Aparte de Estela, me calientanmal otras pelirrojas amigas suyas. Una María Teresa, otra Susy, aunque no seacolorada posta, y otra, bien fuertona, es su vecina Ana María, que e este verano 18 cogió con lo que se movía.El marido, Estela, Tere, las hijas de Estela, lo que venga. Y adivinen quién lefaltaba.
Después de bajarme a Estela,pensé excitado en Ana María, fina, linda, joven a pesar de sus 61, maquillada,usa cuero, y encima bien pero bien fuertona, anda en cuanto lío hay, de ambossexos. Cada vez que pienso en ella me doy con todo en casa. Pero esta vezquería, como hice alguna vez, darle a su hermoso cuerpo. Así que el sábado lallamé tipo 7 de la tarde, le propuse de salir y Ana, increíble pero real,aceptó dejando a Jorge, su marido, en su casa. El tipo sospechó que su mujerandaría en algo, pero la mina lo convenció con excusas, y al mejor estilo Juancon Susy Guerrero, se fue nomás. Pero no sola, sino que se encontró conmigo.
En efecto, Ana María se vistióespectacular, chaqueta y pollera de cuero ajustada, tacos aguja, se tiñó depelirroja y se maquilló un montón, perfume, cremita en las manos y carterafina. Yo fui bien vestido, saco, camisa, pantalón, zapatos, perfume fuerte, ycuando nos vimos en un lugar convenido para que el marido no nos viera, casi mela cojo en la calle. La besé, apretujé, abracé, ella lo mismo, me apretujótodo, y me creció el pene bien abajo del pantalón. Ana pidió ahí un remise, nossubimos y fuimos los dos tramposos hasta lo de María del Carmen, que había invitadoa Ana con fiambre, sandwichitos y demás junto a Mónica, su esposa. Llegamos,besos, saludos y cenamos. En toda la noche, no pude disimular mi locura porAna, encima toda de cuero, encima maquilladísima, esos labios gordos de rojofuerte, la cara colorada, las uñas larguísimas de rojo, el perfume. Y la cena nosestimuló terrible, no pudimos contenernos y nos dimos un pico largo delante delas esposas, que se cagaron de risa y aplaudieron, pero buena onda. Tancalientes estábamos que le propuse a Ana ir a algún lugar a tomar café, y lamorocha de raíz contraatacó: "Mi amor, ¿no querés mejor una piecita paralos dos?" Piecita, jmm, piecita, ma qué piecita, coger.
Ana María y yo fuimos nomás altelo, entramos, mimos, besos, y tras lo sprimeros roces, nos fuimos sacandotodo, yo loco por tocar ese finísimo cuero de su chaqueta y pollera, hasta melas quería poner, le dije y Ana me dijo otro día, mirala vos qué gaucha. Y nihablar cuando quedamos en ropa interior y Ana se me vino encima rozándome consu perfecto cuerpo, mostrándome su lencería espectacular, corpiño y bombachamuy pero muy delicada negra. Genia, zorra, perfecta. Más mimos, besos,caricias, piropos, le saqué el corpiño y le apretujé bien las tetas, se las chupé,ella me vio el pene hecho un salchichón y me sacó el calzón, me lo agarró,chupó, besó, se me puso garrote. Y qué al escuchar cuando Ana María se sacó labombacha y la tiró al suelo.
Apenas escuché el ruido suave dela prenda sacarse y caer, la atropellé a Ana y la aplasté contra la pared, lamanoseé bien, la retorcí toda y ella jadeando pidió semen, así, semen. Bruto,violento, loco, la arrojé casi en la cama, no le di tregua, me le acosté encimay tras ponérsela duro en su vagina, la exprimí con ttodo haciéndola a Anagritar como loca de placer. Treinta centímetros casi la hicieron gemir total,le di duro y explotamos en orgasmo violento y prolongado, eyaculando yo misemen a borbotones y Ana acabando su flujo y recibiendo chocha mi torrente desemen. La morocha quiso más, me provocó bien, me mimó el pene y tras parar deuna, se la enchufé por vagina de nuevo, acabando semen como si fuera la primeravez. Pero tan potente me dejaron los de miga con huevo y mayonesa que el peneno se bajó en toda la noche, a pesar de mis fuertes coitos, y le di dos porcola, le acabé en la boca, Ana me acabó en la mía, se la devolví metiéndoleelementos de su cartera y luego pija por vagina de nuevo, le eyaculé en sustetas y se la exprimí hasta hacerla pedir piedad de dolor, le dolió perodisfrutó del placer.
Y tras dos horas de sexo salvaje,intenso, enloquecido con la potra pelirroja, con su pintura, con ella misma, nodaba más. Pero Ana sabe sacar hasta la última gota, no sólo de semen."Amor, si me das uno por vagina y otro por cola te presto mi ropa de cueroy mi maquillaje y te las llevás a tu casa", prometió. Yo no podía ni moverme,pero por la locura sexual cualquier cosa. Le pedí que me ayudara, Ana me ayudó,cómo sería que el pene se volvió a parar de una, la reventoneé con furia porvagina y luego, la mujer me stimuló, se puso en posición, me le zambullí y ledi con todo, dejando la vida y la poronga adentro suyo hasta que saliera elsemen, que con esfuerzo salió a chorros e inundó una vez más su cola perfecta.Ahí sí, Ana me llevó a su casa, entramos como si nada, ella aprovechó que sumarido dormía, se sacó la ropa de cuero, se puso camisón, volvió y tras besarmede nuevo, cumplió y me dio su ropa de cuero, una bombacha, un corpiño, cremitay un lápiz de labios, y me acompañó a casa. Sabés cómo me di el día que tuve dealquiler de Ana. Es así, con o sin cuero, le saqué todo el jugo a la potra deAna María. Potra de cuero.
