Entré a mi casa esperando que no haya nadie a la vista y así poder subir a mi habitación tranquilo, pero estaban mis papás desayunando en la cocina.
- Claudia: Mirá quién apareció.
¡ya era hora que te acuerdes de tu familia! Pablo me avisó que ibas a salir con sus amigos, ¿tomaste mucho anoche?
- Yo: Sí, tomamos mucho, por eso me quedé a dormir en la casa de Lucho.
- Claudia: ¿Y vos desde cuándo sos tan amigo de Lucho? No andarás en algo raro, ¿no? Mirá que yo conozco muy bien a los amigos de tu hermano, se la pasan tomando y fumando….
- Yo: Ya te dije, tomamos mucho pero no fumamos, ni tampoco me interesa así que no te preocupes tanto.
- Marcelo: ¿Y a dónde fueron a bailar?
- Yo: Fuimos a Quilmes a un boliche que se llama El Bosque, muy conocido por allá.
- Marcelo: ¿Al boliche que se incendió anoche?
- Yo: Emm, sí… cuando llegamos vimos todo lo que estaba pasando y nos volvimos pero como ya teníamos alcohol en la casa de Lucho nos quedamos ahí hasta tarde.
- Marcelo: ¿Seguro?
- Yo: Sí, pá… ¿cómo no voy a estar seguro de lo que hice anoche?
- Marcelo: Jaja, sólo te pregunto.
Capaz que tomaste tanto que no te acordás lo que hiciste anoche, no sería la primera vez que llegás roto a esta casa.
- Claudia: Tu papá te pregunta porque Pablo estaba enojado anoche cuando llegó a casa y no sabíamos por qué.
Yo creo que se puso celoso de que no le dijeron nada a él y salieron con vos, pero como no nos dijo más nada pensamos que había pasado algo.
- Yo: Qué raro… después cuando me lo cruce a Pablo le pregunto.
Por un momento tuve miedo de las preguntas de mi papá, como si supiera que estoy ocultando algo.
Preferí no pensar en eso y subí a mi habitación para estar un momento solo conmigo, para pensar en lo que había vivido la noche anterior.
Me tiré en la cama mirando al techo y solo pude quedarme en silencio y pensar.
Todavía me costaba creer que conseguí al hombre que fue dueño de mis fantasías durante años, me costaba creer que mi hermano tenía semejantes amigos, me excitaba la sola idea de pensar en esos 5 hombres que me cogieron esa noche y me generaba ansiedad pensar que esto volvería a suceder de alguna manera.
Se me mezclaban tantos sentimientos: estaba en un momento de plena lujuria recordando cada detalle, la piel de cada uno de ellos, el aroma, el sudor, sus miradas, sus palabras, y guardé un espacio en mi memoria para recordar cada detalle de Lucho.
No tardé mucho en hacerme una paja pensando en todo esto.
Acabé de la manera más discreta posible, me fui a limpiar al baño, volví a la cama y me tiré a dormir un poco más antes del almuerzo en familia.
Me desperté 2 horas después con los llamados de mi mamá, bajé con cara de dormido y me senté en la mesa con mis papás y mi hermano Pablo que recién llegaba.
- Claudia: Tu hermano sí que estaba cansado, eh! Llegó y siguió durmiendo 2 horas más.
- Pablo: Ajam…
- Marcelo: ¿Qué pasó, Pablo? ¿Te dejaron de lado tus amigos? Jajaja…
- Pablo: No, ¿por?
- Marcelo: Porque salieron a bailar con tu hermano en vez de avisarte a vos.
Seguro te tienen envidia porque vivís saliendo con minas y ellos no consiguen ni una.
- Pablo: Ni idea…
- Claudia: A mí me parece que estás celoso de tu hermano, mirá qué cortito que contestás…
- Pablo: Ni digas boludeces, nada más estoy cansado porque trabajé toda la mañana cuando en realidad no me toca trabajar los Domingos.
- Yo: Eso te pasa por trabajar como un esclavo.
En cambio yo sólo trabajo de Lunes a Viernes, anoche pude salir lo más tranquilo y me quedé a dormir en lo de Lucho, porque de todos modos no tengo que trabajar un Domingo a la mañana como un esclavo, jajaja…
- Pablo: ….
- Marcelo: ¿Ves? ¡Ni le contesta a Alex de lo celoso que está!
