Ese sábado a noche no tenía nada que hacer y ya pensaba, cenar algo frugal, darle de comer al perro y a los gatos, tomar una ducha y acostarme a dormir, cuando sonó el timbre de la puerta de calle.
-¿Quien es?-
-Soy Nadia ¿puedo pasar?- tenía un tono alterado y más que un pedido, su respuesta, me sonó a orden.
Era colega de mi esposa Mariana, proveniente del interior del País, tenía poco tiempo de residencia y, por lo mismo, escasas amistades en Buenos Aires.
-¡Hola! Tengo que hablar con Mariana-
-¡Hola! Mariana viajó para visitar a su madre, enferma. Regresa mañana tarde ¿Pasó algo?-
Pareció decepcionada y amagó con irse, pero con una expresión, rabiosa, en los ojos me dijo:
-Pasa que Dany es un bastardo hijo de puta ..- como debut, en charlas personales conmigo, para nada contenida. Dejó claro que estaba enojada y que Daniel su marido, había cometido algo grueso.
La invité a sentarse. Titubeó antes de hacerlo a mi lado en el sofá del living. Tenía necesidad impostergable, de hablar de su problema y, al no encontrar a mi esposa, comenzó a hacerlo conmigo.
Contó que sonó el teléfono, en su casa, (de esos inalámbricos con más de un auricular) y sin proponérselo descolgó el de la planta alta y quedó en paralelo con el marido, comunicado con una mujer.
-Iba a colgar pero escuché algo que no debía... resultó una conversación apasionada con su amante-
-Tal vez, mal interpretaste-
-¡Qué tal vez, ni que las pelotas!! La tal Adriana, le comentaba cuanto le había gustado la última ..... digo, el último coito, con tal nivel de detalles sobre las cosas que más disfrutó. ..... que, más que una conversación, parecía un cuento erótico-
-¡Bueno .... tomalo con calma ..... – es todo lo que consigo franfullar.
-¡Estoy tan furiosa que no sé qué no haría para hacérsela pagar .... pero ... es que....- súbitamente su voz fuerta y decidida se volvió débil y temblorosa.
- ... es que yo lo amo ... ¿Por qué me hizo esto? –su llanto hizo incompresibles sus palabras siguientes.
Me limité a abrazarla y ofrecerle mi hombro.
Una vez calmado el llanto:
-Gracias por tu paciencia. Él no es como vos. Vos, ciertas cosas, no las harías-
-No te creas, yo también tuve mis embrollos, mis infidelidades, claro que no tengo una esposa tal linda como vos-
-Te agradezco por adularme. Pero eso no me va a hacer pasar la rabia –
Casi le digo que le dé al marido la misma medicina. Solos los dos, lado a lado, tenía ganas de manosearle sus espléndidas tetas, sacárselas afuera, chupárselas y cogerla la noche entera.
-Disculpame la osadía, por ser la primera vez que hablamos de intimidades, debería tener más escrúpulos, pero no me sale. ¿Sabés que, me puso realmente furiosa? Escuchar de su amante cosas que nunca hizo conmigo-
-¿Cómo qué?- fue más fuerte de mi preguntarle.
- Le decía que seguía sintiendo su miembro moverse en su cola. Si a Dany le gusta tanto el sexo anal, podía por lo menos proponérmelo. Nunca lo hizo. Me da un poco de temor pero, a la vez, me atrae la idea de ser enculada-
-¿De verdad que nunca lo hizo? Yo sí, te lo aseguro. –
-¡No bromees! Otra cosa que la tal Adriana le elogiaba a Dany, es que le lamía, la que sabés, como los dioses. ¿Podés creer que a mí nunca me la mamó? Y yo siempre lo he deseado-
Estuve a punto de zambullirme entre sus piernas y satisfacerle, de inmediato, su deseo.
-…sabés, muchos tipos, no logran captar lo que la mujer quiere, a otros no les importa, pero, algunos son distintos-
-¿Vos sos uno de éstos últimos?- dijo sonriendo
-Creo … o por lo menos lo espero ¿por qué no lo averiguas?-
-¿Me estás proponiendo, sexo? Soy amiga de Mariana ¿No me digas que te excité?-
-Comprobalo vos misma- y le señalé con la mirada el paquete, abultado, entre mis piernas.
