Cuidando al bebe de mi amiga
Mientras esperaba la visita de don Ricardo me entretenía aseando la casa, pero don Ricardo no llegó ese día. Me habló Ricardo para decirme que su papa se había puesto malo y no pudo venir y que ni él me podría ver.
Ese mismo día, mi amiga cuyo esposo me hizo suya (Leer el relato “Déjame metértela, poquito, quiero metértela” el cual ocurrió hace ya tiempo) mi amiga se había embarazado poco después y en nuestra amistad la visité varias veces para ayudarla.
Al dar a luz se puso muy mal, pero a los 6 meses de nacer su bebe su condición empeoró, por el bebe casi no dormía y eso le trajo migrañas muy fuertes. Me solicitó si yo podía ayudarla ya que el doctor le dijo que mínimo debía estar en calma 15 días, le dije a mi esposo y estuvo de acuerdo en que me fuera a su casa en las noches para ayudarle con el bebe.
Así que en las noches iba a su casa y para ayudarla me dormía en la misma habitación, ella en una cama, el bebe en la cuna y yo en otra cama. Su esposo dormía en otro cuarto. El doctor le recetó calmantes para que pudiera dormir, así que si el bebe lloraba yo me levantaba a atenderlo.
Los primeros días todo marchaba bien, me levantaba, atendía al bebe cuando lloraba en la noche y volvía a dormir. Mi amiga por el sedante no se daba cuenta, la dosis recetada por el doctor era solo para que descansara, pero dijo el Doctor que una dosis más fuerte la haría dormir más profundamente.
En las noches me acostaba con un mini short de mezclilla y en bra para estar cómoda, la puerta del cuarto estaba cerrada así que no me preocupaba que su esposo me pudiera ver, aunque por nuestros encuentros anteriores sabía que quizás me quisiera poseer otra vez, pero él parecía no interesarse en mí, o al menos eso manifestó los primeros días.
Confieso que eso me desilusionó ya que solo verlo me traía candentes recuerdos. Así que las noches siguientes todo marchaba tranquilo. Su esposo venía a darle la medicina y el calmante y se retiraba, tan pronto cerraba la puerta me preparaba para dormir.
Pero esa noche, antes de irse, mientras yo atendía al bebe de reojo lo vi como me miraba, pensé que era mi imaginación. Así que se fue y me preparé para acostarme.
En la madrugada hacia un poco de calor así que me levanté para ir a la cocina a tomar agua helada, al pasar por la recamara de Manuel, esposo de mi amiga vi que estaba acostado desnudo y con una erección tremenda, su pene apuntaba al cielo, solo verlo me hizo mojarme, me quedé en la puerta contemplándolo en silencio e inconscientemente comencé a tocarme la puchita por encima del short y mi respiración se agitó pues mi pulso instintivamente se aceleró.
Haciendo un esfuerzo (Ya que mi cuerpo reaccionaba queriendo ir a tocar ese pene) me retiré a la cocina. Abrí el refri y me serví agua, no podía apartar esa imagen de mi cabeza y aun me encontraba agitada. Me apoyé en la barra de la cocina para tratar de calmarme, estaba ensimismada en mis pensamientos y sensaciones cuando sentí unas manos desde atrás de mí sujetarme por la cintura y unos labios que se posaban en mi cuello.
Con un sobresalto voltee ¡Era él! Sus manos y boca recorrían mi cuerpo, me asusté, su esposa estaba en la recamara durmiendo, la situación morbosa me calentó inmediatamente, pero el miedo podía más e intenté zafarme de él, sus manos y labios quemaban mi piel y mis respiración ya eran jadeos.
-¡NO, NO, MANUEL, TU ESPOSA PUEDE DESPERTAR!
-¡DEJAME METERTELA, POQUITO, QUIERO METERTELA!
