Mi visita al DF 2a parte
Cuando Miguel me dijo que si quería volver e repetir me puse a pensar, sí, me excitaba recordar las cosas que vivimos, que él fue el primero en seducirme y hacerme que me enamorara. Lo de mi cuñado fue pasión, el morbo por ser una situación prohibida, pero lo de Miguel fue entregarme a él totalmente. Las ideas y sensaciones se agolpaban en mi mente y en mi cuerpo, entonces me dijo:
-Entonces que mamacita ¿Te animas?
-Miguel, ahorita tengo prisa, pero estoy en casa de mis papas, háblame para ponernos de acuerdo ¿Oki?
-Ok mamacita, yo te hablo al rato.
Me dejó en casa y se retiró. La verdad, solo porque tenía prisa y era tarde, sino quizás si me habría ido con él.
A mi mente venían los recuerdos de nuestros encuentros, siempre llenos de erotismo, de pasión, de sexo sin fronteras. Pero mientras recordaba vino a mi mente cómo él me humillo revelando a sus amigos sobre nuestros encuentros sexuales. Una mezcla de deseo sexual y rencor se apoderó de mí, sí, deseaba probar su rico pene y su cuerpo, pero también tenía ganas de desquitarme por lo que me había hecho.
Así que se me ocurrió algo, como consumar mi venganza y a la vez disfrutar su cuerpo. Sí, podía tener ambas cosas. Así que me preparé y puse en mi bolso algunas cosas para lo que planeaba (Ya sabrán el contenido) Cuando me habló Miguel, nos pusimos de acuerdo, nos veríamos en la esquina y de allí a un hotel. Apenas entramos a la habitación Me besaba, mordía mis pechos sobre la blusa y sus manos buscaban mi trasero y mi concha.
Pero le dije –Espera papi, vas a ver que te tengo preparado- y lo senté en una silla, él estaba extrañado, empecé a bailar para él de manera erótica, contoneando mis caderas, acercándome a él, cada que quería agarrarme le detenía las manos y le decía –Quieto papi, sin tocar hasta que yo te diga ¿Oki?- y continuaba con mi baile. Contoneándome me acerqué y desabotoné su camisa lamiendo su pecho, luego me alejé y me desvestí quedando en tanga solamente, me voltee y me acerqué dándole una vista inmejorable de mi trasero, sentí sus manos y volví a sujetarlo y le dije
–Última advertencia wapo, vuelve a tocar y verás lo que te haré
-¿Qué me harás putita?
-Vuelve a tocarme y lo verás.
Volví a bailar, ahora mi trasero estaba a la altura de su rostro, sentía su aliento y yo estaba totalmente humedecida de mi vagina. Me volví a acercar ahora de frente a él me senté sobre su pene aun dentro de su pantalón, Miguel intentó abrazarme y le dije:
-Te lo advertí papito.
Y sacando de mi bolso una cuerda me puse a amarrar sus manos por detrás de la silla, entre risas y algo nervioso me dejo hacerlo, lo que no se imaginaba era que lo estaba amarrando de verdad.
-¡Oyes, duele! Esta muy apretada la cuerda putita…
No le contesté hasta dejarlo bien atado. Cuando terminé le di un largo y candente beso sujetándolo por el cabello. Ahora sí, desabrochando su pantalón lo dejé totalmente desnudo, su pene estaba tan erecto a causa de la excitación que seguramente le producía estar en esta situación que su líquido escurría. Ya desnudo procedí a amarrar sus piernas a las patas de la silla también dejándolo indefenso y a mi total disposición.
-Mmmmmmm, que deliciosa se ve. –le dije viendo fijamente su pene.
-Y más cuando la pruebes mamita.