- Pablo: Bueno, ¡basta! ¡Dejen de molestar! Me voy a mi habitación así me dejan en paz un rato…
A mis papás esto les parecía gracioso porque mi hermano siempre fue el descarado en su grupo de amigos y por primera vez veían que le pase a él.
Sin embargo, a mí me preocupaba verlo así, porque se notaba que algo de toda esta situación lo había molestado.
No pude evitar pensar en las palabras de Lucho cuando me contó que Pablo se había sumado a ellos a cogerse un pendejito una vez, y algo me decía que mi hermano sospechaba o desconfiaba de sus amigos por haber salido conmigo, sobre todo cuando vi la cara que me puso cuando le dije que me quedé a dormir en la casa de Lucho.
Terminé de comer y subí a mi habitación.
Pensé en aprovechar que mi hermano estaba solo en su habitación para acercarme a él y preguntarle qué le pasaba, saber si estaba enojado con sus amigos, conmigo, lo que sea.
Abrí la puerta de su habitación y lo encontré durmiendo, así que lo dejé ahí.
En otro momento lo encontraría para poder hablar más tranquilos.
Durante la semana que le siguió nos mandábamos mensajes con Lucho, me contaba lo que estaba haciendo, lo mucho que se aburría en la comisaría, me preguntaba cosas, me decía que me extrañaba y de vez en cuando por las noches me mandaba fotos de él desnudo, solo o con Nico cuando se juntaban a mirar películas porno y hacerse pajas.
Yo solamente podía calentarme más y más con todas las cosas que me decían, les respondía lo mucho que extrañaba volver a chupar esas vergas y fantaseábamos de vivir los 3 juntos para poder coger todas las noches.
Ese mismo Jueves a la tarde, Lucho me escribió un mensaje invitándome a su casa después de las 18:00 hs porque le tocaba salir más temprano de su guardia.
Por suerte yo trabajo hasta esa hora así que no me costaría pasar un rato por la casa de Lucho.
Llegué a su casa y no me dio tiempo a tocar el timbre que ya había abierto la puerta, como si me hubiese olido llegar.
Apenas entré y lo miré, nos entendimos por completo y nos fundimos en un beso que nos apasionó un rato muy largo.
Lucho buscaba mi lengua como si dependiera de ella para respirar, me apoyaba las manos en el culo y lo apretaba como si lo estuviese reconociendo después de años de no verlo, y pegado a mi cuerpo podía notar que tenía la verga tan dura que me era difícil poder abrazarlo por completo.
Pronto esta situación se volvió insostenible y Lucho no dudó en tomarme de la mano y llevarme a su habitación.
Cerró la puerta para que no se escapara el sonido y por fin llegó el momento de estar solos completamente.
Durante casi 3 horas nos dedicamos a reencontrarnos.
Lucho sentía la presión de tener tan poco tiempo para disfrutarnos como queríamos, así que se la pasaba cambiándome de posición para cogerme de cuánta manera se le ocurriera.
Finalmente, yo con mis tobillos en sus hombros y él enfrentándome con sus cogidas, terminó descargando dentro de mí todo lo que se había guardado durante 5 días.
Se quedó encima de mí por un rato, buscando recuperar la respiración, ambos mezclando nuestro sudor y al borde de la combustión por lo calientes que estaban nuestros cuerpos.
- Yo: Lucho, déjame levantarme que ya me tengo que ir.
Me deben estar esperando en casa para cenar en cualquier momento y encima no avisé nada.
- Lucho: Me encantás, me gustás demasiado… si fuese por mí no te dejaría ir nunca…
- Yo: Vos también me encantás.
Sabés muy bien que fuiste mi deseo y fantasía durante años, así que me siento realizado de haber podido lograr esto con vos.
- Lucho: Dudo que realmente comprendas como me siento yo.
Siempre estuve obsesionado con vos, con tenerte y hacerte mío.
Nico ya te debe haber contado que nos juntábamos y nos pajeábamos mirando fotos tuyas de Facebook cuando te ibas de vacaciones a la playa.
Yo incluso tengo fotos tuyas de cuando tenías 16 o 17 años y dormías en boxers en verano, entrábamos a la habitación con tu hermano y yo aprovechaba para sacarte fotos sin que tu hermano se diera cuenta.
Me tenías como loco, y lejos de que mi deseo por vos se desvanezca, vos te ponías cada día mejor y tu culo se veía cada día más hermoso.