Cuando dijo eso las sensaciones de mi cuerpo se encendieron de manera violenta ya que recordaba esa ocasión cuando me la metió mientras su esposa se bañaba, tan intenso era lo que sentía que cuando agarró mi trasero mientras lamía mi espalda al tiempo que sus manos sujetaban mis pechos tuve un orgasmo intenso que me hacía estremecer.
-¡AAAAHHH, AAAHHHHH, AAAAHHHH!
Entonces me dijo:
-¡NO TE PREOCUPES, LE DI UNA DOSIS MAS ALTA DE SEDANTE, NO VA ADESPERTAR Y YA NECESITO CULEARTE MAMACITA!
-¡AH, AH, AH, MANUEL, ERES UN CABRON, AH, AH, AH!
Sus manos hábilmente me habían despojado de mi brasiere desde el inicio dejándolo caer al piso así que sujetando mis pechos desde atrás y apoyando su pene en mi trasero me empujó contra la barra impidiendo que me pudiera escapar, así, su lengua jugaba libremente en mi espalda y cuello volviéndome loca. Entonces sujetándome firmemente por los pechos y la cintura comenzó a llevarme lentamente a su recamara mientras punteaba mi trasero encima del short.
Me dejé llevar, mi cuerpo estaba reaccionando a sus caricias y al contacto de su desnudez. Mi mente quería resistirse, pero mi cuerpo estaba encendido.
Entonces al llegar a la cama me acostó e inmediatamente se colocó sobre mí para apoderarse de mi boca y de mis pechos. De todos mis puntos sensibles, los pezones son el principal y me excita demasiado que los chupen, él lo sabía, así que los mordía, lamía o succionaba locamente mientras sus manos desabrocharon el botón del short y bajaron el zíper, así, sus manos empezaron a acariciar mi conejito totalmente húmedo. Hábilmente sus manos acariciaban mis caderas debajo del short mientras su boca me enloquecía mordiendo mis labios, mi cuello y mis pezones.
Después, me despojó de mi short mordiéndolo para bajarlo lentamente dejándome totalmente a su disposición y entonces su boca, lamiendo cada parte de mi cuerpo empezó a subir por mis pies, hasta llegar a mi conejito y abriéndolo con sus manos su lengua lo recorrió todo arrancándome otro orgasmo intenso.
Entonces se enderezó y poniéndome de costado sus manos amasaban mis pompas y acariciaban mi espalda, Ricardo y Pablo habían descubierto puntos sensibles en mis caderas y piernas, pero la combinación de caricias en mi espalda y trasero al mismo tiempo me había enloquecido tanto que jadeaba intensamente. Volvió a lamer mi cuerpo, ahora su lengua se metía entre mis pompas -¡AAAAHHHHHH!- y entonces me hizo un chupetón en mi pompa derecha…
-¡AAAHHH, AH, NO, MANUEL, NO! ¡MI MARIDO LO VA A VER!
No respondió, siguió succionando haciendo cada vez más notorio el chupetón excitándome demasiado pues seguía amasando mis pompas y metía sus dedos en mi conejito. Ahora su boca se dirigió a mi cadera y volvió a hacerme otro intenso chupetón -¡AAAAAAHHHHH! – me hizo ese y otro en el vientre cerca de mi conejito y luego otro más en mi pecho.
-¡NO, NO POR FAVOR, DESGRACIADO, LOS VAN A VER! ¡AAAAHHHH!
Me volvía loca lo que sentía cada chupetón que me hacía y parece que a él lo excitaban mis suplicas de que se detuviera porque mordía más intensamente donde hacía los chupetones. Esas sensaciones me enloquecieron al punto de gritarle:
-¡AAAHHH, HAZME LO QUE QUIERAS CABRÓN, MUERDEME, COJEME TODA LA NOCHE DESGRACIADO, AAAHHH, AH, AH, AH, AHH!
-¡Y ESO ES LO QUE VOY A HACER CULERA! –Dijo al tiempo que me mordía la espalda.