Entonces saque de mi bolso otra cosa que traje: chocolate para untar, me acerqué a Miguel y con una brochita especial empecé a untárselo en el pecho, en su abdomen cuadrado, su pene estaba durísimo y chorreando, se notaba que la situación lo tenía excitadísimo, así que también el chocolate fue untado allí y en sus testículos. Ya totalmente untando acerqué mis pechos a su cara, pero cada que intentaba lamerme me alejaba haciéndolo desesperar, entonces me hinqué y sujetando su pene con mis manos mirándolo fijamente a los ojos empecé a lamer lentamente su pecho mientras él empezaba jadear, mi lengua lo recorría, bajando a su abdomen, sentía como se contraía, estiraba las amarras tratando de soltarse…
-No podrás soltarte papito, te amarre muy bien, solo déjate llevar.
-Mendiga puta, me tienes bien caliente, suéltame para poder tocarte
-Nop, eres un niño malo y debes ser disciplinado así que guarda silencio o tendré que amordazarte.
Metí mi lengua en su boca y continué con mi labor de lamer su cuerpo mientras él se retorcía del placer y la desesperación.
-¡SUELTAME PUTA, SUELTAME CULERA, DEJAME TOCARTE, DEJAME COGERTE!- Vociferó.
-Te lo advertí papito- Y de mi bolso saqué una mascada con la que lo amordacé.
Ya amordazado volví a su abdomen, cada que lamía hasta casi dejarlo limpio volvía a untar chocolate mientras el gemía de desesperación y tensaba los amarres. Mientras, con mi mano masajeaba su pene haciendolo retorcerse más, mirándolo a los ojos acerque mi lengua a su glande y le di una ligera mordida, solo cerró sus ojos y gemía. Entonces empecé a lamer su glande, su tronco, sus testículos para meter su pene en mi boca y empezar a mamar como una desesperada, sus gemidos eran desesperados, quería soltarse, pero al no poder solo se retorcía.
-Mmmmmm, que delicioso sabe papi, voy a querer chocolate con leche.
Con la mamada que le daba el chocolate se limpió, entonces puse su pene entre mis bubis y empecé una rusa que se veía lo tenía ardiendo. Lo miraba a los ojos con mirada sumisa mientras lo masturbaba con mis pechos, él me miraba con ojos encendidos por la lujuria. Al sentir su pene que empezaba a estremecerse inmediatamente tomé el chocolate y le unté el glande y lo metí a mi boca dándole una mamada tal que sin poder soportarlo más estalló en mi boca…
-Mmmmmmm, delicioso, que delicioso sabe mi chocolate con leche papito.
Él se estremecía y sus gemidos eran desesperados, sus jadeos me dejaban ver que estaba ardiendo. Volví a mamarle el pene, lamía sus testículos, su pene seguía durísimo, entonces masturbándolo me levanté un poco para morder sus pechos…
-¡MMMMMMM! ¡MMMMMMM!
Lamía y mordía su glande y sus pechos. Seguía masturbándolo de vez en cuando con mis pechos -¿Te gusta papito? – Solo gemía, entonces le di una sonora bofetada- ¡QUE SI TE GUSTA CABRON!- Asintió entre gemidos -Así me gusta, que seas obediente.
Ahora que su pene estaba como me gusta me levanté y abriendo mis piernas me acomodé para sentarme sobre él. Sujetando con mi mano su pene lo guié a mi vagina y lentamente fui bajando hasta quedar totalmente empalada. Sus gemidos y respiración iban en aumento y entonces le quité la mordaza, quería oírlo gritar. Sujeté sus cabellos con violencia y le planté un beso de lengua salvaje.
-¡MAMAZOTA, ERES UNA TREMENDA PUTA!
-¡MMMM, Y AUN NO ACABO PAPITO!
Empecé a moverme lentamente, primero en círculos y luego mis caderas se movían adelante y atrás, yo me lo estaba cogiendo a él ahora. Metía y sacaba su pene de mi vagina, en círculos, adelante y atrás, él sólo podía acompañar mis movimientos limitadamente. Entonces le mordí su cuello haciéndole un chupetón terrible y haciéndolo gritar. Su grito me excitó tanto que empecé a cabalgarlo, ahora ambos gemíamos, gritábamos, él por la impotencia de no poder tocarme y yo del placer que sentía de dominarlo y someterlo como él lo hizo un día conmigo.
