You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Mi timidez y mis tías 18

Por la mañana mi madre se levantó pronto como siempre, y cuando estaba cambiándose para bajar al restaurante me beso en la frente, yo la abracé y la eche en mi cama a mi lado, ella protestó, no era tiempo para jugar, pero le dije al oído.
-       Mamá estoy muchos días sin gozar contigo, necesito tu calor.
No fue necesario decirle más, me quitó la ropa de encima y me bajó el pantalón de pijama, mi polla ya estaba semi dura y ella la acabó de endurecer, me lamió, me chupo y se tragó toda la leche que me salió, cuando se incorporó relamiéndose me dijo…
-       Esto solo es un anticipo, esta noche será el resto.
Le apreté una teta y le di un beso en la boca, luego la dejé ir.
Cuando salí de mi habitación me cruce con Lisa, hacía tiempo que no hablábamos con tranquilidad, estábamos uno u otro demasiado ocupados, ella solo me paró y me dijo…
-       Te tengo que contar algo, la otra noche vi a mi madre subir a hurtadillas arriba, solo llevaba un camisón cortito.
-       Uf, que fuerte, me habría gustado pillarla a mí.
-       Seguro que irías detrás y la pillarías de verdad!
-       Seguro que sí.
Nos reímos los dos, ella me apretó la polla, yo acabado de eyacular, no la tenía dura y lo notó.
-       Te encuentro flojo últimamente, te tendré que animar yo, mis amigas todo es llamarme a ver cuando hacemos una reunión todos.
-       Desde luego, aunque me gustaría más comerme este cuerpo serrano yo solo.
Le estiré del sujetador hacia adelante y las tetas se le cayeron por debajo, los pezones se le marcaron en la camiseta, me dio un bofetón cariñoso.
-       Ah! Se me olvidaba, ayer me llamó el tío Jorge, me dijo que quería hablar contigo urgente.
-       Pues vaya recado urgente Lisa, te podías haber acordado antes
-       Lo siento Manu.
Me dio un besito en los labios y se fue corriendo.
Volví a mi habitación y llame a mi tío Jorge, estaba en el trabajo, me dijo que ya no era urgente, que le había surgido un problema de pago con un cliente de Ámsterdam y tenía que ir a hablar con él, pero que había anulado la cita porque no quería dejar sola a su mujer, le dije que lo sentía mucho, pero me acababa de dar el recado mi prima Lisa, se le había olvidado, pero que ahora mismo saldría en el primer tren a su casa.
El se animó y vio la oportunidad de poder acudir a la cita todavía.
-       Si es así, creo que aún podría coger el último avión y llegaría a tiempo, es muy importante, voy a reservar el vuelo, confío contigo Manu, y gracias por todo, te traeré un regalo.
-       De nada, no hace falta que me traigas nada Jorge, sabes que lo hago con todo gusto,
Metí varias cosas en una bolsa de deporte y bajé las escaleras de dos en dos escalones, al llegar al bar le di un beso a mi madre y cogiendo dos madalenas del mostrador le dije que me iba a casa de la tía Ana un par de días para cuidarla porque Jorge tenía que viajar.
Salí disparado hacia la estación, tuve mala suerte pues el tren acababa de pasar, pero compré el billete para el próximo, dentro de una hora.
Me dispuse a pasar el tiempo como pude, me leí todos los anuncios de la sala de espera, los horarios, las tarifas, me senté y me levanté mil veces, me fijaba con las personas que poco a poco iban acudiendo, no conocí a nadie con quien hablar, ya estaba desesperado cuando el altavoz anunció la llegada del tren, salté al andén, creo que aún no se había detenido del todo cuando ya estaba subido.
Cuando llegué a la ciudad cogí un taxi, tuve suerte y lo encontré pronto pero era hora punta y tardó lo indecible en llegar, todas las calles estaban atestadas de coches.
Cuando abrí en casa de mi tía iba a llamarla desde la puerta, pero el silencio que reinaba me contuvo, estaba toda la casa en penumbra, no se oía la tele ni nada, fui buscándola por el salón, la cocina y demás habitaciones, al fin me asomé a la suya, estaba acostada, solo se le veía un poco la cabeza y el pelo, las cortinas corridas hacían un ambiente tranquilo.