Entonces poniéndome boca arriba se colocó arriba de mí y abriendo mis piernas en la posición de misionero metió su tremendo pene en mi conejito, cuando terminó de meterlo su boca se apoderó de la mía mordiendo mis labios y lamiendo mi lunar y empezó a bombear lentamente, disfrutando lo que sentía al rozar las paredes de mi vagina mientras yo gritaba descontrolada, enloquecida.
De repente, de mi boca paso a lamer mi cuello, yo gemía y gritaba y sin darme tiempo de nada mordió mi cuello haciéndome otro chupetón.
-¡NO, NO MANUEL, NO! ¡AAAAGGGGGHHHH!
No pude decir más, la mordida combinada con las embestidas me arrancó el orgasmo más enloquecedor de mi vida, ya no dije nada, lo dejé que siguiera haciéndome el chupetón y luego cambio de lado para hacerme otro en el otro lado del cuello mientras yo seguía estremeciéndome sometida totalmente.
Luego sacó su pene de mi conejito que palpitaba enloquecido y se acostó a mi lado y mientras él acariciaba mi trasero y espalda nuevamente yo con mi mano hacía atrás sujete su pene durísimo para masajearlo, masturbarlo, entonces él lo acercó a la entrada de mi ano dándome ligeras punteadas sin meterla haciéndome gemir, me hice para a tras buscando la penetración, pero no me dejaba.
-¡ME VAS A SUPLICAR QUE TE LA META EN EL CULO!
-¡QUE ESPERAS, METEMELA YA PAPITO, DAMELA, NO ME CASTIGUES!
Entonces la pasó por en medio de mis piernas de manera que se restregaba en mi conejito que ya estaba totalmente empapado y deseoso de volver a ser penetrado, cerré las piernas para apretarla y empezó a moverse como si me cogiera por detrás al tiempo que mordía mi cuello y sus manos sujetaban mis pechos desde atrás.
Era enloquecedor sentir ese miembro viril restregarse en mi conejito y como su abdomen chocaba en mis pompas, entonces él levantó mi pierna y su pene comenzó a meterse de nuevo en mi puchita, centímetro a centímetro lo metió lentamente, cada centímetro sentía que me volvía loca hasta meterla toda y así, sujetando mi pierna arriba empezó a bombear lentamente para ir acelerando hasta ser embestidas brutales que me arrancaban el aliento.
Mis gemidos eran intensos y descontrolados, la situación de que me tuviera desnuda y me estuviera penetrando en la habitación a un lado de la de su esposa me enloquecía, bombeaba y bombeaba mi puchita y yo solo me dejaba hacer, me entregaba a él sin pudor.
-¿QUIEN TE COJE MAMITA?
-¡TU PAPITO, TU MI AMOR!
-¡DILE A MI ESPOSA QUE TE ESTOY CULEANDO MAMACITA!
-¡SI, SI, SI, TU MARIDO ME ESTA CULEANDO, ME COGE MUY RICO! – Dije a gritos.
Cuando dije eso empecé a tener un orgasmo tan intenso que parecía orinarme empapando la cama abundantemente y mientras él seguía bombeando el chaca chaca se escuchaba combinándose con mis gemidos y los de él llenando la habitación de esa música llena de lujuria y pasión animal.
El veía como me estremecía víctima de un orgasmo tras otro pero no dejaba de arremeter contra mi conejito arrancándome más orgasmos que me hacían perder la razón.
Entonces tuve un orgasmo mucho más intenso que casi me hace perder el sentido, él se detuvo al ver eso, dándome tiempo para recuperarme, entonces aprovechando la lubricación de mis jugos se embarró sus dedos y los metió en mi ano dilatándolo, ante ese placer que me daban sus dedos y su pene en mi puchita me empecé a mover otra vez mientras él con sus dedos dilataba mi ano.
