Benito se encogió de hombros mirando a mi madre, la respuesta de su hija no dejaba dudas, todos aprobaron la decisión de Alba y se marcharon comentando la rápida decisión de la chica.
Jorge estaba tan sorprendido como todos pero disimuló y aparentó que efectivamente era idea suya, con gran habilidad en seguida tomó la iniciativa.
- Bueno, Alba me encanta que te quedes con nosotros y con Manu claro, y he pensado organizaros la tarde, esta noche os voy a invitar a cenar y no una cena cualquiera y además iréis vosotros solos, es una pequeña muestra de gratitud a Manu por todo lo que hace por nosotros.
- Pero yo sólo llevo esta ropa, no había previsto quedarme.
- Nada, no te preocupes se dé un sitio que no hace falta ir demasiado mudados, tiene un ambiente íntimo y con música en directo, les llamaré reservando mesa y luego os vais a tomar lo que queráis, ¿vale?
- Te lo agradezco Jorge, pero me gustaría que fuéramos todos, mi tía también se merece un rato de distracción.
- No, nada de eso yo estoy recién parida y debo descansar y Manuel es demasiado pequeño, esta será una noche para vosotros dos.
Ante la insistencia de mis tíos nos fuimos a cenar, como me había adelantado mi tío al salir me puso en la mano un fajo de billetes, no los conté pero tenían un buen tacto, un taxi nos llevó al restaurante, ya nos tenían una mesa reservada en primera fila del escenario, la sorpresa fue que al salir los músicos eran unos de los preferidos de Alba, la chica se emocionó al verlos y me abrazó de alegría, después de presentarse empezaron la actuación, realmente eran muy buenos y el público se deshacía aplaudiendo.
En un momento que el camarero nos estaba retirando los platos para servirnos el siguiente le pasé una nota, al rato cuando ya habíamos terminado de cenar los músicos callaron, se apagaron las luces y varios focos giraron y alumbraron la mesa donde estábamos.
- Señoras y señores, esta balada se la dedicamos especialmente a la fan más bonita que tenemos, les presento a ¡Alba!
Mi chica se quedó alucinada mientras todo el local aplaudía, yo estaba agradecido por la dedicatoria, solamente les había pedido una canción que sabía que le gustaba a Alba pero aquello era especial.
Mi chica me abrazó y me besó mientras el público chillaba y aplaudía, estaba emocionada y feliz, cuando salimos todos nos saludaban y nos felicitaban, no era corriente que hicieran esta clase de detalles con sus fans.
Fuimos a una zona de bares de copas, estuvimos recorriendo algunos, había un gentío tremendo y en alguno nos reconocían por la canción, para Alba era como un sueño.
Al llegar de vuelta a casa me costaba encontrar la cerradura, Alba me cogió la mano y entre los dos pudimos abrir, en la casa había un silencio total, solamente una tenue luz en la habitación de mis tíos, el leve rumor de las chupadas de Manuel nos indicaron que estaba tomando una ración de teta.
La cama no era muy ancha pero nos sobraba, Alba colocó su ropa meticulosamente sobre una silla y no se preocupó de más, cuando me acosté yo estaba esperándome desnuda sobre la cama deseosa de abrazarme y hacerme el amor, los besos que me dedicó no me dejaban en duda, nos sentíamos unidos por algo más que el sexo, estuvimos mucho rato acariciándonos y besándonos antes de que me pidiera que la penetrara, lo hice despacio, saboreando cada segundo, nuestros cuerpos reaccionaba con cada estímulo, cambiábamos de postura solamente para gozar de todas la maneras posibles ofreciéndole al otro el máximo de lo suyo.
Lo hicimos varias veces en la noche, procuramos que los gemidos de los orgasmos no se oyeran en la habitación de Ana y cuando nos levantamos a la mañana siguiente mi tía nos miró de reojo, por nuestras ojeras se adivinaba la tempestad de sexo que había estallado en nuestra habitación.
- Hola buenos días, ¿habéis dormido bien? oh! que tonta soy ¿habéis dormido?
Alba se acurrucó entre mis brazos, sin decir nada lo dijo todo.
- Hemos pensado una cosa si queréis, después de mamar Manuel lo visto y os lo lleváis un rato a pasear en el cochecito, así le dará el sol un poco ¿qué os parece?
A mí me gustó pero a Alba le entusiasmó y al poco rato ya estábamos en la calle empujando el cochecito de Manuel, bajo la sombrilla estaba hermoso, sonrojado y alegre.
Cuando encontramos un parque nos sentamos en la terraza de un bar a la sombra de unos árboles frondosos, mientras nos traían unas bebidas refrescante Alba mecía a Manuel, la gente pasaba y miraba con curiosidad al niño y lo comentaban entre ellos.
- ¡Oh! que niño tan precioso, no me digas que has sido padre Manu, y no me han dicho nada.
Me fijé quien me lo decía, era una señora joven, muy elegante y que no reconocí al estar con el sol a su espalda, no obstante me levanté al oír mi nombre, la reconocí enseguida era Merche, la madre de Asun.
- Hola Merche no, no he sido padre jajaja, es mi primo recién nacido ¡ah! te presento a Alba, estamos tomando algo mientras paseamos a Manuel, Alba esta guapa señora es Merche, trabaja en la Secretaría de la universidad y me ha ayudado mucho en todo.
Las dos mujeres se besaron cariñosamente sin dejar de observarse meticulosamente.
- Un día de estos pesaré por la universidad, tengo que informarme del nuevo curso.
- Cuando quieras, te atenderé encantada como mereces, ya te extrañaba, le he preguntado a Asun mucho por ti.
- Gracias, yo también tenía ganas de veros.
Se despidió haciéndole una caricia a Manuel, Alba me preguntó sutilmente por Merche, le expliqué lo que había hecho por mí y también las ayudas mutuas con su hija Asun, a Alba le quedó claro que habían sido ayudas especiales.
Cuando volvimos a casa Jorge nos anunció que había pedido un catering para comer en casa, nos lo traerían de un restaurante que le habían recomendado, entre Alba y yo montamos la mesa grande del salón, Ana sacó la vajilla y la cristalería de las grandes ocasiones y cuando trajeron la comida parecía un banquete.
La tertulia fue larga, mi tío no dejaba de contar anécdotas de sus viajes y nos reíamos a carcajada limpia, yo también contaba cosas que me habían pasado, las que se podían contar, claro y ya tarde salimos a ver una película de estreno en el cine.
Por la noche cenamos un sándwich, Ana ya estaba en bata cambiando a Manuel, mi tío preparando la maleta para tres días fuera y pronto nos acostamos.
En la oscuridad de la habitación estaba callado, a mi lado Alba se abrazaba a mí, su cara apoyada en mi cuello mirándome mientras con el dedo hacía rizos en el vello de mi pecho.
