación de servicio para cargar agua para el mate. Paramos, cargamos agua, compramos algunas galletitas y seguimos. Pero al momento de subirnos al auto, Ezequiel pide ir atrás con Mariana y que Roxana se quede conmigo de acompañante. El rubor en las mejillas de mi esposa fueron la pista de que eso se iba a descontrolar.
Seguimos viaje, Roxana me cebaba mate mientras charlábamos los cuatro, pero yo podía ver por el espejo retrovisor cómo Ezequiel y Mariana intercambiaban miradas, risitas y algunas caricias intentas también.
Llegamos al hotel, descansamos todos un rato y de ahí al corsódromo. Pura fiesta, birra a full, sambando hasta tarde, hasta que Mariana dijo que se moría de sueño y quería volver al hotel. Volvimos los cuatro juntos.
Apenas entramos a la habitación, Mariana se bañó y se metió en la cama. Yo me puse a hacerle caricias sugerentes pero me dijo que estaba cansada y se iba a dormir. Y así fue, nos dormimos los dos.
No sé cuánto tiempo pasó, hasta que siento un ruido, como un golpeteo suave, pero constante. Abro apenas los ojos y veo a Mariana desnuda, parada, doblada apoyándose en una mesa de la habitación, y atrás de ella, desnudo, aferrándose a la cadera de ella y moviéndose como un animal, su primo Ezequiel dándole una cogida tremenda. Ese era el golpeteo, con cada embestida de Ezequiel la mesa golpeaba contra la pared empapelada.
No sabía qué hacer. Me quedé muy quiero y entrecerré los ojos lo más que pude para que no se note que estaba despierto, pero pudiendo ver todo. De más está decirles que mi pija se puso como una piedra en un segundo.
Miro bien a Mariana y veo que se mordía una mano para no gritar y tenía los ojos en blanco del placer. Así estuvieron un buen rato, ella recibiendo y él dándole como poseído. Después Mariana lo empuja fuerte con el culo, lo agarra por los hombros y lo obliga a acostarse en el piso, boca arriba. Ella enseguida se le subió arriba y empezó a cabalgarlo con todo. Era una danza hermosa, salvaje. La cabeza de mi pija empezó a mojarse incontrolablemente. Veía su cadera moverse, sus tetas siendo chupadas y manoseadas por su primo, y su cabeza tirada para atrás, signo inconfundible del placer que estaba sintiendo.
Lo cabalgó y lo cabalgó, metiéndose toda la pija de su primo hasta el fondo, hasta que empezó a sacudirse y a temblar, y él levantó su cadera para penetrarla más, mientras los dos acababan al mismo tiempo y se miraban. mordiéndose los labios para no gritar.
Cuando terminaron, se abrazaron y comenzaron a besarse y acariciarse, y así estuvieron piel con piel casi una hora más. Yo, con un movimiento casi imperceptible llevé una mano hacia mi pija, que seguía como una piedra, y apenas la toqué con la punta de mis dedos, explotó en un tremendo chorro de leche caliente que me mojó todo el short que tenía puesto.
Seguí quieto, haciéndome el dormido, hasta que el primo de mi esposa se levantó, agarró su ropa y se fue. Ella, así, desnuda y cogida, se metió en la cama. Apenas se acostó me abrazó y, como hace siempre al acostarse cuando está caliente, llevó sus manos hacia mi pija y notó enseguida mi leche chorreando entre mis piernas. Yo abrí los ojos y ella me miró sorprendida, seria, con los ojos muy abiertos. Le sonreí con cara pícara, tranquilizadora. Ella sonrió también, me besó y me dijo al oído: "¿Te gustó?"
Claro que todo es normal, excepto que, como ustedes saben, mi esposa Mariana y su primo Ezequiel son amantes hace años.
Ya en pleno viaje, Roxana, la esposa de Ezequiel, pide parar en una estación de servicio para cargar agua para el mate. Paramos, cargamos agua, compramos algunas galletitas y seguimos. Pero al momento de subirnos al auto, Ezequiel pide ir atrás con Mariana y que Roxana se quede conmigo de acompañante. El rubor en las mejillas de mi esposa fueron la pista de que eso se iba a descontrolar.
Seguimos viaje, Roxana me cebaba mate mientras charlábamos los cuatro, pero yo podía ver por el espejo retrovisor cómo Ezequiel y Mariana intercambiaban miradas, risitas y algunas caricias intentas también.
Llegamos al hotel, descansamos todos un rato y de ahí al corsódromo. Pura fiesta, birra a full, sambando hasta tarde, hasta que Mariana dijo que se moría de sueño y quería volver al hotel. Volvimos los cuatro juntos.
Apenas entramos a la habitación, Mariana se bañó y se metió en la cama. Yo me puse a hacerle caricias sugerentes pero me dijo que estaba cansada y se iba a dormir. Y así fue, nos dormimos los dos.
No sé cuánto tiempo pasó, hasta que siento un ruido, como un golpeteo suave, pero constante. Abro apenas los ojos y veo a Mariana desnuda, parada, doblada apoyándose en una mesa de la habitación, y atrás de ella, desnudo, aferrándose a la cadera de ella y moviéndose como un animal, su primo Ezequiel dándole una cogida tremenda. Ese era el golpeteo, con cada embestida de Ezequiel la mesa golpeaba contra la pared empapelada.
No sabía qué hacer. Me quedé muy quiero y entrecerré los ojos lo más que pude para que no se note que estaba despierto, pero pudiendo ver todo. De más está decirles que mi pija se puso como una piedra en un segundo.
Miro bien a Mariana y veo que se mordía una mano para no gritar y tenía los ojos en blanco del placer. Así estuvieron un buen rato, ella recibiendo y él dándole como poseído. Después Mariana lo empuja fuerte con el culo, lo agarra por los hombros y lo obliga a acostarse en el piso, boca arriba. Ella enseguida se le subió arriba y empezó a cabalgarlo con todo. Era una danza hermosa, salvaje. La cabeza de mi pija empezó a mojarse incontrolablemente. Veía su cadera moverse, sus tetas siendo chupadas y manoseadas por su primo, y su cabeza tirada para atrás, signo inconfundible del placer que estaba sintiendo.
Lo cabalgó y lo cabalgó, metiéndose toda la pija de su primo hasta el fondo, hasta que empezó a sacudirse y a temblar, y él levantó su cadera para penetrarla más, mientras los dos acababan al mismo tiempo y se miraban. mordiéndose los labios para no gritar.
Cuando terminaron, se abrazaron y comenzaron a besarse y acariciarse, y así estuvieron piel con piel casi una hora más. Yo, con un movimiento casi imperceptible llevé una mano hacia mi pija, que seguía como una piedra, y apenas la toqué con la punta de mis dedos, explotó en un tremendo chorro de leche caliente que me mojó todo el short que tenía puesto.
Seguí quieto, haciéndome el dormido, hasta que el primo de mi esposa se levantó, agarró su ropa y se fue. Ella, así, desnuda y cogida, se metió en la cama. Apenas se acostó me abrazó y, como hace siempre al acostarse cuando está caliente, llevó sus manos hacia mi pija y notó enseguida mi leche chorreando entre mis piernas. Yo abrí los ojos y ella me miró sorprendida, seria, con los ojos muy abiertos. Le sonreí con cara pícara, tranquilizadora. Ella sonrió también, me besó y me dijo al oído: "¿Te gustó?"
15 comentarios - Mi esposa y su primo cogen mientras yo duermo
el mio es éste. https://join.skype.com/invite/whzhOzEtzox8