Agustina
Nunca me gustó hacer ningún deporte. Probé muchos años, pero ninguno terminaba de convencerme. Mis viejos siempre me insistieron en que haga alguna actividad física, también algunas amigas que eran deportistas. La cuestión es que siempre empezaba el gimnasio y al tiempo dejaba y después me anotaba en otro. Hasta que llegaba un momento en el que no iba más.
Si bien la excusa siempre fue que me aburría o no me gustaba, eso era una verdad a medias. Sí, no me gustaba mucho ir a entrenar. Pero no era esa la única razón por la que me cambiaba regularmente. Un día me animé, y se lo conté a mi mejor amiga.
El primer gimnasio al que asistí fue el que más me duró. Un par de años, sobre los últimos años del colegio. Recuerdo que iba de tarde, cuando va la mayor parte de la gente. A veces, con doble turno en el cole, llegaba con el uniforme. En general, en los gimnasios hay mayoría de hombres y bastante exaltaditos por la testosterona que largan entrenando, se la pasaban mirándome.
Yo mucho no colaboraba. Era una pendeja calienta pija (lo sigo siendo), y me quedaba hablando y seguía la charla de todos. Había días que me la pasaba más hablando que entrenando. Varios intentaban tener algo, pero como buena calienta pija y encima pendejita (18 años apenas) les terminaba cortando el rostro.
Pero hubo un punto de inflexión. Un día fui más tarde de lo habitual y me quedé hablando con el profe casi hasta que tuvo que cerrar. El tipo me tiraba onda, siempre. No a mi, a casi todas. Era un pibe joven, unos 24 o 25 años. No era lindo, tenía buen físico eso si, recién recibido de guardavidas, me gustaba más por el título "profe", que por otra cosa.
Cuestión que ese día, llegamos hasta la hora de cierre. Apareció el dueño diciendo que él se iba y que si quería estaba liberado. Salimos los 3. Él se ofreció a llevarme, le agradecí pero me fui caminando (vivía a la vuelta). Cuando nos despedimos, por lo bajo me tira "si mañana venís a la misma hora, el dueño no va a estar... vamos a estar solos".
A esa altura ya entendía bien ese tipo de indirectas. En general las esquivaba (aunque ya tenía un curriculum algo extenso), pero esa vez me quedé pensando. Sonreí y me fui, sin contestarle. Al otro día lo maquiné a full. No sabía si animarme o no. Si quedarme o hacerme la boluda. Hasta que me decidí y caí en el gimnasio 40 minutos antes del cierre. No podía hacer nada de los nervios.
Yo me quedé escondida en una de las bicis, si bien andaba despacio, mi corazón latía a mil. Cuando se fue la última persona, el profe empezó a cerrar todo. Apagó algunas luces, revisó que no quedara nadie, y se vino a sentar conmigo. Charlamos un rato y fue a los bifes de una. Ya estaba jugada. Ahí no podía histeriquear.
El chabón me agarraba del culo con una fuerza y me besaba con una pasión, mostrando que evidentemente me tenía ganas desde hacía un tiempo. Me llevó contra un rincón que hay espejos, apoyó mis manos como en un cacheo policial y empezó a desvestirme mientras me manoseaba entera. Me arrancó el top agarrándome bien las tetas mientras le pasaba la lengua por el costado. Bajó mi calza hasta los tobillos y con su mano refregaba mi concha. Yo cerraba los ojos y gemía del placer que me generaba.
Por el espejo pude ver como se iba amasando el bulto, hasta que lo sacó por debajo del short. Mis ojos se abrieron cuando la vi. Larga, no muy ancha, pero larga. Me arrodillé y la agarré. Tres manos necesitaba para abarcar todo el largo (si, la medí). Ya había visto una pija así de grande, tal vez más (aca lo conté), pero esta no era tan ancha. Quería mi revancha. Quería probar si era capaz de comerme todo ese trozo de pija entera.
