Primera Parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3166521/Sexualidad-y-familia-Parte-I.html
Segunda Parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3169260/Sexualidad-y-familia-Parte-II.html
Tercera Parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3171976/Sexualidad-y-familia-Parte-III.html
(estaba esperando a terminar de escribir sobre el primer fin de semana en la quinta, pero me quedó muy largo y no estoy teniendo tiempo de escribir así que por ahora subo esto para que lo puedan ir leyendo y pronto la continuación... saludos!)
Buenas. Tanto tiempo. Me siento a escribir hoy sobre un verano muy lindo y muy loco que pasamos en familia en la quinta de mis abuelos, un campo a unas horas de la ciudad. Se organizaron entre los tíos para convocar a todos, por un fin de semana largo al campo, para charlar, comer, tirarse a la pile, tomar sol, jugar a la pelota, bueno esas cosas. Los "tíos" son tres hermanos (mi papá y sus dos hermanas), con sus respectivas parejas, y sus respectivos hijos, salvo un hijo de una de las parejas que no pudieron venir, no recuerdo por qué. Entonces eramos seis adultos, dos viejos (mis abuelos), mis tres hermanos y yo, dos primos hermanos, y una prima (cuyo hermano no habia venido). De todos ellos, de todas formas, por ahora al menos, los que me importa destacar somos nuevamente mi hermana y yo, y también a uno de mis primos, Gabriel.
La verdad, todo lo que recuerdo de ese fin de semana son las cosas que hice con mi hermana y mi primo. Del resto no tengo ni memoria. Ni la menor idea. Quizá por lo intenso de las marcas que dejaron esos eventos. Que de hecho fueron pocos, o cortos, pero verdaderamente marcaron una diferencia entre lo que venían siendo las cosas. De todas formas, debería aclarar que pasó bastante tiempo desde las cosas relatadas en la Parte III a lo que voy a contar a continuación. No sabría precisar cuánto, quizás, un año? Todas estas cosas que vengo contando pasaron hace mas de diez años así que realmente no recuerdo bien las fechas y los tiempos. Seguramente algunos de mis recuerdos estén algo alterados, quizás hasta haya olvidado alguna que otra escena de las vividas con mi hermana que me daría gusto recordar por su contenido. Pero bueno, lo que intento hacer aquí es expresarme, decir las palabras que tengo guardadas hace tanto tiempo.
Para empezar a contar lo que ahora quisiera que leyeran, voy a presentar rápidamente a mi primo. Su nombre es Gabriel, Gabi, tiene mi misma edad, en esos tiempos eramos muy amigos, ya que mi hermana era la mas chica y nadie le daba bola, y los demas eran algo mas grande y se juntaban entre ellos. Entonces quedabamos siempre nosotros dos por nuestro lado. Gabi mide más o menos lo mismo que yo, y tiene una complexión física bastante mas formada que la mía. Hacía rugby desde niño (para este momento ya eramos... adolescentes, digamos) así que su cuerpo era fornido y un poco marcado. Su piel trigeña, ojos marrones y achinados, pelo lacio... Normal. Lo describo en detalle realmente porque siempre sentí cierta atracción por él. No es que lo hubiera pensado de una manera sexual antes, en esas epocas, pero sabía que me atraía de alguna manera, que era lindo. Digo, antes, en esas epocas, porque ese fin de cambiaron, como dije, muchas cosas. Lo que yo pensaba de la familia, de mi familia, de Sabri, de Gabi, de la sexualidad, de la heterosexualidad, del incesto (ya había aprendido esa palabra, claro), de la vida entera, cambió. Pero ya llegaré a eso.
Ahora sí, y dado que no recuerdo otra cosa, voy a contar lo que fue la primera tarde, durante la siesta. Habíamos llegado la noche anterior, para abrir la casa, mi mamá, papá, mis hermanos y yo. El resto llegaba al otro día. Esa noche no pasó nada realmente, pero recuerdo dormirme con la certeza de que algo iba a pasar ese finde, lo veía en mi hermana, en sus ojos. Hacía tiempo que habíamos dejado de jugar, de espiarnos... Al menos que ella supiera, jaja. De todas formas yo había empezado a interesarme por otras mujeres, creo que ya tenía una novia (que luego, si sigo escribiendo, seguramente aparecerá en este relato), así que nos habíamos alejado un poco. Lo normal. Si es que algo entre nosotros era normal. Como decía, había sentido que algo iba a pasar... cuando entró a la habitación para dormir. Dormiríamos los cuatro hermanos juntos en el altillo (donde luego dormiríamos todos los primos) y yo ya estaba acostado en la cama y mis otros dos hermanos mirando la tele. Ella vino para acostarse, me vio y me saludó con un beso en la frente. No necesariamente tuvo esto algo de insinuante, ya que era normal que nos dieramos besos en la frente para saludarnos, pero la remera que tenía puesta me dejó ver a través de su escote, una vez se inclinó a mi, sus dos tetas, realmente mas grandes de lo que las imaginaba (aunque no enormes, sólo hermosas..), desnudas, por más que estuviera usando corpiño. Mi cerebro se dio vuelta, mas o menos. Por más que había pensado en ella (o ellas, sus tetas) de vez en cuando, no estaba preparado para ver y sentir eso. Se dio vuelta y yo miré todo el movimiento de sus caderas, y luego mi mirada directo en su culo, cubierto por la tela del jean celeste, apretado pero no mucho. Esto no era nada nuevo igual, me la pasaba mirando su culo, siempre que tenía la oportunidad. Aunque esta vez, tenía la visión de sus tetas en mi cabeza, y la verga bien dura, que se asomaba como carpa en las sabanas. Sabrina hace dos pasos hacia la cama que está al lado de la mía, y me dice que se va a acostar ahí. No sé qué tantas cosas hizo, dando vueltas