Estábamos sentados en el salón mirando una película, cuando de repente mi sobrina se me echó encima, sentándose en mi regazo como si fuera la niña pequeña que venía a jugar con su tío, como hacía tantas veces, pero esta vez fue diferente, Victoria ya no es una niña, es muchacha bien formada aunque aniñada pero con toda la picardía de una mujer.
Su culo se aposentó sobre mis piernas, acoplándose perfectamente sobre ellas, con la ligereza de la ropa de verano.
- ¡Dejadme sitio en el sofá tío¡,…. bueno es igual me sentaré en tu regazo (dijo)
Su madre contestó
- Deja en paz al tío Victoria, que te encanta molestar
Yo dije que no se preocupara que no me molestaba.
Estábamos mi mujer, mi cuñada Yolanda y su marido sentados en los sofás ante la tele, una noche de sábado en el chalet de la familia. Esos días que pasamos en común eran una tortura porque solo sirven para no tener la intimidad suficiente con mi esposa, en cambio ver pasar a mi cuñada con poca ropa indulgentemente delante de mí, con lo buena que está, es todo un espectáculo, ella siempre me ha puesto a cien.
La película era un rollo y pronto, mi mujer primero y mi cuñado después se fueron a acostarse, quedando mi cuñada sola en un sofá y el otro yo y mi sobrina. Mi cuñada aprovechó para estirarse en el suyo a sus anchas, pero mi sobrinita no se me levantó de encima, al contrario aprovechó para reclinar su cuerpo sobre el mío y mover un poco el culo para así acoplarlo mejor sobre mi sexo, aunque intenté no hacer caso, no soy de piedra y aguanté como pude.
A los pocos minutos mi cuñada se quedó adormecida con las piernas entreabiertas y la cabeza reclinada, se movió y se le levantó la falda dejando ver la minúscula braguita, metida casi toda en el interior de su coño, se podía ver perféctamente, con sus vellos coronándolo como un encaje, precioso, aquel higo abierto con la tela blanca metida en la raja. Aquello sí que me puso caliente como un venado, tanto que mi pene se puso tieso, armado como un cañón dentro del bañador. Aquello no pasó inadvertido a mi sobrina, que notó como la levantaba unos centímetros sobre el sofá. Victoria siguió moviendo su culo sobre mi bulto, después de un lapsus de silencio, sus acercó su boca a mi oído y susurrando me dijo
- ¿Mamá sí que te pone cachondo, verdad tío?
- ¡pero qué dices muchacha!
Victoria quería decir que “ella todo el rato encima mío, sobándome el bulto y hasta que su madre no me ha enseñado el culo no ha notado mi pene armado”. Hice fuerza para levantarme y terminar con aquello pero Victoria apretó hacia abajo y me quedé clavado en el sofá.
- ¡Espera tío!, …. si no te la follas es porque no quieres, lo hacen todos con todos
- ¡pero Victoria, te has vuelto loca! Anda vamos a acostarnos que es tarde.
Pero ella siguió con su cantinela,
- Lo he visto y si quieres, puedes verlo tú mismo, te mandaré un wassap
- ¡Venga ya está bien¡
Le aparté de encima y me fui a acostarme, ese fin de semana lo pasé sin poder sacarme de la cabeza las palabras de mi sobrina, intentando borrarlo de mi mente, pero pequeños detalles entre mi cuñada mi esposa y su marido me pusieron el duda, la manera de mirarse, los pequeños piquitos para despedirse, miradas, todo me parecía sospechoso, incluso noté como mi cuñada tonteaba conmigo y coqueteaba, posiblemente lo había estado haciendo mucho tiempo, pero yo no me había dado cuenta.
Al cabo de unos días estando en el trabajo, recibí un wassap de mi sobrina
- “ven a mi casa a las 9,45h”
No quería hacer caso, pero la curiosidad pudo más que mi razón y me fui a casa de mi cuñada, llamé, me abrió la puerta Victoria y pasé a dentro
- vamos tío démonos prisa que vendrán enseguida, a las 9,30h, ellos creen que estoy en el instituto, tienes que jurarme que no dirás nada de lo que veas.
Asentí con la cabeza y como un gilipollas la seguí, me llevó al dormitorio de mi cuñada, abrió la puerta del armario y dijo
- entra, y déjame espacio
- ni pensarlo contesté
En eso se oyó el cerrojo de la puerta y cuchicheos por la casa, entonces si que me metí dentro, arrimándome hacia el fondo para dejar hueco para mi sobrina que se metió también apretando el culo contra mí, dejó el armario con una rendija de unos centímetros abierto, era pequeña pero estaba enfrente de la cama y se veía todo perfectamente.
Nos quedamos quietos los dos, menuda sensación de ridículo pasaba por mi cabeza, en eso entró mi cuñado en el dormitorio, se quitó lentamente la ropa y se quedó en calzoncillos, sin deshacer la cama se echó. Ni parpadear de miedo, intenté casi ni respirar por si se daban cuenta de aquella situación tan embarazosa.
Se oía hacer ruidos en el cuarto de baño, hasta que al fin se oyó tirar de la cadena del aseo y se acercó la mujer, se la veía caminar hacia la cama, de espaldas con un corsé blanco y medias blancas de encaje, sin las bragas, al tiempo que mi cuñado se quitó el calzoncillo y lo dejó sobre la mesita, la mujer se arrodilló y agachando la cabeza sobre el pene de mi cuñado y empezó a chuparlo, primero lentamente y luego con frenesí mientras mi cuñado ponía cara de morirse de gusto.
La mujer nos mostraba el culo en pompa, con el coño abierto en dirección al armario donde estábamos mi sobrina y yo, como una peli porno pero en directo, empecé a ponerme caliente y mi sobrinita también a juzgar por la manera de arrimar su cuerpo al mío, pegando su espalda y su culo a mí. Aquella situación era una mezcla de ridículo, miedo a ser pillado y calentón, mientras mi sobrina restregaba el culo lentamente contra mi pene erecto dentro del pantalón, la mujer seguía chupando el manubrio de mi cuñado, bajó una mano entre sus piernas y empezó a masturbar su coño, pasando sus dedos por la raja húmeda y acariciarse el clítoris primero lentamente aumentando su velocidad y presión. Como si lo hicieran expresamente para nosotros.
Mi cuñado, parecía que se iba a correr cuando le hizo levantar la cabeza para que parara de chupar , entonces ella la levantó y se giró y vino la sorpresa, ¡¡¡¡era Viki, mi mujer!!!.
Casi me da un soponcio, se me aceleraron las pulsaciones y la adrenalina me dio una subida de rabia enorme, iba a salir a montar el cirio de mi vida, pero mi sobrina me aguantó, apretando el culo contra mi sexo, me puso los labios en la oreja y dijo.
- Ahora tienes que aguantar tío, me lo juraste
Al tiempo que se ladeó un poco para ponerse acoplada a mi costado y me puso los labios en la oreja y la lengua empezó a lamer metiéndola en el oído, provocándome u intenso escalofrío, mientras con la mano me acarició el bulto del pantalón, agarrándolo con fuerza y luego restregando su mano por encima, buscando el glande y insistiendo en ese punto.
Me quedé como hipnotizado, saboreando el masaje mientras mi mujer se acoplaba de espaldas a nosotros, se arrodilló con las piernas abiertas justo en la vertical del pene de mi cuñado y agarrándolo con la mano, lo encaminó hacia la abertura de su coño abierto, lo acopló en la abertura contra los labios abiertos de la vagina, perecía una boca a punto de tragar aquel plátano y agachando su culo se lo tragó, poco a poco, lentamente, me pareció larguísimo el tiempo que tardó en clavarse aquel pene, me sentía cornudo, pero a la vez sentía el gusto que me daba mi sobrina jugando con mi pene. En el fondo ver follar a mi mujer con otro también me movía una especie de morbo en un lugar muy profundo de mi cerebro, que hacía que estuviera caliente y acumulando esperma en mis testículos.
