Bombones y bombonas (?, les traigo un segundo relato que está dedicado a @ElSatelital
El próximo post que les tenía prometido en shouts sobre las cosas raras que pasan en la oficinalo subiré si lo termino de redactar durante la semana o el próximo sábado.
Les dejo un besito a tod@s, con mucho cariño gatuno, espero disfruten el relato y me comenten qué les pareció :3
Cariños, G.G.
Salí tarde del laburo porque me encargaron que transcribiera unos papeles que no me correspondían, pero como mi compañera se come al jefe, tuve que hacer yo su trabajo. Estaba enojadísima porque era viernes y quería irme a algún lado a tomar cerveza y olvidarme de que tengo el trabajo más aburrido del mundo. Como no tenía ganas de caminar, tomé un taxi.
Miré al taxista como hacemos todas las mujeres: con desconfianza. Saludé e indiqué la dirección.Tengo la costumbre de pedir que me dejen en la esquina y esperar unos minutos para seguir porque tengo miedo. El conductor era joven, de unos treinta años quizás.Estaba escuchando un tema del Indio Solari. Eso hizo que surja una charla amable sobre el recital de Olavarría, al que los dos habíamos asistido.Comentamos todo. Le conté que estaba con bronca por lo que me tocó hacer en el trabajo y él me dijo que también le pasó igual, que esa vuelta no le correspondía pero que ya era la última y se iba a ir a descansar o a un bar a tomar la merecida birra del viernes. El fin de semana lo tenía libre.
Me sentí cómoda charlando y me animé a invitarlo a ir al mismo bar que tenía pensado ir yo. No le dije para ir juntos, nada más le mencioné que si iba al Finisterre, un lugar tranquilo, donde pasaban rock y la cerveza estaba siempre fría y barata,nos íbamos a cruzar y podíamos compartir una birra y masticar la bronca otro poco juntos. Le pareció divertida la idea, se río con ganas y me dijo que posiblemente nos crucemos ahí. Me estaba por dejar en la esquina pero le dije:sí podés, andá hasta el portón verde, ahí vivo. Y acercó el auto. Pagué y le dije: nos vemos en el Finis…
Sinceramente, tenía ganas de volverlo a ver esa noche. No pude evitar que me gustara la idea casi arjoniana de estar con un taxista. Pero más me gustaba la idea de que sea ricotero.
Me saqué el uniforme de la empresa y lo dejé tirado en el comedor, como siempre. Vivir sola otorga esos privilegios. Desnuda, me miré en el espejo. Tengo la costumbre de examinarme un poco. Me toqué los pechos y se pusieron duros. Automáticamente recordé la boca del taxista. Tenía unos labios carnosos y el arco de cupido del labio superior muy marcado. Lo imaginé recorriéndome a la vez que me acariciaba sola. Pude sentir la humedad tibia entre mis piernas y me sentí tentada de tocarme. Pero pensé que mejor guardaba las ganas para más tarde. Entré a laducha y el roce del agua y mis manos me hicieron tentar más aun.
El Finisterre no queda lejos de mi casa, solo tres cuadras, así que fui a pie. Me puse una pollera de jean y una musculosa con la espalda descubierta para lucir mi enorme tatuaje de galaxia que me ocupaba casi toda la superficie de la espalda. Había una banda en vivo y me senté en la barra a disfrutar de la música, pedí una cerveza a Juan, el bartender que ya era casi mi amigo.
Entonces lo vi entrar. Se había puesto una camisa de jean y un pantalón negro. Recorrió el lugar con la mirada hasta que me vio pero disimuló. Me di cuenta por la expresión de su rostro y avanzó hacia otro lugar,a una mesa al fondo. Las mesas del fondo del Finis tienen un mantel oscuro y largo que muchas veces se confunde con el lugar por la oscuridad misma que suelen teneresos lugares. Están como apartadas del ruido y de todos.
Me molestó esa actitud pero fui tras él.
-Parece que sí nos cruzamos - le dije sonriendo y le ofrecí mi cerveza.
-Hola, sí, sí… ¿te sentás? - me ofreció la silla a su lado mientras me miró de arriba hacia abajo. Charlábamos mientras la banda seguía sonando, y ya íbamos por la quinta cerveza cuando sentí su mano en mi pierna. No dije nada, ni hice ningún gesto, él tampoco y no cambió la conversación que era sobre alguna cosa que teníamos en común, creo que sobre los Simpson y los temas de realidad que tocan. Pude sentir que la mano buscaba ir más arriba y no dije nada. Mantuve mi rostro inmutable,sonriendo y escuchando atenta, siguiendo la charla. Me gustaba tanto sentir esa mano subiendo y buscando llegar a mi entrepierna que lentamente me fui corriendo más cerca,más al borde de la silla, para que pudiera llegar a tocarme. Llegó. En ese momento hizo una pausa leve en la conversación: yo no tenía ropa interior. Siguió hablando como si no hubiera pasado nada y yo disfrutaba mucho. Hundió sus dedos en mi humedad y yo seguía la charla. De repente se metió debajo de la mesa y empezó a lamerme y a masturbarme muy suavemente. Yo seguía el juego de mantener la compostura y cuando llegó el orgasmo me tapé la cara con las manos, mordiéndome los dedos. Pensé que iba a salir, pero no fue así, siguió y siguió. Tuve tres orgasmos seguidos y estaba sin aire. Yo lo miraba desde arriba y el me hacía gesto de silencio. Cuando salió finalmente, se secó la cara empapada de mis caldos, me miró sin decir nada y se fue.
