Buenas a todos.
Elijo esta historia para ser la primera en prublicar por ella.
No es mi historia más interesante, la más pervertida o la más aventurera, pero ella es, sin duda especial.
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No he conocido chica más ESPECTACULAR.
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Hermosa. Sin lugar a dudas una de las mujeres más hermosas que he visto. Pero ella tiene algo especial que no he visto nunca de nuevo. Por eso elegí este como primer relato. Ella es la que lo hace especial.
Descubranla a continuación y, los que la conocen, ya saben qué tipo de chica es. Seguramente, saber esto les dará alguna alegría.
LA MÁS ESPECTACULAR.
Ya hace como 6 años que laburo en el mismo lugar.
Es un laburo de oficina, tranquilo. Cada día es igual, pero es cómodo, relativamente sencillo. No tengo muchas responsabilidades, pero es estable y me deja tiempo para hacer cosas que me gusten.
Desde las últimas modificaciones en las leyes laborales han estado entrando y saliendo personas que no duran mucho, a excepción de una compañera que desde el primer día parece como si laburara acá desde hace tanto como yo. No por destacarse en su trabajo, más bien, por la familiaridad con que se desenvuelve.
Francamente no tengo gran relación con mis compas y debido a la naturaleza de mi laburo, siempre hay muchas chicas lindas. Así que no le di mucha bola, realmente.
Es MUY linda, pero simplemente no me había fijado. La mayoría son medio huecas o se hacen frente a los hombres.
Ya habían pasado como 2 meses y seguía en la empresa, así que comencé a verla con más atención y empecé a notarla. Más que sólo verla a observar.
Al principio pasaba desapercibido. Pero gradualmente, mientras más la veía, más me daba cuenta de los detalles en su comportamiento.
Finalmente me di cuenta cómo había logrado quedarse con su laburo.
A simple vista parecía magia. Se veía tan natural que su belleza parecía inconsciente, pero era demasiado perfecta para ser cierta.
Lo que quiero decir es que la forma en que actuaba, cada movimiento, desde su pelo a sus manos y su perfume. Todo a su alrededor parecía una sinfonía romántica de Bach.
Pero era demasiado para ser natural.
Mientras la observaba me fui dando cuenta de cómo cada movimiento ocurría en el momento justo. Cada vez que un compañero ponía su mirada lujuriosa sobre sus hombros descubiertos los movía como danzando. O si otro pasaba por al lado en el pasillo sus caderas se bamboleaban unos centímetros más de lo normal. Y si notaba que la observaban desde atrás (como cuando el jefe “hacía negocios” con algún socio en el hall) se acomodaba el pelo lo justo y necesario para que su espalda descubierta y su largo cuello quedaran expuestas lo suficiente como para grabar esa imagen en lo más libidinoso de la mente.
Estos son apenas algunos ejemplos, tenía un talento para actuar a cada segundo del día. Era como ver al mejor mago rodeado de los más asombrables niños.
¿Qué puedo decir? Al principio sólo era perplejidad y asombro, después una suerte de admiración y finalmente ya no podía quitarle los ojos siempre que estuviera cerca. En cada momento, esos sentimientos estaban mezclados con deseo.
En algún punto comencé a notar que realmente me gustaba y la deseaba.
No me podía quedar con los brazos cruzados. Después de todo sólo para eso trabajo, para poder cubrir mis vicios. Y mi vicio más grande son las mujeres. No sólo por ser bonitas me atrae una mujer. Pero, de vez en cuando conozco a “esa” chica que “waaa”: tiene algo que me vuela la cabeza.
Gradualmente intenté acercarme.
Excusas laborales solamente. Algún comentario amigable y compinche. Algún cumplido dentro de la etiqueta y nada más. De a poco nos fuimos acercando y en algún momento ya bromeábamos y nos tratábamos como “amigos”.
Pensé que sólo actuaba normalmente, que me seducía al mismo ritmo que a los demás, nada particular. Pero empecé a notar pequeñas diferencias.
Me dije bueno, soy el único “amigo” y ahí está la diferencia. La cosa es que parece que pegamos onda y que ella sabía bien lo que quería y bueno, yo me dejé llevar 😉
Un día, después de tomar el almuerzo juntos en la cantina de la empresa quedamos en tomar algo por la noche en una cervecería que abrió hace poco para probar qué onda. No miento si digo que en ningún momento tuve intenciones de invitarla y sin darme cuenta ya habíamos quedado. Así de atontado me tenía.