Mi mujer, tras un rato clavada al pene de mi cuñado, sin moverse, empezó a levantar el culo y bajarlo, follándo el pene, sucesivamente, bombeando lentamente. Mi sobrina me bajó la cremallera del pantalón y con la mano me so lacó fuera, no hizo falta mucho esfuerzo, salió solo, como un muelle, balanceándose, entonces lo agarro con su mano suave de niña y empezó a masturbarlo suavemente. Yo estaba inmóvil, como si no quisiera que me tocara mientras mi mujer ya no bombeaba, cabalgaba sobre el manubrio de mi cuñado que ponía cara de abobado por el gusto cercano al orgasmo.
En pleno frenesí, mi mujer paró y se levantó, desclavándose de aquel pene que salió pringoso por los jugos vaginales y golpeó el abdomen de mi cuñado. Mi mujer se acostó sobre la cama bocarriba con la cabeza sobre la almohada y los pies en dirección a nosotros, se quitó la almohada de la cabeza y se la puso bajo de las caderas para levantar el culo y de lijo
- Ven ponte aquí encima
Señalando el pene con el dedo y a su boca se puso acoplado sobre ella en posición de 69, nuestra visión era perfecta sobre la vagina y la cabeza de mi cuñado, que empezó a chuparle la raja a mi mujer hasta que detuvo su lengua sobre su clítoris, mientras ella le chupaba el pene.
Mi sobrina miraba también atontada la escena, se la notaba acalorada y caliente por la forma que me movía el pene, entonces no pude mas, le levanté la faldita y le puse la mano por dentro de la braguita buscando su joven chochito, lo encontré muy fácilmente, estaba totalmente mojado y resbaladizo, mis dedos hurgaron rápidamente en la raja y encontré con el dedo el agujero totalmente mojado, metí y saqué el dedo como follándola.
Yo estaba fuera de mí la agarré y me la puse acoplada delante de mí de espaldas, con la falda levantada le bajé la braguita hasta donde pude ante la imposibilidad de agacharnos dentro del armario, cuando la tuve delante, le hice levantar un poquito el culo, ella ayudaba como podía con toda la intención de culminar aquello y le puse el pene entre las piernas, a lo largo de la rajita, sin metérsela dentro, ella abrió las piernas para que se alojara bien y bajé mi mano por delante suyo para apretar mi glande contra su rajita abierta y restregarlo contra su clítoris, cuando lo encontré empecé a mover las caderas para masturbarlo con mi pene, entonces ellas me apartó la mano y puso la suya, empujando el glande contra el botón mientras yo tenía mas libertad para abrazarla y bombear mejor entre sus piernas.
Miré a mi cuñado que chupaba como loco el clítoris de mi mujer mientras ella dijo:
- ¡Paraaa,…detente….que me corroooo¡¡¡
Con la voz apagada jadeando empezó a emitir sonidos entrecortados de orgasmo, mi cuñado levantó la cabeza y pude ver claramente como la vagina de mi mujer y el ano se contraían rítmicamente, pulsaciones que se acoplaban a sus gemidos, mi cuñado se levantó y se puso con las piernas abiertas encima de mi mujer que permanecía tumbada con las piernas abiertas, esté empezó a masturbar su pene apuntado hacia abajo, en dirección a la vagina de mi esposa, mientras ella abría con las manos la raja, mostrando el agujero rosado, profundo, mojado y aún palpitante por su orgasmo.
Mi sobrina empezó a jadear por el roce de mi pene contra su clítoris y a mí el esperma ya no me cabía dentro de mis testículos, con las vejigas seminales a punto de reventar, Victoria explotó en un orgasmo ahogado por la situación pero placentero al tiempo que levantó en culo un poco y con los mismos dedos con que hacía presión el glande contra su clítoris lo presionó para meterse mi pene dentro de su vagina, en pleno orgasmo.
Intenté apartarme para no correrme dentro de la vagina de Victoria, sacando el culo hacia afuera, pero ella presionó el suyo hacia atrás. Cuando una mujer no quiere que saques el pene de su vagina, es imposible hacerlo. Entonces empujé, metiéndolo más, hasta el fondo, pude sentir las pulsaciones de su orgasmo que aprisionaban mi pene estrujándolo en cada una de ellas, y automáticamente se abrieron las compuertas de mi esperma, uno, dos, tres, cuatro, cinco chorros golpearon el fondo de la vagina de mi sobrinita, fuertemente, ruidosamente, en cada chorro los músculos del pene lo desplazaban hacia arriba con fuerza, notaba como se levantaba el cuerpo de mi sobrina en cada eyaculación, aliviándome en cada una de las corridas. La llené hasta la matriz de esperma caliente, pronto empezó a rebosar y gotear sobre la braguita bajada hasta las rodillas.
Mi cuñado también alivió sus testículos, agachado rociando con su corrida el coño abierto de mi esposa, que aguantaba la raja abierta con los dedos para recoger toda su lechada.
Mi sobrina y yo nos quedamos quietos inmóviles rebosando los sexos de leche, con el armario oliendo a follar, a sexo, a esperma. Mi mujer ya estaba limpiándose el chocho con el calzoncillo de mi cuñado, se levantó y se fue al baño, mientras éste permaneció un rato recuperándose tumbado en la cama. Cuando volvió mi mujer del baño, ya estaba totalmente acicalada, a punto de salir, como si no pasara nada, le dio un beso en la mejilla a mi cuñado y se fue, entonces se levantó mi cuñado y fue a vestirse. Mientras tanto, sobrinita y yo en el armario, en silenció, esperando que se marchara, con el pene y el chochito untados de leche, las bragas mojadas, y alguna prenda de ropa del armario también afectada por los fluidos que se escaparon involuntariamente.
Por fin salió de casa mi cuñado y mi sobrina y yo pudimos salir del armario, ducharnos y marcharnos cada uno a su trabajo y al instituto. Estuve observándola mientras se subía las bragas y se arreglaba la falda y me di cuenta de lo bella que es, piernas largas como su madre, culo respingón, alta pechos pequeños de pera, labios carnosos y rojos nariz puntiaguda, pelo lacio y brillante melena, blanca de piel, vamos preciosa, como mi mujer, las tres se parecen mucho, mi cuñada, ella y mi esposa, mientras se arreglaba estuve a punto de empujarla sobre la cama y follarla otra vez, sobre la misma cama que mi mujer me había puesto los cuernos con su padre, pero me contuve y nos fuimos.
Esa noche cuando me acosté con mi mujer, no sentí rechazo ni celos, solo tenía ganas de follármela yo también, cosa que hice con todas mis fuerzas como si fuéramos recién casados, tanto que mi mujer se extrañó de mi actitud impetuosa y preguntó:
- ¿Cariño como vienes hoy de caliente, que has visto hoy?
No contesté.
Al siguiente fin de semana volvimos al chalet toda la familia con los niños, el sábado por la mañana, me fui a trabajar, tenía unas cuantas cosas que hacer, cundo volví era más de las 12 de la mañana, encontré a mi cuñada Yolanda sola en la casa, mejor dicho en la cocina
- ¿Qué haces cuñada?,…¿ que estás sola?
- Si, se han ido todos a la playa a pasar el día, menos Victoria que se ha ido con sus amigas y vendrá tarde.
Mi cuñada estaba preparando algo para comer nosotros dos, un arroz meloso. Le pregunté
- ¿Pero, tu porqué no has ido?