Yo estaba en bolas, arrodillada pajeando al profe que no me miraba a mi, sino mi cola y mis movimientos en el espejo, como si mirara una peli donde él era el protagonista. Tomé aire y empecé mi trabajo. Metí la cabeza, la chupé salivando lo más que pude. Le pasé la lengua desde arriba hasta las bolas y subiendo de nuevo.
Él solo acompañaba mis movimientos agarrándome del pelo. Cuando la dejé mojadita, empecé a metermela. Probé hasta la mitad, sin problemas. A medida que la sacaba de mi boca le dejaba más y más saliva, fundamental para que resbale.
Empecé a ir cada vez más profundo. Al principio las lógicas arcadas aparecieron. Un poco se asustó, porque empecé a toser con la pija adentro, pero yo ya sabía que eso era necesario para lo que seguía. Con paciencia, mi nariz llegó a estrellarse contra su abdomen chato y marcado. Aguanté un poco la pija entera en mi garganta y la saqué de golpe tomando aire como si hubiese estado abajo del agua un minuto. "Guau!" es lo único que salió de la boca del profe.
Sin decir palabras, respiré nuevamente y lo repetí varias veces. Me sentía totalmente realizada por ese logro personal que había obtenido. Me levantó y me acostó en el banco para hacer pecho. Me besó desde el cuello hasta las piernas, subió por mis muslos y me chupó la concha hasta hacerme acabar. Puso mis piernas en sus hombros, y me la clavó de una. Yo me agarraba de donde podía mientras él taladraba mi concha sin piedad.
Me levantó de un golpe y me puso otra vez contra los espejos, ahora él detrás mío. Siguió cogiendome mientras sus manos me masturbaban hasta hacerme acabar de nuevo. Mis piernas no daban más. Aun estaban temblando por lo que me hacían su pija, sus manos y su lengua.
Lo llevé hasta otro de los bancos que tenía respaldo y lo senté ahí. Me trepé en el pijón y me senté de golpe. Mi grito fue una mezcla de emoción, dolor y placer. Me movía rápido, con su pija enterrada. Me di vuelta y lo cabalgué de espaldas dejando que me cacheteara el culo. Con su dedo empezó a manosear mi ano. "Hoy no", le dije sin darme cuenta que le dejaba la puerta abierta para que me rompiera el orto.
Un par de embestidas y el chabón acabó. Me agarró del culo y me la clavó hasta el fondo. Sentí como latía la verga dentro mío mientras acababa. La sacó y se la limpié toda. Nos vestimos y nos fuimos. Esto lo repetimos un par de veces más, en ese mes. Él intentó que nos encontremos en otro lado, ir a un hotel, pero para mi la magia era coger en el gimnasio.
Obviamente, el rumor se corrió rápidamente y ya todos sabían que me cogía al profe. Un día, se quedó también uno de los chicos del gimnasio. No era de esos inflados, sino un chabón más tranqui, con el que hablaba seguido porque era buena onda y simpático. "Te jode si se queda?" me tiró el profe.
Mucha chance de elegir no me dio, y yo tenía ganas de garchar. Ya había cerrado el gimnasio y quedábamos nosotros 3 nomás. Tiramos una colchoneta en el piso, me arrodillaron y me ofrecieron sus pijas. "En serio te la tragás toda?? quiero ver como lo hacés!" decía el pibe bromeando mientras se bajaba el short.
La pija no era ni por poco lo larga del profe pero un poco ancha. Igual no me costó tragarmela toda, casi una rutina fue. Aunque al flaco lo dejé con los ojitos dados vuelta. Me cogieron como quisieron. Me tiraron boca arriba, se turnaban entre concha y boca; en 4 se la chupaba a uno el otro me cogía, me chupaban las tetas, la concha... de todo me hicieron
Cuando estaba cabalgando al otro flaco, el profe empezó a meterme mano en el culo. Y si... le había dejado la puerta abierta y aún no se lo había entregado. Las dudas iniciales mías se habían ido y estaba re caliente. Ni conté las veces que había acabado ya.