Cuando vio que estaba listo sacó su pene lentamente y la sensación de sentirlo salir raspando cada pared de mi vagina me hizo tener otro orgasmo. Entonces me hizo levantarme y me llevó a la habitación de su esposa para que de pie me empinara poniendo las manos en la cama de su esposa donde estaba su cara -¡SE QUE TE LLENÓ DE MORBO QUE TE COGIERA CUANDO SE BAÑABA, AHORA TE VOY A REVENTAR EL CULO A UN LADO DE DONDE DUERME!- y el morbo y lujuria eran tantos que no me opuse, entonces la colocó en mi ano y sujetando firmemente mis caderas empujo hasta meterla toda.
Y ya adentro, empezó a bombear salvajemente al tiempo que estiraba mi cabello sometiéndome totalmente. Solo al meterla me había arrancado un orgasmo violento y ahora cada embestida me arrancaba más mientras yo veía el rostro de mi amiga dormida plácidamente y sentía una mezcla de vergüenza y lujuria de que su esposo me culeara a un lado de ella. Entonces él gritando empezó a llenar mi ano de su semen.
Luego cuando terminó de vaciarse en mis entrañas, la sacó y sujetando mi mano me llevó a la regadera para bañarnos juntos y mientras lo hacíamos me hizo hincarme y la metió en mi boca para que se la mamara hasta derramarse por última vez. Cuando terminamos, se secó con su toalla y se fue dejándome abatida, sentada en el baño y totalmente agotada.
Cuando me recuperé me levanté y al verme al espejo pude ver las marcas en mi cuello, pechos y vientre, me había marcado de manera salvaje, solo verme me volvió a excitar tanto que tome el consolador de mi amiga para volver a masturbarme y correrme de manera tremenda. Después fui a buscar mi ropa a la cocina y la recamara de él que ya estaba dormido, recogí mi short, mi bra y me vestí. Limpie del piso cualquier indicio de semen en la habitación y para ocultar el fuerte olor a sexo apliqué aromatizante. Ya limpio todo me fui a dormir, por suerte el bebe no despertó en el resto de la noche así pude descansar.
Cada noche de esos días restantes la pasamos en su recamara y a veces me culeaba a un lado de su esposa que sedada no se imaginaba lo que pasaba en las candentes noches entre su marido y yo.
continuara....
Mientras esperaba la visita de don Ricardo me entretenía aseando la casa, pero don Ricardo no llegó ese día. Me habló Ricardo para decirme que su papa se había puesto malo y no pudo venir y que ni él me podría ver.
Ese mismo día, mi amiga cuyo esposo me hizo suya (Leer el relato “Déjame metértela, poquito, quiero metértela” el cual ocurrió hace ya tiempo) mi amiga se había embarazado poco después y en nuestra amistad la visité varias veces para ayudarla.
Al dar a luz se puso muy mal, pero a los 6 meses de nacer su bebe su condición empeoró, por el bebe casi no dormía y eso le trajo migrañas muy fuertes. Me solicitó si yo podía ayudarla ya que el doctor le dijo que mínimo debía estar en calma 15 días, le dije a mi esposo y estuvo de acuerdo en que me fuera a su casa en las noches para ayudarle con el bebe.
Así que en las noches iba a su casa y para ayudarla me dormía en la misma habitación, ella en una cama, el bebe en la cuna y yo en otra cama. Su esposo dormía en otro cuarto. El doctor le recetó calmantes para que pudiera dormir, así que si el bebe lloraba yo me levantaba a atenderlo.
Los primeros días todo marchaba bien, me levantaba, atendía al bebe cuando lloraba en la noche y volvía a dormir. Mi amiga por el sedante no se daba cuenta, la dosis recetada por el doctor era solo para que descansara, pero dijo el Doctor que una dosis más fuerte la haría dormir más profundamente.
En las noches me acostaba con un mini short de mezclilla y en bra para estar cómoda, la puerta del cuarto estaba cerrada así que no me preocupaba que su esposo me pudiera ver, aunque por nuestros encuentros anteriores sabía que quizás me quisiera poseer otra vez, pero él parecía no interesarse en mí, o al menos eso manifestó los primeros días.
