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Prostituyendo a mi mujer

Hola a todos, aquí les traigo mi segundo relato. Como el anterior, “noche de cine”, este relato es completamente real, solo he decidido cambiar los nombres de los implicados y lugares, puesto que no tenemos intenciones de darnos a conocer. Como me sorprendió la aceptación del anterior, la buena vibra de sus puntos, los compartidos y guardados como favoritos, cosa que a Carla, mi mujer, le calentó mucho pensar que algunos de ustedes se pajearon pensando e imaginándose a ella en aquella situación. 

Aquella primera experiencia mejoró mucho nuestra relación, y no hablo solo a nivel sexual, la predisposición, el humor cotidiano, la confianza, todos los pilares de una saneada relación se fortifican, por sobre todo, porqué fue algo que buscamos, disfrutamos y nos encantó a los dos por igual, con las cosas claras, sin reproches, sin culpas. Decirlo ahora suena sencillo, pero les aseguro que los días posteriores a “noche de cine”, fue todo un descubrimiento a nuestra relación, pero como les conté anteriormente, fue para bien. 
Por ello, al poco tiempo, en noviembre, un par de meses después, mi mujer volviendo a casa luego de una cena con amigos, me dijo observando lo que veía en contiguas esquinas de la ciudad, que le calentaría mucho una noche vestirse muy sexy y prostituirse y entregarse a un desconocido y que yo la viera a la distancia como se la cojía un extraño en algún descampado por unos mangos. Claro, lo de los mangos no era por necesidad, sino para darle más sustentabilidad a su fantasía, claro está. 
La idea me dejó con la pija al palo, pero me hacía dudar un poco el tema de su seguridad, así que a diferencia de lo espontáneo de la experiencia anterior, esta vez decidimos ser más precavidos. 
No le fue fácil convencerme, creo que le llevo diez minutos en que le diera el ok a la aventura. Recuerdo que le dije que no estaba muy convencido en ese momento, yo manejaba mirando al frente sin poder dejar de maquinar en mi cabeza lo excitante de su idea… 
-Por qué papi? Me dijo haciendo trompita, si siempre me decís que soy tu putita… dejame ser también de alguien más…
Y mientras me hablaba me fue desprendiendo la bragueta, y empezó a chuparme la pija mientras conducía. Me la chupaba y pajeaba con su mano muy lentamente, en un momento saco la cabeza de su boca y la escupió, y me dijo:
-Señor, cuanto me va a pagar por esto? Con su mejor voz de puta. Casi susurrando, me miro desde mi entre pierna y agregó : - eso si!, lo que me de que sea a la vista, y en mi boca. Siguió tragándose con lujuria mi verga y casi al instante le dije, me acabo Carla! Y paro de pajearme y se quedó solo succionándome con sus labios y lengua mi glande. 
Me acabe sin más, al tiempo que me daban espasmos de placer y ella parecía chuparla más fuerte a propósito para sacarme hasta la última gota, pero por sobre todo, para sacarme el “ok” a su fantasía allí mismo, cosa que hice, no lo niego. Cuando levante la cabeza, al lado había un Audi con un veterano calvo de traje que hablaba por su celular y recién había parado en el semáforo, miró sorprendido a mi mujer que se levantaba de entre mis piernas, y la perra abrió la boca, sacó la lengua, y con el dedo se metía a su boca la leche que le caía por su mentón, no me olvido más la cara de pajero del viejo, cruce en rojo el semáforo ya que la calle estaba tranquila y el tipo quedó ahí, petrificado. 
Lo primero fue buscar y decidir el lugar. No queríamos hacerlo en la ciudad, nunca se sabe quien puede pasar por allí que pudiera identificarla, así que decidimos salir más hacia la periferia. La ruta tampoco lo considerábamos un lugar idóneo, la poca luz, la zona muy abierta que nos dejaría vulnerable a tener el control, descarte la posibilidad con más rapidez que la anterior, pero al cabo de un paseo de no más de una hora, dimos con el lugar adecuado, el parque Zorrilla. 
Un hermoso lugar arbolado de eucaliptos y pinos, un tanto agreste, con un gran lago que se ubica en el medio del predio por donde se puede caminar circunvalándolo y disfrutar de un lindo día. El parque tiene el tamaño aproximado de cuatro manzanas, al menos en esa parte, y se ubica entre medio de dos avenidas, en un extremo la Av. Roosevelt, y por el otro la Av Garmendia, ésta mucho más transitada que la anterior. 
