Síseñoras y señores, fue tal como yo intuía. La noche de cierre de verano en lode Estela fue larga y dura como pensé. Pero nunca imaginé que iba a vivir algotan fuerte, potente, inolvidable, como mi verano acá en Mar del Plata. Paso acontarles antes de que me vuelva a hacer la paja.
Mefui con María Teresa y Juan Carlos, que divinos como siempre me pasaron abuscar y me llevaron para el departamento de Estela, que decidió juntar a ella,su marido, los dos y hasta su amigota Elsa para una buena cena antes de volvera Buenos Aires. Así que me vestí con campera de cuero y demás y viajé con MaríaTeresa, que se vistió muy fina y paquetacon campera y pollera de cuero negra, medias negras y tacos, muy maquillada,perfumada y de fina cartera que me la cogía al verla, pero me contuve por Juan,también muy bien vestido con campera de cuero. Teresa llevó tres docenas desandwiches de miga, llegamos, tocamos y abrió Estela, tremenda como su amigota,también vestida con ropa de cuero negra ajustada, el mismo conjunto de otrasnoches, maquilladísima, cara bien colorada, labios rojos, uñas larguísimas,perfume exquisito, aroma a crema de las manos. Todo para cepillarla duro, perola saludé normal con un beso, también a Ernesto, la saludé a Elsa, que dulce mepellizcó suave la pera y elogió por mi pinta. Y los seis disfrutamos queso,fiambre, aceitunas, los de miga, saladitos, cerveza, yo jugo, y luego torta deElsa que ni te cuento. Excitado por el cuero de las mujeres, charlé con MaríaTeresa, a mi izquierda, que me convidaba un sandwich de jamón crudo y queso,y con Elsa, a mi derecha, que fina desaco y pollera negra, maquillada y perfumada, me hacía probar fiambre y quesomientras me charlaba amable. Comimos, charlamos, reímos, todo más o menosnormal, yo pensaba "bueno, cena y me voy, me hago la paja en casa y listo,me conformo con eso". Es que no creía que iba a haber nada fuerte, meparecía todo muy familiar.
Peroaparte de lo que intuía, yo notaba algo medio raro. Al lado de María Teresaestaba Estela, muy pegadita, y eso que estaban ahí sus maridos. Las mujeres semiraban dulces, se tenían de la manito, se convidaban fiambre y demás y sehacían mimos. María Teresa saludó a Elsa con un beso normal y la otra le dio unbesote en la boca, cosa que a la gorda la enganchó, y de repente dejó de estarcon Juan y se le sentó a Elsa al ladito, a puro mimo. Hasta los hombresempezaron a decirse cositas por lo bajo, demasiado cariñosos para una cena congente. Elsa se levantó para ayudar a Estela, y al ir a la cocina la besuqueó enla boca, Estela se excitó y le pidió que le tocara todo, y Elsa lo hizodisimuladita. Luego la llamó a Teresa, fingiendo mostrarle algo, cuando lagordota fue la otra le tiró si quería unos picos. Tere es loca, pero ahí estabacon su marido, nada de locuras. Lo mismo yo, que me cogía a las mujeres con lamirada, pero traté de comportarme. Pero…
Trasel postre, todos siguieron tomando duro, menos yo, y entonces empezaron a hacercualquiera. Las mujeres, que ya estaban medias mimosonas, imaginen con elalcohol encima. Besos limpios en la boca, se toquetearon, se dijeron a viva vozcosas fuertes con la voz ida por la borrachera que ya les empezaba, ni se dabancuenta de que tenían a sus maridos al lado. Y los hombres también entraron enboludeo, Ernesto lo abrazó a Juan y le propuso bailar, luego la agarró a MaríaTeresa y la manoseó un poquito y Juan no le dijo nada, éste hizo lo mismo conEstela y Ernesto como si nada. Erne con Teresa, ambos con Elsa, ésta a lospicos con Estela, que tomaba convidada por María Teresa, que agarró borracherarápidamente. Yo miraba todo y no entendía nada, pero intuía que se venía loincreíble y fuerte.
Yvino de una. Todos empezaron a manosearse y besuquearse, decirse cosas fuertesy más fuertes, unos le sacaron ropa aotros, todo ahí en el living comedor de Estela. Y a la mierda todo. Tremendaorgía, y yo me prendí de una, mirá si me voy a quedar, Encima, María Teresa meagarró primero confundiéndome con Juan o con vaya a saber qién, me sacó todo,me amasijó el pene y se puso en bolas, y yo me le tiré encima medio con miedode Juan, pero caliente. Como vi que el otro no decía nada, le di nomás duro yeyaculé mi espeso semen en su vagina. Enseguida me la agarré a Estela, loco porsu cuero y demás, y la penetré por la vagina de parado embadurnándola de misemen y Estela largando buen flujo.