por el cuarto, mientras yo la miraba con los ojos entre cerrados. Salió de la habitación un rato. Volvió a entrar. Cerró la puerta. Se acercó al placard. Y de espaldas a mí, se sacó la remera, para quedar en corpiño. Para mostrarme su espalda. Hacía tiempo no miraba su espalda, su piel, con el deseo que la miraba en ese momento. Veía las sombras de sus costillas, las curvas, la marca de su columna vertebral, la carne de su cadera, sus omóplatos abrirse y cerrarse con el movimiento de sus brazos... Estaba apreciando ese momento con toda la intensidad que podía. Claramente no era normal que ella se cambiara en frente mío, en esa intimidad. Había una sola luz, amarilla oscura digamos, de un velador, alumbrando la habitación. Hacía que su piel se viera más hermosa, mas bronceada. Que sus formas se remarquen. Pensaba que rapidamente se iba a poner alguna otra remera así que estaba disfrutando lo que podía. De todas formas, esto no sucedió. Al contrario de lo que esperaba no buscó ninguna remera, sino que la vi apoyar sus brazos por delante de su abdomen... Y escuché el ruido del cierre. Mis ojos se deben haber abierto como huevos, cuando noté que el encurvamiento de su espalda denotaba que estaba a comenzando a bajarse los pantalones. No lo podía creer, pero mi hermana se estaba desnudando en frente mio, de forma inesperada. Pronto se asomaron sus cachetes, los tremendos cachetes, los hermosos cachetes del culo de mi hermana, mi hermanita, recubiertos por un culotte negro con encaje. Enseguida me puse de costado, orientado hacia ella, e instintivamente me agarré la verga y me la apreté un poco. No me quería masturbar enfrente de ella, porque no entendía bien lo que sucedía, pero necesitaba responder a lo excitado que estaba, a la dureza de mi verga. Me quedé así como estaba, quieto, en silencio. Mi movimiento había hecho ruido con el rozar de las sábanas así que seguro se había dado cuenta que la estaba mirando. De todas maneras ella continuó, también en silencio. Luego de bajar su pantalón hasta los tobillos, rapida pero muy sensualmente, repuso su postura, y levantó una pierna para quitar el primer pie del pantalón. En ese movimiento pude apreciar toda la forma de su culo, cómo sus cachetes estaban mas grandes, mas carnosos, mas marcados. Se me vinieron enseguida un millón de recuerdos. Intentaba no respirar, ni siquiera sé por qué. Luego sacó el otro pie. Quería correr y apresarla contra el placard. Quería bajarle, arrancarle el culotte y comerle todo el culo. Quería morder sus cachetes. Quería chuparle el ano una y otra vez, saborear los jugos de su concha. Me imaginaba el sabor que tendría. Para ese momento ya me estaba masturbando lentamente. Luego... Se quitó el corpiño. Sentí que se me estaba yendo de las manos. Estaba por acabar abajo de las sabanas y aunque lo sospechaba, no sabía qué era lo que ella estaba haciendo. Levantó, de espaldas, la ropa que había quedado en el piso. Así como estaba, semi desnuda, sin taparse un poco las tetas, se giró sobre su cintura en su lugar y tiró la ropa al lado de su cama. Al girarse, noté que me miró a los ojos, mientras yo estaba mirando su teta derecha que pude ver de costado. Sentí que sonreía, pero no lo sé, mis ojos por reflejo, al captar su movimiento, habían ido directo a ver si podían ver algo de sus tetas. Y así fue. Y fue hermoso. Y yo ya estaba loco. Pero insisto, no tenía ninguna certeza. Así que ahi me quedé, mientras ella agarraba un camisón como pijama para acostarse. Se lo puso, se acercó a su cama, me dijo buenas noches mirandome a los ojos, y yo le dije buenas noches mirando para cualquier otro lado, ya que cuando terminó de cambiarse me había girado para disimular. Mi verga, durísima. Mis testículos, cargados de semen. Mi mente, llena de pensamientos, recuerdos y preguntas. Mi corazón, latiendo a mil. Y Sabri, acostada, en silencio. Sólo podía oír su respiración, profunda y tranquila. Cómo podía estar tranquila? Seguramente no había tenido ninguna intención de calentarme, me hice la cabeza yo, como un pajero. No sabía si sentirme culpable, no sabía ni qué sentir. Estaba como enojado conmigo, confuso, hiper excitado. Me decidí ir al baño para masturbarme, acabar, lavarme la cara, tomar un vaso de agua... Antes de levantarme giré el cuello para mirarla a ella, y lo que ví, me mató. Estaba ella de espaldas a mi nuevamente, de costado, a medio tapar. Con esto quiero decir que no podía ver sus piernas, ni sus brazos o cara por estar dada vuelta, pero estaba descubierta su nuca, espalda, y culo. Su posición, vegetativa. Su camisón, un poco levantado, dejando ver el borde de su culo (imaginen que lo veía como si estuviera sentada y de espaldas a mi, o sea podía ver el pliegue... bueno no sé cómo explicarlo, espero entiendan), sus dos cachetes como asomando y también la tela negra del culotte recubriendo su concha... La imaginaba bien caliente, bien húmeda, bien rica para comerla, para chuparla y tragar todo lo que tuviera para ofrecerme. Nuevamente empecé a pensar que estaba queriendo calentarme y lo confirmé cuando al escuchar el ruido de que alguien venía, que resultó ser uno de mis hermanos para dormir, rápidamente se bajó el camisón, se tapó y cambió de posición. Esta vez se puso mirando para mi lado, quedamos enfrentados. Nos miramos a los ojos por medio segundo y ella los cerró. Pude ver cómo hacía fuerza para no reirse. Mi cabeza estaba andando a mil.... Estaba re contra caliente y tuve que esperar hasta horas después, que todos estuvieran durmiendo, para ir a hacerme una paja que hizo que acabe un caudal enorme de semen.
