Hola me llamo Leticia. Soy lo que algunos de ustedes llamaría una MILF. Soy morocha, tengo unas tetas bastante grandes como buena tana y a fuerza de ejercicio tengo una cola que más de una me envidiaría. Tengo mis años y un matrimonio ya bastante relajado por la rutina y la presencia de mis dos hijos. Trabajo en una tienda de ropa hace varios años. Ya conozco bien a los clientes y las preferencias así que puede decirse que estoy canchera. Con mis compañeros y compañeras me llevo bien a pesar de ser más grande. Todo tranquilo hasta que contrataron a Benjamín. Un chico joven muy bien formado. Cara de muñeco ken, cuerpo marcado pero no de esos musculosos, simplemente trabajado lo justo y necesario. Para una mujer como yo metida en un matrimonio rutinario era toda una tentación el nene.
Desde que entró a la tienda se lo notaba medio tímido, tal vez porque somos mayoría mujeres y hablamos hasta por los codos. Supuse que por ser la más grande me correspondía integrar al nuevo compañero así que de a poco empecé a sacarle palabra. Así lo fui aflojando con conversaciones cotidianas y superficiales para que se sienta cómodo. De a poco algún chiste también. Reconozco que en esos primeros diálogos me halagaba como se le iban los ojos. Me pareció de lo más interesante tener a ese bombón fichandome el escote mientras charlabamos. También lo pesqué mirándome alevosamente la cola un día cuando me agaché a sacar una pila de remeras.
Me di cuenta que había algo ahí. Mi simpatía inicial tal vez le produjo esa atracción. Si bien reconozco que mi cuerpo no es el de una ama de casa dejada. Tengo una rutina de ejercicio que me mantiene con un cuerpo bastante firme, no es el primer hombre que me miraba la cola. A mi me encantaba ese juego de hacerme la tonta y recibir esas miradas lascivas. Sabía que estaba mal ir más allá por mi esposo y mis hijos, pero la quimica con Benja era cada vez más clara. Supongo que el anillo dorado en mi dedo lo frenaba a él también.
Un jueves poco después de abrir se largó una tormenta de aquellas. Todos en el local sabíamos que eso significaba una tarde negra para las ventas. Aproveché la calma para ir a hacer un control de inventario. Ese día me había puesto una calza clara y arriba una remera blanca con un estampado a la altura de mis tetas.
Unos minutos después aparece sin aviso Benjamín. Lo vi acercarse de lejos. Me hice la sorprendida cuando estuvo junto a mi
- Ay Benja me asustaste - exagerè
- No Leti, perdón. Vine a ver si necesitabas ayuda
- Bueno la verdad podes tenerme la escalera así subo a ver los talles especiales en el estante
- Obvio. Ya que te asusté te evito el susto de la altura teniéndote.
No sé si en ese momento se dio cuenta o se le ocurrió después pero una vez que subí y empecé a contar las prendas salí por un momento de la concentración del trabajo y miré para abajo y vi como el veinteañero estaba concentrado en mi cola. Aclaro que la vista era muy detallada porque ese día tenía una calza clara que se colaba en esa zona especialmente. Cuando noté eso subí mi pierna derecha un escalón más para que el espectáculo de mi compañero sea más claro. No miré pero escuché un suspiro de Benja que afirmado con ambas manos de la escalera tenía sus ojos puestos en mi son intentar disimular. Pecados de juventud. Esa transparencia de su actitud me dio un poco de ternura pero el panorama general tengo que admitir que me venía calentando.
En medio de ese momento cachondo se asomó Yanina, una de nuestras compañeritas.
- Como va chicos? Todo bien? - preguntó ajena al clima hot del almacén.
- Si corazón, Ya casi terminamos acá y vamos a ver el lado de los pantalones - le respondí como para que entienda que íbamos a estar un rato más
- Com Sasha vamos a hacer unos mates allá adelante, quieren venir? - nos ofreció
- Terminamos con esto y les cebo unos verdes cuando lo renueven - respondió Benjamín sin consultarme. Evidentemente tenía más ganas de estar a solas conmigo que de tomar mate con nuestras compañeras.
- Bueno, nos vemos en un rato. Portense bien - se despidió lo morochita
Al irse empecé a bajar lentamente para desilusión del nene. Pude ver en su cara el desazón de pensar que lo mejor terminaba así que pensé en darle algo para consolarlo. Cuando llegaba a los últimos escalones fingí perder el equilibrio y di un salto para atrás y me atrapó entre sus brazos
- Ay que tonta, menos mal que me atajaste - le dije
- Para eso estoy Leti - me contestó sin soltarme hablando en mi oído desde atrás
Sentí la dureza de su bulto en mi cola mientras teníamos ese breve dialogo. La tentación de ese bombón apoyándome me superó y comencé a mover mi cola para refregar bien su verga por la raya de mi culo. Me di cuenta que le encantó
- Sos muy agradecida. Ese es mi premio por salvarte? - me preguntó juguetón
- Con eso te basta o querés más premio? - me prendí en el jueguito histérico
- Te salvé la vida, creo que merezco un poco más, no te parece? - al decir eso me agarró con las dos manos de las tetas. Sentí que me prendía fuego cuando hizo eso.