- Me duele todo, ayer estuve corriendo y creo que me pasé un poco.
Solo de mirarla cocinando, me dieron ganas de levantarle la falda y meterle la mano en el culo. Llevaba una falda sedosa blanca ceñida a la cintura y ancha por abajo, veraniega que trasparentaba unas bragas rojas, tanga, que cuando agachaba el cuerpo sobre la cocina se marcabas como si no estuviera la falda. Por arriba una camiseta sin mangas que dejaba ver media espalda y marcaba los pezones de los senos como si no llevara camisa.
Comimos los dos solos y al terminar dijo:
- Me voy a hacer la siesta en el cobertizo de la piscina, se estará fresquito
Me encargué de quitar la mesa y limpiar los platos, me puse el bañador y salí a la piscina, cuando llegué, Yolanda estaba a la sombra, en bañador estirada bocabajo, sobresalía el culo en el perfil de su cuerpo, llevaba un biquini rojo también, muy sesgado y pequeño, casi no le tapaba el culo. Yo ya estaba empalmado mientras colocaba mi toalla en el suelo, a la sombra, me acosté a un metro de ella. Le pregunté sin pensarlo sobre la carrera que hizo ayer y me contestó:
- Tengo agujetas en todo el cuerpo, corrí demasiado tiempo y no pude ir al masajista, casi no me puedo mover
Le pregunté si quería que la masajeara para aliviarla, esperando una negativa por respuesta, pero dijo
- ¡Vale¡ ….. ahí tienes aceite para masajes, en la bolsa.
Eché mano a la bolsa y saqué el aceite, me arrodille a su lado y empecé a darle aceite en la espalda, fregando primero suavemente y luego con fuerza, desde los riñones al cuello, subiendo y bajando hasta la orilla de la braga del biquini. Ella con las manos por atrás se desabrochó la parte superior, quedándose en Top-less pero bocabajo, escondiendo sus senos. Mis manos estaban sobando su espalda, pero mi mirada no se podía apartar de su culo, y sus largas piernas, bronceadas, aunque este masaje es mi especialidad, lo estaba realizando torpemente por la excitación. Tras un largo silencio dijo:
- En las piernas porfa,… en las piernas es donde tengo más agujetas
Me coloqué detrás de ella, abriéndole un poco las piernas, me coloqué al medio, para poder acceder bien, empecé por uno de los pies subiendo por la pierna hasta la entrepierna, deteniéndome antes de llegar al pantalón, con las piernas abiertas, el biquini se le metía poco a poco dentro de la raja, dejando ver una hilera de pelitos rizados coronando la braga, ella permanecía en silencio mientras yo cada vez llegaba con las manos más cerca de sus partes prohibidas. Cuando le apreté el pié dijo
- ¡Huff!..., que bueno, quanta falta me hacía esto
Yo pensé, “¿bueno?, tu sí que estás buena, yo sí que deseaba aquello desde hace tiempo”
Le masajeaba desde los dedos de los pies hasta los glúteos, la parte que estaba fuera de la braga, claro. Entonces se levantó y dijo
- ¡Espera¡
Se fue hacia el interior de la casa, en un minuto volvió envuelta con una toalla a la cintura y se volvió a acostar bocabajo, se levantó la toalla hasta el culo, dejando las piernas al aire, no dije ni palabra y volvía al masaje, al abrir las piernas pude ver que se había quitado las bragas, asomaban los pelitos por la toalla, poco a poco empujé la toalla hacia arriba casi hasta los riñones y ella no puso objeción, ni una sola palabra. Entonces empecé a masajear casi exclusivamente su culo, de arriba abajo, engrasando la raja entre las nalgas, metiendo la mano, poco a poco hasta llegar primero al ano, solo hico en leve movimiento apretando el esfínter cuando lo toqué, lo engrasé convenientemente y luego bajando dos dedos hasta la raja de su chochito, lo masajeé convenientemente, metí dos dedos en su interior, mojados, entrando y saliendo de su vagina.
Mi cuñada seguía callada, le miré la cara, la tenía sonrojada, acalorada, levantaba un poco el culo para que pudiese hurgar con mis dedos en su coño y así llegué al clítoris, lo masajeé mientras ella jadeaba, bajito, disimulando. De golpe se dio la vuelta y se puso bocarriba con las piernas abiertas, esperando que continúe el masaje en su vagina.
Yo me arrodille a su lado a la altura de su pecho y con una mano hurgué en su clítoris y con la otra en sus pechos, el clítoris lo tenía como un garbanzo de gordo pero suave sedoso y resbaladizo, mientras la masajeaba, mejor dicho “masturbaba”, ella alargó la mano hasta el bulto de mi bañador y posándola sobre él, lo agarró con la mano, y dijo.
- ¿Por qué no te quitas esto?
No tardé ni un segundo, lo tiré a un lado y ella se abalanzó sobre el poniéndoselo en la boca, lo lamió y empezó a chupar, la lengua daba vueltas al glande ensalivándolo, como un caramelo, pasé la pierna por encima de su cabeza y me puse en posición 69, una rodilla a cada lado y metí la cabeza entre sus piernas, abrí los labios vaginales con los dedos y pude observar a plena luz del día el coño de mi cuñada, abierto en todo su esplendor, mojado, rosado, el agujero interior de su vagina rojo oscuro, los labios vaginales marrones y rodeado de vello cortito, rizado como una corona, en la parte superior su clítoris hinchado y amoratado esperando mi lengua.
Apliqué mi boca contra él y lo lamí, lo masturbé con fervor, bajando con la lengua hasta el agujero, agarrando las nalgas de Yolanda con las manos, la levanté un poco para poder acceder con la lengua hasta el agujero del culo con la lengua y lo lamí.
Nunca creí que pasaría aquello, ver en primer plano aquel agujerito apretado del ano de mi cuñada, ni tenerla delante de mí mirándole el coño y chupándolo con toda libertad. Aunque lo pensé muchas veces, incluso me masturbé pensando en aquella situación, pero aquello superaba todos los sueños, tenía la cara mojada de jugos de su vagina, mientras ella chupaba mi glande, mejor dicho, sorbía mi glande, lo mamaba, como si se acabara, entonces empezó a contraerse su coño ante mis ojos, se apretaba y relajaba rítmicamente, mientras ella suspiraba en cada contracción, me aparté para poder mirar bien aquel orgasmo, pero ella me dijo:
- Ve aquí,…. Fóllame¡
Me levanté y me puse sobre ella, le restregué el pene por su raja chorreante y empujé para meterla dentro, se la tragó toda entera, suavemente, despacio, ella me agarró del las caderas y empezó a mover el culo. Su vagina estaba aún en pleno orgasmo, se contraía apretando mi polla cada vez, empecé a bombear mientras ella hacía lo mismo, la follaba al tiempo que ella me follaba a mí, el gusto era enorme, insoportable, deseaba soltar aquella presión de semen inmediatamente y así fue, empecé a rociar el interior del coño de mi cuñadita, con chorros ruidosos, mientras mi pene tenía un calambre tras otro, soltando chorros de leche, rebosaba leche del coñode Yolanda, no paraba de salir esperma, sus piernas abiertas para dejar entrar bien al macho mientras me abrazó el culo para que no me escapara, puso una mano en la raja de mi culo y buscó mi ano con el dedo hasta que lo encontró y en pleno orgasmo me lo metió dentro, solo la puntita, pero aquello me dio más gusto si cabía y precipitó los últimos chorros de semen en su vagina, hasta la última gota.