Al otro día, todo normal, supongo.... Fui el último en despertar así que cuando bajé ya había llegado una de las hermanas de mi viejo con su marido y dos hijos, hombres, uno de ellos, Gabi. Estaban los adultos en movimiento preparando las cosas para el almuerzo, mientras los primos jugaban al futbol, creo, y mi hermana no sé dónde andaba. Ni la busqué porque estaba muy confuso sobre la noche anterior. Lo que pasó luego lo voy a saltear rapidamente, porque no importa, ya que comimos y lo importante sucedió cuando se fueron a dormir la siesta. Los adultos al menos. Mis hermanos y el hermano de Gabi se habían ido al pueblo de por allá, a hacer cosas de jóvenes. Así que estabamos Gabi, Sabrina y yo. Al menos en un principio, Sabri y yo, que después de almorzar nos habíamos quedado juntos. Cuando ya estaban todos idos (a dormir o al pueblo)- salvo Gabi aunque no lo sabíamos- fuimos a jugar a la pile. Hasta aquí nada raro, aunque yo sabía que estabamos yendo a jugar como jugabamos antes. Y de hecho así fue. Ella se fue a cambiar y volvió en un bikini azul. No me voy a detener en lo hermosa que se veía, en sus tetas, en su cintura, en su pancita, en su culo... O si... Sí, porque se veía tremenda. Porque tenía aún la calentura de anoche a pesar de haber acabado. Porque se acercaba meneando la cintura, y yo imaginaba cómo se vería su culo desde atrás. Porque se había soltado el pelo. Porque cada paso que daba yo sabía más lo que estaba por venir. Porque la parte de abajo del bikini se metía fuerte hacia adentro entre sus piernas, yo dibujaba la forma de sus labios, de su concha. Mi pija estaba endureciendose pero yo ya estaba adentro de la pileta. Simplemente la miré, flotando, esperando que se acercara. Los dos en silencio, pero sonriendonos. Se tiró de palito bien cerca mío, en la parte profunda, dando un pequeño salto, con los ojos cerrados y tapandose la nariz. Cayó tan cerca que me rozó el tobillo con su pie. Y se sumergió y quedó tan cerca de mi pelvis que fantasé que me chupara la verga ahí mismo, bajo el agua, que bajara mi short y empezara a chuparmela. Siempre fue una fantasía hacerlo bajo el agua. Claro, que no sucedió, pero salió del agua riendo, escupiendo un poco de agua, y apoyando sus manos en mis hombros, para no hundirse.... Estaba todo hecho para mí... La agarré de la cintura y la pegué a mi cuerpo. Mi verga bien, pero bien dura se acomodó entre sus piernas que rodearon mi cintura. Parecíamos novios que estaban a punto de besarse. Mirandonos bien fijo a la cara. Moviendonos un poco por las olas del agua pero también porque estábamos frotando nuestros genitales. Este momento se acabó rápidamente cuando ella vió venir caminando a lo lejos a Gabi, en malla también. Me dijo como preocupada que venía Gabi. En mi cabeza lo puteé de arriba a abajo. Me di vuelta y ahí estaba. Lo amaba pero me había cortado el chorro. De todas formas, el día de hoy le agradezco no haberse ido a dormir y haber aparecido en ese momento. Nosotros disimulamos... El se metió de bomba y bueno, ya eramos tres en la pile. Todo había terminado, yo creía. Pero no fue así. Gabi nos dijo que nos había visto en la pile, y que quiso tirarse con nosotros. Yo no sé si eso fue una indirecta, aunque tranquilamente podría haberlo sido. Cuestión que un ratito después, estabamos jugando entre los tres, creo yo de la misma manera que hubieramos jugado ella y yo solos. O no tanto, no sé, pero el juego en sí, era nadar, como que eramos tiburones y ella una presa, y nadabamos por la pile corriendola, a veces pasando entre sus pies, a veces tacleandola... No importaba, el juego consistía realmente en que estabamos Gabi y yo tocando, mordiendo, manoseando, pellizcando, hasta chupando a mi hermana a cada pasaba. Ella hacía que no le gustaba, pero era parte del juego. Era un juego claramente incestuoso entre tres. Mi hermana estaba calentandose y dejandose tocar por su primo y por su hermano. Con mi primo nos mirabamos poco y nada pero cuando lo hacíamos sonreíamos. Nos sumergíamos y jugabamos con ella, con su cuerpo. Le agarrabamos una pierna cada uno y le dabamos besos. Le agarrabamos una nalga cada uno a la vez. O la agarrabamos de pies y brazos y la meneabamos en el agua, mientras yo rozaba mi pija con su concha, y él su pija contra la cabeza de ella que se daba vuelta para gritarle y quedaba con la boca cerca. o la abrazabamos entre los dos y moviamos. Los cuerpos de los tres unidos, rozandose. Seis piernas entrelazadas. Seis brazos. Moviendose para todos lados.
Yo no sé si ellos habían hecho o hablado de esto alguna vez o algo, pero era clarísimo el juego sexual que estabamos haciendo. El agua estaba fría pero nosotros desprendíamos calor. Igual todo terminó pronto cuando empezaron a despertar los adultos porque habían llegado la ultima familia: la hermana de mi viejo, con su marido, y su hija, que era algo mayor y estaba terriblemente buena. Ojalá fuera parte de esta historia también pero honestamente ese sueño nunca se me dió. De todas formas le dediqué infinitas pajas a lo largo de mi vida, y llegué a apoyarla y manosearle un poco el culo alguna vez.
