(Todos los nombres en este relato fueron cambiados para preservar mi identidad y la de cada uno de los involucrados)
Me llamo Karen. Tengo 18 años para los curiosos. Y para mi suerte tengo un hermano mayor llamado Maxi que juega al Rugby y tiene una buena cantidad de amigos que invita seguido a casa. Lo que les voy a contar es como esas recurrentes visitas empezaron a ser lo mejor de mi semana.
Con el correr del tiempo los amigos de Maxi empezaron a sentirse como en su casa y eso incluyó un trato casi cotidiano con mi familia, con mis papás y en lo que a estos relatos respecta conmigo.
Para la mayoría yo era como una hermanita postiza o algo así. Me hacían bromas, me cargaban, me preguntaban como me iba con los estudios. Nada fuera de lo común. Pero no todos. Había uno que cambió todo. Su nombre es Damián. Este chico, grandote y musculoso como todos los del grupo no me veía para nada como una nena. Lo supe desde que se unió al equipo y por ende a los frecuentes visitantes.
"Vos sos la hermanita? Te hacía más chica" fue lo primero que me dijo al conocerme. Me gustó que al menos para el nuevo, no fuera una nena como para el resto. También me gustó la forma descarada o torpe en la que me miró las tetas mientras hablaba. Con esto empecé a tener cada vez más presencia en las reuniones nocturnas que mi hermano le gustaba tener en la casa.
Me empezó a gustar este tal Damián, era fornido como todos los otros y con la cabeza llena de rulos rubios que al tener más confianza empezaron a ser parte de mi diversión. Me gustaba jugar con sus risos enredándolos en mis dedos de forma juguetona y me daba cuenta que a él le encantaba ese contacto mimoso que tenía con él cada vez que estaba con ellos.
No pasaba de ahí, había un coqueteo incipiente pero nada más. Supongo que por esos códigos tontos de hombres de que yo sea la hermana del amigo.
En una de esas juntadas para festejar un partido entre semana, vinieron todos un sábado con más bebida que de costumbre y Damián se emocionó mucho con los tragos. Estaba muy risueño y colorado.
Nunca lo había visto así. Mis papás habían dejado la casa sola porque tenían una fiesta de la compañía. Yo estaba de entrecasa, con una calza y una camiseta media grande atada a la altura de la última costilla. Noté que de repente los abrazos de Dami se hacían muy efusivos. Sentía su mano en mi cintura todo el tiempo y le respondía esa actitud cariñosa sonriendo. "Qué linda estas hoy Karen", me dice y se muerde los labios. Mi hermano en ese momento había ido a la cocina y nosotros estábamos sentados en un sillón medio lejos. Los otros chicos estaban en la suya así que me mordí un poco los labios y le metí un beso. Me agarró la nuca y me metió toda la lengua en la boca. Era un beso muy caliente. Me estaba comiendo la boca con tantas ganas que se embaló y me agarró la cola con una mano y apretó fuerte.
"Que buena que estas pendeja" me dijo con la calentura del momento. Que me hable así me gustó tanto que mi mano fue sola a su bulto. Lo apreté y estaba muy duro. Era grande como todo su cuerpo. Se notó que se calentó al sentir mi mano.
"Vamos a mi pieza un rato?" Le pregunté sabiendo la respuesta. Se levantó de un salto y mirando para la cocina de reojo nos escapamos para mi cuarto.
Cerré la puerta y le di vuelta a la llave. Mientras hacía eso él me besaba el cuello desde atrás y me tocaba las tetas. Sentía su verga parada apretada contra mi cola así que me quedé en esa posición pero giré mi cara para besarlo.
"Como me calentas" me dijo cada vez más caliente. "Porque no te sacas esto?" le respondí yo mientras abría su pantalón. Me agaché y le bajé los pantalones hasta el piso y empecé a pasar mi lengua por arriba de su bóxer para que la sienta por primera vez. Apurado y ansioso se bajó el bóxer y me dejó su verga frente a la cara. "Esto queres trolita?" Me preguntó mientras la agarraba fuerte con su mano y la sacudía como invitándome. "Si! ya!" le dije y me la metí a la boca. Le empecé a chupar haciendo desaparecer una y otra vez esa. Lo hacía gemir y me gustaba mucho. Sentía la música y las voces de los chicos en el living. Estaban tan de joda que no notaban nuestra ausencia. Nada de esto le importaba a Damián que disfrutaba mi fuerte pete. Me encantaba esa pija. La chupaba muy emocionada. Veía como él también me la metía moviéndose para que me la trague bien.
"Sacate todo pendeja!" me ordenó, Me bajé la calza y cuando me vio en tanga no me dejó seguir. Me tiró en la cama me corrió la tanga y empezó a chupar mi concha con esa calentura mayúscula. Me hizo sacudir toda con su boca. Abría mis labios con sus dedos y su lengua se movía de arriba a abajo haciéndome disfrutar como y gemir. Esos mismos gemidos lo calentaron tanto que me hizo darme vuelta, Me levantó de la cintura para ponerme en cuatro y sin perder el tiempo me la metió. Grité cuando sentí su pija entrar de golpe. "Si putita, gritá, te gusta?" me dijo mientras mi cola rebotaba contra su cuerpo en esa cogida tremenda que me estaba pegando. "Si me encanta cógeme toda" le respondí con la cara apretada contra el respaldo de la cama. Me dio un chirlo en la cola y subió la marcha. Me estaba partiendo en dos. Estaba hecho una fiera y yo gozaba como la más perra.
"Asi mi amor dame toda la leche adentro" le dije con su pija taladrándome. Ese tremendo tipo tan grande y fibroso no se cansaba y yo mordía la almohada loca de placer. En un grito fuerte tuve un orgasmo impresionante. Aflojó la marcha cuando sintió mi estallido. "Sabía que estabas loca por un buen polvo" me dijo orgulloso por su logro. No se si fue por mi grito o pura coincidencia pero unos segundos después, apagaron la música en el living. En ese momento es como que Damián se dio cuenta donde estaba y la presencia de los chicos y al parecer eso lo detuvo. Yo lentamente me di vuelta y con el dedo en la boca le hice "shhh" Metí su pija en mi boca de nuevo y acariciando sus huevos con mi mano le empecé a hacer un nuevo pete. Rápido y profundo. Sentí sus manos enredándose en mi pelo. Me apretó la cabeza con fuerza y con los ojos cerrados me llenó toda la boca de leche. Me soltó cuando la última gota pasó por a mi boca. Me miró con la boca llena de leche y me dijo "Ahora trágatela toda pendeja" Cerré mi boca y me tragué todo.
"Que rica leche tenes" Le dije guiñándole el ojo. "Vos estas rica mi amor" Me dijo. Me dio un beso en la frente subiéndose los pantalones y salió casi corriendo para volver con los chicos. Yo me quedé ahí semidesnuda y con la panza llena de leche del amigo de mi hermano. No iba a ser la última vez
11 comentarios - La hermana de Maxi 1