Recorrimos en el auto el parque por adentro, tenía calles de tierra angostas que recorrían todas las direcciones del lugar. No había gente transitándolo, solo nos encontramos con un veterano paseando a su perro sobre la Av. Gramendia. En dos puntos distantes hallamos sanitarios casi derruido decorados por graffitis, lo que denotaba la poca concurrencia al lugar. A unos veinte metros de la salida hacia la Avenida Roosevelt, había un pequeño descampado de unos quince metros cuadrados flanqueado de árboles y donde el terreno estaba limpio, más allá del pasto un poco alto, pero más que aceptable, y sobre el borde interno de aquella zona, estaba uno de esos baños derruido y sin puerta, donde me escondería para verla. Creíamos tener el lugar, y al salir por la callesita que desembocaba en la avenida cercana, bingo! Había una parada de ómnibus. 
Estuvimos casi dos horas aparcados en la avenida para ver el movimiento del lugar. No había viviendas del otro lado de la calle, el arbolado continuaba unos metros más, y luego un predio parquizado y delimitado con tejido, dejaba la zona despoblada. El tránsito era bajo pero continuo. Pasaban alrededor de tres a cuatro autos por minuto. Ómnibus pasaron dos, y ninguno se detuvo en aquella parada, y menos aún vimos gente allí esperando viaje. Por lo que alrededor de las 9 de la noche, habiendo siendo precavidos por un tiempo prudencial, nos fuimos muy contentos con el lugar que habíamos encontrado, y ya estábamos ansiosos por poner nuestra fantasía en marcha. 
Decidimos hacerlo el domingo próximo, ya que viernes y sábado debido a la movida bailable habría más concurrencia en la calle y estaría más expuesta. En la semana, al salir de la oficina, pase por “la casa del policía” que quedaba a unas cuadras de mi trabajo, y compre gas pimienta con la intención de no tener que usarlo, pero con la convicción de que las cosas no se nos fueran de las manos ante un inesperado. 
Toda la semana previa, si quería coger, la muy Puta me hacía pagarle para entrar en personaje, incluso una noche tuve que ir hasta el cajero a un par de cuadras donde vivimos ya que no tenía efectivo arriba y estaba firme en no dejarse dar si no estaba la plata. El sábado antes de cumplir nuestra fantasía, con la guita que me había sacado toda la semana, fue a comprarse lencería y me dio más morbo saber que el dinero había tomado un buen destino. Medias negras autosostén con encaje, portaligas y un corpiño y tanga trasparente a tono, que me hizo parar la Pija de solo ver la ropita cuando la sacó de la bolsa, ese fue el único día de la semana que me la cojí sin pagarle, tampoco le dí opción, porque en ese momento la tire a la cama casi vejándola. 
El domingo no pudo haber amanecido mejor, cielo sin nubes, soleado, un día realmente muy caluroso. No dijimos una palabra en todo el día de lo que nos esperaba a la noche, solo miradas cómplices y sonrisas lujuriosas nos recordaban deseosos el plan pactado. Todo el día Carla me calentó usando una mini que tímidamente le dejaba ver la curvatura donde nacían sus nalgas, para colmo, sin bombacha, y a pesar de mis pesados intentos no me dejo más que tocarle la conchita para descubrir lo mojada que estaba; - no papi, me decía, hoy va a ser de un cliente, no tuya… y más al palo me dejaba. 
Llego la noche, se pintó delicadamente las uñas de los pies y las manos de un rojo pasión, yo miraba fútbol en el living, ella, en el sillón de al lado, ponía los pies sobre la mesa ratona para pintarse, me chistaba bajito y cuando miraba, abría las piernas para mostrarme su conchita rosada e hinchada de deseo, mientras que el brillo entre sus piernas, dejaba en evidencia su calentura. Se baño, se maquilló delineándose los ojos al mejor estilo asiático, se hizo un brushing y se ató el pelo en una cola alta; - para que no me moleste el pelo cuando le chupe la Pija a mi cliente papi, me decía con su voz sensual de puta fina. 