Me senté en una silla y la estuve mirando, respiraba sosegadamente, me descalce y me tumbé vestido a su lado, sobre la ropa, estuve pensando un buen rato como había empezado todo, los estudios, el cambio de domicilio, la vida con mis tíos, cuando Ana se giró y me pasó un brazo por encima, abrió los ojos lentamente y me dio un beso en la mejilla.
-       Hola Manu, me alegro de que hayas venido, tenía muchas ganas de verte, como está la familia?
-       La familia está de maravilla, tus hermanas me envían recuerdos para ti y para Jorge.
-       Gracias, pero… que haces ahí? Desde cuando estás? Vas a coger frio, entra conmigo.
Ana se corrió a un lado dejándome más sitio en la cama de matrimonio, yo me quité la ropa dejándola en la silla, me quedé con el bóxer puesto, cuando Ana levantó la sabana para que entrara vi que ella no llevaba nada de ropa, me quité el bóxer también y entre.
Ana se volvió hacia mí y se acurruco sobre mi pecho, me dijo…
-       Jorge está muy agradecido porque has venido, tiene un problema grave con un cliente que no paga a la empresa, de todas formas está agobiado.
-       Sí, me contó algo, pero no le noté nada además de la preocupación del trabajo.
-       Bueno Jorge es muy equilibrado emocionalmente, pero hay algo que le afecta mucho, el sexo, antes era por su problema con la eyaculación precoz, pero ahora es por la falta de sexo.
-       Debería comprender que ahora tú no estás en plena forma.
-       Yo hago lo que puedo, le doy más mamadas que nunca, le dedico todas las caricias posibles pero le falta algo siempre.
-       Espero que tenga paciencia, siempre la ha tenido.
-       De todas formas se le nota mucho cuando está agobiado, yo siempre me he dado cuenta, cuando viene de sus viajes a veces viene relajado, es porque ha follado con alguien, yo me hago la desentendida porque sé como es, el día que vinieron mis hermanas cuando se levantó por la mañana era una persona totalmente distinta a la que se acostó.
-       Si, ya me lo contó mi madre.
-       Dices que tu madre te lo contó?
-       Sí, me lo contó todo, tenemos mucha confianza.
-       Pero todo, todo?
-       Sí me contó que se había acostado en el sofá y que tu hermana Julia le había ayudado, le había dado una mamada y luego se lo había follado.
-       Y todo eso te lo ha contado tu madre?
-       Además luego mi madre también se subió encima de él y se lo folló también, lo dejaron relajado del todo.
-       Estoy admirada y contenta por la confianza que tenéis Clara y tú, es cierto, Julia es más emprendedora y cuando ve un problema es la primera en dar soluciones, no hubo que explicarle nada, simplemente quiso ayudar, luego como vi a tu madre acariciarse la entrepierna, le invité a colaborar, imagino que le hacía falta también.
-       Mi madre es una mujer especial, yo procuro que no le falte de nada.
-       Quieres decir que también la consuelas?
-       No lo diría así, simplemente que nos damos amor en todos los sentidos.
-       No me dirás que con Julia también has estado?
-       Pues sí, claro y con Lisa también, sois una familia especial.
-       Uf, la verdad, sí que somos especiales, las cuatro, bueno las cinco.
-       Pero sois todas diferentes, Cris es una chica que tiene problemas con las parejas que encuentra, prefiere las chicas, pero no desprecia a los hombres, pero parece que yo tengo todo lo que ella buscaría en un hombre, mi madre es diferente, al cariño que nos tenemos como madre e hijo se une una ternura que traspasa la piel, los dos nos deseamos lo mejor y si eso es sexo pues no nos lo negamos, con Julia nada es igual, ella sabe lo que quiere, si quiere follar, folla, y lo hace muy bien, con Lisa fue más una represalia, era una niña pija y malcriada, quise darle una lección y a la primera la aprendió, ahora es una chica encantadora y distinta.
-       Y yo?
-       Bueno, tú eres el conjunto de todas, eres delicada, cálida, tierna, sensible, me gustaste desde siempre, aunque no había soñado llegar hasta aquí, contigo tengo toda la confianza del mundo, eres mi amiga, mi confidente, mi chica, eres la mujer que todo hombre querría para él.
-       Vaya, no me esperaba tanta sinceridad ni tanto elogio y te digo una cosa, me encanta que tengas tanto trato con todas nosotras, yo siempre he respetado tu intimidad y no he querido saber nada de tu vida privada, pero me siento muy orgullosa de que me cuentes todo, tus noches con tu profesora y las relaciones con mis hermanas, no creo que ellas sepan nada, aunque tu madre te conoce mucho y creo que sospecha algo de nosotros, aunque cree que es solo complicidad, de todas formas no le sabría nada mal.