-Vení vamos más atrás bebé - le dije ya totalmente decidida a ir por todo
- Lo que digas mi amor - se aventuraba caliente por el juego previo
Llegamos al fondo entre las estanterías me encerró contra el estante y me empezó a besar agarrándome la cara de ambos lados. Hacía años que no sentía un beso tan caliente, tanto deseo, tanta lengua. Su boca estaba abierta como para devorarme y la mía acompañaba esa apretada voraz. Mis manos recorrían su espalda y con mi pierna abracé su cintura para sentir ese bulto ardiente a mi húmeda entrepierna. Casi no podía respirar de lo caliente de ese beso. La tensión sexual contenida se liberaba como el agua cuando tenes pisada una manguera y de golpe la soltas. Sus manos bajaron por mi espalda se agarraron de mi cintura y enseguida siguieron camino hasta mi cola. Apretó mis nalgas fuerte como si quisiera desgarrar la tela de mi calza. Me levantó de la cola tiró los pantalones del estante y me sentó ahí Quedó entre mis piernas y yo levanté los brazos para que me quite la remera. Me hizo doler el hombro de la desesperación con la que me arrancó la remera del cuerpo. Apenas quedé en corpiño se alejó un poco para contemplar mis tetas. No lo hice esperar y desabroché el sostén para que las viera en plenitud. Cuando el corpiño cayó. sus manos y su boca fueron a mis pechos con todas las ansias. Chupaba mis tetas como un lactante hambriento. Con sus manos las apretaba y amasaba de todas las formas posibles. Ya no podía más de la calentura. Lo empujé contra la estantería opuesta y me arrodillé frente a él, desabrochando frenéticamente su pantalón.
- Te la voy a chupar como nunca te la chupó una pendeja - le dije para calentarlo más
- Si mi amor! no sabes hace cuanto que quiero eso - explotaba de calentura en el momento en que su hermosa pija veía la luz.. Bajé su pantalón hasta el piso. Me escupí la mano y le empecé una paja a lo largo de esa joven y verga gorda. Noté como se estremecía todo su cuerpo al sentir el ir y venir de mi mano una y otra vez desde la base hasta la punta de esa tremenda pija. No quise demorarme más y la metí a mi boca que ya estaba sedienta por esa verga veinteañera. Pegó un gemido tan sabroso como el gusto del liquido preseminal que cubría su pija. Tan rica estaba que chupé y chupé. Mi cabeza subía y bajaba sin parar. El nene se agarraba de los estantes como si se fuera a caer y gemía como loco. Al parecer tenía razón con mi aviso y nunca se la habían chupado como yo. Cuando tenes un matrimonio de tantos años como el mío el sexo oral es fundamental para garantizar una digna erección pero en este caso no era así. Disfrutaba de esa verga en mi boca y del placer de mi compañero. Ya estaba dispuesta a recibir toda la leche en mi boca pero sacado por la calentura me levantó apretandome los brazos, me tiró contra el estante y me bajó la calza con tanga y todo hasta la mitad de mis muslos. Me pasó los dedos por la concha y me dijo
- Mira lo mojada que estas. No me puedo perder esa concha - me puso la verga entre los labios y empujó metiendola con toda la energía salvaje que los chicos de su edad tienen a flor de piel. Pegué un grito al sentir ese falo entrando con tanta violencia. Rápido de reflejos puso su mano en mi boca para evitar que nos escuchen en el frente del local.
- Que buena que estás la puta madre! - me decía al oído mientras nuestros cuerpos chocaban haciendo sonar mis nalgas una y otra vez. La fiera embestida se aceleraba cada vez más como si la calentura de mi concha lo enloqueciera. Esa hermosa verga entraba hasta lo más profundo haciéndome vibrar todo el cuerpo. La mano que no tapaba mi boca apretaba una de mis tetas. Estaba tan caliente que mi humedad ya era un total.
- Decime donde la queres mi amor - me consultó ante la acabada inminente y me soltó la boca
- Aaaa deeen troooo. Llenaaaa meeeee de le cheee pendejooooo! - le dije entrecortada por la sacudida intensa. Me tapó de nuevo la boca y apuró la cogida a más no poder. Parecía un martillo hidráulico rompiendo el asfalto, Las gotas de sudor caían por todo mi cuerpo
- aaaahhhh siiii mi amooor! - se aflojó al liberar una buena cantidad de leche en el interior de su madura compañera. Yo sentí que mis piernas se aflojaban cuando me soltó. Todo ese ímpetu juvenil me había dejado exhausta. Me junté la leche que brotaba de mis labios inferiores y mirándolo con cara de zorra la chupé ante su cara de satisfacción.