Estoy tan excitado de contar esta historia que quisiera cortar acá para ir a hacerme una paja. Pero intentaré continuar. Porque esa noche fue tremenda. Igual lo voy a contar rápido porque realmente no tengo mucho recuerdo de esto. Pero bueno, era tarde noche, los adultos preparaban la cena y los jovenes no se, por ahí dando vueltas. Gabi también estaba por ahí, no sé haciendo qué ni dónde. Pero con Sabri habíamos aprovechado para ir al altillo solos.El juego de la tarde habia sido de a tres pero necesitabamos estar solos. No fuimos con ninguna excusa en particular, simplemente subimos las escaleras juntos, ella primero. Yo le miraba el culo, en el short que se había puesto. No estaba excitado ya, ni aún, pero eso me empezó a hacer sentir cosas. Es decir, la situación ya proponía algo, no? Ahí estabamos ella y yo y no recuerdo (y ojalá lo hiciera) cómo llegamos a esto pero en un punto estabamos, y sé que suena tonto, pero estaba yo sentado en una cama, con Sabri de rodillas y tirada hacia adelante (casi como en perrito, en cuatro), con la cara hundida en el sillón, mientras yo la acariciaba lentamente. No hablabamos, no nos mirabamos.. Estabamos los dos ahi nuevamente, re calientes. Ella descalza, con un short negro con flores rojas, y una remerita corta blanca. De arriba para abajo, yo podía ver la planta de sus pies, encima de ellos su culo, su tremendo culo, que cada vez que lo nombro me vuelve loco, por arriba un poco de la piel de su cintura, la tela de la remera luego recubriendo su espalda, luego sus hombros descubiertos y la nuca. Es todo lo que veía. De todas formas me concentraba en su cintura, en su culo, en sus pies... Mis deseos eran nuevamente de arrancarle toda la ropa y cojerla, ahi, asi como estaba, en cuatro, tomandola de la cintura y penetrandola fuertemente, con su cara asi como estaba hundida en el colchón. Ya había visto suficiente pornografía como para poder imaginar una situación así con ella. Pero no me animaba. Ninguno de los dos sabía lo que hacía. Pero el calor era intenso, muy intenso. Y yo tocaba la piel de su cintura... Y rozaba con la yema de mis dedos la tela de su short, recorría la raya de su culo con la mano, agarraba una nalga... la otra con la otra mano. Ya con las dos manos sobre su cuerpo me acomodé un poco mejor para apoyar mi pelvis contra ella. Y hacerla sentir el calor y la dureza de mi pene, que se ubicó entre sus cachetes. Fue así que nos empezamos a mover un poco, frotándonos, rozándonos... pasaron dos minutos, que decidí de la calentura que tenía e insintivamente bajarme el short que me había puesto yo y apoyar directamente mi pija, desnuda sobre el short que tenía ella, sobre su culo. Ella se dio cuenta porque la escuché gemir un poquito, porque la tela de su short era muy finita. Porque sintió el calor, sintió la dureza. Sintió cómo en mi movimiento, en nustro frotar, se bajaba y subía la piel de mi pene. Cuando la agarré con las dos manos de la cintura y empecé a hacer que la cogía bien fuertemente. Masturbandome sobre su culo. Ya sin disimulo, sus dos cachetes apretaban un poco mi pija entre ellos y era como estar cojiendo. La escuchaba gemir bien bien despacito, escuchaba el ruido de la cama crujiendo, y sentía que estaba en una pelicula porno, sentía que estaba cojiendo. Me perdí en mis pensamientos y calentura y le acabé toda la espalda. TODA la espalda, hasta el pelo de la nuca. Acabé fuertemente y aún tenía el pene duro. Ella se dio vuelta así como estaba, apoyando su espalda y toda mi leche contra el colchón. Nos miramos a los ojos y nos reímos. Yo aún con el pene duro, acariciandomelo, lleno de semen... Y sentí que ella corría mi mano y rodeaba mi pene con sus dedos mientras me miraba aún a los ojos. Y me masturbaba un poquito, y se mordía el labio de abajo. Nuevamente en silencio, mirandonos.... Apoyé una mano en su teta, y ella se rió, mientras seguía masturbandome muuuuuuuy lentamente. Yo, que no podía más, me arrojé sobre ella para besarla salvajemente. Quería cojerla ahí mismo, no importaba que fueramos virgenes los dos. Era el momento perfecto, el morbo estaba en el aire, estabamos los dos ardiendo de calentura.
Pero cuando hice el movimiento para acercarme y besarla, se rió corriendo la cabeza, y quitándome luego de encima suyo. Con la espalda, nuca y remera con mi semen desparramado, se fue del altillo, bajando las escaleras. Supongo que al baño, a cambiarse no sé. Pero yo me quedé loco. Recordando lo que había pasado. Cómo habíamos llegado hasta ahi. Hasta mirarnos a los ojos mientras ella me masturba, con su cuerpo manchado por todo mi semen, por haber cojido con sus nalgas. Era todo tan nuevo, tan turbio, tan morboso, tan genial. Abri una ventana por el olor que había quedado, me cambié, y fui para abajo.
(Cuando escribía esto, llegado este punto me había calentado demasiado con los recuerdos y tuve que ir a masturbarme... y luego ya no había energías para seguir escribiendo... Esto fue la primera parte de ese finde semana en la quinta... Pronto escribiré lo que siguió al otro día, y bueno seguramente otras cosas ya que aún... queda mucho por contar :B ) Saludos y gracias!
