Y no me quedé ahí, seguí micarnaval bien pero bien penetrante. Como acá en Argentina fue feriadoextralargo como conté, tenía varios días para hacer de todo. El domingo a lanoche quise más y, después de VARIOS MESES, llamé a Beatriz, aquella genialcincuentona rubia amiga de mi seguidor Elmer Van Hess, a quien ya me habíavolteado el año pasado y que me saca con su cuero fino. La dulce me atendiórecontenta, se puso superfeliz de escucharme. Tanto, y tan caliente, que nodudó un segundo en invitarme a CENAR A su casa ese domingo. Obvio acepté, ycomo estaba fresquito aunque es verano, me puse mi campera de cuero, camisa, pantalónfino y zapatos, perfume fuerte y a ver a la blonda madura.
Apenas me abrió, Beatriz meapretujó todo, abrazó, besuqueó y me excitó con su pintura de labios con aromafuerte, su perfume, su aroma a crema y su cabello húmedo de recién bañada,aparte de muy linda de saco fino, blusa, pollera y tacos altos. Me daban ganasde coger de entrada, recordemos que la tipa es sola y bastante gauchita. Leagradecítanto cariñito antes de eso, y mientras me acompañaba al comedor de su coquetodepartamento, me llevaba mimosa del brazo. La rubia me preparó nomás fiambre ycomimos sandwiches bien cargados, con pan lactal, queso cremoso, huevo y mayonesa, y luego postre rico. Beatriz mehacía dulce los sandwichitos y me tocaba mis manos mientras me daba y charlaba,me servía jugo, me hacía mimos en la pera, todo. "Rato largo que no teveía mi amor, qué lindo que estás", me elogió. Yo le dije lo mío también,que la extrañé, que la llamé en agosto pero no le andaba el celular, meexplicó. Y por supuesto, como usa cuero, aproveché y le empecé a preguntonearmis cosas: que si sigue usando ropa de cuero, que si compró algo nuevo, que sumaquillaje, Y como Beatriz me contaba que sí usa cuero y demás,no dudé en subirde locura y consultarle por su vida sexual. "Uhh, hace tanto que no tengosexo, con lo que me gusta", lamentó. Y agregó al toque: "Tiempo atrásun tipo me dijo de salir, me puse toda bárbara, toda de cuero, pintada, recaliente, y resulta que el hijo de puta se fue con otra", me relató.
Entre todo el relatito, elfiambre, los perfumes de Beatriz y mis ratones ya de entrada, sentí mi penecrecer sin tocarme. Se me paraba tanto que creí que se me iba a romper elpantalón, entonces traté de acomodarlo lo mejor posible. Ella lo notó y mepreguntó qué me pasaba, y le dije medio timidón: "Eehh, emm, el que tedije se me desacomoda, no sé qué carajo me pasa", lamenté fingiendo comoel mejor. La otra agarró viaje: "¿Diegui, mi amorcito, no querés que teayude a ver qué te pasa? Por ahí te vestiste apurado, se te desacomodó, ¿ono?" "No, no, pará, no te lo voy a hacer acomodar a vos, me loacomodo yo, esperá que voy al baño", avisé. La rubia fuertona, bienfuertona, me sorprendió: "No, hacelo acá, a mí no me molesta",recontraregalada la guachona. Nomás me acomodé, pero de tanto toquetear y detanta calentura, y encima Beatriz, se me paró más. "Uy, no sé qué pasa, nopuedo, es un lío, te pido disculpas Beatriz", le dije consternado,creyendo que estaba en un papelón.
Pero no, no fue ningún papelón.Al contrario, ahí empecé otra noche bien placentera. Beatriz actuó rápido:"Amor, no seas cabeza dura, vení que yo te acomodo, dulce", me dijoacariciándome suave la pera. Ni sabía cómo haría, así que me dejé llevar,aparte estaba que ardía. Nomás la loca me acarició, me tocó el pene saliente demi pantalón, me lo notó supercrecido y explotó. "Uau, mi amor, quépenacho, vení, vamos a mi pieza que telo acomodo mejor". Y yo exploté con ella, mirá si iba a decir que no, queno daba. Fuimos, yo con miedo de que se bajara, pero apenas entramos Beatriz meempezó a sacar la ropa, y cuando estuve en calzón, aunque el pene se bajó unpoquito, sin ponerse colorada la señora me lo acomodó bien acomodado. "Ahíestá, ¿estás bien Diegui?" Le dije que sí, que estaba bien. Antes de que yopudiera hacer nada, la mujer, excitada, largó: "Bueno, ahora quiero vercómo anda ese pene, ¿eh dulce?", siempre toqueteándome y mimándome demasiadomás de la cuenta.