Cuando sentí el dedo mojado rozar mi ano me detuve y grité "aaahhh siiiii!!". Me tiré para adelante y levanté la cola, sin sacarme la pija del otro pibe. El profe movía el dedo en círculos en mi ano, pero sin meterlo.
Me levanté y me acomodé en 4, pero sin el otro pibe abajo. "Metelo" le ordené mientras me abría la cola para él. El pibe se chupó el dedo y empezó a jugar adentro de mi colita. "Estás cerradita nena" me decía mientras hacía fuerza para meter otro dedo más. "Está nuevita... cuidala" le decía con tono inocente, aunque en realidad ya tenía sus kilómetros. Eso los exaltó a los dos. El morbo de cogerse un culito nuevo los descontroló.
El profe se escupió la mano, luego se embardunó la pija de saliva y empezó a ponermela. Despacio, me abrió la cola con su cabeza. Cuando llegó al tope, le puse la mano en la panza prohibiendo que fuera más adentro. "Como traga pija este culo!" gritaba el profe mientras metía y sacaba la mitad de su pijón en mi cola. "Ahh siii siii ssiii" gritaba yo descontrolada, hasta que el otro puso su verga en mi boca.
Se intercambiaron el lugar. La pija del otro pibe, aunque más corta, era más gruesa y le costó entrar. Pero mi cola cedió. El profe me puso su pija en la boca. Yo le lamía la puntita hasta que terminó acabando salpicando mi cara, mi pelo y chorreando leche en el piso y la colchoneta. Casi al mismo tiempo, el que me culeaba sacó la pija y largó un lechazo en mi espalda.
Ellos se cambiaron, el otro pibe se fue mientras yo me limpiaba en el vestuario. A la semana, mientras estaba haciendo ejercicios, se acerca uno de los pibes que frecuentaban y me dice por lo bajo "hoy me quedo yo" y me guiña el ojo. Ahí comprendí de que iba la cosa. Se querían empezar a turnar para cogerse a la putita del gimnasio. Y hasta ahi llegué.
Asi como estaba, me levanté y me fui sin saludar a nadie y no volví más. Y me cambié de gimnasio. Unos meses duré en ese otro. Hasta una fiesta que hicieron una noche de verano, y me fui media borracha con dos pibes a coger en el auto. Volvimos a la fiesta y terminé cogiendo con otro. Cuando se corrió el rumor, también. Me tuve que cambiar.
Mi experiencia fitness terminó cuando en uno de los gimnasios empecé a tomar clases de spinning. SPOILER ALERT: me terminé cogiendo al profe. Pero con la mala suerte, que un día que le estaba chupando la pija entre las bicis entró el dueño. Terrible quilombo se armó, que terminó con que echaron al tipo. Me sentí muy culpable y dije que nunca más iba a volver a un gimnasio. Al menos por unos años. Hace unos meses empecé de nuevo (en otro distinto, por las dudas) y hasta ahora no me mandé ninguna.
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Nunca me gustó hacer ningún deporte. Probé muchos años, pero ninguno terminaba de convencerme. Mis viejos siempre me insistieron en que haga alguna actividad física, también algunas amigas que eran deportistas. La cuestión es que siempre empezaba el gimnasio y al tiempo dejaba y después me anotaba en otro. Hasta que llegaba un momento en el que no iba más.
Si bien la excusa siempre fue que me aburría o no me gustaba, eso era una verdad a medias. Sí, no me gustaba mucho ir a entrenar. Pero no era esa la única razón por la que me cambiaba regularmente. Un día me animé, y se lo conté a mi mejor amiga.
El primer gimnasio al que asistí fue el que más me duró. Un par de años, sobre los últimos años del colegio. Recuerdo que iba de tarde, cuando va la mayor parte de la gente. A veces, con doble turno en el cole, llegaba con el uniforme. En general, en los gimnasios hay mayoría de hombres y bastante exaltaditos por la testosterona que largan entrenando, se la pasaban mirándome.
