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Mi décimo hombre.

Creo que soy la prueba de que Dios no existe, o si prefieren, de que no es infalible.
Quiero a Miguel, mi marido, con todo el corazón y, él incluido, ya tengo en mi haber, haber cogido con 10 hombres, sólo con dos (un ex jefe cochino y un conserje de hotel) una vez, ni pregunten cuantas con los restantes.
Les cuento la primera vez con el último.

Pero antes dejen que le transcriba, de memoria, una historia que contó Eduardo Galeano, gran escritor uruguayo.
En los años cincuenta, del siglo pasado, el municipio de Lisboa, promulgó la siguiente ordenanza:
“Habiéndose constatado el aumento de actos atentatorios contra la moral y las buenas costumbres, ………………………….., se establecen las siguientes multas
1-Manos sobre manos $ 2,50
2-Mano en aquella $ 15,00
3-Aquello en la mano $ 30,00
4-Aquello dentro de aquella $ 50,00
5-Aquello adentro de aquello detrás de aquella $ 100,00
6-Lengua en aquella o lengua en aquello $ 150,00
………….”
Suerte que, con Santiago (mi 10ma pareja) sucedió en Buenos Aires y en mi departamento. De haber ocurrido en Lisboa, en 1950 y en la vía pública, hubiésemos pagado la totalidad de las multas.