De una, Beatriz me bajó elcalzón, me chupó el pene, me volvió a crecer dura y gruesota, se me hizosalchichón. "Quedate ahí quietito que ahora estoy con vos", decíamimosa. Bien delante de mí, la loca se sacó su fina ropa, la tiró al suelo, subióde locura y pegó jadeos cada vez más notorios. Y cuando le vi la ropa interiorme morí de locura y quise avanzar para sacarle, pero Bea dijo no."Momentito, momentito, paciencia querido, no te apures", con tonoirónico. Se sacó el corpiño, me puso sus terribles tetas en mi cara. Y alfinal, Beatriz se sacó suavecito su fina bombacha y se me ofreció. "Ahorasí, mi amor, venga conmigo que le voy a ver ese pene", gemía.
Nada más que agregar. Me loamasijó suave, luego fuerte, me creció un poco más, la abracé, agarré fuerte yme zambullí con ella abrazada sobre su colchón. Beatriz abrió por instinto suspiernas, me pidió "dame Diegui tu pija por la vagi" y se la metí confuria, nada de despacio, en su preciosa y ancha vagina. Y le di con una locura ypotencia totales, adelante y atrás, los dos rebotamos sobre el pobre colchón. Estabaenfurecido, imaginate la cena bien cargada, el perfume de Beatriz, ese aroma apintura y crema, sus mimos, toda su novelita con mi pene. Y encima cómo Beatrizgemía y pedía duro cada vez que la embestía fuerte. Le dimos duro, le di sinasco, me acordé de su ropa de cuero y ahí fue: eyaculé tremendo semen en suvagina, que Bea sintió y gritó loca de placer entre mi largo y el chorro,mientras largaba montón de flujo. Y luego, qué: cola, vagina, cola, vagina, sela di en la boca, Beatriz lamió y tragó excitada,Le di semen en sus tetas, leunté el semen sobre ellas y me dijo "soy tu tostada, untame bienamor". Eso me hizo darme de nuevo, acabé y la unté manchándola bien toda. Loquísimo,no me importaba nada, le ordené (así, ordené) que se vistiera, la otra selamentó pero insistí, se vistió de mala gana y cuando terminó, la llevé contraun placard, la embestí y se la metí con pollera, bombacha y todo, y tanto gustóque me pidió loca "manchame todo, dame duro". Y claro que la manchéeyaculando mi abundante semen en su pollera y bombacha, mojando desastre ambasprendas. Y para rematar, yo fui qien esta vez la desnudó, Beatriz intuyó, sepuso en posición y tras darle por la vagina volví a acabar mi interminablesemen. Y así cuatro horas y algo, hasta que al final nos fuimos a dormir, ladulce me dejó quedarme, y a la mañanita me hizo el desayuno, café con leche contostadas, y comimos juntitos a los besos en la camita. Cuánto hacía que no laveía a Beatriz, pero valió la pena, me dio garchada por todos los meses que nonos vimos.
Apenas me abrió, Beatriz meapretujó todo, abrazó, besuqueó y me excitó con su pintura de labios con aromafuerte, su perfume, su aroma a crema y su cabello húmedo de recién bañada,aparte de muy linda de saco fino, blusa, pollera y tacos altos. Me daban ganasde coger de entrada, recordemos que la tipa es sola y bastante gauchita. Leagradecítanto cariñito antes de eso, y mientras me acompañaba al comedor de su coquetodepartamento, me llevaba mimosa del brazo. La rubia me preparó nomás fiambre ycomimos sandwiches bien cargados, con pan lactal, queso cremoso, huevo y mayonesa, y luego postre rico. Beatriz mehacía dulce los sandwichitos y me tocaba mis manos mientras me daba y charlaba,me servía jugo, me hacía mimos en la pera, todo. "Rato largo que no teveía mi amor, qué lindo que estás", me elogió. Yo le dije lo mío también,que la extrañé, que la llamé en agosto pero no le andaba el celular, meexplicó. Y por supuesto, como usa cuero, aproveché y le empecé a preguntonearmis cosas: que si sigue usando ropa de cuero, que si compró algo nuevo, que sumaquillaje, Y como Beatriz me contaba que sí usa cuero y demás,no dudé en subirde locura y consultarle por su vida sexual. "Uhh, hace tanto que no tengosexo, con lo que me gusta", lamentó. Y agregó al toque: "Tiempo atrásun tipo me dijo de salir, me puse toda bárbara, toda de cuero, pintada, recaliente, y resulta que el hijo de puta se fue con otra", me relató.