Mientras,a mi alrededor oía gemidos, gritos y risotadas de placer. María Teresa garchadapor su marido y Ernesto que la taponaron de semen, Elsa la reventó a Estela,Elsa se sacó su bombacha y Ernesto se la cogió inundándola de semen. MaríaTeresa arremetió con sus 100 kilos contra Elsa y le dio con lo que había amano, haciéndola acabar. Loca de furia, la gordota se la llevó a la rastra aEstela a su pieza y la violó duro ahí. Y claro, los hombres aprovecharon laausencia de estas dos y se cogieron a Elsa, y después, sí, se dieron entreellos, ni importaba que por ahí volvían sus mujeres. Yo me cepillé de nuevo aElsa, y luego me bajé a Estela y a María Teresa con una furia de locos por loque me calientan, todo con un pene estimuladísimo por la cena, el cuero, losperfumes y perdón, hasta los hombres. Hombres potentes, mujeres enloquecidaspor el alcohol y un polvo para la potencia sexual, yo furioso de calentura, unabomba atómica arriba de la mujer que me tocara. Ropa por el suelo, gente conmovimientos torpes, mujeres bamboleándose, hombres que no diferenciaban entrequién era quién y se dieron bien, Erne le acabó su semen a Juan en su boca ysus nalgas.
Asífue, señoras y señores, hasta tipo las 6 o 7 de la mañana, cuando todos ibancansándose y de la borrachera y la garchadura terminaron exhaustos y tirados enel suelo, quedándose dormidos, cómo sería. Yo no fui ningún tonto, me la llevéa Elsa a una de las camas y ahí le di de nuevo hasta llenarla bien de terriblesemen como si recién empezara. Y luego a dormir. Y cuando despertamos, algunosdevolvieron asquerosamente, sobre todo las mujeres que habían tomado todo loque había. Cuando pude recuperarme, saludé a quienes estaban más o menoslúcidos, sólo Juan y Elsa, y tras vestirme me fui a mi depto, donde seguí conuna obvia paja total. Un fin de verano como sólo mujeres como Estela y MaríaTeresa, u hombres como sus maridos saben dar. Bien arriba, para cerrar miverano con todas las luces. Mañana me vuelvo a Baires, con un veranoinolvidable en la valija. Que, claro, incluye esta inesperada y tremenda nochede orgía en lo de Estela.
Mefui con María Teresa y Juan Carlos, que divinos como siempre me pasaron abuscar y me llevaron para el departamento de Estela, que decidió juntar a ella,su marido, los dos y hasta su amigota Elsa para una buena cena antes de volvera Buenos Aires. Así que me vestí con campera de cuero y demás y viajé con MaríaTeresa, que se vistió muy fina y paquetacon campera y pollera de cuero negra, medias negras y tacos, muy maquillada,perfumada y de fina cartera que me la cogía al verla, pero me contuve por Juan,también muy bien vestido con campera de cuero. Teresa llevó tres docenas desandwiches de miga, llegamos, tocamos y abrió Estela, tremenda como su amigota,también vestida con ropa de cuero negra ajustada, el mismo conjunto de otrasnoches, maquilladísima, cara bien colorada, labios rojos, uñas larguísimas,perfume exquisito, aroma a crema de las manos. Todo para cepillarla duro, perola saludé normal con un beso, también a Ernesto, la saludé a Elsa, que dulce mepellizcó suave la pera y elogió por mi pinta. Y los seis disfrutamos queso,fiambre, aceitunas, los de miga, saladitos, cerveza, yo jugo, y luego torta deElsa que ni te cuento. Excitado por el cuero de las mujeres, charlé con MaríaTeresa, a mi izquierda, que me convidaba un sandwich de jamón crudo y queso,y con Elsa, a mi derecha, que fina desaco y pollera negra, maquillada y perfumada, me hacía probar fiambre y quesomientras me charlaba amable. Comimos, charlamos, reímos, todo más o menosnormal, yo pensaba "bueno, cena y me voy, me hago la paja en casa y listo,me conformo con eso". Es que no creía que iba a haber nada fuerte, meparecía todo muy familiar.