- ¡Qué callado estás, ¿en qué piensas?
- En que soy muy feliz y que me gustaría seguir estándolo.
- Yo también estoy muy feliz contigo.
- Pues si estamos los dos felices ¿porqué no seguimos estándolo siempre, Alba quieres que seamos pareja? Me gustas mucho y creo que te quiero.
- Mmm Manu, cuanto tiempo esperando que me lo pidieras, yo también te quiero y más que te querré.
- Pero sabes que soy mucho más joven que tú.
- Claro que lo sé tonto, y sé que ahora debes dedicarte a tus estudios y sé que tengo que esperarte hasta que seas un poco más mayor y aunque te lleve unos años no importará, siempre te querré.
- ¿De verdad me esperarás? Siempre he pensado que era un crío a tu lado.
- Y yo una viejecita, mmm que pareja más rara ¿no crees? jajaja.
Alba quiso demostrar lo viejecita que era y subió de un salto sobre mí, dejó sobre mi cara sus tetas duras, sólo tuve que abrir la boca y caer un pezón dentro, a partir de ese momento se desató una batalla entre risas y gritos, estábamos contentos, ya éramos pareja y ahora nos buscábamos, en cualquier rincón de la piel nos besábamos o mordíamos o lamíamos, estuvimos follando como locos, aunque oímos ruidos en la cocina seguimos sin importarnos nada, queríamos que todo el mundo supiera que nos amábamos.
Por la mañana nos levantamos tarde, Jorge ya se había ido temprano y le había encargado a Ana que se despidiera por él, mi tía estaba sentada en la cama dándole la teta a Manuel y nos sentamos a su lado.
- Qué bonito es ver dar de mamar a un niño, ¿a ti te gusta, Manu?
- Es una de la escena más bella que se pueden ver, es una maravilla de la naturaleza.
- Siempre me ha atraído ver como maman los bebés.
- Es admirable ver cómo le han crecido las tetas a Ana, antes las tenía como mi madre.
- Pues si a mí me crecen tanto…
- Mmm, no te preocupes mamaré yo también.
- Vaya con el goloso de mi sobrino, seguro que le gustará.
- A mí siempre me abría gustado probar.
- ¿De verdad Alba que te gustaría mamar?
- Si, aunque no me atrevería a pedirlo nunca.
- Pues no te preocupes cuando termine Manuel te puedo dar ese gusto.
- ¿Lo harías por mí? Me encantaría, de verdad.
Ana notó que Manuel se había dormido con el pezón en la boquita, ya no chupaba y lo dejó en la cuna, limpió cuidadosamente los pezones y abrió la bata hasta la cintura, se sacudió el pecho y las dos tetas oscilaron quedándose completamente libres hinchadas de leche con las venas visibles y los pezones brillando, estaba irresistible.
Alba esperó a que le indicara cómo se podía poner y Ana la colocó como me había puesto a mí, la recostó sobre sus piernas y le puso entre los labios un pezón, la chica probó las gotas que salían pero Ana apretó y un chorrito salió entre los labios de Alba, los abrió y mi tía se los llenó de teta.
La garganta de Alba indicaba que tragaba la leche que chupaba, lo hacía con tranquilidad, le había gustado y no tenía prisa en dejarlo.
Ana puso una mano sobre el pecho de Alba, las tetas de la chica de notaban bajo el fino sujetador, notó como los pezones de Alba también estaban duros y fue despasando la camisa hasta que estuvo abierta del todo, Alba retiró el brazo para dejar que siguiera y Ana le soltó el cierre del sujetador, la bonita prenda saltó dejando las dos tetas flotando duras, me miró y me invitó a que las chupara a la vez.
Mientras Alba seguía engullendo leche de Ana yo lamía los pezones de Alba, los metí en la boca como ella hacía con mi tía, chupábamos al unísono, cuando Alba tuvo bastante mi tía dijo.
- Da gusto veros mamar a los dos, a mí también me gustaría mamar si pudiera.
Alba no respondió pero me hizo subir a la cama mientras me abría el cinturón, cuando me bajó los pantalones pasó la mano bajo el bóxer y sacó la polla casi dura, Ana estiró hacia abajo la prenda sacándola por los pies.
Alba sujetándola vertical le ofreció a Ana mi polla para que mamara de ella, después de lamer todo alrededor se la metió entre los labios saboreando el capullo luego se lo tragó, se notaba su lengua apretar el glande contra su paladar, Alba se tumbó a su lado y con la cara en mi muslo observaba como entraba mi polla en la boca de Ana.
Mi tía no era egoísta y quiso compartir aquel manjar y se lo pasó a Alba, con lentitud fue repitiendo la que había hecho Ana, entre las dos fueron intercambiando mi falo.
- ¿Te gusta la leche de Manu?
- Es lo primero que probé y desde entonces casi siempre lo hago pero tú primero por favor.
- Ana sonrió y empezó a chupar mientras Alba meneaba el tronco con más rapidez.
- Por favor no te la acabes.
Ana dijo que si con la cabeza sin sacarla de la boca, después de los primeros chorros cumplió su palabra y se la pasó a Alba que terminó de tragar la leche que salía a golpes, las dos quedaron pegadas a la verga cuando aún lánguidamente manaba el resto de semen tronco abajo.
- ¡Ah!, ¿sabes una cosa Ana?
- Que estaba deliciosa esta leche, más espesa que la mía pero con más sabor.
- Si, por supuesto, pero te voy a dar una noticia muy importante, eres la primera persona que vas a saber que Manu me ha pedido que sea su novia.
Ana se levantó de momento y riendo se abrazó a Alba y luego se inclino sobre mí y me beso en la boca.
- Me encanta saberlo, me hacéis muy feliz, estaba preocupada porque con lo tímido que es Manu no se atrevía a decirlo, yo lo intuía, se notaba al veros juntos, me alegro mucho, enhorabuena sois una pareja ideal.
Mi tía buscó en el tocador y le regaló a Alba un anillo.
- Toma Alba de parte de Manu, imagino que no habrá tenido tiempo de hacerlo pero esto te lo regalo en su nombre.
La chica se lo puso, curiosamente le estaba justo en el dedo, luego le dio un beso a mi tía y luego otro a mí, Ana sonreía feliz mientras Alba me buscaba la lengua con la suya.
Acompañe a Alba a la estación, cuando llegara buscaría a su padre en la consulta.
El tren estaba en el andén y le acompañé hasta que fue la hora, por la vía de al lado llegó otro convoy lleno de gente.
Cuando el jefe de estación dio la salida un pitido anunció que arrancaba, desde la ventanilla Alba me lanzaba un beso son los labios sacados.
Al pasar por el andén contiguo me crucé con Vicenta.
- Hola Don Juan ¿qué haces por aquí?, bueno ya lo sé, te he visto como despedías a la chica.
