Hola a mis queridos lectores. Hoy les traigo una anécdota que viví hace unos años con clara. La protagonista de mi relato anterior "La Fea que Sabía Chuparla".
Esto pasó poco tiempo después de aquel relato. Clara y yo nos mantuvimos en contacto la semana siguiente. Aún así, ella se notaba algo rara conmigo. Me esquivaba en la escuela cuando nos cruzabamos en el recreo y cuando me saludaba lo hacía muy distante. Supuse que quizás se había arrepentido de lo que pasó. Quizás su hermano se había enterado y la amenazó para que no vuelva a tener contacto conmigo.
Sin embargo a los pocos días escucho que se corría el rumor de que estabamos saliendo, cuando eso no era cierto. Aún así no tenía deseos de salir con ninguna chica y tampoco me importaba lo que dijeron por lo que cuando me preguntaban yo solo decía que sí. Suponiendo que había sido ella quien había iniciado el rumor ya que nadie más sabía que nos veíamos.
Efectivamente el sabado de esa semana recibo un mensaje de ella. Quería que nos vieramos en mi casa, tenía algo que decirme. Al llegar la noté mucho más sexy de lo normal, llevaba la misma falda de jean que usaba en nuestro último encuentro. Una camiseta negra sin mangas muy ajustada y con un gran escote que dejaba ver la belleza de sus grandes y palidas tetas que me habían calentado desde la primera vez que la vi. Además se había arreglado su largo y oscuro cabello. Casi parecia una mujer hermosa de no ser por sus brazos esqueleticos y su rostro tan feo como una patada en los testiculos. Con esa nariz enorme, sus dientes chuecos y sus ojos negros y hundidos que la hacían ver como una especie de zombie.
Su mirada era nerviosa, supuse que quería hablar a solas, por lo que fuimos a mi habitación, el único lugar de mi casa donde había algo de privacidad. Nos sentamos en mi cama mirandonos de frente y comenzó a hablar miendo siempre para sus pies
- La última semana me dejó muy pensativa
- A mí tambien - Le respondí
- Sabés que soy una mujer mucho más grande que vos (23 años). Pero nunca antes había hecho lo que hicimos ese día en casa con nadie.
- ¿De verdad? - Pregunté fingiendo sorpresa ya que no me sorprendia para nada dado su alto grado de fealdad
- Sí, de verdad - Dijo creyendo mi falsa sorpresa - Y me gustó, de verdad me gustó. Me gustas mucho, Xavi
- Lo sé - Dije friamente
- De verdad me gustas - Dijo con algo de tristeza ante mi frialdad
- Sí, lo sé - Quería decirle algo más dulce, más allá de sus preciosas tetas nada más me gustaba de ella
- Entonces ¿Te la puedo chupar? - Me dijo con mucha timidez
- Sí, sí. Solo dejame ponerme cómodo
En ese momento tomé mis auriculares y tras poner música suave me recosté y cerrando los ojos dejé que ella hiciera el resto del trabajo. Al principio se movió con mucha timidez desabotonando mi pantalon y luego bajando lentamente mi bragueta sacó mi pija y dando lentas y constantes jaladas comenzó a hacerla crecer. Lentamente libero mi pija de su carcel de piel dejando asomarse un punta rosa blancusta. Como si de un helado de frutilla se tratase, comenzó a pasar su lengua por ella primero en circulos y luego en rapidas lamidas. Eso hizo que me retuersa de placer. Por primera vez en todo ese momento, mis manos que hasta ese momento estaban quietas se dirigieron hacia ella. Mi mano derecha fue hacia sus tetas acariciandolas hasta llegar a sus pezones que para entonces estaban duros y erectos. Mientras mi otra mano comenzó a acariciar su cabello llevando lentamente su boca hacia mi pija. Ella cooperó sin resistirse chupando lenta y fuertemente mi verga. Tras varios minutos decidí abrir los ojos y la imagen me impactó.
Ella se había bajado el calzón hasta las rodilas y ante mis ojos una mano palida y huesuda se abría paso entre una mata oscura de vellos hundiendo dos largos y delgados dedos en ella. Casi de inmediato cerré los ojos y me concentré en la música. El placer volvió de inmediato y sentía que algo llegada desde mi pija. Iba a acabar y como sabía que ella no se molestaría me relajé y dejé que una gran cantidad de leche llegase a su boca. Ella retrocedió sorprendida y tras levantarse me escupió gran parte de mi leche en mi cara. No me enojé, me lo merecía. El resto de mi leche chorreó desde su boca hasta sus tetas. Sin decir nada agarré sus tetas y froté toda mi leche contra ellas dejandolas brillantes.
