¡Hola gente! Segunda parte del relato "Vacaciones Permanentes". Espero que sea de su agrado. Comenta y comparte. Si te sobran algunos puntitos, son bienvenidos. Tengo otros relatos. Si te interesan acá están. Muchas Gracias.
http://m.poringa.net/posts/relatos/3187249/Clases-Particulares.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3180489/Problemas-en-el-trabajo-I.html
http://m.poringa.net/posts/relatos/3191285/Companera-de-Facultad.html
Primera parte de este relato:
http://m.poringa.net/posts/relatos/3188747/Vacaciones-Permanentes-I.html
Vacaciones Permanentes II.
Estaba acomodando mis cosas en la habitación, cuando golpearon la puerta. Al abrir, Lucrecia entró apurada. Cerró la puerta y me bajó el pantalón. Tomó mi pene con sus manos y empezó a masturbarme. ¡Cómo extrañé tu pija! -me dijo-. Se quitó la camisa, dejando ver sus hermosos senos. Comenzó a chuparmela. Lamía mi glande y mis huevos. Se aferró a mí y tragaba mi pija hasta su garganta. Por momentos se ahogaba, pero no se detenía. La tomé de la nuca y empecé a cojer su boca. Fuí bastante rudo. Tenía muchas ganas de cojerla. La tiré boca abajo sobre mi cama. Le quité la ropa y me subí sobre ella. Introduje mi pene en su vagina. Estaba húmeda y caliente. La follé tomándola de la cintura. Embestí con fuerza su concha. Acabé pronto sobre sus glúteos y su espalda. Lucrecia se limpió y se fue. Quedé bastante sorprendido. Luego de dormir un par de horas, bajé a cenar.
Su madre me invitó a sentarme con ellas. Hablamos y reímos juntos. Después de la cena, invité a Lucrecia a caminar. Fuimos hasta el centro de la ciudad. Entramos a un bar y varios tragos después estabamos en el centro de la pista bailando. Mi cabeza daba vueltas. Volvimos al hotel de madrugada. Subimos al ascensor y apoyé mi pene contra sus muslos. Quiero cojer este hermoso culo -le dije al oido-. Estás borracho -me dijo- mejor ve a dormir.
Desayuné con Lucrecia y su madre. Luego nos fuimos a la playa. Nos alejamos del grupo y escogimos un buen lugar. ¿Me ponés protector solar? -me pidió-. Pasé la crema por su espalda, sus brazos y sus piernas. Aproveché para acariciar su cola y sus tetas. Ella sonreía. ¿Aún querés cojer mi culo? -preguntó divertida-. Me voy al mar -le dije alejandomé-. El agua estaba agradable. Ella me siguió hasta donde estaba. Jugamos con las olas un largo rato. Hasta que el agua le quitó el bikini. Se cubrió los senos con sus manos. Ayudame -me pidió-. Me acerqué, besé sus tetas y acaricié su vagina. Ella tomó mi pene. Había personas cerca, pero no nos importaba. La levanté por la cintura y la penetré. El agua nos cubría. Ella me abrazó con sus piernas. Las olas nos dificultaban el sexo. Lo dejamos para otro momento y busqué su corpiño. Lo recuperé y salimos del mar. Estábamos cansados y nos recostamos en la arena.
Al atardecer volvimos al hotel. Estaba por bañarme cuando golpearon la puerta. Tenemos que terminar -me dijo- lo que empezamos en el mar. Nos metimos a la ducha. Nos besamos con el agua tibia cayendo sobre nuestra piel. Enjaboné su cuerpo y ella el mío. Sus senos eran irresistibles. Chupé sus tetas y mordí sus pezones. Se arrodilló frente a mí y comenzó a chupar mis huevos. Luego dió un rodeo y agarró mis glúteos. Me sorprendió. Me besaba y con su lengua recorrió mi ano. Realmente me sorprendió. No es algo que me guste demasiado -le dije- prefiero hacertelo. Se detuvo y se inclinó con sus nalgas abiertas. Lamí su ano con pasión. Mi lengua y mis dedos dilataron su delucioso culo. Estaba listo para ser penetrado. Salimos de la ducha y nos recostamos sobre la cama. Precioné su ano con la punta de mi pene. Entró mi cabeza y luego el resto. Parecía dolerle un poco, aunque no se quejó. Poco a poco fuí cojiendo ese hermoso culo. Le tenía muchas ganas. Mi ritmo aumentaba como sus gemidos. Me tenté a darle unas nalgadas. Mis embestidas contra su culo dieron sus frutos. Eyaculé dentro de su ano. Realmente disfrutaba con Lucrecia.
