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La depravada - Parte 14

La depravada - Parte 14



relatos


La depravada


Parte 14


Adaptado al español latino por TuttoErotici
 
Mientras revivo esos momentos inenarrables, al evocarlos esta mañana en las páginas del cuaderno secreto donde anoto mis aventuras, mi querida Poupette, asomada por encima de mi hombro, no se pierde ni una línea de lo que escribo.
Con la mano bajo la pollera, no para, al mismo tiempo, de masturbarse con dedo apresurado.
—¡Ah! Que bien la debe haber pasado la señora —murmura en ese punto de mi relato.
Claro que sí, lo pasé muy bien, como nunca antes lo había pasado. ¡Sólo de pensar en eso, parece que ahí, bajo el vestido, siento todavía en mis entrañas la presencia de las dos espléndidas vergas hundidas dentro de mí!
Pero Poupette me pide suplicante que siga con mi relato.
¡Quiero complacerla y aprovecharme después de su terrible excitación!
Después de ese primero y divino apareamiento, mis dos compañeros y yo permanecemos un momento como muertos…
Algunos minutos más tarde, acaricio con suavidad sus divinas pijas, completamente blandas, tiernas, sedosas.
En un momento así, no me disgusta para nada divertirme con unas vergas infantiles…
¡No lo son por mucho tiempo, bajo la persistencia de mis toqueteos!
Cuando vuelven a erguirse, me levanto y me instalo en un puf, frente al espejo.
En un abrir y cerrar de ojos, me desnudo totalmente y ordeno a Pierre y a Paul que hagan lo mismo.
Admiro con placer sus hermosos cuerpos, no demasiado musculosos, ni tampoco en exceso afeminados, y noto que el deseo vuelve a ellos al verme en todo el impudor de mi desnudez.
Prudentemente, para mejor degustar nuestro renovado placer, perfeccionamos nuestros preparativos: acomodamos los almohadones para que Paul, que va a cogerme ahora, ya que es su turno, esté justo a la altura adecuada para ensartarme y prolongar sus arremetidas sin cansarse inútilmente.
Pierre ocupó mi lugar en el puf, y yo voy a empalarme sobre él con precaución.
El agujero de mi ojete, bien lubrificado por la abundante leche que acaba de recibir, se pega al duro glande que dirijo con la mano.
Entra enseguida.¡Carajo, qué fantástico es!
Dejo que el peso de mi cuerpo actúe y la pija resbala untuosamente y se introduce hasta los huevos, mientras su propietario suelta un suspiro de satisfacción.
—¡Dale, Paul, te toca!
Arrodillado, apunta su miembro. Un intento…, después otro más…, otros dos almohadones en sus rodillas…, ahora es perfecto. Esta vez está  justo enfrente y al alcance de mi hendidura.
—Ahí… Metemela…
En mi gruta, llena todavía de semen, el de su amigo Pierre, Paul hace penetrar de un golpe su aparato.
Los adorables cochinitos… ¡No quisieron que me lavara después de lo que hicimos!
Y ahora, mientras me quedo inmóvil sobre Pierre, que me empala, es Paul  quien dirige el juego.
Pero soy yo quien, para llevarnos juntos a la felicidad, activo o aminoro la cadencia con consejos, excitándolos con mis palabras.
—Dale, Paul, más rápido… Lameme abajo  de los brazos, en los pelos. Ah, te gusta, ¿eh?… Aspiras mi olor… No, no salgas todavía, Pierre, acerca también la cabeza… ¡Dame tu boca para que meta mi lengua hasta la raíz!…¿Qué?… ¿Qué decís? ¿Lo sentís?… ¡Ah! Yo también lo siento… Dale, Paul, cogeme…,cogeme más rápido… Así… ¡Hasta el fondo!
—¡Ah! ¡Ah! —jadea Paul.
—¡Dale, empujá!
—¡Ah! ¡Ah!
—Qué delicioso es ver en el espejo como me ensartan por el culo… Mirá cómo abro mi rajita rosa. Cómo se hunde tu pija hasta que mis pelos se mezclan con los tuyos…
—¡Ah! ¡Ah!
—Muchacho, cogés de maravilla… ¡Naciste para el amor! Me penetrás hasta el corazón… ¡Siento la punta de tu verga  tocando mi matriz!¡Más rápido!¡Más rápido!
—¡Ah! ¡Ah!
—No parés… ¿Están listos los dos?
Un doble «sí» llega hasta mí entre locos jadeos.