- Hola Vicenta, Alba se ha vuelto para el pueblo, Ah! el otro día me dieron una nota tuya.
- Si, ya me lo ha dicho mi padre.
- ¿Tu padre?
- Si el revisor que te la dio es mi padre, me dijo que le gustaste mucho.
- Pues no lo había imaginado, le habría dado algún recado más para ti.
- No hizo falta, mi padre me conoce mucho y enseguida supo que habíamos estado juntos, sabe que tengo buen gusto.
- Y yo también, ya tengo tu teléfono, te llamaré cuando tenga un rato libre.
- Me encantará, y a mi amiga la de la tienda de lencería también, me ha preguntado muchas veces por ti, sospecho que le gustaría que nos reuniéramos una tarde en su casa los tres, claro.
- Mmm, me encanta el plan pero ¿no seréis demasiado para mí?
- Jajaja, no creo conociéndote será al revés, no podremos contigo las dos.
- Jajaja, me gustará verlo.
- Lo verás si quieres.
- Bueno, me alegro de verte, ya te llamaré.
- Adiós guapo, jajaja.
Cuando llegué a casa Ana estaba lavando la ropita del Manuel, su físico iba recuperando su forma inicial, los kilos de más iban reduciéndose y la piel prestada se reducía espectacularmente, volvía a ser la chica menuda como sus hermanas, a excepción de las tetas que destacaban por su volumen.
- Hola Ana, ya estoy en casa.
- Hola Manu, me alegro que te hayas decidido con Alba, es una chica encantadora.
- Eso creo, espero no defraudarla.
- No lo harás, estate seguro además es muy comprensiva y te conoce mucho, y creo que no es celosa jajaja.
- No lo es, me ha dado muchas pruebas de eso, su padre la ha educado muy bien, opina como yo separando el amor del sexo, sé que pocas personas lo consiguen pero desaparecen muchos problemas.
Me fui a mi cuarto, estuve ordenando todo, la vida iba volviendo a su cauce, miraba la cama y recordaba las noches que había pasado con Alba, ya no era la chica ideal para acompañarme ahora era “mi chica”
Al momento recibí una llamada de un número desconocido, con curiosidad contesté.
- Hola… ¡dígame!
- Hola Manu soy Ricardo, perdona que te moleste pero no podía esperar.
- ¿Ha pasado algo?
- Claro que ha pasado algo y bueno, me he decidido y le he pedido a Julia ser su pareja, y ha dicho que SI, ¿qué te parece? Estoy entusiasmado, es la primera vez que voy a tener pareja, hasta ahora siempre me han buscado por mi polla, pero Julia es diferente, es una mujer de una pieza y me tiene enamorado.
- Pues yo también tengo una noticia pero no la quiero dar aún, esperaré hasta estar ahí con vosotros.
- Jajaja, ¿no me digas que tú también has dado un paso adelante?
- ¿Cómo lo has sabido?
- No era difícil, se te notaba mucho y cuando llegó Alba con su padre lo llevaba en la cara, de todas formas te guardaré el secreto, tranquilo.
- Gracias Ricardo, eres un buen amigo, ¿lo tuyo lo puedo decir?
- ¿A quién?
- A mi tía Ana, le gustará saberlo.
- Bueno, díselo pero que no lo comente con nadie, ya lo hará público Julia, un abrazo Manu.
- Hasta pronto Ricardo.
Salí como un cohete de mi cuarto buscando a Ana, la encontré agachada frente a la lavadora metiendo ropa, la cogí por detrás y con una teta en cada mano le dije.
- Noticias frescas, ¿adivina que novedad hay?
- Que susto Manu, se me va a cortar la leche, ¿qué ha pasado, buena o mala noticia?
- Creo que te va a gustar, pero me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie.
- Te lo prometo, dime.
- ¡Hay otro compromiso en la familia!
- ¿Cómo otro, el de Clara ya lo sé y el tuyo también, ha sido Cris?
- No, frío frío, ha sido Julia esta vez.
- ¿Julia, y con quién?
- ¿Te acuerdas de Ricardo el camarero?
- ¿Ricardo el de la…?
- Si, Ricardo ¿es que ya te había dicho algo Julia?´
- Bueno algo me habían contado de sus “cualidades”.
- Pues sí, parece que la relación iba a más y tu hermana le ha dicho si.
- Pues me alegro, le voy a llamar para felicitarla.
- Noooo, te he dicho que no podías decir nada a nadie, lo has prometido.
- Y a mi marido ¿tampoco?
- Uff, Ana me lo pones difícil, pero vale a Jorge sí, pero a nadie más, ¿entiendes? Ya te lo dirá Julia.
- Y ahora ¿qué te parece si me dejas seguir lavando?, me tienes cogidas las tetas y noto tu polla entre las nalgas, así no se puede hacer nada.
- Oh! perdona, ha sido un reflejo sin querer.
- Si no me quejo, precisamente estaba muy a gusto notando como me separabas los cachetes del culo al engordar la polla, si quieres déjala ahí.
- Que sensibilidad Ana, pues imagina yo que notaba el calor de tu coño y la humedad de la leche en las manos.
- Ya tengo ganas de que puedas meterla por donde quieras, no sé si podre aguantar tanto tiempo.
- Pero ¿te ha dicho algo Mónica la ginecóloga?
- Me dijo que debía guardar un tiempo prudencial pero no me dijo cuánto.
- Claro, se te deben curar los puntos de la vagina.
- ¿Qué puntos, si no me ha dado puntos?
- De verdad, pues me alegro mucho, estaba sufriendo por si te dolía.
- De eso nada, ven a mi habitación y mírame como estoy.
Dejó el delantal en la cocina y me llevó a la habitación abrió la ventana de par en par para que hubiera luz y se tumbó en la cama desabrochándose la bata que llevaba.
Llevaba unas bragas blancas de algodón que le llegaban a la cintura, se las quitó y las arrojó lejos abriéndose las piernas casi a 90º
- Uf qué lata de bragas ya tengo ganas de ponerme unas pequeñas como me gustan mi… y a ti, mira bien como tengo los bajos.
- Metí literalmente la cabeza entre sus muslos, el coño estaba sólo un poco irritado pero la vagina como ella decía no tenía puntos y había recuperado el tamaño original.
- ¿Cómo lo ves Manu?
- Pues sin entender mucho lo veo bastante bien por fuera, los labios están bien como antes, el clítoris impresionante y la vagina un poco roja pero de tamaño normal pero esto lo debería ver la doctora.
- No puedo esperar Manu y la mejor forma de averiguarlo es probar, si me hace daño paramos ¿vale?
- Ana no seas impulsiva, es mejor que te lo diga Mónica.
- ¡Que sabrá Mónica si mi coño ya está para follar, con las ganas que tengo no puede ser malo, lo dicho prepárate Manu.