Aún faltaban varios días de vacaciones. Y yo qué pensaba quedarme en casa...
FIN.
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Vacaciones Permanentes II.
Estaba acomodando mis cosas en la habitación, cuando golpearon la puerta. Al abrir, Lucrecia entró apurada. Cerró la puerta y me bajó el pantalón. Tomó mi pene con sus manos y empezó a masturbarme. ¡Cómo extrañé tu pija! -me dijo-. Se quitó la camisa, dejando ver sus hermosos senos. Comenzó a chuparmela. Lamía mi glande y mis huevos. Se aferró a mí y tragaba mi pija hasta su garganta. Por momentos se ahogaba, pero no se detenía. La tomé de la nuca y empecé a cojer su boca. Fuí bastante rudo. Tenía muchas ganas de cojerla. La tiré boca abajo sobre mi cama. Le quité la ropa y me subí sobre ella. Introduje mi pene en su vagina. Estaba húmeda y caliente. La follé tomándola de la cintura. Embestí con fuerza su concha. Acabé pronto sobre sus glúteos y su espalda. Lucrecia se limpió y se fue. Quedé bastante sorprendido. Luego de dormir un par de horas, bajé a cenar.
Su madre me invitó a sentarme con ellas. Hablamos y reímos juntos. Después de la cena, invité a Lucrecia a caminar. Fuimos hasta el centro de la ciudad. Entramos a un bar y varios tragos después estabamos en el centro de la pista bailando. Mi cabeza daba vueltas. Volvimos al hotel de madrugada. Subimos al ascensor y apoyé mi pene contra sus muslos. Quiero cojer este hermoso culo -le dije al oido-. Estás borracho -me dijo- mejor ve a dormir.
Desayuné con Lucrecia y su madre. Luego nos fuimos a la playa. Nos alejamos del grupo y escogimos un buen lugar. ¿Me ponés protector solar? -me pidió-. Pasé la crema por su espalda, sus brazos y sus piernas. Aproveché para acariciar su cola y sus tetas. Ella sonreía. ¿Aún querés cojer mi culo? -preguntó divertida-. Me voy al mar -le dije alejandomé-. El agua estaba agradable. Ella me siguió hasta donde estaba. Jugamos con las olas un largo rato. Hasta que el agua le quitó el bikini. Se cubrió los senos con sus manos. Ayudame -me pidió-. Me acerqué, besé sus tetas y acaricié su vagina. Ella tomó mi pene. Había personas cerca, pero no nos importaba. La levanté por la cintura y la penetré. El agua nos cubría. Ella me abrazó con sus piernas. Las olas nos dificultaban el sexo. Lo dejamos para otro momento y busqué su corpiño. Lo recuperé y salimos del mar. Estábamos cansados y nos recostamos en la arena.
Al atardecer volvimos al hotel. Estaba por bañarme cuando golpearon la puerta. Tenemos que terminar -me dijo- lo que empezamos en el mar. Nos metimos a la ducha. Nos besamos con el agua tibia cayendo sobre nuestra piel. Enjaboné su cuerpo y ella el mío. Sus senos eran irresistibles. Chupé sus tetas y mordí sus pezones. Se arrodilló frente a mí y comenzó a chupar mis huevos. Luego dió un rodeo y agarró mis glúteos. Me sorprendió. Me besaba y con su lengua recorrió mi ano. Realmente me sorprendió. No es algo que me guste demasiado -le dije- prefiero hacertelo. Se detuvo y se inclinó con sus nalgas abiertas. Lamí su ano con pasión. Mi lengua y mis dedos dilataron su delucioso culo. Estaba listo para ser penetrado. Salimos de la ducha y nos recostamos sobre la cama. Precioné su ano con la punta de mi pene. Entró mi cabeza y luego el resto. Parecía dolerle un poco, aunque no se quejó. Poco a poco fuí cojiendo ese hermoso culo. Le tenía muchas ganas. Mi ritmo aumentaba como sus gemidos. Me tenté a darle unas nalgadas. Mis embestidas contra su culo dieron sus frutos. Eyaculé dentro de su ano. Realmente disfrutaba con Lucrecia.
Aún faltaban varios días de vacaciones. Y yo qué pensaba quedarme en casa...
FIN.
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