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Mi vida en Europa 2: mi cuñada 4

Continuando con la historia de mi cuñada


Las cosas con la cuñada iban bien, luego de esa “terapia” ganamos mucha confianza, y yo diría que mucha. Cada vez que íbamos a un restaurante, se sentaba a mi lado; y no sé si mi mujer se daba cuenta, pero siempre nos dejaba solos, no sé por qué, se cambiaba de puesto para dejar a su hermana a mi lado, pero hasta el día de hoy no me ha reclamado nada.

Empecé a tratar de jugar con ella. Y la idea que se me ocurrió fue regalarle un libro de ciencia ficción. Se lo devoró en una semana. Así que teníamos más temas de qué hablar. Luego se me ocurrió regalarle otro libro, pero erótico y muy excitante. Era una mujer que había sido monja, y luego se retiró para convertirse en artista, es decir, pintora. Ella continuaba con el celibato, pero todo hombre que le gustaba lo pintaba desnudo, y se dibujaba a sí misma teniendo relaciones con él en distintas posiciones, y se masturbaba con los pinceles y brochas. Ella deseaba que todo lo que dibujaba se hiciera realidad. La mujer está en una constante lucha entre la lujuria y lo moral. La historia termina con que ella se va de la ciudad para encontrarse con sigo misma. Boludeces de new age, pero la historia calienta. No recuerdo el título del libro, pero es una escritora alemana.

Iba a comenzar a leer las primeras páginas pero le dije que no, que esperara a que me fuera, y que lo leyera cuando estuviese sola, sin siquiera que los niños la molestaran.

Así que empecé a más o menos recrear lo que esta monja quería que le pasara. Yo sé: era todo un embole sólo para garcharme a la cuñada, que su belleza no vale el riesgo. Reunir para una orgía con 5 escorts élites de 10 habría tomado menos tiempo y esfuerzo, pero con una mujer tan áspera y con una moral respetable, la cosa no era de una batalla, sino de una guerra a largo plazo que se gana con paciencia y desgaste.

Una de estas fantasías era que le hablaran al oído desde la espalda, mientras ella sentía el bulto con las nalgas y le acariciaban los hombros. Yo no fui tan lejos. Al siguiente fin de semana luego de comer, los niños estaban jugando afuera con la suegra, el suegro viendo tv (dormido) y el marido no estaba. Ella estaba de nuevo en la cocina, arreglando las cosas y me le acerqué desde atrás y sin tocarla olí su hombro derecho y le pregunté muy cerca del oído que en qué parte del libro iba. Se empezó a reír y me dijo que no iba muy lejos porque no quiere que se den cuenta de lo que está leyendo, pero le daba calor cada vez que lo hacía y que le había gustado mucho.

Me di cuenta de que la piel de los brazos se le puso como de gallina, le pregunté que si tenía frío, pero me dijo que no. Me puse a su lado derecho, pero ya sin insinuaciones y le cambié el tema. Mi intención era ponerla en situaciones de un poco de excitación, pero sin llegar a nada, y así la dejaba, así me iba…

En algunas ocasiones le agarraba una nalga, pero le cambiaba de inmediato el tema… como para que se acostumbrara a esas cosas. A veces le estampaba un beso en la nuca y se reía, y sólo decía que tuviera cuidado.

Esto le generó aún más confianza, se había acostumbrado a mis caricias, y besos esporádicos sin intención de llegar a algo más, y no sé por qué, pero eso la excitaba más, y con el libro, todo iba en camino. Con la cuñada funcionaba el dicho de “menos es más”

Un día me paré detrás de ella y le pregunté al oído que si tenía ganas de pintar. Se empezó a reír y se volteó como con la intención de darme un beso, pero se detuvo, y yo tampoco forcé la situación. Cada vez que pasaban estas cosas, reflexionaba en casa y pensaba que quizás la cuñada se estaba enamorando, algo que ninguno de los dos quería, y yo también sentía emoción cuando sabía que la iba a ver… en esos términos, la cosa no pintaba nada bien.

A finales de verano (principios de otoño) del año pasado, el niño mayor (9 años) tenía una competencia de atletismo en la escuela, tenía que correr 400m, y no estaba preparado. Eso fue un “caos” en la familia porque el papá no tenía mucho tiempo, casi no estaba en la casa, y si estaba, entonces era durmiendo o trabajando. Los suegros tenían vacaciones para esa semana y mi mujer estaba también full de trabajo. El niño tenía mucho miedo por esta competencia y nadie en la familia lo podía ayudar.

Yo me enteré de esto 1 mes antes de la carrera y me ofrecí ayudarlo; más que todo como para que no se sintiera solo y no tuviera un trauma de por vida, pensé que un mes de preparación era muy poco, pero cuando me dijo con lágrimas que su meta era no ser el último, me dio mucha lástima y supe que había que entrenar duro. Cuando le dije a la cuñada que lo iba a ayudar, se puso a llorar y me abrazó muy fuerte por un buen rato. En ese momento pensé que mi ayuda (DESINTERESADA que NO esperaba nada a cambio) podría tener una recompensa generosa.