Después de bajarme a Estela,pensé excitado en Ana María, fina, linda, joven a pesar de sus 61, maquillada,usa cuero, y encima bien pero bien fuertona, anda en cuanto lío hay, de ambossexos. Cada vez que pienso en ella me doy con todo en casa. Pero esta vezquería, como hice alguna vez, darle a su hermoso cuerpo. Así que el sábado lallamé tipo 7 de la tarde, le propuse de salir y Ana, increíble pero real,aceptó dejando a Jorge, su marido, en su casa. El tipo sospechó que su mujerandaría en algo, pero la mina lo convenció con excusas, y al mejor estilo Juancon Susy Guerrero, se fue nomás. Pero no sola, sino que se encontró conmigo.
En efecto, Ana María se vistióespectacular, chaqueta y pollera de cuero ajustada, tacos aguja, se tiñó depelirroja y se maquilló un montón, perfume, cremita en las manos y carterafina. Yo fui bien vestido, saco, camisa, pantalón, zapatos, perfume fuerte, ycuando nos vimos en un lugar convenido para que el marido no nos viera, casi mela cojo en la calle. La besé, apretujé, abracé, ella lo mismo, me apretujótodo, y me creció el pene bien abajo del pantalón. Ana pidió ahí un remise, nossubimos y fuimos los dos tramposos hasta lo de María del Carmen, que había invitadoa Ana con fiambre, sandwichitos y demás junto a Mónica, su esposa. Llegamos,besos, saludos y cenamos. En toda la noche, no pude disimular mi locura porAna, encima toda de cuero, encima maquilladísima, esos labios gordos de rojofuerte, la cara colorada, las uñas larguísimas de rojo, el perfume. Y la cena nosestimuló terrible, no pudimos contenernos y nos dimos un pico largo delante delas esposas, que se cagaron de risa y aplaudieron, pero buena onda. Tancalientes estábamos que le propuse a Ana ir a algún lugar a tomar café, y lamorocha de raíz contraatacó: "Mi amor, ¿no querés mejor una piecita paralos dos?" Piecita, jmm, piecita, ma qué piecita, coger.
Ana María y yo fuimos nomás altelo, entramos, mimos, besos, y tras lo sprimeros roces, nos fuimos sacandotodo, yo loco por tocar ese finísimo cuero de su chaqueta y pollera, hasta melas quería poner, le dije y Ana me dijo otro día, mirala vos qué gaucha. Y nihablar cuando quedamos en ropa interior y Ana se me vino encima rozándome consu perfecto cuerpo, mostrándome su lencería espectacular, corpiño y bombachamuy pero muy delicada negra. Genia, zorra, perfecta. Más mimos, besos,caricias, piropos, le saqué el corpiño y le apretujé bien las tetas, se las chupé,ella me vio el pene hecho un salchichón y me sacó el calzón, me lo agarró,chupó, besó, se me puso garrote. Y qué al escuchar cuando Ana María se sacó labombacha y la tiró al suelo.
Apenas escuché el ruido suave dela prenda sacarse y caer, la atropellé a Ana y la aplasté contra la pared, lamanoseé bien, la retorcí toda y ella jadeando pidió semen, así, semen. Bruto,violento, loco, la arrojé casi en la cama, no le di tregua, me le acosté encimay tras ponérsela duro en su vagina, la exprimí con ttodo haciéndola a Anagritar como loca de placer. Treinta centímetros casi la hicieron gemir total,le di duro y explotamos en orgasmo violento y prolongado, eyaculando yo misemen a borbotones y Ana acabando su flujo y recibiendo chocha mi torrente desemen. La morocha quiso más, me provocó bien, me mimó el pene y tras parar deuna, se la enchufé por vagina de nuevo, acabando semen como si fuera la primeravez. Pero tan potente me dejaron los de miga con huevo y mayonesa que el peneno se bajó en toda la noche, a pesar de mis fuertes coitos, y le di dos porcola, le acabé en la boca, Ana me acabó en la mía, se la devolví metiéndoleelementos de su cartera y luego pija por vagina de nuevo, le eyaculé en sustetas y se la exprimí hasta hacerla pedir piedad de dolor, le dolió perodisfrutó del placer.
Y tras dos horas de sexo salvaje,intenso, enloquecido con la potra pelirroja, con su pintura, con ella misma, nodaba más. Pero Ana sabe sacar hasta la última gota, no sólo de semen."Amor, si me das uno por vagina y otro por cola te presto mi ropa de cueroy mi maquillaje y te las llevás a tu casa", prometió. Yo no podía ni moverme,pero por la locura sexual cualquier cosa. Le pedí que me ayudara, Ana me ayudó,cómo sería que el pene se volvió a parar de una, la reventoneé con furia porvagina y luego, la mujer me stimuló, se puso en posición, me le zambullí y ledi con todo, dejando la vida y la poronga adentro suyo hasta que saliera elsemen, que con esfuerzo salió a chorros e inundó una vez más su cola perfecta.Ahí sí, Ana me llevó a su casa, entramos como si nada, ella aprovechó que sumarido dormía, se sacó la ropa de cuero, se puso camisón, volvió y tras besarmede nuevo, cumplió y me dio su ropa de cuero, una bombacha, un corpiño, cremitay un lápiz de labios, y me acompañó a casa. Sabés cómo me di el día que tuve dealquiler de Ana. Es así, con o sin cuero, le saqué todo el jugo a la potra deAna María. Potra de cuero.
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