Confieso que eso me desilusionó ya que solo verlo me traía candentes recuerdos. Así que las noches siguientes todo marchaba tranquilo. Su esposo venía a darle la medicina y el calmante y se retiraba, tan pronto cerraba la puerta me preparaba para dormir.
Pero esa noche, antes de irse, mientras yo atendía al bebe de reojo lo vi como me miraba, pensé que era mi imaginación. Así que se fue y me preparé para acostarme.
En la madrugada hacia un poco de calor así que me levanté para ir a la cocina a tomar agua helada, al pasar por la recamara de Manuel, esposo de mi amiga vi que estaba acostado desnudo y con una erección tremenda, su pene apuntaba al cielo, solo verlo me hizo mojarme, me quedé en la puerta contemplándolo en silencio e inconscientemente comencé a tocarme la puchita por encima del short y mi respiración se agitó pues mi pulso instintivamente se aceleró.
Haciendo un esfuerzo (Ya que mi cuerpo reaccionaba queriendo ir a tocar ese pene) me retiré a la cocina. Abrí el refri y me serví agua, no podía apartar esa imagen de mi cabeza y aun me encontraba agitada. Me apoyé en la barra de la cocina para tratar de calmarme, estaba ensimismada en mis pensamientos y sensaciones cuando sentí unas manos desde atrás de mí sujetarme por la cintura y unos labios que se posaban en mi cuello.
Con un sobresalto voltee ¡Era él! Sus manos y boca recorrían mi cuerpo, me asusté, su esposa estaba en la recamara durmiendo, la situación morbosa me calentó inmediatamente, pero el miedo podía más e intenté zafarme de él, sus manos y labios quemaban mi piel y mis respiración ya eran jadeos.
-¡NO, NO, MANUEL, TU ESPOSA PUEDE DESPERTAR!
-¡DEJAME METERTELA, POQUITO, QUIERO METERTELA!
Cuando dijo eso las sensaciones de mi cuerpo se encendieron de manera violenta ya que recordaba esa ocasión cuando me la metió mientras su esposa se bañaba, tan intenso era lo que sentía que cuando agarró mi trasero mientras lamía mi espalda al tiempo que sus manos sujetaban mis pechos tuve un orgasmo intenso que me hacía estremecer.
-¡AAAAHHH, AAAHHHHH, AAAAHHHH!
Entonces me dijo:
-¡NO TE PREOCUPES, LE DI UNA DOSIS MAS ALTA DE SEDANTE, NO VA ADESPERTAR Y YA NECESITO CULEARTE MAMACITA!
-¡AH, AH, AH, MANUEL, ERES UN CABRON, AH, AH, AH!
Sus manos hábilmente me habían despojado de mi brasiere desde el inicio dejándolo caer al piso así que sujetando mis pechos desde atrás y apoyando su pene en mi trasero me empujó contra la barra impidiendo que me pudiera escapar, así, su lengua jugaba libremente en mi espalda y cuello volviéndome loca. Entonces sujetándome firmemente por los pechos y la cintura comenzó a llevarme lentamente a su recamara mientras punteaba mi trasero encima del short.
Me dejé llevar, mi cuerpo estaba reaccionando a sus caricias y al contacto de su desnudez. Mi mente quería resistirse, pero mi cuerpo estaba encendido.
Entonces al llegar a la cama me acostó e inmediatamente se colocó sobre mí para apoderarse de mi boca y de mis pechos. De todos mis puntos sensibles, los pezones son el principal y me excita demasiado que los chupen, él lo sabía, así que los mordía, lamía o succionaba locamente mientras sus manos desabrocharon el botón del short y bajaron el zíper, así, sus manos empezaron a acariciar mi conejito totalmente húmedo. Hábilmente sus manos acariciaban mis caderas debajo del short mientras su boca me enloquecía mordiendo mis labios, mi cuello y mis pezones.
Después, me despojó de mi short mordiéndolo para bajarlo lentamente dejándome totalmente a su disposición y entonces su boca, lamiendo cada parte de mi cuerpo empezó a subir por mis pies, hasta llegar a mi conejito y abriéndolo con sus manos su lengua lo recorrió todo arrancándome otro orgasmo intenso.