Con muchas reservas me quité la ropa, mi tía con las piernas de par en par me esperaba impaciente, tuvo que cogerme la polla y animarla porque no alcanzaba la erección necesaria y cuando lo consiguió se abrió los labios como si no los tuviera bastante separados.
Me incline sobre ella y apoye el glande sobre su vagina, Ana deseosa de tenerla dentro me rodeó con sus brazos y tiró de mí, cuando vi la expresión de su cara me separé un poco, apenas había entrado el capullo cuando hizo un gesto de dolor, tuvo que rendirse a la evidencia y conformarse, me dolió a mí casi más que a ella, la veía tan ilusionada que volví a acercarme pero sin llegar a meterla pasé sobre el clítoris rozándolo rodeado por los labios, notaba que a Ana le sabía a poco pero cuando una erección levanto su botón tan sensible se olvidó por un momento y me acompañó en los vaivenes.
Debía estar muy caliente porque no tardó mucho en abrazarme y entre jadeos y gemidos se corrió violentamente.
Esperé a que se calmara para levantarme, aunque no descargaba mi cuerpo sobre ella no quería forzar su vientre.
- Ana me voy a correr, ¿donde lo quieres?
- Me gustaría en el coño, ya lo sabes.
- No Ana, sería peligroso pero me gustaría que mezcláramos la leche de los dos.
- Buena idea, sube.
Subí sobre su estómago, le puse la polla en el canalillo y Ana apretó las dos tetas sobre ella, con la presión los pezones empezaron a manar hilos de leche sobre el capullo que resbalaba entre ellos, cuando me vacié un charco de leche materna lubricaba el recorrido, mi semen se mezcló formando una crema blanca.
- Manu estoy pensando una cosa, mientras Jorge está fuera me gustaría que te acostaras conmigo, me gusta sentirte cerca de mí.
No me pareció mal, cuando me acosté y noté el calor de Ana a mi lado sentí por primera vez lo que era tener una pareja, ya no era buscar el calor de su cuerpo para acariciarlo y darle el máximo placer a la vez que esperas su generosa reciprocidad, ahora era también disfrutar de su compañía, su complicidad para dar felicidad con el mero hecho de sentir su presencia.
A Ana pereció pasarle algo parecido, ya no nos buscábamos con la intención de coger mi polla y ávidamente comérsela o meterla entre sus piernas, simplemente nos abrazábamos estando callados solo sintiendo la respiración de cada uno, yo sabía que Ana estaba allí conmigo y yo estaba en su cama invitado por ella y no era por unas horas, era para toda la noche y la próxima y las que fuera menester, si nos abrazábamos las manos no iban a las tetas o al coño directamente, ahora podían pasar sobre su estómago un buen rato o sobre su pecho sin rozar sus tetas, sólo acompañándola en su respiración sosegada.
Ana sentía lo mismo, estaba un buen rato pegada a mí acariciando con su mano mi pelo y aunque sus tetas me rozaban no lo hacía para excitarme, estuvimos muchas horas despiertos, a veces era Manuel quien nos sacaba del ensueño, mientras Ana se incorporaba y sacaba la teta para el bebé yo preparaba el pañal para cambiarlo y que durmiera feliz.
Cuando Manuel dejaba de chupar me ofrecía sus tetas para que terminara de vaciarlas pues se le hinchaban excesivamente, yo le mamaba hasta quedar dormido también con el pezón en la boca, me despertaban sus manos acariciando mi cara.
Por la mañana me dijo que había llamado Mónica la ginecóloga para hacerle una revisión y me pidió que le acompañara, estuve cambiando a Manuel, su madre acabó de vestirlo y cuando acabó se vistió ella, vi que ya no se ponía las bragas de algodón, volvía a ponerse la que más le gustaban de encaje y me las enseñó, en el sujetador lo intentó pero por más que quiso no le cabían, tuvo que desistir y ponerse el de mamá, se colocó unas gasas en los pezones para que no mancharse el vestido, aunque yo le había vaciado de leche las dos tetas, cuando se vistió se probó por curiosidad el vestido de premamá, nos reímos un rato pues era gracioso ver como había menguado en tan poco tiempo.
Por la calle la gente nos miraba con disimulo, yo empujando el cochecito del niño y Ana cogida a mi brazo, ya se había puesto tacones y pisaba fuerte.
Mónica nos hizo pasar enseguida, nos saludó cariñosamente y pasó a reconocer a Ana, yo sentado frente a la mesa esperaba controlando a mi primo.
Cuando se sentaron las dos Mónica le dijo.
- Muy bien Ana, estás estupendamente, es curioso cómo te has repuesto, se nota que te cuidan bien, ya pronto podrás hacer vida normal.
Ana se acercó y con voz baja le preguntó.
- Mónica ¿y sexo, cuándo puedo tener sexo?
La médica en tono también bajo le contestó.
- Mira Ana tu cuerpo ha tenido un cambio importante, estás de maravilla pero no estaría de más dar un poco de tiempo si es que puedes esperar.
- Pero Mónica es que estoy desesperada, tengo unas ganas terribles de hacer el amor.
- Bueno, lo cierto es que tu vagina está normal ya, yo de ti lo intentaría con cuidado (y alzando la voz continuo) eso sí, que tu… marido sea cuidadoso y considerado, sin brusquedades y que no eyacule dentro de ti, no olvides que aunque difícil no es imposible que te quedaras preñada otra vez.
- En eso no hay problema, es muy cariñoso y lo hace muy bien, por eso estoy deseando tenerlo dentro.
- Muy bien pero que no te haga penetraciones muy profundas, ¿tiene la polla muy grande?
- Pues más que grande la tiene gruesa, me llena toda y cuando hacemos sexo anal me viene justo aguantarla dentro.
- Ahora no es conveniente el sexo anal, podrían haber infecciones, es mejor que te le meta por la vagina, ¿en qué posición te gusta más?
- A mí en todas sobre todo por detrás a lo perrito, la noto más honda.
- Pues precisamente ahora no es conveniente por ese motivo, es mejor que te subas sobre él y que te metas la polla hasta que notes molestias, así tampoco presionas las tetas llenas de leche, veo que las tienes llenas, es conveniente que te saques leche si te sobra.
- Ya lo hace, me las deja vacías después de que mi hijo se sacia.
- Te voy a decir un secreto, me gustaría tener un… marido como el tuyo, a mí también me gusta mucho follar.
Mientras las dos mujeres hablaban yo disimulaba mirando un cartel con el aparato reproductor femenino en sección, sabía que hablaban con segunda intención pero sabía que si las miraba me sonrojaría.
Cuando salimos de la consulta Ana se cogió con más fuerza a mi brazo libre y me dijo al oído.