El entrenamiento comenzó; los suegros estaban contentos porque el niño estaba super feliz, todos los días no hacía sino hablar de que se iba a ver conmigo para entrenar. Cada vez que llegaba a buscarlo, la cuñada me recibía con ojos tipo caricatura japonesa: grandes y saltones. Luego regresábamos de correr, yo me bañaba y comíamos juntos con los suegros, mi mujer también estaba…

Todos los días la cuñada me agradecía y me decía que no sabía cómo pagarme; pero yo ya tenía una factura muy detallada.

Llegó el fin de semana antes de la carrera y los suegros tenían que partir. Se despidieron y con lágrimas me dieron las gracias por estar pendiente del niño. El papá ya se había ido el viernes para República Checa durante 2 semanas. La carrera era el miércoles, y el niño le dijo su mamá que estaría más tranquilo si yo dormía con ellos, además estaban solos.

Mi mujer dijo que no podía porque estaba en sentido contrario a su trabajo, así que le iba a quedar difícil en las mañanas con el tráfico. La convencí para que se quedara como para no levantar sospechas; mi mujer se quedó el fin de semana, el lunes y el martes como hasta las 5pm. A partir de ese momento seríamos los dos con los niños por el resto de la semana.

El martes a eso de las 7:30pm los niños se fueron a dormir y la cuñada bajó conmigo.

Me dijo que estaba preocupada por la carrera, que el niño no era muy talentoso para correr (y tenía razón, era como si tuviera dos pies izquierdos) la hermanita que era mucho más pequeña era demasiado rápida para él. Yo también tenía mis dudas, pero no podía ser sincero.

Yo me había preparado para el momento y había comprado vino. Sin preguntarle, simplemente busqué las copas y le serví.
- Y esto qué?
- Aahhh, para relajarnos… de vez es cuando es bueno. No te parece?
- No tienes que trabajar mañana?
- Nop, pedí libre miércoles-jueves-viernes
- Por qué?

Esta carrera era por el aniversario de la escuela, así que habría competencias, ferias, exposiciones desde el miércoles hasta el viernes.
- Me imagino que tú tienes que estar en la mañana también en la escuela, no?
- Sí
- Bueno, y la carrera es en la tarde, así no están solos todo el día.
- Ohh, gracias, pero de verdad no tienes por qué faltar a tu trabajo
- No hay problema, tengo horas acumuladas y lo hago con gusto (y le piqué el ojo)


Estuvimos hablando del niño, que es muy inteligente, muy deportivo, pero correr no se le da; lo ha llevado incluso al médico para ver si tiene algún problema de coordinación; pero todo ha salido bien; muy raro de verdad.


Aproveché el momento y le pregunté que si quería pintar y se soltó a reír.
- Jajaja si supiera pintar, ya habría hecho unas cuantas obras de arte
- Hmmm si es lo que estoy pensando, no necesitas de verdad ser una artista.
- Veo que me quieres emborrachar, no?, y definitivamente borracha no pinto mejor jajaja
- Vaia vaia, te gustaría hacer algo diferente que pintar?
- Hmm no sé, este vino está muy rico, pero mañana me tengo que levantar temprano
- Te quieres ir a dormir ya?
- Sí, mañana va a ser un largo día

Se levantó y se fue, yo me quedé sentado en el sofá. Cuando pasó por mi lado le di una leve palmada en la nalga. Ella se volteó enérgicamente con una sonrisa en la cara mientras se mordía el labio inferior, y me puso el pie derecho en los huevos
- Cuidadito! Yo también sé pegar jajaja
- Si me pegas me vas a tener que dar un masaje como el otro día!!!
- Jajaja

Metí mis manos por la bota del pantalón (muy ligero como el del otro día) y la acaricié la pantorrilla (noté unos cañones de pelos, pero no le di importancia). Ella seguía con una sonrisa, y me empezó a espicharme la poronga.
- Si sigues presionando así, se va a levantar y vas a tener que calmarlo
- Jajaja bueno, bueno, me voy, nos vemos mañana; nos tenemos que ir a las 8 am

Y así me fui a dormir. Con las bolas cargadas.

Llegó el momento de la carrera y mi cuñada me clavaba los dedos en el brazo. Al final quedó de 13ro entre 20, nada mal sabiendo que se conformaba con la posición 19. Para él era como si hubiese ganado, y para la cuñada y para mí también. La cuñada pegó un brinco de la emoción y se colgó de mi cuello. Su expresión fue tan obvia que la gente alrededor nos estaba mirando raro. Regresamos a la casa como a las 5pm; el niño estaba en el cielo y la cuñada también. A eso de las 7:30 pm los niños se fueron a bañar y luego a dormir.