Ella estaba, como mínimo, tan caliente como yo.
-¡Es verdad!! Está hinchado. ¡Lo duro que debe estar!- mientras lo dijo, alargó la mano
-¡Siii, está bien durito!-
Nos besamos brevemente. Le siguió una quita, vertiginosa, de ropas y mi lamer y paladear de sus pezones, tensados. Instantes después estaba con mi cabeza entre sus piernas abiertas, mi lengua y labios en su clítoris y, un par de mis dedos, hurgando en el interior de su sexo.
Nadia emitía, con su boca, una gran variedad de sonidos y con la, concha abundante fluido de placer sexual, hasta que, con voces y gritos dio a entender, con toda claridad, su orgasmo, con toda claridad.
No le dí respiro. La acosté en el sofá, me acomodé sobre ella y, favorecido por lo lubricada que estaba, le enterré, de una, la verga.
La cogida fue deslumbrante, apoteótica. Ella estuvo con su pubis poseído de frenesí, tanto o más que el mío.
Su segundo orgasmo no fue más pudoroso que el primero. Mi primera acabada, un derrame furioso de semen, acompañado por un placer elevado a un grado superior.
Echados, lado a lado, apretados por lo estrecho del sofá, cabeza a cabeza, la escuché, pensar en voz alta:
-…..cambalache …. el siglo XXI sigue siendo un despliegue de maldad insolente, Dany, yo, vos. …. vivimos revolcados en un merengue, en el mismo lodo. La única que se salva, por ahora, es Mariana-
Hablamos mucho rato, sin sustancia y fuera del propósito que nos tenía juntos y desnudos. Fue suficiente una mirada y un besito fugaz, intercambiado, para que mi miembro vuelva a erguirse. Nadia lo rodeó con una de sus manos:
-Supongo que fui yo que lo hizo ponerse así, Por lo tanto, lo tengo que remediar– me susurró., mientras se sentaba e inclinaba, hasta comenzar a chupármela y, simultáneamente, a masturbarme dulcemente.
Mi mano izquierda alcanzó su culo y comencé a toquetearle el agujerito prohibido.
Sacó la boca de la verga y:
-¿Qué intenciones tenés?- me preguntó con expresión maliciosa.
-¡Hacerte la colita! Ponete de rodillas, dale-
No se lo hizo repetir, ofreciéndome la contemplación de su espalda y su espléndido culo.
-¡ahiii, ahiii! ¿Qué estás haciendo? Me metiste un dedo,,,,,,pará …. me vas a hacer daño…..¡ahiiiii!!!- le untaba el agujerito con los mismos humores que salían de su concha.
-Nadia, quiero hacerte el culo, pero si no querés lo dejamos así-
-No entiendo más nada …. me calentaste demás ….dale quiero probar ….. me siento puta … dale rómpeme el culo-
Le apoyé el ganso a la entrada de ese culo magnífico e inicié a entrarle.
-¿Tegusta?- le pregunté
-Arde un poquito pero me gusta?-
Le entré, cada vez, un poco más profundo, pistoneando lentamente pero con fuerza.
Ella acompañó las embestidas iniciales con quejas y ayes, que, a la brevedad, se volvieron suspiros, gemidos y ronroneo. De mi parte yo, perdí la cabeza:
-Putita ….¿no dijiste que querías probar a que te lo den por el culo? ¡Ya lo tenes roto!-
Seguí enculándola con bríos y fuerza. Cuando percibí la proximidad del orgasmo:
-¡Y, ya, ya, lo vas a tener relleno – y le di rienda suelta a una magnífica y abundante eyaculación.
Más o menos en media hora, después de higienizarse y vestirse, Nadia se despidió:
-¡Bastardo, sos un hijo de puta, como o más que Daniel-
Nadia y Daniel, se divorciaron. Ella volvió a su lugar de origen, en el interior. No volví a verla desde esa noche
Nunca sabré si sabía que esa noche, mi esposa no estaba o, realmente, fue improvisado nuestro entrevero.