El resto fue más simple y directo. Como se imaginarán salimos, charlamos un rato y nos matamos de risa mientras tomabamos. Con la cerveza se hacía más fácil charlar e intimar. Chop va, chop viene la plática se volvió más personal y nos fuimos acercando.
Ya sentados uno al lado del otro, con su mano derecha en mi pierna y mi brazo izquierdo en el respaldo de su silla, ya medio borrachos y exitados le agarré de la cintura y la besé.
No sé si era el alcohol, la forma en que consumía su sensualidad o las charlas que habíamos tenido pero casi de inmediato le agarré el culo y con mi otra mano en su cuello le comía la boca.
Ella avanzaba tan rápido como yo agarrándome fuerte la espalda y acariciándola por momentos y apoyando su otra mano en mi mandíbula.
Estabamos en un rincón medio apartado, así que estaba todo tranqui. O eso creí porque una semana después una vieja e íntima amiga me dijo que nos vio y salió una aventura nueva que contaré en otro post.
La onda es que después de chapar un buen rato y descubrir todos nuestros rincones con las manos decidimos irnos a algún lugar más cómodo.
Pensé en un hotel de inmediato, pero cuando nos subimos al auto me dijo una dirección hacia a donde teníamos que ir. Dude sólo medio segundo acerca de ir a algún lugar que no conozco manejando medio en pedo, por lo de los controles.
Pero, la verdad, no me demoré anda en ponerme en marcha a donde ella me dijo y apenas se acercó y comenzó a besar mi oreja mientras acariciaba mis brazos y piernas ya se me olvidaron todas las dudas.
A un par de kilómetros de franelearme yo me volvía loco. Ibamos por el acceso y le dije “o freno y seguimos acá no más o manejás vos, porque me estás volviendo loco”.
Con una mirada pícara apretó fuertemente su mano sobre la mía que sostenía el volante y con la otra me agarró el pantalón entre las piernas jugando con mi verga que estaba al palo mal. Juro que estaba tan caliente y me volvía tan loco que casi acabo un par de veces. Sobretodo cuando pasó su mano bajo la ropa. Sólo me salvó el tener que concentrarme en el camino.
Elijo esta historia para ser la primera en prublicar por ella.
No es mi historia más interesante, la más pervertida o la más aventurera, pero ella es, sin duda especial.
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No he conocido chica más ESPECTACULAR.
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Hermosa. Sin lugar a dudas una de las mujeres más hermosas que he visto. Pero ella tiene algo especial que no he visto nunca de nuevo. Por eso elegí este como primer relato. Ella es la que lo hace especial.
Descubranla a continuación y, los que la conocen, ya saben qué tipo de chica es. Seguramente, saber esto les dará alguna alegría.
LA MÁS ESPECTACULAR.
Ya hace como 6 años que laburo en el mismo lugar.
Es un laburo de oficina, tranquilo. Cada día es igual, pero es cómodo, relativamente sencillo. No tengo muchas responsabilidades, pero es estable y me deja tiempo para hacer cosas que me gusten.
Desde las últimas modificaciones en las leyes laborales han estado entrando y saliendo personas que no duran mucho, a excepción de una compañera que desde el primer día parece como si laburara acá desde hace tanto como yo. No por destacarse en su trabajo, más bien, por la familiaridad con que se desenvuelve.
Francamente no tengo gran relación con mis compas y debido a la naturaleza de mi laburo, siempre hay muchas chicas lindas. Así que no le di mucha bola, realmente.
Es MUY linda, pero simplemente no me había fijado. La mayoría son medio huecas o se hacen frente a los hombres.
Ya habían pasado como 2 meses y seguía en la empresa, así que comencé a verla con más atención y empecé a notarla. Más que sólo verla a observar.
Al principio pasaba desapercibido. Pero gradualmente, mientras más la veía, más me daba cuenta de los detalles en su comportamiento.
Finalmente me di cuenta cómo había logrado quedarse con su laburo.
A simple vista parecía magia. Se veía tan natural que su belleza parecía inconsciente, pero era demasiado perfecta para ser cierta.
Lo que quiero decir es que la forma en que actuaba, cada movimiento, desde su pelo a sus manos y su perfume. Todo a su alrededor parecía una sinfonía romántica de Bach.
Pero era demasiado para ser natural.