Segunda Parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3169260/Sexualidad-y-familia-Parte-II.html
Tercera Parte: http://www.poringa.net/posts/relatos/3171976/Sexualidad-y-familia-Parte-III.html
(estaba esperando a terminar de escribir sobre el primer fin de semana en la quinta, pero me quedó muy largo y no estoy teniendo tiempo de escribir así que por ahora subo esto para que lo puedan ir leyendo y pronto la continuación... saludos!)
Buenas. Tanto tiempo. Me siento a escribir hoy sobre un verano muy lindo y muy loco que pasamos en familia en la quinta de mis abuelos, un campo a unas horas de la ciudad. Se organizaron entre los tíos para convocar a todos, por un fin de semana largo al campo, para charlar, comer, tirarse a la pile, tomar sol, jugar a la pelota, bueno esas cosas. Los "tíos" son tres hermanos (mi papá y sus dos hermanas), con sus respectivas parejas, y sus respectivos hijos, salvo un hijo de una de las parejas que no pudieron venir, no recuerdo por qué. Entonces eramos seis adultos, dos viejos (mis abuelos), mis tres hermanos y yo, dos primos hermanos, y una prima (cuyo hermano no habia venido). De todos ellos, de todas formas, por ahora al menos, los que me importa destacar somos nuevamente mi hermana y yo, y también a uno de mis primos, Gabriel.
La verdad, todo lo que recuerdo de ese fin de semana son las cosas que hice con mi hermana y mi primo. Del resto no tengo ni memoria. Ni la menor idea. Quizá por lo intenso de las marcas que dejaron esos eventos. Que de hecho fueron pocos, o cortos, pero verdaderamente marcaron una diferencia entre lo que venían siendo las cosas. De todas formas, debería aclarar que pasó bastante tiempo desde las cosas relatadas en la Parte III a lo que voy a contar a continuación. No sabría precisar cuánto, quizás, un año? Todas estas cosas que vengo contando pasaron hace mas de diez años así que realmente no recuerdo bien las fechas y los tiempos. Seguramente algunos de mis recuerdos estén algo alterados, quizás hasta haya olvidado alguna que otra escena de las vividas con mi hermana que me daría gusto recordar por su contenido. Pero bueno, lo que intento hacer aquí es expresarme, decir las palabras que tengo guardadas hace tanto tiempo.
Para empezar a contar lo que ahora quisiera que leyeran, voy a presentar rápidamente a mi primo. Su nombre es Gabriel, Gabi, tiene mi misma edad, en esos tiempos eramos muy amigos, ya que mi hermana era la mas chica y nadie le daba bola, y los demas eran algo mas grande y se juntaban entre ellos. Entonces quedabamos siempre nosotros dos por nuestro lado. Gabi mide más o menos lo mismo que yo, y tiene una complexión física bastante mas formada que la mía. Hacía rugby desde niño (para este momento ya eramos... adolescentes, digamos) así que su cuerpo era fornido y un poco marcado. Su piel trigeña, ojos marrones y achinados, pelo lacio... Normal. Lo describo en detalle realmente porque siempre sentí cierta atracción por él. No es que lo hubiera pensado de una manera sexual antes, en esas epocas, pero sabía que me atraía de alguna manera, que era lindo. Digo, antes, en esas epocas, porque ese fin de cambiaron, como dije, muchas cosas. Lo que yo pensaba de la familia, de mi familia, de Sabri, de Gabi, de la sexualidad, de la heterosexualidad, del incesto (ya había aprendido esa palabra, claro), de la vida entera, cambió. Pero ya llegaré a eso.
Ahora sí, y dado que no recuerdo otra cosa, voy a contar lo que fue la primera tarde, durante la siesta. Habíamos llegado la noche anterior, para abrir la casa, mi mamá, papá, mis hermanos y yo. El resto llegaba al otro día. Esa noche no pasó nada realmente, pero recuerdo dormirme con la certeza de que algo iba a pasar ese finde, lo veía en mi hermana, en sus ojos. Hacía tiempo que habíamos dejado de jugar, de espiarnos... Al menos que ella supiera, jaja. De todas formas yo había empezado a interesarme por otras mujeres, creo que ya tenía una novia (que luego, si sigo escribiendo, seguramente aparecerá en este relato), así que nos habíamos alejado un poco. Lo normal. Si es que algo entre nosotros era normal. Como decía, había sentido que algo iba a pasar... cuando entró a la habitación para dormir. Dormiríamos los cuatro hermanos juntos en el altillo (donde luego dormiríamos todos los primos) y yo ya estaba acostado en la cama y mis otros dos hermanos mirando la tele. Ella vino para acostarse, me vio y me saludó con un beso en la frente. No necesariamente tuvo esto algo de insinuante, ya que era normal que nos dieramos besos en la frente para saludarnos, pero la remera que tenía puesta me dejó ver a través de su escote, una vez se inclinó a mi, sus dos tetas, realmente mas grandes de lo que las imaginaba (aunque no enormes, sólo hermosas..), desnudas, por más que estuviera usando corpiño. Mi cerebro se dio vuelta, mas o menos. Por más que había pensado en ella (o ellas, sus tetas) de vez en cuando, no estaba preparado para ver y sentir eso. Se dio vuelta y yo miré todo el movimiento de sus caderas, y luego mi mirada directo en su culo, cubierto por la tela del jean celeste, apretado pero no mucho. Esto no era nada nuevo igual, me la pasaba mirando su culo, siempre que tenía la oportunidad. Aunque esta vez, tenía la visión de sus tetas en mi cabeza, y la verga bien dura, que se asomaba como carpa en las sabanas. Sabrina hace dos pasos hacia la cama que está al lado de la mía, y me dice que se va a acostar ahí. No sé qué tantas cosas hizo, dando vueltas por el cuarto, mientras yo la miraba con los ojos entre