—Entonces… todos juntos… Tomen, ahí tienen mis dedos abajo de sus lindas bolas para acariciarlas y sacar más cantidad de buen jugo… ¡Ah! Ya voy… Riegenmé… Rieguen a su putita…, la putita de los dos…,  que va a llegar…,va a llegar… ¡Ah, sus vergas chorrean!… ¡Oh!, esos chorros en lo más profundo de mí…, en mi culo y en mi concha… Sí…, sí, vacíen en mí, esos hermosos frutos de amor… Llenenmé… Más… Más… ¡Ah! Qué orgasmo…, qué feliz soy…
¡En este punto de mi relato, veo a Poupette temblorosa de deseo y de ganas!
Pero continúo, pensando que estará mucho más excitada aun cuando se lo haya dicho todo sobre mi aventura.
¿Qué más decir de esa noche de locura que colmó, y sobrepasó, los sueños más perversos de todos lo que había tenido?
Para cenar, hicimos subir de un club nocturno vecino algo con que reconfortarnos, con montones de botellas de champagne y de whisky.
¡Les hice comer la crema Chantilly entre mis nalgas!
¡Sí, Poupette!
¡Y antes les había hecho tragar trufas sacándolas de mi culo!
Llené también mi concha de champagne, que bebieron por turnos, succionándolo con deleite.
Después de todo eso nos entregamos a todas las chanchadas posibles e imaginables…, ¡y son tan variadas como numerosas cuando se hacen entre tres!
¡Juntos, por turnos, me cogieron por el culo, por el concha, entre las tetas, por la boca!
Llegué a ese momento magnífico, que me maravilla cuando pienso en él; se masturbaron los dos al mismo tiempo, uno muy cerca del otro, con sus vergas casi tocándose, ¡y así pude tragar de un solo golpe sus dos eyaculaciones, que me llenaron la garganta y pusieron pegajosos mis labios hasta que mi lengua lo recogió todo! Los veo todavía, de madrugada, arrodillados a mi derecha y a mi izquierda, masturbándose vigorosamente…, y a uno soltándome su leche en pleno rostro, mientras el otro me riega con su goce blancusco en la oreja.
Mi querida Poupette, esta vez, no puede resistir. Se inclina hacia mí para susurrarme:
—¡Ah! Señora, hace ya una hora que me froto… ¡Ya no aguanto más! Por ahora, pude parar al borde del placer, pero ya no puedo… ¡Oh! Si la señora quisiera… Ahora mismo…
—Viciosa —digo, girando hacia ella mi rostro sonriente—, te gustarían algunos lengüetazos en tu clítoris, ¿no?…
—¡Ah, señora!… No me animaba a pedírselo… Pero usted lo chupa tan bien… ¡Creo que voy a llegar también en la boca de la señora!
—De acuerdo…Mostrame esa hermosa concha ardiente…
—¡Enseguida, señora!
Se levanta la pollera.
¡Ah! ¡Qué conchita fabulosa! Entre sus dedos , apoyados en sus vellos rizados, hace sobresalir el precioso clítoris erguido. Está completamente inflamado por el largo toqueteo. Y más abajo, los labios totalmente hinchados se juntan, dejando fluir entre ellos un espeso hilo de humedad con el que voy a gratificarme.
La miro y sus hermosos ojos de cierva me imploran. Comprende inmediatamente, en los míos, que yo tengo tantas ganas como ella.
—Vení, queridita, vas a poder llegar en mi boca…, y yo quiero hacerlo en la tuya… Vení… ¡Hagamos un sesenta y nueve!
Se tumba inmediatamente en el sofá.
Entonces,mientras me levanto el vestido encima de ella para ponerle la entrepierna en el rostro, exclama con voz excitada:
—¡Ah! ¡La empapada que la señora soltó en su camisón! ¡Hasta en la bata hay una pequeña mancha húmeda!
¡Mierda! ¿Y cómo no? ¡Después del libertino recuerdo de mi noche de amor a tres!…
¡Pero ya pensé demasiado en eso! Otra tarea me reclama ahora: ¡la de agasajar, lamer, chupar la conchita de mi lasciva criadita!
Entonces, me inclino entre sus muslos completamente abiertos y me deleito con un higo bien jugoso…
¡A su vez, Poupette, con las manos crispadas en mi culo, mete su cerda nariz contra mi ojete y su boca hambrienta se apodera de mi gruta inundada!
—¡Ah! —suspira—,¡si pudiera pasar mi vida haciendo esto!
—Chupá, pequeña—digo—, lamé, mordeme… ¡Te lo permito todo!
Y sin cambiar de posición, ¡nos hicieron falta no menos de tres orgasmos consecutivos para calmar por fin nuestros sentidos, exasperados por la lujuria!


CONTINUARÁ...

2 comentarios - La depravada - Parte 14

Si-Nombre
Genial gracias por compartir muy bueno
mikura1234
alguna/ que le guste hacer historias por escrito hot morbo y detallas mande pm!