-¿Quien es?-
-Soy Nadia ¿puedo pasar?- tenía un tono alterado y más que un pedido, su respuesta, me sonó a orden.
Era colega de mi esposa Mariana, proveniente del interior del País, tenía poco tiempo de residencia y, por lo mismo, escasas amistades en Buenos Aires.
-¡Hola! Tengo que hablar con Mariana-
-¡Hola! Mariana viajó para visitar a su madre, enferma. Regresa mañana tarde ¿Pasó algo?-
Pareció decepcionada y amagó con irse, pero con una expresión, rabiosa, en los ojos me dijo:
-Pasa que Dany es un bastardo hijo de puta ..- como debut, en charlas personales conmigo, para nada contenida. Dejó claro que estaba enojada y que Daniel su marido, había cometido algo grueso.
La invité a sentarse. Titubeó antes de hacerlo a mi lado en el sofá del living. Tenía necesidad impostergable, de hablar de su problema y, al no encontrar a mi esposa, comenzó a hacerlo conmigo.
Contó que sonó el teléfono, en su casa, (de esos inalámbricos con más de un auricular) y sin proponérselo descolgó el de la planta alta y quedó en paralelo con el marido, comunicado con una mujer.
-Iba a colgar pero escuché algo que no debía... resultó una conversación apasionada con su amante-
-Tal vez, mal interpretaste-
-¡Qué tal vez, ni que las pelotas!! La tal Adriana, le comentaba cuanto le había gustado la última ..... digo, el último coito, con tal nivel de detalles sobre las cosas que más disfrutó. ..... que, más que una conversación, parecía un cuento erótico-
-¡Bueno .... tomalo con calma ..... – es todo lo que consigo franfullar.
-¡Estoy tan furiosa que no sé qué no haría para hacérsela pagar .... pero ... es que....- súbitamente su voz fuerta y decidida se volvió débil y temblorosa.
- ... es que yo lo amo ... ¿Por qué me hizo esto? –su llanto hizo incompresibles sus palabras siguientes.
Me limité a abrazarla y ofrecerle mi hombro.
Una vez calmado el llanto:
-Gracias por tu paciencia. Él no es como vos. Vos, ciertas cosas, no las harías-
-No te creas, yo también tuve mis embrollos, mis infidelidades, claro que no tengo una esposa tal linda como vos-
-Te agradezco por adularme. Pero eso no me va a hacer pasar la rabia –
Casi le digo que le dé al marido la misma medicina. Solos los dos, lado a lado, tenía ganas de manosearle sus espléndidas tetas, sacárselas afuera, chupárselas y cogerla la noche entera.
-Disculpame la osadía, por ser la primera vez que hablamos de intimidades, debería tener más escrúpulos, pero no me sale. ¿Sabés que, me puso realmente furiosa? Escuchar de su amante cosas que nunca hizo conmigo-
-¿Cómo qué?- fue más fuerte de mi preguntarle.
- Le decía que seguía sintiendo su miembro moverse en su cola. Si a Dany le gusta tanto el sexo anal, podía por lo menos proponérmelo. Nunca lo hizo. Me da un poco de temor pero, a la vez, me atrae la idea de ser enculada-
-¿De verdad que nunca lo hizo? Yo sí, te lo aseguro. –
-¡No bromees! Otra cosa que la tal Adriana le elogiaba a Dany, es que le lamía, la que sabés, como los dioses. ¿Podés creer que a mí nunca me la mamó? Y yo siempre lo he deseado-
Estuve a punto de zambullirme entre sus piernas y satisfacerle, de inmediato, su deseo.
-…sabés, muchos tipos, no logran captar lo que la mujer quiere, a otros no les importa, pero, algunos son distintos-
-¿Vos sos uno de éstos últimos?- dijo sonriendo
-Creo … o por lo menos lo espero ¿por qué no lo averiguas?-
-¿Me estás proponiendo, sexo? Soy amiga de Mariana ¿No me digas que te excité?-
-Comprobalo vos misma- y le señalé con la mirada el paquete, abultado, entre mis piernas.