Rendidos nos quedamos en la toalla, al lado de la piscina, desnudos, chorreando, los cuerpos untados de aceite de masaje, esperma mezclado con saliva y flujos vaginales. Me dio un besito en los labios y le dije
- Nunca pensé que follaría contigo
- Ya era hora, pensaba que no te decidirías nunca (contestó mi cuñada)
Se levantó y se fue a ducharse, yo me quedé un rato tumbado, saboreando el momento de relax. Al poco rato salió vestida y dijo
- Salgo de compras volveré para la cena
Me quedé solo en la casa, me levanté y a la ducha y decidí darme una siesta con la casa solo para mí, y me metí en la cama desnudo con las sábanas frescas y me dormí. No habían pasado media hora cuando escuche abrirse la puerta y llamar
- ¿Hay alguien en casa?, …. ¿tío estás ahí?
Victoria, mi sobina que volvía más pronto de lo esperado, me tapé el sexo instintivamente con la sábana y entró ella en el dormitorio.
- Que estás haciendo tío?
- Intentando hacer una siesta
Se sentó en la cama tirando las chanclas al suelo en un movimiento vibratorio de los pies, luego se dejó caer a mi lado, empezó a charlar, de lo que había hecho esta mañana con sus amigas, yo no prestaba atención a sus palabras, aún tenía en la mente el sabor del chocho de su madre
- ¿estás muy ausente, tío, que no me escuchas?, … he visto a mi mamá que salía cuando yo llegaba, ¿ya te la has follado?
- Pero Victoria, no seas impertinente niña
La adivinó, no se cómo, pero lo adivinó, creo que mirándome a la cara era fácil de adivinar, me rodeó el cuello con los brazos y me puso los labios en el cuello y chupó. Eso me lo hacía desde que era pequeña, pero desde el otro día ese beso tiene otro efecto en mí, noté un pequeño calambre en el pene, que empezaba a llenarse de sangre otra vez. Intenté apartarme pero ella me cruzó una pierna por encima.
- Ya se que mamá te gusta más que yo, ¿está más buena que yo tío?
- ¡pero Victoria¡ deja ya de decir tonterías…… tú estás muy buena, pero eres demasiado joven para mí (pero a nadie le amarga un dulce, pensé)
Me frotó la pierna por el bulto que hacía la sábana sobre mi polla, pero ante tanta resistencia mía, se dio la vuelta ignorándome, enfadada, pero empujando su culo hacia atrás contra mi cuerpo.
Me dio lástima, la miré y me quedé contemplando tanta belleza y juventud sobre la cama, con un vestido cortito veraniego levantado por detrás de forma que se le veía la braguita, un tanga blanco metido en el culo, era como si no lo llevara. Entonces me puse detrás de ella y le pasé el brazo por encima acercándome la abracé, ella hizo su cuerpo hacia atrás aprobándolo y acoplándolo al mío. En ese momento mi pene se disparó hacia arriba armándose totalmente, encontró el obstáculo de su culo quedándose enganchado contra sus nalgas, por debajo de la sábana aún.
Victoria se pasó la mano por detrás del culo buscándome y me encontró el bulto de la sábana, la apartó y quedó mi pene desnudo, ella lo agarró y dijo
- ¡Pero tío!, ¿estabas desnudo en la cama?, ….. ¡eres un cochinote!,…..ahora ya se que te has follado a mamá.
No contesté y el que calla otorga, entonces Victoria empezó a mover el pene con la mano, dándole a la piel un vaivén masturbador, se giró y bajando la cabeza, se lo puso en la boca, lo ensalivó abundantemente y lo sacó, le aplicó la lengua a lo largo del tronco hasta la base del glande, se lo volvió a meter dentro de la boca y lo chupó sin tocarlo con las manos, el gusto era enorme, me hubiera corrido en su boca, pero el hecho de haber follado con madre hacía unos minutos me aguantó.
La aparté de encima de mí, tumbándola sobre la cama, la agarré de las caderas y puse la cabeza entre sus piernas, aparté a un lado el tanga, abrí el mejillón y empecé a chupárselo, aparté un poco la cabeza para observar aquel fruto abierto, era como un higo, dulce y jugoso de color rosa, totalmente mojado, volvía a comérmelo untándome toda la boca, la nariz y la cara de jugo, me incorporé y agarré mi manubrio, apuntando el glande contra los labios de aquel coñito abierto y untuoso, apreté con las caderas para meterlo dentro, ella jadeó fuertemente, y lo metí todo dentro de aquella almeja, suave, sedosa y aterciopelada, sin quitarle la braguita, por el lateral.
Se hundía sin hacer fuerza, como si tuviera un imán gigante en su interior, al mismo tiempo estaba estrecho y apretado, empecé a bombear en aquel coño joven, primero despacio y lento para saborear el recorrido del glande en contacto con las paredes de la vagina y después cada vez más aprisa, entrando en un frenesí para buscar el orgasmo.
Ella me apartó, se quitó la braguita por los pies, primero levantó una pierna larguísima y después la otra, y agarró una almohada y la acomodó sobre la cama, se reclinó sobre ella levantando el culo en pompa y se levantó la faldilla para exponer todo su sexo ante mis ojos, con las piernas entreabiertas puso su mano entre ellas y abrió su sexo, una llamada a la penetración, sin decir palabras. Flexioné las piernas para apuntar aquel agujero y tras encararlo restregué el glande en la rajita, lo mojé y empujé a interior, hasta el fondo de golpe, se deslizó sin obstáculos, hasta que los testículos golpearon en la parte inferior de su culo, empecé a bombear mientras ella se masajeaba el clítoris.
La excitación se podía cortar en el ambiente del dormitorio, los dos respirábamos fuertemente, se mezclaban los jadeos, los empujones míos hacia delante y suyos hacia atrás, buscando el máximo gusto, el placer aumentaba en cada embestida. Bajé mi mano para ayudarla con su clítoris, junté mis dedos con los suyos acariciando el botón del placer, todo era un fruto viscoso, seguimos frotando al unísono el clítoris entre los dos, entonces empezaron a aumentar sus jadeos, incluso emitió una serie de quejidos rítmicamente, mientras se acurrucó apretando mi mano a su sexo. Se corría, mientras yo seguía bombeando mi pene por detrás.
Mientras la follaba, observé su culo abierto, blanquito, precioso, la raja más oscura con el vello rizado, la falda remangada y corriéndose, la vagina me aprisionaba el pene rítmicamente en su corrida, en cada apretón un quejido y un silencio, temblaba, entonces me subió la leche contra la punta, presionando el pene, tensándolo, paré de respirar y solté el primer chorro con un quejido de león, después varios chorros le siguieron.
Pensé que sería imposible soltar mas leche después de follarme a mi cuñada, pero este le superó, me dolía el musculo del esfínter del ano de tanto apretar en cada eyaculación. A la mitad del orgasmo desclavé el pene de la vagina y lo encaramé hacia su culo, busque la entrada del ano, abrí con los dedos aquella flor apretadita y apliqué el glande goteando a la entrada, al tiempo que soltaba otro chorro de semen empujé metiéndolo entero dentro, ella emitió un quejido pero nada mas, y así con la puntita dentro eyaculé el resto del semen en el recto, no empujé para no hacerle daño, esperé a que se apagara mi orgasmo y el suyo.
Cuando terminaron las palpitaciones, saqué el glande despacio, salió como un tapón de corcho, ruidosamente y tras él, un chorro de esperma que brotó del culo de Victoria.
Me recliné en la cama exhausto y ella a mi lado, chorreando los dos, las sábanas pringadas y su vestido también, ella alargó su mano y me agarró el pene deshinchado, se incorporó sobre él y los chupó hasta limpiarlo de leche, se levantó y se fue, entonces me dormí.
Al cabo de un buen rato me desperté por la voz de mi mujer, abrí los ojos y allí estaba Viki con las sábana en la mano, mi bañador en la otra, con la cara sonriente dijo
- Se conoce que has tenido una siesta movidita ¿eh cariño?, a ver si esta noche no te queda nada para mí.