Ese fue el inicio de una amistad intensa y placentera. Clara amaba chupar mi pija, y cada vez que necesitaba una buena descarga solo tenía que mandarle un mensaje y ella venía sin dudarlo. Mi momento favorito era a la mañana antes de ir a la escuela. Todos los nervios de los examenes o trabajos se iban luego de una buena acabada en su cara. Ella tambien lo disfrutaba. Sus compañeras me decían que desde que eramos "novios" ella estaba de mejor animos en la escuela. Iba más a las fiestas y sus notas habían mejorado - No sé lo que le hacés, pero le haz hecho mucho bien - Me decían - No es lo que yo hago sino lo que ella me hace - Pensaba para mí.
Aún así, nuestra complicidad no pasaba de un pete, una manoseada y una chupada de tetas. Todavía me resultaba muy chocante su fealdad, no podía ni siquiera darle un beso porque mis labios esquivaban los suyos casi como reflejo. Había intentado chupar su concha, pero era realmente apestosa y acida como si en lugar de jugos saliera de ahí jugo de naranja acida.
Pero todo cambió una noche en casa. Estabamos en mi habitación frente a mi computadora. Yo miraba porno mientras ella estaba de rodillas con la cara entre mis piernas mientras se pajeaba. Pero de un momento a otro se pone de pie y reconstándome intenta meter mi pija dentro de ella. En ese momento reacción y le dije
- Para, por favor
- ¿Qué pasa? - Preguntó confundida
- No me siento listo - Dije nuevamente buscando excusarme
- ¿Tan fea soy? - Me preguntó queriendo llorar
- Noo ¿Cómo vas a decir eso? - Fingiendo sorpresa
- Sé lo que dicen de mí, Xavier. No soy estúpida
- Clari - Respondí comenzando a sentirme apenado - No sos fea, en serio.
- ¿Y por qué no querés hacer el amor conmigo?
- Ya te lo dije, no me siento listo - Como sabrán, en ese momento yo era virgen y la idea de perder mi virginidad con ella me desagradaba muchísimo, supongo que por eso cada vez que lo intentaba cambiaba de opinión de inmediato.
- Creo que es hora de irme - Dijo levantándose y abotanando su pantalón
Era tarde cuando ella salió, y como vivía lejos no quería que fuera sola así que la acompañé. Durante todo el trayecto no nos dijimos nada. Sin embargo cuando estabamos en la entrada de su casa ella comenzó a llorar
- ¿Qué te pasa, Clari? - Pregunté asustado
- Ya no quiero vivir, Xavi - Me dijo entre lágrimas - Mi familia no me quiere, vos no me queres y todos en la escuela se burlan de mí
- No digas eso - Le decía entre lágrimas - Perdón por ser tan boludo, sos una mujer excelente y no te merezco.
- Ya no importa - Decía sin apartar su rostro de sus manos
En ese momento la abracé y asegurándome de que nadie estuviese mirando, la arrinconé contra la entrada de su casa y desabroché su pantalón para luego desabrochar el mío.
- ¿Qué estás haciendo, Xavi? - Preguntó sorprendida
- Te muestro cuanto te quiero - Respondí bajando nuestros pantalones
Sin dejar que dijese algo, dejé que mi pija se metiese en su concha peluda y comencé a moverme primero lenta y cada vez más velozmente.
- Ay.... sí, sí..... ay - Me decía mordiendo mi oreja y abrazándome fuerte
Si bien se notaba que sus dedos habían desvirgado hace tiempo esa raja, seguía estando muy estrecha haciendo gozar como nunca antes había sentido. Mis manos se agarraron a su culo flácido mientras mi pelvis la embestia cada vez más rápido hasta que finalmente cuando parecía que mi pija iba a estallar. Intente sacarla antes de hacerlo, pero entonces una mano la tomó y la volvió a meter dentro de su vagina.
- Por favor - Me suplicaba con la respiración entrecortada - Acabame adentro, dejame sentir tu leche caliente dentro de mí. Necesito sentirme mujer. Te prometo que no me voy a embarazar
Su voz todavía estaba mezclada con el llanto y sintiendo que se lo debía por todo lo que habíamos pasado aceleré más y más hasta que finalmente sentí un liquido caliente que llenaba todo el agujero
- Ayyy... shhhhhhh... gracias!!! - Me decía abrazandome fuerte - Te amo - Me susurró dejando correr más lágrimas, solo que esta vez eran de felicidad
- Lo sé - Fue lo que respondí
Esto pasó poco tiempo después de aquel relato. Clara y yo nos mantuvimos en contacto la semana siguiente. Aún así, ella se notaba algo rara conmigo. Me esquivaba en la escuela cuando nos cruzabamos en el recreo y cuando me saludaba lo hacía muy distante. Supuse que quizás se había arrepentido de lo que pasó. Quizás su hermano se había enterado y la amenazó para que no vuelva a tener contacto conmigo.
