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Los viejitos

Desde que empezó a trabajar en el almacén de Don Berto, Luciana sentía la mirada perversa del viejo recorriendo su cuerpo así como del socio de Don Berto, otro viejo llamado Don Tito que la miraba también de una manera que inquietaba a la chica. Luciana tenía 19 años, era su primer trabajo para ayudar con los gastos de su casa y por no perder el trabajo soportaba las sucias miradas de los viejos. Sabía que por su manera de vestir, con sus shortcitos de jean y camisetas no hacía más que estimular a esos viejos babosos pero ella era una chica joven y le gustaba vestirse así. Esa tarde, cuando no había ningún cliente Luciana noto que los viejos intercambiaban extrañas miradas hasta que Don Tito fue hasta la puerta y puso el cartel de cerrado. Extrañada y un poco inquieta Luciana le pregunto a Don Berto "Por qué estamos cerrando Don Berto?" El viejo la miro con lujuria y le dijo "Porque tenemos que enseñarle a una nena como vos que no puede andar calentando a los machos así sin que la cojan".
Antes que la chica pudiera decir algo el viejo la agarro de un brazo y con el otro le rodeo la cintura y empezó a sobarle las nalgas. Luciana se removió asqueada y mientras intentaba soltarse le dijo “Déjeme viejo degenerado" pero antes que pudiera soltarse el otro viejo vino por detrás y la aferro por los brazos inmovilizándola. Don Berto aprovecho que la chica no podía mover los brazos y metió sus manos por dentro de su blusa y se apodero de sus jugosos senos y se los estrujo con placer mientras la cara del viejo se transformaba en la de un sátiro dispuesto a todo. Luciana estaba tan sorprendida por el ataque de los viejos que no atino a nada, lo que aprovecho el viejo que la sujetaba por atrás para chuparle el cuello mientras le decía "que buena estas nenita te vamos a hacer de todo". Luciana no supo de donde saco fuerzas y grito "Déjenme, déjenme ir".
Don Berto que se extasiaba tocándole las tetas le dijo "nadie te va a oír nenita, podes gritar lo que quieras pero te vamos a coger bien cogida". "Vamos a llevarla al cuarto" le dijo al otro viejo y la empujaron llevándola a la rastra hasta el dormitorio de Don Berto, luego cerraron la puerta y fue cuando Luciana se sintió perdida. El viejo que la sostenía por los brazos la llevo hasta el borde de la cama y se puso a frotar su duro miembro contra las nalgas de la chica. Don Berto se puso frente a ella y reinicio sus caricias en los senos, levantándole la blusa hasta los hombros, se pasó la lengua por los labios viendo esos monumentales pechos y enseguida se metió un pezón en la boca chupándole ruidosamente.
Luciana se dio cuenta que iba a ser violada por esos degenerados viejos calientes, ya casi no ofrecía resistencia mientras un viejo la refregaba por detrás y el otro alternaba chupándole las tetas y manoseándole la que quedaba libre. Don Tito dijo con voz ronca "Yo también quiero chuparle las tetas" Don Beto contesto "Ya la vas a tener, quedamos que yo la cogía primero, después es tuya" y empezó a lamerla hasta abajo llegando al ombligo que chupo con fruición. Empezó a desabotonarle el short y Luciana quiso resistirse de nuevo pero Don Lito la volvió a apretar fuerte por los brazos diciéndole "Portate bien que vas a disfrutar nenita linda ", Don Berto la despojo del pantaloncito y empezó a sobar las magníficas piernas de la chica a la vez que vio la minúscula tanga blanca lo que lo enloqueció aún más. La sentó en la cama y mientras le acariciaba sin pausas los soberbios muslos quiso besarla en la boca, Luciana se quiso apartar pero el otro viejo la tenía sujeta muy fuerte y no pudo evitar que Don Berto le metiera la lengua en la boca y la chuponeara con pasión. El otro viejo ya no se aguantaba, viendo ese manjar semidesnudo, las piernas y la cola de la nena lo volvían loco y solo tenía que aguantar que la nena no se resistiera mientras el otro la disfrutaba.
Don Berto ya estaba enloquecido por cogerse a la chica, le acariciaba las piernas, la volvió de costado hacia él y le empezó a sacar la tanga: Luciana grito "No, por favor, no me hagan nada". Don Berto le dijo al otro viejo "boca abajo que la quiero coger por el culo" y Don Tito la puso boca abajo llevándole los brazos hacia atrás, quedando sus nalgas expuestas Don Berto le puso la almohada bajo el vientre para que quedara levantado ese soberbio culo que de inmediato empezó a manosear mientras decía "Nena que cola tenés, te gusta ir calentando ahora vas a ver" y se puso a chuparle las nalgas como loco, ya no daba más de calentura, tenía la verga dura a mas no poder pero quería disfrutar de esa nena todo lo que pudiera. Comenzó a lamerle el culo y le metía la lengua como para penetrarlo. Luciana no esperaba un ataque tan salvaje y estaba resignada pero lo que le estaba haciendo ese viejo jamás lo hubiera esperado. De repente Don Berto le empezó a meter un dedo y Luciana grito, el viejo siguió y le metió otro dedo para dilatar ese agujerito que quería cogerse y movió los dedos hasta que le pareció que está bien dilatado. Volvió a chuparlo con ganas, metiendo la lengua todo lo que podía hasta que no pudo más y con una mano en su dura verga lo dirigió hacia el culo presionando hasta que parte de su verga se introdujo.
Luciana jamás había sentido nada como eso, quería llorar y gritar pero nada salía de su garganta. El viejo verde empujo más introduciendo toda su pija en el culo de la muchacha, espero unos instantes y empezó a moverse de adelante hacia atrás sintiendo como ese apretado agujero atrapaba toda su verga proporcionándole un placer inmenso. Siguió cogiéndola un rato hasta que sintió que iba a eyacular y en una convulsión bestial le acabo dentro del culo a la chica .Se deslizo a un costado viendo que la chica ni se movía después del ataque brutal del viejo. Pero no terminaba para Luciana el sufrimiento, el otro viejo estaba desesperado por cogérsela, vio que ya la chica no se resistía, le soltó los brazos, la puso boca arriba y se lanzó como loco a chuparle la concha, que estaba mojada como si Luciana se hubiera excitado con la penetración anal de Don Berto. Don Tito no aguanto mucho y abriéndole las piernas le metió su duro pito en la concha a lo que Luciana solo gimió un poco, deseando que todo terminara de una vez. Lo que ocurrió pronto porque Don Lito eyaculo en un par de embestidas dado la excitación que tenía. Después de un rato Don Berto llevo a la chica al baño para que se lavara y vistiera y le dijeron que se fuera.
Luciana se fue a su casa, dolorida y humillada, pero jamás conto lo que le hicieron esos viejos. Nunca más volvió a trabajar en ese almacén

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