Su culo se aposentó sobre mis piernas, acoplándose perfectamente sobre ellas, con la ligereza de la ropa de verano.
- ¡Dejadme sitio en el sofá tío¡,…. bueno es igual me sentaré en tu regazo (dijo)
Su madre contestó
- Deja en paz al tío Victoria, que te encanta molestar
Yo dije que no se preocupara que no me molestaba.
Estábamos mi mujer, mi cuñada Yolanda y su marido sentados en los sofás ante la tele, una noche de sábado en el chalet de la familia. Esos días que pasamos en común eran una tortura porque solo sirven para no tener la intimidad suficiente con mi esposa, en cambio ver pasar a mi cuñada con poca ropa indulgentemente delante de mí, con lo buena que está, es todo un espectáculo, ella siempre me ha puesto a cien.
La película era un rollo y pronto, mi mujer primero y mi cuñado después se fueron a acostarse, quedando mi cuñada sola en un sofá y el otro yo y mi sobrina. Mi cuñada aprovechó para estirarse en el suyo a sus anchas, pero mi sobrinita no se me levantó de encima, al contrario aprovechó para reclinar su cuerpo sobre el mío y mover un poco el culo para así acoplarlo mejor sobre mi sexo, aunque intenté no hacer caso, no soy de piedra y aguanté como pude.
A los pocos minutos mi cuñada se quedó adormecida con las piernas entreabiertas y la cabeza reclinada, se movió y se le levantó la falda dejando ver la minúscula braguita, metida casi toda en el interior de su coño, se podía ver perféctamente, con sus vellos coronándolo como un encaje, precioso, aquel higo abierto con la tela blanca metida en la raja. Aquello sí que me puso caliente como un venado, tanto que mi pene se puso tieso, armado como un cañón dentro del bañador. Aquello no pasó inadvertido a mi sobrina, que notó como la levantaba unos centímetros sobre el sofá. Victoria siguió moviendo su culo sobre mi bulto, después de un lapsus de silencio, sus acercó su boca a mi oído y susurrando me dijo
- ¿Mamá sí que te pone cachondo, verdad tío?
- ¡pero qué dices muchacha!
Victoria quería decir que “ella todo el rato encima mío, sobándome el bulto y hasta que su madre no me ha enseñado el culo no ha notado mi pene armado”. Hice fuerza para levantarme y terminar con aquello pero Victoria apretó hacia abajo y me quedé clavado en el sofá.
- ¡Espera tío!, …. si no te la follas es porque no quieres, lo hacen todos con todos
- ¡pero Victoria, te has vuelto loca! Anda vamos a acostarnos que es tarde.
Pero ella siguió con su cantinela,
- Lo he visto y si quieres, puedes verlo tú mismo, te mandaré un wassap
- ¡Venga ya está bien¡
Le aparté de encima y me fui a acostarme, ese fin de semana lo pasé sin poder sacarme de la cabeza las palabras de mi sobrina, intentando borrarlo de mi mente, pero pequeños detalles entre mi cuñada mi esposa y su marido me pusieron el duda, la manera de mirarse, los pequeños piquitos para despedirse, miradas, todo me parecía sospechoso, incluso noté como mi cuñada tonteaba conmigo y coqueteaba, posiblemente lo había estado haciendo mucho tiempo, pero yo no me había dado cuenta.
Al cabo de unos días estando en el trabajo, recibí un wassap de mi sobrina
- “ven a mi casa a las 9,45h”
No quería hacer caso, pero la curiosidad pudo más que mi razón y me fui a casa de mi cuñada, llamé, me abrió la puerta Victoria y pasé a dentro
- vamos tío démonos prisa que vendrán enseguida, a las 9,30h, ellos creen que estoy en el instituto, tienes que jurarme que no dirás nada de lo que veas.
Asentí con la cabeza y como un gilipollas la seguí, me llevó al dormitorio de mi cuñada, abrió la puerta del armario y dijo
- entra, y déjame espacio
- ni pensarlo contesté
En eso se oyó el cerrojo de la puerta y cuchicheos por la casa, entonces si que me metí dentro, arrimándome hacia el fondo para dejar hueco para mi sobrina que se metió también apretando el culo contra mí, dejó el armario con una rendija de unos centímetros abierto, era pequeña pero estaba enfrente de la cama y se veía todo perfectamente.
Nos quedamos quietos los dos, menuda sensación de ridículo pasaba por mi cabeza, en eso entró mi cuñado en el dormitorio, se quitó lentamente la ropa y se quedó en calzoncillos, sin deshacer la cama se echó. Ni parpadear de miedo, intenté casi ni respirar por si se daban cuenta de aquella situación tan embarazosa.
Se oía hacer ruidos en el cuarto de baño, hasta que al fin se oyó tirar de la cadena del aseo y se acercó la mujer, se la veía caminar hacia la cama, de espaldas con un corsé blanco y medias blancas de encaje, sin las bragas, al tiempo que mi cuñado se quitó el calzoncillo y lo dejó sobre la mesita, la mujer se arrodilló y agachando la cabeza sobre el pene de mi cuñado y empezó a chuparlo, primero lentamente y luego con frenesí mientras mi cuñado ponía cara de morirse de gusto.
La mujer nos mostraba el culo en pompa, con el coño abierto en dirección al armario donde estábamos mi sobrina y yo, como una peli porno pero en directo, empecé a ponerme caliente y mi sobrinita también a juzgar por la manera de arrimar su cuerpo al mío, pegando su espalda y su culo a mí. Aquella situación era una mezcla de ridículo, miedo a ser pillado y calentón, mientras mi sobrina restregaba el culo lentamente contra mi pene erecto dentro del pantalón, la mujer seguía chupando el manubrio de mi cuñado, bajó una mano entre sus piernas y empezó a masturbar su coño, pasando sus dedos por la raja húmeda y acariciarse el clítoris primero lentamente aumentando su velocidad y presión. Como si lo hicieran expresamente para nosotros.
Mi cuñado, parecía que se iba a correr cuando le hizo levantar la cabeza para que parara de chupar , entonces ella la levantó y se giró y vino la sorpresa, ¡¡¡¡era Viki, mi mujer!!!.
Casi me da un soponcio, se me aceleraron las pulsaciones y la adrenalina me dio una subida de rabia enorme, iba a salir a montar el cirio de mi vida, pero mi sobrina me aguantó, apretando el culo contra mi sexo, me puso los labios en la oreja y dijo.
- Ahora tienes que aguantar tío, me lo juraste
Al tiempo que se ladeó un poco para ponerse acoplada a mi costado y me puso los labios en la oreja y la lengua empezó a lamer metiéndola en el oído, provocándome u intenso escalofrío, mientras con la mano me acarició el bulto del pantalón, agarrándolo con fuerza y luego restregando su mano por encima, buscando el glande y insistiendo en ese punto.
Me quedé como hipnotizado, saboreando el masaje mientras mi mujer se acoplaba de espaldas a nosotros, se arrodilló con las piernas abiertas justo en la vertical del pene de mi cuñado y agarrándolo con la mano, lo encaminó hacia la abertura de su coño abierto, lo acopló en la abertura contra los labios abiertos de la vagina, perecía una boca a punto de tragar aquel plátano y agachando su culo se lo tragó, poco a poco, lentamente, me pareció larguísimo el tiempo que tardó en clavarse aquel pene, me sentía cornudo, pero a la vez sentía el gusto que me daba mi sobrina jugando con mi pene. En el fondo ver follar a mi mujer con otro también me movía una especie de morbo en un lugar muy profundo de mi cerebro, que hacía que estuviera caliente y acumulando esperma en mis testículos.