Al borde de la locura ambos estallamos en un orgasmo increíble, con los músculos de mi vagina apretaba su pene para exprimirlo. Lo que aproveché para dejarlo descansar un poco mientras seguía lamiendo sus pechos, su cuello y volvía a sujetar sus cabellos con furia para volver a plantarle un beso salvaje. Ahora me levanté y volví a mamar su pene, para que se recuperara, cuando estuvo duro otra vez me voltee y dándole una vista de mi culo abrí mis nalgas para guiar su pene a mi ano.
Fui guiándolo para que entrara, cuando logré tener la mitad adentro me dejé caer de golpe con lo que él lanzó un gran grito.
Entonces empecé a cabalgar, era tanta mi excitación que apenas empecé tuve un orgasmo infernal, mientras cabalgaba con ese pene llenándome el ano tuve varios orgasmos, no sé cuantos, perdí la cuenta. Mientras cabalgaba apretujaba mis pechos, metía mis dedos en mi vagina, era la locura.
-¡AAAAAAGGGHHHH! ¡AAAHHHH!
-¡MAMAZOTA, ME VUELVES LOCO!
-¡Y TU A MI PAPITO, ME ENLOQUECES!
-¡ERES MIA, ERES SOLO MIA!
-¡SI, SI, SIIII, SOY TU PUTA!
Así estuve hasta que él empezó a gritar: -¡ME VENGO CABRONA, ME VENGOOOOOO! Y su pene estalló inundando mi ano de su semen. Cuando terminó me recargue sobre su pecho lo que aprovechó para morder mi cuello y voltee mi rostro para que me besara, me quedé un rato disfrutando como su pene se estremecía hasta que sentí como perdía su erección dentro de mi ano. Me vestí mientras él aun luchaba por soltarse, cuando terminé le dije –Ya tendrás noticias mías papito- me acerqué a la puerta mientras él gritaba -¡SUELTAME, SUELTAME DESGRACIADA!- Y me fui dejándolo amarrado y desnudo en el cuarto del hotel….
Continuará.
Cuando Miguel me dijo que si quería volver e repetir me puse a pensar, sí, me excitaba recordar las cosas que vivimos, que él fue el primero en seducirme y hacerme que me enamorara. Lo de mi cuñado fue pasión, el morbo por ser una situación prohibida, pero lo de Miguel fue entregarme a él totalmente. Las ideas y sensaciones se agolpaban en mi mente y en mi cuerpo, entonces me dijo:
-Entonces que mamacita ¿Te animas?
-Miguel, ahorita tengo prisa, pero estoy en casa de mis papas, háblame para ponernos de acuerdo ¿Oki?
-Ok mamacita, yo te hablo al rato.
Me dejó en casa y se retiró. La verdad, solo porque tenía prisa y era tarde, sino quizás si me habría ido con él.
A mi mente venían los recuerdos de nuestros encuentros, siempre llenos de erotismo, de pasión, de sexo sin fronteras. Pero mientras recordaba vino a mi mente cómo él me humillo revelando a sus amigos sobre nuestros encuentros sexuales. Una mezcla de deseo sexual y rencor se apoderó de mí, sí, deseaba probar su rico pene y su cuerpo, pero también tenía ganas de desquitarme por lo que me había hecho.
Así que se me ocurrió algo, como consumar mi venganza y a la vez disfrutar su cuerpo. Sí, podía tener ambas cosas. Así que me preparé y puse en mi bolso algunas cosas para lo que planeaba (Ya sabrán el contenido) Cuando me habló Miguel, nos pusimos de acuerdo, nos veríamos en la esquina y de allí a un hotel. Apenas entramos a la habitación Me besaba, mordía mis pechos sobre la blusa y sus manos buscaban mi trasero y mi concha.