Peroaparte de lo que intuía, yo notaba algo medio raro. Al lado de María Teresaestaba Estela, muy pegadita, y eso que estaban ahí sus maridos. Las mujeres semiraban dulces, se tenían de la manito, se convidaban fiambre y demás y sehacían mimos. María Teresa saludó a Elsa con un beso normal y la otra le dio unbesote en la boca, cosa que a la gorda la enganchó, y de repente dejó de estarcon Juan y se le sentó a Elsa al ladito, a puro mimo. Hasta los hombresempezaron a decirse cositas por lo bajo, demasiado cariñosos para una cena congente. Elsa se levantó para ayudar a Estela, y al ir a la cocina la besuqueó enla boca, Estela se excitó y le pidió que le tocara todo, y Elsa lo hizodisimuladita. Luego la llamó a Teresa, fingiendo mostrarle algo, cuando lagordota fue la otra le tiró si quería unos picos. Tere es loca, pero ahí estabacon su marido, nada de locuras. Lo mismo yo, que me cogía a las mujeres con lamirada, pero traté de comportarme. Pero…
Trasel postre, todos siguieron tomando duro, menos yo, y entonces empezaron a hacercualquiera. Las mujeres, que ya estaban medias mimosonas, imaginen con elalcohol encima. Besos limpios en la boca, se toquetearon, se dijeron a viva vozcosas fuertes con la voz ida por la borrachera que ya les empezaba, ni se dabancuenta de que tenían a sus maridos al lado. Y los hombres también entraron enboludeo, Ernesto lo abrazó a Juan y le propuso bailar, luego la agarró a MaríaTeresa y la manoseó un poquito y Juan no le dijo nada, éste hizo lo mismo conEstela y Ernesto como si nada. Erne con Teresa, ambos con Elsa, ésta a lospicos con Estela, que tomaba convidada por María Teresa, que agarró borracherarápidamente. Yo miraba todo y no entendía nada, pero intuía que se venía loincreíble y fuerte.
Yvino de una. Todos empezaron a manosearse y besuquearse, decirse cosas fuertesy más fuertes, unos le sacaron ropa aotros, todo ahí en el living comedor de Estela. Y a la mierda todo. Tremendaorgía, y yo me prendí de una, mirá si me voy a quedar, Encima, María Teresa meagarró primero confundiéndome con Juan o con vaya a saber qién, me sacó todo,me amasijó el pene y se puso en bolas, y yo me le tiré encima medio con miedode Juan, pero caliente. Como vi que el otro no decía nada, le di nomás duro yeyaculé mi espeso semen en su vagina. Enseguida me la agarré a Estela, loco porsu cuero y demás, y la penetré por la vagina de parado embadurnándola de misemen y Estela largando buen flujo.
Mientras,a mi alrededor oía gemidos, gritos y risotadas de placer. María Teresa garchadapor su marido y Ernesto que la taponaron de semen, Elsa la reventó a Estela,Elsa se sacó su bombacha y Ernesto se la cogió inundándola de semen. MaríaTeresa arremetió con sus 100 kilos contra Elsa y le dio con lo que había amano, haciéndola acabar. Loca de furia, la gordota se la llevó a la rastra aEstela a su pieza y la violó duro ahí. Y claro, los hombres aprovecharon laausencia de estas dos y se cogieron a Elsa, y después, sí, se dieron entreellos, ni importaba que por ahí volvían sus mujeres. Yo me cepillé de nuevo aElsa, y luego me bajé a Estela y a María Teresa con una furia de locos por loque me calientan, todo con un pene estimuladísimo por la cena, el cuero, losperfumes y perdón, hasta los hombres. Hombres potentes, mujeres enloquecidaspor el alcohol y un polvo para la potencia sexual, yo furioso de calentura, unabomba atómica arriba de la mujer que me tocara. Ropa por el suelo, gente conmovimientos torpes, mujeres bamboleándose, hombres que no diferenciaban entrequién era quién y se dieron bien, Erne le acabó su semen a Juan en su boca ysus nalgas.
Asífue, señoras y señores, hasta tipo las 6 o 7 de la mañana, cuando todos ibancansándose y de la borrachera y la garchadura terminaron exhaustos y tirados enel suelo, quedándose dormidos, cómo sería. Yo no fui ningún tonto, me la llevéa Elsa a una de las camas y ahí le di de nuevo hasta llenarla bien de terriblesemen como si recién empezara. Y luego a dormir. Y cuando despertamos, algunosdevolvieron asquerosamente, sobre todo las mujeres que habían tomado todo loque había. Cuando pude recuperarme, saludé a quienes estaban más o menoslúcidos, sólo Juan y Elsa, y tras vestirme me fui a mi depto, donde seguí conuna obvia paja total. Un fin de verano como sólo mujeres como Estela y MaríaTeresa, u hombres como sus maridos saben dar. Bien arriba, para cerrar miverano con todas las luces. Mañana me vuelvo a Baires, con un veranoinolvidable en la valija. Que, claro, incluye esta inesperada y tremenda nochede orgía en lo de Estela.
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