Entonces se enderezó y poniéndome de costado sus manos amasaban mis pompas y acariciaban mi espalda, Ricardo y Pablo habían descubierto puntos sensibles en mis caderas y piernas, pero la combinación de caricias en mi espalda y trasero al mismo tiempo me había enloquecido tanto que jadeaba intensamente. Volvió a lamer mi cuerpo, ahora su lengua se metía entre mis pompas -¡AAAAHHHHHH!- y entonces me hizo un chupetón en mi pompa derecha…
-¡AAAHHH, AH, NO, MANUEL, NO! ¡MI MARIDO LO VA A VER!
No respondió, siguió succionando haciendo cada vez más notorio el chupetón excitándome demasiado pues seguía amasando mis pompas y metía sus dedos en mi conejito. Ahora su boca se dirigió a mi cadera y volvió a hacerme otro intenso chupetón -¡AAAAAAHHHHH! – me hizo ese y otro en el vientre cerca de mi conejito y luego otro más en mi pecho.
-¡NO, NO POR FAVOR, DESGRACIADO, LOS VAN A VER! ¡AAAAHHHH!
Me volvía loca lo que sentía cada chupetón que me hacía y parece que a él lo excitaban mis suplicas de que se detuviera porque mordía más intensamente donde hacía los chupetones. Esas sensaciones me enloquecieron al punto de gritarle:
-¡AAAHHH, HAZME LO QUE QUIERAS CABRÓN, MUERDEME, COJEME TODA LA NOCHE DESGRACIADO, AAAHHH, AH, AH, AH, AHH!
-¡Y ESO ES LO QUE VOY A HACER CULERA! –Dijo al tiempo que me mordía la espalda.
Entonces poniéndome boca arriba se colocó arriba de mí y abriendo mis piernas en la posición de misionero metió su tremendo pene en mi conejito, cuando terminó de meterlo su boca se apoderó de la mía mordiendo mis labios y lamiendo mi lunar y empezó a bombear lentamente, disfrutando lo que sentía al rozar las paredes de mi vagina mientras yo gritaba descontrolada, enloquecida.
De repente, de mi boca paso a lamer mi cuello, yo gemía y gritaba y sin darme tiempo de nada mordió mi cuello haciéndome otro chupetón.
-¡NO, NO MANUEL, NO! ¡AAAAGGGGGHHHH!
No pude decir más, la mordida combinada con las embestidas me arrancó el orgasmo más enloquecedor de mi vida, ya no dije nada, lo dejé que siguiera haciéndome el chupetón y luego cambio de lado para hacerme otro en el otro lado del cuello mientras yo seguía estremeciéndome sometida totalmente.
Luego sacó su pene de mi conejito que palpitaba enloquecido y se acostó a mi lado y mientras él acariciaba mi trasero y espalda nuevamente yo con mi mano hacía atrás sujete su pene durísimo para masajearlo, masturbarlo, entonces él lo acercó a la entrada de mi ano dándome ligeras punteadas sin meterla haciéndome gemir, me hice para a tras buscando la penetración, pero no me dejaba.
-¡ME VAS A SUPLICAR QUE TE LA META EN EL CULO!
-¡QUE ESPERAS, METEMELA YA PAPITO, DAMELA, NO ME CASTIGUES!
Entonces la pasó por en medio de mis piernas de manera que se restregaba en mi conejito que ya estaba totalmente empapado y deseoso de volver a ser penetrado, cerré las piernas para apretarla y empezó a moverse como si me cogiera por detrás al tiempo que mordía mi cuello y sus manos sujetaban mis pechos desde atrás.
Era enloquecedor sentir ese miembro viril restregarse en mi conejito y como su abdomen chocaba en mis pompas, entonces él levantó mi pierna y su pene comenzó a meterse de nuevo en mi puchita, centímetro a centímetro lo metió lentamente, cada centímetro sentía que me volvía loca hasta meterla toda y así, sujetando mi pierna arriba empezó a bombear lentamente para ir acelerando hasta ser embestidas brutales que me arrancaban el aliento.