Yo mucho no colaboraba. Era una pendeja calienta pija (lo sigo siendo), y me quedaba hablando y seguía la charla de todos. Había días que me la pasaba más hablando que entrenando. Varios intentaban tener algo, pero como buena calienta pija y encima pendejita (18 años apenas) les terminaba cortando el rostro.
Pero hubo un punto de inflexión. Un día fui más tarde de lo habitual y me quedé hablando con el profe casi hasta que tuvo que cerrar. El tipo me tiraba onda, siempre. No a mi, a casi todas. Era un pibe joven, unos 24 o 25 años. No era lindo, tenía buen físico eso si, recién recibido de guardavidas, me gustaba más por el título "profe", que por otra cosa.
Cuestión que ese día, llegamos hasta la hora de cierre. Apareció el dueño diciendo que él se iba y que si quería estaba liberado. Salimos los 3. Él se ofreció a llevarme, le agradecí pero me fui caminando (vivía a la vuelta). Cuando nos despedimos, por lo bajo me tira "si mañana venís a la misma hora, el dueño no va a estar... vamos a estar solos".
A esa altura ya entendía bien ese tipo de indirectas. En general las esquivaba (aunque ya tenía un curriculum algo extenso), pero esa vez me quedé pensando. Sonreí y me fui, sin contestarle. Al otro día lo maquiné a full. No sabía si animarme o no. Si quedarme o hacerme la boluda. Hasta que me decidí y caí en el gimnasio 40 minutos antes del cierre. No podía hacer nada de los nervios.
Yo me quedé escondida en una de las bicis, si bien andaba despacio, mi corazón latía a mil. Cuando se fue la última persona, el profe empezó a cerrar todo. Apagó algunas luces, revisó que no quedara nadie, y se vino a sentar conmigo. Charlamos un rato y fue a los bifes de una. Ya estaba jugada. Ahí no podía histeriquear.
El chabón me agarraba del culo con una fuerza y me besaba con una pasión, mostrando que evidentemente me tenía ganas desde hacía un tiempo. Me llevó contra un rincón que hay espejos, apoyó mis manos como en un cacheo policial y empezó a desvestirme mientras me manoseaba entera. Me arrancó el top agarrándome bien las tetas mientras le pasaba la lengua por el costado. Bajó mi calza hasta los tobillos y con su mano refregaba mi concha. Yo cerraba los ojos y gemía del placer que me generaba.
Por el espejo pude ver como se iba amasando el bulto, hasta que lo sacó por debajo del short. Mis ojos se abrieron cuando la vi. Larga, no muy ancha, pero larga. Me arrodillé y la agarré. Tres manos necesitaba para abarcar todo el largo (si, la medí). Ya había visto una pija así de grande, tal vez más (aca lo conté), pero esta no era tan ancha. Quería mi revancha. Quería probar si era capaz de comerme todo ese trozo de pija entera.
Yo estaba en bolas, arrodillada pajeando al profe que no me miraba a mi, sino mi cola y mis movimientos en el espejo, como si mirara una peli donde él era el protagonista. Tomé aire y empecé mi trabajo. Metí la cabeza, la chupé salivando lo más que pude. Le pasé la lengua desde arriba hasta las bolas y subiendo de nuevo.
Él solo acompañaba mis movimientos agarrándome del pelo. Cuando la dejé mojadita, empecé a metermela. Probé hasta la mitad, sin problemas. A medida que la sacaba de mi boca le dejaba más y más saliva, fundamental para que resbale.
Empecé a ir cada vez más profundo. Al principio las lógicas arcadas aparecieron. Un poco se asustó, porque empecé a toser con la pija adentro, pero yo ya sabía que eso era necesario para lo que seguía. Con paciencia, mi nariz llegó a estrellarse contra su abdomen chato y marcado. Aguanté un poco la pija entera en mi garganta y la saqué de golpe tomando aire como si hubiese estado abajo del agua un minuto. "Guau!" es lo único que salió de la boca del profe.