-       No he querido contarle nada de nosotros y de mis otras tías, no por nada, pero me da un poco de reparo, tampoco quisiera herirla ni que pensara mal de mí.
-       No lo creas, y menos si se lo explicas tan bien como me lo has dicho a mí, Uy! Que patada! Dame la mano.
Ana me cogió la mano y me la puso en su vientre, me quedé asombrado, la última vez que la vi apenas tenía un poco de tripa, pero ahora parecía un melón, me pasó la mano por todo el bombo, dentro se movía algo, daba golpes y cambiaba de postura, era muy curioso, estuve un rato siguiendo al pequeñín, mi tía se me pegó a mí y me dijo al oído…
-       Te digo un secreto?, me gustaría que Manuel fuera como tú, si fuera como tú no me importaría follar con él cuando fuera mayor.
-       Eres una mujer maravillosa, y seguro que serás una madre especial, estoy muy contento de que seas mi tía.
-       Y esta tía es toda tuya, mira como me has puesto los pezones ya.
-       Ana! Pero que tetas tienes! Si te han crecido el doble o más!
-       Si, era una sorpresa que te tenía guardada y los pezones se me han oscurecido y se me han hecho más anchos y duros. Y mira el ombligo.
Después de rodearle las tetas y comprobar la dureza de los pezones le puse la mano en el ombligo, lo tenía diferente, más salido, ella que siempre había tenido el vientre plano y el ombligo muy hundido ahora era todo lo contrario, me cogió la mano y la dejó deslizarse por el vientre, la dejó sobre su pubis, estaba poblado de una gran mata de pelo, hacía tiempo que no se había depilado, se extendía por las ingles, era suave y seguía entre los labios y los muslos, se apretó contra mí, sus tetas se deformaban contra mi pecho cuando me dijo…
-       Sabes una cosa? Manuel me ha preguntado muchas veces por ti, ahora mismo te ha reconocido y le gustaría saludarte.
Me cogió la polla que descansaba entre mi muslo y el suyo, la descubrió de la piel y con el pulgar le abrió la boquita, con los dedos la mojó de saliva y se dio la vuelta, me dio la espalda y me acerco su culo en mi regazo, levantó la pierna y cogiéndome la polla se la puso en la entrada de la vagina, se hizo hacia atrás y se la metió, la oí decir…
-       Manuel ya casi te ve, métela más honda.
-       Pero Ana, no te va a perjudicar?
-       No lo creo, me dijeron que no hiciera excesos y esto no es un exceso, es lo más dulce que me puede pasar.
Me cogí a las tetas que tenía al alcance de las manos, eran una maravilla, ahora parecían a las de Julia, pero más tiernas, le fui presionando la polla, el glande que tenía metido fue progresando, con sumo cuidado iba entrando centímetro a centímetro, Ana me facilitaba la entrada con unos ligeros movimientos oscilantes de sus caderas, se iba acoplando la polla para que no lastimara a Manuel, el crío debió alegrarse de verme pues empezó a brincar dentro de Ana, fue moviéndose hacia adelante y hacia atrás, mi polla ya estaba toda dentro, ella mantenía la pierna levantada y los labios no molestaban para nada, le acaricié el clítoris, hasta eso creí que le había crecido, estaba duro y suave, el vello le llegaba hasta el culo, en menos cantidad pero rodeaba al ano, me gustó el tacto sedoso, mi tía descansaba de lado en la cama mientras recibía mi polla caliente, su cintura se arqueaba para llegar más a mí, yo me escurrí en la cama hacia abajo para que mi polla entrara más, estaba con mis piernas enredadas con las suyas, mi polla hundida al máximo y mis huevos entre sus nalgas, Ana me masajeaba con sus músculos vaginales el glande, cuando me cogió las manos y las cruzó sobre su pecho pegándolas a sus tetas sabía que se iba a correr, lo hizo en silencio casi, musitando palabras cariñosas, solo le entendí que me corriera dentro de ella, cuando llegó el calambre a mi huevos, no me contuve, simplemente me relajé, una cantidad de semen llenó su útero, imagino que Manuel lo vería, para Ana fue como un bálsamo, abrazada como estaba se durmió entre mis brazos.