cerrados. Salió de la habitación un rato. Volvió a entrar. Cerró la puerta. Se acercó al placard. Y de espaldas a mí, se sacó la remera, para quedar en corpiño. Para mostrarme su espalda. Hacía tiempo no miraba su espalda, su piel, con el deseo que la miraba en ese momento. Veía las sombras de sus costillas, las curvas, la marca de su columna vertebral, la carne de su cadera, sus omóplatos abrirse y cerrarse con el movimiento de sus brazos... Estaba apreciando ese momento con toda la intensidad que podía. Claramente no era normal que ella se cambiara en frente mío, en esa intimidad. Había una sola luz, amarilla oscura digamos, de un velador, alumbrando la habitación. Hacía que su piel se viera más hermosa, mas bronceada. Que sus formas se remarquen. Pensaba que rapidamente se iba a poner alguna otra remera así que estaba disfrutando lo que podía. De todas formas, esto no sucedió. Al contrario de lo que esperaba no buscó ninguna remera, sino que la vi apoyar sus brazos por delante de su abdomen... Y escuché el ruido del cierre. Mis ojos se deben haber abierto como huevos, cuando noté que el encurvamiento de su espalda denotaba que estaba a comenzando a bajarse los pantalones. No lo podía creer, pero mi hermana se estaba desnudando en frente mio, de forma inesperada. Pronto se asomaron sus cachetes, los tremendos cachetes, los hermosos cachetes del culo de mi hermana, mi hermanita, recubiertos por un culotte negro con encaje. Enseguida me puse de costado, orientado hacia ella, e instintivamente me agarré la verga y me la apreté un poco. No me quería masturbar enfrente de ella, porque no entendía bien lo que sucedía, pero necesitaba responder a lo excitado que estaba, a la dureza de mi verga. Me quedé así como estaba, quieto, en silencio. Mi movimiento había hecho ruido con el rozar de las sábanas así que seguro se había dado cuenta que la estaba mirando. De todas maneras ella continuó, también en silencio. Luego de bajar su pantalón hasta los tobillos, rapida pero muy sensualmente, repuso su postura, y levantó una pierna para quitar el primer pie del pantalón. En ese movimiento pude apreciar toda la forma de su culo, cómo sus cachetes estaban mas grandes, mas carnosos, mas marcados. Se me vinieron enseguida un millón de recuerdos. Intentaba no respirar, ni siquiera sé por qué. Luego sacó el otro pie. Quería correr y apresarla contra el placard. Quería bajarle, arrancarle el culotte y comerle todo el culo. Quería morder sus cachetes. Quería chuparle el ano una y otra vez, saborear los jugos de su concha. Me imaginaba el sabor que tendría. Para ese momento ya me estaba masturbando lentamente. Luego... Se quitó el corpiño. Sentí que se me estaba yendo de las manos. Estaba por acabar abajo de las sabanas y aunque lo sospechaba, no sabía qué era lo que ella estaba haciendo. Levantó, de espaldas, la ropa que había quedado en el piso. Así como estaba, semi desnuda, sin taparse un poco las tetas, se giró sobre su cintura en su lugar y tiró la ropa al lado de su cama. Al girarse, noté que me miró a los ojos, mientras yo estaba mirando su teta derecha que pude ver de costado. Sentí que sonreía, pero no lo sé, mis ojos por reflejo, al captar su movimiento, habían ido directo a ver si podían ver algo de sus tetas. Y así fue. Y fue hermoso. Y yo ya estaba loco. Pero insisto, no tenía ninguna certeza. Así que ahi me quedé, mientras ella agarraba un camisón como pijama para acostarse. Se lo puso, se acercó a su cama, me dijo buenas noches mirandome a los ojos, y yo le dije buenas noches mirando para cualquier otro lado, ya que cuando terminó de cambiarse me había girado para disimular. Mi verga, durísima. Mis testículos, cargados de semen. Mi mente, llena de pensamientos, recuerdos y preguntas. Mi corazón, latiendo a mil. Y Sabri, acostada, en silencio. Sólo podía oír su respiración, profunda y tranquila. Cómo podía estar tranquila? Seguramente no había tenido ninguna intención de calentarme, me hice la cabeza yo, como un pajero. No sabía si sentirme culpable, no sabía ni qué sentir. Estaba como enojado conmigo, confuso, hiper excitado. Me decidí ir al baño para masturbarme, acabar, lavarme la cara, tomar un vaso de agua... Antes de levantarme giré el cuello para mirarla a ella, y lo que ví, me mató. Estaba ella de espaldas a mi nuevamente, de costado, a medio tapar. Con esto quiero decir que no podía ver sus piernas, ni sus brazos o cara por estar dada vuelta, pero estaba descubierta su nuca, espalda, y culo. Su posición, vegetativa. Su camisón, un poco levantado, dejando ver el borde de su culo (imaginen que lo veía como si estuviera sentada y de espaldas a mi, o sea podía ver el pliegue... bueno no sé cómo explicarlo, espero entiendan), sus dos cachetes como asomando y también la tela negra del culotte recubriendo su concha... La imaginaba bien caliente, bien húmeda, bien rica para comerla, para chuparla y tragar todo lo que tuviera para ofrecerme. Nuevamente empecé a pensar que estaba queriendo calentarme y lo confirmé cuando al escuchar el ruido de que alguien venía, que resultó ser uno de mis hermanos para dormir, rápidamente se bajó el camisón, se tapó y cambió de posición. Esta vez se puso mirando para mi lado, quedamos enfrentados. Nos miramos a los ojos por medio segundo y ella los cerró. Pude ver cómo hacía fuerza para no reirse. Mi cabeza estaba andando a mil.... Estaba re contra caliente y tuve que esperar hasta horas después, que todos estuvieran durmiendo, para ir a hacerme una paja que hizo que acabe un caudal enorme de semen.