Mi mujer, tras un rato clavada al pene de mi cuñado, sin moverse, empezó a levantar el culo y bajarlo, follándo el pene, sucesivamente, bombeando lentamente. Mi sobrina me bajó la cremallera del pantalón y con la mano me so lacó fuera, no hizo falta mucho esfuerzo, salió solo, como un muelle, balanceándose, entonces lo agarro con su mano suave de niña y empezó a masturbarlo suavemente. Yo estaba inmóvil, como si no quisiera que me tocara mientras mi mujer ya no bombeaba, cabalgaba sobre el manubrio de mi cuñado que ponía cara de abobado por el gusto cercano al orgasmo.
En pleno frenesí, mi mujer paró y se levantó, desclavándose de aquel pene que salió pringoso por los jugos vaginales y golpeó el abdomen de mi cuñado. Mi mujer se acostó sobre la cama bocarriba con la cabeza sobre la almohada y los pies en dirección a nosotros, se quitó la almohada de la cabeza y se la puso bajo de las caderas para levantar el culo y de lijo
- Ven ponte aquí encima
Señalando el pene con el dedo y a su boca se puso acoplado sobre ella en posición de 69, nuestra visión era perfecta sobre la vagina y la cabeza de mi cuñado, que empezó a chuparle la raja a mi mujer hasta que detuvo su lengua sobre su clítoris, mientras ella le chupaba el pene.
Mi sobrina miraba también atontada la escena, se la notaba acalorada y caliente por la forma que me movía el pene, entonces no pude mas, le levanté la faldita y le puse la mano por dentro de la braguita buscando su joven chochito, lo encontré muy fácilmente, estaba totalmente mojado y resbaladizo, mis dedos hurgaron rápidamente en la raja y encontré con el dedo el agujero totalmente mojado, metí y saqué el dedo como follándola.
Yo estaba fuera de mí la agarré y me la puse acoplada delante de mí de espaldas, con la falda levantada le bajé la braguita hasta donde pude ante la imposibilidad de agacharnos dentro del armario, cuando la tuve delante, le hice levantar un poquito el culo, ella ayudaba como podía con toda la intención de culminar aquello y le puse el pene entre las piernas, a lo largo de la rajita, sin metérsela dentro, ella abrió las piernas para que se alojara bien y bajé mi mano por delante suyo para apretar mi glande contra su rajita abierta y restregarlo contra su clítoris, cuando lo encontré empecé a mover las caderas para masturbarlo con mi pene, entonces ellas me apartó la mano y puso la suya, empujando el glande contra el botón mientras yo tenía mas libertad para abrazarla y bombear mejor entre sus piernas.
Miré a mi cuñado que chupaba como loco el clítoris de mi mujer mientras ella dijo:
- ¡Paraaa,…detente….que me corroooo¡¡¡
Con la voz apagada jadeando empezó a emitir sonidos entrecortados de orgasmo, mi cuñado levantó la cabeza y pude ver claramente como la vagina de mi mujer y el ano se contraían rítmicamente, pulsaciones que se acoplaban a sus gemidos, mi cuñado se levantó y se puso con las piernas abiertas encima de mi mujer que permanecía tumbada con las piernas abiertas, esté empezó a masturbar su pene apuntado hacia abajo, en dirección a la vagina de mi esposa, mientras ella abría con las manos la raja, mostrando el agujero rosado, profundo, mojado y aún palpitante por su orgasmo.
Mi sobrina empezó a jadear por el roce de mi pene contra su clítoris y a mí el esperma ya no me cabía dentro de mis testículos, con las vejigas seminales a punto de reventar, Victoria explotó en un orgasmo ahogado por la situación pero placentero al tiempo que levantó en culo un poco y con los mismos dedos con que hacía presión el glande contra su clítoris lo presionó para meterse mi pene dentro de su vagina, en pleno orgasmo.
Intenté apartarme para no correrme dentro de la vagina de Victoria, sacando el culo hacia afuera, pero ella presionó el suyo hacia atrás. Cuando una mujer no quiere que saques el pene de su vagina, es imposible hacerlo. Entonces empujé, metiéndolo más, hasta el fondo, pude sentir las pulsaciones de su orgasmo que aprisionaban mi pene estrujándolo en cada una de ellas, y automáticamente se abrieron las compuertas de mi esperma, uno, dos, tres, cuatro, cinco chorros golpearon el fondo de la vagina de mi sobrinita, fuertemente, ruidosamente, en cada chorro los músculos del pene lo desplazaban hacia arriba con fuerza, notaba como se levantaba el cuerpo de mi sobrina en cada eyaculación, aliviándome en cada una de las corridas. La llené hasta la matriz de esperma caliente, pronto empezó a rebosar y gotear sobre la braguita bajada hasta las rodillas.
Mi cuñado también alivió sus testículos, agachado rociando con su corrida el coño abierto de mi esposa, que aguantaba la raja abierta con los dedos para recoger toda su lechada.
Mi sobrina y yo nos quedamos quietos inmóviles rebosando los sexos de leche, con el armario oliendo a follar, a sexo, a esperma. Mi mujer ya estaba limpiándose el chocho con el calzoncillo de mi cuñado, se levantó y se fue al baño, mientras éste permaneció un rato recuperándose tumbado en la cama. Cuando volvió mi mujer del baño, ya estaba totalmente acicalada, a punto de salir, como si no pasara nada, le dio un beso en la mejilla a mi cuñado y se fue, entonces se levantó mi cuñado y fue a vestirse. Mientras tanto, sobrinita y yo en el armario, en silenció, esperando que se marchara, con el pene y el chochito untados de leche, las bragas mojadas, y alguna prenda de ropa del armario también afectada por los fluidos que se escaparon involuntariamente.
Por fin salió de casa mi cuñado y mi sobrina y yo pudimos salir del armario, ducharnos y marcharnos cada uno a su trabajo y al instituto. Estuve observándola mientras se subía las bragas y se arreglaba la falda y me di cuenta de lo bella que es, piernas largas como su madre, culo respingón, alta pechos pequeños de pera, labios carnosos y rojos nariz puntiaguda, pelo lacio y brillante melena, blanca de piel, vamos preciosa, como mi mujer, las tres se parecen mucho, mi cuñada, ella y mi esposa, mientras se arreglaba estuve a punto de empujarla sobre la cama y follarla otra vez, sobre la misma cama que mi mujer me había puesto los cuernos con su padre, pero me contuve y nos fuimos.
Esa noche cuando me acosté con mi mujer, no sentí rechazo ni celos, solo tenía ganas de follármela yo también, cosa que hice con todas mis fuerzas como si fuéramos recién casados, tanto que mi mujer se extrañó de mi actitud impetuosa y preguntó:
- ¿Cariño como vienes hoy de caliente, que has visto hoy?
No contesté.
Al siguiente fin de semana volvimos al chalet toda la familia con los niños, el sábado por la mañana, me fui a trabajar, tenía unas cuantas cosas que hacer, cundo volví era más de las 12 de la mañana, encontré a mi cuñada Yolanda sola en la casa, mejor dicho en la cocina
- ¿Qué haces cuñada?,…¿ que estás sola?
- Si, se han ido todos a la playa a pasar el día, menos Victoria que se ha ido con sus amigas y vendrá tarde.
Mi cuñada estaba preparando algo para comer nosotros dos, un arroz meloso. Le pregunté
- ¿Pero, tu porqué no has ido?
- Me duele todo, ayer estuve corriendo y creo que me pasé un poco.