En la oficina comenté que se nos había averiado el aire acondicionado del dormitorio matrimonial.
-¿Te acordás del ex gerente de soporte interno? Santiago se llamaba. Se dio de baja de la empresa y puso una de venta y reparación de equipos de refrigeración. En la recepción tienen una tarjeta con los datos para ubicarlo. – dijo una colega
-Siiii, tiene técnicos muy capaces y da muy buen servicio a buen precio. Varios de nosotros lo comprobamos ….- agregó otra.
Apremiada por las altas temperaturas del verano, acepté el turno que me ofreció, para la tarde siguiente a las 17:30 hs, la recepcionista, a pesar de que era dentro del horario de trabajo mío y de Miguel.
A la mañana siguiente, pedí permiso, justificado, para retirarme antes de hora.
A la hora convenida, en punto, tocaron el timbre. Sorpresa, en lugar de un técnico, se presentó Santiago en persona. Después de las primeras expresiones de sorpresa, saludos cordiales y frases de circunstancia (por ej.. ¡Que hermosos nenes que tienes! ¿Cómo se llaman?), explicó que había venido él ya que un par de sus dependientes habían faltado por enfermedad uno y accidente de moto, el otro, y no quiso reprogramar la visita, entre otros motivos, porqué tenía muchos compromisos pendientes.
Se impone, a esta altura del relato, aclarar que Santiago es una persona joven especialmente atractiva. En la época que compartíamos empleo, en más de una ocasión me costó aquietar las alteraciones del ánimo y mitigar las turbaciones genitales. Aunque nunca hubo nada reprochable entre nosotros, era evidente que había, atracción mutua.
Diagnosticó que la pieza averiada del equipo, la conseguiría, pero no podía precisarme en cuanto tiempo. Se retiró, con la premisa de llamarme, a la oficina, para darme un nuevo turno, no sin antes, halagarme, diciéndome lo contento que estaba de reencontrarme y, con piropos varios y palabras, para destacar mis atractivos.
Al día siguiente, me avisó que podía llevar el repuesto a la tarde del otro día. Iría él, así tenía la ocasión, esplendida, de verme de nuevo.
Miguel estaría en su trabajo, los nenes en la escuela. La gana ascendió, de mi entrepiernas a mi cabeza. Llamé a mi mamá para, previa escusa de complicación laboral, dejarle encargado que pase a buscar los chicos en la escuela y los tuviese con ella, hasta que yo fuera por ellos.
Me fui a casa, con permiso para volver el siguiente día, a la hora del almuerzo.
Me duché y maquillé con esmero. Vestí una tanguita que dejaba descubiertos mis dos glúteos, una mini incapaz de cubrir todo lo oculto, sin corpiño y una camiseta con breteles, de tejido liviano para poner en evidencia, deschavar, mi par de pezones y me calcé un par de tacones de 12 cm.
En síntesis un atuendo de prostituta.
Cuando, a eso de las 14:00, llegó Santiago, quedó alelado y revoleando los ojos por todas mis partes. Se sobrepuso, apenas, para saludarme con un beso en la mejilla, no dijo nada, sólo tragó saliva y se apresuró a llevar la escalerita de aluminio, debajo del equipo de aire acondicionado y se puso a montar la pieza de repuesto. Mientras lo hacía, averiguó si estaban mis hijos en casa.
Minutos después anunció:
-Ya está funcionando, enfría –
Antes de bajar la tapa de plástico del equipo:
-Laura, lo conveniente es limpiar, periódicamente, los dos filtros de aire. Estaban re-sucios. Se desarman fácilmente, ¿ves?-
Vi la ocasión y no la desperdicié:
-Dejame hacerlo a mí. Si no voy a recordar como desarmarlos- le murmuré
Él apagó el aire, bajó y sostuvo, con la mano, la escalerita mientras yo subía. Yo arriba, con la pollera diminuta que llevaba puesta, él debajo, obviamente, quedó, a su completa consideración, mi culo, a la altura de sus ojos.
Fue más de lo que podía aguantar. Me agarró, ambas nalgas, con sus manos y susurró agitado.
-Bajá, después te lo explico-
Le hice caso, abajo, entre el ventanal y la cama, tomó mis manos en sus manos y me atrajo hacia él y puso su boca en mi boca, enseguida su lengua buscó la mía, soltó mis manos y sentí las suyas, una en mi concha, la otra en mi culo. Todo sin intercambiar palabra. Mi réplica inicial, fue, manotearle el bulto. A través de la tela liviana de verano, reconocí y estimé meritorios al tamaño y al temple de …. aquello.
-¡Estás mojadita!!!-
-Y vos, al palo-
Me sacó la pollera y la camiseta, pasándolas por arriba de mi cabeza. Me acostó sobre la cama, se sentó a mi lado, me acarició, manoseó, besó y lamió las tetas. Luego, para mi extrañeza, me soltó, tomó su teléfono móvil, digitó y, con el índice en la nariz, me hizo entender de no hablar.
Avisó a su empresa que estaba “complicado”, que demoraría en regresar y le pidió que enviaran a no sé quién a ver el cliente X….. en lugar de él.
De inmediato, se incorporó y desnudó.
El tacto no me había defraudado, calzaba un palo, grueso, larguito, surcado por venas y erguido como barrera a medio levantar. Amagué agarrarlo para llevármelo a la boca. No me dejó, me quitó zapatos y tanguita y se acostó a mi lado. Me besó y me acarició, por extenso, con todo detalle, se me puso encima, acomodó su pomo y empujó. Me entró con exquisita delicadeza. Yo más que mojada, estaba encharcada, su verga resbaló con ternura, suavidad y un placer intenso y genuino.
La cogida me dio un goce muy grande, desmesurado. En muchos pasajes no pude con mi sensación exagerada de placer e intensa alegría y acompañé sus embestidas a grito pelado.
Los epílogos, ni hablar, fueron magníficos, muy ruidosos, retumbantes.
Terminados bañados en sudor, por el gasto de energía y por el calor veraniego.
-¡Qué estúpido!! Hablé por celular, pero no encendí el aire acondicionado- murmuró Santiago derrumbado a mi lado.
Se subió a la escalerita para cerrar las tapas del equipo que yo había dejado abiertas. Su culito, allá arriba, me pareció atractivo, sexy.
Bajó y encendió el aire. Yo hice otro tanto, con el control remoto, con el ventilador de techo.
Convinimos que se imponía una ducha. Fue a dúo, con derroche de toqueteos.
De regreso a la cama hubo labios, lengua y dedos en “aquella”, luego, “aquello” en mi boca y, por fin, la que se puso encima, para la segunda vuelta, fui yo. Mi cabalgata no tuvo desperdicio. Fue tan placentera, ruidosa y rimbombante como la inicial de él.
Con el aire acondicionado, reparado, y el ventilador de techo, terminamos muchísimo más frescos que en el polvo inaugural.
En consecuencia, tuvimos resto para un “aquello adentro de aquello detrás de aquella” – me hizo el culo- y un último “aquello dentro de aquella” – un tercer polvo-.
Se fue, pasadas las 18:00 hs, después de casi cuatro horas de “meta y ponga”.
Reitero, menos mal que no estábamos en Lisboa, hubiésemos debido pagar “cartón lleno”.
Santiago tampoco me cobró, en moneda, la reparación del aire acondicionado. Fue en cómodas y placenteras, para los dos, cuotas semanales, mensuales o a como se diera. No pregunten cuantas.

9 comentarios - Mi décimo hombre.

Pervberto
O cuando se encuentra el calor en la búsqueda de la frescura...
AussieAG
un relato muy caliente.

Mi décimo hombre.
sfdk
Q genia!! Seguí así!! Alguna foto no quedaría mal
Fielperreke
Sos terrible puta, me encantaaaaa
nacho2008
Imaginé tú descripción cómo si yo hubiera sido SANTIAGO. Te sentí dentro y arriba mio. Bañados en sudor desenfrenado. Exquisito relato. Tanto que aún me dura La excitacion. Te siento más y más. Solamente puedo darte 10 puntos. Hubiera querido que sean mil
elmanu46
Bien caliente ,bie. Relato+10
mdqpablo
Tremendo relato . Nos encantó nos encantan las mujeres asi decididas y con actitud an pts