Una hora más tarde, la cuñada bajó a la sala, yo estaba viendo tv; llegó casi que con pijama, más bien ropa ligera
- Uffff por fin, hoy voy a dormir tranquila y él también!
- Jaja yo te dije que todo saldría bien.
- Gracias, de verdad muchas gracias!!
- Ahora sí podemos tomar vino más tranquilamente, no te parece?
- Uy, sí, por favor, hoy sí lo voy a disfrutar

Busqué las copas y le serví. Ella no podía evitar la risa, se veía muy emocionada; tenía muchos sentimientos encontrados. Yo por mi parte estaba tranquilo.

Seguía hablando de su hijo, y lo contenta que estaba, lo repetía una y otra vez, yo me reía y la escuchaba mientras acariciaba su cabello detrás de la oreja, y su mejilla.

Me levanté a buscar agua y cuando regresé ella estaba de pie con una sonrisa de oreja a oreja. Me empecé a reír
- Estoy feliz, feliz!!!
- Jajaja cuánto has tomado?
- Pon la jarra del agua en la mesa!!
- Qué?
- Rápido!


Lo hice y cuando me erguí nuevamente, ella me abrazó y se reía. Traté de alejarla un poco para mirarla, pero me abrazó casi que con todo su cuerpo. Yo no me negué. Froté su espalda con fuerza y velocidad y ella me miró con una sonrisa enorme. Sin pensarlo dos veces me dio un beso decidido en la boca. En el primer segundo mi impresión fue de asombro y estuve tentado a echarme hacia atrás porque no me lo esperaba. La abracé fuertemente. Fue un beso limpio sin lengua.

Ella terminó el beso de una forma muy abrupta y mientras se reía otra vez, me dijo:
- Tengo frío y estoy que me orino!! Ya vengo!!

Me quedé riendo y me senté de nuevo en el sofá, con la poronga a punto. Al cabo de unos segundos regresó
- Aahhh ya estoy libre! Jajaja perdón, pero no me aguantaba
- Jajaja no pasa nada
- Ya vengo, voy a ver cómo están los niños y buscaré algo para el frío. Espérame aquí, no me demoro!

Y se fue corriendo. A penas escuché que subió las escaleras, corrí a mi cuarto, busqué una toalla limpia y un condón. Escondí estás cosas debajo de unas almohadas del sofá. Estaba agitado; respiré profundamente y tomé agua.


Bajó las escaleras, pero no vino directo hacía mí, escuchaba sus pasos, pero no sabía dónde estaba. La esperé en el sofá


No se demoró y regresó como con una bata de baño blanca, larga y gruesa
- Uy! Y eso?
- Es que tengo frío, pero con esto me abrigo bien
- Bueno, vente, en qué quedamos?

Se empezó a reír y se sentó a mi derecha, tomó un trago de vino, colocó la copa en la mesa frente al sofá, se acercó más hacia mí, estiró su cara en mi dirección y la besé.

Estaba tan excitado como la primera vez que besé a mi primera novia. Su respiración era fuerte, agitada, hacía pequeñas pausas para respirar bien y luego continuaba. Eran besos secos, sólo labios. La tomé por el cuello y se entregó más en el beso. Pasaba mi lengua por sus labios y ella quedaba inmóvil recobrando el aliento. Bajé mi mano para acariciar su pecho, la bata me incomodaba y ella se desamarró el nudo y la abrió por la mitad. Quería que se lo quitara por completo, pero sabía que tenía frío, así que era mejor seguir así. En ese momento me di cuenta de que había sido una cagada de mi parte no encender la calefacción de la sala, pero ya era muy tarde.

Le metí la lengua y ella me la chupó; en seguida se sentó sobre mí, tipo cow-girl; ya tenía la poronga apretada y doblada, me tocó acomodarla. Ella sonrió y continuamos besándonos.

Comenzó a frotar su panocha con mi cuerpo, en seguida me bajé un poco más para que sintiera mi poronga; se movía más despacio, pero se frotaba con más fuerza; los besos eran más húmedos. Me senté derecho en la orilla del sofá, y ella me “abrazó” con las piernas. Sentía su cuerpo delgado y cálido entre mis brazos, eso me ponía más loco. Mis manos recorrían toda su espalda, cuello, nalgas. Ella me despeinaba mientras me daba besos apasionados.


...

5 comentarios - Mi vida en Europa 2: mi cuñada 4

elnuevo28 +1
me encantò!! la parte final ya?estuve esperando estos dias pensando que ya no escribias mas, soy de leer hace años los relatos de los demas pero este me gusto mucho no se porque y las fotos se agradecerian de verdad le darian ese no se que... a esperar el final entonces abrazos
Rt555
La otra parte porfavorrrrr!!!!
luismiguelito78 +1
Ese si que es un buen pago para el trabajo que te tomaste con tu sobrino... ya voy para el final!!!Mi vida en Europa 2: mi cuñada 4
eswa22 +1
Me fascinó el relato