- Manu vamos a casa, tenemos un asunto pendiente que resolver ¿has escuchado a Mónica? Vamos a follar.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
Jorge estaba tan sorprendido como todos pero disimuló y aparentó que efectivamente era idea suya, con gran habilidad en seguida tomó la iniciativa.
- Bueno, Alba me encanta que te quedes con nosotros y con Manu claro, y he pensado organizaros la tarde, esta noche os voy a invitar a cenar y no una cena cualquiera y además iréis vosotros solos, es una pequeña muestra de gratitud a Manu por todo lo que hace por nosotros.
- Pero yo sólo llevo esta ropa, no había previsto quedarme.
- Nada, no te preocupes se dé un sitio que no hace falta ir demasiado mudados, tiene un ambiente íntimo y con música en directo, les llamaré reservando mesa y luego os vais a tomar lo que queráis, ¿vale?
- Te lo agradezco Jorge, pero me gustaría que fuéramos todos, mi tía también se merece un rato de distracción.
- No, nada de eso yo estoy recién parida y debo descansar y Manuel es demasiado pequeño, esta será una noche para vosotros dos.
Ante la insistencia de mis tíos nos fuimos a cenar, como me había adelantado mi tío al salir me puso en la mano un fajo de billetes, no los conté pero tenían un buen tacto, un taxi nos llevó al restaurante, ya nos tenían una mesa reservada en primera fila del escenario, la sorpresa fue que al salir los músicos eran unos de los preferidos de Alba, la chica se emocionó al verlos y me abrazó de alegría, después de presentarse empezaron la actuación, realmente eran muy buenos y el público se deshacía aplaudiendo.
En un momento que el camarero nos estaba retirando los platos para servirnos el siguiente le pasé una nota, al rato cuando ya habíamos terminado de cenar los músicos callaron, se apagaron las luces y varios focos giraron y alumbraron la mesa donde estábamos.
- Señoras y señores, esta balada se la dedicamos especialmente a la fan más bonita que tenemos, les presento a ¡Alba!
Mi chica se quedó alucinada mientras todo el local aplaudía, yo estaba agradecido por la dedicatoria, solamente les había pedido una canción que sabía que le gustaba a Alba pero aquello era especial.
Mi chica me abrazó y me besó mientras el público chillaba y aplaudía, estaba emocionada y feliz, cuando salimos todos nos saludaban y nos felicitaban, no era corriente que hicieran esta clase de detalles con sus fans.
Fuimos a una zona de bares de copas, estuvimos recorriendo algunos, había un gentío tremendo y en alguno nos reconocían por la canción, para Alba era como un sueño.
Al llegar de vuelta a casa me costaba encontrar la cerradura, Alba me cogió la mano y entre los dos pudimos abrir, en la casa había un silencio total, solamente una tenue luz en la habitación de mis tíos, el leve rumor de las chupadas de Manuel nos indicaron que estaba tomando una ración de teta.
La cama no era muy ancha pero nos sobraba, Alba colocó su ropa meticulosamente sobre una silla y no se preocupó de más, cuando me acosté yo estaba esperándome desnuda sobre la cama deseosa de abrazarme y hacerme el amor, los besos que me dedicó no me dejaban en duda, nos sentíamos unidos por algo más que el sexo, estuvimos mucho rato acariciándonos y besándonos antes de que me pidiera que la penetrara, lo hice despacio, saboreando cada segundo, nuestros cuerpos reaccionaba con cada estímulo, cambiábamos de postura solamente para gozar de todas la maneras posibles ofreciéndole al otro el máximo de lo suyo.
Lo hicimos varias veces en la noche, procuramos que los gemidos de los orgasmos no se oyeran en la habitación de Ana y cuando nos levantamos a la mañana siguiente mi tía nos miró de reojo, por nuestras ojeras se adivinaba la tempestad de sexo que había estallado en nuestra habitación.
- Hola buenos días, ¿habéis dormido bien? oh! que tonta soy ¿habéis dormido?
Alba se acurrucó entre mis brazos, sin decir nada lo dijo todo.
- Hemos pensado una cosa si queréis, después de mamar Manuel lo visto y os lo lleváis un rato a pasear en el cochecito, así le dará el sol un poco ¿qué os parece?
A mí me gustó pero a Alba le entusiasmó y al poco rato ya estábamos en la calle empujando el cochecito de Manuel, bajo la sombrilla estaba hermoso, sonrojado y alegre.
Cuando encontramos un parque nos sentamos en la terraza de un bar a la sombra de unos árboles frondosos, mientras nos traían unas bebidas refrescante Alba mecía a Manuel, la gente pasaba y miraba con curiosidad al niño y lo comentaban entre ellos.
- ¡Oh! que niño tan precioso, no me digas que has sido padre Manu, y no me han dicho nada.
Me fijé quien me lo decía, era una señora joven, muy elegante y que no reconocí al estar con el sol a su espalda, no obstante me levanté al oír mi nombre, la reconocí enseguida era Merche, la madre de Asun.
- Hola Merche no, no he sido padre jajaja, es mi primo recién nacido ¡ah! te presento a Alba, estamos tomando algo mientras paseamos a Manuel, Alba esta guapa señora es Merche, trabaja en la Secretaría de la universidad y me ha ayudado mucho en todo.
Las dos mujeres se besaron cariñosamente sin dejar de observarse meticulosamente.
- Un día de estos pesaré por la universidad, tengo que informarme del nuevo curso.
- Cuando quieras, te atenderé encantada como mereces, ya te extrañaba, le he preguntado a Asun mucho por ti.
- Gracias, yo también tenía ganas de veros.
Se despidió haciéndole una caricia a Manuel, Alba me preguntó sutilmente por Merche, le expliqué lo que había hecho por mí y también las ayudas mutuas con su hija Asun, a Alba le quedó claro que habían sido ayudas especiales.
Cuando volvimos a casa Jorge nos anunció que había pedido un catering para comer en casa, nos lo traerían de un restaurante que le habían recomendado, entre Alba y yo montamos la mesa grande del salón, Ana sacó la vajilla y la cristalería de las grandes ocasiones y cuando trajeron la comida parecía un banquete.
La tertulia fue larga, mi tío no dejaba de contar anécdotas de sus viajes y nos reíamos a carcajada limpia, yo también contaba cosas que me habían pasado, las que se podían contar, claro y ya tarde salimos a ver una película de estreno en el cine.
Por la noche cenamos un sándwich, Ana ya estaba en bata cambiando a Manuel, mi tío preparando la maleta para tres días fuera y pronto nos acostamos.
En la oscuridad de la habitación estaba callado, a mi lado Alba se abrazaba a mí, su cara apoyada en mi cuello mirándome mientras con el dedo hacía rizos en el vello de mi pecho.
- ¡Qué callado estás, ¿en qué piensas?
- En que soy muy feliz y que me gustaría seguir estándolo.