Cuando me enteré que eras gay, ahí fue cuando sentí que tenía una bomba de tiempo dentro de mi cuerpo.
Tenía que conseguirte para mí como sea, antes que alguien me robara la oportunidad.
- Yo: Me dejás sorprendido, jamás me hubiese imaginado que te pasó esto durante tiempo.
Imaginate que yo nunca habría tenido el coraje para encararte de ninguna manera.
Ahora me siento en deuda con vos, porque tuviste que esperar tanto y nunca renunciaste a tus deseos, mientras que yo terminé apagando mis esperanzas.
- Lucho: No me digas eso, vos no me debés nada, sos todo lo que quise y ya te tengo.
Para mí esto es un sueño hecho realidad y no puedo pedir más nada.
Nos volvimos a fundir en un beso más relajado, coordinado, con seguridad, con afirmación en lo que sentíamos el uno por el otro.
Lucho dejaba de besarme para mirarme a los ojos, y me volvía a besar una y otra vez.
Luego me fui a duchar lo más rápido que pude y me vestí para volver a casa porque eran las 21:30 hs y ya se me hacía tarde para llegar a casa a cenar.
Le dí un último beso y me fui corriendo a casa.
Cuando llegué estaba Claudia (mi mamá) y Pablo sentados en la mesa, ya habían empezado a comer.
Marcelo (mi papá) trabaja hasta tarde y nunca cena con nosotros.
- Claudia: ¿Dónde estabas? Ya me estaba preocupando…
- Yo: Disculpa, me fui a tomar algo con una amiga a la salida del trabajo porque hoy se iba de vacaciones.
- Claudio: ¿Y no me podías mandar un mensaje aunque sea?
- Yo: Cuando me acordé y te quise avisar me di cuenta de que me había quedado sin batería en el celular.
Podría haber llegado más tarde, agradecé que volví antes y llegué lo más rápido que pude.
Me senté a comer sin seguir discutiendo sobre el asunto.
Pablo me miraba con ojos sospechosos, pero no decía nada.
Terminé de comer, me levanté de la mesa y me fui a mi habitación.
Estaba tan agotado de la cogida que me había dado Lucho que solo necesitaba dormir para recuperarme y despertarme en buenas condiciones para trabajar al día siguiente.
Lo del celular sin batería había sido claramente una mentira para escapar del momento de explicarle a mi mamá por qué había llegado tarde de trabajar.
Me senté en mi cama, agarré mi celular para activar la alarma y justo cuando estaba por apagarlo y dejarlo cargando, escucho los pasos de mi hermano hacia la puerta de la habitación que compartimos.
Mi único reflejo fue esconder mi celular y disimulé que estaba buscando el cargador.
Mi hermano entró en silencio, sin prestarme atención, se sentó en su cama y se preparó también para acostarse a dormir.
Yo mientras seguía fingiendo que buscaba mi cargador cuando de repente empieza a sonar mi celular.
Se me congeló la sangre, pero en lugar de mostrarme vulnerable, agarré mi celular para atender y en la pantalla vi quién me estaba llamando: Pablo.
- Pablo: Uy, mirá… de repente la batería de tu celular volvió a la vida…
No me atreví a mirarlo a los ojos, no sabía que responder a que haya descubierto mi mentira, y más aún lo perverso que fue al hacer sonar mi celular, muy seguro de su desconfianza.
Creí que se me venía el mundo abajo, pero en lugar de decime algo se dio media vuelta y se dedicó a dormir.
Al día siguiente me desperté y mi hermano ya se había ido.
Era muy tarde, me había quedado dormido porque la noche anterior me olvidé de activar la alarma después de lo que pasó.
Me duché, planché mi ropa, comí algo rápido y salí disparado de mi casa.
Estuve todo el día desconcentrado, pensando que mi hermano me había descubierto, que sabía que pasaba algo entre Lucho y yo, y que con esto se iban a armar muchos problemas.
Casualmente me llegó en ese momento un mensaje de Lucho: “Ale, estuve pensando en lo que te dije ayer a la tarde y necesito hablar con vos en persona.
¿Podés venir un rato a casa cuando salís de trabajar?”.
Tenía sentimientos encontrados con este mensaje.