La boca roja granate, el conjunto que las ganancias de su mejor cliente de la semana le había permitido comprar, zapatos de tacos alto tipo stiletto, y se cubrió solo con una gabardina de cuero entallada por la cintura, sin ropa debajo. Cuando fue al living a desfilarme y mostrarse espléndida y exuberante, me excitó antes de verla el perfume intenso y dulzón del “pure seduction”de Victoria Secret con que había bañado su cuerpo. Se paro frente al rack de la tele y se agacho haciendo que buscaba algo sin siquiera ella saber qué. Pude verle la Concha entre abierta deseos a que la penetraran, el culo cerradito y cóncavo parecía respirar dilatándose y contrayéndose de excitación. Sintió que me pare dispuesto a meterle mano, enseguida se paro, se dio vuelta y me empujó de nuevo hacia el sillón donde estaba sentado. Como una maestra que educa a sus alumnos, y con el dedo índice hacia arriba me dijo – No!, comportarte…  
No se si fue por mi cara de desilusión o porque ella también sentía ganas de calmar la calentura que la situación le generaba, pero se agacho, me desprendió el Jean, saco mi verga dura y venosa, como la había mantenido casi todo el día, la agarró fuerte con su mano izquierda, y comenzó a pajearme suavemente mientras que sus ojos color miel, me miraban bañados de picardía, al tiempo que pasaba suave y en forma de círculos su lengua sobre mi glande, produciéndome un placentero cosquilleo que me desesperaba de placer. Quise agarrarla fuerte del pelo, y hundir mi Pija violentamente como una daga en su boca caliente hasta que hiciese arcadas por no poder respirar, pero me agarro la mano, me miro y me dijo: – no papi, me corres el maquillaje que con tanto amor me hice para mi cliente…, siguió pasándome la lenguita por la cabeza de la pija, se escupió la otra mano, y comenzó a acariciar mis huevos al tiempo que me hacía caricias con un dedo en mi culo, cosa que me calienta mucho. Sentía como en cualquier momento la iba a bañar de deseo contenido con mi semen: - - Hay Carla, me voy a acabar!, le dije, no quería arruinarle su maquillaje de un lechazo y postergar más la hora de salir a cumplir nuestra fantasía. Ahí mismo se paro y se fue a buscar su cartera, sonrió maliciosamente y me dijo: - aguántate papi, esa lechita me la voy a tomar de postre. Y me dejo ahí, con la Pija bombeando como si tuviese vida propia. 
Llegamos al lugar que habíamos previsto e hicimos un par de pasadas para corroborar que todo estuviese tranquilo como se veía. A la tercer pasada, pare el auto frente a la parada de ómnibus, y como un cafiolo le dije – tráeme plata putita! Me beso entre risas, abrió la puerta, y a medida que se iba bajando le pase por debajo de la gabardina la mano por su raja, que la sentí empapada, seguí unos 25 o 30 metros y metí de trompa el auto en un camino angosto y abandonado que se adentraba en el parque. Justo allí, podía verla entre dos eucaliptos frente a la parada, bañando su porte despampanante una solitaria columna de iluminación vial que le hacía compañía. De donde estaba hasta el descampado que habíamos previsto que consumaría el acto, había unos 20 metros, deje la puerta del auto entreabierta para apurarme a correr hacia los baños públicos abandonados de donde la observaría. 
Pasaron apenas unos minutos y un auto le hizo cambio de luces y aminoro la marcha, sin embargo siguió, y cuando pasó por atrás de donde yo estaba estacionado, pude ver que el veterano había quedado hipnotizado mirándola por el retrovisor. Falsa alarma, sentía cosquilleos nerviosos en mi estómago, mi corazón latía con fuerza, me imaginaba si así estaba yo, como estaría Carlita! 
El segundo vehículo que apareció a lo lejos, comenzó a aminorar la marcha y encendió las valizas, parece que llego el momento, se detuvo, bajó la ventanilla del acompañante, y Carla se apoyo con sus antebrazos en ella dándole conversación. De donde estaba, podía ver como se le asomaba el fantástico culo de mi mujer por debajo de la gabardina, las sombras entre las luces del vehículo, le acentuaban las piernas bien torneadas que más resaltaban sobre sus zapatos de taco. Hablo un ratito, se separó del auto, miro hacia atrás del mismo, y al ver que la calle estaba vacía, se agacho para quedar a la altura del conductor y le mostró las tetas, vi que se chupaba un dedo y lo pasaba luego suavemente por su pezón, las guardo y le tiro un besito al tiempo que el auto seguía su curso. 