- Yo también estoy muy feliz contigo.
- Pues si estamos los dos felices ¿porqué no seguimos estándolo siempre, Alba quieres que seamos pareja? Me gustas mucho y creo que te quiero.
- Mmm Manu, cuanto tiempo esperando que me lo pidieras, yo también te quiero y más que te querré.
- Pero sabes que soy mucho más joven que tú.
- Claro que lo sé tonto, y sé que ahora debes dedicarte a tus estudios y sé que tengo que esperarte hasta que seas un poco más mayor y aunque te lleve unos años no importará, siempre te querré.
- ¿De verdad me esperarás? Siempre he pensado que era un crío a tu lado.
- Y yo una viejecita, mmm que pareja más rara ¿no crees? jajaja.
Alba quiso demostrar lo viejecita que era y subió de un salto sobre mí, dejó sobre mi cara sus tetas duras, sólo tuve que abrir la boca y caer un pezón dentro, a partir de ese momento se desató una batalla entre risas y gritos, estábamos contentos, ya éramos pareja y ahora nos buscábamos, en cualquier rincón de la piel nos besábamos o mordíamos o lamíamos, estuvimos follando como locos, aunque oímos ruidos en la cocina seguimos sin importarnos nada, queríamos que todo el mundo supiera que nos amábamos.
Por la mañana nos levantamos tarde, Jorge ya se había ido temprano y le había encargado a Ana que se despidiera por él, mi tía estaba sentada en la cama dándole la teta a Manuel y nos sentamos a su lado.
- Qué bonito es ver dar de mamar a un niño, ¿a ti te gusta, Manu?
- Es una de la escena más bella que se pueden ver, es una maravilla de la naturaleza.
- Siempre me ha atraído ver como maman los bebés.
- Es admirable ver cómo le han crecido las tetas a Ana, antes las tenía como mi madre.
- Pues si a mí me crecen tanto…
- Mmm, no te preocupes mamaré yo también.
- Vaya con el goloso de mi sobrino, seguro que le gustará.
- A mí siempre me abría gustado probar.
- ¿De verdad Alba que te gustaría mamar?
- Si, aunque no me atrevería a pedirlo nunca.
- Pues no te preocupes cuando termine Manuel te puedo dar ese gusto.
- ¿Lo harías por mí? Me encantaría, de verdad.
Ana notó que Manuel se había dormido con el pezón en la boquita, ya no chupaba y lo dejó en la cuna, limpió cuidadosamente los pezones y abrió la bata hasta la cintura, se sacudió el pecho y las dos tetas oscilaron quedándose completamente libres hinchadas de leche con las venas visibles y los pezones brillando, estaba irresistible.
Alba esperó a que le indicara cómo se podía poner y Ana la colocó como me había puesto a mí, la recostó sobre sus piernas y le puso entre los labios un pezón, la chica probó las gotas que salían pero Ana apretó y un chorrito salió entre los labios de Alba, los abrió y mi tía se los llenó de teta.
La garganta de Alba indicaba que tragaba la leche que chupaba, lo hacía con tranquilidad, le había gustado y no tenía prisa en dejarlo.
Ana puso una mano sobre el pecho de Alba, las tetas de la chica de notaban bajo el fino sujetador, notó como los pezones de Alba también estaban duros y fue despasando la camisa hasta que estuvo abierta del todo, Alba retiró el brazo para dejar que siguiera y Ana le soltó el cierre del sujetador, la bonita prenda saltó dejando las dos tetas flotando duras, me miró y me invitó a que las chupara a la vez.
Mientras Alba seguía engullendo leche de Ana yo lamía los pezones de Alba, los metí en la boca como ella hacía con mi tía, chupábamos al unísono, cuando Alba tuvo bastante mi tía dijo.
- Da gusto veros mamar a los dos, a mí también me gustaría mamar si pudiera.
Alba no respondió pero me hizo subir a la cama mientras me abría el cinturón, cuando me bajó los pantalones pasó la mano bajo el bóxer y sacó la polla casi dura, Ana estiró hacia abajo la prenda sacándola por los pies.
Alba sujetándola vertical le ofreció a Ana mi polla para que mamara de ella, después de lamer todo alrededor se la metió entre los labios saboreando el capullo luego se lo tragó, se notaba su lengua apretar el glande contra su paladar, Alba se tumbó a su lado y con la cara en mi muslo observaba como entraba mi polla en la boca de Ana.
Mi tía no era egoísta y quiso compartir aquel manjar y se lo pasó a Alba, con lentitud fue repitiendo la que había hecho Ana, entre las dos fueron intercambiando mi falo.
- ¿Te gusta la leche de Manu?
- Es lo primero que probé y desde entonces casi siempre lo hago pero tú primero por favor.
- Ana sonrió y empezó a chupar mientras Alba meneaba el tronco con más rapidez.
- Por favor no te la acabes.
Ana dijo que si con la cabeza sin sacarla de la boca, después de los primeros chorros cumplió su palabra y se la pasó a Alba que terminó de tragar la leche que salía a golpes, las dos quedaron pegadas a la verga cuando aún lánguidamente manaba el resto de semen tronco abajo.
- ¡Ah!, ¿sabes una cosa Ana?
- Que estaba deliciosa esta leche, más espesa que la mía pero con más sabor.
- Si, por supuesto, pero te voy a dar una noticia muy importante, eres la primera persona que vas a saber que Manu me ha pedido que sea su novia.
Ana se levantó de momento y riendo se abrazó a Alba y luego se inclino sobre mí y me beso en la boca.
- Me encanta saberlo, me hacéis muy feliz, estaba preocupada porque con lo tímido que es Manu no se atrevía a decirlo, yo lo intuía, se notaba al veros juntos, me alegro mucho, enhorabuena sois una pareja ideal.
Mi tía buscó en el tocador y le regaló a Alba un anillo.
- Toma Alba de parte de Manu, imagino que no habrá tenido tiempo de hacerlo pero esto te lo regalo en su nombre.
La chica se lo puso, curiosamente le estaba justo en el dedo, luego le dio un beso a mi tía y luego otro a mí, Ana sonreía feliz mientras Alba me buscaba la lengua con la suya.
Acompañe a Alba a la estación, cuando llegara buscaría a su padre en la consulta.
El tren estaba en el andén y le acompañé hasta que fue la hora, por la vía de al lado llegó otro convoy lleno de gente.
Cuando el jefe de estación dio la salida un pitido anunció que arrancaba, desde la ventanilla Alba me lanzaba un beso son los labios sacados.
Al pasar por el andén contiguo me crucé con Vicenta.
- Hola Don Juan ¿qué haces por aquí?, bueno ya lo sé, te he visto como despedías a la chica.
- Hola Vicenta, Alba se ha vuelto para el pueblo, Ah! el otro día me dieron una nota tuya.