Mientras la observaba me fui dando cuenta de cómo cada movimiento ocurría en el momento justo. Cada vez que un compañero ponía su mirada lujuriosa sobre sus hombros descubiertos los movía como danzando. O si otro pasaba por al lado en el pasillo sus caderas se bamboleaban unos centímetros más de lo normal. Y si notaba que la observaban desde atrás (como cuando el jefe “hacía negocios” con algún socio en el hall) se acomodaba el pelo lo justo y necesario para que su espalda descubierta y su largo cuello quedaran expuestas lo suficiente como para grabar esa imagen en lo más libidinoso de la mente.
Estos son apenas algunos ejemplos, tenía un talento para actuar a cada segundo del día. Era como ver al mejor mago rodeado de los más asombrables niños.
¿Qué puedo decir? Al principio sólo era perplejidad y asombro, después una suerte de admiración y finalmente ya no podía quitarle los ojos siempre que estuviera cerca. En cada momento, esos sentimientos estaban mezclados con deseo.
En algún punto comencé a notar que realmente me gustaba y la deseaba.
No me podía quedar con los brazos cruzados. Después de todo sólo para eso trabajo, para poder cubrir mis vicios. Y mi vicio más grande son las mujeres. No sólo por ser bonitas me atrae una mujer. Pero, de vez en cuando conozco a “esa” chica que “waaa”: tiene algo que me vuela la cabeza.
Gradualmente intenté acercarme.
Excusas laborales solamente. Algún comentario amigable y compinche. Algún cumplido dentro de la etiqueta y nada más. De a poco nos fuimos acercando y en algún momento ya bromeábamos y nos tratábamos como “amigos”.
Pensé que sólo actuaba normalmente, que me seducía al mismo ritmo que a los demás, nada particular. Pero empecé a notar pequeñas diferencias.
Me dije bueno, soy el único “amigo” y ahí está la diferencia. La cosa es que parece que pegamos onda y que ella sabía bien lo que quería y bueno, yo me dejé llevar 😉
Un día, después de tomar el almuerzo juntos en la cantina de la empresa quedamos en tomar algo por la noche en una cervecería que abrió hace poco para probar qué onda. No miento si digo que en ningún momento tuve intenciones de invitarla y sin darme cuenta ya habíamos quedado. Así de atontado me tenía.
El resto fue más simple y directo. Como se imaginarán salimos, charlamos un rato y nos matamos de risa mientras tomabamos. Con la cerveza se hacía más fácil charlar e intimar. Chop va, chop viene la plática se volvió más personal y nos fuimos acercando.
Ya sentados uno al lado del otro, con su mano derecha en mi pierna y mi brazo izquierdo en el respaldo de su silla, ya medio borrachos y exitados le agarré de la cintura y la besé.
No sé si era el alcohol, la forma en que consumía su sensualidad o las charlas que habíamos tenido pero casi de inmediato le agarré el culo y con mi otra mano en su cuello le comía la boca.
Ella avanzaba tan rápido como yo agarrándome fuerte la espalda y acariciándola por momentos y apoyando su otra mano en mi mandíbula.
Estabamos en un rincón medio apartado, así que estaba todo tranqui. O eso creí porque una semana después una vieja e íntima amiga me dijo que nos vio y salió una aventura nueva que contaré en otro post.
La onda es que después de chapar un buen rato y descubrir todos nuestros rincones con las manos decidimos irnos a algún lugar más cómodo.
Pensé en un hotel de inmediato, pero cuando nos subimos al auto me dijo una dirección hacia a donde teníamos que ir. Dude sólo medio segundo acerca de ir a algún lugar que no conozco manejando medio en pedo, por lo de los controles.
Pero, la verdad, no me demoré anda en ponerme en marcha a donde ella me dijo y apenas se acercó y comenzó a besar mi oreja mientras acariciaba mis brazos y piernas ya se me olvidaron todas las dudas.
A un par de kilómetros de franelearme yo me volvía loco. Ibamos por el acceso y le dije “o freno y seguimos acá no más o manejás vos, porque me estás volviendo loco”.
Con una mirada pícara apretó fuertemente su mano sobre la mía que sostenía el volante y con la otra me agarró el pantalón entre las piernas jugando con mi verga que estaba al palo mal. Juro que estaba tan caliente y me volvía tan loco que casi acabo un par de veces. Sobretodo cuando pasó su mano bajo la ropa. Sólo me salvó el tener que concentrarme en el camino.
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