Solo de mirarla cocinando, me dieron ganas de levantarle la falda y meterle la mano en el culo. Llevaba una falda sedosa blanca ceñida a la cintura y ancha por abajo, veraniega que trasparentaba unas bragas rojas, tanga, que cuando agachaba el cuerpo sobre la cocina se marcabas como si no estuviera la falda. Por arriba una camiseta sin mangas que dejaba ver media espalda y marcaba los pezones de los senos como si no llevara camisa.
Comimos los dos solos y al terminar dijo:
- Me voy a hacer la siesta en el cobertizo de la piscina, se estará fresquito
Me encargué de quitar la mesa y limpiar los platos, me puse el bañador y salí a la piscina, cuando llegué, Yolanda estaba a la sombra, en bañador estirada bocabajo, sobresalía el culo en el perfil de su cuerpo, llevaba un biquini rojo también, muy sesgado y pequeño, casi no le tapaba el culo. Yo ya estaba empalmado mientras colocaba mi toalla en el suelo, a la sombra, me acosté a un metro de ella. Le pregunté sin pensarlo sobre la carrera que hizo ayer y me contestó:
- Tengo agujetas en todo el cuerpo, corrí demasiado tiempo y no pude ir al masajista, casi no me puedo mover
Le pregunté si quería que la masajeara para aliviarla, esperando una negativa por respuesta, pero dijo
- ¡Vale¡ ….. ahí tienes aceite para masajes, en la bolsa.
Eché mano a la bolsa y saqué el aceite, me arrodille a su lado y empecé a darle aceite en la espalda, fregando primero suavemente y luego con fuerza, desde los riñones al cuello, subiendo y bajando hasta la orilla de la braga del biquini. Ella con las manos por atrás se desabrochó la parte superior, quedándose en Top-less pero bocabajo, escondiendo sus senos. Mis manos estaban sobando su espalda, pero mi mirada no se podía apartar de su culo, y sus largas piernas, bronceadas, aunque este masaje es mi especialidad, lo estaba realizando torpemente por la excitación. Tras un largo silencio dijo:
- En las piernas porfa,… en las piernas es donde tengo más agujetas
Me coloqué detrás de ella, abriéndole un poco las piernas, me coloqué al medio, para poder acceder bien, empecé por uno de los pies subiendo por la pierna hasta la entrepierna, deteniéndome antes de llegar al pantalón, con las piernas abiertas, el biquini se le metía poco a poco dentro de la raja, dejando ver una hilera de pelitos rizados coronando la braga, ella permanecía en silencio mientras yo cada vez llegaba con las manos más cerca de sus partes prohibidas. Cuando le apreté el pié dijo
- ¡Huff!..., que bueno, quanta falta me hacía esto
Yo pensé, “¿bueno?, tu sí que estás buena, yo sí que deseaba aquello desde hace tiempo”
Le masajeaba desde los dedos de los pies hasta los glúteos, la parte que estaba fuera de la braga, claro. Entonces se levantó y dijo
- ¡Espera¡
Se fue hacia el interior de la casa, en un minuto volvió envuelta con una toalla a la cintura y se volvió a acostar bocabajo, se levantó la toalla hasta el culo, dejando las piernas al aire, no dije ni palabra y volvía al masaje, al abrir las piernas pude ver que se había quitado las bragas, asomaban los pelitos por la toalla, poco a poco empujé la toalla hacia arriba casi hasta los riñones y ella no puso objeción, ni una sola palabra. Entonces empecé a masajear casi exclusivamente su culo, de arriba abajo, engrasando la raja entre las nalgas, metiendo la mano, poco a poco hasta llegar primero al ano, solo hico en leve movimiento apretando el esfínter cuando lo toqué, lo engrasé convenientemente y luego bajando dos dedos hasta la raja de su chochito, lo masajeé convenientemente, metí dos dedos en su interior, mojados, entrando y saliendo de su vagina.
Mi cuñada seguía callada, le miré la cara, la tenía sonrojada, acalorada, levantaba un poco el culo para que pudiese hurgar con mis dedos en su coño y así llegué al clítoris, lo masajeé mientras ella jadeaba, bajito, disimulando. De golpe se dio la vuelta y se puso bocarriba con las piernas abiertas, esperando que continúe el masaje en su vagina.
Yo me arrodille a su lado a la altura de su pecho y con una mano hurgué en su clítoris y con la otra en sus pechos, el clítoris lo tenía como un garbanzo de gordo pero suave sedoso y resbaladizo, mientras la masajeaba, mejor dicho “masturbaba”, ella alargó la mano hasta el bulto de mi bañador y posándola sobre él, lo agarró con la mano, y dijo.
- ¿Por qué no te quitas esto?
No tardé ni un segundo, lo tiré a un lado y ella se abalanzó sobre el poniéndoselo en la boca, lo lamió y empezó a chupar, la lengua daba vueltas al glande ensalivándolo, como un caramelo, pasé la pierna por encima de su cabeza y me puse en posición 69, una rodilla a cada lado y metí la cabeza entre sus piernas, abrí los labios vaginales con los dedos y pude observar a plena luz del día el coño de mi cuñada, abierto en todo su esplendor, mojado, rosado, el agujero interior de su vagina rojo oscuro, los labios vaginales marrones y rodeado de vello cortito, rizado como una corona, en la parte superior su clítoris hinchado y amoratado esperando mi lengua.
Apliqué mi boca contra él y lo lamí, lo masturbé con fervor, bajando con la lengua hasta el agujero, agarrando las nalgas de Yolanda con las manos, la levanté un poco para poder acceder con la lengua hasta el agujero del culo con la lengua y lo lamí.
Nunca creí que pasaría aquello, ver en primer plano aquel agujerito apretado del ano de mi cuñada, ni tenerla delante de mí mirándole el coño y chupándolo con toda libertad. Aunque lo pensé muchas veces, incluso me masturbé pensando en aquella situación, pero aquello superaba todos los sueños, tenía la cara mojada de jugos de su vagina, mientras ella chupaba mi glande, mejor dicho, sorbía mi glande, lo mamaba, como si se acabara, entonces empezó a contraerse su coño ante mis ojos, se apretaba y relajaba rítmicamente, mientras ella suspiraba en cada contracción, me aparté para poder mirar bien aquel orgasmo, pero ella me dijo:
- Ve aquí,…. Fóllame¡
Me levanté y me puse sobre ella, le restregué el pene por su raja chorreante y empujé para meterla dentro, se la tragó toda entera, suavemente, despacio, ella me agarró del las caderas y empezó a mover el culo. Su vagina estaba aún en pleno orgasmo, se contraía apretando mi polla cada vez, empecé a bombear mientras ella hacía lo mismo, la follaba al tiempo que ella me follaba a mí, el gusto era enorme, insoportable, deseaba soltar aquella presión de semen inmediatamente y así fue, empecé a rociar el interior del coño de mi cuñadita, con chorros ruidosos, mientras mi pene tenía un calambre tras otro, soltando chorros de leche, rebosaba leche del coñode Yolanda, no paraba de salir esperma, sus piernas abiertas para dejar entrar bien al macho mientras me abrazó el culo para que no me escapara, puso una mano en la raja de mi culo y buscó mi ano con el dedo hasta que lo encontró y en pleno orgasmo me lo metió dentro, solo la puntita, pero aquello me dio más gusto si cabía y precipitó los últimos chorros de semen en su vagina, hasta la última gota.
Rendidos nos quedamos en la toalla, al lado de la piscina, desnudos, chorreando, los cuerpos untados de aceite de masaje, esperma mezclado con saliva y flujos vaginales. Me dio un besito en los labios y le dije
- Nunca pensé que follaría contigo
- Ya era hora, pensaba que no te decidirías nunca (contestó mi cuñada)
Se levantó y se fue a ducharse, yo me quedé un rato tumbado, saboreando el momento de relax. Al poco rato salió vestida y dijo
- Salgo de compras volveré para la cena
Me quedé solo en la casa, me levanté y a la ducha y decidí darme una siesta con la casa solo para mí, y me metí en la cama desnudo con las sábanas frescas y me dormí. No habían pasado media hora cuando escuche abrirse la puerta y llamar
- ¿Hay alguien en casa?, …. ¿tío estás ahí?