Me generaba una ansiedad enorme saber qué me tenía que decir Lucho, pero me ponía nervioso volver a su casa y después volver a enfrentar a mi hermano en mi casa ante la misma situación.
Después de pensarlo un buen rato, decidí que iría a hablar con Lucho y proponerle ir más despacio para que esto no genere problemas entre mi hermano y yo, ni menos entre mi hermano y sus amigos.
Salí del trabajo a las 18:00 como de costumbre, pero volver del trabajo a casa un Viernes en hora pico es algo que muchos entendemos y padecemos.
Durante el camino, mi mamá me envió un mensaje para decirme que ella y mi papá iban a salir con amigos y como mi hermano iba a salir con una chica me iba a tener que arreglar para cocinarme la cena.
Para cuando llegué a la casa de Lucho eran casi las 20:00.
Lucho me abrió la puerta de su casa aún vistiendo su uniforme de policía y quise pasar rápido para poder frenarlo si intentaba atraparme en un beso como la última vez, pero apenas entré en la casa pude ver que no estábamos solos, sino que en la sala habían otros 5 policías sentados en la sala.
Estaba muy confundido.
- Yo: Eemm… hola…?
- Lucho: Tranquilo, no pasa nada, son amigos del trabajo.
Todos los Viernes nos juntamos unos cuantos que hacemos el mismo horario y tomamos algo.
Te los presento: ellos 3 son de seguridad vial como yo, él es de policía científica y él es subcomisario.
- Policías: Mucho gusto…
- Yo: Igualmente.
Lucho, si no te molesta voy a pasar al baño un momento…
Le hice señas para que me siguiera y me dé una explicación.
- Yo: ¿Qué es esto? ¿Para qué me llamaste si estabas con tus compañeros de trabajo?
- Lucho: A ver, cómo te explico… ¿te acordás la noche que pasamos con Cristian y que al otro día llegué muy tarde al trabajo?
- Yo: Sí, y me dijiste que tus compañeros te cubrían aunque llegues tarde.
- Lucho: Exacto, me cubrieron por haber llegado tarde y les debo un favor… y estuve pensando en que vos me dijiste que te sentías en deuda conmigo…
- Yo: ¿Y eso que tiene que ver con esto?
- Lucho: Bueno… creo que ya sé cómo podés sacarte esa deuda que sentís conmigo…
- Claudia: Mirá quién apareció.
¡ya era hora que te acuerdes de tu familia! Pablo me avisó que ibas a salir con sus amigos, ¿tomaste mucho anoche?
- Yo: Sí, tomamos mucho, por eso me quedé a dormir en la casa de Lucho.
- Claudia: ¿Y vos desde cuándo sos tan amigo de Lucho? No andarás en algo raro, ¿no? Mirá que yo conozco muy bien a los amigos de tu hermano, se la pasan tomando y fumando….
- Yo: Ya te dije, tomamos mucho pero no fumamos, ni tampoco me interesa así que no te preocupes tanto.
- Marcelo: ¿Y a dónde fueron a bailar?
- Yo: Fuimos a Quilmes a un boliche que se llama El Bosque, muy conocido por allá.
- Marcelo: ¿Al boliche que se incendió anoche?
- Yo: Emm, sí… cuando llegamos vimos todo lo que estaba pasando y nos volvimos pero como ya teníamos alcohol en la casa de Lucho nos quedamos ahí hasta tarde.
- Marcelo: ¿Seguro?
- Yo: Sí, pá… ¿cómo no voy a estar seguro de lo que hice anoche?
- Marcelo: Jaja, sólo te pregunto.
Capaz que tomaste tanto que no te acordás lo que hiciste anoche, no sería la primera vez que llegás roto a esta casa.
- Claudia: Tu papá te pregunta porque Pablo estaba enojado anoche cuando llegó a casa y no sabíamos por qué.
Yo creo que se puso celoso de que no le dijeron nada a él y salieron con vos, pero como no nos dijo más nada pensamos que había pasado algo.
- Yo: Qué raro… después cuando me lo cruce a Pablo le pregunto.
Por un momento tuve miedo de las preguntas de mi papá, como si supiera que estoy ocultando algo.
Preferí no pensar en eso y subí a mi habitación para estar un momento solo conmigo, para pensar en lo que había vivido la noche anterior.
Me tiré en la cama mirando al techo y solo pude quedarme en silencio y pensar.