Cuando pude saqué los brazos y la polla, que ya descansaba entre sus nalgas, el vello estaba todo empapado de leche mía, salí de la cama y desnudo como iba me metí en la ducha, esta vez estuve mucho rato, dejé caer el agua tibia sobre mí, estaba afectado por la conversación que había tenido con Ana, me había demostrado un gran cariño, noté la maravilla que debía ser la maternidad, me imaginé a Manuel ya de mi edad follando con Ana, le envidié, con una envidia sana, yo no tenía porqué pero lo sentía, también envidié a Jorge, la tenía todos los días junto a él y aunque follara con alguna otra seguro que estaría pensando con Ana, era una mujer especial, incluso deseé que su hijo fuera mío aunque enseguida me arrepentí, era mejor así, cuando salí pasé a la habitación a por mi ropa, Ana seguía durmiendo plácidamente, ahora casi roncaba, no me vestí y me metí otra vez a su lado, quería sentirme por unos momentos su marido.
Al entrar en la cama la vi toda desnuda de espaldas, desde su nuca hasta los talones, tenía un cuerpo menudo, pero muy armonioso, no había cambiado para nada, si acaso las caderas un poco más anchas, por el otro lado sí que era todo diferente, el rostro le había cambiado, los labios, los pómulos, las tetas eran espectaculares, ahora eran tan grandes como la que más, bueno las de Raquel eran mucho más, pero me acordé de las suyas de antes, luego volverían a su tamaño y es que eran las suyas, no tenían que ser grandes ni gordas, eran sus tetas de siempre.
Su tripa, era el mayor misterio de la naturaleza, sobre todo para mí, yo había ayudado y eso no me lo podía quitar nadie, cuando había sentido los golpes del crío dentro de Ana noté como se alegraba de sentirme cerca, ya empecé a quererlo, cuando le metí la polla a Ana, no solo quería follar con ella, quería hacerla feliz, darle placer, pero también “visitar” al peque, que me sintiera lo más cerca posible.
A pesar de que estaba en la cama, desnudo, al lado de una mujer desnuda, y que acababa de hacer el amor con ella, la polla no se inmutó, pensaba por ésta vez lo mismo que yo, estaba feliz, caída sobre mi vientre, con el capuchón puesto, me miraba a la cara, como mi mejor amiga, siempre se había portado muy bien conmigo, pero ahora mi polla estaba de mi parte, era feliz también.
No sé ni cómo ni cuándo pero me dormí, cuando me desperté fue al sentir unos labios sobre los míos, Ana se había levantado, se había puesto mi camisa y había hecho la cena, ya era de noche, tenía solo abrochado el primer botón del cuello, las tetas asomaban y el vientre estaba completamente fuera, el vello púbico escondía sus labios, me levanté soñoliento, había dormido como un bebé, tranquilo conmigo mismo.
Ana había hecho una cena rápida, 
Acababa de hablar con Jorge y le había contado que casi se había solucionado el problema, al día siguiente tenían que hacer unas gestiones en los bancos, pero que haría por venir lo antes posible y que le avisaría, preguntó por mí y se tranquilizó al saber que estaba en casa, le dijo que me cuidara mucho y le deseo buenas noches, mi tía también me dijo…
-       Se nota que ha follado.
-       Es un buen hombre, perdónalo.
-       Siempre lo hago, y ahora que es feliz, más aún, va a tener un hijo y es niño, ya no se tiene que preocupar de la corrida temprana, gracias a ti estuvo un tiempo corriéndose dos veces, la primera enseguida pero en la segunda ya aguantaba bastante, ahora se ha tranquilizado mentalmente y la primera la retrasa mucho más.
-       Me alegro por Jorge y… por ti, claro.
-       Sí, ya hace tiempo que no finjo, ahora cuando me corro es de verdad y lo hago casi siempre.
-       Ah! Y conmigo no te corres de verdad?
-       No, contigo me corro siempre.