Fue como si la amante viciosa que alguna vez fui hubiera despertado de nuevo y a partir de entonces no iba a poder parar
Desde que entró a la tienda se lo notaba medio tímido, tal vez porque somos mayoría mujeres y hablamos hasta por los codos. Supuse que por ser la más grande me correspondía integrar al nuevo compañero así que de a poco empecé a sacarle palabra. Así lo fui aflojando con conversaciones cotidianas y superficiales para que se sienta cómodo. De a poco algún chiste también. Reconozco que en esos primeros diálogos me halagaba como se le iban los ojos. Me pareció de lo más interesante tener a ese bombón fichandome el escote mientras charlabamos. También lo pesqué mirándome alevosamente la cola un día cuando me agaché a sacar una pila de remeras.
Me di cuenta que había algo ahí. Mi simpatía inicial tal vez le produjo esa atracción. Si bien reconozco que mi cuerpo no es el de una ama de casa dejada. Tengo una rutina de ejercicio que me mantiene con un cuerpo bastante firme, no es el primer hombre que me miraba la cola. A mi me encantaba ese juego de hacerme la tonta y recibir esas miradas lascivas. Sabía que estaba mal ir más allá por mi esposo y mis hijos, pero la quimica con Benja era cada vez más clara. Supongo que el anillo dorado en mi dedo lo frenaba a él también.
Un jueves poco después de abrir se largó una tormenta de aquellas. Todos en el local sabíamos que eso significaba una tarde negra para las ventas. Aproveché la calma para ir a hacer un control de inventario. Ese día me había puesto una calza clara y arriba una remera blanca con un estampado a la altura de mis tetas.
Unos minutos después aparece sin aviso Benjamín. Lo vi acercarse de lejos. Me hice la sorprendida cuando estuvo junto a mi
- Ay Benja me asustaste - exagerè
- No Leti, perdón. Vine a ver si necesitabas ayuda
- Bueno la verdad podes tenerme la escalera así subo a ver los talles especiales en el estante
- Obvio. Ya que te asusté te evito el susto de la altura teniéndote.
No sé si en ese momento se dio cuenta o se le ocurrió después pero una vez que subí y empecé a contar las prendas salí por un momento de la concentración del trabajo y miré para abajo y vi como el veinteañero estaba concentrado en mi cola. Aclaro que la vista era muy detallada porque ese día tenía una calza clara que se colaba en esa zona especialmente. Cuando noté eso subí mi pierna derecha un escalón más para que el espectáculo de mi compañero sea más claro. No miré pero escuché un suspiro de Benja que afirmado con ambas manos de la escalera tenía sus ojos puestos en mi son intentar disimular. Pecados de juventud. Esa transparencia de su actitud me dio un poco de ternura pero el panorama general tengo que admitir que me venía calentando.
En medio de ese momento cachondo se asomó Yanina, una de nuestras compañeritas.
- Como va chicos? Todo bien? - preguntó ajena al clima hot del almacén.
- Si corazón, Ya casi terminamos acá y vamos a ver el lado de los pantalones - le respondí como para que entienda que íbamos a estar un rato más
- Com Sasha vamos a hacer unos mates allá adelante, quieren venir? - nos ofreció
- Terminamos con esto y les cebo unos verdes cuando lo renueven - respondió Benjamín sin consultarme. Evidentemente tenía más ganas de estar a solas conmigo que de tomar mate con nuestras compañeras.
- Bueno, nos vemos en un rato. Portense bien - se despidió lo morochita
Al irse empecé a bajar lentamente para desilusión del nene. Pude ver en su cara el desazón de pensar que lo mejor terminaba así que pensé en darle algo para consolarlo. Cuando llegaba a los últimos escalones fingí perder el equilibrio y di un salto para atrás y me atrapó entre sus brazos
- Ay que tonta, menos mal que me atajaste - le dije
- Para eso estoy Leti - me contestó sin soltarme hablando en mi oído desde atrás
Sentí la dureza de su bulto en mi cola mientras teníamos ese breve dialogo. La tentación de ese bombón apoyándome me superó y comencé a mover mi cola para refregar bien su verga por la raya de mi culo. Me di cuenta que le encantó
- Sos muy agradecida. Ese es mi premio por salvarte? - me preguntó juguetón
- Con eso te basta o querés más premio? - me prendí en el jueguito histérico
- Te salvé la vida, creo que merezco un poco más, no te parece? - al decir eso me agarró con las dos manos de las tetas. Sentí que me prendía fuego cuando hizo eso.