Todavía me costaba creer que conseguí al hombre que fue dueño de mis fantasías durante años, me costaba creer que mi hermano tenía semejantes amigos, me excitaba la sola idea de pensar en esos 5 hombres que me cogieron esa noche y me generaba ansiedad pensar que esto volvería a suceder de alguna manera.
Se me mezclaban tantos sentimientos: estaba en un momento de plena lujuria recordando cada detalle, la piel de cada uno de ellos, el aroma, el sudor, sus miradas, sus palabras, y guardé un espacio en mi memoria para recordar cada detalle de Lucho.
No tardé mucho en hacerme una paja pensando en todo esto.
Acabé de la manera más discreta posible, me fui a limpiar al baño, volví a la cama y me tiré a dormir un poco más antes del almuerzo en familia.
Me desperté 2 horas después con los llamados de mi mamá, bajé con cara de dormido y me senté en la mesa con mis papás y mi hermano Pablo que recién llegaba.
- Claudia: Tu hermano sí que estaba cansado, eh! Llegó y siguió durmiendo 2 horas más.
- Pablo: Ajam…
- Marcelo: ¿Qué pasó, Pablo? ¿Te dejaron de lado tus amigos? Jajaja…
- Pablo: No, ¿por?
- Marcelo: Porque salieron a bailar con tu hermano en vez de avisarte a vos.
Seguro te tienen envidia porque vivís saliendo con minas y ellos no consiguen ni una.
- Pablo: Ni idea…
- Claudia: A mí me parece que estás celoso de tu hermano, mirá qué cortito que contestás…
- Pablo: Ni digas boludeces, nada más estoy cansado porque trabajé toda la mañana cuando en realidad no me toca trabajar los Domingos.
- Yo: Eso te pasa por trabajar como un esclavo.
En cambio yo sólo trabajo de Lunes a Viernes, anoche pude salir lo más tranquilo y me quedé a dormir en lo de Lucho, porque de todos modos no tengo que trabajar un Domingo a la mañana como un esclavo, jajaja…
- Pablo: ….
- Marcelo: ¿Ves? ¡Ni le contesta a Alex de lo celoso que está!
- Pablo: Bueno, ¡basta! ¡Dejen de molestar! Me voy a mi habitación así me dejan en paz un rato…
A mis papás esto les parecía gracioso porque mi hermano siempre fue el descarado en su grupo de amigos y por primera vez veían que le pase a él.
Sin embargo, a mí me preocupaba verlo así, porque se notaba que algo de toda esta situación lo había molestado.
No pude evitar pensar en las palabras de Lucho cuando me contó que Pablo se había sumado a ellos a cogerse un pendejito una vez, y algo me decía que mi hermano sospechaba o desconfiaba de sus amigos por haber salido conmigo, sobre todo cuando vi la cara que me puso cuando le dije que me quedé a dormir en la casa de Lucho.
Terminé de comer y subí a mi habitación.
Pensé en aprovechar que mi hermano estaba solo en su habitación para acercarme a él y preguntarle qué le pasaba, saber si estaba enojado con sus amigos, conmigo, lo que sea.
Abrí la puerta de su habitación y lo encontré durmiendo, así que lo dejé ahí.
En otro momento lo encontraría para poder hablar más tranquilos.
Durante la semana que le siguió nos mandábamos mensajes con Lucho, me contaba lo que estaba haciendo, lo mucho que se aburría en la comisaría, me preguntaba cosas, me decía que me extrañaba y de vez en cuando por las noches me mandaba fotos de él desnudo, solo o con Nico cuando se juntaban a mirar películas porno y hacerse pajas.
Yo solamente podía calentarme más y más con todas las cosas que me decían, les respondía lo mucho que extrañaba volver a chupar esas vergas y fantaseábamos de vivir los 3 juntos para poder coger todas las noches.
Ese mismo Jueves a la tarde, Lucho me escribió un mensaje invitándome a su casa después de las 18:00 hs porque le tocaba salir más temprano de su guardia.
Por suerte yo trabajo hasta esa hora así que no me costaría pasar un rato por la casa de Lucho.
Llegué a su casa y no me dio tiempo a tocar el timbre que ya había abierto la puerta, como si me hubiese olido llegar.
Apenas entré y lo miré, nos entendimos por completo y nos fundimos en un beso que nos apasionó un rato muy largo.