Cuando nos sentamos en el sofá ya le había recogido la mesa a mi tía, ella me notó mas diestro en el manejo de los platos y me agradeció que incluso los fregara, se sentó en un lado y me indicó que lo hiciera con ella, al sentarse le tiraba la camisa y despasándose la se la quitó con la excusa de no arrugarla, le puse el brazo sobre su hombro y ella se vino hacia mí, estuvimos mirando la tele sin verla, solamente con los dedos nos acariciábamos la piel, estábamos sumidos en un letargo que nos hizo resbalar hasta caer inclinados sobre el sofá, la cabeza de Ana resbaló sobre mi pecho y se posó en mi vientre, aunque mi polla estaba a escasos centímetros de su cara no la toco, pero el aliento tibio que salía de su boca hizo que se fuera levantando incluso se apoyó contra su frente, yo vi como en su vientre se movía algo, le salían bultos que se desplazaban de momento, le puse la mano para que se calmara, parece que el niño me hizo caso, noté un rato el bulto bajo mi mano y luego se aflojó y desapareció.
Ana lo estaba notando y cuando se fue me dio un besito en mi capullo en agradecimiento, él también le correspondió con un golpecito en la frente.
Me debí quedar dormido pues me dio frío, sentí fresco y abrí los ojos, el frío no era de la noche, era el efecto de sacar la polla de la boca de mi tía, se había despertado hacía un momento y le dio pena ver como la tenía pequeña, arrugada y escondida, parecía un gusano, ella simplemente le descubrió el glande, la metió en su boca y esperó, en un primer momento no tuvo reacción, solo cuando con la lengua la apretaba contra el paladar fue cuando empezó a despertar, fue progresivo, longitud, grosor y dureza aumentaron en su boca hasta obligarle a tener que ir dejando que saliera, pues no había sitio para toda, ya la tenía dura cuando mi tía a gatas se tumbó sobre mí, agradecí el peso de sus tetas contra las mías, pero me preocupo la presión de su vientre sobre mí, ella estuvo poco rato pues abriendo las piernas se sentó sobre mi polla, ahora no se veía bajo la maraña de vello, pero yo notaba su clítoris rozando mis venas, el vientre siempre precedía los movimientos de mi tía, sus labios rodeaban mi tranca y mis pelos se liaban con los suyos, cuando se levantó un poco apenas se veían los labios, el vello mojado de flujo se pegaba goteando, me hizo mirar entre sus piernas, bajo la curva de su vientre la oscuridad del pelo moreno y en la sombra mi polla vertical, sin cogérmela se fue dejando caer despacio, iba recolocando su anatomía a mi polla, cuando le hizo sitio acabó de meterla del todo, me la enseño, había desaparecido toda, no se movió, solo se movían sus músculos, sentí como si me estuviera dando una mamada o una paja, me dijo que le acariciara las tetas, las miré desde abajo, me habría gustado que ya tuvieran leche y beber de ellas, apenas movía las caderas pero estaba con los ojos cerrados, concentrada, apretó los párpados.
-       Manu me corro, acaricia las tetas por favor.
Las cogí las dos, desde los lados hacia el centro, los pezones con el pulgar y el índice los giraba, las apretaba y las subía, las separaba y las estiraba, se corrió encima de mí, sentí todas las contracciones de su vagina, estuvo como una estatua, vibrando toda, cuando se calmó empezó a subir y bajar, despacio hasta notar mis palpitaciones en el glande, puso sus manos en mis tetas, también sabía darme placer en ellas, le llene el coño de leche, por la vagina le rebosaba y se salía cayendo sobre mí, cuando se dejó caer con la polla dentro aún chapoteaba de líquidos.
Pasamos la noche juntos, claro, yo feliz no quise ni tocarla, me sentía más pareja que amante, el tenerla desnuda a mi alcance me llenaba más que tener sexo con Ana, el despertar fue como yo quisiera que fuera siempre, mi tía me besó, recordé los besos que me da mi madre después de pasar la noche follando, eran de mujer ardiente pero agradecida y feliz, yo le correspondí, tardamos mucho en levantarnos, nuestros cuerpos calientes, pegados no ansiaban sexo, simplemente la compañía, el saber que estábamos allí, cuando nos levantamos nos vestimos, invité a mi tía a comer fuera, ella se apoyaba en mi brazo, con la otra mano se cogía la tripa o los riñones, parecíamos una pareja de verdad, por la tarde recibió la llamada de Jorge, volvía esta noche, todo resuelto felizmente.
Cuando se oyó la llave de la puerta estábamos esperándole para cenar, mi tía había hecho una cena especial, incluso champaña, ella un sorbito solo me advirtió, Jorge se notaba pletórico, cuando se sentó a la mesa le dio un beso a mi tía, ella por detrás de él me señalo con los dedos que había follado dos veces.