El próximo post que les tenía prometido en shouts sobre las cosas raras que pasan en la oficinalo subiré si lo termino de redactar durante la semana o el próximo sábado.
Les dejo un besito a tod@s, con mucho cariño gatuno, espero disfruten el relato y me comenten qué les pareció :3
Cariños, G.G.
Salí tarde del laburo porque me encargaron que transcribiera unos papeles que no me correspondían, pero como mi compañera se come al jefe, tuve que hacer yo su trabajo. Estaba enojadísima porque era viernes y quería irme a algún lado a tomar cerveza y olvidarme de que tengo el trabajo más aburrido del mundo. Como no tenía ganas de caminar, tomé un taxi.
Miré al taxista como hacemos todas las mujeres: con desconfianza. Saludé e indiqué la dirección.Tengo la costumbre de pedir que me dejen en la esquina y esperar unos minutos para seguir porque tengo miedo. El conductor era joven, de unos treinta años quizás.Estaba escuchando un tema del Indio Solari. Eso hizo que surja una charla amable sobre el recital de Olavarría, al que los dos habíamos asistido.Comentamos todo. Le conté que estaba con bronca por lo que me tocó hacer en el trabajo y él me dijo que también le pasó igual, que esa vuelta no le correspondía pero que ya era la última y se iba a ir a descansar o a un bar a tomar la merecida birra del viernes. El fin de semana lo tenía libre.
Me sentí cómoda charlando y me animé a invitarlo a ir al mismo bar que tenía pensado ir yo. No le dije para ir juntos, nada más le mencioné que si iba al Finisterre, un lugar tranquilo, donde pasaban rock y la cerveza estaba siempre fría y barata,nos íbamos a cruzar y podíamos compartir una birra y masticar la bronca otro poco juntos. Le pareció divertida la idea, se río con ganas y me dijo que posiblemente nos crucemos ahí. Me estaba por dejar en la esquina pero le dije:sí podés, andá hasta el portón verde, ahí vivo. Y acercó el auto. Pagué y le dije: nos vemos en el Finis…
Sinceramente, tenía ganas de volverlo a ver esa noche. No pude evitar que me gustara la idea casi arjoniana de estar con un taxista. Pero más me gustaba la idea de que sea ricotero.
Me saqué el uniforme de la empresa y lo dejé tirado en el comedor, como siempre. Vivir sola otorga esos privilegios. Desnuda, me miré en el espejo. Tengo la costumbre de examinarme un poco. Me toqué los pechos y se pusieron duros. Automáticamente recordé la boca del taxista. Tenía unos labios carnosos y el arco de cupido del labio superior muy marcado. Lo imaginé recorriéndome a la vez que me acariciaba sola. Pude sentir la humedad tibia entre mis piernas y me sentí tentada de tocarme. Pero pensé que mejor guardaba las ganas para más tarde. Entré a laducha y el roce del agua y mis manos me hicieron tentar más aun.
El Finisterre no queda lejos de mi casa, solo tres cuadras, así que fui a pie. Me puse una pollera de jean y una musculosa con la espalda descubierta para lucir mi enorme tatuaje de galaxia que me ocupaba casi toda la superficie de la espalda. Había una banda en vivo y me senté en la barra a disfrutar de la música, pedí una cerveza a Juan, el bartender que ya era casi mi amigo.
Entonces lo vi entrar. Se había puesto una camisa de jean y un pantalón negro. Recorrió el lugar con la mirada hasta que me vio pero disimuló. Me di cuenta por la expresión de su rostro y avanzó hacia otro lugar,a una mesa al fondo. Las mesas del fondo del Finis tienen un mantel oscuro y largo que muchas veces se confunde con el lugar por la oscuridad misma que suelen teneresos lugares. Están como apartadas del ruido y de todos.
Me molestó esa actitud pero fui tras él.
-Parece que sí nos cruzamos - le dije sonriendo y le ofrecí mi cerveza.
-Hola, sí, sí… ¿te sentás? - me ofreció la silla a su lado mientras me miró de arriba hacia abajo. Charlábamos mientras la banda seguía sonando, y ya íbamos por la quinta cerveza cuando sentí su mano en mi pierna. No dije nada, ni hice ningún gesto, él tampoco y no cambió la conversación que era sobre alguna cosa que teníamos en común, creo que sobre los Simpson y los temas de realidad que tocan. Pude sentir que la mano buscaba ir más arriba y no dije nada. Mantuve mi rostro inmutable,sonriendo y escuchando atenta, siguiendo la charla. Me gustaba tanto sentir esa mano subiendo y buscando llegar a mi entrepierna que lentamente me fui corriendo más cerca,más al borde de la silla, para que pudiera llegar a tocarme. Llegó. En ese momento hizo una pausa leve en la conversación: yo no tenía ropa interior. Siguió hablando como si no hubiera pasado nada y yo disfrutaba mucho. Hundió sus dedos en mi humedad y yo seguía la charla. De repente se metió debajo de la mesa y empezó a lamerme y a masturbarme muy suavemente. Yo seguía el juego de mantener la compostura y cuando llegó el orgasmo me tapé la cara con las manos, mordiéndome los dedos. Pensé que iba a salir, pero no fue así, siguió y siguió. Tuve tres orgasmos seguidos y estaba sin aire. Yo lo miraba desde arriba y el me hacía gesto de silencio. Cuando salió finalmente, se secó la cara empapada de mis caldos, me miró sin decir nada y se fue.
11 comentarios - Caldos de Venus que...
será porque soy de los que no calientan la misma cama por dos noches?
Pregunta... El Finisterre de Temperley???