Intrigado le mandé un WhatsApp, - que pasó? - nada, me dijo, estaba de menos el gordo y le dije que ya había quedado con otro cliente, que pasará en hora y media si quería, Jaja le di salida pobre, concluyó. 
La veía Caminar de brazos cruzados de un lado a otro, pensé que a medida que pasara el tiempo, más nerviosa se pondría, por lo que anhelaba que encontrara el indicado cuanto antes. Al cabo de unos minutos, un Aveo plateado paró abruptamente. De donde estaba, sentía la música que salía de adentro del auto, parecía el ritmo típico de una plena, se agacho para conversar, y vi que se tapaba la boca como riéndose. 
Al cabo de unos segundos se paró, se desató el cinto que ataba la gabardina a la altura de la cintura, y le mostró toda su humanidad desafiante. Se dio vuelta, corrió la gabardina hacia un costado, y se acerco más a la ventanilla mostrándole el culo parado y firme que siempre me enloqueció, vi que salían manos del auto y le metían mano, en un movimiento, vi que se inclino hacia adelante y abrió separando un poco las piernas, se corrió hacia la ventana trasera, y vi un tipo que sacó medio cuerpo hacia afuera, la agarro de las caderas y hundió su cabeza entre las nalgas, ella a las risas se separó, cerró la gabardina, y a las risas los despedía haciéndole adiós con la mano. Antes que pudiera escribirle, ella me escribió : - Jaja, eran cuatro pendejos que se iban de joda, no más de veinte, me manosearon toda papi! Por lo visto ella lo disfrutaba más que yo, que estaba temblando de nerviosismo. 
Cuando estaba terminando de leer el mensaje, el resplandor de una luz me alertó, era el tercer auto que paraba en menos de quince minutos. Repitió la escena agachándose para hablar con el conductor, luego vi que se soltó la gabardina y apoyo sus brazos en el techo del vehículo, Carla miraba hacia atrás que no viniera nada, y vi que el conductor se abalanzaron y le chupo rápidamente las tetas, se separó del vehículo, cerró la gabardina y se agacho siguiendo la conversación. Abrió la puerta y se subió al auto. Me baje del auto torpemente y comencé a correr hacia el lugar que me iba a esconder. Cuando pare a resguardo, sentía que mi corazón se iba a salir del pecho. Vi las luces del auto zerpenteando el camino hasta que quedaron a no más de cinco metros del lugar semi derruido donde yo estaba, que disimuladamente los espiaba por lo que en otros tiempos, de seguro hubo una banderola. Apago el auto, veía con la luz tenue del interior del vehículo, que el tipo tenía unos 45 años, canoso, con barba a tono con su pelo blanca y negro, cara angulosa y por lo que podía ver, en buena forma, brazos musculosos que se acentuaban bajo una remera negra ajustada al cuerpo. La chuponeaba a Carla con deseo, y ella se los devolvía enérgicamente, al tiempo que un movimiento en el brazo de Carla, me hacía suponer que le estaba agarrando la Pija. De repente mi mujer abrió la puerta y escuché que le dijo, pone música corazón!, se bajo del auto y le pidió que prendiera las luces de posición. Fue al frente del vehículo, y con un rock en inglés que sonaba en la radio, comenzó a bailarle y se desprendía la gabardina al tiempo que se la sacaba lentamente con movimientos sensuales, y la dejó arriba del capot. Vi que el tipo impaciente abría la puerta del auto para bajarse, - todavía no te llamé, le dijo Carla, mirame y disfruta putito… yo sentía la Pija como fierro viendo la escena, siguió bailando, se dio vuelta al ritmo de la música, puso al compás una mano encima de cada nalga, y fue agachándose mostrándole el culo abierto al tiempo que lo miraba sonriente al tipo que lo tenía a punto de explotar de la desesperación, comenzó a chuparse el dedo como si fuera una Pija, para luego correrse la tanguita y meterse delicadamente el dedo en su Concha que sabía que la debería de tener ensopada. Se paró bailando sensualmente, y se subió al capot del auto en cuatro patas, y con el dedo le hacia señas al cliente para que fuera hacia ella. El tipo se bajó y rodeo el auto, se paro atrás con la Pija afuera y dura, Carla lo miro por sobre el hombro y le dijo, - lindo, me la querés chupar? El tipo dudo un segundo y Carla agregó – dale mi amor, sos mi primer cliente de la noche, estoy limpita bebé… el tipo no dudo, le bajo la tanguita, la agarró de las caderas a una altura inmejorable y se internó en su Concha, Carla miraba hacia donde sabia que yo estaba aunque sin poder verme, con su mejor cara de puta se mordía el labio inferior en símbolo de gozo insaciable, - ah! Hay sí… chupala toda lindo! Mmmm que bien que me la chupas por dios! El tipo le habría las nalgadas para saborearla mejor – aww me mordiste la pepita bebé, que rico! Te gusta? Te gusta comerme la conchita? – si putita, estas divina, que rica que estás por dios! Decía el tipo con un tono desesperado. 