- Si, ya me lo ha dicho mi padre.
- ¿Tu padre?
- Si el revisor que te la dio es mi padre, me dijo que le gustaste mucho.
- Pues no lo había imaginado, le habría dado algún recado más para ti.
- No hizo falta, mi padre me conoce mucho y enseguida supo que habíamos estado juntos, sabe que tengo buen gusto.
- Y yo también, ya tengo tu teléfono, te llamaré cuando tenga un rato libre.
- Me encantará, y a mi amiga la de la tienda de lencería también, me ha preguntado muchas veces por ti, sospecho que le gustaría que nos reuniéramos una tarde en su casa los tres, claro.
- Mmm, me encanta el plan pero ¿no seréis demasiado para mí?
- Jajaja, no creo conociéndote será al revés, no podremos contigo las dos.
- Jajaja, me gustará verlo.
- Lo verás si quieres.
- Bueno, me alegro de verte, ya te llamaré.
- Adiós guapo, jajaja.
Cuando llegué a casa Ana estaba lavando la ropita del Manuel, su físico iba recuperando su forma inicial, los kilos de más iban reduciéndose y la piel prestada se reducía espectacularmente, volvía a ser la chica menuda como sus hermanas, a excepción de las tetas que destacaban por su volumen.
- Hola Ana, ya estoy en casa.
- Hola Manu, me alegro que te hayas decidido con Alba, es una chica encantadora.
- Eso creo, espero no defraudarla.
- No lo harás, estate seguro además es muy comprensiva y te conoce mucho, y creo que no es celosa jajaja.
- No lo es, me ha dado muchas pruebas de eso, su padre la ha educado muy bien, opina como yo separando el amor del sexo, sé que pocas personas lo consiguen pero desaparecen muchos problemas.
Me fui a mi cuarto, estuve ordenando todo, la vida iba volviendo a su cauce, miraba la cama y recordaba las noches que había pasado con Alba, ya no era la chica ideal para acompañarme ahora era “mi chica”
Al momento recibí una llamada de un número desconocido, con curiosidad contesté.
- Hola… ¡dígame!
- Hola Manu soy Ricardo, perdona que te moleste pero no podía esperar.
- ¿Ha pasado algo?
- Claro que ha pasado algo y bueno, me he decidido y le he pedido a Julia ser su pareja, y ha dicho que SI, ¿qué te parece? Estoy entusiasmado, es la primera vez que voy a tener pareja, hasta ahora siempre me han buscado por mi polla, pero Julia es diferente, es una mujer de una pieza y me tiene enamorado.
- Pues yo también tengo una noticia pero no la quiero dar aún, esperaré hasta estar ahí con vosotros.
- Jajaja, ¿no me digas que tú también has dado un paso adelante?
- ¿Cómo lo has sabido?
- No era difícil, se te notaba mucho y cuando llegó Alba con su padre lo llevaba en la cara, de todas formas te guardaré el secreto, tranquilo.
- Gracias Ricardo, eres un buen amigo, ¿lo tuyo lo puedo decir?
- ¿A quién?
- A mi tía Ana, le gustará saberlo.
- Bueno, díselo pero que no lo comente con nadie, ya lo hará público Julia, un abrazo Manu.
- Hasta pronto Ricardo.
Salí como un cohete de mi cuarto buscando a Ana, la encontré agachada frente a la lavadora metiendo ropa, la cogí por detrás y con una teta en cada mano le dije.
- Noticias frescas, ¿adivina que novedad hay?
- Que susto Manu, se me va a cortar la leche, ¿qué ha pasado, buena o mala noticia?
- Creo que te va a gustar, pero me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie.
- Te lo prometo, dime.
- ¡Hay otro compromiso en la familia!
- ¿Cómo otro, el de Clara ya lo sé y el tuyo también, ha sido Cris?
- No, frío frío, ha sido Julia esta vez.
- ¿Julia, y con quién?
- ¿Te acuerdas de Ricardo el camarero?
- ¿Ricardo el de la…?
- Si, Ricardo ¿es que ya te había dicho algo Julia?´
- Bueno algo me habían contado de sus “cualidades”.
- Pues sí, parece que la relación iba a más y tu hermana le ha dicho si.
- Pues me alegro, le voy a llamar para felicitarla.
- Noooo, te he dicho que no podías decir nada a nadie, lo has prometido.
- Y a mi marido ¿tampoco?
- Uff, Ana me lo pones difícil, pero vale a Jorge sí, pero a nadie más, ¿entiendes? Ya te lo dirá Julia.
- Y ahora ¿qué te parece si me dejas seguir lavando?, me tienes cogidas las tetas y noto tu polla entre las nalgas, así no se puede hacer nada.
- Oh! perdona, ha sido un reflejo sin querer.
- Si no me quejo, precisamente estaba muy a gusto notando como me separabas los cachetes del culo al engordar la polla, si quieres déjala ahí.
- Que sensibilidad Ana, pues imagina yo que notaba el calor de tu coño y la humedad de la leche en las manos.
- Ya tengo ganas de que puedas meterla por donde quieras, no sé si podre aguantar tanto tiempo.
- Pero ¿te ha dicho algo Mónica la ginecóloga?
- Me dijo que debía guardar un tiempo prudencial pero no me dijo cuánto.
- Claro, se te deben curar los puntos de la vagina.
- ¿Qué puntos, si no me ha dado puntos?
- De verdad, pues me alegro mucho, estaba sufriendo por si te dolía.
- De eso nada, ven a mi habitación y mírame como estoy.
Dejó el delantal en la cocina y me llevó a la habitación abrió la ventana de par en par para que hubiera luz y se tumbó en la cama desabrochándose la bata que llevaba.
Llevaba unas bragas blancas de algodón que le llegaban a la cintura, se las quitó y las arrojó lejos abriéndose las piernas casi a 90º
- Uf qué lata de bragas ya tengo ganas de ponerme unas pequeñas como me gustan mi… y a ti, mira bien como tengo los bajos.
- Metí literalmente la cabeza entre sus muslos, el coño estaba sólo un poco irritado pero la vagina como ella decía no tenía puntos y había recuperado el tamaño original.
- ¿Cómo lo ves Manu?
- Pues sin entender mucho lo veo bastante bien por fuera, los labios están bien como antes, el clítoris impresionante y la vagina un poco roja pero de tamaño normal pero esto lo debería ver la doctora.
- No puedo esperar Manu y la mejor forma de averiguarlo es probar, si me hace daño paramos ¿vale?
- Ana no seas impulsiva, es mejor que te lo diga Mónica.
- ¡Que sabrá Mónica si mi coño ya está para follar, con las ganas que tengo no puede ser malo, lo dicho prepárate Manu.