Sin embargo a los pocos días escucho que se corría el rumor de que estabamos saliendo, cuando eso no era cierto. Aún así no tenía deseos de salir con ninguna chica y tampoco me importaba lo que dijeron por lo que cuando me preguntaban yo solo decía que sí. Suponiendo que había sido ella quien había iniciado el rumor ya que nadie más sabía que nos veíamos.
Efectivamente el sabado de esa semana recibo un mensaje de ella. Quería que nos vieramos en mi casa, tenía algo que decirme. Al llegar la noté mucho más sexy de lo normal, llevaba la misma falda de jean que usaba en nuestro último encuentro. Una camiseta negra sin mangas muy ajustada y con un gran escote que dejaba ver la belleza de sus grandes y palidas tetas que me habían calentado desde la primera vez que la vi. Además se había arreglado su largo y oscuro cabello. Casi parecia una mujer hermosa de no ser por sus brazos esqueleticos y su rostro tan feo como una patada en los testiculos. Con esa nariz enorme, sus dientes chuecos y sus ojos negros y hundidos que la hacían ver como una especie de zombie.
Su mirada era nerviosa, supuse que quería hablar a solas, por lo que fuimos a mi habitación, el único lugar de mi casa donde había algo de privacidad. Nos sentamos en mi cama mirandonos de frente y comenzó a hablar miendo siempre para sus pies
- La última semana me dejó muy pensativa
- A mí tambien - Le respondí
- Sabés que soy una mujer mucho más grande que vos (23 años). Pero nunca antes había hecho lo que hicimos ese día en casa con nadie.
- ¿De verdad? - Pregunté fingiendo sorpresa ya que no me sorprendia para nada dado su alto grado de fealdad
- Sí, de verdad - Dijo creyendo mi falsa sorpresa - Y me gustó, de verdad me gustó. Me gustas mucho, Xavi
- Lo sé - Dije friamente
- De verdad me gustas - Dijo con algo de tristeza ante mi frialdad
- Sí, lo sé - Quería decirle algo más dulce, más allá de sus preciosas tetas nada más me gustaba de ella
- Entonces ¿Te la puedo chupar? - Me dijo con mucha timidez
- Sí, sí. Solo dejame ponerme cómodo
En ese momento tomé mis auriculares y tras poner música suave me recosté y cerrando los ojos dejé que ella hiciera el resto del trabajo. Al principio se movió con mucha timidez desabotonando mi pantalon y luego bajando lentamente mi bragueta sacó mi pija y dando lentas y constantes jaladas comenzó a hacerla crecer. Lentamente libero mi pija de su carcel de piel dejando asomarse un punta rosa blancusta. Como si de un helado de frutilla se tratase, comenzó a pasar su lengua por ella primero en circulos y luego en rapidas lamidas. Eso hizo que me retuersa de placer. Por primera vez en todo ese momento, mis manos que hasta ese momento estaban quietas se dirigieron hacia ella. Mi mano derecha fue hacia sus tetas acariciandolas hasta llegar a sus pezones que para entonces estaban duros y erectos. Mientras mi otra mano comenzó a acariciar su cabello llevando lentamente su boca hacia mi pija. Ella cooperó sin resistirse chupando lenta y fuertemente mi verga. Tras varios minutos decidí abrir los ojos y la imagen me impactó.
Ella se había bajado el calzón hasta las rodilas y ante mis ojos una mano palida y huesuda se abría paso entre una mata oscura de vellos hundiendo dos largos y delgados dedos en ella. Casi de inmediato cerré los ojos y me concentré en la música. El placer volvió de inmediato y sentía que algo llegada desde mi pija. Iba a acabar y como sabía que ella no se molestaría me relajé y dejé que una gran cantidad de leche llegase a su boca. Ella retrocedió sorprendida y tras levantarse me escupió gran parte de mi leche en mi cara. No me enojé, me lo merecía. El resto de mi leche chorreó desde su boca hasta sus tetas. Sin decir nada agarré sus tetas y froté toda mi leche contra ellas dejandolas brillantes.