Carla tiro la mano hacia atrás, lo agarró del pelo fuerte, y sin sacar la vista de mi escondite le dijo guiándolo con la mano - ahora chupame el culo bebé…. Mmm así, que rico… pasale la lenguita putito, mmmm que rico… seguí así… te gusta cojerme el culo con la lengua??? Le preguntó y se acostó apoyando sus pechos en el capot del auto mientras que sin soltarle el pelo, con la otra mano se comenzó a refregar la Concha pajeándose y ví en su cara, ya de ojos cerrados al cabo de unos segundos, intentando ahogar apretando los labios sus gemidos. La conozco demasiado, sabía que se estaba acabando, le fascina tocarse mientras le chupan el culo. 
Se bajó del auto, lo beso mientras lo pajeaba, los dos parados, lo hizo recostarse en el capot, se agacho y empezó a chuparle la pija sin sacarle los ojos de los suyos, el tipo gimoteaba y la agarraba de la colita del pelo, - que Puta que sos! Le decía, no podes chuparla tan bien, y cada tanto, miraba nervioso el hombre hacia los costados asegurándose que nadie los veía a lo lejos, sin saber que yo, lo veía todo desde una posición privilegiada. – te gusta bebé? Le decía carla con voz de puta por lo bajo, levantó el falo y comenzó a chuparle los huevos, hasta que se los metía en la boca, los succionaba y los soltaba haciendo ruido de ventosa cuando salían de su boca… - si me encanta putita, sos el mejor chango que me he cojido guarra! 
-si? Le preguntaba desafiante Carla, no te la chupa así la mojigata de tu mujer la Pija hermosa que tenés? Y el tipo por sus gemidos sabía que hervía. No tenía nada que envidiarle a su Pija, si bien tenía buen tamaño yo me considero de buen porte, eso sí, la tenía muy gruesa y la cabeza era grande, sin avergonzarme digo que hay me superaba ampliamente. 
Carla dejó de chupársela, sacó de la cartera que la había dejado sobre el auto un forro, lo abrió y se lo puso en la boca cuidadosamente como un chicle. Lo agarró de las piernas, y sin tocarle la Pija, se lo puso integro con la boca. No daba crédito a lo que veía, cuando se volvió una Puta profesional mi mujer? No importa, pero me estaba regalando escenas que no me voy a olvidar jamás. 