Sin decir palabras, respiré nuevamente y lo repetí varias veces. Me sentía totalmente realizada por ese logro personal que había obtenido. Me levantó y me acostó en el banco para hacer pecho. Me besó desde el cuello hasta las piernas, subió por mis muslos y me chupó la concha hasta hacerme acabar. Puso mis piernas en sus hombros, y me la clavó de una. Yo me agarraba de donde podía mientras él taladraba mi concha sin piedad.
Me levantó de un golpe y me puso otra vez contra los espejos, ahora él detrás mío. Siguió cogiendome mientras sus manos me masturbaban hasta hacerme acabar de nuevo. Mis piernas no daban más. Aun estaban temblando por lo que me hacían su pija, sus manos y su lengua.
Lo llevé hasta otro de los bancos que tenía respaldo y lo senté ahí. Me trepé en el pijón y me senté de golpe. Mi grito fue una mezcla de emoción, dolor y placer. Me movía rápido, con su pija enterrada. Me di vuelta y lo cabalgué de espaldas dejando que me cacheteara el culo. Con su dedo empezó a manosear mi ano. "Hoy no", le dije sin darme cuenta que le dejaba la puerta abierta para que me rompiera el orto.
Un par de embestidas y el chabón acabó. Me agarró del culo y me la clavó hasta el fondo. Sentí como latía la verga dentro mío mientras acababa. La sacó y se la limpié toda. Nos vestimos y nos fuimos. Esto lo repetimos un par de veces más, en ese mes. Él intentó que nos encontremos en otro lado, ir a un hotel, pero para mi la magia era coger en el gimnasio.
Obviamente, el rumor se corrió rápidamente y ya todos sabían que me cogía al profe. Un día, se quedó también uno de los chicos del gimnasio. No era de esos inflados, sino un chabón más tranqui, con el que hablaba seguido porque era buena onda y simpático. "Te jode si se queda?" me tiró el profe.
Mucha chance de elegir no me dio, y yo tenía ganas de garchar. Ya había cerrado el gimnasio y quedábamos nosotros 3 nomás. Tiramos una colchoneta en el piso, me arrodillaron y me ofrecieron sus pijas. "En serio te la tragás toda?? quiero ver como lo hacés!" decía el pibe bromeando mientras se bajaba el short.
La pija no era ni por poco lo larga del profe pero un poco ancha. Igual no me costó tragarmela toda, casi una rutina fue. Aunque al flaco lo dejé con los ojitos dados vuelta. Me cogieron como quisieron. Me tiraron boca arriba, se turnaban entre concha y boca; en 4 se la chupaba a uno el otro me cogía, me chupaban las tetas, la concha... de todo me hicieron
Cuando estaba cabalgando al otro flaco, el profe empezó a meterme mano en el culo. Y si... le había dejado la puerta abierta y aún no se lo había entregado. Las dudas iniciales mías se habían ido y estaba re caliente. Ni conté las veces que había acabado ya.
Cuando sentí el dedo mojado rozar mi ano me detuve y grité "aaahhh siiiii!!". Me tiré para adelante y levanté la cola, sin sacarme la pija del otro pibe. El profe movía el dedo en círculos en mi ano, pero sin meterlo.
Me levanté y me acomodé en 4, pero sin el otro pibe abajo. "Metelo" le ordené mientras me abría la cola para él. El pibe se chupó el dedo y empezó a jugar adentro de mi colita. "Estás cerradita nena" me decía mientras hacía fuerza para meter otro dedo más. "Está nuevita... cuidala" le decía con tono inocente, aunque en realidad ya tenía sus kilómetros. Eso los exaltó a los dos. El morbo de cogerse un culito nuevo los descontroló.