Lucho buscaba mi lengua como si dependiera de ella para respirar, me apoyaba las manos en el culo y lo apretaba como si lo estuviese reconociendo después de años de no verlo, y pegado a mi cuerpo podía notar que tenía la verga tan dura que me era difícil poder abrazarlo por completo.
Pronto esta situación se volvió insostenible y Lucho no dudó en tomarme de la mano y llevarme a su habitación.
Cerró la puerta para que no se escapara el sonido y por fin llegó el momento de estar solos completamente.
Durante casi 3 horas nos dedicamos a reencontrarnos.
Lucho sentía la presión de tener tan poco tiempo para disfrutarnos como queríamos, así que se la pasaba cambiándome de posición para cogerme de cuánta manera se le ocurriera.
Finalmente, yo con mis tobillos en sus hombros y él enfrentándome con sus cogidas, terminó descargando dentro de mí todo lo que se había guardado durante 5 días.
Se quedó encima de mí por un rato, buscando recuperar la respiración, ambos mezclando nuestro sudor y al borde de la combustión por lo calientes que estaban nuestros cuerpos.
- Yo: Lucho, déjame levantarme que ya me tengo que ir.
Me deben estar esperando en casa para cenar en cualquier momento y encima no avisé nada.
- Lucho: Me encantás, me gustás demasiado… si fuese por mí no te dejaría ir nunca…
- Yo: Vos también me encantás.
Sabés muy bien que fuiste mi deseo y fantasía durante años, así que me siento realizado de haber podido lograr esto con vos.
- Lucho: Dudo que realmente comprendas como me siento yo.
Siempre estuve obsesionado con vos, con tenerte y hacerte mío.
Nico ya te debe haber contado que nos juntábamos y nos pajeábamos mirando fotos tuyas de Facebook cuando te ibas de vacaciones a la playa.
Yo incluso tengo fotos tuyas de cuando tenías 16 o 17 años y dormías en boxers en verano, entrábamos a la habitación con tu hermano y yo aprovechaba para sacarte fotos sin que tu hermano se diera cuenta.
Me tenías como loco, y lejos de que mi deseo por vos se desvanezca, vos te ponías cada día mejor y tu culo se veía cada día más hermoso.
Cuando me enteré que eras gay, ahí fue cuando sentí que tenía una bomba de tiempo dentro de mi cuerpo.
Tenía que conseguirte para mí como sea, antes que alguien me robara la oportunidad.
- Yo: Me dejás sorprendido, jamás me hubiese imaginado que te pasó esto durante tiempo.
Imaginate que yo nunca habría tenido el coraje para encararte de ninguna manera.
Ahora me siento en deuda con vos, porque tuviste que esperar tanto y nunca renunciaste a tus deseos, mientras que yo terminé apagando mis esperanzas.
- Lucho: No me digas eso, vos no me debés nada, sos todo lo que quise y ya te tengo.
Para mí esto es un sueño hecho realidad y no puedo pedir más nada.
Nos volvimos a fundir en un beso más relajado, coordinado, con seguridad, con afirmación en lo que sentíamos el uno por el otro.
Lucho dejaba de besarme para mirarme a los ojos, y me volvía a besar una y otra vez.
Luego me fui a duchar lo más rápido que pude y me vestí para volver a casa porque eran las 21:30 hs y ya se me hacía tarde para llegar a casa a cenar.
Le dí un último beso y me fui corriendo a casa.
Cuando llegué estaba Claudia (mi mamá) y Pablo sentados en la mesa, ya habían empezado a comer.
Marcelo (mi papá) trabaja hasta tarde y nunca cena con nosotros.
- Claudia: ¿Dónde estabas? Ya me estaba preocupando…
- Yo: Disculpa, me fui a tomar algo con una amiga a la salida del trabajo porque hoy se iba de vacaciones.
- Claudio: ¿Y no me podías mandar un mensaje aunque sea?
- Yo: Cuando me acordé y te quise avisar me di cuenta de que me había quedado sin batería en el celular.
Podría haber llegado más tarde, agradecé que volví antes y llegué lo más rápido que pude.
Me senté a comer sin seguir discutiendo sobre el asunto.
Pablo me miraba con ojos sospechosos, pero no decía nada.
Terminé de comer, me levanté de la mesa y me fui a mi habitación.
Estaba tan agotado de la cogida que me había dado Lucho que solo necesitaba dormir para recuperarme y despertarme en buenas condiciones para trabajar al día siguiente.