Cuando me fui a dormir mi tío se asomó a mi habitación, me dio las gracias y el regalo, unas gafas de sol de marca.
Al rato ya casi dormido, sonó mi teléfono móvil, había recibido un mensaje, era de mi madre que me mandaba una foto, la abrí y apareció en un primerísimo plano su coño abierto, bajo una nota, “Esta noche le lo has perdido, pero te lo guardo para cuando vuelvas.”
Me desperté pronto, realmente me despertó mi tía, al abrir los ojos me encontré la cara de Ana a unos centímetros de la mía, me dio un beso de despertar de los que a mí me gustan, me dijo…
-       Jorge acaba de irse a la oficina, quieres venirte a mi cama?
Yo salté de la cama y fui tras ella, me llevaba de la mano, cuando entramos en la habitación se quitó el camisón que llevaba, era cortito, apenas le tapaba las nalgas por detrás, pero por delante la barriga se lo subía, antes de subir a la cama se lo sacó por la cabeza, yo me quité el calzoncillo y entré también.
Ana tuvo el detalle de acostarse en el lado que había estado su marido, yo sentí en las sabanas de Ana el calor tibio y el olor a su suave perfume, cuando nos cubrimos con la sabana nos abrazamos estrechamente, me besó en la boca con un beso que lo decía todo, su lengua buscó la mía y las entrelazamos saboreando nuestro aliento, me di cuenta que nuestros cuerpos estaban pegados como un libro cerrado, noté que sus tetas presionaban las mías fundiéndose en un cuerpo, yo ya había sentido esta sensación, me había aplastado con tetas blandas, semi duras y duras o enormes grandes, pequeñas o solo con pezones como olivas, pero ahora era diferente, sentía latir el corazón de Ana junto al mío, lo que no había sentido nunca era un vientre duro, hinchado y voluminoso como el de Ana, se aplastaba también contra mí, la única diferencia era, que mi polla aunque dura no llegaba a rozar siguiera la entrepierna de Ana, cuando nos faltaba la respiración Ana se quedó mirando al techo, me cogió la cabeza y se la puso sobre su estomago, me dijo…
-       Escucha, vas a oír a tu primo.
Mi cabeza estaba encajada entre su vientre y sus tetas, pegué la oreja a su vientre y escuché unos latidos que parecían un burbujeo, sonaban fuertes y rápidos, Manuel debía estar al otro lado también pegado, estuve un rato, era consciente de que aquel momento quizá no se repetiría y lo saboreé, cuando volví la cara hacia la de Ana me sonreía, pero entonces por el otro oído escuche su corazón, este sonaba fuerte y claro y también acelerado, puse atención, a la altura de mis ojos crecían dos promontorios que parecían dos pasteles de nata coronados de chocolate, también pensé que esta visión también sería efímera, posiblemente cuando dejara de amamantar a Manuel volverían a su tamaño original, aunque no me despedía de chupar la leche cuando le saliera, la lengua se me salió sin pensar, le lamí el nacimiento de las tetas, ahora para mí era más importante que incluso el pezón, era como el renacer a la vida, estuve chupándole la carne dura, que aunque estando boca arriba no se aplastaban, querían cumplir su misión, aunque ahora se limitaba a dar placer a su dueña y a mí, las chupé con avaricia, cuando por último llegué a los pezones estaban tan duros que semejaban a una segunda teta, cada pezón era más grueso que una teta de las suyas de antes, mi tía con los ojos cerrados suspiraba, el pecho le subía y le bajaba empujando mi cabeza con él, me puse de rodillas, besé su ombligo, casi era como un pezón más sobre la tarta de bombo, me deslicé hacia abajo, una hilera apenas visible de vello le recorría hasta el pubis, allí se perdía en su maraña de pelo, con la lengua intenté abrirme camino, en mi paladar se me pegó uno y me hizo toser, mi tía me pidió perdón, no sé porqué, se separo los pelos en dos mitades y dejó abiertos los labios, eran de color rosado, sobre el promontorio del clítoris una leve piel lo escondía apenas, lo busqué y lo descubrí, estaba duro y sedoso, los labios morenos que me esperaban se abrían como un libro y guardaban una cueva de la que salía un calor y un olor húmedo, mi tía me susurró.
-       Manu, creo que tu primo te está llamando.