Pero le dije –Espera papi, vas a ver que te tengo preparado- y lo senté en una silla, él estaba extrañado, empecé a bailar para él de manera erótica, contoneando mis caderas, acercándome a él, cada que quería agarrarme le detenía las manos y le decía –Quieto papi, sin tocar hasta que yo te diga ¿Oki?- y continuaba con mi baile. Contoneándome me acerqué y desabotoné su camisa lamiendo su pecho, luego me alejé y me desvestí quedando en tanga solamente, me voltee y me acerqué dándole una vista inmejorable de mi trasero, sentí sus manos y volví a sujetarlo y le dije
–Última advertencia wapo, vuelve a tocar y verás lo que te haré
-¿Qué me harás putita?
-Vuelve a tocarme y lo verás.
Volví a bailar, ahora mi trasero estaba a la altura de su rostro, sentía su aliento y yo estaba totalmente humedecida de mi vagina. Me volví a acercar ahora de frente a él me senté sobre su pene aun dentro de su pantalón, Miguel intentó abrazarme y le dije:
-Te lo advertí papito.
Y sacando de mi bolso una cuerda me puse a amarrar sus manos por detrás de la silla, entre risas y algo nervioso me dejo hacerlo, lo que no se imaginaba era que lo estaba amarrando de verdad.
-¡Oyes, duele! Esta muy apretada la cuerda putita…
No le contesté hasta dejarlo bien atado. Cuando terminé le di un largo y candente beso sujetándolo por el cabello. Ahora sí, desabrochando su pantalón lo dejé totalmente desnudo, su pene estaba tan erecto a causa de la excitación que seguramente le producía estar en esta situación que su líquido escurría. Ya desnudo procedí a amarrar sus piernas a las patas de la silla también dejándolo indefenso y a mi total disposición.
-Mmmmmmm, que deliciosa se ve. –le dije viendo fijamente su pene.
-Y más cuando la pruebes mamita.
Entonces saque de mi bolso otra cosa que traje: chocolate para untar, me acerqué a Miguel y con una brochita especial empecé a untárselo en el pecho, en su abdomen cuadrado, su pene estaba durísimo y chorreando, se notaba que la situación lo tenía excitadísimo, así que también el chocolate fue untado allí y en sus testículos. Ya totalmente untando acerqué mis pechos a su cara, pero cada que intentaba lamerme me alejaba haciéndolo desesperar, entonces me hinqué y sujetando su pene con mis manos mirándolo fijamente a los ojos empecé a lamer lentamente su pecho mientras él empezaba jadear, mi lengua lo recorría, bajando a su abdomen, sentía como se contraía, estiraba las amarras tratando de soltarse…
-No podrás soltarte papito, te amarre muy bien, solo déjate llevar.
-Mendiga puta, me tienes bien caliente, suéltame para poder tocarte
-Nop, eres un niño malo y debes ser disciplinado así que guarda silencio o tendré que amordazarte.
Metí mi lengua en su boca y continué con mi labor de lamer su cuerpo mientras él se retorcía del placer y la desesperación.
-¡SUELTAME PUTA, SUELTAME CULERA, DEJAME TOCARTE, DEJAME COGERTE!- Vociferó.
-Te lo advertí papito- Y de mi bolso saqué una mascada con la que lo amordacé.
Ya amordazado volví a su abdomen, cada que lamía hasta casi dejarlo limpio volvía a untar chocolate mientras el gemía de desesperación y tensaba los amarres. Mientras, con mi mano masajeaba su pene haciendolo retorcerse más, mirándolo a los ojos acerque mi lengua a su glande y le di una ligera mordida, solo cerró sus ojos y gemía. Entonces empecé a lamer su glande, su tronco, sus testículos para meter su pene en mi boca y empezar a mamar como una desesperada, sus gemidos eran desesperados, quería soltarse, pero al no poder solo se retorcía.
-Mmmmmm, que delicioso sabe papi, voy a querer chocolate con leche.
Con la mamada que le daba el chocolate se limpió, entonces puse su pene entre mis bubis y empecé una rusa que se veía lo tenía ardiendo. Lo miraba a los ojos con mirada sumisa mientras lo masturbaba con mis pechos, él me miraba con ojos encendidos por la lujuria. Al sentir su pene que empezaba a estremecerse inmediatamente tomé el chocolate y le unté el glande y lo metí a mi boca dándole una mamada tal que sin poder soportarlo más estalló en mi boca…
-Mmmmmmm, delicioso, que delicioso sabe mi chocolate con leche papito.