Al otro día, todo normal, supongo.... Fui el último en despertar así que cuando bajé ya había llegado una de las hermanas de mi viejo con su marido y dos hijos, hombres, uno de ellos, Gabi. Estaban los adultos en movimiento preparando las cosas para el almuerzo, mientras los primos jugaban al futbol, creo, y mi hermana no sé dónde andaba. Ni la busqué porque estaba muy confuso sobre la noche anterior. Lo que pasó luego lo voy a saltear rapidamente, porque no importa, ya que comimos y lo importante sucedió cuando se fueron a dormir la siesta. Los adultos al menos. Mis hermanos y el hermano de Gabi se habían ido al pueblo de por allá, a hacer cosas de jóvenes. Así que estabamos Gabi, Sabrina y yo. Al menos en un principio, Sabri y yo, que después de almorzar nos habíamos quedado juntos. Cuando ya estaban todos idos (a dormir o al pueblo)- salvo Gabi aunque no lo sabíamos- fuimos a jugar a la pile. Hasta aquí nada raro, aunque yo sabía que estabamos yendo a jugar como jugabamos antes. Y de hecho así fue. Ella se fue a cambiar y volvió en un bikini azul. No me voy a detener en lo hermosa que se veía, en sus tetas, en su cintura, en su pancita, en su culo... O si... Sí, porque se veía tremenda. Porque tenía aún la calentura de anoche a pesar de haber acabado. Porque se acercaba meneando la cintura, y yo imaginaba cómo se vería su culo desde atrás. Porque se había soltado el pelo. Porque cada paso que daba yo sabía más lo que estaba por venir. Porque la parte de abajo del bikini se metía fuerte hacia adentro entre sus piernas, yo dibujaba la forma de sus labios, de su concha. Mi pija estaba endureciendose pero yo ya estaba adentro de la pileta. Simplemente la miré, flotando, esperando que se acercara. Los dos en silencio, pero sonriendonos. Se tiró de palito bien cerca mío, en la parte profunda, dando un pequeño salto, con los ojos cerrados y tapandose la nariz. Cayó tan cerca que me rozó el tobillo con su pie. Y se sumergió y quedó tan cerca de mi pelvis que fantasé que me chupara la verga ahí mismo, bajo el agua, que bajara mi short y empezara a chuparmela. Siempre fue una fantasía hacerlo bajo el agua. Claro, que no sucedió, pero salió del agua riendo, escupiendo un poco de agua, y apoyando sus manos en mis hombros, para no hundirse.... Estaba todo hecho para mí... La agarré de la cintura y la pegué a mi cuerpo. Mi verga bien, pero bien dura se acomodó entre sus piernas que rodearon mi cintura. Parecíamos novios que estaban a punto de besarse. Mirandonos bien fijo a la cara. Moviendonos un poco por las olas del agua pero también porque estábamos frotando nuestros genitales. Este momento se acabó rápidamente cuando ella vió venir caminando a lo lejos a Gabi, en malla también. Me dijo como preocupada que venía Gabi. En mi cabeza lo puteé de arriba a abajo. Me di vuelta y ahí estaba. Lo amaba pero me había cortado el chorro. De todas formas, el día de hoy le agradezco no haberse ido a dormir y haber aparecido en ese momento. Nosotros disimulamos... El se metió de bomba y bueno, ya eramos tres en la pile. Todo había terminado, yo creía. Pero no fue así. Gabi nos dijo que nos había visto en la pile, y que quiso tirarse con nosotros. Yo no sé si eso fue una indirecta, aunque tranquilamente podría haberlo sido. Cuestión que un ratito después, estabamos jugando entre los tres, creo yo de la misma manera que hubieramos jugado ella y yo solos. O no tanto, no sé, pero el juego en sí, era nadar, como que eramos tiburones y ella una presa, y nadabamos por la pile corriendola, a veces pasando entre sus pies, a veces tacleandola... No importaba, el juego consistía realmente en que estabamos Gabi y yo tocando, mordiendo, manoseando, pellizcando, hasta chupando a mi hermana a cada pasaba. Ella hacía que no le gustaba, pero era parte del juego. Era un juego claramente incestuoso entre tres. Mi hermana estaba calentandose y dejandose tocar por su primo y por su hermano. Con mi primo nos mirabamos poco y nada pero cuando lo hacíamos sonreíamos. Nos sumergíamos y jugabamos con ella, con su cuerpo. Le agarrabamos una pierna cada uno y le dabamos besos. Le agarrabamos una nalga cada uno a la vez. O la agarrabamos de pies y brazos y la meneabamos en el agua, mientras yo rozaba mi pija con su concha, y él su pija contra la cabeza de ella que se daba vuelta para gritarle y quedaba con la boca cerca. o la abrazabamos entre los dos y moviamos. Los cuerpos de los tres unidos, rozandose. Seis piernas entrelazadas. Seis brazos. Moviendose para todos lados.
Yo no sé si ellos habían hecho o hablado de esto alguna vez o algo, pero era clarísimo el juego sexual que estabamos haciendo. El agua estaba fría pero nosotros desprendíamos calor. Igual todo terminó pronto cuando empezaron a despertar los adultos porque habían llegado la ultima familia: la hermana de mi viejo, con su marido, y su hija, que era algo mayor y estaba terriblemente buena. Ojalá fuera parte de esta historia también pero honestamente ese sueño nunca se me dió. De todas formas le dediqué infinitas pajas a lo largo de mi vida, y llegué a apoyarla y manosearle un poco el culo alguna vez.
