¿Cómo podía negarme a Andrea? Parte 4
(FINAL DE LA HISTORIA).
Resumen de las tres primeras partes.
Con Andrea teníamos una relación particular desde hacía varios meses. Ella era casada y solo recurría a mí para jugar un poco, que le practique sexo oral, para luego mandarme a casa caliente.
Estaba tan enamorado de ella, que seguramente se aprovechaba de ese amor que yo sentía.
Siempre hay momentos que marcan un punto de inflexión. Eso pasó en nuestro último encuentro en el jardín de la casa de Ana, en el que Andrea pidió que le haga sexo oral delante de su amiga. Y al acabar, antes de ir a lavarse, me dijo que haga lo que mismo con su amiga y que cumpla con todos sus deseos.
Lo que Andrea no sabia y yo tampoco, es que Ana, no solo se conformaría con el sexo oral y terminó teniendo sexo conmigo, haciéndome acabar adentro de ella.
Si queres podes ver la primera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3195199/Como-podia-negarme-a-Andrea-Con-fotos.html
Si queres podes ver la segunda parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3196873/Como-podia-negarme-a-Andrea-Parte-2-Con-fotos.html
Si queres podes ver la tercera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3199616/Como-podia-negarme-a-Andrea-Parte-3-con-Fotos.html
PARTE 4 - FIN DE LA HISTORIA
Luego de nuestro último encuentro, me quedó una sensación de que Andrea estaba molesta conmigo por lo que hicimos con Ana. Su frialdad en el saludo al irme, su falta de comunicación los días siguientes… no lo sé, me hacían dar mala espina.
A la semana, recibí una sorpresa, una llamada de Ana, quien me decía que la había pasado muy bien cuando fui a su casa con Andrea y que quería repetir lo que habíamos hecho.
Le contesté que hablara con Andrea, que no tendría problema. A Ana, esa respuesta no le gustó y me dijo que ella quería verme a mí solo.
-“Mirá Ana, me halagás, pero mi relación es con Andrea no con vos, si ella me pide que haga algo con vos, claro que lo haré”. Le dije.
La voz de Ana, pasó de dulce y seductora a maléfica y cruel.
-“Vos no tenes ninguna relación con Andrea, vos sos el perro que le chupa la concha. Sos el juguete con quien se entretiene y descarta. Y que encima que se vuelve con los huevos llenos de leche a su casa”. Contestó Ana. Sin duda, se había sentido rechazada.
-“…”, no supe que decir me había dejado sin palabras.
-“¿Vos pensas que yo necesito andar llamando a un hombre para tener sexo?. ¿Quién te crees que sos? Sos un pobre tipo. No sos nadie Pablito”. Siguió diciendo.
Así terminó la charla con Ana y me dejó como un trapo de piso. Porque lo ella decía, por más que me doliera, era verdad. ¿Que era yo para Andrea? Nada. No era nada, me contentaba con verla, cada encuentro para mí era mágico, pero para ella yo no era importante. Solo un instrumento. Ana tenía razón.
Pasaron muchos días y Andrea no llamaba.
Al mes, salía una tarde tranquilamente de mi trabajo y de una esquina apareció Jose, el esposo de Andrea.
El tipo me increpó con que yo estaba cogiendo con su esposa, que yo era el culpable de su separación.
Obviamente yo negué todo, pero Jose estaba como loco, decía que Ana le había contado.
Se me vino encima y me dio una paliza, de la que apenas me pude defender.
Como consecuencia de esa golpiza, mi cara quedo roja como un tomate, por las trompadas recibidas y me dolía todo el cuerpo.
Al día siguiente en el trabajo dije que me habían robado para justificar lo lamentable de mi aspecto.
Esa misma noche, antes de dormirme, ya con el piyama puesto, tocaron a la puerta de mi casa. Al atender, vaya sorpresa…. Era Andrea. Se ve que alguien le había contado del incidente con Jose.