-Vení vamos más atrás bebé - le dije ya totalmente decidida a ir por todo
- Lo que digas mi amor - se aventuraba caliente por el juego previo
Llegamos al fondo entre las estanterías me encerró contra el estante y me empezó a besar agarrándome la cara de ambos lados. Hacía años que no sentía un beso tan caliente, tanto deseo, tanta lengua. Su boca estaba abierta como para devorarme y la mía acompañaba esa apretada voraz. Mis manos recorrían su espalda y con mi pierna abracé su cintura para sentir ese bulto ardiente a mi húmeda entrepierna. Casi no podía respirar de lo caliente de ese beso. La tensión sexual contenida se liberaba como el agua cuando tenes pisada una manguera y de golpe la soltas. Sus manos bajaron por mi espalda se agarraron de mi cintura y enseguida siguieron camino hasta mi cola. Apretó mis nalgas fuerte como si quisiera desgarrar la tela de mi calza. Me levantó de la cola tiró los pantalones del estante y me sentó ahí Quedó entre mis piernas y yo levanté los brazos para que me quite la remera. Me hizo doler el hombro de la desesperación con la que me arrancó la remera del cuerpo. Apenas quedé en corpiño se alejó un poco para contemplar mis tetas. No lo hice esperar y desabroché el sostén para que las viera en plenitud. Cuando el corpiño cayó. sus manos y su boca fueron a mis pechos con todas las ansias. Chupaba mis tetas como un lactante hambriento. Con sus manos las apretaba y amasaba de todas las formas posibles. Ya no podía más de la calentura. Lo empujé contra la estantería opuesta y me arrodillé frente a él, desabrochando frenéticamente su pantalón.
- Te la voy a chupar como nunca te la chupó una pendeja - le dije para calentarlo más
- Si mi amor! no sabes hace cuanto que quiero eso - explotaba de calentura en el momento en que su hermosa pija veía la luz.. Bajé su pantalón hasta el piso. Me escupí la mano y le empecé una paja a lo largo de esa joven y verga gorda. Noté como se estremecía todo su cuerpo al sentir el ir y venir de mi mano una y otra vez desde la base hasta la punta de esa tremenda pija. No quise demorarme más y la metí a mi boca que ya estaba sedienta por esa verga veinteañera. Pegó un gemido tan sabroso como el gusto del liquido preseminal que cubría su pija. Tan rica estaba que chupé y chupé. Mi cabeza subía y bajaba sin parar. El nene se agarraba de los estantes como si se fuera a caer y gemía como loco. Al parecer tenía razón con mi aviso y nunca se la habían chupado como yo. Cuando tenes un matrimonio de tantos años como el mío el sexo oral es fundamental para garantizar una digna erección pero en este caso no era así. Disfrutaba de esa verga en mi boca y del placer de mi compañero. Ya estaba dispuesta a recibir toda la leche en mi boca pero sacado por la calentura me levantó apretandome los brazos, me tiró contra el estante y me bajó la calza con tanga y todo hasta la mitad de mis muslos. Me pasó los dedos por la concha y me dijo
- Mira lo mojada que estas. No me puedo perder esa concha - me puso la verga entre los labios y empujó metiendola con toda la energía salvaje que los chicos de su edad tienen a flor de piel. Pegué un grito al sentir ese falo entrando con tanta violencia. Rápido de reflejos puso su mano en mi boca para evitar que nos escuchen en el frente del local.
- Que buena que estás la puta madre! - me decía al oído mientras nuestros cuerpos chocaban haciendo sonar mis nalgas una y otra vez. La fiera embestida se aceleraba cada vez más como si la calentura de mi concha lo enloqueciera. Esa hermosa verga entraba hasta lo más profundo haciéndome vibrar todo el cuerpo. La mano que no tapaba mi boca apretaba una de mis tetas. Estaba tan caliente que mi humedad ya era un total.
- Decime donde la queres mi amor - me consultó ante la acabada inminente y me soltó la boca
- Aaaa deeen troooo. Llenaaaa meeeee de le cheee pendejooooo! - le dije entrecortada por la sacudida intensa. Me tapó de nuevo la boca y apuró la cogida a más no poder. Parecía un martillo hidráulico rompiendo el asfalto, Las gotas de sudor caían por todo mi cuerpo
- aaaahhhh siiii mi amooor! - se aflojó al liberar una buena cantidad de leche en el interior de su madura compañera. Yo sentí que mis piernas se aflojaban cuando me soltó. Todo ese ímpetu juvenil me había dejado exhausta. Me junté la leche que brotaba de mis labios inferiores y mirándolo con cara de zorra la chupé ante su cara de satisfacción.
Fue como si la amante viciosa que alguna vez fui hubiera despertado de nuevo y a partir de entonces no iba a poder parar
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