Victoria, mi sobina que volvía más pronto de lo esperado, me tapé el sexo instintivamente con la sábana y entró ella en el dormitorio.
- Que estás haciendo tío?
- Intentando hacer una siesta
Se sentó en la cama tirando las chanclas al suelo en un movimiento vibratorio de los pies, luego se dejó caer a mi lado, empezó a charlar, de lo que había hecho esta mañana con sus amigas, yo no prestaba atención a sus palabras, aún tenía en la mente el sabor del chocho de su madre
- ¿estás muy ausente, tío, que no me escuchas?, … he visto a mi mamá que salía cuando yo llegaba, ¿ya te la has follado?
- Pero Victoria, no seas impertinente niña
La adivinó, no se cómo, pero lo adivinó, creo que mirándome a la cara era fácil de adivinar, me rodeó el cuello con los brazos y me puso los labios en el cuello y chupó. Eso me lo hacía desde que era pequeña, pero desde el otro día ese beso tiene otro efecto en mí, noté un pequeño calambre en el pene, que empezaba a llenarse de sangre otra vez. Intenté apartarme pero ella me cruzó una pierna por encima.
- Ya se que mamá te gusta más que yo, ¿está más buena que yo tío?
- ¡pero Victoria¡ deja ya de decir tonterías…… tú estás muy buena, pero eres demasiado joven para mí (pero a nadie le amarga un dulce, pensé)
Me frotó la pierna por el bulto que hacía la sábana sobre mi polla, pero ante tanta resistencia mía, se dio la vuelta ignorándome, enfadada, pero empujando su culo hacia atrás contra mi cuerpo.
Me dio lástima, la miré y me quedé contemplando tanta belleza y juventud sobre la cama, con un vestido cortito veraniego levantado por detrás de forma que se le veía la braguita, un tanga blanco metido en el culo, era como si no lo llevara. Entonces me puse detrás de ella y le pasé el brazo por encima acercándome la abracé, ella hizo su cuerpo hacia atrás aprobándolo y acoplándolo al mío. En ese momento mi pene se disparó hacia arriba armándose totalmente, encontró el obstáculo de su culo quedándose enganchado contra sus nalgas, por debajo de la sábana aún.
Victoria se pasó la mano por detrás del culo buscándome y me encontró el bulto de la sábana, la apartó y quedó mi pene desnudo, ella lo agarró y dijo
- ¡Pero tío!, ¿estabas desnudo en la cama?, ….. ¡eres un cochinote!,…..ahora ya se que te has follado a mamá.
No contesté y el que calla otorga, entonces Victoria empezó a mover el pene con la mano, dándole a la piel un vaivén masturbador, se giró y bajando la cabeza, se lo puso en la boca, lo ensalivó abundantemente y lo sacó, le aplicó la lengua a lo largo del tronco hasta la base del glande, se lo volvió a meter dentro de la boca y lo chupó sin tocarlo con las manos, el gusto era enorme, me hubiera corrido en su boca, pero el hecho de haber follado con madre hacía unos minutos me aguantó.
La aparté de encima de mí, tumbándola sobre la cama, la agarré de las caderas y puse la cabeza entre sus piernas, aparté a un lado el tanga, abrí el mejillón y empecé a chupárselo, aparté un poco la cabeza para observar aquel fruto abierto, era como un higo, dulce y jugoso de color rosa, totalmente mojado, volvía a comérmelo untándome toda la boca, la nariz y la cara de jugo, me incorporé y agarré mi manubrio, apuntando el glande contra los labios de aquel coñito abierto y untuoso, apreté con las caderas para meterlo dentro, ella jadeó fuertemente, y lo metí todo dentro de aquella almeja, suave, sedosa y aterciopelada, sin quitarle la braguita, por el lateral.
Se hundía sin hacer fuerza, como si tuviera un imán gigante en su interior, al mismo tiempo estaba estrecho y apretado, empecé a bombear en aquel coño joven, primero despacio y lento para saborear el recorrido del glande en contacto con las paredes de la vagina y después cada vez más aprisa, entrando en un frenesí para buscar el orgasmo.
Ella me apartó, se quitó la braguita por los pies, primero levantó una pierna larguísima y después la otra, y agarró una almohada y la acomodó sobre la cama, se reclinó sobre ella levantando el culo en pompa y se levantó la faldilla para exponer todo su sexo ante mis ojos, con las piernas entreabiertas puso su mano entre ellas y abrió su sexo, una llamada a la penetración, sin decir palabras. Flexioné las piernas para apuntar aquel agujero y tras encararlo restregué el glande en la rajita, lo mojé y empujé a interior, hasta el fondo de golpe, se deslizó sin obstáculos, hasta que los testículos golpearon en la parte inferior de su culo, empecé a bombear mientras ella se masajeaba el clítoris.
La excitación se podía cortar en el ambiente del dormitorio, los dos respirábamos fuertemente, se mezclaban los jadeos, los empujones míos hacia delante y suyos hacia atrás, buscando el máximo gusto, el placer aumentaba en cada embestida. Bajé mi mano para ayudarla con su clítoris, junté mis dedos con los suyos acariciando el botón del placer, todo era un fruto viscoso, seguimos frotando al unísono el clítoris entre los dos, entonces empezaron a aumentar sus jadeos, incluso emitió una serie de quejidos rítmicamente, mientras se acurrucó apretando mi mano a su sexo. Se corría, mientras yo seguía bombeando mi pene por detrás.
Mientras la follaba, observé su culo abierto, blanquito, precioso, la raja más oscura con el vello rizado, la falda remangada y corriéndose, la vagina me aprisionaba el pene rítmicamente en su corrida, en cada apretón un quejido y un silencio, temblaba, entonces me subió la leche contra la punta, presionando el pene, tensándolo, paré de respirar y solté el primer chorro con un quejido de león, después varios chorros le siguieron.
Pensé que sería imposible soltar mas leche después de follarme a mi cuñada, pero este le superó, me dolía el musculo del esfínter del ano de tanto apretar en cada eyaculación. A la mitad del orgasmo desclavé el pene de la vagina y lo encaramé hacia su culo, busque la entrada del ano, abrí con los dedos aquella flor apretadita y apliqué el glande goteando a la entrada, al tiempo que soltaba otro chorro de semen empujé metiéndolo entero dentro, ella emitió un quejido pero nada mas, y así con la puntita dentro eyaculé el resto del semen en el recto, no empujé para no hacerle daño, esperé a que se apagara mi orgasmo y el suyo.
Cuando terminaron las palpitaciones, saqué el glande despacio, salió como un tapón de corcho, ruidosamente y tras él, un chorro de esperma que brotó del culo de Victoria.
Me recliné en la cama exhausto y ella a mi lado, chorreando los dos, las sábanas pringadas y su vestido también, ella alargó su mano y me agarró el pene deshinchado, se incorporó sobre él y los chupó hasta limpiarlo de leche, se levantó y se fue, entonces me dormí.
Al cabo de un buen rato me desperté por la voz de mi mujer, abrí los ojos y allí estaba Viki con las sábana en la mano, mi bañador en la otra, con la cara sonriente dijo
- Se conoce que has tenido una siesta movidita ¿eh cariño?, a ver si esta noche no te queda nada para mí.
2 comentarios - El Armario
Hay recopenza (soy mujer poringuera)