Estoy tan excitado de contar esta historia que quisiera cortar acá para ir a hacerme una paja. Pero intentaré continuar. Porque esa noche fue tremenda. Igual lo voy a contar rápido porque realmente no tengo mucho recuerdo de esto. Pero bueno, era tarde noche, los adultos preparaban la cena y los jovenes no se, por ahí dando vueltas. Gabi también estaba por ahí, no sé haciendo qué ni dónde. Pero con Sabri habíamos aprovechado para ir al altillo solos.El juego de la tarde habia sido de a tres pero necesitabamos estar solos. No fuimos con ninguna excusa en particular, simplemente subimos las escaleras juntos, ella primero. Yo le miraba el culo, en el short que se había puesto. No estaba excitado ya, ni aún, pero eso me empezó a hacer sentir cosas. Es decir, la situación ya proponía algo, no? Ahí estabamos ella y yo y no recuerdo (y ojalá lo hiciera) cómo llegamos a esto pero en un punto estabamos, y sé que suena tonto, pero estaba yo sentado en una cama, con Sabri de rodillas y tirada hacia adelante (casi como en perrito, en cuatro), con la cara hundida en el sillón, mientras yo la acariciaba lentamente. No hablabamos, no nos mirabamos.. Estabamos los dos ahi nuevamente, re calientes. Ella descalza, con un short negro con flores rojas, y una remerita corta blanca. De arriba para abajo, yo podía ver la planta de sus pies, encima de ellos su culo, su tremendo culo, que cada vez que lo nombro me vuelve loco, por arriba un poco de la piel de su cintura, la tela de la remera luego recubriendo su espalda, luego sus hombros descubiertos y la nuca. Es todo lo que veía. De todas formas me concentraba en su cintura, en su culo, en sus pies... Mis deseos eran nuevamente de arrancarle toda la ropa y cojerla, ahi, asi como estaba, en cuatro, tomandola de la cintura y penetrandola fuertemente, con su cara asi como estaba hundida en el colchón. Ya había visto suficiente pornografía como para poder imaginar una situación así con ella. Pero no me animaba. Ninguno de los dos sabía lo que hacía. Pero el calor era intenso, muy intenso. Y yo tocaba la piel de su cintura... Y rozaba con la yema de mis dedos la tela de su short, recorría la raya de su culo con la mano, agarraba una nalga... la otra con la otra mano. Ya con las dos manos sobre su cuerpo me acomodé un poco mejor para apoyar mi pelvis contra ella. Y hacerla sentir el calor y la dureza de mi pene, que se ubicó entre sus cachetes. Fue así que nos empezamos a mover un poco, frotándonos, rozándonos... pasaron dos minutos, que decidí de la calentura que tenía e insintivamente bajarme el short que me había puesto yo y apoyar directamente mi pija, desnuda sobre el short que tenía ella, sobre su culo. Ella se dio cuenta porque la escuché gemir un poquito, porque la tela de su short era muy finita. Porque sintió el calor, sintió la dureza. Sintió cómo en mi movimiento, en nustro frotar, se bajaba y subía la piel de mi pene. Cuando la agarré con las dos manos de la cintura y empecé a hacer que la cogía bien fuertemente. Masturbandome sobre su culo. Ya sin disimulo, sus dos cachetes apretaban un poco mi pija entre ellos y era como estar cojiendo. La escuchaba gemir bien bien despacito, escuchaba el ruido de la cama crujiendo, y sentía que estaba en una pelicula porno, sentía que estaba cojiendo. Me perdí en mis pensamientos y calentura y le acabé toda la espalda. TODA la espalda, hasta el pelo de la nuca. Acabé fuertemente y aún tenía el pene duro. Ella se dio vuelta así como estaba, apoyando su espalda y toda mi leche contra el colchón. Nos miramos a los ojos y nos reímos. Yo aún con el pene duro, acariciandomelo, lleno de semen... Y sentí que ella corría mi mano y rodeaba mi pene con sus dedos mientras me miraba aún a los ojos. Y me masturbaba un poquito, y se mordía el labio de abajo. Nuevamente en silencio, mirandonos.... Apoyé una mano en su teta, y ella se rió, mientras seguía masturbandome muuuuuuuy lentamente. Yo, que no podía más, me arrojé sobre ella para besarla salvajemente. Quería cojerla ahí mismo, no importaba que fueramos virgenes los dos. Era el momento perfecto, el morbo estaba en el aire, estabamos los dos ardiendo de calentura.
Pero cuando hice el movimiento para acercarme y besarla, se rió corriendo la cabeza, y quitándome luego de encima suyo. Con la espalda, nuca y remera con mi semen desparramado, se fue del altillo, bajando las escaleras. Supongo que al baño, a cambiarse no sé. Pero yo me quedé loco. Recordando lo que había pasado. Cómo habíamos llegado hasta ahi. Hasta mirarnos a los ojos mientras ella me masturba, con su cuerpo manchado por todo mi semen, por haber cojido con sus nalgas. Era todo tan nuevo, tan turbio, tan morboso, tan genial. Abri una ventana por el olor que había quedado, me cambié, y fui para abajo.
(Cuando escribía esto, llegado este punto me había calentado demasiado con los recuerdos y tuve que ir a masturbarme... y luego ya no había energías para seguir escribiendo... Esto fue la primera parte de ese finde semana en la quinta... Pronto escribiré lo que siguió al otro día, y bueno seguramente otras cosas ya que aún... queda mucho por contar :B ) Saludos y gracias!
7 comentarios - Sexualidad y Familia (Parte IV)