Con timidez por mi atuendo, le abrí la puerta… al verme tan golpeado su cara se desfiguró y dijo: -“¿Esto te hizo ese animal? Que pedazo de cavernícola, no sé cómo pude estar con él tantos años”. A continuación me abrazo y se puso a llorar y de sentirla llorar a ella, como un tarado, yo también lloré. Sentía tu cuerpo tan cerca de mí que me abrazaba con fuerza.
Luego se alejó y sin que la invite a pasar, entró… Andrea era así, ella no necesita permiso. Dio una vuelta por el comedor, mientras se secaba las lagrimas y se calmaba. Miró todo a su alrededor, yo la seguía con la mirada, sin saber que buscaba y el motivo de su visita.
-“Pablito… cuando nos vimos en lo de Ana y terminaste cogiendo con ella. me enojé mucho con vos y con ella”, me dijo con firmeza. Quise interrumpirla o esgrimir alguna defensa, pero ella no me dejó.
-“Pero, después con el tiempo me di cuenta, que la turra era Ana y que ella te había forzado. Y que además yo te había ordenado que hagas lo que ella te pidiera”. Siguió diciendo.
-“También se que la huacha, te llamó para verte a mis espaldas y que vos no aceptaste sin que yo estuviera presente…”.
Yo la escuchaba y pensaba que era un alivio que ella estuviera al tanto.
Le ofrecí un café para ella y un té para mi, por los analgésicos que estaba tomando. Nos sentamos en unos sillones enfrentados y ella me contó como continuo la historia.
Luego del encuentro en la pileta y su enojó, discutió mucho con Ana y terminaron peleadas.
Ana se cortó sola y quiso seducirme y yo no acepte. Como Ana sangraba por la herida y por despecho, le contó todo lo nuestro a Jose. Tras que la relación entre ellos, no andaba nada bien, ese fue el tiro de gracia para la decisión de separarse.
Jose, necesitaba culpar a alguien y por eso vino a mí y por eso la golpiza.
Al terminar su relato, Andrea me dijo que luego de un mes de pensarlo y de extrañarme, se había dado cuenta, que nadie la había amado y querido como yo. Que el amor , respeto y admiración que yo sentía por ella, nunca nadie le había brindado y que la emocionaba que alguien sintiera algo así por ella. Y me dijo que ella quería empezar algo conmigo.
Me quedé petrificado y mientras ella se acercaba hacia mi con intenciones de besarme. No pude expresar palabras. No pude moverme. Solo esperar su llegar lento, dulce y sensual.
Fue un beso apasionado y profundo, por mi parte deseado desde casi toda mi vida, que me hizo olvidar todos los dolores que sentía en el cuerpo y que siempre recordaré hasta el último de mis días.
A continuación, sin decir nada mas, se arrodillo a mi pies. Quise detenerla, pero no pude. ¿Cómo podía negarme a Andrea?
Me bajo los pantalones del piyama, dejando libre mi pija, se la acercó a la boca y comenzó chuparla.
Yo estaba flotando en una nube esperaba despertarme de este hermoso sueño.
Así estuvo un buen rato.
Luego me dijo que me acueste en el sillón y sin dejar de mirarme se sacó la ropa, se sentó sobre mi pija y comenzó a cogerme,
Yo seguía en este trance viéndola a ella hacer todo el trabajo, como una geisha y diciéndome cosas lindas, que solo parecían ser parte de mi fantasía y no de la realidad.
Sus pechos saltaban por sus movimientos, yo la miraba desde abajo. Hasta que le pedí que se detenga, que estaba por acabar…. Ella con un sonrisa siguió y siguió, hizo como que no me escuchaba.
Hasta que un instante antes del clímax, se detuvo y como si tuviera todo calculado, me dijo: -“Quiero que al acabar me mires a los ojos y que veas a quien eternamamente has amado y con quien estarás para siempre”. Cuando finalizo de decirlo, siguió moviéndose y mi cuerpo estallo en un orgasmo intenso y explosivo.
Con Andrea, empezamos a vivir juntos desde esa misma noche.
Yo se que ella es mandona, que me lleva de las narices, que toma la mayoría de las decisiones, pero también sé que siempre la he amado, que me siento el hombre más afortunado del mundo y que ella desde ese día, empezó a amarme casi de la misma manera.