Se paro, el tipo quedó recostado de pie al auto, abrió las piernas y se inclino hacia adelante, el tipo amagó a agarrarla por la cintura para embestirla, - no! Le dijo Carla, no me toques, yo me encargo… y con movimientos circulares mientras se recostada en su pelvis, fue metiéndosela sola, apoyada en sus rodillas como un futbolista para la foto. El tipo se desesperaba, y Carla jugaba con el permitiendo que metiese solo la cabezita… - no seas perra! le decía el tipo, cojela toda! Y en el momento menos pensado, se recostó a el metiéndosela hasta los huevos de una, y meciéndose hacia adelante y hacia atrás enérgicamente sentía el palmeo de sus nalgas en su pelvis… - si lindo cojeme toda! Que grande que la tenés! le decía Carla, y el tipo empezó a gimotear cada vez más alto, - no te vayas a acabar putito que la quiero en la boca, le susurraba mi mujer de una manera muy Puta que el tipo no se aguanto más – te voy a acabar! Le grito el tipo, y Carla salió rápidamente, le sacó el condón, se agachó y se la metió en la boca al tiempo que lo pajeaba con fuerza…. El tipo comenzó a gritar sutilmente y vi que Carla dejaba de pajearlo, sabía que le había tomado toda la leche… - que rica bebé! Le dijo Carla y siguió lamiéndosela hasta sacarle hasta la última gota… al igual que unas horas atrás conmigo, se escupió la mano, comenzó a acariciarle los huevos y se concentró en succionarle suavemente el glande, sabía que le iba a hacer un masaje prostático, y cuando el tipo vi que miraba al cielo y se agarraba fuerte del capot, supe que Carla estaba metiéndole un dedo en el culo mientras se la seguía chupando, que perra me dije, quiere más! Vi que al hombre se le ponía dura de nuevo. 
Carla se paro, se apoyó en el capot, levantó una pierna hacia el capot del auto también, lo miro y le dijo – cojeme la cola lindo, la quiero sentir toda adentro de mi culito… el tipo salto enérgico, le chupo el culo unos segundos mientras Carla gritaba de placer, y le dijo – cojeme por favor! Esta vez estaban tan al palo los dos, bueno, en realidad los tres, que se la metió sin condón. El tipo estaba tan desesperado, que Carla tuvo que agarrarle la Pija y ayudarlo. Vi como carla daba un saltito y ahí supe que le había entrado la cabeza… - hay por dios! Me vas a romper el culo con esa Pija papito… el tipo se la metió despacio hasta el fondo mientras Carla gemía agarrándose del limpia parabrisas, - te vas a ir bien cojido putito, le decía Carla, no vas a querer tocar a tu mujer por una semana… y el tipo parecía enloquecer cada vez que mi mujer le hablaba así, tan Puta, tan desafiante, se afirmó en sus caderas y empezó a darle con fuerza y sin compasión…. – hay, así! cojeme con ganas lindo! Le gritaba Carla, no te entrega el culo tu mujer? Y vi que el tipo empezaba a quedar rígido y a disminuir la marcha… - hay si! Llename el culo de leche papito, le decía mi mujer, y coronó con un grito de placer el tipo su segundo polvo en no más de media hora, lo que estoy seguro fue el mejor polvo que pagó. Se vistieron, el subió al auto, y Carla sacó de la cartera toallitas de bebé que llevaba consigo, espera que me voy a limpiar le dijo, y vino hacia donde yo estaba como intentando cubrirse pudorosamente de una vergüenza que no tenía. Me comió la boca con furia, se dio vuelta y se levantó la gabardina… - mira papi como me dejo mi culito el señor… me dijo con voz de adolescente… estire mi mano y le metí el índice en el culo, sin poder ver en la oscuridad , pero sintiendo el tibio semen que el desconocido le había dejado adentro recientemente. 
A los cinco minutos la levanté en la parada, nos fuimos de ahí rumbo al centro a cenar entre risas y excitación, ya que me aguante de tocarme el rato que la estuve observando. Como no podía ser menos, ella, con su arduo trabajo pagó la cena, eso si… el postre como ella me había pedido se lo dí en casa yo…  
Prostituyendo a mi mujer

Mirando tele en casa en el sofá el día después...

4 comentarios - Prostituyendo a mi mujer

mdqpablo +1
exelente relato .muy exitante nos gustaria pasar por lo mismo .pero la inseguridad es muy grande por donde vivimos
JeiPiGi +2
Si, es cierto, nos llevó un tiempo decidirnos y ubicar un lugar adecuado, y si bien fue arriesgado, hoy puedo decir que valió la pena...
mdqpablo +1
gracias por responder y la buena onda
juanchooo13 +1
Tu mujer es tremenda, quiero cogermela yo también se nota que le gusta mucho y lo hace muy bien
JeiPiGi
Gracias juancho, de eso se trata, de disfrutar de la vida y del sexo, que es gran parte de nuestra existencia. Me encantaría que te la cojas y verte, fumando un pucho y tomando un whisky...
carloskaska +2
que buen relato capo!!!!!!!!!!!!!!!!! que hermosa puta debe ser tu mujer!! saludos