Lo del celular sin batería había sido claramente una mentira para escapar del momento de explicarle a mi mamá por qué había llegado tarde de trabajar.
Me senté en mi cama, agarré mi celular para activar la alarma y justo cuando estaba por apagarlo y dejarlo cargando, escucho los pasos de mi hermano hacia la puerta de la habitación que compartimos.
Mi único reflejo fue esconder mi celular y disimulé que estaba buscando el cargador.
Mi hermano entró en silencio, sin prestarme atención, se sentó en su cama y se preparó también para acostarse a dormir.
Yo mientras seguía fingiendo que buscaba mi cargador cuando de repente empieza a sonar mi celular.
Se me congeló la sangre, pero en lugar de mostrarme vulnerable, agarré mi celular para atender y en la pantalla vi quién me estaba llamando: Pablo.
- Pablo: Uy, mirá… de repente la batería de tu celular volvió a la vida…
No me atreví a mirarlo a los ojos, no sabía que responder a que haya descubierto mi mentira, y más aún lo perverso que fue al hacer sonar mi celular, muy seguro de su desconfianza.
Creí que se me venía el mundo abajo, pero en lugar de decime algo se dio media vuelta y se dedicó a dormir.
Al día siguiente me desperté y mi hermano ya se había ido.
Era muy tarde, me había quedado dormido porque la noche anterior me olvidé de activar la alarma después de lo que pasó.
Me duché, planché mi ropa, comí algo rápido y salí disparado de mi casa.
Estuve todo el día desconcentrado, pensando que mi hermano me había descubierto, que sabía que pasaba algo entre Lucho y yo, y que con esto se iban a armar muchos problemas.
Casualmente me llegó en ese momento un mensaje de Lucho: “Ale, estuve pensando en lo que te dije ayer a la tarde y necesito hablar con vos en persona.
¿Podés venir un rato a casa cuando salís de trabajar?”.
Tenía sentimientos encontrados con este mensaje.
Me generaba una ansiedad enorme saber qué me tenía que decir Lucho, pero me ponía nervioso volver a su casa y después volver a enfrentar a mi hermano en mi casa ante la misma situación.
Después de pensarlo un buen rato, decidí que iría a hablar con Lucho y proponerle ir más despacio para que esto no genere problemas entre mi hermano y yo, ni menos entre mi hermano y sus amigos.
Salí del trabajo a las 18:00 como de costumbre, pero volver del trabajo a casa un Viernes en hora pico es algo que muchos entendemos y padecemos.
Durante el camino, mi mamá me envió un mensaje para decirme que ella y mi papá iban a salir con amigos y como mi hermano iba a salir con una chica me iba a tener que arreglar para cocinarme la cena.
Para cuando llegué a la casa de Lucho eran casi las 20:00.
Lucho me abrió la puerta de su casa aún vistiendo su uniforme de policía y quise pasar rápido para poder frenarlo si intentaba atraparme en un beso como la última vez, pero apenas entré en la casa pude ver que no estábamos solos, sino que en la sala habían otros 5 policías sentados en la sala.
Estaba muy confundido.
- Yo: Eemm… hola…?
- Lucho: Tranquilo, no pasa nada, son amigos del trabajo.
Todos los Viernes nos juntamos unos cuantos que hacemos el mismo horario y tomamos algo.
Te los presento: ellos 3 son de seguridad vial como yo, él es de policía científica y él es subcomisario.
- Policías: Mucho gusto…
- Yo: Igualmente.
Lucho, si no te molesta voy a pasar al baño un momento…
Le hice señas para que me siguiera y me dé una explicación.
- Yo: ¿Qué es esto? ¿Para qué me llamaste si estabas con tus compañeros de trabajo?
- Lucho: A ver, cómo te explico… ¿te acordás la noche que pasamos con Cristian y que al otro día llegué muy tarde al trabajo?
- Yo: Sí, y me dijiste que tus compañeros te cubrían aunque llegues tarde.
- Lucho: Exacto, me cubrieron por haber llegado tarde y les debo un favor… y estuve pensando en que vos me dijiste que te sentías en deuda conmigo…
- Yo: ¿Y eso que tiene que ver con esto?
- Lucho: Bueno… creo que ya sé cómo podés sacarte esa deuda que sentís conmigo…
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