Mis gemidos eran intensos y descontrolados, la situación de que me tuviera desnuda y me estuviera penetrando en la habitación a un lado de la de su esposa me enloquecía, bombeaba y bombeaba mi puchita y yo solo me dejaba hacer, me entregaba a él sin pudor.
-¿QUIEN TE COJE MAMITA?
-¡TU PAPITO, TU MI AMOR!
-¡DILE A MI ESPOSA QUE TE ESTOY CULEANDO MAMACITA!
-¡SI, SI, SI, TU MARIDO ME ESTA CULEANDO, ME COGE MUY RICO! – Dije a gritos.
Cuando dije eso empecé a tener un orgasmo tan intenso que parecía orinarme empapando la cama abundantemente y mientras él seguía bombeando el chaca chaca se escuchaba combinándose con mis gemidos y los de él llenando la habitación de esa música llena de lujuria y pasión animal.
El veía como me estremecía víctima de un orgasmo tras otro pero no dejaba de arremeter contra mi conejito arrancándome más orgasmos que me hacían perder la razón.
Entonces tuve un orgasmo mucho más intenso que casi me hace perder el sentido, él se detuvo al ver eso, dándome tiempo para recuperarme, entonces aprovechando la lubricación de mis jugos se embarró sus dedos y los metió en mi ano dilatándolo, ante ese placer que me daban sus dedos y su pene en mi puchita me empecé a mover otra vez mientras él con sus dedos dilataba mi ano.
Cuando vio que estaba listo sacó su pene lentamente y la sensación de sentirlo salir raspando cada pared de mi vagina me hizo tener otro orgasmo. Entonces me hizo levantarme y me llevó a la habitación de su esposa para que de pie me empinara poniendo las manos en la cama de su esposa donde estaba su cara -¡SE QUE TE LLENÓ DE MORBO QUE TE COGIERA CUANDO SE BAÑABA, AHORA TE VOY A REVENTAR EL CULO A UN LADO DE DONDE DUERME!- y el morbo y lujuria eran tantos que no me opuse, entonces la colocó en mi ano y sujetando firmemente mis caderas empujo hasta meterla toda.
Y ya adentro, empezó a bombear salvajemente al tiempo que estiraba mi cabello sometiéndome totalmente. Solo al meterla me había arrancado un orgasmo violento y ahora cada embestida me arrancaba más mientras yo veía el rostro de mi amiga dormida plácidamente y sentía una mezcla de vergüenza y lujuria de que su esposo me culeara a un lado de ella. Entonces él gritando empezó a llenar mi ano de su semen.
Luego cuando terminó de vaciarse en mis entrañas, la sacó y sujetando mi mano me llevó a la regadera para bañarnos juntos y mientras lo hacíamos me hizo hincarme y la metió en mi boca para que se la mamara hasta derramarse por última vez. Cuando terminamos, se secó con su toalla y se fue dejándome abatida, sentada en el baño y totalmente agotada.
Cuando me recuperé me levanté y al verme al espejo pude ver las marcas en mi cuello, pechos y vientre, me había marcado de manera salvaje, solo verme me volvió a excitar tanto que tome el consolador de mi amiga para volver a masturbarme y correrme de manera tremenda. Después fui a buscar mi ropa a la cocina y la recamara de él que ya estaba dormido, recogí mi short, mi bra y me vestí. Limpie del piso cualquier indicio de semen en la habitación y para ocultar el fuerte olor a sexo apliqué aromatizante. Ya limpio todo me fui a dormir, por suerte el bebe no despertó en el resto de la noche así pude descansar.
Cada noche de esos días restantes la pasamos en su recamara y a veces me culeaba a un lado de su esposa que sedada no se imaginaba lo que pasaba en las candentes noches entre su marido y yo.
continuara....
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