Ella estaba, como mínimo, tan caliente como yo.
-¡Es verdad!! Está hinchado. ¡Lo duro que debe estar!- mientras lo dijo, alargó la mano
-¡Siii, está bien durito!-
Nos besamos brevemente. Le siguió una quita, vertiginosa, de ropas y mi lamer y paladear de sus pezones, tensados. Instantes después estaba con mi cabeza entre sus piernas abiertas, mi lengua y labios en su clítoris y, un par de mis dedos, hurgando en el interior de su sexo.
Nadia emitía, con su boca, una gran variedad de sonidos y con la, concha abundante fluido de placer sexual, hasta que, con voces y gritos dio a entender, con toda claridad, su orgasmo, con toda claridad.
No le dí respiro. La acosté en el sofá, me acomodé sobre ella y, favorecido por lo lubricada que estaba, le enterré, de una, la verga.
La cogida fue deslumbrante, apoteótica. Ella estuvo con su pubis poseído de frenesí, tanto o más que el mío.
Su segundo orgasmo no fue más pudoroso que el primero. Mi primera acabada, un derrame furioso de semen, acompañado por un placer elevado a un grado superior.
Echados, lado a lado, apretados por lo estrecho del sofá, cabeza a cabeza, la escuché, pensar en voz alta:
-…..cambalache …. el siglo XXI sigue siendo un despliegue de maldad insolente, Dany, yo, vos. …. vivimos revolcados en un merengue, en el mismo lodo. La única que se salva, por ahora, es Mariana-
Hablamos mucho rato, sin sustancia y fuera del propósito que nos tenía juntos y desnudos. Fue suficiente una mirada y un besito fugaz, intercambiado, para que mi miembro vuelva a erguirse. Nadia lo rodeó con una de sus manos:
-Supongo que fui yo que lo hizo ponerse así, Por lo tanto, lo tengo que remediar– me susurró., mientras se sentaba e inclinaba, hasta comenzar a chupármela y, simultáneamente, a masturbarme dulcemente.
Mi mano izquierda alcanzó su culo y comencé a toquetearle el agujerito prohibido.
Sacó la boca de la verga y:
-¿Qué intenciones tenés?- me preguntó con expresión maliciosa.
-¡Hacerte la colita! Ponete de rodillas, dale-
No se lo hizo repetir, ofreciéndome la contemplación de su espalda y su espléndido culo.
-¡ahiii, ahiii! ¿Qué estás haciendo? Me metiste un dedo,,,,,,pará …. me vas a hacer daño…..¡ahiiiii!!!- le untaba el agujerito con los mismos humores que salían de su concha.
-Nadia, quiero hacerte el culo, pero si no querés lo dejamos así-
-No entiendo más nada …. me calentaste demás ….dale quiero probar ….. me siento puta … dale rómpeme el culo-
Le apoyé el ganso a la entrada de ese culo magnífico e inicié a entrarle.
-¿Tegusta?- le pregunté
-Arde un poquito pero me gusta?-
Le entré, cada vez, un poco más profundo, pistoneando lentamente pero con fuerza.
Ella acompañó las embestidas iniciales con quejas y ayes, que, a la brevedad, se volvieron suspiros, gemidos y ronroneo. De mi parte yo, perdí la cabeza:
-Putita ….¿no dijiste que querías probar a que te lo den por el culo? ¡Ya lo tenes roto!-
Seguí enculándola con bríos y fuerza. Cuando percibí la proximidad del orgasmo:
-¡Y, ya, ya, lo vas a tener relleno – y le di rienda suelta a una magnífica y abundante eyaculación.
Más o menos en media hora, después de higienizarse y vestirse, Nadia se despidió:
-¡Bastardo, sos un hijo de puta, como o más que Daniel-
Nadia y Daniel, se divorciaron. Ella volvió a su lugar de origen, en el interior. No volví a verla desde esa noche
Nunca sabré si sabía que esa noche, mi esposa no estaba o, realmente, fue improvisado nuestro entrevero.
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