(FINAL DE LA HISTORIA).
Resumen de las tres primeras partes.
Con Andrea teníamos una relación particular desde hacía varios meses. Ella era casada y solo recurría a mí para jugar un poco, que le practique sexo oral, para luego mandarme a casa caliente.
Estaba tan enamorado de ella, que seguramente se aprovechaba de ese amor que yo sentía.
Siempre hay momentos que marcan un punto de inflexión. Eso pasó en nuestro último encuentro en el jardín de la casa de Ana, en el que Andrea pidió que le haga sexo oral delante de su amiga. Y al acabar, antes de ir a lavarse, me dijo que haga lo que mismo con su amiga y que cumpla con todos sus deseos.
Lo que Andrea no sabia y yo tampoco, es que Ana, no solo se conformaría con el sexo oral y terminó teniendo sexo conmigo, haciéndome acabar adentro de ella.
Si queres podes ver la primera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3195199/Como-podia-negarme-a-Andrea-Con-fotos.html
Si queres podes ver la segunda parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3196873/Como-podia-negarme-a-Andrea-Parte-2-Con-fotos.html
Si queres podes ver la tercera parte aquí: http://www.poringa.net/posts/relatos/3199616/Como-podia-negarme-a-Andrea-Parte-3-con-Fotos.html
PARTE 4 - FIN DE LA HISTORIA
Luego de nuestro último encuentro, me quedó una sensación de que Andrea estaba molesta conmigo por lo que hicimos con Ana. Su frialdad en el saludo al irme, su falta de comunicación los días siguientes… no lo sé, me hacían dar mala espina.
A la semana, recibí una sorpresa, una llamada de Ana, quien me decía que la había pasado muy bien cuando fui a su casa con Andrea y que quería repetir lo que habíamos hecho.
Le contesté que hablara con Andrea, que no tendría problema. A Ana, esa respuesta no le gustó y me dijo que ella quería verme a mí solo.
-“Mirá Ana, me halagás, pero mi relación es con Andrea no con vos, si ella me pide que haga algo con vos, claro que lo haré”. Le dije.
La voz de Ana, pasó de dulce y seductora a maléfica y cruel.
-“Vos no tenes ninguna relación con Andrea, vos sos el perro que le chupa la concha. Sos el juguete con quien se entretiene y descarta. Y que encima que se vuelve con los huevos llenos de leche a su casa”. Contestó Ana. Sin duda, se había sentido rechazada.
-“…”, no supe que decir me había dejado sin palabras.
-“¿Vos pensas que yo necesito andar llamando a un hombre para tener sexo?. ¿Quién te crees que sos? Sos un pobre tipo. No sos nadie Pablito”. Siguió diciendo.
Así terminó la charla con Ana y me dejó como un trapo de piso. Porque lo ella decía, por más que me doliera, era verdad. ¿Que era yo para Andrea? Nada. No era nada, me contentaba con verla, cada encuentro para mí era mágico, pero para ella yo no era importante. Solo un instrumento. Ana tenía razón.
Pasaron muchos días y Andrea no llamaba.
Al mes, salía una tarde tranquilamente de mi trabajo y de una esquina apareció Jose, el esposo de Andrea.
El tipo me increpó con que yo estaba cogiendo con su esposa, que yo era el culpable de su separación.
Obviamente yo negué todo, pero Jose estaba como loco, decía que Ana le había contado.
Se me vino encima y me dio una paliza, de la que apenas me pude defender.
Como consecuencia de esa golpiza, mi cara quedo roja como un tomate, por las trompadas recibidas y me dolía todo el cuerpo.
Al día siguiente en el trabajo dije que me habían robado para justificar lo lamentable de mi aspecto.
Esa misma noche, antes de dormirme, ya con el piyama puesto, tocaron a la puerta de mi casa. Al atender, vaya sorpresa…. Era Andrea. Se ve que alguien le había contado del incidente con Jose.