Me puse sobre mi tía, apoyando las manos en la cama a su lado, pero ella se acercó a la orilla del colchón y poniendo el culo en la misma orilla levantó las piernas, se cogió de los tobillos y me dejó el camino libre, le apunte la polla a los labios que se abrieron a mi paso, la cabeza entró suave y su vagina succionó el resto, mis huevos apoyados en su culo velludo, estaba suave como su coño, estuve metiéndole la polla lentamente, a cada metida Ana gemía y cuando la sacaba suspiraba, me llevó mis manos a sus tetas, le cogí de los pezones y los apreté, hubiese querido que manaran leche, pero aún era pronto.
Ana se soltó los tobillos, ya no tenía fuerzas, se cogí las piernas verticales, las abrí y le seguí metiendo la polla, sus tetas bailaban sobre ella, las intentó cazar y las pellizcó de los pezones, los estiraba con ardor, cuando unas convulsiones agitaron su cuerpo me acordé de lo que me había dicho, que conmigo se corría siempre, seguí metiéndola pero suavemente, no quería que fuera demasiado violento para su corazón, Manuel iría a tope.
-       Manu córrete dentro, quiero sentir tu leche, dale el biberón a tu primo.
Le seguí metiendo la polla más rápido, veía como las venas hinchadas desaparecían entre los labios de Ana, cuando noté que mis huevos ya no podían retenerme más salí de Ana, no quise llenarla de semen estando mi tío en casa y me subí a su estomago, metí mi polla entre sus tetas, ella comprendió que eso era un caso impensable no hacía mucho y apretó las dos tetas sobre mi miembro, casi no se veía más que el capullo, me moví entre la mullida piel, cuando me corrí los chorros mojaron todo el valle entre ellas, algún chorro llegó hasta su cuello y su mentón, cuando dejé de expulsar semen Ana con dos dedos repartió por sus tetas toda mi crema, se entretuvo más en los pezones, cuando acabó se lamió los dedos, luego me atrajo hacia ella y me besó, su boca sabía a mi leche, estaba rico.
Estuvimos tumbados casi abrazados hasta que nuestros corazones retornaron a su ritmo normal, le pregunté…
-       Por curiosidad, que me quisiste decir ayer con dos dedos?
-       Pues que le noté que había follado durante el viaje dos veces.
-       Ana! Como puede ser?
-       Pues porque cuando se acercó a mí para besarme el cuello le olía a un perfume y la camisa a otro.
-       Tía… que mal pensada…
-       Puede… pero luego lo confirmé, por la noche no quiso que le hiciera nada, estaba cansado, por la mañana de madrugada le saqué la polla y me la metí en la boca, estaba blanda pero pronto se puso en forma, se la estuve chupando hasta que se corrió, luego le enseñé su leche en mi boca y me la tragué, a él le gustó mucho verlo, pero lo que no le dije es que su polla sabía a su semen y al flujo vaginal de otra mujer.
-       Yo no quise correrme dentro de ti por si luego te comía el coño y notaba mi sabor.
-       Lo sé y te agradezco el gesto.
Nos levantamos bastante tarde, me duche y salí al centro, en unos grandes almacenes compré algunos regalos, a mi madre unas medias de verano para su nuevo vestido, eran grises y con costura, siempre me han encantado, a mi tía un perfume fuerte como a ella le gusta y a Lisa un lápiz de memoria para fotos y películas.
Después de comer mi tía me preparó en la maleta la ropa que me había lavado y me dispuse a volver.
-       Manu, sabes que no quisiera que te fueras, pero no soy egoísta y comprendo que quieras estar también con tu madre, estaré pensando contigo hasta que vuelvas.
-       Gracias Ana, me voy con dolor de corazón pero Jorge ya está contigo y te cuidará muy bien, yo también pensaré contigo y con Manuel.
Jorge se había ido a sacar el coche pera llevarme a la estación, mi tía se bajó la falda y dejó todo el vientre al aire, se lo besé y le dije…
-       Manuel pórtate bien, no le des trabajo a mamá.
Ana se levantó también el suéter y descubrió las dos maravillas de tetas que lucía, me las ofreció, las besé ávidamente, chupé los pezones hasta ponerlos rojos, cuando los solté mi tía me cogió la polla por encima del pantalón y me dijo…
-       Guárdamela y que te la cuiden bien mis hermanas.
Le di un último beso y me fui, bajo sonaba la bocina de el coche de Jorge.
Continuará

0 comentarios - Mi timidez y mis tías 18