Entre todo el relatito, elfiambre, los perfumes de Beatriz y mis ratones ya de entrada, sentí mi penecrecer sin tocarme. Se me paraba tanto que creí que se me iba a romper elpantalón, entonces traté de acomodarlo lo mejor posible. Ella lo notó y mepreguntó qué me pasaba, y le dije medio timidón: "Eehh, emm, el que tedije se me desacomoda, no sé qué carajo me pasa", lamenté fingiendo comoel mejor. La otra agarró viaje: "¿Diegui, mi amorcito, no querés que teayude a ver qué te pasa? Por ahí te vestiste apurado, se te desacomodó, ¿ono?" "No, no, pará, no te lo voy a hacer acomodar a vos, me loacomodo yo, esperá que voy al baño", avisé. La rubia fuertona, bienfuertona, me sorprendió: "No, hacelo acá, a mí no me molesta",recontraregalada la guachona. Nomás me acomodé, pero de tanto toquetear y detanta calentura, y encima Beatriz, se me paró más. "Uy, no sé qué pasa, nopuedo, es un lío, te pido disculpas Beatriz", le dije consternado,creyendo que estaba en un papelón.
Pero no, no fue ningún papelón.Al contrario, ahí empecé otra noche bien placentera. Beatriz actuó rápido:"Amor, no seas cabeza dura, vení que yo te acomodo, dulce", me dijoacariciándome suave la pera. Ni sabía cómo haría, así que me dejé llevar,aparte estaba que ardía. Nomás la loca me acarició, me tocó el pene saliente demi pantalón, me lo notó supercrecido y explotó. "Uau, mi amor, quépenacho, vení, vamos a mi pieza que telo acomodo mejor". Y yo exploté con ella, mirá si iba a decir que no, queno daba. Fuimos, yo con miedo de que se bajara, pero apenas entramos Beatriz meempezó a sacar la ropa, y cuando estuve en calzón, aunque el pene se bajó unpoquito, sin ponerse colorada la señora me lo acomodó bien acomodado. "Ahíestá, ¿estás bien Diegui?" Le dije que sí, que estaba bien. Antes de que yopudiera hacer nada, la mujer, excitada, largó: "Bueno, ahora quiero vercómo anda ese pene, ¿eh dulce?", siempre toqueteándome y mimándome demasiadomás de la cuenta.
De una, Beatriz me bajó elcalzón, me chupó el pene, me volvió a crecer dura y gruesota, se me hizosalchichón. "Quedate ahí quietito que ahora estoy con vos", decíamimosa. Bien delante de mí, la loca se sacó su fina ropa, la tiró al suelo, subióde locura y pegó jadeos cada vez más notorios. Y cuando le vi la ropa interiorme morí de locura y quise avanzar para sacarle, pero Bea dijo no."Momentito, momentito, paciencia querido, no te apures", con tonoirónico. Se sacó el corpiño, me puso sus terribles tetas en mi cara. Y alfinal, Beatriz se sacó suavecito su fina bombacha y se me ofreció. "Ahorasí, mi amor, venga conmigo que le voy a ver ese pene", gemía.
Nada más que agregar. Me loamasijó suave, luego fuerte, me creció un poco más, la abracé, agarré fuerte yme zambullí con ella abrazada sobre su colchón. Beatriz abrió por instinto suspiernas, me pidió "dame Diegui tu pija por la vagi" y se la metí confuria, nada de despacio, en su preciosa y ancha vagina. Y le di con una locura ypotencia totales, adelante y atrás, los dos rebotamos sobre el pobre colchón. Estabaenfurecido, imaginate la cena bien cargada, el perfume de Beatriz, ese aroma apintura y crema, sus mimos, toda su novelita con mi pene. Y encima cómo Beatrizgemía y pedía duro cada vez que la embestía fuerte. Le dimos duro, le di sinasco, me acordé de su ropa de cuero y ahí fue: eyaculé tremendo semen en suvagina, que Bea sintió y gritó loca de placer entre mi largo y el chorro,mientras largaba montón de flujo. Y luego, qué: cola, vagina, cola, vagina, sela di en la boca, Beatriz lamió y tragó excitada,Le di semen en sus tetas, leunté el semen sobre ellas y me dijo "soy tu tostada, untame bienamor". Eso me hizo darme de nuevo, acabé y la unté manchándola bien toda. Loquísimo,no me importaba nada, le ordené (así, ordené) que se vistiera, la otra selamentó pero insistí, se vistió de mala gana y cuando terminó, la llevé contraun placard, la embestí y se la metí con pollera, bombacha y todo, y tanto gustóque me pidió loca "manchame todo, dame duro". Y claro que la manchéeyaculando mi abundante semen en su pollera y bombacha, mojando desastre ambasprendas. Y para rematar, yo fui qien esta vez la desnudó, Beatriz intuyó, sepuso en posición y tras darle por la vagina volví a acabar mi interminablesemen. Y así cuatro horas y algo, hasta que al final nos fuimos a dormir, ladulce me dejó quedarme, y a la mañanita me hizo el desayuno, café con leche contostadas, y comimos juntitos a los besos en la camita. Cuánto hacía que no laveía a Beatriz, pero valió la pena, me dio garchada por todos los meses que nonos vimos.
1 comentarios - Beatriz me acomodó lo de abajo y le di duro