Con muchas reservas me quité la ropa, mi tía con las piernas de par en par me esperaba impaciente, tuvo que cogerme la polla y animarla porque no alcanzaba la erección necesaria y cuando lo consiguió se abrió los labios como si no los tuviera bastante separados.
Me incline sobre ella y apoye el glande sobre su vagina, Ana deseosa de tenerla dentro me rodeó con sus brazos y tiró de mí, cuando vi la expresión de su cara me separé un poco, apenas había entrado el capullo cuando hizo un gesto de dolor, tuvo que rendirse a la evidencia y conformarse, me dolió a mí casi más que a ella, la veía tan ilusionada que volví a acercarme pero sin llegar a meterla pasé sobre el clítoris rozándolo rodeado por los labios, notaba que a Ana le sabía a poco pero cuando una erección levanto su botón tan sensible se olvidó por un momento y me acompañó en los vaivenes.
Debía estar muy caliente porque no tardó mucho en abrazarme y entre jadeos y gemidos se corrió violentamente.
Esperé a que se calmara para levantarme, aunque no descargaba mi cuerpo sobre ella no quería forzar su vientre.
- Ana me voy a correr, ¿donde lo quieres?
- Me gustaría en el coño, ya lo sabes.
- No Ana, sería peligroso pero me gustaría que mezcláramos la leche de los dos.
- Buena idea, sube.
Subí sobre su estómago, le puse la polla en el canalillo y Ana apretó las dos tetas sobre ella, con la presión los pezones empezaron a manar hilos de leche sobre el capullo que resbalaba entre ellos, cuando me vacié un charco de leche materna lubricaba el recorrido, mi semen se mezcló formando una crema blanca.
- Manu estoy pensando una cosa, mientras Jorge está fuera me gustaría que te acostaras conmigo, me gusta sentirte cerca de mí.
No me pareció mal, cuando me acosté y noté el calor de Ana a mi lado sentí por primera vez lo que era tener una pareja, ya no era buscar el calor de su cuerpo para acariciarlo y darle el máximo placer a la vez que esperas su generosa reciprocidad, ahora era también disfrutar de su compañía, su complicidad para dar felicidad con el mero hecho de sentir su presencia.
A Ana pereció pasarle algo parecido, ya no nos buscábamos con la intención de coger mi polla y ávidamente comérsela o meterla entre sus piernas, simplemente nos abrazábamos estando callados solo sintiendo la respiración de cada uno, yo sabía que Ana estaba allí conmigo y yo estaba en su cama invitado por ella y no era por unas horas, era para toda la noche y la próxima y las que fuera menester, si nos abrazábamos las manos no iban a las tetas o al coño directamente, ahora podían pasar sobre su estómago un buen rato o sobre su pecho sin rozar sus tetas, sólo acompañándola en su respiración sosegada.
Ana sentía lo mismo, estaba un buen rato pegada a mí acariciando con su mano mi pelo y aunque sus tetas me rozaban no lo hacía para excitarme, estuvimos muchas horas despiertos, a veces era Manuel quien nos sacaba del ensueño, mientras Ana se incorporaba y sacaba la teta para el bebé yo preparaba el pañal para cambiarlo y que durmiera feliz.
Cuando Manuel dejaba de chupar me ofrecía sus tetas para que terminara de vaciarlas pues se le hinchaban excesivamente, yo le mamaba hasta quedar dormido también con el pezón en la boca, me despertaban sus manos acariciando mi cara.
Por la mañana me dijo que había llamado Mónica la ginecóloga para hacerle una revisión y me pidió que le acompañara, estuve cambiando a Manuel, su madre acabó de vestirlo y cuando acabó se vistió ella, vi que ya no se ponía las bragas de algodón, volvía a ponerse la que más le gustaban de encaje y me las enseñó, en el sujetador lo intentó pero por más que quiso no le cabían, tuvo que desistir y ponerse el de mamá, se colocó unas gasas en los pezones para que no mancharse el vestido, aunque yo le había vaciado de leche las dos tetas, cuando se vistió se probó por curiosidad el vestido de premamá, nos reímos un rato pues era gracioso ver como había menguado en tan poco tiempo.
Por la calle la gente nos miraba con disimulo, yo empujando el cochecito del niño y Ana cogida a mi brazo, ya se había puesto tacones y pisaba fuerte.
Mónica nos hizo pasar enseguida, nos saludó cariñosamente y pasó a reconocer a Ana, yo sentado frente a la mesa esperaba controlando a mi primo.
Cuando se sentaron las dos Mónica le dijo.
- Muy bien Ana, estás estupendamente, es curioso cómo te has repuesto, se nota que te cuidan bien, ya pronto podrás hacer vida normal.
Ana se acercó y con voz baja le preguntó.
- Mónica ¿y sexo, cuándo puedo tener sexo?
La médica en tono también bajo le contestó.
- Mira Ana tu cuerpo ha tenido un cambio importante, estás de maravilla pero no estaría de más dar un poco de tiempo si es que puedes esperar.
- Pero Mónica es que estoy desesperada, tengo unas ganas terribles de hacer el amor.
- Bueno, lo cierto es que tu vagina está normal ya, yo de ti lo intentaría con cuidado (y alzando la voz continuo) eso sí, que tu… marido sea cuidadoso y considerado, sin brusquedades y que no eyacule dentro de ti, no olvides que aunque difícil no es imposible que te quedaras preñada otra vez.
- En eso no hay problema, es muy cariñoso y lo hace muy bien, por eso estoy deseando tenerlo dentro.
- Muy bien pero que no te haga penetraciones muy profundas, ¿tiene la polla muy grande?
- Pues más que grande la tiene gruesa, me llena toda y cuando hacemos sexo anal me viene justo aguantarla dentro.
- Ahora no es conveniente el sexo anal, podrían haber infecciones, es mejor que te le meta por la vagina, ¿en qué posición te gusta más?
- A mí en todas sobre todo por detrás a lo perrito, la noto más honda.
- Pues precisamente ahora no es conveniente por ese motivo, es mejor que te subas sobre él y que te metas la polla hasta que notes molestias, así tampoco presionas las tetas llenas de leche, veo que las tienes llenas, es conveniente que te saques leche si te sobra.
- Ya lo hace, me las deja vacías después de que mi hijo se sacia.
- Te voy a decir un secreto, me gustaría tener un… marido como el tuyo, a mí también me gusta mucho follar.
Mientras las dos mujeres hablaban yo disimulaba mirando un cartel con el aparato reproductor femenino en sección, sabía que hablaban con segunda intención pero sabía que si las miraba me sonrojaría.
Cuando salimos de la consulta Ana se cogió con más fuerza a mi brazo libre y me dijo al oído.
- Manu vamos a casa, tenemos un asunto pendiente que resolver ¿has escuchado a Mónica? Vamos a follar.
Continuará.
Agradezco sus comentarios.
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