Con timidez por mi atuendo, le abrí la puerta… al verme tan golpeado su cara se desfiguró y dijo: -“¿Esto te hizo ese animal? Que pedazo de cavernícola, no sé cómo pude estar con él tantos años”. A continuación me abrazo y se puso a llorar y de sentirla llorar a ella, como un tarado, yo también lloré. Sentía tu cuerpo tan cerca de mí que me abrazaba con fuerza.
Luego se alejó y sin que la invite a pasar, entró… Andrea era así, ella no necesita permiso. Dio una vuelta por el comedor, mientras se secaba las lagrimas y se calmaba. Miró todo a su alrededor, yo la seguía con la mirada, sin saber que buscaba y el motivo de su visita.
-“Pablito… cuando nos vimos en lo de Ana y terminaste cogiendo con ella. me enojé mucho con vos y con ella”, me dijo con firmeza. Quise interrumpirla o esgrimir alguna defensa, pero ella no me dejó.
-“Pero, después con el tiempo me di cuenta, que la turra era Ana y que ella te había forzado. Y que además yo te había ordenado que hagas lo que ella te pidiera”. Siguió diciendo.
-“También se que la huacha, te llamó para verte a mis espaldas y que vos no aceptaste sin que yo estuviera presente…”.
Yo la escuchaba y pensaba que era un alivio que ella estuviera al tanto.
Le ofrecí un café para ella y un té para mi, por los analgésicos que estaba tomando. Nos sentamos en unos sillones enfrentados y ella me contó como continuo la historia.
Luego del encuentro en la pileta y su enojó, discutió mucho con Ana y terminaron peleadas.
Ana se cortó sola y quiso seducirme y yo no acepte. Como Ana sangraba por la herida y por despecho, le contó todo lo nuestro a Jose. Tras que la relación entre ellos, no andaba nada bien, ese fue el tiro de gracia para la decisión de separarse.
Jose, necesitaba culpar a alguien y por eso vino a mí y por eso la golpiza.
Al terminar su relato, Andrea me dijo que luego de un mes de pensarlo y de extrañarme, se había dado cuenta, que nadie la había amado y querido como yo. Que el amor , respeto y admiración que yo sentía por ella, nunca nadie le había brindado y que la emocionaba que alguien sintiera algo así por ella. Y me dijo que ella quería empezar algo conmigo.
Me quedé petrificado y mientras ella se acercaba hacia mi con intenciones de besarme. No pude expresar palabras. No pude moverme. Solo esperar su llegar lento, dulce y sensual.
Fue un beso apasionado y profundo, por mi parte deseado desde casi toda mi vida, que me hizo olvidar todos los dolores que sentía en el cuerpo y que siempre recordaré hasta el último de mis días.
A continuación, sin decir nada mas, se arrodillo a mi pies. Quise detenerla, pero no pude. ¿Cómo podía negarme a Andrea?
Me bajo los pantalones del piyama, dejando libre mi pija, se la acercó a la boca y comenzó chuparla.
Yo estaba flotando en una nube esperaba despertarme de este hermoso sueño.
Así estuvo un buen rato.
Luego me dijo que me acueste en el sillón y sin dejar de mirarme se sacó la ropa, se sentó sobre mi pija y comenzó a cogerme,
Yo seguía en este trance viéndola a ella hacer todo el trabajo, como una geisha y diciéndome cosas lindas, que solo parecían ser parte de mi fantasía y no de la realidad.
Sus pechos saltaban por sus movimientos, yo la miraba desde abajo. Hasta que le pedí que se detenga, que estaba por acabar…. Ella con un sonrisa siguió y siguió, hizo como que no me escuchaba.
Hasta que un instante antes del clímax, se detuvo y como si tuviera todo calculado, me dijo: -“Quiero que al acabar me mires a los ojos y que veas a quien eternamamente has amado y con quien estarás para siempre”. Cuando finalizo de decirlo, siguió moviéndose y mi cuerpo estallo en un orgasmo intenso y explosivo.
Con Andrea, empezamos a vivir juntos desde esa misma noche.
Yo se que ella es mandona, que me lleva de las narices, que toma la mayoría de las decisiones, pero también sé que siempre la he amado, que me siento el hombre más afortunado del mundo y que ella desde ese día, empezó a amarme casi de la misma manera.
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