Ese fue el inicio de una amistad intensa y placentera. Clara amaba chupar mi pija, y cada vez que necesitaba una buena descarga solo tenía que mandarle un mensaje y ella venía sin dudarlo. Mi momento favorito era a la mañana antes de ir a la escuela. Todos los nervios de los examenes o trabajos se iban luego de una buena acabada en su cara. Ella tambien lo disfrutaba. Sus compañeras me decían que desde que eramos "novios" ella estaba de mejor animos en la escuela. Iba más a las fiestas y sus notas habían mejorado - No sé lo que le hacés, pero le haz hecho mucho bien - Me decían - No es lo que yo hago sino lo que ella me hace - Pensaba para mí.
Aún así, nuestra complicidad no pasaba de un pete, una manoseada y una chupada de tetas. Todavía me resultaba muy chocante su fealdad, no podía ni siquiera darle un beso porque mis labios esquivaban los suyos casi como reflejo. Había intentado chupar su concha, pero era realmente apestosa y acida como si en lugar de jugos saliera de ahí jugo de naranja acida.
Pero todo cambió una noche en casa. Estabamos en mi habitación frente a mi computadora. Yo miraba porno mientras ella estaba de rodillas con la cara entre mis piernas mientras se pajeaba. Pero de un momento a otro se pone de pie y reconstándome intenta meter mi pija dentro de ella. En ese momento reacción y le dije
- Para, por favor
- ¿Qué pasa? - Preguntó confundida
- No me siento listo - Dije nuevamente buscando excusarme
- ¿Tan fea soy? - Me preguntó queriendo llorar
- Noo ¿Cómo vas a decir eso? - Fingiendo sorpresa
- Sé lo que dicen de mí, Xavier. No soy estúpida
- Clari - Respondí comenzando a sentirme apenado - No sos fea, en serio.
- ¿Y por qué no querés hacer el amor conmigo?
- Ya te lo dije, no me siento listo - Como sabrán, en ese momento yo era virgen y la idea de perder mi virginidad con ella me desagradaba muchísimo, supongo que por eso cada vez que lo intentaba cambiaba de opinión de inmediato.
- Creo que es hora de irme - Dijo levantándose y abotanando su pantalón
Era tarde cuando ella salió, y como vivía lejos no quería que fuera sola así que la acompañé. Durante todo el trayecto no nos dijimos nada. Sin embargo cuando estabamos en la entrada de su casa ella comenzó a llorar
- ¿Qué te pasa, Clari? - Pregunté asustado
- Ya no quiero vivir, Xavi - Me dijo entre lágrimas - Mi familia no me quiere, vos no me queres y todos en la escuela se burlan de mí
- No digas eso - Le decía entre lágrimas - Perdón por ser tan boludo, sos una mujer excelente y no te merezco.
- Ya no importa - Decía sin apartar su rostro de sus manos
En ese momento la abracé y asegurándome de que nadie estuviese mirando, la arrinconé contra la entrada de su casa y desabroché su pantalón para luego desabrochar el mío.
- ¿Qué estás haciendo, Xavi? - Preguntó sorprendida
- Te muestro cuanto te quiero - Respondí bajando nuestros pantalones
Sin dejar que dijese algo, dejé que mi pija se metiese en su concha peluda y comencé a moverme primero lenta y cada vez más velozmente.
- Ay.... sí, sí..... ay - Me decía mordiendo mi oreja y abrazándome fuerte
Si bien se notaba que sus dedos habían desvirgado hace tiempo esa raja, seguía estando muy estrecha haciendo gozar como nunca antes había sentido. Mis manos se agarraron a su culo flácido mientras mi pelvis la embestia cada vez más rápido hasta que finalmente cuando parecía que mi pija iba a estallar. Intente sacarla antes de hacerlo, pero entonces una mano la tomó y la volvió a meter dentro de su vagina.
- Por favor - Me suplicaba con la respiración entrecortada - Acabame adentro, dejame sentir tu leche caliente dentro de mí. Necesito sentirme mujer. Te prometo que no me voy a embarazar
Su voz todavía estaba mezclada con el llanto y sintiendo que se lo debía por todo lo que habíamos pasado aceleré más y más hasta que finalmente sentí un liquido caliente que llenaba todo el agujero
- Ayyy... shhhhhhh... gracias!!! - Me decía abrazandome fuerte - Te amo - Me susurró dejando correr más lágrimas, solo que esta vez eran de felicidad
- Lo sé - Fue lo que respondí
6 comentarios - Desvirgando a la fea