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Teatro, cena y buen sexo con María Teresa

Buenas noches gente linday dulce. El sábado estuve a todo dar, pasé una tremenda noche con otra de mis potras, aunque tenga casi70: María Teresa, que me regaló una noche de teatro, cena y por supuesto buensexo, completita. Paso a detallar.
 
Mientras mi otra amigota pelirroja y fuertona Estela ya está enMar del Plata con su marido y obvio sexo fuerte, María Teresa se quedó unosdías más acá y siguió saliendo y haciendo de las suyas, como la festichola del1. Y el jueves, cuando la llamé para saber cómo la había pasado, me comentó queel sábado tenía una entrada para ir al teatro en un lugarcito de Olivos, ElAteneo, donde se presentaba una amiga suya. Y me dijo de ir. Yo no la voy conel teatro, lo mío es música, cantar y recitales, pero después pensé que unanoche con la gordota pelirroja se tiene que aprovechar. Y por suerte no leerré. Nomás dije sí, arreglamos y la pasé a buscar a María Teresa con un auto,todo bañado, perfumadísimo, muy bien vestido de saco, camisa, pantalón fino yzapatos (estaba un poco fresco) y muy caliente de entrada. Y más cuando la visubir a María Teresa tan elegante, remera y pollera estampada con flores, tacosaltos, muy maquillada y de exquisito perfume y aroma a cremita, más su finacartera de cuero. Tenía ganas de empomarla ahí, pero me tranquilicé y mientras charlamoscon la gorda viajamos y llegamos al teatro, que me acuerdo cómo le encanta.
 
Aunque no soy de teatrocomo dije, me re divertí, me cagué de risa y disfruté un gran espectáculo. Silvia,la amiga de Tere, estuvo extraordinaria. Pero al mismo tiempo, claro, meenredaba con mis ratones por María Teresa, que al estar pegada a mí, con suaroma fuerte a pintura, crema y perfume me sacaba. Encima caliente de entrada, encimasábado a la noche, y encima otras mujeres alrededor con fuertes perfumes, muyfinas, típico público finolli de teatro. Al fin terminó, me tomé del brazo de ellay tras saludar un montonazo de gente, la gorda con sus sociales divinas, MaríaTeresa me ofreció ir a cenar a su casa, ya que había comprado fiambre y queríaconvidarme. Además, lo mejor: estaría sola, ya que Juan Carlos se había ido,mirá vos que suerte, a un cumpleaños, así que estaríamos solitos. Dije sícaliente y fuimos.
 
Llegamos, ella preparó todoel fiambre y demás, y mientras comentábamos la noche de teatro genial que pasamos,comimos sandwiches de fiambre con mayonesa, tomamos jugos y luego me convidó genialtorta helada, que disfruté a la par que lo hacía con ella. Su belleza, a pesarde gorda y veterana, su finura, su aroma a perfume y crema que seguía persistente,el fiambre, me daban ganas de darle duro. Encima sola, para mí que lo planeó.
 
Y lógico, le empecé apreguntonear cosas, ella me contó, le seguí y le dije si podíamos ir a su piezaa acostarnos. Y María Teresa, que se ve estaba embroncada porque su marido se fue,fue conmigo a la pieza. Ahí le dije que nos sacáramos todo, ella lo hizo y mesacó a mí, pero para que estuviera cómodo y me acostara en otra pieza. No pudemás y confesé: "Teresa, Quiero que tengamos sexo, dale, por favor". Yla respuesta de la loca pelirroja: "A eso iba, Diegui, no seas tan ansioso,vení, venííí, dulce, vení con Tere…", y me trajo hacia ella. Furioso, lesaqué el corpiño, le amasijé las tetas, ella me sacó la camisa y me mimó yapretó suave el pene, me excité, jadeé y le pedí que me sacara. María Teresanomás me sacó el calzón, me acarició bien el pene, se me superparó y quiseembestirla antes de que se sacara la bombacha, pero ella me frenó, me bailó, seme movió y al fin, luego de toquetearme la punta y apretarme para ver si estabalisto, la gordota mujer se quitó excitadísima su bombacha.
 
Y ahí sí, fui una trombaencima de María Teresa. Con furia, locura y potencia despiadada, me le zambullíy le di por la vagina con un pene terriblemente grueso y largo, hasta tuve queretrasar la acabada porque volaba con ese aroma a crema y pintura de labios. Merevolconeaba encima de la gorda y la besuqueaba, mientras le decía de todo yella sólo atinaba a gemir y jadear, y al fin eyaculé tremendo semen y ellalargó total flujo, orgasmo superexplosivo que nos dejó hechos mierda. Pero dela excitación ni esperé, la di vuelta y se la puse por la cola, acabando un montonazode mi espeso semen. María Teresa pidió más, gimió como la mejor de las putas,le di y le acabé en la vagina, luego en la boca, tragó, lamió mi penechorreante, nos masturbamos y tragamos nuestros flujos. Yo tenía miedo si veníaJuan Carlos, pero María Teresa me dijo que se quedaría a dormir. Y entonces síme desenfrené:  la apretujé de arribaabajo y me la cogí dos más por cola y tres más por vagina, una locura que no podíaparar con semejante linda y fina mujer. Aparte la cena, los ratones, todo. Yterminamos en incontrolables orgasmos de semen y flujo a rabiar, María Teresacon la vagina y la cola llenísimas y yo con el pene que no daba más de tantoacabar. Juan recién llegó al mediodía de su aventura que ya contaré. Hastatuvimos tiempo de dormir juntos, como le había dicho, y de un buen desayuno concafé con leche y tostadas. Teatro, cena, sexo, desayuno, todo. En verano. Y conuna espectacular mujer como María Teresa.

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