El profe se escupió la mano, luego se embardunó la pija de saliva y empezó a ponermela. Despacio, me abrió la cola con su cabeza. Cuando llegó al tope, le puse la mano en la panza prohibiendo que fuera más adentro. "Como traga pija este culo!" gritaba el profe mientras metía y sacaba la mitad de su pijón en mi cola. "Ahh siii siii ssiii" gritaba yo descontrolada, hasta que el otro puso su verga en mi boca.
Se intercambiaron el lugar. La pija del otro pibe, aunque más corta, era más gruesa y le costó entrar. Pero mi cola cedió. El profe me puso su pija en la boca. Yo le lamía la puntita hasta que terminó acabando salpicando mi cara, mi pelo y chorreando leche en el piso y la colchoneta. Casi al mismo tiempo, el que me culeaba sacó la pija y largó un lechazo en mi espalda.
Ellos se cambiaron, el otro pibe se fue mientras yo me limpiaba en el vestuario. A la semana, mientras estaba haciendo ejercicios, se acerca uno de los pibes que frecuentaban y me dice por lo bajo "hoy me quedo yo" y me guiña el ojo. Ahí comprendí de que iba la cosa. Se querían empezar a turnar para cogerse a la putita del gimnasio. Y hasta ahi llegué.
Asi como estaba, me levanté y me fui sin saludar a nadie y no volví más. Y me cambié de gimnasio. Unos meses duré en ese otro. Hasta una fiesta que hicieron una noche de verano, y me fui media borracha con dos pibes a coger en el auto. Volvimos a la fiesta y terminé cogiendo con otro. Cuando se corrió el rumor, también. Me tuve que cambiar.
Mi experiencia fitness terminó cuando en uno de los gimnasios empecé a tomar clases de spinning. SPOILER ALERT: me terminé cogiendo al profe. Pero con la mala suerte, que un día que le estaba chupando la pija entre las bicis entró el dueño. Terrible quilombo se armó, que terminó con que echaron al tipo. Me sentí muy culpable y dije que nunca más iba a volver a un gimnasio. Al menos por unos años. Hace unos meses empecé de nuevo (en otro distinto, por las dudas) y hasta ahora no me mandé ninguna.
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28 comentarios - Porqué Agustina tiene que cambiarse de gimnasio
La pregunta es quién desvirtúo a quién? Juli a Agustina o viceversa? Jajaja
gracias por pasar!!
Lo que deberí hacer es ir a gyms de chicas, así no tendría esas tentaciones jajajaajaj
gracias por comentar!
Me hizo calentar y reir. Me dio ganas de ir al gym, pero enseguida se me pasaron.
gracias por pasar
gracias por comentar
AGUSTINA ME DEJO CADA UNO DE LOS 21CM DE MI PIJA
HIPER DUROSSSSSSSSSSSSSS
Muy bueno todo, muy excitante sin dudas pero con esos comentarios q sacan carcajadas tmb. +10 de una y a esperar el siguiente.
"...como buena calienta pija y encima pendejita (18 años apenas) les terminaba cortando el rostro."... tremendo flashback q tuve, si nos habrá tocado sufrirla a todos esa. Joder 😂
gracias por pasar! 😉
Que posición te gustaba más? Volante creativa, goleadora, volante de marca, delantera por afuera?
Excelente relato.
gracias por pasar!
Qué hermosa putita que es!!! Ojalá que algún día te cuente qué hizo con los alemanes en brasil, jeje.
Van 10
@jusound
@juanpijaza
@Juancillo
https://youtu.be/EzkwNBMJyAw
CHE COLA DE PAJA..... LA PERICIA A LA NENA ESTUVO MAL ECHA....
CUANDO SALGA ESTA LEY NO TE SALVA NI YIYITO....
"Yo le lamía la puntita hasta que terminó acabando salpicando mi cara, mi pelo y chorreando leche en el piso y la colchoneta." waiiii nooo el pelooo lo demas genial ❤️
"Volvimos a la fiesta y terminé cogiendo con otro. Cuando se corrió el rumor, también. Me tuve que cambiar. " gajes de la diversion y hormonas jjajajja
igual se disfruta ❤️