Él se estremecía y sus gemidos eran desesperados, sus jadeos me dejaban ver que estaba ardiendo. Volví a mamarle el pene, lamía sus testículos, su pene seguía durísimo, entonces masturbándolo me levanté un poco para morder sus pechos…
-¡MMMMMMM! ¡MMMMMMM!
Lamía y mordía su glande y sus pechos. Seguía masturbándolo de vez en cuando con mis pechos -¿Te gusta papito? – Solo gemía, entonces le di una sonora bofetada- ¡QUE SI TE GUSTA CABRON!- Asintió entre gemidos -Así me gusta, que seas obediente.
Ahora que su pene estaba como me gusta me levanté y abriendo mis piernas me acomodé para sentarme sobre él. Sujetando con mi mano su pene lo guié a mi vagina y lentamente fui bajando hasta quedar totalmente empalada. Sus gemidos y respiración iban en aumento y entonces le quité la mordaza, quería oírlo gritar. Sujeté sus cabellos con violencia y le planté un beso de lengua salvaje.
-¡MAMAZOTA, ERES UNA TREMENDA PUTA!
-¡MMMM, Y AUN NO ACABO PAPITO!
Empecé a moverme lentamente, primero en círculos y luego mis caderas se movían adelante y atrás, yo me lo estaba cogiendo a él ahora. Metía y sacaba su pene de mi vagina, en círculos, adelante y atrás, él sólo podía acompañar mis movimientos limitadamente. Entonces le mordí su cuello haciéndole un chupetón terrible y haciéndolo gritar. Su grito me excitó tanto que empecé a cabalgarlo, ahora ambos gemíamos, gritábamos, él por la impotencia de no poder tocarme y yo del placer que sentía de dominarlo y someterlo como él lo hizo un día conmigo.
Al borde de la locura ambos estallamos en un orgasmo increíble, con los músculos de mi vagina apretaba su pene para exprimirlo. Lo que aproveché para dejarlo descansar un poco mientras seguía lamiendo sus pechos, su cuello y volvía a sujetar sus cabellos con furia para volver a plantarle un beso salvaje. Ahora me levanté y volví a mamar su pene, para que se recuperara, cuando estuvo duro otra vez me voltee y dándole una vista de mi culo abrí mis nalgas para guiar su pene a mi ano.
Fui guiándolo para que entrara, cuando logré tener la mitad adentro me dejé caer de golpe con lo que él lanzó un gran grito.
Entonces empecé a cabalgar, era tanta mi excitación que apenas empecé tuve un orgasmo infernal, mientras cabalgaba con ese pene llenándome el ano tuve varios orgasmos, no sé cuantos, perdí la cuenta. Mientras cabalgaba apretujaba mis pechos, metía mis dedos en mi vagina, era la locura.
-¡AAAAAAGGGHHHH! ¡AAAHHHH!
-¡MAMAZOTA, ME VUELVES LOCO!
-¡Y TU A MI PAPITO, ME ENLOQUECES!
-¡ERES MIA, ERES SOLO MIA!
-¡SI, SI, SIIII, SOY TU PUTA!
Así estuve hasta que él empezó a gritar: -¡ME VENGO CABRONA, ME VENGOOOOOO! Y su pene estalló inundando mi ano de su semen. Cuando terminó me recargue sobre su pecho lo que aprovechó para morder mi cuello y voltee mi rostro para que me besara, me quedé un rato disfrutando como su pene se estremecía hasta que sentí como perdía su erección dentro de mi ano. Me vestí mientras él aun luchaba por soltarse, cuando terminé le dije –Ya tendrás noticias mías papito- me acerqué a la puerta mientras él gritaba -¡SUELTAME, SUELTAME DESGRACIADA!- Y me fui dejándolo amarrado y desnudo en el cuarto del hotel….
Continuará.
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